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sábado, 26 de diciembre de 2015

La ridícula “Resistencia” de Sabbatella… @dealgunamanera...

La ridícula “Resistencia” de Sabbatella…


Hipocresía sin límite del verdugo de los medios independientes. Martín Sabbatella le está dando una valiosa lección al pueblo argentino, relativa al nivel de descaro e incoherencia al que puede llevar el fanatismo. El funcionario cristinista ha aceptado escenificar la pretendida “resistencia” del FPV, intentando mostrarse como una víctima de las prácticas de persecución que él lideró durante años.

© Escrito por Rafael Eduardo Micheletti el miércoles 23/12/2015 y publicado por Tribuna de Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El dirigente de Nuevo Encuentro saltó a la fama cuando ganó la intendencia de Morón y se perfiló como un joven exponente de la “nueva política” en medio de los anquilosados caudillos del conurbano. Sin embargo, en algún momento decidió adherir a la ideología totalitaria del neomarxismo populista y subordinarse incondicional y sesgadamente a la voluntad de la líder del FPV, Cristina Fernández.

Esta nueva situación psicológica y política lo fue corrompiendo cada vez más. Una a una, sus banderas de honestidad, republicanismo y renovación política fueron disgregándose en sus manos. Hoy en día ha quedado expuesto ante la opinión pública como un funcionario “militante”, sin prácticamente ninguna credibilidad, que discriminó y hostigó sistemáticamente a los medios de comunicación que no se subordinaban al gobierno de turno. Tanto es así que no pudo consagrarse vicegobernador de Buenos Aires junto a Aníbal Fernández y su espacio político perdió el bastión que lo vio nacer, el municipio de Morón. En esa localidad, ya desde 2011 se empezaron a escuchar fuertes denuncias de sobreprecios, aumentos injustificados del presupuesto para viáticos y publicidad y uso partidario del aparato estatal. La nueva política había mutado a la vieja.

Según ha trascendido, el propio Sabbatella reconoció en una reunión con funcionarios del nuevo gobierno que sólo renunciará si se lo pide Cristina. Claro, podría tratarse de un noble gesto de lealtad pero, dados sus antecedentes, su comportamiento al frente del AFSCA y su aceptación de una candidatura suicida junto a “La Morsa”, se trata en realidad de la expresión de una patología fanática de alguien que ha renunciado cobardemente a pensar y a actuar por sí mismo.

El personaje en cuestión no se cansó de embanderarse en el discurso de la democracia y el pluralismo, cuando sabía claramente que la llamada “ley de medios” no era más que una imitación de un sofisticado y tramposo artilugio legal que el modelo a seguir del FPV, el gobierno chavista de Venezuela, había logrado utilizar con éxito para acallar de a poco, pero sin descanso, a cada uno de los medios que osaran criticarlo.

Desde el inicio, el matrimonio Kirchner decidió replicar a nivel nacional el mecanismo de control de los medios de comunicación exitosamente implementado en Santa Cruz. El mismo involucraba extender la corrupción de Estado al mercado de medios, cooptando a los empresarios del sector con prebendas e instalando a testaferros amigos, así como también extorsionar con la pauta oficial y amenazas varias. Pero el Grupo Clarín, al principio socio del gobierno, se mostró demasiado fuerte y entonces la ley de medios fue pensada para desguazarlo. Se pretendió fragmentar y debilitar a los medios de comunicación para volverlos más vulnerables y manipulables mientras se le confería a un Estado discrecional y abusivo mayor poder de regulación y sanción.

Sabbatella fue plenamente consciente de todo esto durante su campaña a favor de la ley de medios y su gestión al frente del AFSCA. Es decir, nos mintió a todos descaradamente. Además, ejecutó la ley referida de manera discriminatoria, siendo parte activa de una acción de persecución estatal contra medios independientes que, como mínimo, implicó abuso de poder y mal desempeño de la función pública. El ultrakirchnerista nunca pudo explicar por qué decidió postergar indefinidamente el análisis de los planes de adecuación de los medios afines al gobierno y avanzar injustificadamente, sin respetar el derecho de defensa, con la adecuación de oficio del Grupo Clarín. Este proceder arbitrario motivó nada menos que una medida cautelar de la Justicia argentina avalada por la Corte Suprema y una abierta condena de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).

