domingo, 4 de febrero de 2018

Nepotismos. Secretos de familia… @dealgunamanera...

Secretos de familia…

Bastión, Hugo Moyano. Dibujo: Pablo Temes

Si no se destapaba el caso Triaca, nada hubiera cambiado y el macrismo hubiera seguido nombrando parientes. El tema Moyano.

Nepostismo: Se conoce como nepotismo a la predilección exagerada que algunos funcionarios en actividad que ocupan cargos públicos poseen respecto a su familia, allegados y amigos a la hora de realizar concesiones o contratar empleados estatales. En estos casos, el individuo que accede a un empleo público logra el objetivo...

El diccionario de la Real Academia Española define el nepotismo como la “desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes para las concesiones de empleos públicos”. Por lo tanto, el nepotismo es exactamente lo opuesto a la meritocracia. La historia está plagada de casos que ilustran acabadamente los males derivados de esta práctica que, en general, está estrechamente ligada a la corrupción.

Se trata de una práctica de tipo universal que atraviesa todas las instituciones: políticas, sindicales, empresariales y eclesiásticas. El papa Calixto III, de la familia Borgia, hizo cardenales a dos de sus sobrinos. Uno de ellos, Rodrigo, terminó siendo el papa Alejandro VI. Este tuvo una amante, Julia Farnesio, a cuyo hermano Alejandro designó como cardenal y que luego sería el papa Pablo III.  

La práctica de este mal hábito tiene una larga historia en la Argentina. El kirchnerato y el menemato han sido prolíficos en sus aportes a la casuística. Por eso es que lo que originó y destapó el caso que involucra al ministro de Trabajo afecta a este gobierno tan fuertemente. Tiene que ver con el discurso del cambio que esgrime permanentemente el oficialismo. Y lo que se vio es que, de no haberse destapado el hecho,  nada habría cambiado.

Otros tiempos. 

Según la historia lo narra, en un momento dado, el entonces gobernador de Córdoba, Amadeo Sabattini, se enteró de que uno de sus parientes era empleado de planta en la administración pública municipal de la capital provincial. No dudó en pedirle la renuncia. Lo hizo con una frase lapidaria: “Mientras yo sea gobernador no puede haber dos Sabattini viviendo del presupuesto; y a mí me votó el pueblo”. Su pariente renunció de inmediato.

En el Documento de Trabajo N° 47 del Centro de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (Cippec), firmado por María Page en agosto de 2010 se lee que en las provincias de Corrientes, Chaco, Mendoza, La Pampa y Santiago del Estero las leyes que regulan el empleo en la administración pública provincial promueven el nepotismo, ya que establecen situaciones a través de las cuales el empleo público podría llegar a transformarse en algo hereditario.

En todos estos casos, la ley que rige el empleo público prevé que cuando un agente cesa en sus funciones por fallecimiento o debe renunciar a su “cargo por enfermedad o accidente, si es la única fuente de ingreso familiar y la baja no le  permite acceder a los beneficios previsionales, el Poder Ejecutivo provincial puede designar en su lugar al cónyuge, a un familiar de primer grado de consanguinidad o a quien sea sostén del grupo familiar (Ley 4.067 de la provincia de Corrientes, art. 23; Ley 643 de la provincia de La Pampa, art. 31; Ley 2.017 de la provincia de Chaco, art. 13; Decreto 560/1973 de la provincia de Mendoza, art. 90, y Ley 5.642 de Santiago del Estero, art, 81).

En la reunión del gabinete que encabezó Mauricio Macri luego de regresar de su visita de difícil final –la reunión con el presidente de Francia, Emmanuel Macron no estuvo adecuadamente preparada y fue tensa– las preguntas a Triaca fueron muchas. El clima de enojo sobrevoló a todo lo largo del verdadero interrogatorio al que fue sometido el ministro. El enojado era el Presidente, quien, insatisfecho con el pedido de disculpas de Triaca, fue el que tomó en soledad la decisión de ordenar la renuncia de todos los familiares de funcionarios políticos de su gobierno, nombramientos que, se vio, no eran pocos. “

El Presidente está insatisfecho pero se trata de malestar generado por la impotencia que generan errores no forzados. Las derivaciones del caso Triaca pegaron en toda la primera línea del Gobierno”, reconoce un funcionario con despacho en la Rosada, quien agrega: “La verdad, no nos dimos cuenta de las consecuencias para poder apagar el incendio; el audio a su empleada es lo de menos, las disculpas y los gestos pasaron por alto el tema SOMU”.

El golpe de efecto de la decisión presidencial sirvió para calmar a un sector afín de la opinión pública que de a poco se va acostumbrando a tragarse esos sapos. A pesar de ello, la caída de la imagen presidencial y del Gobierno es fuerte. Y eso a Macri lo puso de muy mal humor.

Triaca siente que lo que le sucedió es producto de un contragolpe de Hugo Moyano. “El ministro la va a tener difícil en la paritaria.  En el Gobierno no le van a dar ventaja a Moyano, yo creo que sin arriesgar los resultados, al gordo lo van a dejar transpirar un poquito más de la cuenta”, agregó la fuente.

