domingo, 24 de febrero de 2013

Carta Abierta y el acuerdo con Irán... De Alguna Manera...


Desde Carta Abierta respaldan el acuerdo…

Miradas. Ricardo Forster, Eduardo Jozami y María Pía López, algunos de los intelectuales K. 

Aseguran que lo peor sería que los acusados se negaran a declarar, piden que se revise la causa judicial, critican el rol de la oposición y acusan a los medios por explicarlo mal.

Los intelectuales de Carta Abierta, que en general respaldan las políticas del Gobierno, advirtieron que el acuerdo con Irán para juzgar a los acusados por el atentado a la AMIA es positivo, y cuestionaron a la oposición por difundir conceptos “falsos” sin ofrecer alternativas para descongelar la causa judicial.

“También estaría de acuerdo con una solución negociada en la cuestión Malvinas. Estoy de acuerdo con este memorándum, aunque sepa que Irán tiene intereses contrapuestos a los de la Argentina. Es una salida de política exterior necesaria”, expresó en diálogo con Perfil María Pía López.

Para López no existe ningún riesgo para la Argentina con este entendimiento: “Peor de lo que estamos, no podemos estar”, aseguró. “Lo peor que puede pasar es que los acusados se nieguen a declarar”, sostuvo.

López añadió que es necesario que el memorándum vaya acompañado de una revisión de la causa judicial, en especial del accionar de las fuerzas de seguridad argentinas en relación con el atentado a la mutual israelí.

Ricardo Forster, por su parte, dijo en el programa 6, 7, 8 –que se emite por la TV pública– que el acuerdo es una decisión soberana del Estado argentino para ver si es posible recuperar alguna posibilidad de que algún día se pueda echar un manto de verdad sobre el atentado: “Sin rescindir un principio soberano, sin ni siquiera aceptar el tipo de sociedad iraní. Se trata de hacer un acuerdo con un país que no sabemos si es culpable, porque la causa es muy turbia. El Gobierno está tratando de avanzar y el juez va a tener por primera vez la posibilidad de tomarles declaración a los acusados. Esto es un avance”, explicó.

Para Forster, la oposición formula juicios mezquinos sobre este acuerdo, sin argumentos. Además, consideró que hubo dirigentes cómplices del encubrimiento del atentado, muchos de los cuales –afirmó– forman hoy parte de la oposición. “Tampoco hay alguien que represente a la comunidad judía: hoy la AMIA está gobernada por una combinación de ortodoxos y macristas. Y la gobiernan a su antojo”, expresó.

Eduardo Jozami, en tanto, advirtió que en un principio tanto la AMIA como la DAIA habían aceptado el acuerdo. “El escándalo posterior no se explica sin las presiones de los Estados Unidos e Israel. El aislamiento iraní es prioridad para el Estado judío y el Pentágono no ha descartado bombardear ese país”, explicó el intelectual.

Agregó que el malestar que se generó alrededor del acuerdo es producto de la acción de los medios y de la oposición. “La lógica maniquea que guía a la oposición mediático-política hizo el resto, acumulando una tras otra inexactitudes y simplificaciones”, expresó y reconoció: “El memorándum con Irán no es la panacea para resolver la causa Amia y nadie puede asegurar los resultados, pero no es menos cierto que constituye el único intento para destrabar la causa”.

© Escrito por M. C. el domingo 24/02/13 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.





Camaleón... De Alguna Manera...


Camaleón…

 El camaleón mamá... El camaleón... Cambia de colores según la ocasión...

A hoy, domingo, son exactamente 115 meses. Esos casi 3.500 días son los que transcurrieron entre aquel 24 de julio de 2003 y este 24 de febrero de 2013. Aquel jueves de hace casi una década, Néstor Kirchner, fiel a sus efusiones corporales, le palmeó el muslo derecho a George Bush. El episodio tuvo como escenario el Salón Oval, al que Kirchner accedió por primera y única vez. Su sucesora y cónyuge, Cristina, jamás accedió a ese sitio. Hacía apenas dos meses que el santacruceño había asumido la presidencia y en la Casa Blanca no sólo no se hicieron desear, sino que se apresuraron a invitarlo, recibirlo y manifestarle apoyo y simpatía. Ese Bush que lo recibía de tan buen talante acababa de iniciar la Guerra de Irak; fue en marzo de 2003 que empezó la invasión norteamericana.

