La vida es un tablero de ajedrez en donde los cuadros blancos son los días y los cuadros negros son las noches... Nosotros, somos las piezas que vamos de aquí para allá para caer al final en el cuadro de la nada... De Alguna Manera... Una Alternativa…
El Presidente no se hizo cargo de ninguno de los
problemas del país. Quedó claro que las papas queman para el Gobierno y que
Mauricio Macri, como horas antes María Eugenia Vidal, dio la conferencia de
prensa obligado por la caida de su imagen y no como una muestra de su
convicción democrática.
La conferencia de prensa fue muy democrática después de
dos años y medio, con 350 periodistas de Télam despedidos en la puerta, que se
suman a los tres mil que ha dejado este gobierno con sus políticas de ahogo a
los medios críticos. Todo fue muy democrático pero el Presidente no se hizo
cargo de ninguno de los problemas del país: o fueron culpa de la pesada
herencia o de la tormenta exterior.
Todo fue muy democrático, pero es la primera vez que hace
una conferencia de este tipo, que coincide además, con la que hizo María
Eugenia Vidal. Las papas queman para el Gobierno y lo que podría haber sido una
muestra de convicción democrática quedó claro que lo hicieron obligados por la
caída de imagen de las dos principales candidatos de Cambiemos.
Las respuestas Mauricio Macri conforman el compendio del
malentendido. Por ejemplo, que el gobierno anterior se equivocó con las
retenciones y que lo correcto es haberlas sacado. O sea: el gobierno anterior
aplicó políticas incorrectas y el país estaba mejor; el gobierno actual aplica
medidas correctas y el país está mucho peor. Hay que tener un tubo en la cabeza
para no entenderlo.
Más de eso: "Bajar la inflación ha sido siempre
nuestra preocupación principal". O sea: el gobierno anterior, tenía la
mitad de inflación que este, pero era inflacionario. Este gobierno tiene el
doble de inflación que el anterior, pero es antiinflacionario. Ver (o no ver)
para creer.
Otra más: "No podemos meter los problemas bajo la
alfombra, porque eso nos trajo hasta acá, tenemos casi un tercio de la
población en la pobreza". La alfombra para Macri es la "pesada
herencia". Y además está desactualizado, porque si había menos de un
tercio cuando asumió, ahora más de la mitad de los argentinos son pobres, según
esa medición. ¡Más de la mitad! No solamente no hubo ni un pobre menos, sino
que con la devaluación y la inflación aumentaron más del 20 por ciento. Y Macri
ni lo considera.
Son todas muy bonitas. Para eludir la pregunta sobre si
bajaba el Impuesto a las Ganancias (una de sus principales promesas de campaña)
empezó a decir que había hablado con gobernadores y legisladores "con todo
el mundo" para la reforma tributaria. O sea; va a responsabilizar a los
gobernadores y los opoficialistas porque el Impuesto a las Ganancias no va a
bajar, ni siquiera lo que ya aumentó con Macri. Y además no habló con todos,
dejó fuera a la oposición principal que es el kirchnerismo.
Otra perlita: cuando le preguntaron por los aportantes
truchos de la provincia de Buenos Aires, dijo que iban a proponer una ley para
bancarizar los aportes y hacerlo más transparente. El periodista le había
aclarado en su pregunta que en la elección de 2017, Unidad Ciudadana presentó
su declaración de campaña con más del 90 por ciento de sus aportes
bancarizados. En cambio, Cambiemos había presentado todo en efectivo. Más
turbio imposible. Los que necesitan la ley son ellos mismos.
Y para terminar, una lista corta de las grandes verdades
del macrismo: "No nos está yendo mal" (111 por ciento de inflación
desde que empezó el gobierno); "vamos a trabajar con transparencia"
(causas por offshore, por el Correo y los aportes truchos bonaerenses),
"sinceridad" ("lamento cada uno de los miles de
despedidos") y "respeto a los derechos humanos". Quedó en el
aire la pregunta por los derechos humanos de Santiago Maldonado y Rafael
Nahuel.
