Mostrando las entradas con la etiqueta Inglaterra. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Inglaterra. Mostrar todas las entradas

sábado, 16 de febrero de 2013

El auge de la política sin partidos… De Alguna Manera...


El auge de la política sin partidos…

La política es oferta: de liderazgos, de representación, de símbolos, de políticas públicas. Y también es demanda: de esas mismas cosas, y de gobernabilidad, a veces de cambios, otras veces de orden y previsibilidad. Tradicionalmente la oferta se generaba en los partidos políticos y la demanda se expresaba a través del voto, y más recientemente se expresa también a través de las encuestas. Lo nuevo en la vida política en casi todas partes es la declinación de los partidos en la generación  de la oferta.

Los partidos aparecieron en los albores de la democracia en Estados Unidos e Inglaterra a fines del siglo XVIII. Inicialmente tenían mala imagen, se los veía como males necesarios –más que “partes” genuinas de un todo heterogéneo eran vistos como “particiones” peligrosas de ese todo–. Pero lo cierto es que en muchas partes del mundo, hasta no hace muchos años, la ciudadanía se ejerció articulada por el sistema de partidos. Su declinación es un fenómeno relativamente reciente. En la Argentina, en 1984, tres de cada cuatro ciudadanos argentinos se sentía identificado con algún partido: dos de cada cuatro “simpatizando” con alguno, uno de cada cuatro declarándose “afiliado”; hoy los afiliados son uno de cada diez y los “simpatizantes” casi no existen. En otros países las cosas fueron parecidas.

Los partidos cumplían distintas funciones: generaban la oferta de candidatos y les transferían legitimidad; para los simpatizantes, eran fuente de identidades políticas bastante estables; para los afiliados, eran un canal de participación. Todo eso estructuraba la vida política y generaba las bases de los consensos para la gobernabilidad. El modelo alternativo no era la política sin partidos, sino la política de partidos hegemónicos, que hoy todavía en muchas partes goza de buena salud.

Los partidos declinaron porque la gente perdió la confianza en ellos. Con la declinación de los partidos sobrevino la “desalineación” de la ciudadanía. Con partidos vigorosos, gran parte de los votantes votaba al candidato ofrecido por su partido. Los que no se sentían cerca de algún partido votaban o por los temas planteados en las campañas o simplemente sobre la base de atributos de los candidatos: propuestas, confianza en la persona, simpatía. En la política de nuestros días –por lo menos en la Argentina– ya ni siquiera los temas pesan mucho, porque es difícil saber cuáles son los temas sobre los cuales los candidatos basan sus propuestas.

Así se pasó a la política mediática. Los candidatos elegidos por los partidos también ejercían la comunicación mediática, pero ésta era menos dominante que ahora; además se compensaba con otros canales de comunicación, los internos al partido y los territoriales. Estos últimos pasaron a tener mala imagen; se les atribuye prácticas “clientelísticas” y corruptelas, que desde luego siempre existieron, pero que están lejos de agotar el fenómeno de la comunicación territorial persona a persona. Hoy es común atribuir al clientelismo todo voto que a uno no le gusta.

El mundo viene asistiendo, en muchos países, al fenómeno de los candidatos mediáticos, que no provienen de la política y que despiertan en muchísimos votantes mayores expectativas y más confianza que los políticos “de carrera”. Un caso interesante, de hace pocos días, es el fenómeno del surgimiento en Israel de Yair Lapid, que pasó a ser una pieza clave en los nuevos equilibrios políticos en su país –lo que bien puede traducirse por “equilibrios en el mundo”–. Lapid es líder de un partido nuevo, Yesh Atid, pero el fenómeno es esencialmente personal y refleja el crecimiento en la política de un personaje ultramediático. Su campaña se centró en dos temas –la paz, más foco en el interior del país que en los conflictos externos–, lo que sugiere que la política mediática puede sustentarse no solamente en “marketing” de imágenes sino también en propuestas definidas. En muchas partes asistimos a hechos parecidos, inclusive desde luego en nuestro país –donde lo que falta en todo caso son más bien las propuestas–.

