¿Sos de
Piñeyro, fuiste a la ENPA y saliste así, Iglesias? ¡Que papelón!
Diputado Nacional por PRO Fernando Iglesias.
© Escrito por
Hugo Asch el jueves 10/01/2019 y publicado por el Sitio Infobae de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Piñeyro,
la zona de Avellaneda donde crecí ‒y
también, acabo de enterarme, lugar del hoy, digamos, diputado Fernando Iglesias‒, era en los años '60, una
zona amable, con casitas bajas, comercios, talleres y fábricas en crecimiento.
Allí aprendí ‒yo, no sé él‒, el arte de
pisar la Pulpo contra el asfalto, esa pelota de goma con rebote
musical que, además, adentro tenía un juguito que parecía sangre cada vez que
la rueda de un auto la pisaba o el cuchillo de alguna vecina mala la partía en
dos. Con ella aprendí a superar rivales haciendo 'la paré con la paré'. Qué jugador.
Eso era Piñeyro, mi barrio y el de
Iglesias, aparentemente, aunque no
recuerdo haberlo visto nunca por ahí, pese a ser
contemporáneos. Ni en las pacíficas calles de Castellino, ni en los bravos
potreros de Los Siete Puentes.
Allí fuimos, con una de pelota de cuero
ganada en un concurso de figuritas, a desafiar al duro equipo de Carantigua ‒lo llamaban así porque tenía
una rara enfermedad: cuerpo de 10 años,
rostro de 50‒, pibes muy pesados
de verdad. Ganamos 3 a 2, pero se enojaron, nos quitaron la pelota y nos
corrieron con palos y piedras. ¡Todos re
peronistas, Fernando!
La Escuela
Normal Próspero Alemandri (ENPA), el colegio que nombra
con tanto orgullo, también fue el mío durante la primaria, con las hermanas
Otero, la señorita Granata ‒con
quien gané un concurso de redacción‒;
y antes de ellas, el jardín
de infantes, con la señora
Alcira, que nos limpiaba en el baño
si cierta emoción inmanejable terminaba en pipí o popó,
fuera de lugar. Ella nos
quitaba la vergüenza, nos limpiaba las lágrimas y nos devolvía limpitos y secos
a casa. Otra peronista.
El barrio estaba lleno de comercios,
pymes e industrias grandes,
como la Siam. Hacia el
fondo de mi calle, Entre Ríos, había filas de obreros, mamelucos, el Crónica
matutino bajo el brazo, el bolso con la vianda. Intuyo que
peronistas también. Una plaga, ¿no, Fer?
En 1945, la
Siam pasó a llamarse Siam Di
Tella y ya fabricaba de todo. Heladeras(la clásica, hoy vintage,
pintada con colores vivos), lavarropas,
cocinas, televisores y las motonetas
Siambretta, las que usaba Perón, con su gorro pochito.
En ese contexto, la fábrica hizo una de
sus mayores apuestas, fabricar autos con tecnología inglesa. Era la época en que todos los taxis eran Siam Di
Tella. La empresa tuvo 13 fábricas con
casi 10 mil trabajadores y 250 productos diferentes. La
creciente industria argentina se veía a simple vista desde el colectivo,
cruzando el puente Victorino de la Plaza,
espiando el acero en rojo de la acería Gurmendi. Altri tempi.
Solo un necio, un extranjero, un extraterrestre, un ciego de nacimiento o un
ensimismado en su propio odio podría dudar de dónde salía esa pax barrial, ese crecimiento, esa
cantidad de trabajo y sueldos que alcanzaban hasta
para mejorar las casas, o hacerlas nuevas. Fue la
política de desarrollo industrial peronista o los marcianos. Una de dos.
Crecí escuchando discos de pasta en una
antigua victrola. Gardel,
Smith y sus pelirrojos y la Marcha de
la Libertadora, con la Glosa a la
Marcha, recitaba por el actor Arturo
García Bohr en el lado B. ¿Era
la mía una familia gorila? No del estilo del, digamos, diputado Iglesias, sin
duda. ¡Diómelibreymeguarde!
Eran
socialistas. No les gustaba Perón, porque les había 'robado' las ideas. Así
pensaban mis viejos. Ellos se conocieron en la 'Biblioteca Popular Veladas de
estudio después del Trabajo', donde daba clases de educación sexual Escardó y
venían a hablar Palacios,
Ghioldi y otros personajes 'progres'.
Lo
desconfiaban a Perón, y veían a Evita como una fanática,
es verdad. Les preocupaba que, junto a las ideas
socialistas, también se había colado algo del corporativismo mussoliniano y
su culto a la personalidad. Todavía la
izquierda no era peronista.