La titular del
FMI, Christine Lagarde, junto al presidente Mauricio Macri. Imagen: AFP/
Techo a los aumentos a estatales del 8 por ciento, ajuste de empleados
públicos, remate de las acciones del Fondo de Sustentación de la Anses, venta
de terrenos oficiales, aumentos de tarifas, recortes de la obra pública y en
las transferencias a las provincias y las empresas del Estado.
El Fondo Monetario Internacional
difundió ayer su evaluación interna de la economía argentina. El paquete de
documentos elaborado por los técnicos del organismo multilateral ofrece
detalles sobre el programa de ajuste fiscal que propuso el gobierno. Anticipa
despidos de empleados estatales, mayores aumentos de tarifas, recorte del
financiamiento para las empresas públicas y la paralización de la obra pública.
Los técnicos del FMI revelan que el Ministerio de Hacienda ofreció postergar la
reducción de las retenciones a la soja para garantizarse mayores ingresos
tributarios, aunque la dependencia encabezada por Nicolás Dujovne se apresuró
luego a desestimar que vaya a limitar la rebaja en los derechos de exportación
comprometida con el sector agroexportador.
El resto de las medidas fiscales
listadas en el documento no fueron puestas en duda por las autoridades locales.
El informe reitera la intención oficial de “amortizar” los activos del Fondo de
Garantías de Sustentabilidad de la Anses y suma a ese listado la
venta de tierras. En materia impositiva propone postergar el recorte en las
contribuciones patronales previsto en la reforma fiscal aprobada a fines del
año pasado. “El staff evalúa que la deuda es sustentable, pero no con una alta
probabilidad”, advierte el Fondo al referirse a los pasivos externos del
país.
El paquete de documentos consta de
125 páginas donde los técnicos del organismo multilateral ofrecen detalles
hasta ahora desconocidos del acuerdo que habilitó el crédito stand-by por hasta
50.000 millones de dólares durante tres años. Entre los elementos identificados
figura “la reducción del salario real de los trabajadores públicos” fijando un
techo nominal para los incrementos del 8 por ciento hasta junio de 2019.
“Reducir la nómina salarial
ajustando el empleo público a través del recorte sostenido de empleados no
prioritarios en 2018 y congelando las contrataciones en la administración
federal”, sostiene el informe interno elaborado por el staff del organismo
multilateral que fue remitido un mes atrás a las autoridades del FMI. Con esa
evaluación de las medidas propuestas por Argentina, los miembros del directorio
aprobaron el préstamo extraordinario que solicitó el gobierno de Mauricio Macri
para intentar frenar la crisis. La publicación del documento se postergó al
punto que excedió los plazos previstos en la política de transparencia del
Fondo.
El FMI ofrece dos escenarios. La
visión optimista está acompañada por una recesión para los próximos meses que
arrojará un magro crecimiento de 0,4 por ciento a fin de año. En el otro
extremo los técnicos del Fondo evaluaron que si Argentina no recupera “la
confianza del mercado” el PBI terminará 2018 con una contracción del 1,4 por
ciento. El denominado escenario adverso contempla, entre otros elementos, una
corrida bancaria donde se esfuma la totalidad de los depósitos en dólares. Como
reconoció el gobierno al abandonar sus metas de inflación, los aumentos de
precios oscilarán este año entre 27 y 32 por ciento.
“Persisten riesgos considerables
para la sustentabilidad de la deuda”, advierten los técnicos del organismo
encabezado por la francesa Christine Lagarde. Entre los elementos que destaca
el FMI figura “la gran participación de la deuda en moneda extranjera (lo que
hace que la dinámica de la deuda de Argentina sea susceptible a un
debilitamiento sostenido del tipo de cambio real) y las grandes necesidades de
financiamiento externo que, según la experiencia internacional, ha demostrado
ser un fuerte predictor de una crisis de deuda”. El documento también enciende
señales de alarma sobre el impacto del acuerdo stand-by sobre la liquidez del
FMI. El paquete de documentos ofrece una adenda a la carta de intención enviada
por Argentina donde las autoridades argentinas borraron la firma del desplazado
presidente de la autoridad monetaria, Federico Sturzenegger, para reemplazarla
por la de su sucesor, Luis Caputo.
