domingo, 15 de diciembre de 2019

Alberto une, Cristina divide… @dealgunamanera...

Alberto une, Cristina divide…

Él y Ella. Dibujo: Pablo Temes.

El Presidente multiplica gestos para cerrar la grieta; la vicepresidenta le marca la cancha para endurecer las relaciones con la oposición.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 15/12/2019 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Alberto Fernández ha comenzado su presidencia con un objetivo: unir. Tiene un problema: Cristina Fernández de Kirchner, que siempre divide. Casi como si fuera un slogan de campaña electoral, esa es la ecuación política que han dejado a la vista los primeros días del nuevo gobierno.

Alfonsín y Cristina. El discurso del Presidente ante la Asamblea Legislativa tuvo la impronta de aquellos que supo pronunciar Raúl Alfonsín y que constituyen su legado histórico. Un legado de pluralidad y respeto hacia el que piensa y opina diferente, virtudes esenciales de la democracia que el kirchnerismo pisoteó y que Mauricio Macri y su núcleo duro poco hicieron –más allá de las palabras– por revivir.

“Yo quiero ser el presidente de la escucha, del diálogo, del acuerdo para construir el país de todos”, dijo en la parte final de su discurso Fernández. Y dio en la tecla: como se ha dicho ya, una y mil veces, si esa grieta no se revierte, no habrá plan económico que pueda sacar a la Argentina del fangal en el que la han dejado la suma de los dos gobiernos de CFK y el de Macri.

Ese mensaje de unidad del Presidente, acompañado por los gestos que tuvo en el Congreso, tanto con su predecesor como con la vicepresidenta saliente –cuya silla de ruedas empujó hasta el estrado–, en nada fue acompañado por Cristina Kirchner.

Todo en ella –su gestualidad, sus actitudes, sus discursos y sus obsesiones– no ha hecho más que confirmar su narcisismo y egocentrismo, factores patológicos de su personalidad, de enorme y negativa influencia en sus conductas públicas y privadas.

A eso hay que agregarle una nueva falacia. En su libro Sinceramente cuenta que, en 2015, no le entregó los atributos del mando a Mauricio Macri porque quiso evitar la foto de ese momento histórico, porque a su juicio hubiera equivalido a una capitulación. Sin embargo, en las horas previas a la asunción de Alberto Fernández dijo que había sido la Justicia la que le impidió cumplir con ese acto protocolar de alto valor institucional. ¿Dónde estará la verdad?

No fue esa la única instancia en que la vicepresidenta puso su impronta. En el acto de asunción de Fernando Espinoza como intendente de La Matanza habló del complejo tema de la coparticipación con una alusión directa y crítica a la ciudad de Buenos Aires, que –oh, casualidad– gobierna Horacio Rodríguez Larreta. Más allá de la clara intencionalidad política de su declaración, lo que hizo fue marcarle la cancha al Presidente.

Es una mala manera de comenzar la gestión ya que, con actitudes como esta, la vicepresidenta no hace más que azuzar el dilema fundamental que se le presenta a este gobierno: ¿cuál es el poder real de Alberto Fernández? ¿Cuán exitoso podrá ser en vencer la grieta cuando CFK se empeña a diario en ahondarla?

Justicia. Uno de los puntos claves del discurso del Presidente fue el referido a la Justicia, donde la palabra de moda es “lawfare”, la utilización de la Justicia como instrumento de persecución política, una metodología que existe, es peligrosísima y repudiable.

Ahora, ¿es correcto decir que CFK, Lázaro Báez, Julio De Vido, José López, Roberto Baratta, Amado Boudou, Ricardo Jaime, son víctimas de una persecución política? ¿Los bolsos de José López son producto de la persecución política? ¿Las causas por los sobreprecios de las obras adjudicadas a la empresa de Lázaro Báez? ¿Lo descrito por Oscar Centeno en los cuadernos? ¿Las investigaciones por las coimas pagadas por Odebrecht? ¿Lo denunciado por Víctor Manzanares, el contador del matrimonio Kirchner? ¿La causa Ciccone? ¿Las condenas por la tragedia de Once?

Por si algo faltaba a ese menú, generó polémica la designación por parte de Axel Kicillof de dos funcionarios con procesos judiciales en marcha: Daniel Gollán, como ministro de Salud, y Cristian Girard, como director ejecutivo de ARBA. La justificación que dio el gobernador fue que esos funcionarios son víctimas del lawfare. Increíblemente, la Ley 10.430, que rige el ingreso del personal de la administración pública de la provincia de Buenos Aires, exceptúa a los ministros, secretarios y subsecretarios de la aplicación del artículo 3, que expresa que no podrá ingresar a la administración pública “quien tenga proceso penal pendiente”.

