sábado, 12 de diciembre de 2015

Simbolismos de una transición agitada… @dealgunamanera...

Simbolismos De Una Transición Agitada…


Macri deshace con gestos el discurso oficial. A veces, un gesto puede más que mil palabras. La política no se hace con gestos, pero previo a asumir un cargo de tan alta responsabilidad como el de Presidente de la Nación, las pequeñas y no tan pequeñas decisiones del futuro Jefe de Estado pueden poner a la luz un estilo y una determinada escala de valores y jerarquía de prioridades.

© Escrito en jueves 10/12/2015 por Rafael Eduardo Micheletti y publicado por Tribuna de Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Así como en su momento se habló mucho de los gestos del Papa Francisco en los primeros días de su pontificado, sin ánimo de equiparar ámbitos ni personalidades, se pueden analizar los gestos que ha tenido hasta ahora Macri en el muy breve pero a la vez intenso tiempo intermedio entre su triunfo electoral y su asunción. Los mismos no han servido sólo para marcar un estilo personal, sino también para pulverizar en un muy breve período de tiempo el andamiaje simbólico que quedaba en pie de lo que ha sido el discurso oficial en la última década.

¿Se puede decir que unos cuantos gestos del presidente electo han bastado para demoler lo poco que quedaba del famoso “relato”?

Para empezar, más allá de algunas pocas excepciones, Macri ha conformado un gabinete con muy alta capacidad técnica. De esta manera, destruyó en un abrir y cerrar de ojos el mito oficialista de que la política es siempre y solamente sinónimo de militancia. Macri no designó militantes, no se cerró en su círculo íntimo ni se rodeó de incondicionales. Pensó en poner al frente de la Argentina los que para él eran los mejores. Demostró que su discurso sobre el “trabajo en equipo” no es un simple eslogan.

Otro gesto importante del flamante presidente electo fue realizar de inmediato una conferencia de prensa de verdad, con preguntas libres, y prometer (habrá que ver si lo sostiene) que se lleven a cabo en forma regular durante su mandato. Este pequeño pero poderoso gesto marca una ruptura importante con el populismo: el gobernante no es dueño de la verdad y su poder no le confiere derechos sino obligaciones. Debe rendir cuentas al detalle de cada cosa que hace con el poder que el pueblo soberano le presta.

Con una movida magistral, Macri dinamitó el discurso según el cual él venía a destruir todo lo hecho por el gobierno saliente, a romper en todos los frentes y a instalar un retorno al pasado. Mantuvo en su puesto al ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, prestigioso científico artífice de uno de los pocos aciertos que puede mostrar Cristina en medio de tanta pérdida de credibilidad. Esto va de la mano con el desarrollismo predicado por Cambiemos, muy lejos de la suerte de elitismo materialista que pretendieron endilgarle.

Como si todo lo anterior fuera poco, el líder Qom, Félix Díaz, con quien Macri se había reunido durante la campaña firmando un acta compromiso, decidió levantar el ya legendario acampe en la 9 de Julio cuya persistencia se debía a la iracunda negativa de Cristina a recibirlo. Lo hizo en medio de una fuerte crítica al kirchnerismo, al cual tildó de “discriminador”. ¿No era acaso que la líder populista tenía una conexión especial con los excluidos, que el populismo era el mejor vehículo para procesar demandas sociales insatisfechas y que Macri era sinónimo de represión, exclusión y discriminación? ¿Tan rápido se dieron vuelta los papeles?

Otra ruptura con Cristina fue el fuerte ritmo de trabajo que ya le imprimió Macri a su gestión, incluso antes de asumir. A pesar del muy escaso tiempo que tuvo luego de la ardua campaña antes de la asunción, ya se puso a trabajar a toda máquina, reuniéndose con su gabinete, dando conferencias de prensa y viajando a países vecinos como Brasil y Chile al efecto de restaurar relaciones bilaterales tan deterioradas durante el kirchnerismo. La política ya no se trata de quedarse con los brazos cruzados, negar los problemas (como la inseguridad y la inflación) y victimizarse echando culpas para afuera, sino de arremangarse y trabajar; de no perder el tiempo que es del pueblo.

