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lunes, 9 de julio de 2012

Buenos Muchachos... Sergio, Anibal, Amado y Norberto... De Alguna Manera...

Sergio Schoklender: Aníbal F. y Boudou peleaban por la ex Ciccone...

El ex apoderados de Madres dijo que el Juez es "un corrupto", "títere" de Aníbal F. Foto: Cedoc

Argumentó que estuvo involucrado en el "rescate financiero" de la imprenta. Embistió contra Oyarbide, al que calificó de "corrupto".

El ex apoderado de la fundación Madres de Plaza de Mayo Sergio Schoklender denunció que el ex jefe de Gabinete y senador nacional del kirchnerismo Aníbal Fernández también quería "quedarse" con los "negocios" de la ex Ciccone Calcográfica, por los que "se estaba peleando" con el vicepresidente Amado Boudou.

Schoklender, imputado como jefe de una asociación ilícita que desviaba fondos públicos destinados a viviendas sociales, argumentó que estuvo involucrado en el "rescate financiero" de la imprenta de billetes Boudou -investigado en la causa de la actual Compañía de Valores Sudamericana-, pero aseguró que no era el único funcionario interesado en levantar la quiebra.

Agregó que Fernández "hacía bailar como un títere" al juez federal a cargo del expediente por el presunto desvío de fondos públicos destinados a viviendas sociales, Norberto Oyarbide, y definió al magistrado como un "corrupto" que, ahora, recibe llamadas telefónicas del secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini, y la ministra de Seguridad, Nilda Garré.

"Me vino a ver a la fundación (Madres de Plaza de Mayo) un accionista minoritario de (la ex) Ciccone, quien tenía a su vez una opción de compra del resto de las acciones. Vino a ver si podíamos hacernos cargo porque se estaban peleando un grupo de Boudou y de Aníbal Fernández por quedarse con (la ex) Ciccone", denunció el ex apoderado.

Schoklender, en una entrevista publicada hoy por el diario Clarín, evitó brindar mayores precisiones al decir que no recordaba la identidad del supuesto emisario, no obstante lo cual manifestó que lo visitó "tres o cuatro veces" y obtuvo una respuesta negativa de su parte. Al volver a fustigar a Oyarbide, Schoklender -quien pasó 52 días en prisión en la causa en la que continúa imputado como jefe de una asociación ilícita- definió al juez federal como "un personaje siniestro y corrupto".

"(A Oyarbide) lo hacía bailar como un títere Aníbal (Fernández). Después, comenzaron a llamarlo Zannini y Nilda (Garré)", denunció.

Al insistir con las supuestas irregularidades en torno a la ex Ciccone Calcográfica (actual Compañía de Valores Sudamericana), se limitó a repetir que "Boudou era muy amigo de (el secretario de Obras Públicas, José) López. Hacían negocios juntos", como los que Schoklender denunció en su defensa por el supuesto desvío de fondos públicos destinados a viviendas sociales.

© Publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el Domingo 8 de Julio de 2012.


viernes, 11 de mayo de 2012

Proyecto X: "Quédense tranquilos"... De Alguna Manera...

Cristina Kirchner defendió el Proyecto X: "Quédense tranquilos"...                         

La Presidenta defendió el proyecto de espionaje y se mostró preocupada por los perros de entrenamiento. Foto: Télam.

La Presidenta destacó el rol del software durante un secuestro de 800 kilos de cocaína. Su preocupación por los perros entrenados para detectar drogas.
Meses después del escándalo por la difusión de la existencia del software utilizado por Gendarmería, conocido como Proyecto X, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner salió ayer en defensa del sistema, al asegurar que por él ya estaba "identificado" el conductor del camión en el que se secuestraron alrededor de 800 kilos de cocaína durante un operativo realizado en la ciudad bonaerense de Pergamino.

"Se acuerdan de las tapas (de diarios) que nos pusieron que la Gendarmería tenía un Proyecto X que investigaba y seguía a los políticos, que prácticamente habíamos armado una red de espionaje", cuestionó la Presidenta y agregó que el detenido "estaba identificado" en ese software.

“Quédense tranquilos, salvo que estén haciendo algo que no corresponda ahí sí, puede ser que estén en el Proyecto X", resaltó y pidió agregarle a esa iniciativa el concepto de "democrático", añadió.

El procedimiento, realizado por personal de Gendarmería Nacional, se concretó alrededor de las 5.30 en la ruta nacional 8, a la altura del kilómetro 102, cerca del puesto de peaje de Solís, en sentido hacia la Capital Federal, informaron hoy fuentes de esa fuerza de seguridad. Durante ese operativo, alrededor de 800 kilos de cocaína fueron secuestrados cuando eran transportados en un camión térmico.

"El gendarme vio algo raro y paró el camión y mandó a traer los perros, y cuando llegaron se enloquecieron", comentó Cristina Fernández en alusión al hallazgo de la droga en el camión. "Cuando van a constatar, porque está detenido quien lo conducía, estaba identificado en el Proyecto X, figuraba en dos circunstancias adentro de ese software", prosiguió.