Otro caso. 

Los gestos políticos no terminaron ahí. Con algo menos de repercusión pública y política pero mucho de inverosimilitud, le llegó el turno al ministro de Agricultura, Luis Miguel Etchevehere. Una fuente que está al tanto de la investigación interna sostuvo que el ministro no tenía la convicción de devolver absolutamente nada. Ocurrió que la Oficina Anticorrupción le estaba pisando los talones de la ética. Recién entonces fue cuando el ministro tuvo que salir a montar el show altruista de la devolución.

Hay una diferencia significativa con Triaca, quien, a pesar de haber estado falto de reflejos para evitar que el tema le explotara en la cara, es querido por  todo el mundo dentro del Gobierno; en cambio a Etchevere no lo quiere casi nadie. “Se salvó porque una vez advertido logró maniobrar a tiempo”. Fuentes cercanas a la Sociedad Rural aseguran que no se puede avalar la coartada del ministro, el pago del bono no solo llegó a destiempo –o en tiempos muy finos respecto a su designación–, sino que recogió opiniones muy contrarias en miembros del interior del país. Los que lo conocen bien y lo han sufrido hablan de un hombre encantador de la sonrisa para afuera, pero muy ambicioso.

Camiones. 

El principal problema que tiene Hugo Moyano no es el Gobierno. Tiene razón en endilgarle a Macri su presente actitud de lejanía, absolutamente opuesta  a la que tuvo en 2015, cuando llegó a compartir con el líder camionero la inauguración de un busto de Perón en plena campaña electoral. Una de las pocas dirigentes coherentes al respecto ha sido Graciela Ocaña, que siempre lo tuvo al hoy presidente de Independiente en la mira. Pero para Moyano, su problema mayor es la decisión de jueces y fiscales de hacer ahora lo que es, ni más ni menos, su trabajo: investigar. Y esto es producto, también, de lo que le está pasando en una parte significativa de la sociedad, harta de la corrupción y del  patoterismo como vía de acción política.


El entramado político y económico detrás de Araucaria Energy S.A. @dealgunamanera...

El entramado político y económico detrás de Araucaria Energy S.A.


La empresa que lleva adelante la instalación de la Termoeléctrica no cuenta con antecedentes en el campo energético. La firma aparece asociada a fondos de inversión y estudios de abogados vinculados a funcionarios del gobierno nacional.


© Escrito por Mauro Perna el martes 21/02/2018 y publicado por el Bisemanario EL Civismo de la Ciudad de Luján, Provincia de Buenos Aires, República Argentina.

Araucaria Energy S.A., la empresa que lleva delante la construcción de una planta termoeléctrica en Luján, no cuenta con antecedentes en proyectos de producción energética. Su incursión en este campo va de la mano de dos socios estratégicos: la reconocida multinacional alemana Siemmens -que además de fabricar las turbinas aporta su experiencia técnica- y Stoneway Capital, que aportó el financiamiento necesario para concretar las inversiones.

Además, tras comprar a principios de este año el 51 por ciento de Stoneway Capital, se suma al conglomerado de empresas So Energy, que ya participaba en el mercado energético argentino a través de las centrales instaladas en Rio Tercero (Córdoba) y Salto (Buenos Aires).

Emergencia energética

A pesar de que en Luján el desembarco de la empresa trascendió a la opinión pública hace apenas dos semanas, cuando el Concejo Deliberante aprobó la rezonificación del predio donde se erige la planta casi finalizada y con un plazo perentorio para empezar a operar, el marco político que impulsó la instalación de la central termoeléctrica comenzó a desplegarse apenas seis días después de la asunción del presidente Mauricio Macri.

El 16 de diciembre de 2015, el Ejecutivo Nacional declaró la Emergencia del Sector Eléctrico Nacional e instruyó al Ministerio de Energía y Minería para que elabore “un programa de acciones necesarias en relación a los segmentos de generación, transporte y distribución de energía eléctrica, con el objetivo de adecuar la calidad y seguridad del suministro, en condiciones técnicas y económicas”.  

En este contexto, el 22 de marzo de 2016, la Secretaría de Energía Eléctrica, dependiente de la cartera que conduce Juan José Aranguren, a través de la Resolución Nº 21, delegó en la Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico (CAMMESA) “la convocatoria a inversores ajenos al Estado Nacional, para que manifiesten su interés en la instalación de nueva oferta de generación vinculada al Sistema Argentino de Interconexión (SADI), la que deberá estar en condiciones de aportar potencia para el próximo período estacional de verano y los subsiguientes de invierno mayo-octubre 2017 y verano-noviembre de 2018”.

Un mes más tarde, el 25 de abril de 2016, Araucaria Energy S.A. fue creada por Jorge Alejandro Nuñez y Tomás Nuñez, ambos con domicilio en el Piso 15 de la Avenida Libertador 498 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires -domicilio compartido por varias empresas, entre ellas Sideco Americana S.A., la legendaria empresa de la familia Macri, ubicada en el Piso 18-. La firma se creó con un capital inicial de tan solo 100.000 pesos, una cifra inverosímil para una empresa con vocación de transformarse en un jugador de peso en el mercado energético.

