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domingo, 13 de enero de 2019

Fin de zona urbanizada… @dealgunamanera...

Fin de zona urbanizada…

Pretemporada. Roberto Lavagna. Dibujo: Pablo Temes.

Tanto oficialistas como opositores ya se lanzaron a la campaña. La incógnita del desdoblamiento. 

Las vacaciones se terminaron. La campaña comenzó. La dirigencia política en pleno está con su mente en modo electoral. A eso respondió la reaparición pública de Elisa Carrió en el programa A dos voces y la reunión que tuvo con Marcos Peña en su casa de Exaltación de la Cruz. Por si alguno aún dudaba, quedó claro en los dichos de la diputada en vías de jubilación de los cargos públicos, que no solo no romperá Cambiemos sino que será una pieza clave. No es que la una a Mauricio Macri el amor sino el espanto que, en este caso, tiene nombre y apellido: Cristina Fernández de Kirchner. Es la misma ecuación por la cual el peronismo busca desesperadamente el camino de la unidad: el espanto a Macri.

El renacido protagonismo de Marcos Peña es producto de los menesteres del año electoral. Eso lo apasiona y a eso le dedica  todas sus fuerzas. Es –y no la gestión– lo suyo.

La reunión de la mesa chica –el lunes pasado en la sede del PRO en San Telmo– encabezada por Peña y a la que asistieron el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, el vicejefe de Gobierno, Diego Santilli, el senador y presidente del Consejo Nacional del PRO, Humberto Schiavoni, el secretario general de la Presidencia de la Nación, Fernando de Andreis, el secretario general del PRO y vicepresidente primero de la Legislatura porteña, Francisco Quintana y el secretario de Interior, Sebastián García De Luca. Lo primero que hizo Peña fue exhibir cifras de encuestas sobre el Presidente, en las que se aprecia que tiene una franja similar en imagen e intención de voto. Según esos números, Macri estaría siete puntos por encima de CFK.

Se habló del desdoblamiento en la provincia de Buenos Aires. Ni Peña y De Andreis se mostraron muy convencidos de una idea que no les cierra. Pero no es solo a ellos a quienes les ocurre esto: a Macri tampoco le cierra. Y eso es lo central porque María Eugenia Vidal no va a hacer nada que el Presidente no quiera. De hecho, Vidal es la que tendrá que ver si logra convencerlo.

Otro de los asuntos principales de la reunión fue la situación en la provincia de Córdoba donde el panorama es bien complejo para el Gobierno. Mario Negri y Héçtor Baldassi acordaron integrar una fórmula de consenso para la gobernación. Es un acuerdo que cuenta con el apoyo de Luis Juez que ha anunciado que competirá por la intendencia de la ciudad de Córdoba. Por lo tanto el que quedó afuera es el actual intendente, Ramón Mestre, que parece no tener ninguna intención de bajarse de sus intenciones de dar pelea por la candidatura a gobernador. Ahí los radicales van a tener que jugar porque es una interna entre dos de sus actores. “Hoy, la situación está muy empantanada”, reconoce un funcionario importante del Gobierno. Y ése es un verdadero problema para Macri, quien basó su triunfo en la segunda vuelta de 2015 en la gran elección que hizo en esa provincia.

Unidad. En este gran ajedrez también se encuentra sumido el peronismo. La posibilidad de alcanzar el triunfo tiene una condición sine quanon: la unidad. Y esa unidad hoy se ve lejana. Pero lejana no es lo mismo que imposible. De eso habló Alberto Fernández en la semana.

“Cristina y Massa tienen una misma visión sobre lo que hay que hacer en la Argentina”, dijo el ex jefe de Gabinete. La única dirigente que salió a rebatirlo duramente fue la diputada Graciela Camaño. Y esto no es casual: tiene que ver con un cambio de actitud del ex intendente de Tigre que desde hace ya varios meses dejó de lanzar sus dardos contra la ex presidenta para apuntarlos directamente contra Macri.  
 
Para el Frente Renovador lo primordial es crecer lo máximo posible hasta llegar al momento de definiciones. Lo que se busca es lograr una postura unívoca en la oposición para después definir las candidaturas. Y, a esa hora, lo que contará es cómo llegan los precandidatos. Dependerá entonces si a CFK los números la muestran debilitada o fortalecida.
 
