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miércoles, 22 de junio de 2016

Los Macri, el golpe de 1976 y la deuda externa… @dealgunamanera...

Los Macri, el golpe de 1976 y la deuda externa…

Revista Humor ® Nº 400 - Marzo de 1994

El grupo Macri fue uno de los grandes beneficiados de la estatización de la deuda llevada adelante por Cavallo en 1982. Los orígenes de su fortuna y su crecimiento.

Escrito por Celeste Vásquez el viernes 10/06/2016 y publicado por http://www.laizquierdadiario.com de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


La caída del fascismo en Italia significó para la familia Macri el inicio de una nueva y exitosa etapa, pero fuera de Europa. Franco Macri, nieto de un ministro de Obras Públicas del gobierno de Benito Mussolini, emprendió viaje a Argentina producto de la separación de sus padres en el marco de la caída del gobierno. Y es en este país donde termina construyendo un emporio.

Lejos de los lujos que la familia supo ostentar en Italia, recién llegado tuvo que trabajar de albañil. Hábil para los negocios y para establecer relaciones se casó con la hija de una familia de la aristocracia agrícola de Tandil, los Blanco Villegas, lo que le permitió ingresar a un nuevo mundo.

Durante el gobierno militar de Juan Carlos Onganía se inició en lo que luego sería su especialidad: realizar millonarios negocios a expensas del Estado. Asociado con su familia política, comenzó haciendo negocios ganaderos ligados a la exportación de carne, facilitados por el Estado, que decidió transferir este monopolio a una empresa mixta entre el Estado y su familia.

La Patria Contratista


Pero rápidamente encontró otra veta que le reportaría más ganancias: convertirse en contratista del Estado.

Durante la década del 60 surge Impresit-Sideco, la asociación entre Macri y la empresa constructora de Fiat. A través de ella construyen la primera central nuclear argentina y de América del Sur. Logra, a partir de relaciones con varios funcionarios y amigos de la dictadura militar, tener incidencia en las decisiones de la Comisión de Energía Atómica (CNEA) y se queda así con varias de las licitaciones para el diseño de plantas industriales, eléctricas, puertos, viviendas y distintos tipos de obras.


Con la llegada del gobierno de Perón su suerte no cambia, sus socios lograron una afinidad especial con José López Rega, lo que le permitió quedarse con licitaciones para la construcción de viviendas. Entre los años 1973 y 1976, el grupo Macri creció considerablemente, creando varias empresas y expandiéndose a otras áreas como los bancos.

En enero de 1976, unos meses antes del inicio de la última y más cruel dictadura militar, Franco Macri presenta en sociedad con bombos y platillos al holding Socma, que será un gran beneficiario de importantes licitaciones durante la dictadura, entre ellas: la represa Yaciretá, la construcción del puente Misiones-Encarnación, la central termoeléctrica de Río Tercero y de Luján de Cuyo, la recolección de residuos de la Ciudad de Buenos Aires, mediante la creación de Manliba, entre otras. Durante esa época compra Fiat, esta venta terminó siendo un acuerdo para llevar adelante el cierre de plantas y despidos.

Pero lo mejor aún estaba por venir: la estatización de la deuda decretada en 1982, cuando Domingo Cavallo estaba al frente del Banco Central. Fiat-Sevel y Socma fueron 2 de las empresas beneficiadas. El mecanismo incluía, además de la trasformación en deuda pública de sectores privados, la generación de un sistema utilizado por los empresarios para fraguar autopréstamos.

La estatización de la deuda del grupo fue por 170 millones de dólares.


En 1973, el clan Macri era propietario de 7 empresas, finalizada la dictadura esa suma ascendía a 47. Como lo planteó claramente Myriam Bregman, diputada nacional del PTS en el Frente de Izquierda, es de un cinismo total que el jefe de “la revolución de la alegría” nos quiera hacer creer que va a luchar contra la corrupción.

La construcción de su emporio familiar nos demuestra lo contrario.




sábado, 23 de abril de 2016

Dios te SAME, Crescenti. Pienso yo, que no creo... @dealgunamanera...

Morir cada vez más joven…


Alta noche. Pienso. Hijos del poder. ¿Qué hubiera sido de Mauricio Macri si una pasión insólita no lo arrastraba a la orilla? Un proyecto offshore más girando alrededor de Franco, su padre. Qué es ahora Martín Báez sino otro bolso de Lázaro. ¿Y Máximo? Un chico, olvidado en el Sur que a sus cuarenta años trata de zafar y se hace cargo de lo que le tocó. Facundo “El pollo” De Vido, consumido a la sombra de Julio, su padre. Julieta Jaime, que le prestó el nombre a su padre Ricardo, y escrituró para siempre la propiedad de una culpa insoportable. Desde las cumbres políticas o económicas, los apellidos empujan y ruedan nombres de pibes al abismo de la vergüenza.