Concluida la evaluación técnica y económica de los oferentes -con un total de 24 grupos empresarios-, entre junio y julio de 2016 CAMMESA quedó autorizada a “iniciar las tratativas tendientes a concretar la suscripción del Contrato de Demanda Mayorista (CdD), con cada una de las empresas cuya oferta haya resultado elegida”. Entre ellas figura Araucaria Energy, con la instalación de cuatro centrales termoeléctricas en Matheu, San Pedro, Las Palmas y Luján.

Financiamiento

La oferta presentada por Araucaria Energy fue aceptada por CAMMESA, pero el financiamiento necesario para llevar adelante las inversiones todavía no estaba asegurado. Sin embargo, Araucaria estaba obligada, como requisito para firmar los contratos, a entregar al ente gubernamental  una garantía de 78 millones de dólares.

“La garantía fue otorgada por AES Internacional, una entidad financiera de Dubái, que posee un capital de apenas 4 millones de dólares, situación que fue denunciada por quien aparecía entonces como apoderado de Stoneway Energy, Álvaro Campins Camejo, un venezolano controversial, con procesos judiciales abiertos tanto en su país como en otros países de América Central por estafas y corrupción. Lo hizo a través de un mail que envió el 17 de enero a los directivos de CAMESSA”, relata Gabriela Cerruti en su portal digital Nuevas Voces, una de las pocas periodistas que ha investigado el armado de empresas de energía ad hoc para participar en las convocatorias lanzadas por el Ministerio de Energía.

“Pero en lugar de cancelar el contrato, CAMMESA decidió otorgar un plazo a los socios locales de Stoneway Energy para conseguir un nuevo aval. Fue entonces cuando se presentó la nueva empresa como parte del contrato y cuando apareció Norberto Quintana ofreciendo el bono de deuda en el exterior, que finalmente se colocó en febrero”, completa la ex legisladora porteña y dirigente de Nuevo Encuentro.

Project bond

Los “proyect bonds” o “bonos para proyectos” son un instrumento financiero utilizado para solventar inversiones en grandes obras de infraestructura, especialmente en las áreas de transporte y energía. Como herramientas, constituyen una alternativa al tradicional financiamiento bancario, ya que los recursos obtenidos provienen directamente del mercado de capitales. Fue la opción elegida por Araucaria Energy para afrontar la construcción de las cuatro centrales termoeléctricas.    

La empresa controlante de Araucaria Energy, Stoneway Capital, colocó un bono internacional por 500 millones de dólares, luego de realizar un “road show” en Nueva York, Los Ángeles, Boston, Londres, Ámsterdam y Paris. La noticia fue destacada por el diario especializado en información económica Ámbito Financiero el 17 de febrero de 2017, que definió la colocación del bono como la consolidación de “la vuelta de la Argentina a los mercados de capitales”.

“Esta transacción constituye el primer ‘project bond’ en Argentina tras más de dos décadas, el último había sido emitido por IEBA en 1992 durante las privatizaciones. Los fondos serán aplicados para la construcción de 4 plantas de Energía térmica ubicadas en las localidades bonaerenses de Matheu, Luján, Las Palmas y San Pedro, generando más de 600 puestos de trabajos directos y 1300 indirectos”, agregaba el matutino, en tanto señalaba que, “por encima de los 500 millones de deuda, Siemens y Stoneway Capital aportaron 136,5 millones de dólares como capital a riesgo”.

Estudio de abogados

En la operación también participó como asesor el estudio Holland & Knight, un destacado bufet de abogados con sede central en Nueva York y oficinas en más de 20 ciudades estadounidenses, además de sucursales en México, Colombia y Reino Unido. A través de su página web, el 28 de febrero pasado Holland & Knight anunciaba que había “asesorado al desarrollador de energía Stoneway Capital Corporation en la obtención de un project bond de 500 millones de dólares”, proveyendo el financiamiento para el “desarrollo, obtención, construcción y operación de cuatro plantas generadores de ciclo simple en Buenos Aires, Argentina”. 

Asimismo, añade, “la transacción también incluyó un crédito prendario de 115 millones de dólares de Siemmens Financial Services y una inversión de capital adicional de SoEnergy International Inc., un desarrollador de energía con base en Florida”.

La participación de estudios de abogados es una norma en este tipo de operaciones, garantizando su seguridad jurídica a cambio de jugosas comisiones. En este sentido, hasta el pasado mes de junio, Holland & Knight ya había intermediado en 6 de las 17 colocaciones de bonos de deuda de distintas provincias; a saber: Tierra del Fuego, Chubut, Mendoza, Buenos Aires y Salta.

El problema con Holland & Knight es que entre sus abogados se cuenta Norberto Eladio Quintana, hermano menor del actual secretario de Coordinación Interministerial de la Nación, Mario Quintana, uno de los hombre de confianza del presidente Mauricio Macri. Esto le valió al ministro una denuncia penal por parte de Gabriela Cerruti por el delito de “negociaciones incompatibles con el ejercicio de funciones públicas”, causa que se tramita ante el juez Sebastián Ramos y la fiscal María Paloma Ochoa, que fue quien dio impulso a la investigación.

