miércoles, 5 de abril de 2017

Huracán 0 vs. Patronato de Paraná 0... @dealgunamanera...


Mereció más ante Patronato…


Huracán y Patronato empataron esta noche sin goles por la décimo octava fecha del Campeonato de Primera División en el estadio Tomás Adolfo Ducó.

© Publicado el lunes 03/04/2017 por el Departamento de Prensa del Club Atlético Huracán de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Fotos: Daniel Méndez.

El resultado es mentiroso. La ausencia de goles, la paridad en la chapa final y el punto inmerecido que se lleva la visita se reflejan en un apático cero a cero. Pero la máxima razón por la cual el marcador no refleja lo vivido en Parque Patricios fue la actuación del elenco local que a pesar de no haber obtenido los tres puntos, mostró mucha intención, juego colectivo y ambición por el arco rival.

A lo largo de los noventa minutos, el Globo fue amo y señor del trámite, tal es así que controló la pelota por todo el campo aunque falló en la puntada final. Si bien supo ser paciente y generoso hasta los tres cuartos de cancha, no supo cómo quebrar el arco de Sebastián Bértoli -su performance colaboró con el cero bajo los tres palos-. Tal es así que a las ocasiones que tuvo Diego Mendoza para abrir la cuenta se le sumaron las de Norberto Briasco y Julio Angulo.

En la segunda parte y a pesar de los cambios que le dieron aire y frescura al equipo, las aproximaciones Quemeras no pudieron traducirse en goles. La contracara de esta faceta negativa es el hecho que en cuatro partidos tan sólo recibió un gol. Ahora, Huracán deberá visitar a Rafaela sin Marcos Díaz, Federico Mancinelli y Matías Fritzler, suspendidos por acumulación de amarillas, pero con la férrea idea de seguir sumando en el campeonato.

Huracán 0 

Marcos Díaz; Nicolás Romat, Martín Nervo, Federico Mancinelli y Lucas Villalba; Mariano González, Matías Fritzler y Mauro Bogado; Diego Mendoza, Julio Angulo y Norberto Briasco. DT: Juan Manuel Azconzábal.

Patronato 0 

Sebastián Bértoli; Lautaro Geminiani, Walter Andrade, Renzo Vera, Lucas Márquez; Lautaro Comas, Nicolás Bertocchi, Damián Lemos, Damián Arce; Matías Quiroga y Fernando Telechea. DT: Rubén Forestello

Cambios: al inicio del segundo tiempo: Marcelo Guzmán por Arce; 11min. Abel Masuero por Germiniani (P), 22min. Alejandro Romero Gamarra por Mendoza (H), 32min. Daniel Montenegro por González (H), 37min. Patricio Toranzo por Bogado (H) y 40min. Lautaro Comas por Bertocci

Árbitro: Federico Beligoy.













martes, 4 de abril de 2017

Clave Peronista... ¿Se lanza o no se lanza?... @dealgunamanera...

¿Se lanza o no se lanza?
Bienvenidos al tren… Florencio Randazzo. Foto: Pablo Temes
Varios sectores del PJ bonaerense esperan que el ex ministro Randazzo lidere la disputa contra el cristinismo. 

© Escrito por Nelson Castro el domingo 02/04/2017 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

"El peronismo no se ordena en la oposición”, afirmó, con rotundez, un intendente peronista del GBA, preocupado por el futuro del país y la renovación del partido de cara a las elecciones de octubre. “El clima todavía está raro. Por una parte hay cierta resignación ante el sostenimiento de la imagen de Cristina en el Segundo y Tercer Cordón del Conurbano; por la otra, está la necesidad de comprender que ése no puede ser el pilar para una construcción de un país mejor a mediano y largo plazo”, reflexionó el alcalde que milita en pos de la postulación de Florencio Randazzo.

El ex ministro del Interior y Transporte es la figura que mejor imagen conserva desde el final de la era K. Ha logrado salvar la ropa y es en la actualidad visto por muchos líderes del PJ como la puerta para sanear al peronismo. El tiempo apremia y una cosa es segura: después del paro de la CGT del próximo jueves, Randazzo dará señales claras acerca de su futuro. ¿Por qué tanto suspenso? Respuesta: la pelea que deberá dar no será fácil. 

Lo espera una tarea titánica si es que quiere polarizar con el cristinismo o un eventual delfín puesto por la ex presidenta. En la trastienda de esa construcción lo que se comenta es que  CFK arranca con ventaja, tiene la estructura más o menos armada entre fanáticos, organizaciones sociales y gente de a pie. Cada vez que tira un tuit o mueve el tablero con alguna declaración, el alineamiento que logra de sus acólitos es inmediato. Pero Randazzo sabe que muchos de esos 25 a treinta puntos de imagen positiva que supo conservar la ex mandataria puede disputárselos al traducirlos a intención de voto.

Una gran parte de PJ y hasta algún votante descontento del PRO podría apoyarlo en las urnas”, aseguran en su entorno.

Para el ex ministro, ordenar la tropa significa salir a buscar adhesiones que su rival ya tiene. No debe convencer a todos porque muchos lo están esperando, pero para una elección debe dotar ese caudal de organicidad. Por eso en los últimos días ha salido a la reconquista del apoyo de gremios como UPCN, taxistas, mecánicos y otros de menor envergadura. Cuando queden sellados los acuerdos más gruesos, la señal de lanzamiento será inmediata. Randazzo no le teme a Cristina. Ya lo demostró cuando le torció la muñeca al negarse a ser candidato a gobernador bonaerense. 