© Escrito por Carlos Ares el viernes 22/04/2016y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Romina, la hija del “Bombón” Mercado y Alicia Kirchner, involucrada en el lavado de Hotesur. Sebastián, el hijo de Daniel Pérez Gadín, el contador de Báez. Luis, hijo del diputado Luque, condenado por el asesinato de María Soledad Morales en Catamarca. Lautaro y Eduardo (Braun Billinghurst), Germán (Braillard Poccard), Horacio (Pozo) Francisco (Méndez), Gonzalo (Marasco), Andrés (Gallino), los “hijos del poder” en Corrientes, acusados por la muerte de Ariel Malvino en una playa de Brasil. Gabriel Alperovich, encubierto de las sospechas del crimen de Paulina Lebbos bajo el ala de su padre José, el ex gobernador de Tucumán.

Todos ellos, ya mayores, recuperados de sus penas o castigos, nunca dejarán de ser hijos de. ¿Quién y cómo se resiste a esa violación del derecho al propio orgullo, a la dignidad? La diputada Victoria Donda todavía visita en la cárcel a su “apropiador”, el ex prefecto Juan Antonio Azic, en prisión perpetua por delitos de lesa humanidad. Hija de desaparecidos, Victoria no sabe cuándo es su cumpleaños. Nació, algún día de agosto de 1977, en la Escuela de Mecánica de la Armada, donde estaban secuestrados sus padres. 

“El poder es impunidad”, definió Yabrán. ¿Impunidad o condena? Duele saber. Más, negar. La tanza del invisible cordón filial rodea el cuello. Aprieta y ahoga en mitad de la noche.  Andan necesitados, seguramente, de lo que faltó: ejemplo, decencia, la palabra honrada, justa. Y, sobre todo, un silencio que escuche y comprenda. A cambio, recibieron todo lo que un padre patrón poder puede dar. Nada. Nada de lo que de verdad importa. El cuento se lo tuvieron que escribir y contar solos.

Miraba. Hace ya unos cuantos años, el Saturno devorando a sus hijos, de Goya, en el Museo del Prado de Madrid. Como se sabe, la pintura –como la de Rubens– alude al mito del tiempo que se devora todo y se traga a sus propias criaturas. Veo, ahora, en esa imagen, la avaricia, la ambición de eternidad que desgarra a dentelladas cuerpos adolescentes y bebe de su sangre y de sus sueños.

Miro. Pienso. Este tiempo no es aquél. En los pasillos del museo los pies se demoraban en susurros. Ahora, los pasos del monstruo retumban, su corazón late a la velocidad de la luz y de la sombra. Es, a la vez, frágil, instantáneo, táctil, líquido, fugaz. Se siente, se sabe que está, que pasa. De pronto, entra en convulsión y se engulle a cinco pibes antes del amanecer, enseguida se limpia la espuma de la sangre con el antebrazo, salta, baila un poco más y se va. Ya no es, ya fue.

El estridente ulular de las ambulancias siempre desesperadas, deshizo la escena del museo y desanudó el tránsito de la madrugada en vela. Desde la ventanilla, al socorro urgente, como si fuera una pantalla de televisión, un médico, entre lágrimas, ruega: “besen a sus hijos al despertar por la mañana. No veamos más camas vacías”.

Dios te SAME, Crescenti. Pienso yo, que no creo.

Veo. Pibes durmiendo en los umbrales. Pibes sin laburo. Empacados. Sin posibilidades de saber, de entender. ¿Qué hay para ellos a cambio de apurar el tiempo que los devora?  Hijos de la ambición, del relato, hijos de lo que hay, de los restos, de la miseria, del vacío. Soldaditos de una guerra perdida.

Sacrificios ofrecidos a un poder insaciable. Demasiado robo, demasiado olvido, demasiada muerte, demasiado joven. Y sólo el SAME, de última. 



martes, 24 de noviembre de 2015

Confiar por Confiar, no más: Rarezas del Macrismo... @dealgunamanera...

Rarezas del Macrismo...


La consagración de Mauricio Macri representa una alegría importante para muchos argentinos. Millones de personas que han depositado su esperanza en él, le abrirán una línea de crédito político que Macri deberá saber administrar, para que no le ocurra lo mismo que a Cristina Kirchner luego del 2011, cuando dilapidó de manera extraordinaria aquél 54% de apoyo popular, cometiendo un error tras otro.

Hay dos maneras de intentar confiar en Macri. La primera, que es la más directa, y la que ha seguido la enorme mayoría de sus votantes, consiste en hacerlo, más por necesidad imperiosa de sacarse de encima al kirchnerismo, que por otro asunto.