En su portal, Cerruti explica con detalles los fundamentos de su denuncia: “Norberto Quintana es directamente quien se encarga en aquel estudio (Holland & Knight) de las colocaciones de bonos”, afirma. De hecho, el propio bufet detalla en su página que “los socios de Holland & Knight Norberto Quintana, Stephen Double y la consultora Lara M. Ríos lideraron el trabajo para llegar a este acuerdo y representan a Stoneway Group/Araucaria Energy, en este tema”.

Por parte del Estado, “Mario Quintana fue quien participó en el trámite de autorización de estos bonos provinciales lo que hace que su hermano Norberto gane sumas millonarias en concepto de comisiones y honorarios profesionales, en contraposición a lo que indica la Ley de Ética Pública”, amplía Cerruti, subrayando que entre las principales funciones de la cartera explicitadas en su página de presentación figuran la de colaborar “en la gestión del financiamiento externo y las relaciones con los organismos multilaterales de crédito”.

So Energy

El 18 de enero de 2017, nuevamente Ámbito Financiero daba cuenta de las últimas noticias en materia de adquisiciones de empresas. El portal refería que “So Energy International compró recientemente el 51 por ciento de Stoneway Energy (Stoneway Capital Corporation), compañía controlante de las subsidiarias Araucaria Energy S.A. y SPI Energy S.A.”.

“La adquisición mayoritaria se valuó en el orden de los 200 millones de dólares, y es estratégica para la compradora, que triplicó de esta forma la construcción de nuevas centrales en el país. Con esto, el grupo tendrá un total de 6 nuevas plantas bajo la Resolución 021/2016 ubicadas en Matheu, Luján, Salto, Rio Tercero, Las Palmas y San Pedro. Así, se convierte en la segunda firma extranjera más importante en la generación de energía en Argentina”, completaba.

Además, indicaba que “el total de las Centrales están siendo construidas por Siemens que forma parte minoritaria de Stoneway Energy, y que también hará la operación y mantenimiento de las plantas durante los próximos 10 años. De esta manera, Stoneway está altamente comprometida con el país a largo plazo, y asume el desafío sobre la necesidad de bajar los costos que tiene el sistema energético”.
“Su equipo está poniendo todos los esfuerzos para llevar adelante las propuestas más eficientes, así como lo han hecho en la "Manifestación de Interés" de la Resolución 420/16 de la Secretaría de Energía de la Nación en donde se presentaron más de 100 proyectos el pasado viernes 13 de enero”, concluía.

Laberinto financiero

No es fácil rastrear información sobre Stoneway Capital, una de las empresas controlantes de Araucaria Energy. En su página web se presenta como “una compañía privada de Nueva Brunswick, Canadá, con oficinas centrales en Buenos Aires, Argentina. Nuestro propósito es construir y operar -a través de de nuestras dos subsidiarias indirectas argentinas, Araucaria Energy S.A. and SPI Energy S.A.-, plantas de energía de ciclo simple que utilizarán combustible diesel o gas natural para proveer electricidad al mercado eléctrico mayorista de Argentina”.

Sin brindar información sobre la historia y experiencia de la compañía en el rubro energético, solo se menciona a sus dos socios -Araucaria Energy y el flamante So Energy- y se brindan detalles de los únicos cuatro proyectos en marcha: San Pedro, Luján, Matheu y Las Palmas.

Una vez más, es Cerruti quien ayuda a arrojar luz sobre la procedencia de la compañía. “José Irusta Cornet, Rogelio Eduardo Nores y Jorge Alejandro Nuñez -este último, que en calidad de presidente inició el trámite en la Municipalidad de Luján-, dueños en los papeles de las compañías de energía Araucaria y Spi Energy que ganaron la construcción de cinco centrales termoeléctricas por 2.400 millones de dólares y colocaron un bono de deuda privada por otros 500 millones de dólares, están lejos de ser expertos en el tema. Vinculados al mundo de la televisión y de los negocios, ya vendieron los contratos ganados, luego de haberse quedado en el medio con jugosas comisiones, y de haber hecho crecer así los fondos de inversión que comparten con el ministro de Finanzas, Luis Caputo”.

“Irusta Cornet, Nores y Nuñez compartían cargos y acciones en distintos fondos de inversión, como Araucaria Capital, pero a medida de la licitación del campo energético crearon el año pasado dos empresas, Araucaria Energy y Spi Energy, y una ‘controladora’ con sede en las Islas Vírgenes, Stoneway. Con esos nombres y sin ningún antecedente en el área energética ganaron la construcción de cinco centrales termoeléctricas. Con la licitación ganada y usando como intermediario al estudio del hermano del vicejefe de gabinete, Mario Quintana, emitieron un bono por quinientos millones de dólares. Ahora, vendieron el contrato a la empresa colombiana So Energy y subcontrataron a Siemens para que lleve adelante las obras”, advierte.

Y agrega: “Fondos de inversión ligados a funcionarios del gobierno crean empresas ad hoc para quedarse con contratos y licitaciones, emiten deuda privada, revalorizan las empresas a partir de las licitaciones ganadas y venden los contratos amparados en cláusulas previstas en la misma licitación”.