Horas antes, la ministra de Seguridad, Nilda Garré, había explicado el contexto en que se desarrolló el decomiso. "Las evasivas del conductor del camión a las preguntas que se le hicieron y la explicaciones que dio no conformaron a los gendarmes y generaron sospechas", explicó. Los efectivos recurrieron entonces a los perros entrenados para detectar drogas, quienes alertaron sobre la presencia de estupefacientes en el vehículo.

El chofer del camión, que había partido de la provincia de Tucumán y se dirigía hasta la localidad bonaerense de Pilar, quedó detenido a disposición del Juzgado Federal de Mercedes, que ordenó investigar la procedencia de la droga y a quienes estaba destinada.

Otra preocupación.

La mandataria se mostró consternada por el estado de los perros que detectan drogas y sus métodos de entrenamiento. "Es mentira que les dan droga, pregunté porque amo a los perros 'no serán tan degenerados de darle droga a los perros', 'no señora no es así'", resaltó.

© Publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 11 de Mayo de 2012.



martes, 21 de febrero de 2012

Proyecto X... Conmoción en el poder... De Alguna Manera...

Conmoción en el poder...

Cantor y "Guitarrero". Amado Boudou. Dibujo: Pablo Temes

El impacto del escándalo por el espionaje de Gendarmería. Las sospechas sobre Boudou. Y el eterno doble discurso oficial.

El Proyecto X ha producido conmoción. Y esa conmoción abarca también sectores del Gobierno y a las organizaciones sociales que lo apoyan. Es que en la base de ese accionar reconocido por el titular de la Gendarmería, comandante Héctor Schenone, está la criminalización de la protesta social, algo que socava una de las columnas de sustentación del discurso del kirchnerismo.

Está claro que los hechos que en principio se han denunciado hasta aquí son anteriores a la creación del Ministerio de Seguridad y a la asunción al frente de esa cartera de Nilda Garré. Los testimonios y la causa judicial se refieren al episodio de las protestas por los despidos de trabajadores de la empresa Kraft, allá por 2009. En ese tiempo las fuerzas de seguridad estaban bajo la órbita del entonces jefe de Gabinete, Aníbal Fernández. No es casual que el hoy senador haya salido de inmediato a intentar desacreditar la grave denuncia. A sus palabras las desmiente la presentación de Schenone. De algunos párrafos de esa presentación se desprende la existencia de esas tareas de inteligencia.

Hay un dato fundamental que debe ser subrayado: las fuerzas de seguridad están habilitadas a hacer inteligencia sobre organizaciones delictivas a los efectos de prevenir y/o de evitar un delito. Lo que no pueden ni deben hacer es inteligencia sobre organizaciones políticas o sociales. Decíamos que esto viene desde antes de Garré. Pero bajo su gestión ha continuado. ¿Pudo a alguien como la ministra, que hace de la obsesión en el control un dogma, habérsele pasado un proyecto así?

¿Qué hubiera dicho la Presidenta si un proyecto de este tipo lo hubiera pergeñado Mauricio Macri? 

¿Habría respondido con el silencio como ha hecho hasta ahora?

Todo esto ha complicado las horas presentes de la ministra de Seguridad. Es cierto que sus horas vienen complicadas desde hace unos días. La represión contra los manifestantes que reclamaban un reconocimiento por haber sido movilizados durante la Guerra de las Malvinas no la dejó bien parada. La ministra acusó a los que protestaban de extorsionadores e intentó excusarse de responsabilidad alguna por el accionar policial, explicando que sus efectivos habían actuado así como consecuencia de una orden emanada de un juez. Ante esta argumentación, vale recordar que en otras ocasiones –toma del Parque Indoamericano, ocupación del club Albariño e intrusión de las viviendas destinadas a los habitantes de Villa Riachuelo– en las que también existieron órdenes judiciales la ministra se arrogó para sí la potestad de impedir el accionar de la policía, en una clara actitud de desobediencia.

El análisis de la causa es fundamental para tener una noción exacta de la dimensión de este Proyecto X. De la lectura del expediente surge que el juez se valió de los datos obtenidos por la Gendarmería para procesar a varios de los incriminados. Cortar una calle o una ruta es un delito que, cuando está promovido por sectores que no son afines al Gobierno, es castigado por los jueces pero que, cuando es protagonizado por quienes son cercanos al oficialismo, queda impune. De los testimonios de los efectivos de la Gendarmería vale como muestra el siguiente, perteneciente a la oficial Elisabeth Calisaya, quien dijo que “pudo observar que había tres personas, claramente identificables, que evidenciaban ser los cabecillas, dando indicaciones a los manifestantes y siendo entrevistados por medios periodísticos que allí se manifestaban. Por tal motivo, encontrándose la dicente de civil, se entremezcló con la multitud, de manera encubierta, y comenzó a recabar los datos de las personas en cuestión, preguntando entre las personas que se manifestaban el nombre de los cabecillas, obteniendo los datos de los imputados Gentile, Norniella y Coria”.

El tema no termina aquí. A esta altura es imprescindible saber cuál es la vastedad y la implementación de este Proyecto X. Está claro, además, que será la decisión política la que pueda determinar esa amplitud, ya que hasta aquí los jueces han convalidado el accionar de la Gendarmería. Si se tiene en cuenta que el juez que está a cargo de la causa penal a que dio pie el Proyecto X es Norberto Oyarbide, se entenderá que la probabilidad de una investigación seria es prácticamente nula.

