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domingo, 4 de febrero de 2018

Nepotismos. Secretos de familia… @dealgunamanera...

Secretos de familia…

Bastión, Hugo Moyano. Dibujo: Pablo Temes

Si no se destapaba el caso Triaca, nada hubiera cambiado y el macrismo hubiera seguido nombrando parientes. El tema Moyano.

Nepostismo: Se conoce como nepotismo a la predilección exagerada que algunos funcionarios en actividad que ocupan cargos públicos poseen respecto a su familia, allegados y amigos a la hora de realizar concesiones o contratar empleados estatales. En estos casos, el individuo que accede a un empleo público logra el objetivo...

El diccionario de la Real Academia Española define el nepotismo como la “desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las concesiones de empleos públicos”. Por lo tanto, el nepotismo es exactamente lo opuesto a la meritocracia. La historia está plagada de casos que ilustran acabadamente los males derivados de esta práctica que, en general, está estrechamente ligada a la corrupción.

Se trata de una práctica de tipo universal que atraviesa todas las instituciones: políticas, sindicales, empresariales y eclesiásticas. El papa Calixto III, de la familia Borgia, hizo cardenales a dos de sus sobrinos. Uno de ellos, Rodrigo, terminó siendo el papa Alejandro VI. Este tuvo una amante, Julia Farnesio, a cuyo hermano Alejandro designó como cardenal y que luego sería el papa Pablo III.  

La práctica de este mal hábito tiene una larga historia en la Argentina. El kirchnerato y el menemato han sido prolíficos en sus aportes a la casuística. Por eso es que lo que originó y destapó el caso que involucra al ministro de Trabajo afecta a este gobierno tan fuertemente. Tiene que ver con el discurso del cambio que esgrime permanentemente el oficialismo. Y lo que se vio es que, de no haberse destapado el hecho,  nada habría cambiado.

Otros tiempos. 

Según la historia lo narra, en un momento dado, el entonces gobernador de Córdoba, Amadeo Sabattini, se enteró de que uno de sus parientes era empleado de planta en la administración pública municipal de la capital provincial. No dudó en pedirle la renuncia. Lo hizo con una frase lapidaria: “Mientras yo sea gobernador no puede haber dos Sabattini viviendo del presupuesto; y a mí me votó el pueblo”. Su pariente renunció de inmediato.

En el Documento de Trabajo N° 47 del Centro de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), firmado por María Page en agosto de 2010 se lee que en las provincias de Corrientes, Chaco, Mendoza, La Pampa y Santiago del Estero las leyes que regulan el empleo en la administración pública provincial promueven el nepotismo, ya que establecen situaciones a través de las cuales el empleo público podría llegar a transformarse en algo hereditario.

En todos estos casos, la ley que rige el empleo público prevé que cuando un agente cesa en sus funciones por fallecimiento o debe renunciar a su “cargo por enfermedad o accidente, si es la única fuente de ingreso familiar y la baja no le  permite acceder a los beneficios previsionales, el Poder Ejecutivo provincial puede designar en su lugar al cónyuge, a un familiar de primer grado de consanguinidad o a quien sea sostén del grupo familiar (Ley 4.067 de la provincia de Corrientes, art. 23; Ley 643 de la provincia de La Pampa, art. 31; Ley 2.017 de la provincia de Chaco, art. 13; Decreto 560/1973 de la provincia de Mendoza, art. 90, y Ley 5.642 de Santiago del Estero, art, 81).

En la reunión del gabinete que encabezó Mauricio Macri luego de regresar de su visita de difícil final –la reunión con el presidente de Francia, Emmanuel Macron no estuvo adecuadamente preparada y fue tensa– las preguntas a Triaca fueron muchas. El clima de enojo sobrevoló a todo lo largo del verdadero interrogatorio al que fue sometido el ministro. El enojado era el Presidente, quien, insatisfecho con el pedido de disculpas de Triaca, fue el que tomó en soledad la decisión de ordenar la renuncia de todos los familiares de funcionarios políticos de su gobierno, nombramientos que, se vio, no eran pocos. “

El Presidente está insatisfecho pero se trata de malestar generado por la impotencia que generan errores no forzados. Las derivaciones del caso Triaca pegaron en toda la primera línea del Gobierno”, reconoce un funcionario con despacho en la Rosada, quien agrega: “La verdad, no nos dimos cuenta de las consecuencias para poder apagar el incendio; el audio a su empleada es lo de menos, las disculpas y los gestos pasaron por alto el tema SOMU”.

El golpe de efecto de la decisión presidencial sirvió para calmar a un sector afín de la opinión pública que de a poco se va acostumbrando a tragarse esos sapos. A pesar de ello, la caída de la imagen presidencial y del Gobierno es fuerte. Y eso a Macri lo puso de muy mal humor.

Triaca siente que lo que le sucedió es producto de un contragolpe de Hugo Moyano. “El ministro la va a tener difícil en la paritaria.  En el Gobierno no le van a dar ventaja a Moyano, yo creo que sin arriesgar los resultados, al gordo lo van a dejar transpirar un poquito más de la cuenta”, agregó la fuente.

Otro caso. 

