Matar al rusito
descerebrado…
Ahora puedo revelar
la fuente porque Alberto Nisman ya murió. Hace exactamente dos años y cuatro
días yo hablé largamente con él y me hizo revelaciones que hoy adquieren otro
valor. El fiscal muerto estaba con mucha energía pero también, muy preocupado.
Había recibido una amenaza más grave que la decenas de aprietes semanales con
las que querían intimidarlo. Esta vez a Nisman le corrió un frío por la espalda
porque el correo de origen desconocido que le habían mandado decía
textualmente:”Rusito descerebrado, te vamos a matar a vos y a tus hijas. Judío
hijo de mil putas. ¿No te das cuenta que cambió la mano?”. Semejante aberración
era solo el comienzo.
El frío que le corrió
por la espalda a Nisman fue porque le exigían que renunciara a la investigación
o de lo contrario iban a matar a sus hijas, Iara y Kala. Ahi le enviaban
algunas fotos de la casa y hasta del club que ellas frecuentaban y tenían un dato
muy reservado que solo lo podrían haber conseguido con espías profesionales.
Hablaban de una
inminente mudanza de sus hijas y era algo real que muy pocos sabían. Por
cuestiones de estudio, estaban por cambiar de domicilio a los pocos días.
Había algunas
precisiones que ni Alberto Nisman sabía.
Pero ese no fue todo
el calvario que el fiscal denunció como corresponde en el juzgado Numero 9 a
cargo del doctor Luis Rodríguez. Había fotos de atrocidades cometidas por los
carteles de los narcotraficantes y le decían ”que tus amigos gringos te ayuden
a conseguir un trabajo en el exterior”. Aquí aparece la primera curiosidad
porque “gringo”, es la manera despectiva para dirigirse a los ciudadanos
norteamericanos que utilizan mas en Venezuela y en Cuba que en Argentina. Aquí,
en general se los llama yankys.
El texto repugnante
de antisemitismo tiene consignas a favor de Irán y Hezbollah y hacen votos por
la “muerte del sionismo usurpador”.
Yo le dije que Nisman
estaba preocupado por el nivel de precisión informativa que tenía esta amenaza.
Y estamos hablando de hace dos años. Estoy reciclando una columna que escribí
en el diario Perfil el 17 de febrero de 2013. Pero también le comenté que
estaba con las pilas cargadas de entusiasmo por el trabajo que estaba preparando.
Me anticipó que era una denuncia de “600 fojas” que iba a revelar los contactos
de kirchneristas con el iraní, prófugo de la justicia, Moshen Rabbani y otras
cuestiones de similar gravedad. Insisto con el tema, Hace dos años Nisman me
contó esto y yo lo publiqué en Perfil.
Solo hace falta ir al
archivo para desnudar la mentira de Cristina que sugiere que otra persona le
escribió de apuro el dictamen y que se lo dieron llave en mano para que Nisman
lo presentara. Hoy nuevamente Cristina volvió a sugerir que Antonio Stiusso
redacto el dictamen como venganza porque lo echaron de los servicios.
En aquel momento,
Nisman me contó que tenía escuchas y un trabajo minucioso, casi obsesivo diría
yo, sobre el rol de Luis D’Elía que se comportaba como un soldado de Irán. De
hecho me detalló algo que tenía entre sus anotaciones pero que era público y
por eso me lo podía revelar. Fue un intercambio de tuits entre el piquetero que
aplaude a Cristina desde la primera fila y el empresario de medios mas
beneficiado con la pauta oficial: Sergio Szpolski. D’Elía acusaba al editor de
ser ”un coronel del MOSSAD que recibe millones del gobierno para hacer la
comunicación kirchnerista” y el propietario de Tiempo Argentino, entre otros
medios K, le contestaba que D’Elía ”era un ladrón que recibía cheques de
Irán”. Otros tiempos. ¿Otros tiempos? Creativo Szpolski caracterizaba al
régimen de Ammadinejad como el “triple esdrújulo, misógino, homofóbico y
xenofóbico”.
El fin de semana
anterior a mi publicación en Perfil, Horacio Verbitsky había castigado duro a
Nisman acusándolo de haber viajado varias veces a Israel y Estados Unidos y
colocando a la misma altura de demonios a Irán e Israel. Todo para argumentar y
defender el pacto tenebroso de Etiopía que había firmado su amigo y
subordinado, el entonces y actual canciller, Héctor Timerman. En su lenguaje
donde mezcla el pensamiento de Cristina con el estilo de los informes de
inteligencia que escribía en Montoneros, plantea que los atentados contra la
AMIA y la embajada de Israel fueron “parte de una guerra que no libramos”.
Casualmente pero tal
vez no tanto, el domingo pasado , en su habitual columna de Página 12, el mismo
comandante cristinista escribió en forma muy crítica de lo que llamó “bodoque
acusatorio” de Nisman y llamó a ocupar las calles “para marcarle los límites” a
quienes “intenten castigar a la presidenta por la búsqueda de la verdad”.
Convoco a la movilización popular si es que “un poder contramayoritario intenta
confinar la política a un expediente judicial”. Allí denunció que Nisman se
había encontrado con Ken Roy, el consejero político de la embajada de los
Estados Unidos “antes de presentar su incandescente dictamen”.
El coro estable del
gobierno le había tirado con munición gruesa al fiscal. Anibal y Coqui lo habían
tratado de ridículo, estúpido, irracional, empleado de Stiusso y golpista.
Diana Conti había dicho que iban a salir con los tapones de punta y le
aconsejaba socarronamente a la hija de Nisman que se quedara tranquila, que no
le iban a maltratar a su padre. “Ni lo intenten”, pintaron en las paredes los
muchachos camporistas de Larroque y se prepararon para movilizar y hacer tronar
el escarmiento tal como les recomendó en la mañana del domingo Verbitsky. Por
esas horas, Alberto Nisman, murió con un tiro en la cabeza. Hoy la presidenta
Cristina planteó que fue un asesinato y que le tiraron el cadáver a ella.
Quien quiera oír que
oiga.
© Escrito por Alfredo
Leuco el jueves 22/11/2015 y publicado en Alfredo Leuco
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.