Los lineamientos fiscales que
guiarán la política económica hacia un ajuste de 500.000 millones de pesos a lo
largo de los próximos tres años estarán acompañados por profundos cambios en el
esquema de política monetaria y cambiaria que fueron reafirmados por el informe
del organismo multilateral. “El Banco Central está comprometido a mantener un
tipo de cambio flotante, con intervenciones limitadas a períodos donde exista
una clara disfunción del mercado”, sostiene el documento que también remarca la
reforma en la Carta Orgánica del BCRA.
A la hora de evaluar el cumplimiento
de los criterios para acceder a un crédito extraordinario el FMI considera que
el gobierno de Macri tiene “la capacidad política e institucional para llevar
adelante el ajuste”. No obstante, los autores del informe advierten que “hay
una preocupación vinculada a la habilidad del gobierno para construir el apoyo
para las medidas que requieren ser aprobadas por el Congreso”.
Antes de listar las posibles medidas
fiscales los técnicos del FMI sostienen que el ajuste “será apuntalado por
medidas en marcha y un compromiso para implementar mayores avances en el
contexto del presupuesto 2019”. Entre esas propuestas figura el limite a las
reducción de las retenciones a la soja.
A diferencia del Memorando de
Políticas Económicas y Financieras elaborado por el gobierno argentino, el
Staff Report ofrece indicios sobre las modificaciones que pretenden desplegar
las autoridades. “Demorar la implementación de la recientemente aprobada
reforma fiscal a 2020 como mecanismo para preservar ingresos (la postergación
de las reducciones en los aportes patronales y la posibilidad de deducir del
impuesto a las Ganancias a las transacciones financieras)”, expresa el
documento. Las medidas contemplan “racionalizar el gasto en bienes y servicios,
con un recorte del 15 por ciento en términos reales en 2018 y continuando en
2019” y “reducir los gastos de capital 0,6 puntos porcentuales del PBI para
2019 con la expectativa de que los proyectos de PPP protejan el nivel global de
desembolsos en infraestructura pública”.
“Hasta el último día de mi
vida voy a decir que no fue foul”…
Enganche
encontró a Brazenas en el medio de Moscú y, gaseosa de por medio, charló
durante una hora con el ex árbitro sobre aquella mítica acción que lo marcó en
el Vélez-Huracán y que quedó en la historia.
Cuenta que habló apenas tres veces en
su vida con Julio Grondona. Una mañana de 2010, el árbitro tocó a la puerta del
mandamás y le dijo que quería dejar todo. El Don le respondió dos palabras:
“¿Estás seguro?”. Brazenas le insistió. El entonces presidente de la AFA, como
un apóstol, dudó hasta tres veces. Finalmente, ante la certeza del referí,
levantó el teléfono, llamó a recursos humanos y dictaminó: “Va Brazenas.
Arreglale todo al pibe”. Se saludaron. La reunión duró, como mucho, cinco
minutos. Gabriel Vito Brazenas asegura que ni ese día ni en los anteriores,
Grondona le preguntó jamás por Vélez-Huracán.
En los suburbios de Moscú, donde el ex
árbitro vive el Mundial de Rusia junto a su hija, Brazenas habla con Enganche
y, lejos de ser un hombre rodeado de los misterios que dejó aquel mítico
partido, se sienta durante una hora a comentar su historia sin tapujos.