Tanto pasó en tan corta transición, que también hubo tiempo para la polémica. Casi como queriendo darle crédito a la teoría de Nelson Castro sobre la enfermedad del poder de Cristina, la mandataria saliente se enfrascó en un inexplicable capricho al pretender alterar dos tradiciones institucionales: que el paso de mando se hace en la Casa Rosada (como incluso lo ha reconocido el propio kirchnerismo a través de su lamentable dibujo animado “Paka-Paka” orientado a adoctrinar a los chicos) y que, en todo caso, se le reconoce al presidente entrante la facultad de elegir los pormenores de la ceremonia que lo inviste. Frente a este desquicio y atropello, Macri se plantó, transmitiendo y quizás adelantando una suerte de firmeza en lo tocante a la defensa de las instituciones tan vapuleadas por el gobierno saliente. Al parecer, si Cristina persiste en su sinsentido, la entrega del bastón de mando será protagonizada por la Corte Suprema.

Además de rodearse de ministros probos con peso y criterio propio, Macri también hizo su primera reunión de gabinete, demostrando un cierto estilo de diálogo y colegialidad que había brillado por su ausencia con Cristina y con los caudillismos en general. De nuevo, el presidente no es el dueño de la verdad y más importante que hablar es saber escuchar.

Por último, sin pretensión de exhaustividad, se puede mencionar como gesto de peso el hecho de que el primer viaje de Macri fue a Brasil, donde mantuvo un diálogo muy cordial con Dilma Rousseff, quien lo recibió en su despacho como si se tratara de un presidente en funciones. Macri ha generado una gran expectativa en la región en relación a la posibilidad de restaurar relaciones amistosas y constructivas de Argentina con sus vecinos. Otra vez, ¿no era que el kirchnerismo bregaba por la unidad latinoamericana y Macri por el imperialismo y el colonialismo?

Claro que todos estos son apenas gestos de alguien que ni siquiera asumió, pero si son tantos en tan poco tiempo y resultan consistentes, bien puede tratarse de un adelanto de lo que será la gestión de Macri al frente del Estado nacional. Lo que sí está claro, más allá del grado de confianza o esperanza que el presidente electo nos genere a cada uno, es que, si quedaba algo en pie del discurso oficial, Macri lo barrió con apenas un simple soplido causado por una seguidilla de decisiones de sentido común en una muy corta transición de mandatos presidenciales.





La era del ciclamato político. Macri y un discurso Zero… @dealgunamanera...

Macri y un discurso Zero…


Lo primero que viene a la mente al escuchar el mensaje del nuevo presidente, es que, otra vez, tenemos un gobernante que muestra terribles problemas para poder expresarse con mediana fluidez y elocuencia, y que exhibe una alarmante carencia de conceptos políticos puntuales, aunque esté leyendo un discurso pre redactado, y ensayado hasta el cansancio.

© Escrito el por Fabián Ferrante el viernes 11/12/2015 y publicado por Tribuna de Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Esto puede parecerle trivial a algunos, pero políticamente no es un dato menor. Trasunta la esencia cultural y la formación del disertante, y lo que sus interlocutores (especialmente cuando se habla de dignatarios internacionales), fácilmente advierten. Tal como en su momento lo advirtiera la ex embajadora de USA en Argentina Vilma Martínez, cuando lo calificó de grosero y maniqueísta.

Macri fue curioso. Se lo pasó hablando de los equipos, y en contra del individualismo, pero, simultáneamente, se cansó de repetir la palabra "yo", y de auto referenciarse. Esta hubiera sido una situación inmejorable para utilizar, antes que el "yo" y el "me",  el "nosotros" y el "nos". No lo aprovechó.

Dijo que el país no está dividido, pero también dijo que llamaba a peronistas y "antiperonistas". Lo considero un error no forzado. No hacía falta caer en ese desatino. ¿Sabés por qué? Porque, justamente, divide más.

Globalmente fue un discurso sumamente light, tan edulcorado como se esperaba. Repleto de obviedades como la unidad nacional, el trabajo común, el amor, la gente, etc, etc.

Poca política, y demasiado ciclamato. Claudio María Domínguez.

No hubo mensajes a sectores puntuales, no hizo referencias a sus promesas económicas de campaña que tanto temor generaron y que hasta precios dispararon. Pareciera que estos temas no merecían explicación alguna por parte del nuevo presidente.