Hay otra realidad que complica al Gobierno: es el escándalo que involucra a Amado Boudou con las operaciones de la ex Ciccone Calcográfica. Por algún sino desconocido del destino, es evidente que el kirchnerismo no tiene suerte con los vicepresidentes: Néstor Kirchner y la entonces senadora Cristina Fernández de Kirchner nunca digirieron a Daniel Scioli cuando ocupó ese cargo (ahora tampoco); con Julio Cobos las cosas no estuvieron bien ni antes ni después de su voto, que pulverizó la Resolución 125; y ahora con Boudou este hecho de corrupción que lo involucra y que en el Gobierno no saben cómo manejar. La contundencia de las evidencias que lo complican están comenzando a incomodar en forma creciente a varios funcionarios. “El silencio de Amado es algo tremendo porque significa que no hay respuesta capaz de demostrar que todo lo que se está diciendo es mentira”, reconoció con muchísimo temor de ser identificada una fuente con despacho en la Casa Rosada. Un hecho que era vox populi en la City porteña en la semana que pasó fue la participación de Jorge Brito, el banquero del poder que ahora parece haber caído en desgracia, a quien se menciona como el aportante de los fondos destinados a levantar la quiebra de Ciccone. Esa decisión de Brito dio origen a lo que se conoció como el “divorcio del año”, ya que Eduardo Ceballos, su socio, se negó a avalar esa operación.

Que el kirchnerismo, con la impronta de su cruzada contra los estandartes del menemismo que se enseñorearon en los 90, se vea ante semejante escándalo que involucra nada menos que al vicepresidente con la saga de una empresa como Ciccone, emblemática de la corrupción de aquellos años, ligada a Alfredo Yabrán e involucrada en los orígenes del escandaloso caso de los DNI, no hace más que confirmar las contradicciones permanentes del kirchnerismo puro que constituyen, al fin y al cabo, su mismísima esencia. En Alemania acaba de renunciar el presidente Christian Wulff, acusado de tráfico de influencias por haber recibido de parte de un empresario amigo un préstamo de 500 mil euros destinado a comprarle una casa a su segunda mujer. Ante la difusión de semejante hecho, la indignación de la opinión pública forzó la renuncia de Wulff. Igualito que acá.

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 18 de Febrero de 2012.

domingo, 19 de febrero de 2012

Horacio, Proyecto X, Gendarmería...De ayer a hoy... De Alguna Manera...

De ayer a hoy...

  Imagen: AFP

El gobierno no tuvo tiempo de celebrar el reportaje en que el ex dictador Videla valoró su política contra las violaciones a los derechos humanos de ayer, cuando debió ocuparse de los derechos humanos de hoy a raíz de una grave denuncia. La auditoría sobre el Proyecto X (iniciado en 2005 durante la gestión de Aníbal Fernández) permitirá a Nilda Garré profundizar la política contra la criminalización de la protesta social.

El extraordinario reportaje al ex dictador Jorge Videla realizado por un periodista español respalda la posición de los organismos defensores de los Derechos Humanos y su puesta en práctica por los presidentes Néstor Kirchner y Cristina Fernández. Videla aceptó hablar con el periodista y sociólogo español Ricardo Angoso, porque está vinculado con los microorganismos que definen como presos políticos a los detenidos por crímenes de lesa humanidad. Más allá de la subjetividad de Angoso, debe agradecérsele que permita a los más jóvenes conocer de primera mano el pensamiento y la acción del ex jefe supremo, a quien no conocieron. El reportaje tiene un enorme valor histórico porque define con exactitud la abigarrada trama de complicidades que hizo posible la catástrofe. Por ejemplo, Videla dice que:

- Las Fuerzas Armadas ofrecieron cuatro cursos de acción y el gobierno justicialista eligió el más drástico y rápido. El presidente interino Italo Luder les dio “licencia para matar”.

- Con tan amplios poderes “casi no hubiera sido necesario dar el golpe de Estado”, que se debió a “otras razones”. Así alude al “peor crimen de la dictadura, la miseria planificada de millones”, como escribió Walsh.

- El líder de la oposición, Ricardo Balbín, le preguntó si estaban “dispuestos a dar el golpe”. Videla lo interpreta como otra licencia. “Los radicales apoyaban el golpe, estaban con nosotros”.

“Los empresarios también colaboraron”, por medio del ministro de Economía Martínez de la Hoz.

- “Mi relación con la Iglesia Católica fue excelente, muy cordial, sincera y abierta”, porque “fue prudente”, no le creó problemas ni siguió la “tendencia izquierdista y tercermundista” de “otras iglesias del continente”. Condenaba “algunos excesos”, pero “sin romper relaciones”. Con el presidente de la Conferencia Episcopal, Cardenal Raúl Primatesta, hasta “llegamos a ser amigos”. Sobre el conflicto interno, que Videla llama guerra, “también tuvimos grandes coincidencias”.

- Además “teníamos a los capellanes castrenses asistiéndonos y nunca se rompió esta relación de colaboración y amistad”.