Es posible –pero no es seguro– que los partidos todavía tengan una chance, si se actualizan y se abren ampliamente a una participación ciudadana transparente. También es posible que la política esté llamada a ser predominantemente mediática, con algunos ingredientes menores de comunicación territorial. Lo que parece claro es que la política no volverá a ser igual a como fue hasta hace dos o tres décadas.

© Escrito por Manuel Mora Y Araujo, Profesor de la Universidad Torcuato Di Tella, el sábado 09/02/13 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


domingo, 29 de julio de 2012

Juegos Olímpicos Londres 2012... De Alguna Manera...

Las mejores fotos de la apertura...

 Logotipos Olimpíadas Londres 2012.

Desde el salto de la “reina” en paracaídas hasta el humor de Mr. Bean y las risas de McCartney. Postales para el recuerdo de la ceremonia inaugural.

La “reina” llegó en helicóptero. Y se tiró en paracaídas / AP

 Los aviones que sobrevolaron el estadio / AFP

Otra postal de los anillos / AFP  

 
 Una larga hilera de camas / Télam

 El homenaje al sistema de salus británico / AFP

Un chico y una acrobacia sobre una cama / AFP

Los anillos olímpicos / AFP

Mary Poppins dijo presente / AFP

Jóvenes vestidas de época / AFP
 Las mejores fotos de la apertuta / AFP

Un gran sol en lo alto / AFP

Mr Bean y una de las escenas más graciosas de la apertura / AFP

 Fuegos artificiales en el estadio olímpico / AFP

La cara de Danny Boyle, el director de cine que ideó la ceremonia / AFP

El pebetero, rodeado por los deportistas / AFP

 Paul MCartney / AFP

El pebetero, unión de múltiples llamas / AP

 Luces y sombras / AP
 
 Fuegos artificiales en el Tower Bridge / AFP

   
La fiesta en el Tower Bridge / AFP

© Publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 28 de Julio de 2012.


domingo, 17 de junio de 2012

Gibraltar y Malvinas: similitudes y diferencias... De Alguna Manera...

Gibraltar y Malvinas: similitudes y diferencias...


A inicios del siglo XX, Gran Bretaña poseía el mayor imperio que la historia moderna recuerde. Por entonces treinta millones de kilómetros cuadrados eran controlados desde Londres, extensión equivalente a un cuarto de la superficie mundial. Era posible atravesar el continente africano desde el Mar Mediterráneo hasta el Cabo de Buena Esperanza sin abandonar los dominios de la corona. Con el correr del siglo, Gran Bretaña fue perdiendo progresivamente sus dominios. La Segunda Guerra Mundial y el posterior proceso de descolonización fueron determinantes para la desintegración imperial. Hoy en día, ya entrados en la segunda década del siglo XXI, los británicos conservan algunas joyas de su antiguo imperio. Estos enclaves, diseminados a lo largo y ancho del globo, permiten al observador comprender la dimensión del poder que alguna vez fue administrado en Londres.

Si bien los territorios ultramarinos que Gran Bretaña aún posee son catorce, en esta oportunidad me detendré en dos de ellos con el objetivo de hacer un análisis comparativo: Malvinas y Gibraltar.