Básicamente, Macri repitió su discurso intendentista de siempre, y trató de proyectarlo a la nación, con éxito más bien módico.

No obstante, tocó un tema muy importante cuando habló de la corrupción, declarándose implacable para con aquellos que no cumplan lo que dice la ley.

Lo que no dijo es que la ley, tal como está, presenta innumerables vericuetos para poder robar dinero legalmente, tal como lo hizo él mismo con el decreto 556/10 en la Ciudad de Buenos Aires, que sirvió para enriquecer a gente como Fernando Niembro o Eduardo Amadeo, y para falsear pauta publicitaria que nunca cobraron sus presuntos destinatarios, a lo largo y a lo ancho del país.

Ese decreto es legal; es "la ley", pero sirve para robar. Y Macri roba mediante la ley. Toda su vida robó mediante la ley. Ya sea que las dictara Domingo Cavallo, o él mismo.

El discurso aperturista de Macri podría reemplazarse con aquellas notables estrofas de Joan Manuel Serrat:

"Pero, eso sí, los sicarios no pierden ocasión de declarar públicamente su empeño en propiciar un diálogo de franca distensión que les permita hallar un marco previo, que garantice unas premisas mínimas que faciliten crear los resortes que impulsen un punto de partida sólido y capaz, de este a oeste y de sur a norte, donde establecer las bases de un tratado de amistad que contribuya a poner los cimientos de una plataforma donde edificar un hermoso futuro de amor y paz".

Fidel, pero no Castro: Pintos.

Finalmente, un detalle para nada menor, que debiera hacer reflexionar un poco a todos aquellos que traen años de lucha en defensa de la república y de las instituciones.

A lo largo de los 27 minutos de su discurso, el presidente Macri mencionó apenas en una ocasión la palabra "instituciones", pero no mencionó jamás la palabra "república".

Dios proveerá.




Gino Tubaro, inventor. Una idea para cambiar la historia… @dealgunamanera...

Una idea para cambiar la historia…


Gino Tubaro, joven argentino con su proyecto de Prótesis Atomic Lab, por medio de una plataforma electrónica, obtuvo el primer lugar del concurso en su segunda edición “1 idea para cambiar la historia”, obteniendo de premio 60 mil dólares, a fin de hacer realidad este producto con tecnología de 3D.

© Escrito el viernes 11/12/2015 por Alma Rosa Camacho y publicado por http://estoenlinea.oem.com.mx de la Ciudad de México.

El certamen lanzado por ejecutivos de televisión de cable History, en la noche del pasado miércoles en hotel del centro, con la asistencia de los artistas que fueron la imagen del concurso como Verónica del Castillo y Christian Meier, también dieron el nombre del segundo triunfador, Javier Leal, de México, con su proyecto Dispositivo para el Monitoreo Efectivo de las Terapias contra el Cáncer, haciéndose acreedor a 40 mil dólares.

Mientras que el jurado calificador eligió como tercer lugar a Luis Felipe Quintero, de Colombia, creador de un sistema capaz de transformar la energía cinética de los vehículos que transitan por una carretera en energía eléctrica, obteniendo 20 mil dólares.

Eduardo Ruiz, presidente y gerente general de A+E Networks Latin America, también presidió el destape de los ganadores de entre cinco finalistas, como el ejecutivo César Coletti.




Inventor del año: premian en México al argentino que creó la mano mecánica.


Gino Tubaro tiene 20 años y es del barrio de Pompeya. Ganó 60 mil dólares, que usará para desarrollar su proyecto.

© Publicado el viernes 11/12/2015 por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Navidad de 2005. Gino Tubaro tenía sólo diez años cuando entre el vitel tonhé y el brindis de las doce sacó de su mochila una lapicera que al apoyarla contra el papel provocaba el sonido de una canción. Les contaba a sus incrédulos familiares que ese era uno de los inventos con los que había estado trabajando todo el año. El miércoles pasado, a casi una década de aquella Navidad, Gino consiguió el primer puesto como el mejor inventor del año por haber creado prótesis para manos con impresoras en 3D.