Los gestos políticos no terminaron ahí. Con algo menos de repercusión pública y política pero mucho de inverosimilitud, le llegó el turno al ministro de Agricultura, Luis Miguel Etchevehere. Una fuente que está al tanto de la investigación interna sostuvo que el ministro no tenía la convicción de devolver absolutamente nada. Ocurrió que la Oficina Anticorrupción le estaba pisando los talones de la ética. Recién entonces fue cuando el ministro tuvo que salir a montar el show altruista de la devolución.

Hay una diferencia significativa con Triaca, quien, a pesar de haber estado falto de reflejos para evitar que el tema le explotara en la cara, es querido por  todo el mundo dentro del Gobierno; en cambio a Etchevere no lo quiere casi nadie. “Se salvó porque una vez advertido logró maniobrar a tiempo”. Fuentes cercanas a la Sociedad Rural aseguran que no se puede avalar la coartada del ministro, el pago del bono no solo llegó a destiempo –o en tiempos muy finos respecto a su designación–, sino que recogió opiniones muy contrarias en miembros del interior del país. Los que lo conocen bien y lo han sufrido hablan de un hombre encantador de la sonrisa para afuera, pero muy ambicioso.

Camiones. 

El principal problema que tiene Hugo Moyano no es el Gobierno. Tiene razón en endilgarle a Macri su presente actitud de lejanía, absolutamente opuesta  a la que tuvo en 2015, cuando llegó a compartir con el líder camionero la inauguración de un busto de Perón en plena campaña electoral. Una de las pocas dirigentes coherentes al respecto ha sido Graciela Ocaña, que siempre lo tuvo al hoy presidente de Independiente en la mira. Pero para Moyano, su problema mayor es la decisión de jueces y fiscales de hacer ahora lo que es, ni más ni menos, su trabajo: investigar. Y esto es producto, también, de lo que le está pasando en una parte significativa de la sociedad, harta de la corrupción y del  patoterismo como vía de acción política.


sábado, 3 de febrero de 2018

Nelson Castro, sobre la enfermedad que sufrió de chico: "Recibí la extremaunción"… @dealgunamanera...

Nelson Castro, sobre la enfermedad que sufrió de chico: "Recibí la extremaunción"…


"Todo el mundo conoce mis cicatrices", reconoció Nelson Castro en el programa de LN+ Desde el diván . El periodista y neurólogo contó que tales marcas son producto de la erisipela, una enfermedad "prácticamente mortal" que sufrió a 15 días de nacer.

© Publicado el 02/02/2018 por el Diario La Nación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Castro recordó que durante una de las siete operaciones a las que tuvo que someterse, escuchó al anestesista decir: "Mire doctor, este chico se puede morir". "Después de escuchar esas cosas, la vida tiene otro sentido", señaló el periodista.

En relación a esto, manifestó que tiene una visión "absolutamente optimista" de la vida: "Los que me ven, me ven todos los días de buen humor. Así que, en ese contexto, les agradezco mucho a mi mamá y a mi papá".

El neurólogo y periodista Nelson Castro estuvo en el programa de LN+ Desde el diván donde se refirió a su vida personal. Allí, dijo que le hubiera gustado "tener una familia con cinco hijos", y contó acerca de una novia estadounidense de la que se tuvo que separar debido a la distancia.

"Cada tanto nos escribimos", manifestó respecto de la mujer con la que estuvo en pareja. En ese sentido, señaló que "no se le dio" la oportunidad de volver a enamorarse. En un momento, el periodista se refirió a los rumores respecto de su homosexualidad y planteó: "En la Argentina es así: si yo hubiera estado casado seguramente me habrían buscado un amante".

El reconocido comunicador, también se refirió a cuestiones de la realidad política argentina. Respecto del caso del ministro de Trabajo, Jorge Triaca, que protagonizó un escándalo con una empleada suya, opinó, tajante: "Las disculpas de Triaca no sirven".

Al hablar de la expresidenta Cristina Kirchner dijo: "Es poco probable que Cristina esté presa. Estoy seguro que va a ser condenada pero espero que no sea en 20 años como Menem".

Además, relató que recibió la extremaunción. "Se creía que yo me moría. Afortunadamente, -yo soy muy creyente- Dios y los médicos no lo permitieron", concluyó. 

Links de los videos del Programa LN+ Desde el diván...

Nelson Castro sobre la infección "casi mortal" que sufrió a días de nacer.

Nelson Castro, sobre la polémica con Jorge Triaca.

El periodista y neurólogo reveló algunas cuestiones de su vida personal.




lunes, 29 de enero de 2018

Mucho en juego… @dealgunamanera...

Mucho en juego…

 La caladera del diablo. Dibujo: Cedoc

De la escalada con Moyano a qué hacer con Triaca, el Gobierno tiene varios frentes abiertos. Lecciones de la gira.

La gira de Mauricio Macri por Europa confirmó algo que debería ser un aprendizaje no solo para este gobierno, sino también para los que aspiren a sucederlo: si no hay previsibilidad política, el flujo de inversiones que Argentina necesita para poder revertir la dura realidad social que representa un nivel de pobreza del 30% nunca se producirá.

