Hablando mal y pronto…
Darío Lopérfido. Foto: Cedoc
La reacción de la comunidad literaria y artística no se
hizo esperar. Las declaraciones de Darío Lopérfido no dejan opción. Cualquiera
que se sienta con algo de sensibilidad está más o menos compelido a pedir la
renuncia de Lopérfido, quien acusa a los firmantes de la solicitada de ser
“comisarios políticos del kirchnerismo”.
© Escrito por Rafael
Spregelburd el sábado 06/02/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires.
Los firmantes son, digamos, casi todos. Casi todos los que se dedican al
pensamiento o a la cultura. Es difícil sostener lo que él pretende. Además, es
claro que si se intentara juntar firmas a favor dentro del medio que Lopérfido
pretende administrar, el resultado sería flaco y vergonzoso. No recuerdo ningún
acuerdo tan masivo de artistas e intelectuales contra un ministro que debería
representarnos aquí y hacia afuera.
La acumulación de cargos incompatibles hace pensar en alguien con una sed
de algo sin nombre: no dejó el Festival de Teatro cuando agarró el Colón, ni
ninguna de estas dos cosas cuando se lo nombró ministro de Cultura. No es lo
que Cambiemos vendía como pluralidad en su campaña. Pero no es fácil encontrar
en sus filas gente idónea para la cultura. O la sensibilidad. ¿Por qué nadie de
ellos milita en Cambiemos?
El debate que Lopérfido impulsa diciendo que no hubo 30 mil desaparecidos
es una cortina de humo. Bien sabe que la cifra es ardua cuando son los
genocidas los que la ocultan. El diálogo oral es tramposo y Lopérfido se
expresa mal: “Si algún error cometió la dictadura militar, enorme, fue no hacer
un proceso legal y hacerlos desaparecer”. Son meros deslices de sus ganas de
hacer lío y de su antiperonismo confeso, pero obnubilante.
Una frase que empieza con “si algún error cometió” revela una tácita
defensa de los genocidas y se usa cuando se piensa en realidad: “Los militares
fueron muy prolijos, pero si algún error cometieron fue éste”.
Yo no tengo ganas de pensar que Lopérfido pueda pensar eso. Pero caramba,
pertenece a un gobierno de derecha que demuestra con actos contundentes lo que
él apenas manifiesta con torpes lapsus.
Funcionó. La desviación del tema de fondo sirvió para tapar la brutal
represión “por error” en la murga del Bajo Flores. Las grabaciones con
celulares son contundentes, pero Bullrich elige fotografiarse con los gendarmes
“atacados” y los medios esconden las fotos de niños heridos que hemos visto
todos en Facebook. Ellos toman partido por el represor.
Como Vidal, que canceló la Dirección Provincial de Políticas Reparatorias,
la que relevó 53 cementerios buscando información de entierros clandestinos,
obtuvo 2.066 muestras de sangre de familiares de desaparecidos, querelló en más
de 18 juicios de lesa humanidad, etc. Ya no se hará más este trabajo. Esto es
gravísimo. Lopérfido lo sabe. Y un ministro de Cultura, que debería estar de
este lado y denunciar este vacío, insulta nuestra inteligencia con un debate lo
suficientemente escandaloso como para llenar de humo el ambiente.