Kirchner no lo podía ignorar, pero de todos modos fue y expresó su entusiasmo por Bush. El norteamericano felicitó a Kirchner por la recuperación económica. Se refería a lo que la Argentina había conseguido desde comienzos de 2002, con Roberto Lavagna al frente de la economía. “Siga así”, aconsejó Bush al argentino, antes de sugerirle que negociara un rápido acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI). “Bush nos dio apoyo irrestricto y sin condicionamientos”, aseguró Kirchner, según las crónicas de ese día desde Washington. Cuando llegó el momento de la foto, el santacruceño apoyó su mano sobre el muslo del texano, con calidez. Bush le aseguró a Kirchner que su primera visita oficial a los Estados Unidos sería un éxito. No bien el argentino entró al despacho político más importante del mundo, Bush lo tomó de un brazo, y caminando hasta una pared en la que se destaca un retrato del presidente Abraham Lincoln, le confió: “Siga así. Si ustedes se ayudan, van a tener un respaldo decidido de nuestro gobierno”.

Los norteamericanos hicieron los deberes. La plana mayor del gobierno republicano tomó parte de la cálida acogida a Kirchner, incluyendo el jefe del Tesoro, John Snow; el secretario de Estado, Colin Powell; la encargada de Seguridad Interior, Condoleezza Rice, y el secretario de Comercio, Robert Zoellick.

Cuando salió de sus treinta minutos con Bush, Kirchner estaba extasiado: “Fue una reunión excelente. Tuvimos una conversación muy franca con el presidente. Y nos dio un apoyo irrestricto, sin condicionamientos”. Los medios argentinos, que en ese momento eran todos hegemónicos, recogieron el entusiasmo del patagónico tras el espaldarazo del comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, que en ese momento se desplegaban in full force en el Medio Oriente y Afganistán.

Los argentinos que estaban junto a Kirchner ese día pudieron enterarse por boca del presidente lo que le dijo el estadounidense: “Negocie duramente con el FMI. Pelee hasta la última moneda”. Kirchner había soltado su diatriba habitual, culpando de los males argentinos a los organismos multilaterales. Bush lo halagó: “La economía de su país es muy importante. Vamos a ayudar en todo lo que podamos las negociaciones que ustedes y el Fondo Monetario sean capaces de lograr”. Esas palabras las oficializó la versión del Departamento de Estado.

Como el pedido de Kirchner había sido claro, la respuesta norteamericana fue muy favorable. Kirchner pidió “comprensión internacional” para que la renegociación de la deuda no ahogara el recuperado crecimiento económico. No son interpretaciones. Kirchner blanqueó: “El apoyo del presidente Bush va mucho más allá del acuerdo con el Fondo”, dándolo ya como consumado. Eso sería, confesó Kirchner, el punto de partida de un camino “para tener relaciones excelentes y sinceras”.

Fue notable el entusiasmo de Bush. Felicitó a Kirchner por la recuperación vislumbrada en la economía argentina y en tres ocasiones remarcó que le gustaba el estilo del argentino. Curiosa empatía texana-santacruceña: “Somos muy parecidos. Usted y yo hicimos cosas que el establishment nunca se hubiese imaginado que haríamos”, le dijo Bush. Quien había sido embajador de Washington en los años de Menem, James Walsh, comparó ese día a ambos presidentes. En su perfecto castellano de tonada cordobesa, Walsh dijo: “Los dos son hombres del interior, tienen un estilo muy similar, sincero, franco. Ha sido una reunión muy pero muy exitosa”.