El primer aspecto a comparar es el factor estratégico, el cual probablemente encarna la mayor similitud entre estos dos espacios. Las Islas Malvinas o Falklands se encuentran en el Atlántico Sur. Su ubicación geográfica, cercana al Cabo de Hornos, permite una inmejorable plataforma para el control, o al menos monitoreo, de las rutas marítimas que vinculan el Atlántico y el Pacífico. Si bien el comercio interoceánico transita mayoritariamente por el canal de Panamá, si esta vía se viese interrumpida, la ruta del Atlántico Sur cobraría una importancia superlativa. La posible existencia de recursos naturales en el espacio marítimo que circunda a las islas y la eventual proyección de la soberanía británica sobre la Antártida terminan de dar forma al incalculable valor estratégico de este archipiélago. La situación en Gibraltar es de características similares. El peñón es un enclave fundamental para controlar el ingreso y egreso en el Mar Mediterráneo.  Este estrecho es uno de los más transitados del planeta, no solo por los buques europeos que salen al Atlántico, sino también por el comercio marítimo que viaja desde Asia central (vía Suez) hacia América. Al igual que en Malvinas, Gran Bretaña opera una base militar permanente en Gibraltar.

Otra similitud importante entre estos dos territorios es el extraordinario nivel de vida del que gozan sus habitantes. En ambos casos se trata de poblaciones con índices de criminalidad cercanos a cero y un ingreso por habitante que se encuentra entre los más altos del mundo.

¿Cuál es la característica de una y otra disputa? La Argentina reclama soberanía plena sobre Malvinas: el argumento de Buenos Aires es que Gran Bretaña ocupa ilegalmente las islas desde 1833 y demanda que Londres se siente a negociar tal cual lo establece la resolución 2065 de Naciones Unidas. La guerra de 1982 fue un acontecimiento determinante para el curso del conflicto y dio por terminada cualquier posibilidad de que las partes traten en forma diplomática la cuestión de la soberanía. El caso de Gibraltar es similar: el enclave fue ocupado por los británicos dentro del marco de la guerra de sucesión española de inicios del siglo XVIII. En la década de 1960 la disputa fue llevada por Franco a Naciones Unidas y, al igual que Malvinas, Gibraltar fue categorizado por la ONU como un territorio no autónomo que debe ser supervisado por el Comité de Descolonización.

Durante los últimos meses, ambos asuntos han retornado a los titulares de la prensa mundial por motivos diferentes. El Gobierno de Cristina Fernández de Kirchner resucitó la disputa con Gran Bretaña con motivo del trigésimo aniversario de la guerra de 1982. Utilizó la cuestión como una herramienta de política interna, apelando a la sensibilidad y al legítimo nacionalismo de la sociedad argentina. En lo que respecta a Gibraltar, las noticias recientes giran en torno a barcos españoles que desarrollan actividad pesquera en aguas en disputa y muy cercanas al peñón. La situación derivó en encuentros con algo de tensión entre la Marina Real Británica y la Guardia Civil Española.

¿Qué podemos esperar para el futuro? Existen diferencias entre una y otra situación. En el caso de Malvinas, las posibilidades de un cambio de manos en la administración son de muy bajas a inexistentes. El único dialogo entre Buenos Aires y Londres es de carácter confortativo, la Argentina es un país de escasa importancia política en el escenario internacional, nula capacidad militar y su diplomacia ha cambiado el rumbo incontables veces en las últimas décadas, haciendo imposible cualquier avance concreto. Por otro lado, en el caso de Gibraltar, si bien también es muy poco probable o quizás imposible que los británicos se retiren del peñón, sí existen mayores niveles de cooperación. España y Gran Bretaña son socios en la Unión Europea y han logrado construir un ente tripartito compuesto por sus gobiernos y las autoridades gibraltareñas. El mismo persigue el objetivo de avanzar en las negociaciones y ha alcanzado algunos resultados, entre los que se destacan el uso compartido del Aeropuerto y la cooperación en aspectos relativos a los pasos fronterizos y las telecomunicaciones. El acercamiento entre estas dos naciones permitió inclusive que a inicios de 2001 España y Gran Bretaña estuvieran cerca de discutir la posibilidad de una eventual administración territorial compartida, acontecimiento inédito en los últimos 300 años. Finalmente, el proyecto no prosperó y fue desechado por el absoluto rechazo de la población local.