El mundo político y de los negocios ha quedado escaldado con los vaivenes de un devenir pendular exhibido por nuestro país en los 34 años de democracia, producto de la falta de acuerdos partidarios y de políticas de Estado. Eso es lo que le transmitieron los empresarios con los que se reunió el Presidente a su paso por el foro económico de Davos. Es lo mismo que le sucedió el año pasado, cuando se encontró con empresarios estadounidenses en Nueva York. Eso es lo que también le transmitieron los hombres de negocios que acompañaron al canciller de Alemania, Angela Merkel, en su viaje a Buenos Aires.

El Presidente ha exhibido como respuesta a esta inquietud la presencia del gobernador de Entre Ríos, Sergio Bordet, a la que también había planeado sumar la del gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, quien debió quedarse en su provincia a causa del cierre del ingenio San Isidro. Ese paso es parte de un largo camino –“Todo viaje, por largo que sea, empieza por un solo paso”, Lao Tse– por desandar en pos de alcanzar ese estado de convivencia y coincidencia que reclaman los inversores. 

Ánimos. 

El transcurrir de este enero ha tensado las cosas de tal manera que la posibilidad de lograr esos acuerdos luce aún lejana. Hay que ser claros: ninguna de esas posibilidades de acuerdo incluye al kirchnerismo. Todo lo que anida allí es resentimiento y ánimo de revancha. Sea dicho con todas las letras: en el universo K lo que importa –lo único que de verdad importa– es que el Gobierno caiga. El último estándar te de ese pensamiento fue la frase del ex ministro de la Corte Suprema de Justicia, Eugenio Zaffaroni, en la que abogaba por la finalización del Gobierno. Aun cuando no sea original, es necesario insistir con esto: de haber dicho esto un dirigente opositor durante el kirchnerato, habría sido inmediatamente acusado de ser destituyente. 

Comodoro Py. 

Febrero será un mes caliente. Terminada la feria judicial, ese será el ámbito por el cual sucederán hechos de alto impacto político. A estas horas, esa es la expectativa en lo referente a las causas judiciales que perturban hoy seriamente a una buena par te de la dirigencia sindical.

La dinámica de los hechos ha dado pie a una coincidencia peculiar: la causa judicial que involucra a un verdadero peso pesado como Hugo Moyano se da en el tiempo en el que comienzan a desarrollarse las paritarias. En el Gobierno anida ya la convicción de que, para enfrentar una trama tan compleja como esta, no es lo más conveniente contar con un ministro de Trabajo debilitado. Y ese es el problema que hoy representa Jorge Triaca.

El affaire de la empleada doméstica que trabajaba en la quinta de la familia –a quien, además de insultarla de un modo descalificante, se la tuvo durante largo tiempo en negro y se la contrató en el Sindicato Obreros Marítimos Unidos (SOMU), que estaba bajo la intervención del Ministerio de Trabajo – lo ha afectado severamente.

Ninguna de las acciones defensivas y de respaldo que hasta aquí ha intentado el Gobierno ha sido efectivas. Y es lógico, porque la situación del ministro es insostenible, especialmente para un gobierno que tiene el discurso del compromiso que despliega la actual administración. 

Problemas. 

Es verdad que ningún presidente entrega a un ministro por presión mediática u opositora. Esto forma parte del ABC de la política. “El gordo es uno de los funcionarios más queridos en el gabinete. Es un buen profesional y una buena persona. Pero Macri está realmente enojado y dolido con él”, se sincera una voz que conoce la realidad interna del Gobierno. A eso se agrega otro problema: no hay nadie de igual envergadura política para reemplazarlo.

En algunos otros países del mundo, un ministro envuelto en un caso así no tiene otra opción que renunciar. Puertas adentro, en el oficialismo hay muchos que comparten este pensamiento. Es que, para el estándar ético que propone Cambiemos, el episodio que involucra al ministro no debería tener otro camino que la renuncia.

Y por supuesto que, en atención a la conflictiva relación que se viene entre el Gobierno y la dirigencia sindical a propósito de la negociación paritaria y las derivaciones de las investigaciones judiciales que comprometen en estos momentos a Hugo y a Pablo Moyano, Triaca representa un problema. Por todas estas cosas es que la ida y vuelta sobre su suerte aún no está definido. Habrá que esperar el regreso del Presidente. 

Impunes. 

Las causas judiciales contra varios caciques sindicales habrán de continuar. En el ámbito de la dirigencia gremial hay un submundo dentro del cual algunos han construido verdaderos feudos. Habitan también en ese universo quienes se han convertido en prósperos empresarios. Balcedo no es el único. Son situaciones conocidas desde hace muchos años. Y a pesar de un sinfín de denuncias, permaneció inmune –tal vez la palabra debería ser “impune”– a cualquier investigación judicial. La pregunta, pues, es: ¿por qué ahora? La respuesta es una: el temor de jueces y fiscales de sufrir represalias por parte del poder político en los tiempos en que gobernó el peronismo.

Encrucijada. 

La dirigencia sindical debería pensar y analizar detalladamente la encrucijada que enfrenta a la hora de responder a estas denuncias. Si la respuesta es el patoterismo, no hará más que sumar descrédito frente a amplios sectores de una sociedad harta de esas prácticas. “La violencia es el miedo a las ideas de los demás” (Mahatma Gandhi).




domingo, 26 de febrero de 2017

Zigzag entre España y Brasil… @dealgunamanera...

Zigzag entre España y Brasil…

Jefe espía. Gustavo Arribas. Foto: Pablo Temes.

Macri se ilusiona con empresarios europeos y sufre con los coletazos de juicios vecinos.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 26/02/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El trío que forman Marcos Peña, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui constituye una barrera inexpugnable que complica la comunicación con Mauricio”, reconoce con expresión de fastidio un dirigente que pertenece a la génesis del PRO, y agrega: “Recién después del sacudón producido por el asunto del Correo, lo observé (a Macri) con actitud de escucharnos a todos”.

El Correogate le ha pegado duro al Gobierno. Más allá de las explicaciones hasta aquí dadas, una encuesta que maneja el entorno del Presidente le muestra una caída de su imagen que rondaría los nueve puntos junto a un efecto colateral que agrava la preocupación: también la imagen de María Eugenia Vidal se ve perjudicada por el affaire.

Por eso, el lunes pasado, antes de partir hacia España, Macri se reunió con una mesa chica para realizar un análisis político del nuevo escenario que ha generado el escándalo del Correo, que se vio aun peor por el caso de Avianca, la low cost que comenzará a operar en el mercado aerocomercial argentino, en el que aparece involucrado otra vez Franco Macri.

Participaron de ese núcleo el jefe de Gabinete, Marcos Peña, la gobernadora de Buenos Aires y el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta. Como ocurre en todo gobierno, a éste también lo atraviesan las inevitables alternativas de las internas. La puja de egos de la actual administración es mucha.

Como lo describe el testimonio con que abre esta columna, el trío Peña-Quintana-Lopetegui genera la tirria y el enojo de la mayoría de los miembros del gabinete. “Les falta calle y, encima, son soberbios”, se quejaba días pasados un encumbrado ministro. Quienes han hablado con el titular de la cartera de Trabajo, Jorge Triaca, le han escuchado adjudicar el innecesario conflicto con la Asociación Bancaria a la miopía de Gustavo Lopetegui.

El viaje a Madrid puso a Macri frente a una realidad compleja: relanzó la relación bilateral severamente dañada durante los doce años del kirchnerato y cosechó la aprobación de la crema empresarial española. Sin embargo, no hubo ninguna concreción significativa ni atisbo de que la vaya a haber en el futuro inmediato. La razón es muy simple: la incertidumbre política. El de Macri es un gobierno débil desde el punto de vista de su poder institucional. Es el primero que, desde la recuperación de la democracia, en 1983, no domina ninguna de las dos cámaras del Congreso y que enfrenta la necesidad de asegurar una perspectiva de permanencia en el poder para concretar los cambios estructurales a los que aspira. 

Para eso debería contar con una cuota de poder mayor –no para imponer sino para negociar acuerdos con las fuerzas de la oposición– sobre los planes que tiene para la Argentina después de doce años de un gobierno populista. Esta incertidumbre política es la que está frenando las inversiones que requiere el país para reactivar una economía que no termina de arrancar. Para el oficialismo, las elecciones legislativas de octubre venidero serán claves. Si no gana, la gobernabilidad de sus dos últimos años de gestión será muy difícil.

Los indicadores económicos no le sonríen ni al Gobierno ni a la gente. La actividad industrial en enero cayó un 1,1%, el costo de los alimentos no para de subir. En muchos casos, el plan de precios transparentes no ha servido ni para hacer los precios transparentes ni para que bajen. Muy por el contrario, hasta aquí los más favorecidos son los que más tienen. A todo esto hay que sumar los despidos y los aumentos de las tarifas, frente a los que algunos funcionarios se colocan como si fueran simples comentaristas de la realidad.

En el diálogo que Macri mantuvo con Mario Vargas Llosa en Madrid, mencionó el caso Odebrecht. “Nada contribuyó tanto a conocer la corrupción como el caso Odebrecht”, dijo. Las novedades judiciales en la Argentina en las que ya están implicados Ricardo Jaime y su testaferro Manuel Vázquez tienen como uno de los funcionarios bajo sospecha al titular de la Agencia Federal de investigaciones (AFI), Gustavo Arribas. En la causa que lleva el fiscal federal Federico Delgado, se espera mayor celeridad de parte del juez federal Rodolfo Canicoba Corral.

El Lava Jato avanza en toda América Latina menos en la Argentina. Hay falta de acción de todos los costados. En lo judicial pareciera ser el único lugar donde no hay grieta.

Los arrepentidos están contando todo en Brasil, uno de los que hablan es el CEO para Argentina, lo que debería hacer Canicoba Corral es pedir al país vecino interrogarlo. Pero en la Argentina los jueces no pueden hacer pedidos al exterior directamente: como son relaciones de Estado a Estado, se hace a través del Poder Ejecutivo, vía Cancillería. El acuerdo que se firmó en Brasil sostiene que los arrepentidos van a colaborar con todos los países que se vieron involucrados. Dicho acuerdo es de colaboración recíproca hasta junio; si alguien quisiera demorar las cosas, sólo lo lograría hasta esa fecha. De todos modos, antes, la Argentina podría pedir el interrogatorio y automáticamente se lo darían. Hay que comparar con Panamá y Colombia, en donde hubo avances que aquí brillan por su ausencia.

Leonardo Meirelles, el operador cambiario “arrepentido”, declaró haber transferido US$ 594.518 mediante cinco transferencias a la cuenta de Arribas en el Credit Suisse, utilizando para hacer el depósito una empresa que la Justicia brasileña ya dictaminó como “fantasma” constituida solamente para pagar sobornos. Lo único que habría que linkear es si esas transferencias tienen vínculo o no con el soterramiento del Sarmiento. Hay que recordar que uno de los socios de la obra es Angelo Calcaterra, primo de Macri. El enlace no es difícil de hacer. Si la plata de Suiza no hubiese llegado a la Argentina, el delito no se juzgaría acá, pero sí en Brasil.

Envalentonados por estos avatares judiciales que complican al Gobierno, un grupo de 15 diputados del Frente para la Victoria decidió pedir el juicio político de Macri por “responsabilidad en el mal desempeño y la comisión de delitos en el ejercicio de sus funciones”. Resulta curiosa esta iniciativa visto lo que fueron los doce años del kirchnerato, plagados de delitos de corrupción frente a los que ninguno de los firmantes nada hizo. Es, una vez más, la evidencia contundente de la doble moral del kirchnerismo.

Producción periodística: Santiago Serra.





domingo, 5 de febrero de 2017

Desacuerdos y reproches… @dealgunamanera...

Desacuerdos y reproches…

PARI-TARIA, Jorge Triaca. Dibujo: Pablo Temes

La ruptura entre sindicalistas y oficialismo tiene una cadena de responsabilidades. Extraño triunfalismo.

El 23 de noviembre pasado el Gobierno, la Unión Industrial Argentina, algunas cámaras empresariales, y algunos sindicatos hablaron de un pacto por medio del cual se comprometían a no despedir personal hasta el 1° de marzo. Además, lanzaron el Diálogo-Acuerdo por la Producción y el Trabajo. Sin embargo, algo falló y, en consecuencia, la CGT se retiró abruptamente de esa entente a mediados de esta semana.

“No se cumplió el ‘pacto anti despidos’ y el costo siempre queda del lado del movimiento obrero. No fue un portazo inesperado; ya la semana pasada en el asado convocado por Barrionuevo en Mar del Plata se habló de endurecer posiciones con el Gobierno. El ánimo cambió desde el proyecto de reforma laboral hasta la salida por decreto de las modificaciones en el tema ART. Los despidos en verano fueron el detonante”, señala un dirigente de peso en la actual conducción cegetista. Según los números que se manejan en ese ámbito, la industria lidera ese triste ranking con más de 4.500 despedidos, seguido por el sector de servicios y un goteo permanente en otras áreas.

El ministro de Trabajo, Jorge Triaca, dijo el jueves en una entrevista radial que “se ha perdido la confianza con algunos sectores empresarios que tienen que dar respuesta porque había un acuerdo político de cuidar el nivel de empleo”. Entre los hombres de negocios algunos prefieren mirar para el costado mientras que otros entrecruzan reproches mutuos. Hay quienes dicen que los dichos del ministro fueron un tiro por elevación destinado a los industriales; otros, en cambio, creen que los señalados son los sectores de cadenas alimentarias. A pesar de la proclamada lucha contra la inflación de la que habla el Gobierno, alimentos, artículos de higiene personal y productos de primera necesidad no dejan de aumentar.

“Los gremios prefieren cargar las tintas contra las empresas, pero saben que el verdadero enojo es con los acuerdos vacíos que genera el Gobierno” –asegura un industrial de larga experiencia en estas lides–. En un crudo análisis la misma fuente hizo hincapié en las divisiones dentro del movimiento obrero: “De la boca para afuera la CGT en general y ‘los gordos’ del sindicalismo vociferan que este gobierno les dio mucho más de lo que lograron con el kirchnerismo, mientras que el moyanismo y algunos sectores de la CTA sostienen que este gobierno se cae solo”. En este contexto la presión de las bases en los gremios industriales por los últimos despidos determinó la salida de la CGT del acuerdo con los empresarios y el Gobierno.

En 2016 –siguiendo los datos del Indec– desaparecieron 5 mil pymes y se perdieron 120 mil empleos formales. En este marco, algunos industriales remarcaron la necesidad de haber debido convocar un Consejo Económico y Social (de carácter permanente) y no sentar las partes en una mesa para la foto. Un empresario lo describió con dureza: “El Gobierno quema los instrumentos de diálogo, los malgasta. El Diálogo por la Producción y el Trabajo fue una especie de pantomima que sólo sirvió para la foto. No había propuestas de fondo”.

En la misma línea un influyente hombre del interior se preguntó: “¿Qué está pasando con el timing del Gobierno para instrumentar medidas?”. Hacía referencia a que la UIA había hablado con Nicolás Dujovne sobre una serie de medidas orientadas a bajar la presión tributaria –lo que podría traducirse en baja de precios y más producción–, pero el viernes, en una entrevista en el programa de Jorge Lanata, el ministro declaró que el año electoral no sería un buen momento para hacerlo. “¿Cuándo, entonces?”, insistió la fuente.

Los empresarios aseguran además que hay capacidad ociosa; la industria está operando al 65%. La suba de tarifas de electricidad es comprensible, pero si a cambio del aumento de costos no se da ningún beneficio, la producción no aumentará. Los analistas ven un primer trimestre “planchado”. Con el repunte del campo y sectores de la construcción no va a alcanzar para torcer el rumbo de la economía y generar verdadero crecimiento.

En vista de esta realidad, resulta poco entendible el clima de cierta euforia que, comenzando por el Presidente, se vive en la cúpula del Gobierno. Se habla allí de una recuperación de la economía que, más allá de lo observable en sectores puntuales como el automotor, no se condice con lo que refleja mayoritariamente la calle. En el oficialismo están convencidos de que ganarán la elección legislativa de octubre venidero. Con esa misma convicción se habla de la elección presidencial de 2019: “Estaremos ocho años en el poder”, se escucha decir en los despachos de la Casa Rosada.

De los avatares de una economía que no termina de arrancar intenta valerse Cristina Fernández de Kirchner para darle a su comprometida situación judicial un cariz de persecución política. “Buscan tapar el desastre económico”, escribió en la catarata tuitera del viernes pasado. En verdad, ante el peso de las evidencias que dejan al descubierto la matriz de corrupción imperante durante el kirchnerato, ésa es la única alternativa con la que cuenta como defensa. No hay estrategia judicial para parar el avance de las causas ante las pruebas que las sustentan. El agregado de esta semana, en relación con la declaración indagatoria a la que la ha citado el juez Claudio Bonadio, está dado por la inclusión de los dos hijos de la ex presidenta, Máximo y Florencia.

CFK habrá de ser candidata a senadora nacional por la provincia de Buenos Aires. Las encuestas –al día de hoy– le dan bien. Es la única posibilidad que tiene de atemperar la adversidad que le augura en los ámbitos tribunalicios. Esa candidatura, además, es la única chance que tiene el kirchnerismo de no difuminarse en las procelosas aguas de la interna justicialista.

El caso Odebrecht será otra complicación para la ex presidenta y sus funcionarios del área de obras públicas. También lo será para algunos funcionarios de este gobierno. Hasta ahora el único salpicado por el escándalo de las coimas es el titular de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), Gustavo Arribas. Sus explicaciones ante la Comisión Bicameral de Fiscalización de los Organismos y Actividades de Inteligencia fueron poco satisfactorias. Los papeles que exhibió –incluyendo una escritura– aportaron escasa claridad. Se habla, además, de dos propiedades de su pertenencia que no aparecen en su declaración de impuestos. Con todo, lo más complicado para Arribas es la denuncia que en su contra interpuso Elisa Carrió.

El episodio de la utilización del helicóptero presidencial para trasladar a la esposa de Macri, Juliana Awada, y a su hija Antonia, de Punta del Este a Buenos Aires, merece un párrafo de reproche. Los Kirchner fueron intensamente criticados por la utilización de las aeronaves de la flota presidencial en menesteres similares. Entre las promesas de campaña del actual gobierno, estaba la de suprimir esa conducta. Parece que el Presidente lo ha olvidado.

Producción periodística: Santiago Serra.



“Perdimos 400 mil puestos de trabajo”… @dealgunamanera...

“Perdimos 400 mil puestos de trabajo”…

Imagen: Leandro Teysseire

Schmid recomienda “no confundir prudencia con resignación”, responsabiliza al Gobierno por la caída económica y a los empresarios por incumplir el compromiso de frenar los despidos.

Secretario del gremio de Dragado y Balizamiento y cabeza de la poderosa Confederación Argentina Trabajadores del Transporte, Juan Carlos Schmid es uno de los secretarios generales de la Confederación del Trabajo junto con Carlos Acuña y Héctor Daer.

–El ministro de Hacienda Nicolás Dujovne opinó que el nivel de destrucción de empleos no es el que indica la CGT.
–El ministro puede decir lo que quiera. Pero lo que dice no surge de los datos que tenemos.

–¿De dónde surgen los datos y qué señalan?
–Son del propio Indec, difundidos a principios de año. Cayeron 127 mil empleos registrados.

–¿Y no registrados?
–Los economistas y los dirigentes sociales suelen explicar que cuando cae un empleo en blanco hay una onda expansiva en el empleo informal. No exageramos si hablamos de una pérdida de 400 mil puestos de trabajo. Es una locura.

–Cuando habló de los empleos caídos en la informática Bangho, el ministro de Producción Francisco Cabrera dijo que le dolían los trabajos perdidos. Dejó la idea de un costo inevitable.
–Hay una frase famosa: “Una muerte es una tragedia pero un millón es un dato estadístico”.

–El triunvirato de la CGT se retiró de las conversaciones con el Estado y los empresarios porque dijo que los despidos habían roto la confianza. Daniel Funes de Rioja, el directivo del sector alimentario y de la Unión Industrial Argentina, replicó que el compromiso era no efectuar despidos sin causa.
–Seamos prácticos. El problema  es la destrucción de trabajo. Hay despidos como consecuencia del derrumbe de la actividad económica y la caída del consumo.