Para Bush, los logros del gobierno de Kirchner en sus apenas sesenta días de vida eran “la lucha contra la corrupción, la decisión por mejorar la Justicia y el trabajo decidido para controlar el terrorismo y el lavado de dinero”. El argentino devolvió gentilezas y dijo lo que Bush quería escuchar: expresó la firme decisión de la Argentina de apoyar la lucha contra el terrorismo internacional, tema clave para la Casa Blanca, considerando que todavía no se habían cumplido dos años del sangriento ataque del 11 de septiembre de 2001. Cristina, Lavagna, el canciller Rafael Bielsa y el nuevo embajador José Octavio Bordón fueron la escolta y el grupo de referencia de la cumbre Kirchner-Bush.

Broche de oro de ese día, al condecorar a Walsh, Kirchner confesó: “Encontramos en Bush una mano tendida muy fuerte, algo vital y significativo para nuestro país” y “sin condicionamientos”. ¿Mano tendida? Bush le fue sincero a Kirchner al hablar de corrupción y el argentino se deshizo en cordialidades para el número uno de la superpotencia capitalista. “Las empresas norteamericanas se quedaron afuera del proceso de privatizaciones argentinas por la terrible corrupción del Estado argentino. Es hora de garantizar reglas claras para todos”, prometió el argentino.

Esto fue en 2003. No pasó mucho tiempo para que Kirchner diera vuelta el guante. En la 4ª Cumbre de las Américas en Mar del Plata, noviembre de 2005, patrocinó una “anti” cumbre con Hugo Chávez, Hebe de Bonafini, Luis D’Elía y Maradona, mientras bandas desatadas, sin control alguno, vandalizaron a su antojo varias cuadras de la ciudad, en protesta por la llegada de Bush a la Argentina. La Casa Rosada hizo todo lo posible para hacer miserable la estadía del presidente norteamericano, el mismo al que dos años antes Kirchner le daba palmaditas en el muslo.

Así son, así fueron y así serán los Kirchner. Ninguna afirmación los compromete, ninguna acción los condiciona. Ese ingreso del ahora difunto ex presidente en el Salón Oval en 2003 es inimaginable hoy, con la Argentina evidentemente dispuesta a enrolarse en un bloque geopolítico en el cual hostigar a los Estados Unidos es condición imprescindible para dar la prueba de amor a los populismos demagógicos realmente existentes. Lo trascendente es la inmensa y peligrosa frivolidad que caracteriza estas promiscuidades: enamorados de Bush en 2003 y arrastrándole el ala a Chávez y a Irán en 2013, revelan la misma e inescrupulosa matriz de poder.

© Escrito por Pepe Eliaschev el domingo 24/02/13 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.




Avisos de Colegiales... De Alguna Manera...


Avisos parroquiales de Colegiales…

Pasan por casa, dejan sus avisos y aquí están…

 
 Todo Relleno... Av. Federico Lacroze 2860.  Colegiales
Teléfono: 4553-8516


  Pizzería Los Hermanos. Palpa 3105. Colegiales
Teléfono: 4554-2941

© Escrito por De Alguna Manera el domingo 24/02/13 y publicado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Tinelli K… ¿Tinelli K…?... De Alguna Manera...


Tinelli K… 
 
 Anticipo. El 27 de enero, la tapa de Perfil destacó la consecuencia electoral del programa.

Hace un mes, la tapa de Perfil anticipó que en 2013 Tinelli volvía con el “Bailando de los políticos” y las obvias consecuencias electorales que implicaba. Si en los próximos días termina confirmándose que Tinelli le vende su empresa, Ideas del Sur, a Cristóbal López por 40 millones de dólares, habría que concluir que el anuncio del programa funcionó como un aviso para lograr comprador y subirse el precio. Para colmo, usufructuando gratis a Adrián Suar como protagonista de su aviso, porque fue a mediados de enero que el propio director artístico de El Trece lo anunció por radio para que luego recién Tinelli saliera a confirmarlo por Twitter. De concluir así, Maquiavelo sería un poroto frente a Tinelli.

Hace ocho años Tinelli se fue de Telefe casualmente porque Telefónica quería reducir sus costos, y ahora regresaría con mejores condiciones que entonces, además habiendo multiplicado su inversión en Ideas del Sur por cuatro: de los 10 millones de dólares que le costaron el edificio y sus instalaciones a los 40 millones de la hipotética venta a Cristóbal López.