La otra ya es más compleja. Porque parte del análisis de lo ofrecido, y de las personas que lo están ofreciendo.

Y ahí es donde, a este cronista, se le complica mucho poder confiar.

Porque PRO me dice que, para confiar en ellos, debo asumir que Mauricio Macri no tiene nada que ver con Franco Macri, que Adrián Menem no tiene nada que ver con Carlos Menem, y que Jorge Triaca hijo, (que suena para Trabajo), no tiene nada que ver con el Jorge Triaca que vació SOMISA, para que Techint la pueda comprar al 10% de su valor.

La misma Techint de Paolo Rocca que ha sido financista sustancial de la campaña de Mauricio Macri.

Y la verdad es que a mí me resulta demasiado extraño que en PRO se hayan juntado tantos muchachos que piensan con 180 grados de divergencia respecto de los que portan su mismo apellido, y hasta su misma cara.

Me explican, incluso, que la primera diputada nacional, Patricia Bullrich, no tiene nada que ver con la Patricia Bullrich que bajó 13% sueldos y jubilaciones.

O que Federico Sturzenegger no es el mismo que fuera procesado por el megacanje, ni es el que explicó en USA que, para debatir, la estrategia consistía en no decir jamás lo que pensaba hacer, y , simplemente, engañar a la gente.

Para confiar en PRO, o en Cambiemos, o en Macri, debo asumir que un ex Shell en YPF, que un ex Monsanto en Asuntos Agrarios de Bs Aires, o que un ex J.P.Morgan en economía, han hecho un vuelco absoluto respecto de los intereses que defendieron en el pasado, y ahora vienen a cumplir funciones públicas en defensa de lo nacional.

Otra vez, me resulta durísimo creer que en PRO se nucleen personas que han girado 180 grados respecto de los intereses que defendieron hasta hace 5 minutos.

Respecto del presidente Macri, se supone que debo olvidarme del origen espurio de su fortuna, de sus varios procesamientos judiciales, y de sus actitudes y expresiones del pasado reciente.

Debo creer que el presidente Macri no es el mismo que con la UCEP apaleaba indigentes por las calles, ni tiene algo que ver con aquél que reprimió pacientes y enfermeros en el Borda, que el presidente que ahora promete luchar contra la corrupción no tiene nada que ver con el intendente del decreto 556/10, mediante el cual se extrajeron millonarios fondos de la ciudad de Buenos Aires con fines insondables, o que el Macri que se quejaba de la fundación de nuevas universidades, que decía que el salario es un gasto, o que ponía alumnos a estudiar dentro de containers, era un Macri diferente a este que ganó la elección.

Mire...en cualquier parte del mundo, incluso aquí, para obtener un buen conchabo usted debe presentar un curriculum vitae. Se presenta para conocer qué cosas usted es capaz de hacer, pero básicamente, para saber cuáles fueron las cosas que ya hizo.

Personalmente estoy convencido de que la mejor forma de conocer quién es alguien, consiste en observar quién fue. Es un asunto simple, pero que prácticamente nunca falla.

Y cuando miro quiénes fueron estos muchachos, de dónde vienen, y qué es lo que representaron, es cuando se me hace arduo poder confiar en ellos.

La política argentina me quiere obligar a formatear razonamiento y memoria, e instalarme, periódicamente, un nuevo sistema operativo. Y todo en nombre de la esperanza, aunque eso consista en elegir a estas personas.

Lo siento. Pero me resisto a eso. Conmigo no, muchachos: Conmigo no.

El 15 de octubre de 2011, cuando CFK ganó con aquél 54% de los votos, escribimos para este mismo medio un artículo que contenía la siguiente frase.

"La mitad de los argentinos hoy me ha dicho que no le interesa que le contemos o analicemos lo que ellos desconocen. No les importa el pasado ni el futuro, y son clara y legítima mayoría".

4 años más tarde, la sensación es prácticamente la misma.

No diré lo que todos dicen "ojalá que a Macri le vaya bien", porque históricamente, cuando le fue bien a Macri, me fue mal a mí, y a un montón de tipos como yo.

A Macri le fue fantástico en los ´70 y en los ´90. A la argentina le fue espantosamente mal en esos lapsos.

Digamos que los intereses de Macri nunca estuvieron vinculados a los míos, ni a los del 90% de la gente que conozco.

Sí diré "ojalá que a los argentinos nos vaya bien", que es otro asunto sustancialmente diferente, y comparativamente mucho más importante.

© Escrito por Fabián Ferrante el lunes 23/11/2015 y publicado por Tribuna de Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.