Economía. La presentación del ministro de Economía Martín Guzmán había generado una gran expectativa. Por eso su conferencia de prensa decepcionó. El planteo del problema de la deuda y sus anuncios genéricos fueron un compendio de buenas intenciones. Pero se quedó ahí. No podía hacer ningún anuncio concreto por dos razones: porque falta aún la sanción de la ley que declare la emergencia económica y, fundamentalmente, porque no había ninguna medida buena para anunciar. Todo lo que viene son pálidas”, expresó con toda crudeza una voz del Gobierno.

El botón de muestra de esto se vio ayer con el anuncio del aumento de las retenciones a las exportaciones de granos: 18% para los cereales y 30% para la soja.

El asunto de la deuda es el tema esencial sobre el que está trabajando el flamante ministro, quien, cuando su posible designación no era más que un rumor, tuvo una reunión con la directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, y el economista venezolano Luis Cubeddu, reemplazante del italiano Roberto Caldarelli como jefe de misión del Fondo para la Argentina. De su presentación hubo dos datos rescatables: la confirmación de que no habrá emisión monetaria, y que se irá a una renegociación amigable de la deuda con el FMI y los acreedores privados.

Guzmán enfrenta un problema similar al que tuvieron sus antecesores durante la presidencia de Macri: su ministerio está devaluado porque deberá negociar medidas de su incumbencia con el Ministerio de Producción, el de Transporte y con el Banco Central.

El apellido Guzmán es motivo de polémicas entre los estudiosos de la etimología de los apellidos, algunos de los cuales sostienen que tiene origen germano y que su significado es “hombre bueno”. Ojalá lo sea y que la palabra “bueno” aquí sea sinónimo de honestidad y eficacia en el diseño de las medidas que le permitan superar a la Argentina el drama de esta hora.




sábado, 14 de diciembre de 2019

Canciones Folclóricas Argentinas. Nostalgias Santiagueñas. Los Chalchaleros... @dealgunamanera...

Canciones Folclóricas Argentinas...

Nostalgias Santiagueñas…

Intérpretes: Los Chalchaleros…



Información: Los Chalchaleros

Gabriela Michetti, la huérfana PRO “adoptada” por los Fernández… @dealgunamanera...


Gabriela Michetti, la huérfana PRO “adoptada” por los Fernández…


Mientras salían a la luz los cortocircuitos con su compañero de fórmula, la ex vice se reunió con Cristina y Alberto Fernández la acompañó en la jura.

© Publicado el miércoles 11/12/2019 por la Revista Noticias de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

Alberto Fernández rompió el protocolo con un gesto hacia Gabriela Michetti

La relación entre Gabriela Michetti y Mauricio Macri se fue enfriando con el paso de los años en el Gobierno. Pero los últimos meses del 2019, directamente hubo un témpano entre ambos: la ex vice se sintió desplazada del Gobierno por su competencia constante con el entonces jefe de Gabinete, Marcos Peña, y luego lo reafirmó con la llegada del candidato a ocupar su lugar en Juntos por el Cambio, Miguel Ángel Pichetto.


Muestra del alejamiento fue la contundente frase que Macri le dijo a María Eugenia Vidal cuando salían de la Casa Rosada rumbo a un escenario montado para su acto de despedida, el sábado 8. Según un video subido a las redes por el periodista Guido Carelli Lynch, el presidente saliente se quejaba ante la gobernadora “va a decir que nadie le avisó, como siempre”, ante la posible victimización de la entonces vice. Fue una de las pocas veces que la grieta interna quedó en evidencia públicamente.

Al frío oficial que la vice sentía, se contrapuso el inesperado cobijo que le dieron los Fernández. Sintió primero el amparo de Cristina, que se reunió con ella días antes del traspaso de mando en el Congreso. E incluso accedieron a fotografiarse sonrientes. Habían discutido con fiereza tiempo atrás, pero nadie revisó demasiado el pasado: después de todo, Cristina hasta decidió hacer caso omiso a críticas despiadadas de su compañero de fórmula.

La buena relación entre ambas volvió a verse el martes 10, el día de la jura en el Congreso. Mientras la flamante vice provocaba un desaire a Macri, con gestos de asco al estrecharle la mano, con Michetti la relación pareció fluir sin tensiones. Después de firmar y de que el líder de Cambiemos se retirara del recinto, Cristina intercambió algunas palabras con gesto distendido con la ex vice. Se habían saludado de forma muy cordial y de la misma manera se despidieron.

Alberto también mostró buena sintonía con Michetti. Otro de los gestos destacados de la jornada fue el acompañamiento del flamante presidente desde la entrada del Congreso hasta el recinto.

Desde la elección perdida, Cambiemos es un hervidero. Algunos legisladores ya dieron el salto y otro piensan si lo harán. En la coalición que acaba de quedar en el llano, algunos dudan si Macri podrá convertirse en el líder natural. Hay demasiadas preguntas y muy pocas respuestas. Una de ellas es qué hará Gabriela Michetti, una huérfana del PRO que hizo buenas migas con los Fernández.