El planteo de que la autoridad de aplicación de la ley de medios no puede ser intervenida por decreto puede ser muy atendible. Igual que en el caso de las designaciones de jueces independientes para la Corte Suprema por decreto, aunque las intenciones puedan ser buenas, y sin negar el obstruccionismo deliberado y sistemático en el que se enfrascó el FPV incluso antes del traspaso, se estaría sentando un mal precedente desde el punto de vista institucional que podría prestarse a abusos en el futuro.

Sin embargo, la discusión sobre el procedimiento empleado no debe hacernos perder de vista que Sabbatella y el FPV carecen de la más elemental autoridad moral para hablar de “libertad de expresión” cuando durante su gobierno estuvieron muy cerca de concretar el malicioso objetivo de destruirla, tal como lo hiciera Hugo Chávez en el “paraíso” bolivariano.

El dirigente de Morón les haría mucho bien a la libertad de expresión, al AFSCA y a la ley de medios si renunciara a su cargo pero, en vez de eso, ha decidido hasta ahora seguir obedeciendo sin objeciones las órdenes impartidas por Cristina Fernández. Más aún, ha pretendido teatralizar una supuesta “resistencia” nada creíble contra el autoritarismo que él implementó desde el Estado.

El fanatismo suele llevar a las incoherencias más absurdas.


El pimer sobreprecio K... @dealgunamanera...

El hilo que une Afsca y Rosatti…


Los vínculos entre el rol del periodismo en el primer caso de sobreprecio K, la intervención de la Autoridad de medios y el candidato de Macri en la Corte. El triste caso de Sabbatella.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el sábado 26/12/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Al comienzo, a Néstor Kirchner le costó tener un ministro de Justicia que se adaptara a su estilo. Gustavo Beliz le duró 14 meses (tras ser el primero en denunciar a Stiuso) y su sucesor, Horacio Rosatti, sólo 12 meses (tras no firmar un sobreprecio en la construcción de cárceles decidida por De Vido).

A Cristina le fue más fácil: nombró al comienzo de su mandato como ministro de Justicia directamente a Aníbal Fernández. Pero Néstor Kirchner fue mucho más peligroso y sinuoso que su esposa. El hacía esfuerzos por parecer algo distinto de lo que era y quería ministros de Justicia (y una Corte Suprema) que le irradiara el prestigio del que carecía y no podía construir. Cristina siempre fue más obvia y fácil de decodificar. La sinuosidad de Néstor Kirchner les hizo creer a algunos diarios (y autojustificar a otros) que no había que criticar al gobierno (de reconstrucción nacional) durante esos primeros años.

Perfil aparece allí llenando ese vacío en su edición de relanzamiento al debutar justamente como el único en informar que la corrupción era el motivo de la salida de Rosatti del Ministerio de Justicia: “El primer sobreprecio K” fue el título del panorama político del primer ejemplar de Perfil, escrito por entonces por Jorge Lanata, y el título principal de la tapa del diario decía: “El ex ministro de Justicia de Kirchner renunció para no firmar una licitación con sobreprecios”.

Sabbatella no supo decirle “no” a la Presidenta como sí hizo Rosatti en 2005 con Néstor Kirchner

Fue necesario que Néstor Kirchner cambiara tres ministros de Justicia (mientras De Vido continuaba incólume) y que le pasara el bastón de mando a su mujer para que la mayoría del periodismo profesional comenzara a criticar al gobierno. Ese punto de inflexión dio origen a la nueva Ley de Medios y a la creación de la Afsca como su organismo de aplicación.

No es casual que nuevamente el nombre de Horacio Rosatti, ahora como designado para integrar la Corte Suprema de Justicia, y la interverción de la Afsca vuelvan a ser hoy noticia casi simultáneamente. Justicia y periodismo son los dos factores de equilibrio del sistema de división de poderes, al punto que al periodismo se lo ha considerado muy exageradamente como un cuarto poder y más acertadamente como un auxiliar de la Justicia.

La Corte Suprema, al declarar constitucional la Ley de Medios, dejó expresa constancia de que debía ser aplicada con ecuanimidad y no utilizada como herramienta para castigar a medios no afines, como se había hecho con la publicidad oficial, tema que citó en ese propio fallo.