–¿Y los empresarios?
–Su responsabilidad es la falta de cooperación. Lo que está intentando hacer la UIA es justificar su falta de colaboración. Y decir: “Si no hay venta ni consumo no puedo seguir manteniendo a la gente”. Pero ésa no era la idea del compromiso que tomamos todos. Para decirlo en lenguaje del fútbol, el espíritu era aguantar los trapos hasta marzo a ver si se ponía en marcha la economía. No lo hicieron. La ola de despidos se acentuó en diciembre y se puso peor en enero.

–Diciembre y enero son meses políticamente menos calientes que otros. ¿Ustedes creen que los despidos aumentaron en ese momento porque se enfrió todavía más la economía o por una programación para que se produjeran en un momento de menor conflictividad social?
–Es una combinación de ambas cosas. Las dos al mismo tiempo provocaron esta cantidad de despidos y suspensiones.

–¿O sea que los despidos son el producto de la caída económica pero no solamente?
–Tal cual. También hay una actitud especulativa y mezquina. El panorama es peor, incluso, si miramos otros fenómenos al margen de los despidos. Hay infinidad de lugares, entre ellos medios de comunicación, con pagos atrasados de sueldos y donde los trabajadores tampoco cobraron el aguinaldo. Son grandes dificultades en la relación laboral normal. Y al mismo tiempo hay hechos notorios de falta de colaboración y de falta de solidaridad con el momento económico que atraviesa el país. Pienso por ejemplo en los despidos en AGR, una de las plantas impresoras del Grupo Clarín.

–¿No puede ser que muchos empresarios incumplieron el compromiso porque vieron un movimiento obrero débil?
–No creo que haya sido así. En realidad nosotros hemos mantenido una actitud equilibrada y muy prudente. Pero ni el equilibrio ni la prudencia significan que abandonamos el reclamo y la firmeza. No hay que confundir prudencia con resignación. Observamos qué pasaba hasta el final de diciembre. Fuimos prudentes. Pero en enero claramente empezó otra historia. No solo cayó el empleo. También se dejó sin dinero en el bolsillo al pueblo trabajador. Eso se los dije a (uno de los vicejefes de Gabinete a cargo de la coordinación, Mario) Quintana y (al ministro de Trabajo, Jorge) Triaca.

–¿Qué les dijo exactamente?
–“No hay una moneda en el bolsillo de los trabajadores.”

–¿Qué contestaron?
–Que según los datos de ellos había un repunte en muchos sectores de la economía y que la inflación estaba declinando.

–¿No lo convencieron?
–No. Vamos a pensar por un momento que lo que dijeron refleja la realidad. Si es así, hay una demora en que el supuesto repunte traccione la economía. En el aquí y ahora la gente no tiene nada. Eso se ve en una temporada turística con menos veraneantes y menos consumo y en la reducción de gastos que hizo el gaucho de a pie. Bajó notablemente el poder de compra de los trabajadores. Y ni hablemos de los no registrados. Como lo denuncié  en la marcha al Congreso del 18 de noviembre, son cientos de miles los compatriotas que no saben si a la noche van a comer ni si tendrán algo que poner en la cena familiar.

–¿El triunvirato se arrepiente de haber ido a un brindis de fin de año con Mauricio Macri?
–Nosotros nunca dejamos de representar a los trabajadores. Hay que recordar qué le dijimos.

–¿Es secreto?
–No, no es un secreto. Puedo contar lo que le dije a Macri: “No se olvide, Presidente, de que cualquier medida que usted toma actúa sobre un país que ya es muy desigual y nosotros queremos que esa desigualdad se reduzca, no que aumente”. También le dijimos que la relación del movimiento obrero con el Gobierno es de respeto y de prudencia pero que actuamos desde lugares distintos. Nosotros representamos a los trabajadores. Le dijimos que a veces podíamos coincidir y a veces confrontar.

–Dujovne usó un tono condescendiente para criticar la movilización y el paro. Dijo que era lógico en un año electoral.
–Lo nuestro es político desde lo social, no desde lo partidario. No estamos discutiendo, como CGT, si en octubre hay que ir con Cristina, con Massa o con otras vertientes del peronismo. Carlos Acuña, del triunvirato, les contestó bien: “Si éste es un año electoral, que suspendan las elecciones”. ¿Sería ridículo, no? También sería ridículo suspender las protestas por la crisis económica porque estamos en un año de renovación legislativa. Siempre sufrimos el doble patrón de medida. Algunos personajes del establishment dicen: “Estamos frente a un sindicalismo desprestigiado, que no es el mismo de hace 12 o 15 años atrás, porque hoy los líderes son gente desconocida”. Después van a la cumbre de Davos y se asombran porque los empresarios extranjeros les preguntan cuál va a ser el comportamiento sindical en los próximos años. ¿Cómo es la historia? ¿Estamos desprestigiados y somos un peligro?

–¿Cómo resulta la experiencia del triunvirato?
–Está construyendo su liderazgo después de una etapa marcada por la presencia al frente de la CGT de una figura muy fuerte como la de Hugo Moyano. Creo que con manchones y todo, con todas las críticas que se nos puedan hacer desde dentro del movimiento obrero y desde afuera, vamos construyendo un lugar importante. Es una experiencia novedosa y muy desafiante. Tenemos que tratar de hablar más o menos el mismo lenguaje, usar el mismo enfoque, las mismas declaraciones, evitar que pueda haber lecturas equivocadas de lo que decimos, mantener el mismo nivel de información... A seis meses el triunvirato demostró madurez y se fue consolidando. Es importante porque no se trata de una conducción provisoria de la CGT. Fuimos elegidos por cuatro años.