Pero nadie en su sano juicio se atrevía
a discutir el enorme impulso que
la industria nacional tuvo gracias a la política económica
de Perón. Mis padres, que no eran
peronistas, no lo hacían.
Negarlo
sería ser un necio. Casualmente el, digamos, diputado
Iglesias, lo niega. Y es más, redobla la
apuesta y afirma que fue el peronismo el que arruinó la ciudad de
Avellaneda y la dejó en estado marginal. Mirá vos. No soy afecto a la ciencia ficción o al cine catástrofe de Clase B, pero trataré de refutar con
historias primero, y algunos datos después, su, digamos, razonamiento.
Alguna vez, cansado de jugar con la
Pulpo, pedí permiso para descansar en la cabina de un camión semirremolque que
el papá de un amigo tenía estacionado en la cuadra. El techo estaba lleno de fotos. Perón, mujeres semidesnudas, Evita, más mujeres, el
escudo peronista, mujeres, el general sobre el caballo pinto con sonrisa
gardeliana, más mujeres, Evita, una virgen, una cruz, y así. Era
algo absolutamente excitante para mí.
Una
orgía de cosas prohibidas. Mujeres desnudas y el que, por esos
tiempos, todavía era nombrado como 'el tirano
prófugo'. Yo estaba fascinado con mi contacto con el Mal. No le pregunté a mi amigo
por las mujeres, pero sí por Perón.
"¿Por qué tu papá tiene a Perón en
la cabina?". Mi amigo me miró sorprendido y dijo: "Porque todo lo que tiene lo tuvo por Perón, boludo.
¿A quién querés que ponga?". Ahí empecé a comprender
algunas cosillas que no me habían contado antes.
En aquellos tiempos la ciudad tenía a
dos grandes en el fútbol. Racing e Independiente fueron los
primeros en ganar internacionalmente, mucho antes que River, Boca o San Lorenzo. Eran mejores, con
títulos, copas y grandes jugadores que podían retener.
Cuando Racing jugó con el Celtic en 1967, los dirigentes escoceses
visitaron el estadio y no podían creer lo que se veía desde la segunda bandeja. Ahí nomás, a dos cuadras, ¡había otro estadio para
más de 50.000 personas! Insólito. ¡Ellos no tenían uno así
en Glasgow! Esos argentinos estaban locos. Locos, y con capital. Capital
nacional, don Iglesias, no sé si tiene el gusto.
El 2 de abril
de 1976 José Martínez de Hoz anunciaba su plan económico
que abría la importación, abarataba el dólar, privilegiaba al capital
financiero sobre el productivo, fomentaba la bicicleta
especulativa y la compra, sí o sí, de los pequeños
establecimientos por parte de las grandes empresas. Ése fue el puntapié inicial
para el fin de la orgullosa ciudad
industrial de Avellaneda.
Tal vez el, digamos, diputado Iglesias crea que Martínez de Hoz era un poco peronista.
Pero no, no lo creo.
Fernandito se fue del barrio en 1987, diez años después que
yo, que ya era periodista de Siete Días a
los 18. Igual, pude ver el cierre
masivo de fábricas, la destrucción del aparato productivo, la
quiebra de las pymes gracias a la competencia importada, el dólar barato del
'deme dos', la apertura indiscriminada, en fin. Bajar costos, es decir los
salarios. Igualito que ahora. No parece
otra maligna idea peronista.
Alfonsín, el
más peronista de todos los radicales, enjuició a los militares genocidas;
enojado, le cambió el discurso a Reagan en Washington y también discutió desde
el púlpito con monseñor Medina. Pero la
economía no fue su fuerte. Tuvo que dejarle el sillón a Menem, el menos peronista de la historia,
por su política económica. Un calco de la de Martínez de Hoz. Fue una fiesta
fatal.
Si el, digamos, diputado Iglesias
quiere contar como "peronista" este gobierno neoliberal de Menem, con
el infalible Cavallo como padre de la criatura, sería todo un atrevimiento.
Pero todo puede pasar, en tiempos de posverdad. El,
digamos, Diputado solo ve el color de la camiseta. El contenido te lo debe.
La película sigue con este, digamos,
gobierno de Macri, que Iglesias defiende con fervor místico. Siempre a la espera de capitales en lluvia poética,
una cosecha récord, el segundo semestre y sus brotes verdes, los préstamos
salvadores de la tía Christine o a Godot. ¡Tal vez esperan
a que venga Godot, santo Beckett!
Durante los 12 años de kirchnerismo, el
sueldo promedio se recuperó un 19%. En
solo tres años de, digamos, administración macrista, el mismo salario promedio
se hundió un 20%. ¿Y Avellaneda? ¿Seguirá siendo
parte de la Argentina o formará parte del imaginario del niño Iglesias?