“Decime, ¿cuánto me pagaron?”, suelta, un poco en broma, un poco en serio, como
para sacar solemnidad a su caso. Gran parte del fútbol argentino, ese
permanente constructor de mitologías aparentes, cree, con firmeza, que este
hombre sancionó con malicia el aquel encuentro que definía al campeón del
torneo Clausura 2009. Él, que dice que se sentaría a hablar del partido con
Ángel Cappa, se aguanta todas las preguntas y no se mueve un milímetro de su
relato.
“Hoy mi vida está perfilada fuera del
fútbol. Me dedico al manejo administrativo de una inmobiliaria grande del
barrio de Palermo. Nosotros, los árbitros, vivíamos en vivo. Uno en una oficina
está encerrado, no es lo mismo. Eso no lo voy a recuperar nunca”, suelta,
mientras un camarero ruso vuelve a hacer de las suyas y trae, en vez de tres
gaseosas sin azúcar, la misma cantidad de cafés con hielo. “¿Qué habrá
entendido?”, pregunta Brazenas. Y pone play: “Arranquemos”.
-¿Cómo se lleva un árbitro con el engaño?
-Es difícil, porque el origen de los
jugadores es el potrero, no este fútbol de teatro al que quieren llevarnos. Es
complejo. ¿El fútbol perdió el potrero o lo vamos a seguir dejando ser eso? El
origen de los grandes jugadores es el potrero. Si hay menos tolerancia, también
hay más engaño. ¿El jugador saca ventaja para lograr su objetivo? Es difícil.
Hay jugadores que entrenaban mirando la posición del árbitro para tirarse en el
otro costado. Y lo entrenaban. Eso es profesionalismo. Había técnicos que lo
practicaban, porque, claro, desde el ángulo más difícil el árbitro puede tener
jugadores delante y confundirse. El fútbol es un juego de engaños. ¿Y cuál es
el juego de cartas más preponderante de Argentina?
-El truco.
-Claro. ¿Y el truco qué es? El engaño
constante. El jugador trata de engañarme a mí y yo trato de que no me engañe.
-¿Te molestaba el engaño?
-Hay que saber que el jugador te quiere
sacar ventaja en todo. ¿Vos viste a algún jugador que diga algo cuando le dan
un gol que no es? Es así. El fútbol es así. En Argentina te dicen que hay que
ser honesto y festejamos todos el gol con la mano de Diego. Hay un mensaje
ambiguo. Entonces, o somos pícaros o somos honestos. ¿La trampa es picardía o
es engaño? Es bravo, eh.
-¿Por qué a los árbitros se les cuestiona la honorabilidad?
-El árbitro tiene un problema: cuando
se equivoca es un corrupto. En cambio, cuando un jugador se equivoca, no pasa
nada. Por ejemplo, cuando un jugador (Palermo) erró tres penales, siguió
jugando. ¿Te imaginás un árbitro que cobre mal tres penales en un partido? Lo
matan. El problema es la falta de credibilidad.
-¿La falta de credibilidad en los árbitro está bien fundada?
-Es el país. Es Argentina. En nuestro
país nadie le cree al presidente, ni al ministro de economía, ni a nadie. ¿Cómo
le voy a creer a un árbitro? Mirá la justicia ordinaria. La justicia es cuando
te favorecen. Cuando no, decís que te perjudicaron.
-¿Cuánto tiempo fuiste árbitro?
-Muchos años.
-¿Cuántas veces te ofrecieron plata?
-Ninguna. ¿Cómo arreglás a 22 tipos?
¿Cómo le decís a todos que tiren la pelota afuera? Yo tuve una conversación con
un jugador de primer nivel en la que me dijo: “Si vos me querés cagar, yo te
hago tres goles”. Es imposible. No se puede arreglar de esa manera.
-En la mitología del fútbol se dice que hay árbitros que te van empujando.
Dos tiros libres por acá, un par de amarillas por allá y te ponen contra tu
arco. ¿Es así?