- Por primera vez, Videla admitió el método del secuestro de personas y su posterior asesinato. El vocablo desaparecido, que usaron por comodidad, para no dar explicaciones, fue “encubridor de otras realidades”. Dijo que los asesinados así habían sido 7.000, el mismo número que reconoció Díaz Bessone. Añadió que “sabemos quiénes murieron y en qué circunstancias”.

- Consideró “correcto” el enfoque de los tres niveles de responsabilidad de Alfonsín, quien “se ciñó al derecho”, actuó “con decoro” y en “forma prudente”. Además dictó las leyes de punto final y obediencia debida. “Aunque cometió errores, la Justicia funcionaba”.

- Menem enmendó esos errores y “cumplió a través de los indultos”.

- El peor momento para los militares ocurre “con la llegada de los Kirchner al gobierno. Ha habido una asimetría total en el tratamiento a las dos partes enfrentadas en el conflicto”.

- Hoy “la República está desaparecida”, porque no hay justicia sino venganza.

El Proyecto X.

Mirá de qué se trata el proyecto. Fuente: http://tn.com.ar

El gobierno no tuvo tiempo de celebrar esta inesperada reivindicación, cuando el canal de noticias del Grupo Clarín concedió su espacio central a una grave denuncia, que llevaba tres meses en la Justicia y de la que sólo este diario había dado cuenta. En noviembre del año pasado, el delegado Javier Hermosilla sostuvo que Gendarmería realizaba tareas ilegales de Inteligencia durante cortes y movilizaciones, lo cual dio lugar a un expediente en el juzgado de Norberto Oyarbide. Según sus respectivos buscadores electrónicos, ni Clarín ni La Nación habrían considerado digna de su atención la denuncia cuando se presentó. En cambio, en enero, La Nación publicó una entrevista apologética al jefe de personal de Kraft Foods, Sergio Prendoné Pita. Cuando aún no había terminado el programa, la ministra de Seguridad Nilda Garré envió a tres funcionarios a revisar los materiales acumulados en la sede de Gendarmería y dejó bajo precinto los lugares donde se guardaban. 

En su página electrónica, Garré descalificó a los políticos que acusaron de “vulnerar derechos y perseguir manifestantes y luchadores sociales” al gobierno que, como reconoce Videla, terminó con la impunidad para los crímenes del terrorismo de Estado y sostuvo “la no criminalización de la protesta social y los límites a la acción policial en esas situaciones”. Agregó que no decidiría sin reflexión pero que sería inflexible si se confirmara el espionaje. Para ello ordenó una auditoría sobre el contenido del software denominado Proyecto X, cuyas conclusiones se conocerán luego de Carnaval.

En su respuesta a Oyarbide, el Director Nacional, Héctor Schenone, reveló que poseía tres bases de datos:

- SAG (Sistema de Antecedentes de Gendarmería), que permite la consulta on line de “antecedentes de personas, armas y vehículos” sobre los cuales la justicia haya dictado medidas cautelares, y sus movimientos en las fronteras.

- SGO (Sistema de Gestión Operativa), en el que se registran todos los procedimientos policiales y judiciales realizados por la Gendarmería.

- Proyecto X, definido como “herramienta de análisis y orientativa en causas judiciales, así como en apoyo informativo a Unidades Operativas de Investigaciones Judiciales e Inteligencia criminal”. Incluye las propias actuaciones sobre lavado de activos de origen delictivo, para responder a jueces y fiscales que piden identificar lugares, vehículos y personas.

A su manera.

 Ministra Nilda Garré y Héctor Schenone, Jefe de Gendarmería Nacional.

Schenone agrega que esas tareas pueden realizarse ante la presunta comisión de un delito de acción pública de acuerdo con el artículo 183 del Código Procesal, pero lo interpreta a su manera. Dice que el personal podrá realizar la tarea en forma discreta o encubierta (vistiendo de civil), con el fin de “impedir que los hechos cometidos sean llevados a consecuencias ulteriores, individualizar a los culpables y reunir las pruebas para dar base a la acusación”. Pero sólo la parte encomillada corresponde al código, que se refiere a delitos, no a manifestaciones sociales, en las que de ninguna manera contempla la actuación policial encubierta o de civil. Por el contrario, está prohibida por las normas establecidas por el Ministerio de Seguridad. Schenone también menciona entre su marco jurídico la ley 25.326 de protección de datos personales (de 2000), que veda recoger datos “por medios desleales, fraudulentos” (artículo 4); almacenar “datos sensibles” (artículo 7), definidos como aquellos que revelen “opiniones políticas, convicciones religiosas, filosóficas o morales, afiliación sindical” (artículo 2). 

El tratamiento de los datos personales (aunque no sean sensibles) sólo se permite con el “consentimiento libre, expreso e informado”. Para recabarlos, debe informarse con qué finalidad serán tratados y quienes pueden ser sus destinatarios (artículo 6). En 2005, la Dirección Nacional de Protección de Datos Personales calificó como infracción leve recoger datos sin información ni consentimiento; como infracción grave utilizar ardid o engaño y como infracción muy grave tratar esos datos “con menosprecio de los principios y garantías” constitucionales, “cuando con ello se impida o atente contra el ejercicio de los derechos fundamentales”.

El Protocolo sobre el funcionamiento del “Proyect X” (sic) sostiene que se usa “para registrar las relaciones asociadas con personas y organizaciones delictivas” y los ejemplos suministrados se refieren a vehículos “utilizados para transportar estupefacientes”, lo cual sugiere cuál es su origen, sobre todo cuando se conoce el currículum de Schenone, uno de los hombres de la DEA en la Argentina. En la definición de “Eventos”, el Protocolo menciona: “atentado explosivo, movimiento de personas, de armas, de drogas, de químicos, de explosivos”. El software es similar al Excalibur y al VAIC Telemétrico de la Policía Bonaerense. 

En la ficha que identifica a cada persona, un campo está reservado a su personalidad y hábitos, si es reservada, tímida, introvertida, extrovertida, si bebe, fuma o es mujeriego. Al instruir sobre la carga de datos de organizaciones, el Protocolo ejemplifica con nombres significativos, como “Los Maras” o “El King SRL”, y entre sus actividades posibles enumera narcotráfico, contrabando, trata de personas, lavado de dinero, adulteración de documento, piratas del asfalto.
Teoría y práctica

Otra cosa es la aplicación práctica. Schenone menciona la ley de Inteligencia Nacional, pero no parece advertir que sólo permite a las fuerzas de seguridad realizar tareas dirigidas a esclarecer ilícitos y es taxativa al prohibirles la búsqueda de información, la producción de inteligencia o el almacenamiento de datos sobre personas por su opinión política o por “su adhesión o pertenencia a organizaciones partidarias, sociales, sindicales, comunitarias, cooperativas, asistenciales, culturales o laborales”, como es el caso. En todas las actas, labradas de 2007 en adelante, ante manifestaciones de obreros de Kraft Foods, Electroingeniería o la línea de colectivos 60, los jueces de San Isidro, San Martín y Campana (Sandra Arroyo Guzmán, Juan Manuel Yalj y Adrián González Charvay), solicitan identificar a los dirigentes o representantes en la manifestación, fotografiarlos, filmarlos y enviar el material al juzgado. 

En una clara demostración sobre la existencia de un banco de datos sobre militantes sociales y políticos, cada vez que es nombrado el delegado Hermosilla, distintos oficiales de la Gendarmería lo identifican con involuntario humor como “alienado (sic) al Partido Obrero (PO)”. En la televisión, Hermosilla aclaró que su alienación no era con el Partido Obrero sino con el PTS. En todos los casos, los jueces se refieren a una “presunta infracción al artículo 194 del Código Penal”, es decir aquel que reprime con prisión de tres meses a dos años a quien, “sin crear una situación de peligro común, impidiere, estorbare o entorpeciere el normal funcionamiento de los transportes” e instruyen a los gendarmes para notificarles que están cometiendo un delito. En un corte, los manifestantes respondieron:

–No estamos cometiendo un delito sino reclamando un derecho.

Los partes que los jefes de cada operativo remiten a Sus Señorías, podrán servir para la defensa de aquellos a quienes los celosos jueces intentan procesar: consignan que los manifestantes reclaman “la reincorporación de los trabajadores despedidos y la mejora de las condiciones sanitarias” y explican que son “trabajadores despedidos, familiares y amigos”. 

Los colectiveros de la línea 60 pedían acatamiento a un dictamen del Ministerio de Trabajo sobre “la correcta liquidación de sus salarios”. Sólo en un caso, el 10 de setiembre de 2009, la forma sorpresiva en que comenzó el corte y el sembrado de cubiertas sobre la autopista produjo un choque. Pero los propios gendarmes consignan que “sólo se produjeron daños materiales”. El parte incluye fotos del auto estropeado y de los dirigentes Néstor Pitrola y Vilma Ripol hablando con un megáfono. Otro informe del Centro de Reunión de Información de Campo de Mayo, donde tiene asiento la Unidad Especial de Investigaciones y Procedimientos Judiciales de la Gendarmería, comienza detallando que la multinacional estadounidense “despidió a 160 trabajadores, incluidos tres miembros de la comisión directiva del gremio nacional”. 

El autor indica el 30 de setiembre de 2009, que el origen de la información son los medios de comunicación locales. Señala con precisión que los trabajadores reclamaban “medidas de salubridad por la Gripe H1N1, asueto para desinfectar la planta, licencias para personas enfermas”. Agrega que la comisión interna, los despedidos y sus familiares, contaron con el apoyo de militantes de organizaciones sociales, políticas, gremiales, estudiantiles, de derechos humanos, que realizaron paros, acampes en la planta y corte de la Panamericana “para denunciar la situación por la que atravesaba la planta”. 

Esos informes son expresivos de la cuestión de fondo. No dejan dudas de que las movilizaciones se realizan en pos de reivindicaciones laborales legítimas. Pero al mismo tiempo el corte de la ruta esta tipificado como un delito en el Código Penal. La resolución depende del valor que privilegien, en cada momento, el gobierno y el juez. Se trata, en definitiva, de una cuestión política.

Cobertura y encubrimiento.

Protocolo del Proyecto X.

Uno de los informes menciona a Hermosilla y al delegado Ramón Bogado como “responsables de las acciones directas”, dice que también produjeron “intimidación del resto de los empleados” (que no describe), “rotura de instalaciones, resistencia a la autoridad”. Para derivar al terreno de la penalización un conflicto que reconoce como laboral sostiene que, con los cortes, “los referentes que apoyan al sector de despedidos” habrían “puesto en riesgo la integridad física tanto de los manifestantes como de terceros”. También identifica a los centros de estudiantes que cortaron la avenida Córdoba frente a la Facultad de Ciencias Económicas porteña y prevé en qué lugares podrían realizarse nuevos cortes. 

En el terreno, casi sin excepciones, los responsables de Gendarmería negocian la apertura de un carril para permitir el tránsito, o la extensión temporal de la obstrucción, y todo termina sin golpes ni detenidos. Pero detrás vienen los jueces. Una de las actas de procedimiento, manuscrita en Pablo Nogués en agosto del año pasado, indica que 50 manifestantes cortaron la ruta 8, “en reclamo de mejores condiciones laborales y salariales” y la reincorporación de 30 despedidos, de la fábrica Autobat. El delegado, a quien Gendarmería menciona como “ciudadano Mendoza, José” informó que levantarían la medida “una vez que realicen denuncia pública de la situación ante medios televisivos”, lo cual delimita con precisión la pacífica lógica del método. Pero en noviembre, la jueza Arroyo Salgado usó esa Acta para abrir una causa contra Mendoza y en forma explícita requirió a Gendamería “la realización de tareas de Inteligencia por el término de cinco días”, tendientes a identificar a otros participantes en el corte, cuyos nombres y apodos presuntos menciona. 

Lo que los dirigentes gremiales y políticos denuncian es el uso posterior de los datos recogidos en esos procedimientos para procesar a sus participantes, es decir, criminalizar un reclamo legítimo. A partir de esa lista de nombres, Gendarmería los cruzó con el padrón electoral y distintas bases de datos de acceso público, para conocer sus domicilios y lugares de trabajo. Luego envió personal a realizar entrevistas “en forma encubierta” o realizó constataciones telefónicas “bajo técnicas de entrevistas encubiertas y una cobertura de información”. La defensa de Schenone de que sólo actuaron por indicación judicial es menos sólida de lo que parece. Por más que la firme un juez, la orden de hacer Inteligencia sobre trabajadores en huelga o movilización es ilegal.

Protocolos.

 Senador Anibal Fernández.

Mientras el ex ministro Aníbal Fernández negaba la existencia del Protocolo X (que se puso en funcionamiento durante su gestión, en 2005) Garré revisó con el secretario ejecutivo del Consejo de Seguridad Interior, Miguel Angel Bermejo, el cumplimiento del protocolo de actuación de fuerzas de seguridad y policiales en manifestaciones públicas. El ministerio estableció “Criterios Mínimos de Actuación”, a los cuales adhirieron ya 19 de las 24 jurisdicciones del país (faltan la Ciudad Autónoma, Córdoba, Santa Fe, Neuquén y Corrientes). Del primer encuentro del Consejo, en marzo de 2011, en el que se marcó “el respeto y la protección de los derechos” de los manifestantes, participó la entonces presidente de la Comisión de Seguridad Interior de la Cámara de Diputados, Griselda Baldata, de la Coalición Cívica-ARI, integrante del Acuerdo de Seguridad Democrática. 

El Protocolo procura resolver los conflictos sin daños “para la integridad física de las personas” ya estén involucradas o no en la manifestación. Con ese objeto, prohíbe la portación de armas de fuego al personal que pudiera entrar en contacto directo con los manifestantes. Las postas de goma sólo son admitidas con fines defensivos, en caso de peligro para la integridad física de cualquiera de las partes presentes. Todo el personal de seguridad debe lucir una identificación clara que se advierta a simple vista y respetar en cada etapa del operativo la Ley de Inteligencia Nacional. El Ministerio está impulsando estos lineamientos en todo el país, con cursos de capacitación para los cuerpos provinciales. Antes de que concluya la auditoría, parece evidente la contradicción entre esta línea central de trabajo y los procedimientos con anuencia judicial que ha estado realizando la Gendarmería. 

Es tan desatinado pretender que el espionaje se produjo por orden de Garré o de la presidente CFK, como disimular su gravedad. Los pasos fundamentales dados desde 2003 para controlar el uso de la fuerza y la actuación policial en manifestaciones públicas deberían complementarse con una política explícita de no criminalización por vía judicial de los activistas sociales y la misma voluntad política que el gobierno ha mostrado para fijar pautas a las provincias petroleras y mineras, puede aplicarse para impedir que las fuerzas provinciales continúen respondiendo con violencia a reclamos por la tierra, la vivienda, los derechos de comunidades nativas o las protestas ambientales. La auditoría del Proyecto X puede ser un nuevo punto de partida.

© Escrito por Horacio Verbitsky y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 19 de Diciembre de 2012.

Nilda, Gendarmería Nacional y el Proyecto X... De Aguna Manera...

Garré descabezó a más de la mitad de la conducción de la Gendarmería...

