Los dos complots…
Huellas
Fiscal Alberto Nisman. Dibujo: Pablo Temes
Para el Gobierno,
Nisman pasó de golpista a manipulado en 48 horas. No lo cuidaron.
Una mañana de
mediados de diciembre último, mientras hacía las compras en el supermercado de
la zona, Alberto Nisman se
encontró por casualidad con un ex altísimo funcionario del gobierno de Néstor Kirchner y
de los primeros meses del de Cristina
Fernández de Kirchner. El ex funcionario en cuestión había
tenido un papel importante en el proceso de creación de la Unidad
Fiscal Especial para el Esclarecimiento del Atentado AMIA.
“Necesito conversar
con vos porque te quiero poner al tanto de algo que voy a hacer dentro de muy
poco tiempo y que va a generar mucho ruido” –expresó el fiscal. La reunión se
produjo a los muy pocos días en el departamento del ex funcionario. Allí, Nisman
habló acerca de la denuncia por encubrimiento que pensaba realizar y que
involucraba, entre otros, nada menos que a la Presidenta y al canciller Héctor
Timerman. “Quedé impactado por el relato de Nisman al que acompañó con el
detalle de la escucha que lo involucra a Bogado” –recuerda el ex integrante de
los gabinetes K azorado ante la tragedia.
La muerte de Nisman
representa un magnicidio institucional que golpea fuertemente al
Gobierno y a la República. Tiene –y esto hace al hecho más grave aún–
las características de una muerte anunciada. Según relató nuestra colega de
Clarín, Natasha Niebieskikwiat, pocas horas antes de su muerte, el
fiscal le expresó que podían matarlo. Igualmente, según la declaración
atribuida a Diego
Lagomarsino, el asistente que le prestó el arma con el que se
efectuó el disparo fatal, Nisman se la pidió para defenderse después de que
Antonio Stiuso le advirtió que podían asesinarlo.
Sospechas. Es ominoso
observar cómo la investigación judicial va transitando caminos que dejan al
descubierto hechos increíbles que agrandan el espectro de las sospechas.
¿Cómo es que, ante la falta de
respuesta a sus llamados por parte del fiscal, sus custodios demoraron diez
horas en entrar a su departamento? ¿Cómo es que durante ese lapso no impusieron
de lo que estaba sucediendo a sus superiores? ¿Quiénes son las personas que
conocían la clave de ingreso al departamento de Nisman? ¿Esa clave, era la
misma de siempre? ¿Por qué teniendo dos armas y sabiendo que el prestar un arma
es un hecho ilegal, le pidió a Lagomarsino que le facilitara la suya para
defenderse? ¿Hubo una zona liberada en el domicilio de la víctima?
Entre la lamentable
primera carta de la Presidenta, en la que dedicó casi dos carillas a
hablar de ella misma, y la segunda, se verifica un giro de 180
grados que demuestran el desconcierto y la desesperación que en estos
momentos atraviesan el corazón del poder. La Presidenta pasó de hablar
de un “¿suicidio?” a “un suicidio (que estoy convencida) no fue”. En 48
horas el fiscal pasó de ser un golpista y desestabilizador a víctima de un
engaño, casi como si fuera un “pelele”.
Las escuchas ponen en evidencia
la existencia de una diplomacia paralela.
El presidente de la
Cámara de Diputados, Julián Domínguez, haciendo un triste papel,
–no fue el único integrante del kirchnerismo que lo hizo– habló el lunes de una mafia,
a la que intentó rebuscadamente ligar a Clarín, que llevó al fiscal
a quitarse la vida. En esa exposición el tema fue el por qué de la decisión de
Nisman de adelantar su regreso desde Europa, suspendiendo así el viaje
de regalo de quince años que le había hecho a su hija. Sobre ese punto en
particular insistió también Aníbal Fernández. Esa incógnita que tanto desvela
al Gobierno, la conoce la ex esposa del fiscal, la jueza federal de San Isidro, Sandra Arroyo Salgado quien,
en respuesta a la pregunta de si creía en la hipótesis del suicidio, respondió
“No”, en lo que fue su única manifestación pública sobre el caso. De lo que se
sabe, la magistrada, que está profundamente afectada por la muerte del padre de
sus hijas, no está de acuerdo con el rumbo de la investigación y descree del
resultado de la autopsia y de la pericia sobre el arma.
El relato del
secretario de Seguridad, Sergio Berni, sobre lo
sucedido en la noche del domingo en el departamento de Nisman y el sospechoso
comportamiento de los custodios, ponen en jaque su aptitud para ejercer su
cargo. Ni qué hablar de la ministra de Seguridad, Cecilia Rodríguez, de la que
nada se sabe.
Paralelas. Las escuchas del
caso que comienzan a conocerse ponen al descubierto la real existencia de una
diplomacia paralela con Irán. Como muestra, nos detendremos aquí en una en
particular, la del 27 de enero de 2013, día de la firma del memorándum, en la
que Alejandro “Yusuf” Khalil le informa a Luis D’Elía de ese hecho y
le dice: “Firmó Timerman y Shaleji. El memorándum ese lo hemos escrito hace
seis años con una persona. Lo presentamos y nos dijeron que era inviable”… “Ese
memorándum lo escribió Fernando (Esteche)”. Efectivamente, a fines de
septiembre de 2007, el gobierno iraní, que había reaccionado airadamente frente
a la dura acusación que unos días antes le había hecho Néstor Kirchner en su
discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, emitió un comunicado
firmado por el entonces canciller Mohamed Alí Hosseimi, en el que se atribuyó
el estancamiento de las negociaciones a la “corrupción del sistema judicial de
Argentina”, para agregar que, “como gesto humanitario la República Islámica de
Irán ya ha anunciado que está dispuesta a formar parte de un comité legal
judicial y legal con Argentina” para clarificar varios puntos del caso. Ese
comité fue lo que en el memorándum se denominó “Comisión de la Verdad”. Néstor
Kirchner rechazó de plano esa propuesta. ¿Qué llevó a la Presidenta a dar ese
giro copernicano en el caso?
El comunicado
del Partido Justicialista del jueves constituyó otro bochorno. Algunos
de los hombres fuertes del Gobierno, como fueron los casos de Aníbal Fernández
y Florencio Randazzo, experimentaron un verdadero alivio el no haber
participado del acto en el que se leyó el documento... El comunicado, en cuya
redacción tuvo activa injerencia el secretario Legal y Técnico de la
Presidencia, Carlos Zannini, dejó en claro algo: lo único que le interesa al
Gobierno es encontrar la forma de despegarse lo máximo posible de este caso. Ya
es tarde. Era fundamental cuidar a Nisman. Nada de eso fue lo que hizo el
Gobierno. Lo dejó solo, error imperdonable que resultó ser fatal.
Producción
periodística: Guido Baistrocchi.
© Escrito por Nelson
Castro el domingo 25/01/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires.