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domingo, 28 de abril de 2019

Sinceramente Hubris… @dealgunamanera...

Sinceramente Hubris… 
Cristina Kirchner modelo 2019. Dibujo: Pablo Temes.


La aparición del libro de Cristina Fernández de Kirchner -verdadero suceso editorial del momento- representa un hito político significativo en el complejo panorama vernáculo. Su lectura es de gran utilidad no sólo para tener claridad sobre los planes futuros de la ex presidenta sino también de su personalidad. Pero, además, da el pie para reflexionar -una vez más- sobre uno de los males del poder que más castiga a la Argentina: el síndrome de Hubris. Y esto no se limita solamente a la ex mandataria: abarca también a Mauricio Macri.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 28/04/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Los males del poder son extensivos a todos sus grados y formas. No se circunscriben exclusivamente al ámbito político sino que incluyen al poder sindical, empresarial, deportivo, religioso y un largo etcétera.

El síndrome de Hubris tiene 14 síntomas que han sido claramente definidos por el destacado neurólogo británico, David Owen. Ellos son:

1- Una propensión narcisista a ver el mundo como un escenario donde ejecutar su poder y su búsqueda de gloria.

2- Una predisposición para llevar adelante actos que puedan dar al poderoso una oportunidad de mejorar su imagen ante la opinión pública.

3- Una preocupación desmedida del poderoso por su imagen y su aspecto.

4- Un modo mesiánico de comentar los asuntos corrientes y una tendencia a la exaltación.

5- Una identificación con la nación o una organización hasta el extremo que el individuo cree que su punto de vista y sus intereses como idénticos.

6- Una tendencia a hablar de sí mismo en tercera persona o usar la forma de “nosotros”.

7- Una excesiva confianza en su propio juicio y un desprecio por los consejos y las críticas de los demás.

8- Un enfoque personal exagerado y omnipotente de lo que creen ser capaces de hacer.

9- Una convicción de que, antes de rendir cuenta de sus actos al conjunto de sus colegas o la opinión pública, la Corte ante la que deben responder es la Historia o Dios. 

10- La idea inquebrantable de que esa Corte los absolverá.

11- Una pérdida de contacto con la realidad, a menudo vinculada a un aislamiento paulatino.

12- Agitación, imprudencia, e impulsividad.

13- Una tendencia a privilegiar su visión de las cosas, sin medir adecuadamente sus costos y beneficios.

14- Una incompetencia “hubrística” cuando las cosas van mal a causa de las malas decisiones que tomó el líder, basadas en su excesiva confianza en la sabiduría de sus decisiones.

La simple lectura de los ítems precedentes permiten apreciar cuántos de ellos afectan a Macri y a Fernández de Kirchner quienes, al día de hoy, son los dos precandidatos con mayores posibilidades de ganar en las elecciones de octubre.

Juicio a la economía de Macripor Jorge Fontevecchia

Macri cree que todo -absolutamente todo lo que está haciendo- está bien. Que no hace falta cambiar una coma. Es una conducta repetitiva: decía lo mismo al comienzo de su gestión. 

Por eso afirmó alguna vez -equivocadamente- que lo peor ya había pasado. Y si bien hace un reconocimiento enunciativo de los problemas del presente, su postura denota ajenidad. La novedad que ha incorporado en los últimos días ha sido  la de adjudicar culpa de lo que está pasando con la inestabilidad del dólar, exclusivamente, al posible triunfo de la ex presidenta, sin preguntarse qué se hizo mal en su gobierno para llegar a este punto. Son los síntomas de los ítems 7, 13 y 14 del síndrome de Hubris.  

Esta actitud ha generado dos consecuencias: una, la pérdida de credibilidad del Presidente en particular y de su administración en general; la otra, la decisión de María Eugenia Vidal de apartarse de la ortodoxia rígida del gobierno para tomar medidas que mejoren la vida de la gente en lo inmediato.

“Sinceramente” representa el primer paso de la campaña presidencial de Cristina Fernández de Kirchner. Si alguien tenía -o aún tiene- dudas sobre sus planes, el libro las despeja: ella será candidata. Por lo tanto, el acto de presentación de su obra -en la Feria del Libro, el jueves 9 de mayo- será el acto de lanzamiento de su campaña electoral. Si los rumores que vienen desde el Instituto Patria se concretan, será una campaña atípica. La idea es que la ex presidenta hable poco. Ya se sabe que cuando habla la embarra y pierde votos. La idea es que hable a través de sus escritos y sus libros. 

Sinceramentees el primero. Y, por lo que se lee, mucho no la va ayudar en su necesidad de sumar votos. 

La hechura del libro llevó un año. Contrariamente a lo que algunos se apresuraron a señalar, no fue CFK la que lo escribió. Lo que ella hizo fue lo que hacen los expresidentes: dictarlo a un colaborador quien desgrabe el material que, luego de ser revisado por el autor, es enviado a un “ghost writer” (escritor en la sombra) que se encarga de la redacción final. En este caso, esa tarea le correspondió a nuestra destacada colega, María Seoane.

Conductas y expresiones dejan al descubierto el síndrome que la domina.

El contenido de Sinceramente” nos lleva a través de un universo variopinto de anécdotas que terminan de constituir una especie de “La Biblia y El Calefón”, algo absolutamente representativo de la patológica personalidad de Cristina, del que surgen sus conductas, actitudes y expresiones que dejan al descubierto los rasgos del Hubris. Es, además, la demostración palmaria de que la ex presidenta no ha cambiado. Los que pregonan la existencia de una persona distinta tienen su desmentida rotunda en este libro. Nada que sorprenda: modificar las patologías de la ex presidenta -como las de cualquier otra persona que las padeciera-  es una tarea con destino de fracaso en la mayoría de los casos.

Como una muestra de las muchas que provee el libro sobre las conductas “hubrísticas” de Fernández de Kirchner, una de las más significativas aparece en el siguiente párrafo: “Muchas veces, después del balotaje, pensé en eso que finalmente no se dio: yo, frente a la Asamblea Legislativa, entregándole los atributos presidenciales a… ¡Mauricio Macri! Lo pensaba y se me estrujaba el corazón. Es más, ya había imaginado cómo hacerlo: me sacaba la  banda y, junto al bastón, los depositaba suavemente sobre el estrado de la presidencia de la Asamblea, lo saludaba y me retiraba.

Todo Cambiemos quería esa foto mía entregándole el mando a Macri porque no era cualquier otro presidente. Era Cristina, era la loca, la yegua, la soberbia, la autoritaria, la populista en un acto de rendición”.

Este párrafo explica perfectamente la concepción del poder que tuvo y tiene CFK. Una concepción  manifiestamente antirrepublicana y más afín con una monarquía. 

Y, en este sentido se acerca a la idea que expresa la frase célebre erróneamente atribuida a Luis XIV: “El Estado soy yo”. La confusión de roles que expresa el párrafo citado del libro es brutal. La investidura presidencial exige el cumplimiento de normas que van más allá de las personas. En el acto de traspaso del mando lo que hay es el traspaso de los atributos del poder, hecho que tiene un valor institucional. Poco le importó eso a la entonces presidenta.

Conclusión, ese paso que contempla la ley no se cumplió. Para Cristina, lo personal estuvo por sobre lo institucional. Lo interesante, además, es que pasados ya tres años del episodio no hay ningún atisbo de autocrítica. O sea, nada cambió. Esta conducta se corresponde a la perfección con el tercero y el quinto síntoma del síndrome de Hubris.

El otro elemento que surge de Sinceramente” es la falacia. Hay falacias por doquier.

De ese verdadero vademecum, rescatamos unas pocas. Hacerlo con todas haría necesario la escritura de un opúsculo adicional los ya existentes sobre esta temática. Seleccionamos tres: “Debo admitir que la cuestión de las cadenas nacionales fue todo un tema. Sí, el hecho de que yo hablara por cadena nacional -bastante seguido, es cierto- para comunicar la gestión de gobierno, obras, leyes, medidas, etc., tenía una razón objetiva: si yo no utilizaba esta herramienta, lo que nosotros hacíamos no aparecía en los medios de comunicación”.

La verdad -como tantas veces sucede con los dichos de la ex jefa de Estado- es otra. Primero porque lo que normalmente ocurre es que un gobierno democrático comunica a través de las conferencias de prensa. Es paradójica esta queja de CFK que  protestaba porque los medios no comunicaban lo que hacía su gobierno. Y es paradójica porque ella, a su vez, se encargaba de prohibirles a sus funcionarios que hablaran con los medios que no le respondían. 

Además, el kirchnerato contaba con una poderosa estructura mediática -la TV PúblicaRadio NacionalTélam, el Grupo Indalo, Radio Del Plata, Tiempo- que hacían oficialismo declarado y militante. Por lo tanto, las cadenas -que se instalaron como instrumento de gestión durante la crisis con el campo- tuvieron dos objetivos: la acción de propaganda gubernamental y el ataque a los críticos del gobierno.

Parece que la ex presidenta se olvidó de ese “detalle”. Cómo no recordar -a manera de simple muestra- aquella alocución en la que vilipendió a un abuelo por haberle querido regalar un dólar a su nieto, idea de la que debió desistir porque el cepo se lo impidió.

Otra falacia es la referida al Papa. “Bergoglio trataba de verlo (a Kirchner) y hacía las gestiones a través de Cancillería, pero también llamaba a Oscar Parrilli, secretario general de la Presidencia, sugiriéndole que Néstor lo visitara en la Catedral. Parrilli le contestaba ‘Mire, usted llama y el Presidente lo recibe a solas, en secreto, en público, en Olivos, donde usted quiera. Jorge le contestaba ‘Bueno, gracias pero no’. El respondía ‘No, que venga él a verme a mí a la Casa de Gobierno’. Del otro lado, Bergoglio contestaba: ‘No, que venga él a la Catedral. En definitiva, ellos no se vieron porque ninguno quiso cruzar la Plaza de Mayo”.

Una cosa es una buena posición económica y otra la fortuna que amasaron en sus doce años en el poder.

En verdad, el problema fue otro. Néstor Kirchner veía en el cardenal Jorge Bergoglio a un enemigo político. Y esto dio pie a acciones mucho más graves que la de no asistir a los Te Deum del 25 de mayo en la Catedral. El expresidente buscó el desplazamiento del entonces arzobispo de Buenos Aires. Esa una historia que aguarda ser contada con todo detalle. Y a esa actitud se sumó CFK. Hay que recordar lo que fue la Casa Rosada aquel miércoles 13 de marzo de 2013 cuando Bergoglio fue electo Papa. Y hay que recordar también el lamentable discurso de la entonces presidenta en Tecnópolis ese día: dijo que había sido electo un papa latinoamericano -no argentino-, a quien no nombró.

La última falacia que merece ser subrayada es la atinente a su fortuna. “Se cansaron de decir que Néstor y yo habíamos llegado pobres al gobierno pero nos fuimos ricos. No es así. Nunca llegamos pobres a ningún cargo de la función pública. Y menos a la Presidencia de la Nación”.

Era sabido que los Kirchner tenían una buena posición económica al llegar a la función pública. No se conoce de nadie que haya dicho que eran pobres. De paso, viene bien recordar que esa buena posición económica la cimentaron en la tristemente famosa 1050 de la época de José Alfredo Martínez de Hoz, por la que mucha gente perdió las viviendas que había intentado adquirir por medio de créditos hipotecarios.

Pero una cosa es una buena posición económica y otra es la fortuna que amasaron durante sus doce años en el poder. La legitimidad de esa fortuna es lo que deberá dirimirse en los juicios pendientes de celebración. Son los que debieron haberse producido durante su gestión, de los que la expresidenta habla falazmente en su libro.

No hubo ningún juicio por estas causas sino sobreseimientos apresurados, hechos bajo presión, como lo reconoció el ex juez Norberto Oyarbide. Son los juicios que nunca se van a substanciar si Cristina Fernández de Kirchner es reelecta en noviembre.

Sintesis del Libro Sinceramente…

Imagen: AFP

Salió a la venta el libro de Cristina Kirchner, que se agotó en horas…

“Me llamaron loca, histérica, orgásmica”

Las grandes cadenas adelantaron un día la salida a la venta y fue furor. En el libro, la ex presidenta deja la idea de que volverá a ser candidata.

En una época de crisis profunda del mercado editorial, Sinceramente, el libro de Cristina Kirchner, pinta como el gran suceso de los últimos tiempos. Ayer, las grandes cadenas de librerías decidieron adelantar un día la salida a la venta y miles de ejemplares se agotaron en cuestión de horas. Se suponía que el resto de las librerías lo pondrían a la venta hoy, pero había dudas acerca de si se podría hacer frente a la demanda. En la editorial Pengüin Random House avisaron que se están imprimiendo más ejemplares, pero que no es un proceso veloz. En el libro de 600 páginas, la ex presidenta cuenta intimidades y da sus opiniones sobre distintos hechos ocurridos en los últimos años y de la actualidad. También habla sobre la persecución judicial que sufre y el origen de la fortuna familiar. Aquí van algunas de las cuestiones sobre las que escribió Cristina Kirchner.

Dictadura

“En la madrugada del 6 de enero de 1976, en Río Gallegos, nos detuvo la policía provincial por orden del Ejército, junto a una pareja de amigos, Oscar ‘Cacho’ Vázquez y su esposa Mabel Velásquez. La orden de detención era para Cacho, que había sido delegado de la Regional VII de la juventud Peronista, y para todo aquel que lo acompañara. Estuvimos presos 16 días. Recuerdo que nos reencontramos con Néstor en la puerta de la vieja casa familiar de la calle 25 de Mayo. Nos abrazamos muy fuerte y le dije: ‘Tenemos que irnos del país, esto va a ser una masacre, nos van a pasar por arriba como una Caterpillar’. El quiso tranquilizarme y me dijo: ‘No…no va a ser para tanto, va a ser como todos los golpes, los primeros dos o tres meses habrá que cuidarse y después todos se aflojan’. Lamentablemente, la historia se encargó de darme la razón”.

Derechos humanos

“Me causa gracia cuando algunos afirman que instalamos la cuestión de los derechos humanos por conveniencia, como si hubiera sido un tema que en la Argentina de aquellos años diera rédito político. Al contrario, las dirigencias partidarias más relevantes miraban para otro lado frente a las leyes de impunidad, y los únicos que batallaban ese tema eran los organismos de derechos humanos”.

Néstor

“Si me preguntan qué fue lo que más amé de Néstor, contestaría que todo. Era un personaje. Al Teatro Colón, por ejemplo, Néstor decidió no ir jamás. Cuando en marzo de 2006 nos visitó la reina Beatriz de Holanda, acompañada por su hijo Guillermo de Orange y su esposa, la argentina Máxima Zorreguieta, nosotros le ofrecimos una recepción en los salones de la Cancillería, frente a la Plaza San Martín. Todavía no teníamos el Museo del Bicentenario, que él no llegó a ver inaugurado. Nos explicaron que luego, como retribución, la reina ofrecía una fiesta al presidente y a su gobierno y que para eso decidió alquilar al Teatro Colón. Pero el presidente… no fue al Colón. Y tuve que ir yo. No pude convencer a Néstor. Literalmente le rogué: ‘Néstor, por favor, tenés que ir’. El me retrucaba: ‘Al Colón no voy a ir, no se los voy a pisar’. Le supliqué: ‘Néstor, tenés que entender que es una equivocación. El Colón es una de las salas líricas más importantes del mundo y es nuestra. ¿Por qué no vas a ir?’. Me contestó: ‘No pienso ir ni loco al teatro de la oligarquía argentina, no se los voy a pisar, no les voy a dar el gusto’”.

Estudio

“Decidimos abrir el estudio jurídico y de a poco empezamos a tener clientes muy importantes de Santa Cruz, que era amigos de su padre. Entre los primeros, Cayetano Drisaldi, concesionario de Citroën y agente oficial de YPF en Santa Cruz. También los dueños de la concesionaria Dodge Chrysler: Pablo Sancho y Victoriano Manzanares; este último además fue nuestro primer contador y padre de Víctor Alejandro Manzanares, que años después no sólo fue síndico del banco de Santa Cruz sino también, cuando su padre se retiró, nuestro contador. Fue a partir de ese momento que comenzamos a crecer económicamente”.

Fortuna

“En el año 2003 Néstor presentaba su primera declaración jurada como presidente y en ella, en el rubro 4.6 de ‘Depósitos y dinero en efectivo’, en la columna correspondiente a tipo de cuenta, depósitos a plazo fijo en dólares americanos figuraba la suma de U$S 4.387.674. Repito: en el 2003, Néstor ya declaraba tenencia de depósitos en efectivo por más de 4 millones de dólares. Sin embargo, se cansaron de decir que Néstor y yo habíamos llegado pobres al gobierno pero nos fuimos ricos. No es así. Nunca llegamos pobres a ningún cargo de la función pública. Y menos a la Presidencia de la Nación”.

Cajas

“Los plazos fijos que estaban, como siempre durante todos aquellos años, en el banco Galicia, que fue el que nos vendió los dólares en efectivo que se colocaron en las cajas de seguridad… ¿de qué banco?… Galicia. El dinero nunca salió del banco, hay una línea de continuidad sin ningún tipo de fisuras. ¿Por qué las cajas de seguridad estaban a nombre de Florencia, mi hija? Muy simple: porque tanto Máximo como yo estábamos viviendo en Río Gallegos y la única persona que vivía en Buenos Aires para hacer ese trámite, que es personal, era Florencia”.

Retenciones

“Vino Martín Lousteau con Gastón Rossi, su asesor, a explicarnos el tema de las retenciones móviles que se basaban en el criterio de la renta extraordinaria. No me pareció mal, porque es un criterio que comparto. Me acuerdo como si fuera hoy de aquella reunión. Estábamos los tres: Alberto Fernández, Lousteau y yo. El jefe de Gabinete le pregunta: ‘¿Estás seguro que no habrá problemas con eso?’. Y Lousteau, muy seguro de lo que decía, contestó: ‘No, a ellos la soja no les interesa’. Juro por la vida de mis tres nietos y mis dos hijos, que es lo que más quiero en el mundo, que dijo eso”.

Clase media

“El 13 de noviembre de 2012 el Banco Mundial publicó un informe que revelaba que la clase media en Argentina se había duplicado en la última década y que se destacaba como el país latinoamericano con el mayor aumento de su clase media como porcentaje de la población total. Y pensar que me tuve que fumar que dijeran que no había combatido la pobreza. ¡Justo a nosotros, que duplicamos la clase media! O sea, una parte importante de los argentinos y las argentinas dejaron, durante nuestros gobiernos, de ser pobres… y no lo digo yo, lo dijo el Banco Mundial. Aunque también, a pesar de ello, una porción importante de esa misma clase media terminó votando a Mauricio Macri”.

Macri

“Si alguien me pidiera que definiera a Mauricio Macri en una sola palabra, la única que se me ocurriría es: caos. Sí… Mauricio Macri es el caos y por eso creo firmemente que hay que volver a ordenar la Argentina. Como se dice por ahí: que cada cosa esté en su lugar; la heladera en la cocina y el inodoro en el baño. Esto exige a cada uno de los argentinos y las argentinas, cualquiera sea su lugar en la sociedad, una primera decisión casi actitudinal que permita encarar los problemas que el gobierno de Mauricio Macri nos está dejando y que no existían en 2015”.

Atributos

“Muchas veces, después del balotaje, pensé en eso que finalmente no se dio: yo, frente a la Asamblea Legislativa, entregándole los atributos presidenciales a… ¡Mauricio Macri! Lo pensaba y se me estrujaba el corazón. Es más, ya había imaginado cómo hacerlo: me sacaba la banda y, junto al bastón, los depositaba suavemente sobre el estrado de la presidencia de la Asamblea, lo saludaba y me retiraba. Todo Cambiemos quería esa foto mía entregándole el mando a Macri porque no era cualquier otro presidente. Era Cristina, era la ‘yegua’, la soberbia, la autoritaria, la populista en un acto de rendición”.

Género

“Me llamaron loca, histérica, orgásmica, desesperada por el poder. Mientras escribo, pienso con dolor que a pesar de haber sido la primera mujer electa presidenta de la historia, no se alzó ninguna voz feminista para condenar el ataque por mi condición de mujer. Ojo, no digo para defender el gobierno, ni las políticas, ni a ninguna persona en particular, sino el género que era agredido como tal”.

Aborto

“Yo antes era una persona que decía ‘no soy feminista, soy femenina’. ¡Qué estupidez! ¡Qué inmensa estupidez y lugar común! En la marcha de 2018 salieron las adolescentes de 13, 14 y 15 años. Eran decenas de miles que salían de los colegios, religiosos inclusive –porque se les veía los uniformes–, se sacaban la camisa y se ponían pañuelos verdes. Ahí me puse a pensar… dentro de quince años yo voy a tener 80, voy a ser una vieja y Helenita va a estar en quinto año, María Emilia va a estar en cuarto y les van a preguntar las compañeritas: ‘Che, ¿qué votó tu abuela?’ Y ellas van a contestar: ‘Esa vieja votó en contra’. ¡No señor! Eso no lo voy a permitir”.

Legado

“El legado de Néstor se proyecta en los jóvenes que tomaron las mismas banderas con firmeza y que hoy resisten para que la patria no vuelva a estar de rodillas. Pienso que tal vez ese sea mi rol, el de ser un puente entre las nuevas generaciones y las anteriores; nosotros tomamos la posta de otros para construir la Argentina y, a pesar del fuerte revés que nos acecha, serán los y las jóvenes quienes deberán seguir adelante”.





domingo, 7 de mayo de 2017

Como se gestó el 2 x 1. Los complotados… @dealgunamanera...

Los complotados…


El fallo para liberar el mayor número posible de detenidos por crímenes de lesa humanidad es producto de un acuerdo secreto entre el gobierno nacional y la Iglesia Católica. Las movidas previas de Bergoglio y de la Corte que prepararon el terreno. Las negociaciones con Elena Highton para que siga en su cargo luego del límite constitucional de 75 años. El voto de la nueva mayoría oficialista y el operativo de autoabsolución del episcopado, dos monumentos a la hipocresía. 

Gobierno, Iglesia y Corte Suprema: cómo se gestó el fallo destinado a liberar el mayor número posible de detenidos por crímenes de lesa humanidad. Las movidas que prepararon el terreno, las negociaciones con Elena Highton y el voto de la nueva mayoría en el Tribunal.

© Escrito por Horacio Verbitsky el domingo 07/05/2017 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Los esfuerzos del gobierno por simular que está molesto con la decisión de la Corte Suprema de Justicia que ordenó reducir la pena a un condenado por crímenes de lesa humanidad porque perturba su política de Derechos Humanos chocan con los datos duros que rodean el fallo del miércoles pasado.

El 20 de marzo el Secretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural, Claudio Avruj, interesó al presidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Francisco Eguiguren, en la situación de los militares detenidos por esos delitos, en una gestión impulsada una vez más por la infatigable Iglesia Católica Apostólica Romana, hoy presidida por un argentino. El gestor de la presentación a favor de los represores fue Siro de Martini, asesor jurídico del ministro de Justicia y Derechos Humanos, Germán Garavano. Avruj pidió que la CIDH recibiera a las organizaciones de familiares de esos militares y a una delegación eclesiástica que encabezaría el propio delegado del papa Francisco en la Argentina, el nuncio apostólico Emil Paul Tscherrig. Los nexos habituales de Avruj con Bergoglio fueron el sacerdote Guillermo Marcó; el ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Sergio Berman, y el tesorero de la DAIA cuando Avruj era su director ejecutivo, Alberto Zimerman. A través de Marcó, que era el vocero de Bergoglio, el entonces arzobispo de Buenos Aires se reunía con Avruj.

La nueva mayoría

La decisión fue firmada por los tres jueces que deben su cargo al presidente Maurizio Macrì: los dos que designó por decreto, Carlos Rosenkrantz y Horacio Rosatti, y aquella que permanecerá en su cargo más allá del límite de 75 años que marca la Constitución Nacional, por voluntad tácita del Poder Ejecutivo. El gobierno nacional estaba en negociaciones con Elena Highton de Nolasco para solicitar el nuevo acuerdo que establece el artículo 99, inciso 4 de la Constitución, pero el senador transgénero Miguel Pichetto hizo saber que su bancada no la votaría. Highton consiguió entonces la medida cautelar de uno de los jueces más políticos del fuero contencioso administrativo federal, Enrique Lavié Pico. Mientras Avruj volaba a Washington para realizar la gestión ante la CIDH, el diario La Nación en su editorial del 16 de marzo consideró “incomprensible” que el Estado nacional no haya apelado esa decisión. Esto sólo fue una sorpresa para quienes desconocían la negociación previa. Highton es desde entonces tan deudora de Macrì como Rosenkrantz y Rosatti, y a menor costo porque no hubo escrutinio público, como hubiera ocurrido de seguirse el procedimiento del decreto 222/03.

Este fallo debe considerarse en conjunto con otros tres que en los últimos meses marcaron el perfil de la nueva Corte:

Villamil: los reclamos civiles por daños y perjuicios no son imprescriptibles como sí lo es la persecución penal.

Fontevecchia: las decisiones de la Corte Suprema tienen preminencia sobre las de la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Alespeiti: para negar una prisión domiciliaria a un geronte hay que fundamentar muy bien los riesgos procesales de fuga y entorpecimiento.

En los cuatro casos Rosenkrantz formó parte de la mayoría, con socios cambiantes: tres veces Highton, dos Rosatti y Lorenzetti, una Maqueda.

Esto sugiere un nuevo eje de poder, desplazado de Lorenzetti a Rosenkrantz. El abogado del Grupo Clarín es el hombre fuerte del tribunal.

Los documentos secretos desclasificados por Estados Unidos muestran que tanto el nuncio apostólico de aquellos años, Pío Laghi, como la dirigencia de la DAIA pedían al gobierno de Jimmy Carter que no presionara a la dictadura por las violaciones a los derechos humanos porque podría ser contraproducente. Para Laghi, el dictador Jorge Videla era “un buen cristiano”; los líderes judíos opinaban que el gobierno no era antisemita y que Jacobo Timerman estaba detenido por manejar dinero del terrorismo, cosa que ni la llamada justicia militar pudo establecer.

En sincronía con el fallo de la Corte Suprema, el episcopado católico puso en marcha su enésima tentativa por la denominada reconciliación y una vez más dijo y se desdijo ante la reacción que provocó el obsceno show montado en La Montonera, que es la quinta de Pilar donde se reúnen. Uno de los objetivos de la desclasificación de documentos del Vaticano es mejorar la imagen de Laghi, como dieron a entender el monseñor de la secretaría de Estado, Giuseppe Laterza, y los obispos argentinos Mario Poli y José María Arancedo. El acuerdo del gobierno con la Iglesia incluyó la designación de un nuevo obispo castrense, luego de una vacancia de doce años. El nuevo titular de esa diócesis personal, Santiago Olivera, dijo que “los derechos humanos hay que vivirlos para todos. Que la Justicia cumpla su labor, que tiene que ser en todos los tiempos y para todas las personas. No una justicia selectiva, solo para algunos, y más mala para otros. La Justicia no puede ser ni mala ni buena, tiene que ser Justicia”, argumento especioso que retomó en su voto el juez Horacio Rosatti, de buena relación con el Opus Dei.

Hipocresía permanente

En el voto de la nueva mayoría de la Corte Suprema es sorprendente la primacía de su intención política por encima de la calidad del razonamiento jurídico. Los tres sostienen que la ley penal más benigna no puede excluir a los autores de ningún delito, aunque fueran crímenes de lesa humanidad, como si alguna vez las víctimas o el Estado hubieran pretendido excepciones. Por el contrario, todo el proceso de Memoria, Verdad y Justicia se realizó siguiendo los procedimientos y leyes ordinarios y con las mayores garantías para los imputados. Por ejemplo, ni querellantes ni fiscalías pidieron nunca que se aplicara el agravamiento de las penas contenido en el Estatuto de Roma por el que se creó la Corte Penal Internacional, que fue incorporado aquí por la ley 26.200/06. Y cuando se aumentaron las penas para casos de privación ilegal de la libertad y alteración de estado civil de los chicos robados, tanto las querellas como el ministerio público fiscal solicitaron la aplicación de la ley vigente en el momento del hecho, cuyas penas eran menores. Esto se puede verificar incluso en la condena a Muiña, que ya se benefició durante el proceso con la ley penal más benigna. La extensión indebida de los procesos se debe a las demoras causadas por las leyes de impunidad y por la desidia judicial para avanzar con los procesos, reproche que le cabe en primer lugar a la propia Corte Suprema de Justicia, que ha sido el tapón que permitió que muchos represores murieran impunes, porque no llegó a confirmar las condenas impuestas por los tribunales de juicio. 

Como la Corte demora el tratamiento de estas causas terminadas, la prisión preventiva se extiende y luego el mismo tribunal alega su desidia como justificación para devolver a las calles antes de tiempo a los autores de gravísimos delitos. Si el criterio de la nueva mayoría se aplicara a los casos de apropiación de chicos reduciría la escala penal a su formulación originaria (de 3 a 10 años y no de 5 a 15 según se modificó después) con lo cual todos los condenados o procesados futuros por ese delito recuperarían la libertad. Esto angustia a sus víctimas, jóvenes de entre 34 y 41 años que hace poco dejaron de sufrir esa opresión y recuperaron su identidad y que ahora viven con terror la posibilidad de cruzarse en la calle con sus apropiadores.

Lo que las víctimas sí han exigido siempre es celeridad del Poder Ejecutivo para cubrir las vacantes y de los jueces para realizar los juicios en plazos razonables. Un aspecto asombroso del fallo es que buena parte de su razonamiento se refiere a los delitos permanentes, pero en ninguna parte del texto se explica qué tiene que ver con el caso del represor Luis Muiña, que pidió la aplicación del 2x1. La mayoría afirma que la desaparición forzada de personas es un delito continuado o permanente mientras no se establezca el destino o paradero de la víctima. Pero Muiña no fue condenado por desaparición forzada (en cuyo caso la pena no hubiera sido de 13 años) sino por privación ilegal de la libertad de cinco personas cuyo destino o paradero sí fue establecido, cosa que los jueces pasan alegremente por alto. Las cinco víctimas estuvieron privadas de su libertad entre noviembre de 1976 y enero de 1977.

Con independencia del delito de que se trate, del robo de gallinas al homicidio, sea o no de lesa humanidad, carece de razonabilidad aplicar a un detenido una ley sancionada después de que cometió el crimen y derogada antes de que fuera privado de su libertad, salvo que por la naturaleza de esa ley, implique un cambio de la valoración social sobre la gravedad de ese delito. Por ejemplo, el avenimiento, que hasta 2012 liberaba de pena a un violador si la víctima lo aceptaba como esposo. Con la nueva sensibilidad hacia los derechos de la mujer, eso es inimaginable. Ésa era una ley penal más benigna que la sancionada hace cinco años. En cambio la ley que entre 1994 y 2001 dispuso el cómputo doble por cualquier delito del tiempo transcurrido en prisión preventiva más allá de los tres años, fue un dispositivo de excepción dirigido a descomprimir una situación explosiva en los penales de todo el país por la morosidad de los procedimientos judiciales. Por su naturaleza era una ley transitoria, que no implicaba ninguna evolución o involución social respecto de la gravedad de un delito determinado.

Superada la excepción (al menos así lo entendió el legislador al derogarla) es disparatado aplicarla como ley penal más benigna a delitos cometidos antes de su vigencia y juzgados después de su caducidad. Por otra parte, las reiteradas alusiones a la igualdad jurídica y a la moral constituyen la forma más perversa de ocultar la desigualdad real y de falsear los hechos. Esto es típico de las clases dominantes argentas, que en la Constitución de 1957 codificaron todos los derechos sociales que los golpistas de 1955 suprimieron. La cumbre se alcanza en el voto de Rosatti, quien no se metió como sus colegas en el berenjenal del delito permanente, cuando expone un supuesto dilema moral. Los delitos de lesa humanidad expresan el estadio más degradado en que ha caído la naturaleza humana y el régimen durante el cual se perpetraron descendió a niveles de inhumanidad nunca vistos, dice. Pero un Estado de Derecho “no es aquel que combate a la barbarie apartándose del ordenamiento jurídico sino respetando los derechos y garantías que han sido establecidos para todos, aun para los condenados por delitos aberrantes” ya que “de lo contrario se correría el riesgo de recorrer el mismo camino de declive moral que se transitó en el pasado”, agrega, creando una falsa dicotomía.

No es cierto que este beneficio deba concederse a los autores de crímenes de lesa humanidad porque también beneficia a los de delitos comunes, sino todo lo contrario. Debido a las leyes de impunidad y a la reticencia judicial para avanzar contra agentes civiles o militares de la dictadura, la ley del 2x1 ya no es aplicable a ningún autor de delitos comunes. No quedan ni siquiera homicidas sin condena firme, que hayan estado privados de la libertad más de tres años en aquella época, ni hablar de procesados. De modo que en realidad este fallo crea una categoría especial de detenidos, a los que se beneficia por encima del resto.Esa es la intención política, una vez despejada la hojarasca leguleya de segunda marca. Ojalá esta decisión no desate una nueva ola de motines carcelarios en demanda de iguales beneficios.

También es llamativo que la Corte Suprema se reduzca a un análisis de leyes penales y procesales, sin la menor referencia a la dimensión constitucional del caso, que es el terreno en el que se esperaría su aporte. En ese sentido parece más un fallo de Casación que de Corte Suprema. Por falta de análisis constitucional omiten la armonización de la ley penal más benigna con el principio de proporcionalidad  “de manera que  no se haga ilusoria la justicia penal”, como dijo la Corte Interamericana de Derechos Humanos en el caso de la Masacre de la Rochela cometida en Colombia. Ese fallo fue mencionado en una declaración del secretario de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, Santiago Cantón, quien antes fue secretario ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Cantón se declaró de acuerdo con el voto minoritario de Juan Carlos Maqueda y Ricardo Lorenzetti. En el juzgamiento de los delitos de lesa humanidad “se debe cumplir con los estándares específicos definidos por el derecho internacional de los derechos humanos. La sanción y su cumplimiento también deben responder a esa obligación. 

La gravedad de los delitos de lesa humanidad requiere de una sanción proporcional, e igualar la sanción en estas violaciones con los delitos comunes, como decidió la mayoría de la Corte Suprema, ignora el carácter de lesa humanidad del delito y puede llevar a que no se cumpla con el principio de proporcionalidad”, dijo. El mismo fallo de la Corte IDH fue invocado por la fiscal Angeles Ramos para pedir que el 2x1 no se aplique al militar Víctor Alejandro Gallo, condenado a 15 años por la apropiación de Francisco Madariaga, hijo del dirigente de Abuelas de Plaza de Mayo Abel Madariaga. Y el fiscal general Pablo Parenti solicitó que tampoco se aplique al apropiador Salvador Norberto Girbone, porque a diferencia de Muiña continuó cometiendo el delito después de derogada la ley del 2x1. 

Pero además porque la ley del 2x1 es incompatible con las obligaciones internacionales del Estado en materia de persecución y sanción de graves violaciones de los Derechos Humanos y los delitos de lesa humanidad, según varias convenciones internacionales sobre Derechos Humanos y contra las Desapariciones Forzadas. Para la Corte interamericana, las penas ínfimas o ilusorias, o que puedan significar una mera apariencia de justicia son incompatibles con la Convención Americana de Derechos Humanos. La fiscal Ramos cita otros fallos sobre casos de Guatemala, Venezuela y El Salvador, donde la Corte Interamericana dice que las penas para las más graves violaciones a los derechos humanos deben ser “adecuadas” y no constituir “una forma de impunidad de facto”. 

Al solicitar la inconstitucionalidad de la aplicación ultraactiva del 2x1, Ramos propicia que la Corte Suprema vuelva a pronunciarse sobre el punto, esta vez con mayor seriedad. La Corte Interamericana también dijo en el caso Heliodoro Portugal vs. Panamá, que “la respuesta de un Estado a la conducta ilícita de un agente debe guardar proporcionalidad con los bienes jurídicos afectados” y que “los Estados tienen una obligación general, a la luz de los artículos 1.1 y 2 de la Convención, de garantizar el respeto de los derechos humanos protegidos por la Convención” y de perseguir conductas ilícitas que contravengan esos derechos. En dicha persecución “es necesario evitar medidas ilusorias que sólo aparenten satisfacer las exigencias formales de justicia. En este sentido, la regla de proporcionalidad requiere que los Estados impongan penas que verdaderamente contribuyan a prevenir la impunidad”. El Tribunal Oral Federal 5 se tomó pocas horas para rechazar el pedido de Girbone.