Araucaria Energy

Santiago del Sel, la cara visible de Araucaria Energy, tal como lo denomina el portal La Política On Line, confirma en una entrevista que la empresa fue creada especialmente para participar en el sector energético a partir de las posibilidades que abrió la convocatoria del gobierno nacional. 

“Surge a partir de un grupo de argentinos que viven aquí y en Estados Unidos, que comenzaron a estudiar demandas de energía de Argentina a partir de distintos escenarios, tanto del estancamiento que veníamos, como ante un gran salto para recuperar más de diez años sin inversión. Ese análisis coincide con el cambio de Gobierno y la nueva política de Macri y Aranguren de convocar al sector privado para diversificar la matriz energética y los operadores”, señala.

Para concretar sus objetivos “se fueron atando los socios del proyecto, como Siemens en la parte de ingeniería y So Energy, una empresa tradicional de Colombia que ahora la controlan capitales norteamericanos y por último la pata más compleja: el financiamiento. Se decidió entonces emitir un bono que se cerró en febrero de este año a diez años, con el que se levantaron 500 millones de dólares en los mercados internacionales y fue el gran éxito de la operación. Ese bono significó que Argentina volviese al ruedo de lo que se llama financiamiento de proyectos, que hace veinte años no se lograba. Se dio entonces un buen análisis de la oportunidad, con un adecuado contexto político y regulatorio, con socios de tecnología de punta y el componente financiero”.

Por último, ante una pregunta del medio, del Sel admite que el grupo “surge como una firma con experiencia en colocación de bonos y mercados financieros y va mutando a empresa de energía. Nuestro foco está puesto en el sector energético, que es lo que requiere el país. En seis meses cuando comencemos a operar, nos convertiremos en un grupo generador de energía”, concluye.



"Deal del Año" para Araucaria Energy... ¡¡¡Uhmmm!!! @dealgunamanera...

Premio "Deal del Año": una inversión en Argentina premiada por Reuters…

Santiago del Sel, CEO de Araucaria Energy.

La compañía Araucaria Energy SA, filial en el país de StoneWay Capital Corp, obtuvo ese reconocimiento en la categoría de "energía eléctrica", tras haber colocado deuda por u$s 865 millones para construir cuatro centrales eléctricas.

© Publicado el miércoles 24/01/2018 por el Diario El Cronista de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La compañía Araucaria Energy SA, filial de StoneWay Capital Corp., obtuvo el premio al "Deal del Año" que otorga anualmente la agencia Thompson Reuters, en el rubro "Energía Eléctrica", tras lograr colocar deuda por u$s 865 millones destinados a financiar la construcción de cuatro centrales energéticas en la Provincia de Buenos Aires.

Al cierre del año, Thompson Reuters, líder mundial en los medios dedicados a la economía y finanzas con mas 750.000 clientes en 190 países, evalúa los méritos y cualidades de las operaciones financieras globales ocurridas durante el año, discriminadas en diversas categorías. Su jurado está compuesto por notables figuras del mundo financiero y político internacional, y se entrega desde hace varias décadas.

Stoneway Capital resultó ganadora en la categoría de "Energía Eléctrica, por haber colocado deuda en la bolsa de Nueva York (NYSE) por un monto de u$s 665 millones, vía un bono al 10% con vencimiento en 2027, y otros u$s 200 millones entre inversiones de capital y deuda a corto plazo, convirtiéndose de esta manera en el primer “Project Finance Bond” del mercado en Argentina de los últimos 25 años.

Esta operación logró superar a proyectos de otros grandes jugadores del sector de infraestructura mundial como la española Abengoa (México) o la mega transacción liderada por el Banco de Desarrollo de Brasil (BNDES).

“Sentimos orgullo de haber podido lograr semejante premio en muy poco tiempo, porque somos una empresa joven de energía, con menos de dos años. También sentimos orgullo como argentinos, de que el país vuelva a estar en los portales de noticias y en los grandes centros financieros. Ojalá a se repita y muchos puedan hacer lo mismo”, señaló Santiago del Sel, CEO de Araucaria Energy, a El Cronista.

Con los fondos obtenidos, la compañía construye cuatro centrales de generación eléctrica de máxima eficiencia en la Provincia de Buenos Aires y sus 791.5 MW permitirán mejorar el sistema eléctrico nacional que afronta graves dificultades por la falta de inversiones de los últimos 15 años.

Del Sel explicó que las cuatro centrales están ubicadas en las localidades bonaerenses de Mateu, departamento de Pilar; Luján, sobre la Ruta 8; Las Palmas, en Zárate, y San Pedro.

La alemana Siemens AG cumple un papel fundamental en esta operación al proveer el equipamiento de última generación y facilidades financieras complementarias por u$s 130 millones.

El roadshow de este bono despertó enorme interés internacional ya que representó la vuelta de Argentina a estos foros financieros luego de más de 25 años de ausencia, interés confirmado en las ofertas recibidas que superaron los u$s 1.500 millones.