En ese tablero, el desdoblamiento de la elección en Buenos Aires es un dato clave. Lo que allí pase puede modificar todo el tablero nacional. CFK ha anunciado que no intervendrá en la confección de las listas ni en el armado de las alianzas que compitan a nivel provincial. Eso puede favorecer la unidad del peronismo y ponerlo a tiro de una victoria. En esa eventualidad, la figura del líder del Frente Renovador  cobraría mayor relevancia. Con lo que exhiben las encuestas al día de hoy, a Massa no le alcanza para ganar, pero, sin Massa, al peronismo tampoco le es posible ganar.

Money. La economía será clave a la hora de votar. Se asiste a un momento de pax cambiaria. El dólar se estuvo depreciando, y se apreciaron las monedas emergentes, que subieron en su totalidd. Por ejemplo Brasil subió un 4%, sostenido por las políticas de Jair Bolsonaro y su ministro de Economía. Esta estabilidad cambiaria está fuertemente influenciada por el flujo de capitales a Brasil, atraídos por las nuevas políticas comunicadas por su flamante presidente.

Los países emergentes tuvieron una mejora en estos diez días de enero, porque también se tomó nota de que la Reserva Federal de Estados Unidos se tomaría una pausa en su política de aumento de la tasa de interés.

Sobre el futuro, hay dos lecturas bastante disociadas por parte de los inversores, por cuanto los más comprometidos en títulos argentinos en posición compradora, están tratando de inducir a otros para que mantengan esta posición o que incluso la acrecienten. Son los que están pensando que la reelección de Macri estaría afirmando el proceso de cambio de la Argentina.

Confianza. La variable política acá es muy significativa. En la medida que Macri se afiance en las encuestas, o decrezca Cristina, o la Argentina logre consolidar la posición de divisas

para el 2020 –dato que es la gran incógnita del mercado– la confianza aumentará.

Si el peronismo (en sus distintas variables) no toma nota de esto, si su discurso es el de sumir a la Argentina en el aislamiento, fracasará.

En medio de esta jungla, se escuchó –después de un largo tiempo– la voz de Roberto Lavagna. “Roberto escucha a todos, pero no promete nada”, se apresuró a aclarar una voz de su cercanía. “Hace falta una propuesta de unidad nacional” dijo –escueto como siempre– Lavagna.

Es de lo que –paradojalmente– Mauricio Macri y Cristina Fernández de Kirchner están cada vez más lejos.

Producción periodística: Lucía Di Carlo


(Fuente: www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra propiedad intelectual. Robar nuestro contenido es un delito, para compartir nuestras notas por favor utilizar los botones de "share" o directamente comparta la URL. Por cualquier duda por favor escribir a: perfilcom@perfil.com

domingo, 23 de abril de 2017

Reportaje a Graciela Camaño... @dealgunamanera...

Graciela Camaño: "Lo mejor para Cristina fue que Macri ganara y para Macri... tenerla de rival"…

Un remanso. La diputada en sus oficinas del Edificio de las Naciones, a metros de la estación de Trigre, donde hace política lejos de los ruidos y ajetreos de la Ciudad. Foto: Emiliana Miguelez 

© Escrito por Osvaldo Pepe el sábado 22/04/2017 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

-¿Qué pasó con Massa que anduvo un poco ausente, se terminó perdiendo en la ancha avenida del medio?
-Fue una decisión política. Se habló de este tema en un acto grande que hicimos la semana pasada en una escuela de Junín, en la inauguración allí de una Escuela de Gobierno, queremos organizar una serie de esas escuelas en la Provincia y en el resto del país. Es un proyecto que está a cargo de Roberto Lavagna desde 2013. Allí Sergio señaló que hay una estrategia del oficialismo y de los periodistas que tiene el oficialismo para construir un escenario de polarización. Eso el kirchnerismo lo aprovecha con el fin de impedir que avancen las causas judiciales en su contra y acusa al Gobierno de destruir la economía y esas cosas. Y como el Gobierno no tiene motivos ni económicos ni sociales para mostrar, como no puede mostrar gestión, polariza. Es algo guionado. Es una parte de la estrategia del manual de Durán Barba. Ya están en campaña y usan las mismas recetas que usaba Cristina.

-¿En qué sentido?
-En el más obvio, identificar un enemigo, definirlo y provocar. Ir a la confrontación para que no haya otros actores en el escenario electoral.

-Hay encuestas que dicen que la estrategia del Frente Renovador de ser un poco oficialistas y un poco opositores pierde fuerza...
-No, es lo que dicen las encuestas que manejan ellos. En las nuestras tenemos claramente un electorado dividido en tercios. Esto ya pasó en 2015, cuando lograron instalar fuerte lo de la polarización, nosotros bajamos 8 puntos. Pero en el día del acto electoral subimos a 23.

