Fin de zona urbanizada…
Pretemporada.
Roberto Lavagna. Dibujo: Pablo Temes.
Tanto oficialistas como opositores ya se lanzaron a la campaña. La incógnita del desdoblamiento.
Las
vacaciones se terminaron. La campaña comenzó. La dirigencia política en pleno
está con su mente en modo electoral. A eso respondió la reaparición pública de
Elisa Carrió en el programa A dos voces y la reunión que tuvo con Marcos Peña
en su casa de Exaltación de la Cruz. Por si alguno aún dudaba, quedó claro en
los dichos de la diputada en vías de jubilación de los cargos públicos, que no
solo no romperá Cambiemos sino que será una pieza clave. No es que la una a
Mauricio Macri el amor sino el espanto que, en este caso, tiene nombre y
apellido: Cristina Fernández de Kirchner. Es la misma ecuación por la cual el
peronismo busca desesperadamente el camino de la unidad: el espanto a Macri.
El renacido protagonismo de Marcos Peña es producto de los menesteres del año
electoral. Eso lo apasiona y a eso le dedica todas sus fuerzas. Es –y no
la gestión– lo suyo.
La reunión de la mesa chica –el lunes pasado en la sede del PRO en San Telmo–
encabezada por Peña y a la que asistieron el jefe de Gobierno de la Ciudad de
Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, el vicejefe de Gobierno, Diego
Santilli, el senador y presidente del Consejo Nacional del PRO, Humberto
Schiavoni, el secretario general de la Presidencia de la Nación, Fernando de
Andreis, el secretario general del PRO y vicepresidente primero de la
Legislatura porteña, Francisco Quintana y el secretario de Interior, Sebastián
García De Luca. Lo primero que hizo Peña fue exhibir cifras de encuestas sobre
el Presidente, en las que se aprecia que tiene una franja similar en imagen e
intención de voto. Según esos números, Macri estaría siete puntos por encima de
CFK.
Se habló del desdoblamiento en la provincia de Buenos Aires. Ni Peña y De
Andreis se mostraron muy convencidos de una idea que no les cierra. Pero no es
solo a ellos a quienes les ocurre esto: a Macri tampoco le cierra. Y eso es lo
central porque María Eugenia Vidal no va a hacer nada que el Presidente no
quiera. De hecho, Vidal es la que tendrá que ver si logra convencerlo.
Otro de los asuntos principales de la reunión fue la situación en la provincia
de Córdoba donde el panorama es bien complejo para el Gobierno. Mario Negri y
Héçtor Baldassi acordaron integrar una fórmula de consenso para la gobernación.
Es un acuerdo que cuenta con el apoyo de Luis Juez que ha anunciado que
competirá por la intendencia de la ciudad de Córdoba. Por lo tanto el que quedó afuera es el actual intendente,
Ramón Mestre, que parece no tener ninguna intención de bajarse de sus
intenciones de dar pelea por la candidatura a gobernador. Ahí los radicales van
a tener que jugar porque es una interna entre dos de sus actores. “Hoy, la
situación está muy empantanada”, reconoce un funcionario importante del
Gobierno. Y ése es un verdadero problema para Macri, quien basó su triunfo en la
segunda vuelta de 2015 en la gran elección que hizo en esa provincia.
Unidad. En
este gran ajedrez también se encuentra sumido el peronismo. La posibilidad de
alcanzar el triunfo tiene una condición sine quanon: la unidad. Y esa unidad
hoy se ve lejana. Pero lejana no es lo mismo que imposible. De eso habló
Alberto Fernández en la semana.
“Cristina y Massa tienen una misma visión sobre lo que hay que hacer en la
Argentina”, dijo el ex jefe de Gabinete. La única dirigente que salió a
rebatirlo duramente fue la diputada Graciela Camaño. Y esto no es casual: tiene
que ver con un cambio de actitud del ex intendente de Tigre que desde hace ya
varios meses dejó de lanzar sus dardos contra la ex presidenta para apuntarlos
directamente contra Macri.
Para el Frente Renovador lo primordial es crecer lo máximo posible hasta llegar
al momento de definiciones. Lo que se busca es lograr una postura unívoca en la
oposición para después definir las candidaturas. Y, a esa hora, lo que contará
es cómo llegan los precandidatos. Dependerá entonces si a CFK los números la
muestran debilitada o fortalecida.
En ese tablero, el desdoblamiento de la elección en Buenos Aires es un dato
clave. Lo que allí pase puede modificar todo el tablero nacional. CFK ha
anunciado que no intervendrá en la confección de las listas ni en el armado de
las alianzas que compitan a nivel provincial. Eso puede favorecer la unidad del
peronismo y ponerlo a tiro de una victoria. En esa eventualidad, la figura del
líder del Frente Renovador cobraría mayor relevancia. Con lo que exhiben
las encuestas al día de hoy, a Massa no le alcanza para ganar, pero, sin Massa,
al peronismo tampoco le es posible ganar.
Money. La economía será
clave a la hora de votar. Se asiste a un momento de pax cambiaria. El dólar se
estuvo depreciando, y se apreciaron las monedas emergentes, que subieron en su
totalidd. Por ejemplo Brasil subió un 4%, sostenido por las políticas de Jair
Bolsonaro y su ministro de Economía. Esta estabilidad cambiaria está
fuertemente influenciada por el flujo de capitales a Brasil, atraídos por las
nuevas políticas comunicadas por su flamante presidente.
Los países emergentes tuvieron una mejora en estos diez días de enero, porque
también se tomó nota de que la Reserva Federal de Estados Unidos se tomaría una
pausa en su política de aumento de la tasa de interés.
Sobre el futuro, hay dos lecturas bastante disociadas por parte de los
inversores, por cuanto los más comprometidos en títulos argentinos en posición
compradora, están tratando de inducir a otros para que mantengan esta posición
o que incluso la acrecienten. Son los que están pensando que la reelección de
Macri estaría afirmando el proceso de cambio de la Argentina.
Confianza. La
variable política acá es muy significativa. En la medida que Macri se afiance
en las encuestas, o decrezca Cristina, o la Argentina logre consolidar la
posición de divisas
para el 2020 –dato que es la gran incógnita del mercado– la confianza
aumentará.
Si el peronismo (en sus distintas variables) no toma nota de esto, si su
discurso es el de sumir a la Argentina en el aislamiento, fracasará.
En medio de esta jungla, se escuchó –después de un largo tiempo– la voz de
Roberto Lavagna. “Roberto escucha a todos, pero no promete nada”, se apresuró a
aclarar una voz de su cercanía. “Hace falta una propuesta de unidad nacional”
dijo –escueto como siempre– Lavagna.
Es de
lo que –paradojalmente– Mauricio Macri y Cristina Fernández de Kirchner están
cada vez más lejos.
Producción periodística: Lucía Di Carlo
(Fuente: www.perfil.com). El periodismo profesional es costoso y por eso debemos defender nuestra
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