-Eso es una payasada. Primero, si el
árbitro logra hacer eso, pierde plata, porque tiene una inteligencia con la que
podría ganar mucho más en otra cosa.
-¿Nunca escuchaste algo raro? ¿De verdad?
-Yo he escuchado que tal partido está
arreglado y después termina para el otro lado. Lo que sí puede pasar es que
haya tipos que se sienten a tomar un café con un árbitro y le digan al
dirigente que arreglaron el partido. Yo te voy a contar cómo es esto, porque es
interesante. El tipo va, es amigo o conocido de un árbitro, le dice al
dirigente: “Che, tal los dirige el fin de semana y voy a ver si puedo hacer
algo”. El tipo viene, se sienta a tomar un café con el árbitro, el dirigente lo
ve y después le dice que está todo listo. Si el equipo de ese dirigente gana,
pasa por caja a cobrar.
-¿Te pasó?
-Si me pasa, lo mato. Pero sé que pasó.
Ahora, ¿cómo es la historia? ¿El corrupto es el árbitro o es el dirigente? A mí
no me pasó, pero a otros árbitros sí.
-¿En la Libertadores tampoco escuchaste nada raro?
-Fui a todos lados y no me pasó jamás.
Por mis hijos te lo juro. Una sola vez, en Colombia, fuimos a dirigir con el
Sargento (Daniel) Jiménez y nos regalaron ropa antes del partido. Jugaba el
DIM. Y es normal que te regalen remeras los jugadores o ropa. Fuimos al
partido, el DIM perdió y cuando volvimos al hotel, nos habían sacado toda la
ropa. Parece que no merecíamos tener la camiseta del DIM porque el equipo no
ganó.
-¿Por qué te fuiste del fútbol?
-Por un problema físico. No por otra
cosa. Fue eso.
-¿No te cansaste de ser Gabriel Brazenas, el tipo más puteado?
-No me podría cansar de ser yo, porque
tendría que terminar con mi vida. Yo conozco el mundo gracias al fútbol. Fui un
privilegiado. Por eso, hay que entender a la gente. Las puteadas me las como,
porque, primero, no voy a hacer famoso a nadie. Por suerte, el fútbol me dio un
nivel de tolerancia tremenda. Si un tipo me insulta, le pego una piña mal dada
y pasa algo, después tengo una vida para pagarlo. Y no cambia nada. En vez de
diez, elijo contar hasta cincuenta. En el fútbol y en la vida, todo lo que
construiste podés perderlo en un segundo. También lo malo vende más que lo
bueno. Yo hoy abro los diarios y veo cosas triviales, que no son importantes.
Lo bueno nunca vende. Vende el lío.
-Te putearon en el Mundial hace poco. ¿Cómo lo viviste?
-Un hecho menor. Yo prefería dirigir
los partidos importantes, no quedarme abajo de un escritorio dirigiendo
partidos seis puntos y pasando desapercibido. Si querés estar arriba, tenés que
estar preparado para eso y para los precios que hay que pagar.
-¿Volviste a jugar Vélez-Huracán en tu cabeza?
-Jamás. Nunca. Partido jugado, partido
terminado. Para mí pasó y si decidí las cosas que decidí fue porque en ese
momento tenía los elementos para decidir así.
-¿No cambiarías ninguna decisión en tu carrera?
-Ni una. Las decisiones tomadas en ese
momento son así. Es el vivo. Uno no tiene la posibilidad de editar y volver
para atrás. Los que trabajan en vivo son los mejores, hablo de locutores,
famosos y figuras. El vivo te obliga porque no tenés marcha atrás. Por eso
Mirtha Legrand es la uno, Marcelo Tinelli es el uno y Susana Giménez también.
Ahí hay adrenalina pura.
-¿Manejaste mal el post Vélez-Huracán?