De todas formas, y a pesar de los matices y diferencias entre uno y otro caso, no debemos olvidar que Gran Bretaña y, por sobre todo, sus incondicionales aliados norteamericanos, se encuentran muy cómodos con la posesión de estos estratégicos enclaves militares. A pesar de la crisis económica internacional y los cambios que afronta el sistema internacional con el ascenso de China y otras potencias, Estados Unidos continúa siendo el país más poderoso de la Tierra. Su histórica e indestructible alianza con los británicos, sumado al deseo de las poblaciones locales de seguir perteneciendo a Gran Bretaña, hacen que cualquier cambio en el statu quo de Malvinas o Gibraltar se torne realmente muy poco probable.


© Escrito por Santiago Pérez y publicado por plazademayo.com el jueves 14 de Junio de 2012.


lunes, 27 de febrero de 2012

Pensar distinto... De Alguna Manera...

Una idea distinta sin que se caiga el mundo…


Documento sobre Malvinas. Otro argumento sobre las Islas provocó la crítica paraoficial. Temor a que pensar diferente sea peligroso.

Escribí hace algunas semanas, en este diario, que en la Argentina actual pensar distinto era un delito. La realidad me dio, entonces, muestra de mi propia teoría: el aparato oficial de propaganda se ocupó extensamente de mi frase, todos se golpearon el pecho diciendo que nunca hubo más libertad de prensa que ahora y kirchneristas críticos como Mempo Giardinelli me acusaron de exagerar con aviesas intenciones.

La mayoría analizó la frase con un bajo contenido de metáfora en sangre. “Si es un delito, ¿por qué no estás preso, eh?”, dijeron. No me refería, literalmente, a un delito penal: quien opina contra el discurso oficial es castigado con el hostigamiento del aparato público-privado de propaganda y acusado, sí, de delitos formales que llegan hasta el cargo de “traición a la patria”.

Decir, por ejemplo, que la mejor manera de recuperar las Malvinas es integrar a los isleños desencadenó esa reacción: el Gobierno es igual a la patria y el Ejecutivo está, por dogma, libre de cometer errores: siempre tiene y tendrá razón. Es curioso, el decreto de infalibilidad papal del Concilio Vaticano I de 1870 contempla que hasta el Papa puede equivocarse. El Papa sí, pero Ella no.

Sinceramente creo que el camino oficial es el que más nos aleja de la recuperación de las Islas. El miércoles, un grupo de 17 intelectuales del que formo parte dio a conocer un documento proponiendo una política alternativa en la cuestión Malvinas. La campaña de hostigamiento oficial comenzó mucho antes de que el documento se conociera: primero se cuestionaba la legitimidad del grupo y su calificación para opinar (en mi caso, tengo 11 libros, he sido jurado y dado cursos en varias universidades extranjeras, fundé dos diarios y cuatro revistas, dirigí más de diez documentales y un largometraje pero, claro, no soy un intelectual).

Quien ponía en duda nuestras credenciales era, entre otros, Aníbal Fernández, el ex fugado intendente de Quilmes, que ya lleva publicado su segundo libro de zonceras argentinas con su firma, pero escrito en realidad por su asesor de prensa Carlos Caramello. Fernández, en lugar de explicarle al público por qué pasó, de pronto, de jefe de Gabinete a senador llano (hay quienes dicen que fue acusado por la Embajada norteamericana de tener vínculos con el avión narco y que eso, sumado a su confusa actuación en el caso Mariano Ferreira, determinó su suerte), se dedicó a insultar al colectivo en el diario Tiempo Argentino, editado por Sergio Szpolski con plata que vuelve al pueblo. Puesto a periodista –y quizá sin su ghostwriter Caramello a mano–, Fernández me adjudica frases que nunca dije y las pone entre comillas, al estilo Diego Goebbels pero en gráfica.