Y tampoco es casual que comienzo y fin de la historia construyan un epílogo casi de novela entre la inicial discriminación con la publicidad oficial y el último acto de la Afsca, que fue el intento de conceder licencias de televisión digital en el que nuevamente Editorial Perfil fue discriminada a favor de Szpolski y Cristóbal López. Para hacer la parábola más simple, diez años después se repite hasta el mismo actor: Szpolski (entonces López no tenía medios) en 2005 con publicidad oficial y en 2015 con licencias de televisión digital.

Así como el juicio por discriminación con la publicidad oficial que Perfil inició hace diez años sirvió para construir la evidencia sobre el uso político de la publicidad, la presentación en 2015 de Perfil en la licitación de televisión digital compitiendo con Szpolski y Cristóbal López  vuelve a servir como evidencia, en este caso de que la Afsca no aplicaba la Ley de Medios para generar pluralidad de voces.

Anteayer, al ser echado de la Afsca, y en un típico discurso de arenga, Martín Sabbatella sostuvo que el desalojo que lo arrancó de la oficina donde se había atrincherado impediría que se siguiera cumpliendo la Ley de Medios (puso el ejemplo del monitoreo de la interferencia de las ondas radiales con los radares de los aeropuertos), cuando no cumplió la principal y declamada función de promover la pluralidad de voces.

Sabbatella hoy es un político que en sólo tres años pasó de tener un gran futuro a poder perderlo todo

Sabbatella es un triste caso de destrucción de un capital político.

Cuando en 2012 asumió al frente de la Afsca, Cristina Kirchner dijo: “Nadie lo puede tildar [a Sabbatella] de oficialista. Encabezaba una lista en contra de Néstor Kirchner en 2009”. En 1999 había sido electo intendente de Morón por la Alianza, años antes había integrado el grupo que fundó el Frepaso. En 2003 volvió a ganar las elecciones para intendente de Morón ya con su propio partido, Nuevo Morón. En 2007 volvió a ganar las elecciones para intendente  de Morón con su partido Nuevo Encuentro, con el que buscó expandirse a toda la provincia de Buenos Aires. Mientras fue intendente cosechó elogios variados: The Wall Street Journal lo consideró como un político latinoamericano transparente por su “lucha en solitario contra la corrupción en Argentina”, en 2008 obtuvo el Premio Konex en Administración Pública, y en 2010 Poder Ciudadano lo distinguió como ejemplo de “transparencia” y “lucha contra la corrupción”.

En 2015 Sabbatella perdió Morón después de 16 años de controlar su intendencia. No supo, como Rosatti sí hizo con Kirchner, decirle que no a Cristina y aplicar verdaderamente la Ley de Medios. Prefirió ser candidato a vicegobernador bonaerense integrando la fórmula de Aníbal Fernández. Perdió casi todo, esencialmente su credibilidad, al dejar demostrado que la Ley de Medios no era para ampliar la pluralidad.

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viernes, 25 de diciembre de 2015

AFSCA… Por qué Sabbatella debería darse un "baño de humildad"… @dealgunamanera...

AFSCA… Por qué Sabbatella debería darse un "baño de humildad"…

Sabbatella llegó al cargo como representante el Ejecutivo. Al cambiar el oficialismo, su rol carece de sentido. Foto: Cedoc

El líder de Nuevo Encuentro es el principal responsable de que la Ley de Medios pierda carácter constitucional. Las irregularidades que lo condenan.

© Escrito por Patricio Caruso el miércoles 23/12/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Caído en desgracia política, aferrado a la única caja que le queda, el titular de la intervenida AFSCA Martín Sabbatella repite una y otra vez que se quedará en el cargo "porque hay que cumplir la ley". Sin embargo, no son pocos los casos judicializados por incumplimiento de la normativa, que es lo único que hoy lo mantiene en el cargo.

Cuando el gobierno kirchnerista se interesó en obtener los medios de Daniel Hadad, el magnate K Cristóbal López no tuvo problemas para comprar la flota de broadcasting encabezados por C5N y Radio 10. Poco le importó, entonces, a Sabbatella hacer cumplir la misma ley en la que hoy se escuda: el artículo Nº 41 establece que las licencias son intransferibles.