En el camino, Tinelli había dejado a Hadad sin destino en Canal 9 en 2005 y ahora podría ganarle al mismísimo Grupo Clarín, algo que ninguno de sus socios había logrado antes.

Las vidas paralelas de Tinelli y Hadad merecen un párrafo. Juntos compraron Radio 10 en los 90, juntos exploraron la viabilidad de Canal 9 a comienzos de la década pasada, y cada uno por su lado vendería su empresa en alrededor de 40 millones de dólares a Cristóbal López.

Que Tinelli y Hadad terminaran vendiendo sus empresas simultáneamente podría ser una señal de algo más que las propias circunstancias de ambos. Podría indicar que es el Estado, con su publicidad oficial, el gran asignador de recursos del sistema de medios y el que finalmente decide con su apoyo o discriminación el progreso o la decadencia de cualquier medio. El mayor mérito de Editorial Perfil, que padece lo segundo desde hace diez años, es que lo sobrevive.

Para que el lector tenga una idea de qué significa económicamente congraciarse o no con el Gobierno, vale repasar los datos de la inversión de publicidad oficial durante el año 2012. Sólo en medios gráficos (en TV los montos se multiplican por cinco), los diarios de Vila-Manzano de diferentes provincias argentinas recibieron casi 100 millones de pesos; una cifra muy parecida recibió Szpolski por sus medios gráficos, mientras que Página/12, Crónica y Ambito Financiero recibieron alrededor de 50 millones de pesos cada uno.

Imagine, lector, desde 2003 –diez años de discriminación con la publicidad oficial–, a los valores actuales de Szpolski, Editorial Perfil dejó de recibir 100 millones por año, 1.000 millones de pesos durante esta década. Vale recalcar que, además, la cantidad de ejemplares de las publicaciones de Editorial Perfil, según lo certifica el centro de informaciones de la Asociación de Editores de Revistas, es doce veces mayor que el de la suma de las publicaciones de Szpolski durante el mismo período.

Con esos 1.000 millones de pesos de publicidad oficial, o 200 millones de dólares a la cotización oficial actual, se podría comprar cinco veces Ideas del Sur o la propia Telefe. Ese es el costo de no alinearse con el Gobierno, precio que –de consumarse la venta de Ideas del Sur a Cristóbal López– no desea pagar Tinelli.

El Trece poco se puede quejar de que Telefe reciba las ventajas de contar con Tinelli sin mucho esfuerzo, porque también el Grupo Clarín gozó de recibir a Tinelli en bandeja cuando el Gobierno era su aliado en 2006. Por intermedio de Alberto Fernández, entonces jefe de Gabinete y simultáneamente operador de Clarín en el kirchnerismo, Tinelli dejó el Canal 9 de Hadad para pasar a El Trece. Ese fue el comienzo del fin de Hadad en la televisión abierta.

Pero a pesar de ciertas coincidencias en tiempos, montos y compradores, Hadad y Tinelli se diferencian en que el primero arma empresas y, aunque mucho no le guste, está dispuesto a bancar pérdidas. A Tinelli sólo le gustan los negocios, algo diferente a las empresas. En los negocios, quien invierte no asume responsabilidades de largo plazo, ni el pago de sueldos de mucho personal, ni los conflictos con los sindicatos. El empresario es prisionero de todo de lo que el comerciante o inversor escapa. A Tinelli no le gusta perder a nada, y no hay empresario a quien no le toque enfrentar pérdidas de vez en cuando. Tinelli es un divo; un empresario es alguien –en algún sentido, y aunque suene paradójico– más humilde.

Si Cristóbal López compra Ideas del Sur, ¿habrá un Tinelli K? Tiendo a creer que nunca habrá un Tinelli que no sea tinellista, alguien que en cada circunstancia maximice el valor posible tomando la mejor opción, como un gran comerciante.

Tinelli, no sólo por su fama sino por su darwinismo, en la política sería tan exitoso como en el espectáculo. Pero él está más cómodo así, gana más plata, no tiene tanto menos poder y se hace mucho menos problema.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el domingo 24/02/13 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.