En la Ciudad de México, bajo el cielo gris del smog mezclado con niebla y el humo de los deliciosos tacos y burritos, Gino sonríe. Trata de ponerse serio cuando se le acerca el director de alguna empresa, pero se le hace imposible y la mueca de felicidad lo desborda. El joven argentino que vive en el barrio de Pompeya, acaba de conseguir el primer lugar de la iniciativa “Una idea para cambiar la historia”, que organizó History Channel y que consta de 60 mil dólares para que lleve a cabo su proyecto.

La historia de Tubaro y sus inventos se remonta a cuando tenía 3 años y armaba los juguetitos de los chocolates Kinder en pocos segundos, o cuando le desarmaba la plancha a su madre para crear otra cosa con eso. “Mi mamá estaba sorprendida y me anotó en una escuela de inventores que vio por la tele”. Allí cursó todos los sábados durante más de ocho años.

Desde ese momento Gino ganó varios premios, como el que consiguió cuanto tenía 13 años y fue reconocido por la Organización Mundial de Propiedad Intelectual (OMPI), que depende de la ONU. O como cuando Clarín contó en Octubre que el Instituto Tecnológico de Masachusets (MIT) lo premió por crear un escáner para ciegos. Es tan destacada su actividad que hasta el Presidente Mauricio Macri fue hasta su casa para conocerlo cuando era Jefe de Gobierno.

Hincha de San Lorenzo (jugó ahí durante tres años al basquet), estudia Ingeniería Electrónica en la UTN, y dice que ahora sí va a poder cumplir con su objetivo de crear mil prótesis de manera gratuita para aquellos que más las necesiten: “Una vez que empiece a entregar las manos voy a poder sentarme con gente más ‘grosa’ y así poder ayudar a personas de todo el mundo. Mi sueño es entregar quince millones de prótesis en todos los países”, relata quien por ahora pudo fabricar ocho. 

Así, a pulmón, también repartió volantes por la calle para que la gente lo votara para poder acceder a las cinco ideas finalistas –luego un jurado destacado eligió a las tres mejores– entre más de 3 mil: “Salí a caminar durante horas por todos lados. Pompeya estaba empapelada con mi proyecto. Hasta fui al entrenamiento de San Lorenzo y les pedí a los jugadores que me apoyaran, estoy seguro que ellos también me votaron”.

Pero Gino no fue el único ganador. Eduardo Javier Leal, de México, ocupó el segundo lugar y recibirá 40 mil dólares para evolucionar su dispositivo para el monitoreo efectivo de las terapias contra el cáncer. Mientras que en el tercer lugar quedó para Luís Felipe Quintero, de Colombia, quien obtendrá 20 mil dólares para desarrollar su sistema capaz de transformar la energía cinética de los vehículos que transitan por la calle, en energía eléctrica.

Link
: Gino Tubaro



viernes, 11 de diciembre de 2015

Copa Sudamericana 2015. Independiente Santa Fe 0 vs. Huracán 0... @dealgunamanera...


El orgullo de ser hincha de Huracán…


Me tiembla la mano y me cuesta escribir. La mueca es de bronca y de tristeza. Se me vienen todos los momentos que viví junto a tu lado en mi vida. Descensos, goleadas en contra, idas de jugadores, de técnicos, lluvia, granizo, provincias, países. Quién hubiera dicho que íbamos a llegar hasta acá. Quién hubiera visto en el horizonte, una pequeña luz entre tanta oscuridad penando en una categoría que nos quedaba chica y contra rivales que ni tenían estadio con gradas. Quién y me repito quién podría haber adivinado que íbamos a jugar una final de Copa Sudamericana.

© Escrito el jueves 10/12/2015 por Rodrigo da Silva y publicado por el Departamento de Prensa del Club Atlético Huracán. Fotos: Télam

Ciento veinte minutos. Una guerra. Una batalla que tuvo a protagonistas que dejaron la sangre y más, que murieron de pie, que cayeron rendidos por la misma vía por la que hace poco más de un año, conseguían un título en San Juan. No hay más. Las medias bajas, el sudor corriendo por la frente, las piernas agotadas pero el corazón intacto. Desde aquella pelota a los diez segundos de juego, dónde Ramón Ábila apretó a Robinson Zapata y tuvo la chance de abrir el marcador hasta el último minuto del alargue, en el que exhaustos, los Quemeros forzaron los tiros del punto penal.