–¿Qué le diría a un empresario de los que preguntan en Davos?
–Esto: “A nosotros nos preocupa el comportamiento de ustedes. Siete u ocho controlan la riqueza de todo el mundo. ¿Les parece que es una actitud equilibrada o que es un problema para el planeta?”.

–Usted estuvo el año pasado con el Papa. No hubo fotos.
–Tampoco quise hablar de la reunión. Yo no quise hacerlo porque sé que el Papa no quiere que se distorsione lo que se conversa con él. Solo le pedí que nos recibiera institucionalmente como CGT, cosa que como usted sabe parece que va a suceder. Es un hombre preocupado por lo que pasa en la Argentina. Si se atiende su postura pública sobre los temas del mundo, no creo que esté muy de acuerdo con lo que está sucediendo en materia social en nuestro país.

–También los movimientos sociales tienen una relación fluida con el Papa. 
–A mediados de enero, con poca gente en Buenos Aires, tuve una reunión con Emilio Pérsico y con otros dirigentes. Estuvo también Juan Grabois, de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular. Charlamos mucho. Vamos a profundizar el mantenimiento de los contactos profundos y el modo de conservar una metodología de participación entre los movimientos sociales y el movimiento obrero organizado. El objetivo es que todos los esfuerzos no queden como un fósforo que se enciende un segundo y se apaga con el viento.

–¿Qué dijeron?
–Que van a acompañar las medidas de fuerza y las protestas. Con la marcha del 7 de marzo a la Secretaría de Industria seguramente el resto de los sectores irá calentando los motores para desembocar en una protesta de mayor envergadura a finales de marzo.

–El paro general.
–Paro y movilización.
  
–¿Movilización adónde?
–El 29 de abril del año pasado protagonizamos una gran movilización en el Monumento al Trabajo, por el 1° de Mayo. Después nos concentramos en el Congreso junto con los movimientos sociales. El 7 iremos a Industria. Veremos cuál es el destino de la movilización el día del paro.

–¿Y si la economía mejora de aquí a un mes?
–Yo no veo que las cosas mejoren de aquí a finales de marzo. Más observo que hay una tendencia a agravarse. La inflación se vio incrementada por el aumento en la salud, en los peajes, en los impuestos municipales en todo el país, en las tarifas de luz y gas, en el agua, en la suba de los alimentos... Hay un combo que parece no responder a las intenciones que dice tener el Gobierno. Ojalá me equivoque.

–¿Por qué movilización a Industria dentro de un mes y un paro más tarde?
–Estamos en el medio de las vacaciones. Cualquier medida en medio de las vacaciones siempre es dificultosa. El riesgo es que la gente no responda igual hasta que todos terminen de volver y los que pudieron irse regresen y vean la realidad en su conjunto. En cuanto a la medida, hay que prepararla.

–¿Qué significa preparar un paro general?
–Hablar con los distintos sectores. Incluso con sectores no sindicales que se ven agredidos por esta situación.

–¿Con el Gobierno no hay más negociación?
–El Gobierno ha sido votado para cuatro años y como no estamos en una guerra habrá que seguir hablando. Si hay conversaciones en el más alto nivel uno no puede pegar un portazo. Pero sí puede establecer qué quiere y por qué desconfía de un compromiso que los empresarios no cumplieron, y protestar. Cada uno tiene una situación distinta y diferentes son también los niveles de organización. Los sectores industriales están sufriendo un impacto muy grande. Una parte de los de servicios también. Otros de servicios tienen una situación que merece preocupación o crítica pero no sufren los mismos efectos que los primeros. En el sector informal también hay diferentes. Nos encontramos con gente que tiene ganas de reaccionar pero carece del nivel de organización del sector registrado. Cuento esto para que se entienda la complejidad de cada medida. Acá se creen que uno se sube a un escenario, dice “Vamos al paro” y ya está. Pero hay que hablar con todos y ver cómo están. Con los estatales, con los trabajadores del sector privado, con cada rama industrial, con los informales, con las pymes... Y hay que discutir el empleo y la industria, y la necesidad de una administración inteligente del comercio exterior.
No es lo mismo la situación en el sector ceramista, en crisis profunda, que el debate en el sector automotriz, sobre el porcentaje de componentes nacionales. El dato común es el enfriamiento de la economía y la caída del consumo. El año pasado hubo solo dos medidas oficiales que tuvieron otra dirección: el cambio en ganancias y la emergencia social. En las dos estuvo la gestión de la CGT. Creo que merecemos un crédito. Hasta paralizamos el transporte e hicimos gestiones importantes en el Senado. Hubo otro hecho que quedó muy atrás pero en mi opinión fue importante: trabajamos fuerte para evitar los despidos. El Presidente vetó la ley que sancionaron las dos cámaras y por eso estamos de nuevo con el conflicto. El que pagó el costo político fue el Gobierno con el veto. Lo pagará de nuevo. No vamos a entregar ni los convenios ni los salarios. Miramos todo, no tenemos la cabeza en un balde.