¿Será que ese
aumento no era legítimo? ¿Será que esa recuperación fue
diseñada por el Eje del Mal? No olvidemos que, el trabajo, para los amigos del
niño Iglesias, es como cuenta con su habitual claridad la vice Michetti,
'chiquitito así'.
La idea de un trabajo "chiquitito
así", no parece una muy peronista. Digo yo, bah.
Veamos
qué dice alguien que sabe de economía bastante más que Iglesias y Asch, claro.
"La alternancia entre el modelo keynesiano y el neoliberal refleja la dificultad para construir un desarrollo hegemónico,
viable y a largo plazo. Pero si comparamos los resultados, son
muy favorables al modelo nacional. En 22 años de gobiernos 'populares' (Primer
peronismo 1946-1955 y los tres períodos kirchneristas 2003-2015) el PBI ha
registrado un aumento promedio del 5%, contra un magro 2% de los 17 años del
modelo neoliberal: la dictadura 1976-1983 y el menemismo, 1989-1999",
escribió Aldo Ferrer (1927-2016)
en su 'Economía Argentina el siglo XXI'
(2015).
Ferrer, un economista honesto ‒que, sí,
fue fugaz funcionario de Marcelo Levingston en 1970-71, como para que Iglesias
no tenga que googlearlo‒,
intuyó pero no pudo ver, por suerte para él, la extraordinaria
performance de tres años con el 'Mejor
equipo de los últimos 50' años, rompiendo récords de recesión, industricidido, tarifazos, cadena
de pagos destrozada, destrucción del empleo, gente al borde de la
desesperación, caída del PBI del 2,6% en 2018 y pronósticos que van desde el
-0,5 al -2% para 2019.
¿Creerá todavía el, digamos, diputado
Iglesias que todo esto es por culpa del peronismo? No lo dudo. La principal característica del necio
es redoblar la apuesta frente a cualquier evidencia. Da lo
mismo, como con Nisman. Confío
ciegamente en él, un simpático exponente de los necios de alta gama de estas
pampas de crisis. La calle
está dura y hay que cuidar el trabajo.
Eso garpa, por ahora. Más difícil fue
para mí, un ex gorila devenido en keynesiano neo peronista. Se me complica.
Por cierto, algunas cositas más, Fer. Para ir cerrando:
a)
A Nisman no lo mató un peronista.
Nisman no era peronista y se disparó con esa vieja pistola que anduvo de
milagro. Quería conservar su lindo trabajo y no toleró el despido de Stiuso y
su posterior ninguneo. No tenía nada. Lagomarsino es de los tuyos, muy anti-K.
No es peronista, ni siquiera de ésos con voz finita o sacos de marca, tan
elegantes.
b)
Las inundaciones del primer año,
la brutal sequía del
año pasado y las inundaciones últimas en el norte de Santa fe no sucedieron por
orden del Comando Superior Peronista. Juro que no.
c)
Que Racing salga campeón cada vez
que se hunde el país, desagradable costumbre que se inició en 2001, en medio de la semana de
los cinco presidentes no sucede por orden del fantasma de Cereijo, el ministro
de Perón. Chequeálo con Lilita.
d)
Que Holan se pelee con todos los
jugadores no es por orden de CFK, que
además es de Gimnasia, un equipo que no jode a nadie. Si creés que Comparada, Ducatenzeiler y Cantero (y la siempre atacada
por una feroz excitación psicomotriz de Florencia Arietto, hoy asesora de Vidal)
son el peronismo rojo, pues… sería todo un exotismo político de tu parte.
e)
La ineficacia de la CIA, que
en cinco años no pudo encontrar ni un miserable calefón relleno con dólares K, no es por orden peronista. Por más
peronista que te parezca Trump. ¿No te
parece medio peronista Trump? ¿En serio, no? Tampoco Ronald Noble, el de las
Alertas Rojas, pertenece al FBI peronista. De verdad, no.
f) El iceberg que hundió al Titanic no fue colocado por un
comando peronista, según consta en crónicas de la época. Tampoco el capitán, Edward John Smith era
peronista, y no está probado que haya sido pariente directo secreto de John
William Cooke. Son fake news.
Vos sabés.
Bueh. Una pena no haberte encontrado en
el barrio o la escuela, Fernandito, antes de que fueras, digamos, Diputado.
Quizá hubiésemos podido jugar a algo divertido, juntos.
Al 'tinenti' con
las piedritas, a las figus con
espejito lleva todo, un picado a 5 al mejor de tres, o al boxeo, donde siempre,
maldición, terminaban ganando los pibes de familia peronista. No te lo hubiese
aconsejado, la verdad. Ni entonces ni ahora.