  Mando. Garré había dicho ayer que investigaría qué pasó. En solo un día dio un golpe inesperado.

Fueron pasados a retiro 19 comandantes de la fuerza. Es la purga más grande de la última década. Está en duda el futuro del jefe de los gendarmes, Héctor Schenone.

Tras el escándalo por las tareas de inteligencia interna que realizó Gendarmería, la ministra Nilda Garré aceleró la purga de la cúpula de esa fuerza al pasar a retiro a nueve comandantes generales y diez comandantes mayores. En el Ministerio de Seguridad aseguraron que el recambio de más de la mitad del personal superior responde al “ciclo normal de ascensos y pases a retiro” y descartaron que los cambios hayan tenido que ver con el escándalo que se desató por el denominado Proyecto X.

También hubo cambios y pases a retiro en la Policía Federal y en la Prefectura Naval. Pero en ninguna de las otras dos fuerzas se produjeron modificaciones tan radicales en las estructuras de mando como en los Centinelas.

Al cierre de esta edición, se especulaba con que el jefe de Gendarmería, comandante general Héctor Bernabé Schenone sería reemplazado por el segundo de la fuerza, el comandante general Juan Sainz. Entre los comandantes generales desplazados se encuentran el director general de Personal, Jorge Nieto; el director general de Operaciones, Jorge Cabral; el director genera de Apoyo, Daniel Pérez.

Otro de los comandantes generales obligados a pasar a retiro sería Marcelo Martinengo, director de Inteligencia Criminal y jefe del área donde se desarrollaba el Proyecto X, una gigantesca base de datos con información personal de dirigentes sociales, sindicales y políticos que terminaba nutriendo el engranaje de espionaje interno. El propio Schenone admitió la existencia del sistema de inteligencia cuando envió al juez Norberto Oyarbide una jugosa explicación de por qué sus hombres espiaban a delegados de la empresa Kraft Food y Pepsico Snacks, entre otros dirigentes sociales.

También fueron pasados a retiro los oficiales que conducían el Servicio de Administración Financiera de la institución, encabezado por el comandante mayor Oscar Raúl Guidone. La salida de nueve comandantes generales representa la purga de más de la mitad del máximo escalafón de la fuerza.

Ayer, en el Ministerio de Seguridad se mantuvieron cautelosos y herméticos a la hora de hablar de los recambios. “La ministra Garré será quien va a dar mayor información cuando asuman los nuevos mandos, de todas maneras es algo común y ya estaba programado, no se hagan películas”, deslizó un funcionario de esa cartera.

En Prefectura sólo fueron pasados a retiro dos prefectos generales y cuatro prefectos mayores. Menos que lo previsto. Hasta ahora, en la cúpula de la vapuleada Policía Federal no habrá cambios, sólo se resolvió el pase a retiro de tres comisarios mayores. Pero sí se barrió a 24 comisarios inspectores, una suma considerable. “En simultáneo ascendieron 12 comisarios inspectores, incluyendo a la primera mujer que llegó a esa jerarquía, y 34 comisarios a comisarios Inspectores, consolidando un proceso de renovación generacional en la fuerza”, informaron en el Ministerio de Seguridad.

Anoche algunos miembros de la plana mayor de Gendarmería no sabían nada. “Son 19, es una barbaridad. La verdad es que no sé nada”, se excusó un oficial de alto rango.

“El proceso de selección que se inició en septiembre de 2011 implicó que por primera vez autoridades políticas del Ministerio participarán como observadores de los procesos de las juntas de calificaciones que realizaron cada una de las fuerzas. Esto permitió evaluar los procesos y los criterios aplicados por cada una de las instituciones”, informaron desde la cartera de Seguridad a través de un sorpresivo comunicado de prensa lleno de incógnitas que nadie quiso despejar.

© Escrito por Fernando Oz y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Como funciona el Proyecto X...

 Escudo de Gendarmería Nacional.

Cada tarde, los espías de Gendarmería Nacional llegaban a la Unidad de Investigaciones y Procedimientos Judiciales, con asiento en los cuarteles que tiene la fuerza en Campo de Mayo, para elaborar los informes de inteligencia. Luego, los documentos eran enviados para su análisis y archivo en la poderosa Dirección de Inteligencia Criminal que se encuentra en el complejo del edificio Centinela.

Una vez “tamizada”, la información era volcada en una gigantesca base de datos denominada Proyecto X. Pero allí no solamente ingresaban los trabajos de inteligencia que se realizan en Centro de Reunión de Información Campo de Mayo, sino que se almacena toda la “data” que llega de todo el país.

“Cada una de las regiones –la fuerza tiene cinco– tiene su Centro de Reunión de Información. Todo eso después se envía a Buenos Aires”, reconoció a PERFIL una fuente de Gendarmería que sabe de qué se trata. El Centinela aseguró que “siempre” fueron normales las actividades de inteligencia: “Sobre todo, en casos de narcotráfico, contrabando. También se recolecta información del exterior”.