-En este país, todo lo que diga puede
ser usado en mi contra. Las cosas tienen que ver con un contexto. Me fui porque
la parte física predominaba sobre lo técnico, porque así lo empezó a dictaminar
la FIFA. Yo nunca fui un dotado físicamente. Me han criticado que no corría,
pero siempre trataba de estar al lado de la jugada. Después, sobre ese partido,
si la gente quiere pensar que atrás de todo eso hubo otra cosa, es un problema
de cada uno. Sabés la cantidad de cosas que yo pienso de todos y no las digo.
Cada uno hace lo que quiere con sus actos y sus ideas.
-¿Cómo lo tomó tu familia en ese momento?
-Nunca me dijeron nada de ese partido.
Mi señora falleció hace dos años. Mi viejo, también. En el mismo mes que mi
mujer. Mi hijo tiene el mismo nombre que yo y, cuando le han dicho algo, le
respondió que vengan a hablar conmigo. Mi hija, igual. Yo a mis hijos los
preparé. Sabíamos que teníamos que cambiar el número a cada rato. Pero todo
existió desde siempre, aunque hoy las redes sociales lo agranden. Hoy viene un
muchacho, me saca una foto, pone algo y se hace el piola. Me parece bien. Pero
internet no se creó para eso. La gente puede creer alguna decisión desacertada
y me parece bien. Cada uno es libre.
-¿Te sentarías a tomar un café con Ángel Cappa?
-Yo tomo un café con cualquiera. No
tengo nada que decirle, porque él defiende su postura y yo la mía. Es el
contexto. Cada uno sabe lo que hizo y lo que pasó. Hace unos meses me llamó la
producción de Coco Silly, que es hincha de Huracán, para que hable con él. Y
hablé. Yo tomo un café con cualquiera. Son ellos los que tienen problemas
conmigo, yo no tengo nada con ellos. Tengo la tranquilidad por cómo obré.
-¿Pensás que te van a preguntar muchos años por esto?
-Seguramente. A Guillermo Nimo le
preguntaron por el penal de Gallo hasta que se murió.
-¿Volviste a ver esa jugada, la de la supuesta falta de Larrivey a Monzón?
-Una o dos veces. Pero nada más. La
verdad, la decisión que tomé, la tomé tranquilo de lo que hacía. Y lo sigo
pensando.
-¿Qué significa la palabra “corrupto” para vos?
-Es alguien que no aplica la ley. Y no
es sólo conseguir dinero. Puede ser tener favores, o algún puesto mejor, o
alguna ventaja, o un beneficio...
-Para cerrar, ¿fue falta de Larrivey?
-Para mí no. Sigo insistiendo en lo
mismo. Para mí no y por eso no lo cobré.
-¿Hasta el último día vas a pensar igual?
-Sí, hasta el último día de mi vida voy
a decir que no fue foul. A veces las cosas son así.
Lo conocí una
tarde que entré al Bar León a repartir volantes. Yo habré tenido entonces
quince años y una fe inquebrantable. Hoy el Bar León no existe, y muchas cosas
más tampoco.
Me llamó con un
vení, pibe, y un gesto de la mano, como si me agarrase desde el aire y me
acercase, aunque su mirada seguía clavada en el tablero. Yo apuré el paso,
imbatible.
No ocurría todos
los días que alguien me pidiese un volante sin que yo se lo tuviese que
ofrecer.
–Dame unos
cuantos –me pidió sin mirarme y, sin decir gracias ni nada, levantó con dificultad
sus más de 100 kilos y los paseó por entre las mesas hasta alcanzar el baño.
Para mí fue toda
una decepción política, acaso la primera, pero, sin duda, como un tatuaje, me
marcó para siempre. Tal es así que, en momentos de desaliento, siempre que
pienso que todo se vino abajo, y cuando digo todo el Muro es lo de menos, me
acuerdo de esa tarde. Días después me enteré de que su nombre era Shloime
Shapiro. Me lo dijo él mismo, otra tarde que volví a entrar al Bar León y dejé
volantes en todas las mesas menos, por supuesto, en la suya. Fue entonces que
me llamó, con el mismo gesto:
–¿Vos no jugás,
pibe? –y me señaló la silla.Me senté y, mientras ponía sus manos atrás, se presentó:
–Soy Shloime
Shapiro. Como verás soy silencioso por naturaleza... Mi nombre y apellido
empiezan con sh...