La Ley de Medios tenía unos valores: los de la pluralidad de voces y desconcentración de medios. Pero si para la conveniencia kirchnerista no eran los mejores, Sabbatella podía ofrecer algunos otros. Eso fue lo que hizo el 20 de diciembre de 2014 cuando la frecuencia 92.1, en la que emitía FM Identidad, cerró de una forma irregular. 

La radio crítica del gobierno K fue comprada por el empresario kirchnerista Sergio Szpolski que, lejos de abrir una nueva emisora que emplee al personal como dicta la ley, decidió ampliar la llegada de Vorterix y lanzar despidos automáticos. Mismas voces, más radiofrecuencia, menos pluralidad.

La posición de Sabbatella no sorprendió ni siquiera al opositor en AFSCA Gerardo Milman, que llevó ambos temas al directorio en distintas oportunidades y que sólo encontró el silencio del líder de Nuevo Encuentro. Después de todo el dirigente no está ahí por profesionalista, Sabbatella ocupa el máximo sillón del organismo, donde hoy se atrincheró, por su condición de militante.

Y el dirigente está orgulloso de esa pertenencia política, que nadie sería capaz de reprochar. Lo que sí es reprochable, hasta en los estrados judiciales, es la "solidaridad gremial" que se le pidió al 50% del personal contratado en AFSCA para que aporte a Nuevo Encuentro.

Se trata de un porcentaje del sueldo de cada uno de los ingresantes, que le sirvió al exintendente de Morón para hacer caja partidaria y fortalecer la estructura nacional de su espacio, que dejó de ser bonaerense para conseguir legisladores y dirigentes en distintas provincias.

Perfil.com reveló en junio cómo era el reparto de matrículas de locutor local, que llevaba a dirigentes de AFSCA promocionando “el proyecto nacional y popular” a cambio de la licencia habilitante. Más tarde, esos funcionarios se postulaban como candidatos de Nuevo Encuentro.

Ninguno de los casos citados anteriormente tienen que ver con el Grupo Clarín y el CEO Héctor Magnetto, el blanco ideal para Sabbatella. Por si había dudas de que desmembrar al multimedios era su principal objetivo, el directorio se ocupó de que todos se dieran cuenta.

Mientras AFSCA se demoraban a tratar el caso Telefónica, avanzaban a paso veloz con el caso Clarín; mientras adecuaban de oficio su propuesta, le extendían las prórrogas al Grupo Nemesio; mientras permitían las ventas a empresarios amigos, cada vez que alguien ofertaba canales de Clarín, repetían que las licencias eran intransferibles.

De todas maneras, si el "objetivo militante" de Sabbatella era desmembrar Clarín, se puede decir que tampoco fue un buen militante. El premio que tenía era ser ungido como candidato K a la gobernación de Buenos Aires. Si bien Sabbatella recibió las felicitaciones de la mandataria cuando la Corte declaró la constitucionalidad de la norma, se tuvo que conformar con la candidatura a vice bonaerense, de un candidato con una alta imagen negativa.

Para esa instancia, lo que la ley diga tenía cada vez menos sentido: cuando Editorial Perfil presentó dos pliegos para obtener licencias de TV Digital, en mayo de este año, pocos eran los que creían que el directorio kirchnerista haría caso a la norma y le extendiera las licencias a un grupo que había sido discriminado por la pauta oficial.

Las sospechas se confirmaron el 24 de septiembre, cuando en la orden del día informaron que las dos licencias quedarían desiertas: las áreas técnicas no se animaron a firmar los pliegos de los grupos Szpolski y López, que acumulaban distintas irregularidades. 

El kirchnerismo no tuvo la voluntad política de poner en práctica la pluralidad de voces, que promociona, y prefirió no dar a ninguno los canales con excusas rápidamente refutadas por el grupo periodístico.

Sabbatella podría convertir a la Ley de Medios en uno de sus epitafios: su situación es crítica. En el peronismo duro es visto como un “oportunista”, su municipio está en manos del marido de la gobernadora y es rechazado rotundamente por el electorado moderado, por su gran exposición en la “madre de todas las batallas”.