De fútbol, estas palabras tendrán poco. Huracán no aprovechó la rapidez de Cristian Espinoza, no pudo quebrar la defensa rival y no supo cómo doblegar a un rival también deslucido, que no mostró mejores armas y que exhibió muchos errores que hubieran concluido en otro final. Los penales, otra historia y para qué rememorar.

Para finalizar, el sentimiento puro. La sensación de insatisfacción, de enojo pero no de remordimiento. No habrá ni un reproche, ni un reclamo. Sólo queda el dulce sabor del veneno que me quema por dentro. Este veneno que me mata, día a día pero que por favor no nos saquen nunca. El veneno que corre como el orgullo que siento, gracias a mi viejo, el orgullo de ser hincha de Huracán.

Independiente Santa Fe (Colombia): 0 

Robinson Zapata; Almir Soto, Yerri Mina, Francisco Meza, Leyvin Balanta; Baldomero Perlaza, Jeison Gordillo, Sebastián Salazar; Luis Manuel Seijas; Wilson Morelo y Daniel Angulo. DT: Gerardo Pelusso.

Huracán: 0 

Marcos Díaz, José San Román, Federico Mancinelli, Martín Nervo, Luciano Balbi, Federico Vismara, Mauro Bogado, Daniel Montenegro, Patricio Toranzo, Cristian Espinoza y Ramón Ábila. DT: Eduardo Domínguez

Penales: Convirtieron Pérez, Seijas y Balanta para Independiente. En Huracán marcó Mancinelli y fallaron Bogado, Nervo y Toranzo.  








Mauricio Macri juró como presidente de todos los argentinos... @dealgunamanera...

“Prometo siempre decirles la verdad"…

Macri desde el balcón de la Casa de Gobierno. Foto: Dyn

En una corta ceremonia, el presidente electo recibió los atributos presidenciables de manos de Federico Pinedo en la Casa Rosada.

© Publicado el jueves 10/12/2015 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Mauricio Macri juró como presidente de todos los argentinos. Luego de participar esta mañana en la asunción de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires, el presidente electo se dirigió a su casa para prepararse para su propio acto.

Macri partió rumbo al Congreso de la Nación junto a su esposa, Juliana Awada, a las 11:00 hs. Una vez en el recinto, el acto de asunción inició a las 11:45. Luego de dar un discurso de 30 minutos en el que llamó a la unidad nacional, agradeciendo a sus contrincantes en la campaña: Sergio Massa, Daniel Scioli, Margarita Stolbizer, Adolfo Rodríguez Saá y Nicolás Del Caño.

Dado que la ex mandataria Cristina Fernández de Kirchner dio la orden al bloque del Frente Para la Victoria de no presentarse en la asunción, casi un tercio de los asientos del recinto estuvieron vacíos.

Luego de jurar ante la Asamblea Legislativa, el presidente electo partió rumbo a la Casa Rosada donde recibió los atributos de parte de Federico Pinedo, ya que la ex Presidenta no quiso asistir a la ceremonia.

Posteriormente se dirigió junto a su mujer Juliana Awada, su hija Antonia y la vicepresidenta de la Nación, Gabriela Michetti al balcón para hablar desde allí a la multitud congregada en la Plaza de Mayo.

“Parece que fue ayer cuando nos animamos a soñar que los argentinos merecíamos vivir mejor y hoy estamos acá a punto de empezar una etapa maravillosa de nuestro país” afirmó entre cantos de los presentes de ‘sí se puede’.

“Prometo siempre decirles la verdad, siempre ser sincero y mostrarles cuáles son los problemas porque sé que ustedes son suficientemente capaces e inteligentes para trabajarlo juntos y resolverlo. Gracias por acompañarnos pero más les quiero agradecer porque tenemos que seguir juntos, esta argentina la construimos todos juntos”, manifestó con euforia.

Macri se animó a bromear tras varios cantos de las personas congregadas en el lugar: “Estoy complicado para bailar con la banda, hasta que no empiece la música”. “Crean en ustedes mismos porque yo estoy hoy acá porque creo en ustedes”, dijo tras lo cual realizó un pequeño baile hula-hula.

“Un beso grande para todos, los amo, amo este país, los amo a todos ustedes. Gracias, gracias, gracias, gracias. gracias”, finalizó en tono futbolero. Al culminar su discursó, el jefe de Estado se sacó la banda presidencial para realizar unos pasos de baile ante la multitud.