En el mismo día, la tapa de Crónica, en el mismo sitio donde semanas atrás estaba la foto del cadáver de Jazmín de Grazia, publicaba mi foto junto a la de Beatriz Sarlo, Juan José Sebreli y Pepe Eliaschev bajo el título “Piratas”. Crónica pertenece al Grupo Olmos, vinculado a la UOM y financiado por el Gobierno con abundante publicidad oficial.

El documento aún no había sido dado a conocer. El camino que terminó en la conferencia de prensa del miércoles –que finalmente se suspendió por la tragedia de Once y sólo se envió el documento a la prensa– había sido largo y sinuoso: era casi imposible conseguir en Buenos Aires un sitio público donde presentar un documento que discutía el pensamiento oficial: dos universidades privadas dijeron que no, hasta dos bares que habitualmente ocupan su salón con presentaciones se negaron a facilitar el espacio. Finalmente la Fundación Centro Psicoanalítico Argentino, dirigida por Rogelio Fernández Couto, tuvo la generosidad de abrir sus puertas.

Fue triste volver a recordar el miedo, pero ahora en una Argentina democrática: miedo a disentir públicamente, miedo a las consecuencias de desobedecer, miedo a pensar distinto y decirlo en voz alta.

Conocido el documento, el mundo no se cayó. Sólo una idea se echó a correr. Pensar distinto es hoy, en la Argentina, complicado. Esperemos que no llegue a ser peligroso.

© Escrito por Jorge Lanata y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 25 de Febrero de 2012.

Nota:

No conozco el Documento, por lo tanto opinar al respecto sería vano, de todas maneras pienso en dos cosas al leer esta nota de JL. Una cosa es la realidad histórica e irrenunciable sobre la soberanía de las Islas Malvinas y su pertenencia a la República Argentina y otra cosa es llegar a un entendimiento sobre el tema de soberanía despúes de una nefasta guerra perdida. Los habitantes de las Islas Malvinas son una realidad, no debemos omitirlos. 


De Alguna Manera.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Día de la Soberanía Nacional... Himno Nacional Argentino... De Alguna Manera...

Día de la Soberanía Nacional... Himno Nacional Argentino...



Libres, para siempre

El 20 de noviembre de 1845, en la batalla de Vuelta de Obligado, algo más de un millar de argentinos con profundo amor por su patria enfrentó a la armada más poderosa del mundo, en una gesta histórica que permitió consolidar definitivamente nuestra soberanía nacional.

A pedido del historiador José María Rosa y por medio de la Ley Nº 20.770, se ha instaurado el 20 de noviembre como Día de la Soberanía Nacional, en conmemoración de la batalla de Vuelta de Obligado. Por las condiciones en que se dio esa batalla, por la valentía de los argentinos que participaron en ella y por sus consecuencias, es reconocida como modelo y ejemplo de sacrificio en pos de nuestra soberanía.

Ocurrió en 1845, en un contexto político interno muy complejo y con profundas divisiones, que propiciaron un nuevo intento de dos potencias europeas (Francia e Inglaterra) por colonizar algunas regiones de nuestro país.

Gobernaba Rosas, San Martín lo apoyaba desde su exilio y en todo el país se oyó el deseo de seguir siendo una nación libre y no una colonia extranjera, aun a costa del enorme sacrificio que ello significaría. Si hasta el autor del Himno Nacional, Vicente López y Planes, arengaba a nuestro pueblo ante el avance de las fuerzas anglo-francesas por el Río de la Plata:

“¡Morir antes, heroicos argentinos, que de la libertad caiga este templo. Daremos a la América alto ejemplo que enseñe a defender la libertad!”

El propósito de los invasores era ingresar por el Paraná, a lo que el gobierno argentino se anticipó preparando la resistencia al mando de Lucio Mansilla en un lugar cercano a San Pedro: Vuelta de Obligado. Las fuerzas enemigas superaban ampliamente, en número y en modernidad de su armamento, a las argentinas, que tras 7 horas de lucha fueron desplazadas.