Luego puso sus
dos puños delante de mi nariz.
–La izquierda
–elegí.
–Lo sabía,
pibe... –se sonrió–, a mí me da lo mismo, yo ya no creo en esas cábalas...El tablero estaba descolorido, las piezas
gastadas, todo el Bar León olía a rancio, pero me lancé al ataque.
El me comió un
peón y yo le comí un caballo. Así empezó mi venganza. No me imaginaba que
Shloime Shapiro fuera tan fácil. A un costado del tablero se empezaron a
amontonar su alfil, su otro caballo, una torre y tres peones.
–Tampoco creo en
las damas... –afirmó.
Su reina pasó a
engrosar mis trofeos y no sé por qué me conmoví:
–¿Tablas?
–¿Tablas? –se
rió–, Moisés las escribió y él mismo, bajoneado por la poca fe, fue el primero
en destrozarlas...
Y su alfil, el
único que le quedaba, me desconcertó:
–¡Jaque!Moví el rey, porque no tenía otra y, cuando
me di cuenta, ya era tarde.
–¡Mate! –exclamó
Shloime Shapiro, y me tendió la mano. Yo iba a estrechársela, como hacen los
caballeros, pero ni llegué a rozar sus uñas sucias de mugre y tabaco.
–No, pibe, unos
volantes...No tuve agallas ni tiempo para ofenderme.
Agarró unos cuantos volantes y,
con dificultad, jadeante –era su manera de respirar– sacó de la silla sus más
de 100 kilos y volvió pasearlos entre las mesas hasta alcanzar el baño.Se tomó su tiempo, como es lógico.
Cuando
volvió, encajó como pudo sus más de 100 kilos en la silla y me miró con sus
ojos claros y eternamente húmedos.
–Ahora sí –me
tendió la mano–, con el estómago en paz la gente ya puede saludarse...
Se la estreché.
Era una mano sudorosa, de esas que dejan su huella donde tocan.
–No es cuestión
de atacar, pibe –me guiñó–; para ganar, lo importante es no aflojar...
Cuando desprendí
mi mano de la suya vi que por debajo del puño sucio de su camisa asomaba un
número tatuado.
–¿Y eso? –le
pregunté.
Shloime Shapiro
se cruzó un dedo sobre los labios y sólo me contestó:
–Sh...
Que este
silencio sea mi homenaje a aquel maestro.
Buenos Aires,
1940. Licenciado en Letras. En 1973 se desempeñó en la Universidad de Buenos
Aires como director de la carrera de Lenguas y Literaturas Clásicas y como
profesor de las materias Literatura Argentina, y Medios de Comunicación y
Literatura. Como periodista fue redactor del diario La Opinión de Buenos Aires,
donde dirigió el suplemento cultural de 1975 a 1976, año del golpe de estado.
En 1977 se exilió a Barcelona.
Desde 2001 es
profesor de Literatura y Política en la Universidad Popular de las Madres de
Plaza de Mayo.
Participó en
varias antologías, como Los Nuevos (1968) y Poesía
social del siglo XX (Centro Editor de América Latina, 1971).
Obra
—Poemas de la
mano mayor.
—Juego limpio.
—El che amor.
—El paso atrás.
—Su fuego en la
tibieza.
—Apuntes.
—Luces que a lo lejos.
—La encendida calma.
—Notas al pie de nada ni de nadie.
Premios
—Mención en
Premio Casa de las Américas, por El che amor.
—Alcalá de
Henares de Poesía, 1983, por Su fuego en la tibieza.
—Internacional
de Poesía Antonio Machado 1993/94, por Luces a lo lejos.