El dirigente quedó expulsado virtualmente de la política por el electorado, que le dio la espalda en Morón y en la Provincia de Buenos Aires. Su único escudo es esta norma que podría perder validez constitucional si prospera alguna de la media decena de casos judicializados que enfrenta.

Es que la Corte Suprema de Justicia fue clara al afirmar en su fallo de constitucionalidad que toda la norma "sólo tenía sentido" si el organismo regulador demostraba "imparcialidad del Poder Ejecutivo". Sólo uno de estos casos podría hacer que la norma pierda efecto.

Antes de la asunción de Mauricio Macri en la Casa Rosada, se dio un caso emblemático: Milman renunció a su cargo como director de AFSCA. "Yo estoy como representante de la oposición, no tenía sentido que me quedara cuando ahora soy oficialista", explicó.

Ante la resistencia del dirigente, el macrismo tomó la misma decisión que Néstor Kirchner con otros entes autárquicos como Enargas (Ente Nacional Regulador del Gas), ETOS (Ente Tripartito de Obras Sanitarias) y ENRE (Ente Nacional Regulador de Electricidad): la intervención por 180 días.

A la conducción de Sabbatella en la AFSCA nunca debieron haberla intervenido: el líder de Nuevo Encuentro debió haber seguído el ejemplo de su adversario diario: si Milman no podía seguir representando a la oposición siendo oficialista, Sabbatella debió aceptar que no podía seguir militando un oficialismo que se va del poder desde el mismo lugar que lo transitó: una trinchera.


  

sábado, 19 de septiembre de 2015

Guadalupe Vázquez: "Estoy en juicio contra C5N por censura"… @dealgunamanera...

Guadalupe Vázquez: "Estoy en juicio contra C5N por censura"…

“En C5N había temas prohibidos, no podía decir ‘inflación’, ‘dólar blue’, o por ejemplo en pleno programa que llame un Secretario de Seguridad de la provincia de Buenos Aires y levantar un móvil por eso, cuando el móvil medía bien”

La periodista aseguró que no podía hablar ni de inflación ni de dólar blue. “Hacé de cuenta que esto es Suiza, vos tenés que dar buenas noticias”, le dijeron.

Guadalupe Vázquez, trabajó para el Grupo Indalo durante dos años, y frente a la clausura que sufrió la señal de cable del empresario K, Cristóbal López, indicó: “Controlar la habilitación de un galpón no tiene nada que ver con una censura”.

Vázquez contó: “Recuerdo a C5N regodearse cuando fue un acto de índole patotero del gobierno contra Cablevisión”. Y agregó: “Estoy en juicio por los actos claros y probados de censura, y no estamos hablando de respetar o no la línea editorial de un medio, que es normal que así sea, hablo de censura”.

“Sólo podía dar las cifras de precios del INDEC. Me decían: ‘Hacé de cuenta que esto es Suiza, vos tenes que dar buenas noticias’, y esa era mi gran discusión, porque yo ponía como ejemplo que si fuera meteoróloga del canal y le digo a la gente que afuera hay sol, y en verdad afuera llueve, la que pone la cara y la credibilidad periodística soy yo”, dijo en comunicación telefónica con Perfil.com.

“En mi caso en particular fue por haber criticado la política de control de precios del entonces secretario de Comercio Exterior, Guillermo Moreno, porque en ningún país del mundo se controló la inflación. Las políticas de control de precios fueron un fracaso y me pidieron que no lo dijera, que no hablara de inflación directamente aún cuando era un tema del día”.


La gota que rebasó el vaso fue que “querían que hiciera una operación de prensa con (José Manuel) De La Sota, y yo me negué, era un tema relacionado con las antenas de TV digital pública, que en Córdoba las habían clausurado porque no cumplía con los requisitos mediambientales. La nota era muy obsecuente de Sabbatella y yo había investigado el tema y tenía la versión del Gobierno de Córdoba.

Me dijeron que presente solo una versión y yo en el aire di las dos. En ese momento escuchaba los gritos desde el control. A los pocos días me dijeron que no salía más al aire”.

“En C5N había temas prohibidos, no podía decir ‘inflación’, ‘dólar blue’, o por ejemplo en pleno programa que llame un Secretario de Seguridad de la provincia de Buenos Aires y levantar un móvil por eso, cuando el móvil medía bien”, contó a Perfil.com su experiencia en la señal de noticias del barrio de Palermo.