-¿Y Massa qué piensa hacer?
-Nosotros lo que no tenemos que perder de vista es el camino de comunicarse directamente con la gente. Eso no es estar ausente de la escena. Para algunos, no estar en los medios es desaparecer, pero nosotros visitamos fábricas, ONGs, vamos a los pueblos. Tenemos la tranquilidad de estar y escuchar los reclamos de la gente, de estar a su lado. Hay una realidad más allá de los programas de la tele.

-¿Cuál es esa realidad?
-Que la gente padece los mismos problemas que tenía cuando gobernaba Cristina, y en algunos casos agravados. Asumieron y aplicaron un ajuste que creó 1,5 millón de nuevos pobres, empezaron diciendo que a los 6 meses la inflación iba a estar controlada y ahora se consuelan con haberla bajado del 40% al 25%, que es un registro muy alto. Hay un divorcio muy grande entre el discurso oficial y la realidad que le pasa a la gente, a lo que está viviendo la mayoría de los argentinos.

-Cambiemos ya definió que va con Lilita en Capital para enfrentar a Lousteau y hablan de Esteban Bullrich en la Provincia, el Frente Renovador que nombres baraja?
-No está resuelto aún. No hablamos de ninguna candidatura. En nuestra fuerza tenemos gente de gran valor y trayectoria para proponer, pero nombres por ahora no damos...

-En el Gobierno dicen que la Comisión Bicameral de Seguimiento y Control del Ministerio Público, que usted preside, se demoró en citar a Gils Carbó, en medio de presuntas irregularidades por la compra de un edificio de la Procuración. ¿Por qué cree que ahora el oficialismo quiere acelerar el trámite?
-No es que se demoró. Nunca se analizó en la Comisión citarla porque nosotros tenemos todos los informes que ella tiene la obligación de mandarnos. Lo que hizo fue enviarnos una nota poniéndose a disposición. Nunca nadie en la Comisión pidió citarla.

-¿Reitero entonces, por qué piensa que desde del oficialismo apuran la citación?
-Eso es lo llamativo...No que la Comisión no la haya citado, sino que desde el oficialismo la quieran citar ahora. Porque la verdad es que si quieren removerla deberían abrir el tratamiento de eso en la Comisión de Juicio Político que preside Cambiemos, precisamente. Y esa Comisión nunca se reunió.

-¿Por qué cree que no lo hizo?
-Bueno, no lo sé... Quizá porque allí hay pedidos de juicio político al propio Presidente y también a Lorenzetti, el presidente de la Corte, digo yo...

-Esto va subiendo de temperatura, ¿no?
-Por lo pronto esta semana que empieza, la Comisión que yo presido está citada para el jueves 28. A Gils Carbó la tiene que citar la comisión, no yo en persona. Y ese día puede hacerlo.

-Hay críticas por el largo paréntesis del Congreso. Recién la semana que pasó se hizo la primera sesión en Diputados, ¿no hay muchas urgencias en la sociedad para un nivel tan alto de inactividad?
-La presidencia del Congreso está en manos de Cambiemos y el presidente no convoca. Hay un montón de temas para tratar, es cierto, pero si el oficialismo llama a sesiones ordinarias corre el riesgo de que allí se le cuele el tratamiento de los DNU, ya rechazados en Comisión y no quieren correr ese riesgo.

-¿De qué hablamos concretamente?
-El DNU del soterramiento del Sarmiento es el tema más claro. Ya fue refutado en Comisión y si llega al recinto correrá la misma suerte, por ejemplo. Además, no olvide que el oficialismo tiene el deber de convocar a ordinarias todas las semanas. Y no lo hace.

-¿Cómo pasó el massismo de aliado estratégico a fuerza no confiable?
- A mí me parece que Durán Barba marca la estrategia del discurso y el Presidente hace exactamente lo que le dice y pide su asesor.

-¿En qué se manifiesta lo que usted llama la estrategia de Durán Barba?
-En que hablan todo el tiempo de diálogo, pero lo vuelven ficticio en los hechos, cuando salen a criticar, mejor dicho a descalificar, a los dirigentes, a todo el mundo…Y si tenés una idea distinta pasás a ser un “destituyente”.

-¿Lo ven tan así, tan drástico?
-Es que es notorio. Uno lee en Twitter los mensajes de los trolls y después se escucha al jefe de Gabinete, el discurso es el mismo: la estrategia de desprestigiar, de impugnar con la palabra, todo lo contrario al diálogo.