Gendarmería cuenta con tres sistemas de datos. El Sistema de Antecedentes de Gendarmería (SAG) es el más común y el que se suele utilizar en los pasos fronterizos, hasta se lo comparte con los funcionarios de Migraciones. El otro es el Sistema de Gestión Operativa (SGO), está relacionado a todas las causas judiciales que investiga Gendarmería, es un listado completo de los procedimientos realizados en todo el país. La tercera base de datos es considerada como “confidencial” y de difícil acceso, su nombre es Proyecto X.

© Escrito por Fernando Oz y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Documentos publicados en la página -Plazademayo.com-


 
 
 

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sábado, 18 de febrero de 2012

El “Proyecto X”... De Alguna Manera...


El “Proyecto X” confirma el espionaje oficial que ejerce el Gobierno…


Ocho años de monitoreo. La inesperada revelación del “Proyecto X” que trascendió esta semana, ha puesto sobre el tapete una cuestión incómoda para aquellos que insisten en ver en el kirchnerismo una dosis de progresismo oficial. ¿Cómo alguien podría defender la idea de una fuerza que espía a quienes legítimamente reclaman por sus derechos?

El interminable silencio del Gobierno a la hora de responder sobre la denuncia de espionaje —solo Nilda Garré quebró ese mutismo desde su cuenta de Twitter—, no hace más que levantar sospechas acerca de la participación del Estado en cuestiones que solían identificar a quienes ocuparon de facto la primera magistratura en los años más oscuros de la Argentina.
Sin embargo, no se trata de nada nuevo ni novedoso, sino de la continuidad de una política que comenzó casi al mismo tiempo que los Kirchner llegaron al poder. Basta a ese respecto recordar las palabras del ex ministro de Justicia, Gustavo Béliz, quien en 2004 reveló —a través de la pantalla de la TV— que agentes de la ex SIDE habían montado una especie de “ministerio de seguridad paralelo” y habían convertido a la secretaría de Inteligencia en una “policía secreta sin control (…) una Gestapo”.

Lejos de investigar las palabras del funcionario, el gobierno prefirió en esos días eyectarlo de su cargo e impulsar una investigación en su contra. A partir de ese momento, el kirchnerismo comenzó una escalada que no tuvo límites: mandó a espiar y seguir a referentes de la oposición, empresarios y periodistas críticos. “Existen terminales de computación denominadas DVCRAU que funcionan incansablemente en la oficina que la SIDE posee en Av. de los Incas 3834, más conocida como ‘Ojota’ (Observaciones Judiciales). En esa dependencia no sólo se suelen escuchar conversaciones, sino que se suelen interceptar otro tipo de comunicaciones como los correos electrónicos y las señales de fax. Desde allí surgen reportes que son enviados directamente a una de las oficinas de presidencia de la Nación y que sólo pueden ser leídos por pocos funcionarios de la extrema confianza del primer mandatario”, publicó Tribuna de Periodistas en Junio de 2006, anticipándose a lo que estallaría pocos meses más tarde.

Los hackers oficiales.

A principios de mayo de 2008, el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, descubrió que su correo electrónico había sido vulnerado por un grupo de hackers. Lo que desconocía el ministro es que esos mismos intrusos trabajaban a sueldo del oficialismo de turno.

A lo largo de los años, Tribuna reveló una y otra vez los métodos utilizados por la Inteligencia vernácula para espiar a periodistas, políticos y jueces. “Al comienzo del gobierno de los Kirchner se buscó la interceptación de e-mails, con lo que se comenzó a experimentar con técnicas de rootkits, fuerza bruta, administradores remotos y técnicas avanzadas de clonación que más tarde serían conocidas con el nombre de ‘Phishing’ en lo que se denominara ‘Proyecto Vampiro’”, publicó este sitio en septiembre de 2009 con lujo de detalles. El costo de revelarlo fue el ataque directo al sitio y una campaña de difamación incesante.

No solo se desnudaron los modos ilícitos utilizados por los espías, también se hicieron presentaciones judiciales y se pidieron explicaciones oficiales. La respuesta siempre ha sido el silencio.

El mutismo no ha sido solamente para con este portal: en el año 2006, el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) que comanda Horacio Verbitsky le pidió al entonces presidente Néstor Kirchner que hiciera pública la nómina de agentes de la SIDE que reportaron para el Estado entre los años 1974 y 1983, a efectos de contrastarlo con quienes hoy siguen en funciones. Aún cuando existía una fuerte afinidad del oficialismo con esa entidad, el Gobierno jamás dio a conocer el referido listado.

Ello lleva a preguntarse: ¿Por qué la insistencia en espiar a opositores y críticos? ¿Cuál es la necesidad de monitorear de manera permanente lo que hacen terceras personas, violando los derechos básicos de los ciudadanos?

Quienes han indagado en el pasado de los Kirchner, aseguran que los mismos métodos utilizaban cuando Néstor era gobernador de Santa Cruz. Ello explicaría la coherencia de una conducta que hoy no deja de sorprender a propios y ajenos.

Sin embargo, el entendimiento no justifica el delito y, menos aún, el silencio oficial. Por eso, hasta que no se den las explicaciones gubernamentales del caso, nada de lo que diga el kirchnerismo será creíble.

 © Escrito por Christian Sanz y publicado por Tribuna de Periodista el viernes 17 de Febrero de 2012.