Luego, a las 19 horas, dará jura a los futuros integrantes del Gabinete de la Nación, acto que durará hora y media.

Finalmente, el presidente de la Nación asistirá a una función especial en el Teatro Colón a las 21:30 y luego ofrecerá, junto a la Primera dama, una recepción a los los asistentes, concluyendo así su primer día en actividad.



Chango Spasiuk. Chamamé, tradición.... @dealgunamanera...

“Es un lenguaje sonoro donde convergen años de historia”...

“Estéticamente la polca paraguaya siguió por su lado y el chamamé se definió por otro, pero quedó una lengua compartida.”
Imagen: Sandra Cartasso.

Para el Chango, el género que lo hizo célebre abarca mucho más que los sonidos del acordeón. Para este concierto unirá esfuerzos con Las Hermanas Vera de Corrientes, Los Hermanos Núñez de Misiones y Emiliano López, un pequeño virtuoso del instrumento. 

© Escrito por Karina Micheletto el viernes 11/12/2015 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Chamamé, tradición. El nombre, concreto y certero, define el nuevo gesto que Chango Spasiuk ha dado en una prolífica, brillante carrera, que lo ha llevado a expandirse hasta abarcar los más disímiles públicos y escenarios del mundo. Siempre con un punto de partida, que es este al cual ahora regresa: aquel en el que todo empezó, la raíz de este sonido que tiene nombres fundadores como los de Tránsito Cocomarola, Ernesto Montiel, Tarragó Ros, Isaco Abitbol, entre otros. Para apuntar a ese Chamamé, tradición, el acordeonista y compositor se rodeó de los sonidos y colores que admira dentro de esa raíz primera, puestos a sonar hoy: Las Hermanas Vera de Corrientes, Los Hermanos Núñez de Misiones, el pequeño Emiliano López de Buenos Aires pero de herencia provinciana. Y junto a su septeto –un seleccionado de talentosos en el que forman Marcos Villalba en cajón, percusión, guitarra y voz, Diego Arolfo y Sebastián Villalba en guitarra y voz, Pablo Farhat en violín, Alfredo Bogarín en guitarra, Heleng de Jong en cello y Juan Pablo Navarro en contrabajo– mostrará este Chamamé y esta Tradición hoy a las 21.30 en el teatro Opera (Corrientes 860).

“El chamamé no es solamente una música folclórica que se toca y baila en el nordeste de la Argentina, es un lenguaje sonoro donde convergen trescientos años de historia”, advierte Spasiuk en la presentación. “Un mundo sonoro sumamente complejo y misterioso en donde se funden muchos elementos, desde el encuentro de los jesuitas con el pueblo originario de los guaraníes, región de mestizos, criollos, afros, inmigrantes de Europa y su acordeón”, define. Este es, dice, “el lenguaje sobre el cual estamos parados, que amamos, respetamos, nos expresamos a través de él y nos expresa. Lenguaje de infinitos rostros que tiene una vigencia contundente y una inagotable transmisión oral, generación tras generación”.

Este gesto de Spasiuk parece a priori el opuesto a aquel que quedó registrado en un disco y DVD en vivo grabado en el Colón, explorando los bordes entre lo popular y lo académico, junto a su sexteto, Rafael Gíntoli, Popi Spatocco y el Ensamble Estación Buenos Aires. Fue precisamente ahí, dice ahora Spasiuk, en el final de esa exploración, donde surgió este retorno hacia el inicio: “Cuando termina el DVD del Colón yo digo: ¿por dónde tendría que seguir con todo esto? ¿Qué podría hacer yo después de esto? Como una reflexión en voz alta. Y casi premonitoriamente estaba diciéndome: bueno, tal vez debería volver al principio, al inicio, al ABC”, evoca ahora el músico.

Así que, cuando fue invitado a dar un concierto en la Ballena Azul, la sala más importante del Centro Cultural Kirchner –una presentación que se concretó en septiembre pasado– lo primero que apareció fue aquello que sonó como una premonición. “Entonces uní un montón de piezas sueltas, acontecimientos que había vivido a lo largo de estos últimos tres años: que me había cruzado con las Hermanas Vera en el Festival del Chamamé, con Emilianito López en la fiesta del Taninero, en Puerto Tirol, Chaco, que de vez en cuando me venía encontrando con los Hermanos Núñez y hacíamos un toque, porque habíamos trabajado mucho juntos cuando hice Tarefero de mis pagos”, enumera el misionero.