-¿Entonces no hay posibilidad de que retomen el noviazgo con el Gobierno?
-Nunca estuvimos de novios.

-¿Y Davos qué fue, una “noche de amor”?
-Un gesto político enorme, de un dirigente que tiene la capacidad de entender que la Argentina se construye entre todos, ese dirigente es Sergio Massa, el que puso ahí fue Sergio.

-Usted dijo que había un país de alfombra roja y otro de la calle, ¿lo puede explicar?
- Creo que nosotros tenemos un problema muy serio, hay que reconocer que tenemos, digamos, un 35% de la población que es pobre y desde hace prácticamente 30 años tenemos instalados dos dígitos de desocupación, que a su vez generan pobreza estructural.

-¿Y la alfombra roja es el PRO?
-Totalmente. No se trata sólo del PRO. Yo creo que la política y la dirigencia, toda la dirigencia, mira la realidad en función de sus intereses. La Argentina sufre desde hace muchos años una clase dirigente expoliadora.

-¿Y cómo se arregla eso?
-Yo creo que Argentina necesita un gran acuerdo. Nosotros...

-Perdone, ¿no es un lugar común ése?
-Cuando fui ministra de Trabajo de Duhalde institucionalizamos una mesa de diálogo. Me reuní todas las semanas con esa mesa. Fue un diálogo real. Fui a las provincias, a los municipios. Participaron las Iglesias católica y judía, y los cultos evangélicos. Funcionó, sirvió. Hubo compromisos de todos los sectores.

-¿Y ahora por qué no se hace?
-Es algo genético del Gobierno, no lo siente. Si uno va al interior o al conurbano bonaerense, se ve la lejanía que tiene el discurso político con relación a la gente. Lo que tenemos hoy es que el Gobierno agarró el manual “amigo-enemigo” de Cristina y con eso confronta.

-¿Hay un relato macrista, entonces?
-Hay un relato macrista, repetido sistemáticamente y que no se diferencia en nada con el relato kirchnerista. Es “a mí me eligieron para gobernar”, ponele comillas, pero yo voy a decir lo que pasa desde afuera, yo no tengo responsabilidad de gobierno.

-¿Esta decisión de polarizar no le puede salir caro al Gobierno en la Provincia?
-Yo creo que es una polarización trucha, porque esto es algo que se está poniendo en evidencia. Como muchos de ellos provienen del sector empresarial, ellos tuvieron una relación de intereses con el kirchnerismo, son como socios. Dos caras de la misma moneda.

-¿El kirchnerismo y el macrismo?
-¡Pero sí!...Lo mejor que le pudo haber pasado a Cristina, y ella trabajó para eso, es que ganara Macri y lo mejor que le puede pasar a Macri es que Cristina siga existiendo, tenerla como rival, con esas causas en su contra, que no se resuelvan, para que él pueda seguir sosteniendo su discurso.

-¿Y en qué se diferencia el Frente Renovador de esa estrategia que usted ve?
-Nosotros tenemos una concepción de lo que debe ser el Estado totalmente distinta a lo que piensa el macrismo, que cree que no tiene que existir y a lo que piensa el kirchnerismo, que cree que el Estado tiene que estar al servicio del dirigente político y hacer populismo. Nosotros entendemos que el Estado tiene que estar presente para impulsar un desarrollo sustentable, con progreso.

-La última, Graciela,... El famoso cachetazo, ¿fue para Kunkel o había alguien detrás, simbólicamente, digo?
-A ver, esas cosas no se piensan tanto...La verdad es que ellos eran muy agresivos y él fue conmigo una persona muy agresiva. Ellos tenían la metodología de fastidiarme en la presidencia de la Comisión y bueno... un día me harté.

-¿Lo volvería a hacer?
- No es mi espíritu ése. Yo siempre digo que creo que perdí con eso, él logró el objetivo, que era sacarme. ¿Me explico?

-Aún muchos dicen “¡qué bien que estuvo!”
-Lo sé, lo sé, en la calle jamás tuve un incidente...Al contrario, tuve escenas de amor.

-¿Cómo es eso?
- Un día, en Aeroparque, veo a un tipo recontra pintón, se arrodilló y me besó las manos. Pero siento que no estuve bien y que no volvería a hacerlo. Al menos trataría de controlarme, pero a veces no lo consigo. Cuando las cosas me calientan, me calientan.