Vázquez recordó un episodio en particular: “Cuando en 2012 fue la inundación en Buenos Aires, sólo podíamos hablar de eso porque perjudicaba a Macri, pero no podíamos decir que había cortes de luz porque perjudicaba a (Julio) De Vido”. Además, la primer gran marcha que hubo en contra de la presidenta no la transmitieron y allí había un millón y medio de personas”.


“Me provoca indignación todo esto porque si hay alguien que no puede defender la libertad de expresión, porque son lo opuesto, son ellos. Entiendo que tengan en juego intereses, pero siempre el límite es lo periodístico, cuando no te importa nada ya estás haciendo un negocio mafioso porque estás mintiéndole a la gente, y defendés intereses: los negocios de Cristóbal López”, cerró la periodista.

Miedo 

La periodista recordó un ataque que sufrió este año cuando le “tajearon las ruedas del auto”. “Yo no puedo acusar, no tengo pruebas y todavía estoy esperando que me llamen para declarar en esa causa. El ataque fue un día antes de la audiencia por el juicio a C5N”, señaló Vázquez.

"Mi familia tiene miedo y me pide que no hable. De hecho a nivel laboral me han dicho no te conviene hablar, porque te perjudica, pero bueno cuando veo una injusticia no me puedo quedar callada. Estudié periodismo porque me molesta la injusticia y somos un poco utópicos los periodistas en algún sentido, y bueno eso es más fuerte", mencionó a este medio. 

© Publicado el sábado 19/09/2015 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

sábado, 11 de octubre de 2014

Entre CFK y la KGB… De Alguna Manera...


Entre CFK y la KGB…

 Le petit Martin Sabbatella. Foto: Dibujo: Pablo Temes

Medios y Denuncias. Cristina parece haber recurrido a Sabbatella para unir a Lázaro Báez y Vladimir Putin. Un nuevo avance contra el periodismo.

Sorpresivamente, Cristina le ordenó a Martín Sabbatella dinamitar al Grupo Clarín. De esa manera, la Presidenta violó el mandato constitucional que le prohíbe a la Afsca aceptar injerencias del Gobierno para discriminar a algún medio. La movida fue de tanta premeditación y alevosía, que Sabbatella no les avisó ni siquiera a sus compañeros kirchneristas del organismo. Se movió en la clandestinidad para engañar a los directores por la oposición y malversar la orden del día. El dictamen de “adecuación forzosa fue leído sólo por dos personas antes de ser difundido: Cristina y Sabbatella.

Este intento de aplicación autoritaria y punitiva de la Ley de Medios fue parte de un operativo más complejo cuyo objetivo es el de siempre: censurar las voces críticas. El mensaje es que Cristina y sus camporistas aún conservan una gran capacidad de daño para domesticar a periodistas díscolos como Marcelo Longobardi, mediciones de audiencias golpistas como las de Ibope y cadenas norteamericanas de noticias destituyentes que serán combatidas de la mano de un adalid de la libertad de prensa llamado Vladimir Putin.

En el pase entre Marcelo Longobardi y Jorge Lanata en radio Mitre, el jueves, llegamos a la conclusión de que “algo” había enloquecido de ira a la Presidenta, más allá de su histórico intento de controlar a los medios y de que nadie la controle a ella. Esta vez el manotazo de ahogado tiene mayor envergadura. No parece responder al fastidio permanente que Cristina siente cuando el periodismo habla de inseguridad, inflación y recesión.

Coincidimos en que las fuertes versiones que habían corrido la semana pasada tenían más verosimilitud de lo que creíamos. Decía así: los buitres están extorsionando a Cristina porque descubrieron un par de cuentas bancarias no declaradas en Estados Unidos a nombre del matrimonio Kirchner. Y tenía una explicación: estaban siguiendo la ruta del dinero de Lázaro Báez y se encontaron con esta información altamente explosiva. Para poner las cosas en su justo término y ser absolutamente responsables, hay que decir que hasta ahora no hay una sola prueba de esto. Nadie lo puede confirmar ni mostrar algún papel que lo pruebe. Pero hay indicios, cabos sueltos. Lanata dijo que eso explicaría la insólita afirmación que hizo la Presidenta cuando planteó que la podrían querer meter presa en Nueva York. Ella aclaró que, aun así, iba a viajar cuando fuera necesario. 