“De golpe sentí que se había cerrado una etapa y que tenía que proponer otra cosa. ¿Qué otra cosa? La tradición. Y junté a todos estos exponentes que tienen que ver con lo que a mí me gusta de la tradición”, recuerda. Esa misma juntada que con tanto entusiasmo se celebró en el CCK, volverá a suceder ahora en el escenario del Opera. Como en una fiesta de patio de provincia, los sonidos y los clásicos chamameceros sonarán, esta vez a cargo de grandes intérpretes.

–Dice que está tocando con artistas que representan diferentes expresiones de la tradición. ¿Cuáles, en cada caso?
–Los Núñez tienen esa fuerza de bandoneón y guitarra, que representa una parte importante de la tradición del chamamé. Las Vera son la voz de chamamé, y además tienen algo muy particular, cantan en los dos idiomas, en guaraní y castellano. Y Emiliano, la transmisión ininterrumpida de la tradición oral del chamamé. Él es hijo de provincianos, pero nacido en el conurbano, y de alguna manera ha recibido todo ese conocimiento familiar, como si hubiese nacido allá. Tiene que ver con el futuro del chamamé, que está en esos hijos de provincianos que han nacido en Buenos Aires y que reciben una tradición, la tienen totalmente incorporada, pero tienen una visión y una búsqueda de conocimiento que hace al futuro, ese rol estético del chamamé. Me parece importante que en el rompecabezas de mi mirada de la tradición del chamamé, estén todos estos elementos. Igual no alcanzo a mostrar todos, ¡necesitás un concierto interminable para pasar por toda la tradición del chamamé! Es como hacer una comida con los ingredientes que más te gustan.

–Que parecen muy pensados. ¿Es también una manera de sentar postura sobre esa tradición?
–Nada es al azar, todo está absolutamente pensado. Primero porque son piezas que a mí me parecen importantes, y por sobre todas las cosas, me gustan. Hay un montón de mujeres cantando, un montón de dúos, un montón de bandoneonistas, bueno, a mí me gustan estos colores particularmente. Este es mi concepto, es mi manera de entender la tradición. No es la única, por supuesto, y la suma de todos esos conceptos posiblemente llegue a una visión más objetiva. Esta es mi elección estética y mi elección de repertorio. Me encanta cómo Emiliano toca el acordeón verdulera, entonces le pedí: toquemos chamamés como “La colonia”, compuestos en acordeón verdulera diatónica. Inclusive arranco yo tocando con ese acordeón de ocho bajos, porque es el inicio de las primeras composiciones de chamamé tradicional. No es mi instrumento más fluido, pero así arranco, después sigue Emiliano y yo me paso a mi acordeón. Todo está muy pensado y apunta a destacar la parte de la tradición que a mí me moviliza.

–Sorprende la capacidad técnica de Emiliano López, siendo tan pequeño. ¿Cómo lo conoció?
–Hace mucho, en Puerto Tirol. Uno está acostumbrado a ver en YouTube la niña china que toca el violín, ¡pareciera que solamente están en China los niños virtuosos! Y de golpe, en cualquier festival, ves un niño que te llena la cara de notas y que toca cosas sumamente complejas, con mucha naturalidad. Eso me pasó con Emilianito, y he visto a muchos chicos que me sorprendieron con el acordeón, en particular los alumnos de Tilo Escobar.

–Se mueve con naturalidad desde la tradición hasta expandirse a otros colores y sonidos. ¿Es algo buscado?
–Quien busca un desarrollo estético de algo es alguien que está profundamente enamorado de la tradición. No es algo antagónico: quien quiere ser contemporáneo y desarrollar su propia estética no va nunca contra la tradición. Al contrario, está parado sobre esa tradición, tiene un profundo respeto, está totalmente enamorado, pero no puede evitar dar su propia voz dentro de esa tradición. Por eso en cualquier concierto no me genera ningún conflicto volver a Cocomarola o Isaco Abitbol, no es que digo “ahora tengo que desprogramar mi cabeza y volver a programarme para tocar lo tradicional”. Porque lo contemporáneo que estoy haciendo, está parado sobre la tradición. Por eso el pasaje es espontáneo y sin conflictos. Sólo que hay proyectos, momentos, espacios y en cada uno tratás de elegir lo que creés que tenés ganas de hacer o sentís que hay que decir.