Fuentes argentinas reconocieron la importancia de esta operación ya que el Gobierno Nacional apuesta a inversiones de esta naturaleza para financiar el ambicioso proyecto de Infraestructura recientemente anunciado por el presidente Macri y que involucrará inversiones superiores a los u$s 60.000 millones para los próximos 3 años.




Escándalos de Corrupción… @dealgunamanera...

Esos sindicalistas ricos que dan vergüenza ajena…

Caídos. Humberto Monteros, de Bahía Blanca y el Pata Medina, de La Plata, de la UOCRA; Caballo Suárez, del SOMU; Balcedo, del SOEME. Fotografía: Cedoc

El secretario general de la CGT dijo sentir eso ante las fortunas “mal habidas de algunos malandras” que ostentan un cargo en gremios. Sin embargo, advierte que son una excepción y que machacar con esos casos busca golpear al movimiento obrero.

© Escrito por Juan Carlos Schmid, Secretario general de la CGT, el domingo 04/02/2018 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Vergüenza ajena es la expresión inmediata que siento al ver las riquezas mal habidas que los medios han develado de algunos mal llamados dirigentes sindicales.

Sin embargo, no podemos ser ingenuos… Detrás de la reiteración de titulares e imágenes se busca instalar la certeza de una cruzada contra la corrupción; que algunos de esos malandras ostenten un cargo sindical no debe confundir. Son la excepción, mucho menos frecuente que la enquistada en otros actores de la sociedad, y de ningún modo la regla.

La honestidad de la inmensa mayoría. Desde la fundación de la CGT, en 1930, a partir de la confluencia de gremialistas provenientes del anarquismo, el comunismo y el socialismo, y durante todo el período peronista que llega a nuestros días, el movimiento obrero organizado hizo suyos los valores de honradez que, frente a las corruptelas de patrones, políticos y funcionarios inescrupulosos, llevaron a que los militantes sindicales padeciesen todo tipo de sacrificios materiales. Más allá de cualquier debate sobre su actuación o sus posiciones políticas, es indudable la conducta solidaria de los principales secretarios generales y dirigentes históricos de la CGT, llámense Luis Gay, José Espejo, Eduardo Vuletich, Andrés Framini, José Alonso, Raimundo Ongaro, Augusto Vandor, Agustín Tosco, René Salamanca, José Ignacio Rucci o Saúl Ubaldini, por citar sólo algunos nombres de una larguísima lista, que incluye a la gigantesca mayoría de los miles de cuadros que tiene hoy el sindicalismo argentino. Todo ello, sin contar los innumerables compañeros que se desempeñan en los cargos intermedios de las estructuras gremiales.

Todos los gremialistas que acabo de mencionar vivieron austeramente y, en más de un caso, incluso en la pobreza, muy a pesar de la denigrante y estúpida cantinela de todo pelaje, cuyos exponentes vieron en el peronismo “el hecho maldito del país burgués”, tal como lo decía John William Cooke. Es muy fácil de comprobar lo que digo. Basta comprobar que, una vez fallecidos esos dirigentes, muchos de ellos asesinados, dejaron a sus familias en serias dificultades. Para vivir, la mayoría de sus esposas e hijos debieron recurrir a la solidaridad de sus compañeros.

El mito de un Vandor “millonario”, por tomar un solo ejemplo, no se sostiene ante la realidad de que su viuda tuvo que trabajar 25 años más para jubilarse y seguir viviendo en el mismo departamento de dos ambientes de la calle Emilio Mitre. Qué rara forma esa de “robar” para seguir siendo pobre, sin siquiera asegurarle el futuro a su familia.

Recordemos, ya que hablamos de muertes o, mejor dicho, de asesinatos, que el movimiento obrero argentino ofrendó la vida de más de veinte secretarios generales desaparecidos durante el Proceso de Videla y Martínez de Hoz. Y lo menciono así porque muchos de los que hoy hablan desde posiciones dominantes y con poder de decisión fueron socios de esos tenebrosos personajes.

A esos compañeros que forman parte del martirologio de nuestro pueblo hay que agregar la larga lista de dirigentes y militantes sindicales asesinados en los años setenta por pseudorrevolucionarios que despotricaban contra la supuesta “burocracia sindical” o por las bandas lopezreguistas. Los violentos siempre forman parte de esa secta, transversal a las ideologías. Nunca les importó el zanjón de sangre y dolor que dejaron detrás de sus alocadas aventuras.

Todo ello vuelve más indignantes los casos de corrupción en las filas del movimiento obrero. Hay que ser un cretino completo para que, después de dedicar años de vida a la militancia gremial, se manche al conjunto de la dirigencia luego de alcanzar un cargo de poder. El poder sirve para transformar a la sociedad, para mejorar la vida de los compañeros y compañeras, no para alimentar la ambición de nadie.

Cuando veo a esos idiotas del dinero fácil, me viene a la memoria la actitud de José Espejo, hombre de confianza de Eva Perón y del General, que acumuló un enorme poder. Cuando tuvo que irse, lo hizo sin pestañear, en silencio, respetando las reglas de la militancia gremial y política; y buscándose un trabajo, en su caso, repartiendo vino casa por casa, hasta su jubilación. 