Dada la indiferencia de la nueva mayoría por el derecho constitucional y las convenciones internacionales, tal vez se podría invitar a los firmantes del fallo a un viaje en el mismo ascensor que trasladó a Carlos Mahiques hasta la Cámara Federal de Casación Penal. En este caso hasta un piso más abajo.



sábado, 15 de octubre de 2016

“Malvado o estúpido”… @dealgunamanera...

“Malvado o estúpido”…

Macri dio su discurso de apertura en el Coloquio de IDEA. Uno de los ámbitos donde se lo subestimó. Foto: Cedoc Perfil

No fueron precisamente las palabras malvado o estúpido con las que Macri definió lo que piensan de él la izquierda por un lado y el círculo rojo por el otro. “Hay gente que cree que soy un hijo de puta. Y otra gente que cree que soy un boludo. ¿Qué raro, no? Parezco condenado a tener que convivir con ese karma”, así citó al Presidente en su columna del 9 de octubre en Clarín Eduardo van der Kooy.

© Escrito por Jorge Fontevecchia y publicado el sábado 15/10/2016 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El karma de la subestimación moral o intelectual acompaña a Macri desde siempre. En su vida empresaria lo subestimó su padre, en el colegio lo subestimaron algunos compañeros y al dedicarse a la política lo subestimó casi todo el mundo. Pero lo que Macri vivió como una incomprensión fue el motor que encendió su deseo de demostrar. Así como la subestimación lo ayudó en política permitiéndole, muchas veces, que “no lo vieran venir”.

Que Macri observe una contradicción –“raro”– entre ser “hijo de puta o boludo” refleja el mito de que el malvado es inteligente, que tanto hizo el Vaticano por construir en el Renacimiento, temeroso por entonces de los avances de la ciencia: el técnico sin alma. Que la malicia requiera inteligencia se opone a la idea de la Grecia antigua, donde el mal era ignorancia porque “quien sabe lo bueno quiere lo bueno”, y donde perfectamente se era hijo de puta y boludo al mismo tiempo.

El error de evaluación sobre la inteligencia de Macri podría residir en que el arquetipo de inteligencia es la inteligencia conceptual, la de los intelectuales, la de quien entiende la teoría, lo que normalmente llamamos el saber, y de ahí el sabio. Y al revés, sea menos visible o menos valorado académica y socialmente el “saber hacer”, la inteligencia gestional. El saber y el saber hacer, como dos formas de inteligencia, una teórica y otra práctica, que generalmente no coinciden en las mismas personas en la administración de lo público.

En el mundo empresario se valora mucho más la inteligencia gestional y se dice irónicamente que si se pone de CEO de una gran empresa a un intelectual, más temprano que tarde la fundirá. Un libro clásico de gestión es Ejecución: la disciplina de hacer que las cosas se hagan (Execution: the Discipline of Getting Things Done), de Larry Bossidy, ex CEO de la gigantesca General Electric, cuya esencia se podría sintetizar en que hay muchas más ideas que personas capaces de instrumentarlas con calidad. Ya cuando era jefe de Gobierno de la Ciudad, refiriéndose al Metrobus o las bicisendas, Macri dijo que las ideas están en el mundo, sólo hay que ir a buscarlas.

La imagen de una técnica sin alma no aterroriza únicamente a la Iglesia sino también a los dogmáticos seculares, para quienes el pragmatismo es amoral. Y los sistemas de gobierno están mucho más regidos por condicionamientos culturales o religiosos que políticos. El mejor ejemplo es el de Tailandia, donde con 88 años de edad murió el rey Bhumibol Adulyadej, considerado un dios para el pueblo, que gobernó durante setenta años.

Tailandia es el único país asiático que no fue invadido por potencias occidentales y la monarquía goza del prestigio de ser el significante de ese orgullo nacional. Pero en las repúblicas vecinas del sudeste asiático, que son conducidas por un autócrata surgido de elecciones o por un partido único, también quien manda es un dios infalible a quien no se discute. Sea monarquía o república, y en este caso con competencia electoral o sólo con el Partido Comunista, el sistema cultural religioso es el mismo.

El mundo empresario es otro ecosistema cultural con sus creencias particulares, donde hacer es lo más importante. No es que no se piense sino que aun en quienes conducen el tiempo dedicado al hacer, o al hacer hacer a otros, es mucho mayor que el destinado al pensar.

En la cumbre de IDEA, Macri explicó que prefería tres errores con siete aciertos a que, por no errar nunca, sólo hubiera tres aciertos. Errar y hacer van juntos pero esa lógica sería inadmisible en un hospital, por ejemplo. Y un país en crisis es lo más parecido a un hospital, por eso algunos sectores piensan que Macri es malvado. Entre quienes piensan que no es tan inteligente, hay muchos que participaron de IDEA y ven como una amenaza a sus empresas la apuesta de Macri por la globalización y sus continuas citas a Chile o Australia, países con menos de la mitad de habitantes de Argentina, que pueden crecer aceptando una división internacional del trabajo que los especialice en producir materias primas, o la fascinación de Macri con los unicornios de internet y todo lo novedoso.

Otro que hace a Macri sentir incomprendido es Bergoglio, para quien el Presidente sería un superficial pero no una mala persona, y su preocupación ahora se concentra en el optimismo exagerado del Gobierno en el derrame de progreso que producirán sus medidas económicas. Y su cara hosca en la visita anterior y la sonriente en ésta son la forma de orientarlo por el camino correcto para ayudar a la Argentina.