Sin embargo, aunque pudo franquear el paso hacia el Paraná, el enemigo no pudo ocupar las costas (de vital necesidad estratégica), por lo cual su victoria no fue completa. En cambio, se vigorizó el espíritu nacional y desde todo el mundo los mensajes favorecían la defensa de nuestra soberanía, que finalmente resultó reforzada. Para darnos una idea de cuánto significaba la defensa de nuestro suelo para quienes lucharon en aquella batalla, vale mencionar algunas de las emocionantes palabras de Mansilla a su gente antes del combate:

“¡Valientes soldados federales, defensores denodados de la Independencia de la República y de la América!; ahí vienen nuestros enemigos, sostenidos por los codiciosos marinos de Francia e Inglaterra, navegando las aguas del gran Paraná, sobre cuyas costas estamos para privar su navegación bajo de otra bandera que no sea la Nacional... ¡Vedlos camaradas, allí los tenéis!... Considerad el tamaño del insulto que vienen haciendo a la soberanía de nuestra Patria, al navegar un río que corre por el territorio de nuestra República, sin más título que la fuerza con que se creen poderosos. ¡Pero se engañan esos miserables: aquí no lo serán! ¿No es verdad camaradas? ¡Vamos a probarlo! Tremole en el río Paraná y en sus costas el pabellón azul y blanco, y muramos todos antes de verlo bajar de donde flamea.”

Muchos de los que escucharon esta arenga no regresaron a su casa. Murieron defendiendo a su patria con un concepto muy claro y muy básico de “soberanía”: que el invasor vuelva a su lugar, porque esta tierra es nuestra y de nuestros descendientes.

El notable espíritu de resistencia manifestado en Vuelta de Obligado terminó de ratificar nuestra condición de nación libre e independiente, por cuanto aun quienes no simpatizaban con Rosas cayeron en la cuenta de que dejarse conquistar por fuerzas extranjeras no era una salida, y que el pueblo no iba a dejar que ello ocurriera.

El propósito de esta conmemoración, es contribuir a fortalecer el espíritu nacional de los argentinos, y recordar que la Patria se hizo con coraje y heroísmo.

La soberanía hoy A más de un siglo y medio de los acontecimientos de Vuelta de Obligado, podemos afirmar que la soberanía argentina es una realidad. Pero ¿Qué es exactamente la soberanía, ésa que en muchos lugares del mundo sigue siendo apenas una expresión de deseo? Si pretendiéramos una definición más o menos universal, podríamos mencionarla simplemente como el derecho de un Estado a autodeterminarse, sin sujetarse a ninguna otra voluntad. Pero para desarrollar seriamente esta definición, habría que referirse a planos de igualdad entre diferentes Estados, y entonces quizás se complicaría convenir del todo que la independencia y la igualdad implican en estos tiempos también soberanía.

Esta reflexión básica nos permite reflexionar acerca del comportamiento de las diversas naciones en la comunidad internacional. ¿Son soberanos o independientes todos los Estados en la actualidad? Porque la soberanía también se debe lograr para adentro del estado, con imperio del orden y con el bien común, los derechos humanos y la paz como estandartes naturales.

En nuestro mundo actual, acelerado e inmerso en tanto adelanto comunicacional y tecnológico, no debemos perder de vista que aún muchos ciudadanos de diferentes lugares del planeta, pueblos enteros están a la espera de que alguien les responda con hechos verdaderos, basados en la igualdad y en la soberanía del estado al que pertenecen.

Es de esperar que el ideal de soberanía se transforme en independencia real, y que todos los países del mundo puedan aspirar a la esperanza y la realización, en vez de sentirse oprimidos humana o económicamente por naciones más poderosas.

Y mientras tanto, cada uno desde nuestro lugar, cada 20 de noviembre rindamos nuestro homenaje a los héroes de Obligado y no perdamos de vista el mensaje que con convicción y heroísmo nos legaron para que nuestra soberanía se extienda y se afiance.