Los que se quedaron en el 55. El bloque mediático, la corporación judicial y el particular poder político-económico que hoy nos domina hacen lo imposible para convencer al hombre común de que estamos a merced de un grupo de filibusteros, vulgares chorros disfrazados de gremialistas, cuya única aspiración sería alcanzar el poder para dedicarse a esquilmar a sus compañeros.

Ese discurso o, más bien, ese relato de ficción, se inserta en un entramado ideológico y sociológico al que podemos definir como los nostálgicos de la dictadura instaurada en 1955, la mal llamada Revolución Libertadora. Esa que se hizo para que “el hijo del barrendero siga siendo barrendero”, según el no muy elaborado pensamiento del almirante Arturo Rial. En ese barro, mezcla de revanchismo, desprecio por el prójimo y odio a los pobres; se amasó el pensamiento prejuicioso y la acción disociadora de muchos en nuestra vapuleada Argentina. La “grieta”, que tanto se menciona, tiene un origen mucho más antiguo que el expuesto en tiempos más recientes.

No es mi intención aquí fungir de historiador, pero sí recordar algunos hitos de esa desdichada trayectoria. El general Aramburu y el almirante Rojas creyeron que destruyendo el movimiento sindical harían desaparecer al peronismo. Lo que lograron fue el nacimiento de la Resistencia Peronista. El presidente Frondizi, un dirigente de primera línea con orígenes de radical probo, acudió al ingeniero Alsogaray con las mismas intenciones, y ya sabemos en qué terminó. Onganía le encomendó la misión a Krieger Vasena, con el resultado de los Rosariazos, Cordobazos y demás puebladas. López Rega lo intentó con Celestino Rodrigo; Videla y Martínez de Hoz lo emprendieron con el peor genocidio de nuestra historia. El doctor Alfonsín, obnubilado por su amigo Germán López, que se había quedado anclado en 1955, pergeñó la llamada “ley Mucci”, y el resultado fue la más continuada protesta obrera contemporánea. Cavallo lo intentó hasta que su sueño mesiánico naufragó tras la odisea de la Banelco, poniéndonos al borde de la desintegración y el riesgo de una guerra intestina de todos contra todos.

Esta historia, de más de sesenta años, que sumió a la Argentina en estériles confrontaciones, fue movida por ese sueño eterno, para usar las palabras de Andrés Rivera, de desintegrar al movimiento obrero organizado y, por esa vía, devorarse al peronismo.

Los ataques desde la doble moral. El actual embate apela a unos pocos casos excepcionales que pretenden manchar a todo el movimiento obrero y, lo que es más grave, buscando otorgar a los funcionarios de turno una injerencia que no les compete. De eso se trata la anunciada intención de emprender auditorías o controles sobre las organizaciones gremiales, en una violación de las normas internacionales y nacionales que les reconocen independencia del Estado y de los gobiernos. Esos anuncios olvidan que los sindicatos no manejan fondos públicos, sino fondos de sus propios afiliados. Podría acaso tener algún sentido si en la Argentina hubiese un sistema de afiliación obligatoria. Pero en nuestro país la afiliación gremial es completamente voluntaria, y los sindicatos son entidades civiles, no oficiales, cuyos dirigentes responden exclusivamente a sus afiliados. Son estos los únicos con derecho a fiscalizar, lo que efectivamente se hace a través de la presentación anual de balances ante las asambleas y demás medidas de control de la gestión, de acuerdo con los estatutos de cada sindicato.

Las prestaciones sociales y médicas de los sindicatos argentinos constituyen una tarea sorprendente; es tan potente que llama la atención incluso de dirigentes gremiales de países más avanzados, donde a pesar de contar con mejores condiciones económicas no tienen coberturas tan amplias y eficientes. ¿No será este el verdadero problema que molesta a algunos representantes de poderosos intereses? ¿No será que no soportan a quienes consideran “feos, malos y sucios” porque construyen poder económico con el objeto de discutir de igual a igual?

Si los funcionarios están tan preocupados por controlar las cuentas de organizaciones civiles particulares, ¿por qué no auditan a entidades financieras o a la Sociedad Rural? Entre sus directivos o asociados hay más de un alto funcionario del actual gobierno, y el famoso bono recibido por un ministro, otorgado por una organización que él mismo presidía hasta minutos antes de asumir el cargo público, no es precisamente un ejemplo de transparencia. Por el contrario, sí es una muestra clara de un doble estándar moral que se extiende a otros hechos que ocupan la primera plana de los diarios. Todo esto sucede ante la mirada impertérrita de la Oficina Anticorrupción, un organismo que, cuando se trata de colegas funcionarios, a lo sumo expresa reconvenciones más propias de una maestra jardinera a sus niños que las de quienes deben velar por la ética pública. En cambio, si los señalamientos apuntan a algo someramente relacionado con un sindicato, esgrimen intervenciones, las llevan a cabo y, en lugar de sanearlo como prometen, lo terminan convirtiendo en una caja de Pandora.