Aquella infancia con una abuela guerrera

Con su lógica de pensamiento inspirada en la antigua institución del matriarcado, que ella misma reivindica aún en los días que corren, y no sin una dosis de pícaro humor, contesta a la pregunta sobre quién manda en su casa, si ella o su esposo, el histórico sindicalista Luis Barrionuevo: “Mi mamá, de 85 años…y manda por derecho propio, sin ninguna duda”.

Se pondrá más reflexiva cuando se la indaga sobre qué es más difícil si ser la esposa de Barrionuevo o el marido de Graciela Camaño: “Yo sé que mucha gente tiene una gran confusión -dirá- sobre cómo debería funcionar una pareja. Lo que yo tengo con Luis es una familia. Políticamente a veces chocamos, pero eso no influye en la familia ni en uno sobre otro. Somos dos personas en todo sentido, no una. Nuestro matrimonio es sobre la base del respeto a la libertad de cada uno”, asegura esta mujer aguerrida, acostumbrada a ganarse por mérito propio, con la prepotencia del estudio y del trabajo, un lugar en la vida.

Peronista desde siempre, admirada por su propio jefe político, Sergio Massa, quien reconoce que en el tiempo del despiste adolescente, cuando se había acercado a la UCeDé de Álvaro Alsogaray, “Graciela me rescató y me hizo peronista, soy un gracielista de la primera hora”. Camaño ha construido una carrera con identidad propia, siempre asociada a su condición de mujer, género cuyos derechos no deja de reivindicar. Acostumbrada al rigor a veces inclemente de la lucha política y al trabajo desde joven en una fábrica de zapatillas, nacida circunstancialmente en Presidencia Sáenz Peña, la segunda ciudad del Chaco, se le llenan los ojos de lágrimas cuando evoca la figura de su abuela materna. “Mi abuela fue una cosa impresionante, en aquellos tiempos se fue de la casa del hombre que tenía toda la guita del pueblo porque resulta que el tipo les pegaba a los hijos. Ella agarró a los nueve chicos y se mandó a mudar, a yirar por el Chaco donde tenía familiares o amigos. Fue una guerrera terrible que construyó su familia prácticamente sola y desde la adversidad. Mis recuerdos tienen que ver con su casa, con su olla, con sus olores. Fue mi gran ejemplo de vida, una figura que con el paso del tiempo valoro y recuerdo cada vez más”.

Habla poco de su padre, Dermidio, sereno en la desaparecida Editorial Abril, a quien define como un malcriado, mal esposo y mal padre, pero muy laburador, como mamá, de allí vengo yo, de una familia de laburantes”, cuenta como santo y seña de su identidad que devendría en peronista en términos políticos.

Ya hace rato abandonó el hábito de las hornallas, dejó eso en manos de su nuera. La mujer del cachetazo más celebrado de la política los fines de semana disfruta de otro modo: no se priva de tirarse al suelo con ropas de entrecasa para jugar a la vida con sus nietos.

Si la viese Kunkel no podría creerlo.

Itinerario

Nació el 23 de abril de 1953 en Presidencia Roque Sáenz Peña, Chaco. Fue militante gremial en la delegación San Martín del Ministerio de Trabajo. Abogada, graduada en la Universidad de Morón, fue electa diputada por la provincia de Buenos Aires en 1987, 1997, 2003 y 2007. Entre 2002 y 2003 fue ministra de Trabajo de la presidencia de Eduardo Duhalde. En 2013 se incorporó al Frente Renovador de Sergio Massa. Hoy representa en Diputados a esa fuerza como jefa del bloque. Casada con el sindicalista Luis Barrionuevo, tienen dos hijos (Melina y José Luis “juniors”) y comparten ocho nietos y un bisnieto.

Al toque

Un proyecto: Vivir en un país distinto, donde logremos que haya oportunidades para todos.
Un desafío: Levantarte todos los días y seguir teniendo sueños, proyectos, familia, trabajo.
Un sueño: Mis nietos colman mi alma y el alma es el sueño.
Un recuerdo: El de mi abuela.
Un líder de hoy: En Argentina, Sergio Massa. En el mundo hay una carencia brutal de liderazgos.
Un prócer: San Martín.
Una sociedad que admire: La alemana.
Una persona que admire: Gandhi, por la vocación de tener una estrategia de paz.
Una comida: La sopa.
Una bebida: Agua natural... bueno, de última el vino tinto (ríe).
Un placer: Sentarme al piso con mis nietos los fines de semana y jugar con sus juguetes.
Un libro: Cien años de soledad.
Una película: El puente sobre el río Kwai.
Una seri e: Jossué.