–Pero no sólo van a verlo los chamameceros. ¿Qué cree que convoca a los que no son seguidores de ese folklore?
–Para los que conocemos el chamamé, es un cóctel poderoso, y para los que no lo conocen, es un buen lugar para entender todas las variables dentro de la tradición. Inclusive las influencias, los límites, porque uno no puede negar que la construcción de lo que llamamos tradición hay muchos elementos, como la hermandad con el Paraguay, y ahí aparecen las Hermanas Vera cantando “Mocoy Guiraí”. Y uno puede ver cómo después del 1900, estéticamente la polca paraguaya siguió por su lado y el chamamé se definió por otro lado, pero quedó una lengua compartida. Cuando hablás de tradición no es que decís: soy esto y me alejo de lo que me rodea. Cuando yo hablo de tradición, al revés, busco todos los vasos comunicantes que hay con las fronteras. Por más que seas chamamecero, cuando escuchás algo como el canto llorado del Paraguay –el “puraheí jaheó”–, de inmediato te toca intensamente.

– ¿Tiene idea entonces de cómo se compone su público, más allá del estrictamente chamamecero?
–Supongo que es muy amplio, hay gente a la que le gusta el chamamé, a otra le gustará el acordeón, a otros el folklore, a otros la música, a otros el jazz y la improvisación que se da dentro de ese tipo de estética... hay de todo. Pero yo no estoy viendo quién es el que viene y el que no viene, ¡no me da la cabeza para estar escaneando todo! (risas). Apenas me da para llevar adelante mis proyectos artesanalmente, y tratar de hacerlos lo mejor posible. El estudio del mercado me excede.

– ¿Cómo evalúa, con el paso del tiempo, el concierto que dio en el Colón?
–De algún modo me parece natural haber llegado al Colón, porque desde Tarefero de mis pagos hasta entonces, mi música se volvió cada vez más camarística. Si me hubiesen invitado en la época de Chamamé crudo, a fines de los 90, principios del 2000, hubiese sido más raro, tocando con batería y todo eléctrico. Pero después yo empecé con un proceso camarístico, las percusiones, el contrabajo, cada vez más acústico, hasta llegar a Pynandí, Los descalzos. Así que cuando llegamos al Colón, no modificamos nada. No necesitamos montar sonido, estábamos acostumbrados a tocar acústico, entonces era natural tocar en ese escenario, no es que tuvimos que adaptarnos a esa sala. La sala era la caja de resonancia perfecta para el momento al cual había llegado.

– ¿Y lo vivió como “haber llegado a”, o como un escenario más en el cual su música y el chamamé pueden expresarse?
–Es que uno no puede negar que hay algo simbólico, por la histórica marginación sobre el género, y esos aspectos están a la hora en que subís a tocar. Entonces sentís ese plus, eso pesa. Decís: qué bello momento, qué lindo que es compartir esta música en este contexto, que venga gente a este teatro por primera vez, a conocer su propia sala. Se dan un montón de cosas que, cuando estás ahí, no estás señalando con el dedo, pero sabés que mientras estás tocando, todo eso está ahí, y lo vuelve más interesante y más intenso. Por suerte pudimos grabar ese disco.

– ¿Y qué encontró cuando escuchó esa grabación en vivo, después de un concierto tan especial?

–Me encanta el sonido, el audio que me devolvió el teatro es increíble. De todos los discos, este es el que más me gusta mi sonido de acordeón. Las reverb que hay en el disco, es la sala del teatro. Cuando grabás tenés los micrófonos que están tomando los instrumentos, y además en el techo, colgados, otro montón de micrófonos, que toman la sala. Y después cuando volcás todo eso en la mesa de audio, decís: vamos a escuchar la sala. Abrís esos micrófonos y ahí están todos esos armónicos, toda esa reverb natural del teatro, es súper linda. Haber vivido ese concierto y haber podido guardar y mostrar esa grabación es una de las cosas lindas que puede hacer en la música.