La viga en el ojo del Gobierno. Las preguntas que se imponen son las siguientes: ¿fueron los sindicatos los responsables del atraso argentino?, ¿qué rol jugó el mundo empresario?, ¿qué intereses manejó y maneja el complejo mediático, que muchas veces se desentendió del destino del país?, ¿cuáles fueron las obligaciones que evadió nuestro sistema judicial para acomodarse a los diferentes “tiempos políticos”?

Entre tanto, la clase política, para defender espacios de poder que muchas veces tienen apenas el tamaño de una baldosa, pacta cualquier acuerdo a cambio de veinte monedas. ¿Acaso no acabamos de verlo en las llamadas “reformas” previsional y tributaria, verdaderos ajustes para favorecer a los sectores más concentrados de la economía, a costa de los más vulnerables?

Lejos, muy lejos de cumplir el mandato evangélico de prestar atención a la viga en el ojo propio más que a la paja en el ojo ajeno, quienes nos gobiernan pretenden presentarse como si hubieran sido creados por ángeles celestiales.

Todos los días nos enteramos de parientes de autoridades beneficiados por decretos de blanqueo, condonaciones de deudas con el Estado; de directivos, socios o accionistas de grandes empresas, quienes, no habiendo transcurrido el tiempo legal y, en más de un caso, sin haberse siquiera desprendido de esos intereses, pasan de la noche a la mañana a ser ministros y secretarios en áreas que afectan a esas mismas corporaciones. Tenemos un ministro de Hacienda declarando el ochenta por ciento de su patrimonio en el exterior. ¿Son verdaderos funcionarios públicos o siguen siendo los mismos CEO de siempre, encaramados en los organismos del Estado? ¿A esto pretenden llamar capitalismo en serio? Tengo todo el derecho a expresar mi recelo sobre estas situaciones. 

La misión del sindicalismo. Se está promoviendo una idea que no busca elevar las prácticas morales sino atacar al sindicalismo, intentando impedir que cumpla con su misión y razón de ser: la defensa de los intereses de los trabajadores y los más necesitados. Es decir, de todos aquellos que, en palabras del papa Francisco, son la “periferia existencial” en un mundo injusto y egoísta: nuestros viejos, nuestros niños, nuestros jóvenes que no pueden trabajar ni estudiar, los millones de argentinos que no consiguen llevar a sus casas lo necesario para parar la olla diariamente.

Es una primitiva y rudimentaria idea para convencernos del destino elegido por las víctimas de la injusticia y la desigualdad, quienes preferirían un plan de ayuda al orgullo de ser obrero y ganarse el pan con el sudor de su frente. Es una mirada tan antigua y retrógrada, que ya hace más de un siglo fue denunciada por nuestros mejores intelectuales y artistas, impecablemente retratada en esa maravillosa obra de Ernesto de la Cárcova, Sin pan y sin trabajo, pintada en 1894. Ya entonces se acusaba de “vagos” a los excluidos y explotados, y de “vividores” a quienes, sacrificando tiempo y descanso, luchaban por organizarlos.

Ahora, con un discurso pretendidamente “moderno”, nos apabullan con los mismos prejuicios y rencores. Que quede claro: los trabajadores soñamos con una democracia moderna, con instituciones republicanas sólidas, en una Patria donde la corrupción sea la excepción y no la norma, con la estrella polar que guía a la Doctrina Social de la Iglesia dentro de una concepción que conduzca hacia la verdadera armonía en la comunidad, que supo tener entre nosotros algunos defensores como Enrique Shaw, el único empresario propuesto para santo. Si el empresariado siguiese esas enseñanzas, no solo no habría divergencia de objetivos con el mundo del trabajo, sino que la alianza entre ambos sería casi indestructible.

Esa vocación mayoritaria del sindicalismo argentino es la que está bajo ataque.

Lamentablemente, estamos enlodados en un mundo dominado por la “cultura del descarte” y, en lo que nos concierne, en una Argentina desigual e injusta; por eso, la misión de las organizaciones sindicales sigue vigente, por más que se la pretenda denigrar, encorsetar o encuadrar, caracterizándola como el final de un ciclo histórico.

La agresión contra los sindicatos no es nueva y siempre ha estado vinculada a políticas tendientes a concentrar cada vez en menos manos la riqueza e imponer condiciones progresivamente peores a las grandes mayorías. En su historia, el movimiento obrero atravesó etapas mucho más duras; basta recordar que ha luchado sin tregua durante los regímenes autoritarios.

Los trabajadores sufrimos la proscripción, los fusilamientos de la llamada Revolución Libertadora; la “movilización militar” y la aplicación del Plan Conintes bajo Frondizi y Guido; la represión del onganiato y el plan sistemático del terrorismo de Estado de la dictadura genocida de 1976. Y pese a su brutalidad, esos ataques no pudieron destruir nuestra convicción de bregar por una Patria justa, libre y soberana.

Entonces, si con toda esa violencia no consiguieron desarticular ni hacer desaparecer al movimiento obrero organizado, no será sembrando el desprestigio que podrán doblegar la voluntad de quienes hemos decidido dedicar nuestra vida a defender a la más vieja nobleza del mundo: la dignidad de los hombres de trabajo.