¿Presa Cristina en Nueva York? ¿Bajo qué acusación? Hasta en su entorno llamó la atención que denunciara un magnicidio que viene del Norte y que criticara a Barack Obama por la forma de eliminar a Osama bin Laden. ¿Cuál fue el hilo conductor de toda esa movida? ¿Qué quiere evitar que se publique en Argentina con el renovado ataque al periodismo? Está claro que cada vez que Lanata y Nicolás Wiñazki destaparon alguna olla de Lázaro, la cima del poder entró en pánico. Con aquel comunicado incomprensible de Oscar Parrilli sobre las 13 horas que Cristina pasó misteriosamente en las islas Seychelles y con la molestia de Cristina sobre los periodistas que “hacen cuadritos” en referencia a las infografías que Daniel Santoro había publicado para explicar cuentas y empresas fantasma de Lázaro Báez y sus muchachos. Uno de ellos, Federico Elaskar, el ex dueño de La Rosadita, nada menos, no pudo ocultar entre sus giros uno a una fábrica de explosivos en Irán. Lo único que falta es que Luis D’Elía tenga un local partidario en Puerto Madero.

Son varios los elementos que se deben sumar en este análisis. No hay un solo habitante de Barrio Parque que recuerde algo similar al ataque “quirúrgicamente violento y militar” que sufrió Marcelo Longobardi. Fue el mismo día del anuncio de Sabbatella. El día siguiente a la entrega de un premio al mejor comunicador y a enterarse de que, nuevamente, había superado el récord histórico de audiencia con el 50,3% del share. Esa mañana tuvo una reunión con uno de los principales líderes empresarios del país, que le comentó que “nunca hubo una corrupción tan extendida y sistemática en la obra pública: está tabulada en el 15%”. Longobardi recibió dos infrecuentes llamados de su chofer porque le habían chocado suavemente su vehículo, casi como una forma de obligar al conductor a que se bajara. El mismo reveló que varias veces Apple le informó que alguien estaba intentando geolocalizar su teléfono. Finalmente, en una calle angosta llena de cámaras de video, policías y seguridad privada, y a metros de ingresar a la casa de Jorge Fontevecchia, fue reducido “con la habilidad de un marine”, le robaron su reloj y huyeron en dos segundos.

Por suerte, todavía las coincidencias entre Cristina y Putin se mantienen en el plano teórico. Ambos aplicaron el mismo mecanismo para cooptar medios obsecuentes: entregarles miles de dólares para obra pública a sus dueños. Los patrones de Argentina y Rusia están convencidos de que la información “es un arma terrible que permite manipular la conciencia social con los monopolios de la verdad”. Putin es acusado, por varias entidades humanitarias y de defensa de la libertad de prensa, de garantizar impunidad a los que cometieron los asesinatos de 28 periodistas en los últimos 14 años. No hay antecedentes de un promedio de dos crímenes de periodistas por año.

Anna Politkovskaya fue envenenada, le hicieron un simulacro de fusilamiento y finalmente acribillada en el ascensor de su edificio, en Moscú. Había denunciado la violación de los derechos humanos de las tropas rusas en Chechenia. Putin, el nuevo amigo que Cristina aplaude eufórica por teleconferencia, fue un feroz integrante de la KGB que manejó la temible policía política en Alemania Oriental y que es el frío ejecutor de un ultranacionalismo imperial, autocrático y despótico. El mismo autoriza al Parlamento a censurar y bloquear sitios web que el gobierno ruso crea que atentan contra la verdad o lo que esta versión con corbata de los zares cree que es la verdad. Se silencian aquellas voces críticas que se levantan contra el maltrato con que el régimen somete a los homosexuales.

Persecusión igualitaria para todos, diría Cristina. Esa es la verdadera Rusia que según la Presidenta debemos conocer los argentinos. ¿Cuál será la verdadera Argentina que debemos conocer los argentinos? ¿La que informará el Indek de los rating televisivos donde todos miran a Víctor Hugo y nadie a Lanata? ¿Cómo se dirá trucho en ruso?

© Escrito por Alfredo Leuco el Sábado 11/10/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.