Pero, además de la posible polarización y del apoyo de líderes sociales y gremiales, en el entorno del ex ministro cuentan con un fenómeno que ha crecido desde la última elección: la independencia de criterio del votante. En zonas profundas de la Provincia se produjeron cosas que no se pueden explicar de manera lineal. Cortes de boleta específicos a favor de algún intendente en lo territorial combinados con un voto diametralmente opuesto para el ejecutivo provincial. 

Una verdadera ingeniería de corte a favor de Cambiemos por parte de votantes que no respondían a su estereotipo. “Si esa gente hoy está desilusionada o la está pasando mal a causa del Gobierno, es una oportunidad que no se puede desaprovechar”, señala un intendente deseoso de trabajar para la candidatura de Randazzo.

En la Provincia hay realidades muy diferentes. Un dirigente que camina a diario los rincones del Conurbano reconoce la buena voluntad del oficialismo, pero agrega: “El hecho de transparentar cifras y reconocer problemas no está siendo suficiente. La educación es un ejemplo: el diagnóstico es claro, pero la solución al conflicto docente no llega. Con el empleo ocurre algo similar. 

Y mucho más preocupante es lo que pasa con la inseguridad y el narcotráfico. En los municipios más poblados de la Provincia, la presencia de la Policía Bonaerense, la Gendarmería y los guardianes locales no tiene coordinación. Las incautaciones de droga no terminan con el negocio y la falta de trabajo estratégico entre Seguridad de la Nación y de Provincia preocupa a muchos intendentes. No sé qué es lo que le dice el ministro Ritondo a la gobernadora Vidal, pero muchas cajas de la Bonaerense siguen activas y por momentos sentimos que hay más show que resultados concretos”.

Cambiemos

De cara a las elecciones, en el oficialismo las cosas tampoco se presentan claras. Descartado el nombre de Jorge Macri, a causa de las tensiones que su postulación generaba con Elisa Carrió, y las que a su vez ella tiene con la propia Vidal, vuelve a tomar fuerza la idea de Jaime Duran Barba de echar mano al semillero amarillo; jóvenes militantes del PRO que, sin un gran renombre, podrían ocupar cargos o lugares en las listas más allá de las primeras líneas.

En este marco de ingenierías electorales, las frases pronunciadas por los líderes de las CTA en la marcha del jueves merecen una reflexión. Si malo fue el término “caer” utilizado por Macri cuando se refirió a la educación pública, peor fue cuando en su  discurso, Pablo Micheli (un dirigente coherente que le reclama al Gobierno las mismas cosas que le reclamaba a CFK) empleó la palabra “caer” para manifestar su rechazo al modelo neoliberal

Un dirigente debe ser muy cuidadoso cuando, frente a una multitud como la que había en la Plaza de Mayo, se expresa así. En la historia política argentina, “caer” remite a hechos institucionales traumáticos. Los modelos y los planes económicos se modifican o se dejan de lado. Los que caen son los gobiernos. Y cada vez que un gobierno cae, quien paga las consecuencias adversas es el ciudadano que menos tiene.

En la base de todo este sinfín de protestas que hubo está una conflictividad social que no cede. Su raíz es la falta de una reactivación económica sostenida que llegue a los de menores recursos. “Nos equivocamos al pensar que la lluvia de inversiones llegaría tan pronto como se levantara el cepo cambiario y se solucionara el problema con los holdouts”, reconoció el jueves el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo.

Los números de febrero referidos a la actividad industrial no fueron buenos. Estos datos negativos generan dentro del Gobierno un debate fuerte entre los responsables del área económica y el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger. Los ministros lo critican por las altas tasas de interés y éste se queja por el creciente déficit fiscal que complica la posibilidad de erradicar la inflación. En el medio de esa disputa –la misma que ya protagonizó Prat-Gay– el consumo sigue deprimido. Por eso el Gobierno busca reflotar los planes de pagos en cuotas que fueron heridos de muerte por el rimbombante programa de Precios Transparentes.

Mientras tanto, el conflicto docente continúa. Más allá de la controversia habitual acerca del nivel de acatamiento de la medida de fuerza, hay un dato que marca el deterioro que esta disputa le está acarreando a la educación pública: 200 mil alumnos migraron desde sus aulas hacia las de las escuelas privadas. “La única verdad es la realidad” (Aristóteles).

Producción periodística: Santiago Serra.


lunes, 3 de abril de 2017

Olvidar es Buen Negocio... Negacionistas... @dealgunamanera...

Fuerte repudio de académicos a las “declaraciones negacionistas” emitidas desde el Gobierno…


“Esta banalización busca cerrar los debates sobre el terrorismo de Estado, dejando en penumbras, entre otros factores, las responsabilidades de otros actores civiles”, advirtieron mediante una carta cientistas de distintas universidades.

© Publicado el  viernes 31/03/2017 por Política Argentina.

Días después de la masiva movilización del 24 de marzo y tras una nueva oleada de declaraciones de funcionarios cuestionando el número de desaparecidos y validando la teoría de los dos demonios, un nutrido grupo de académicos de distintas universidades difundió un escrito alertando que “esta banalización busca cerrar los debates sobre el terrorismo de Estado dejando en penumbras, entre otros factores, las responsabilidades de otros actores civiles”.

Historiadores, antropólogos, politólogos, sociólogos y referentes de otras disciplinas tanto de la Universidad de Buenos Aires como de la Universidad Nacional de La Plata, la Universidad Nacional de General Sarmiento, Conicet, entre otros, firmaron y 
difundieron una carta para manifestar su preocupación ante “declaraciones y gestos gubernamentales signados por la ¿ignorancia? sobre los aspectos más elementales de la historia argentina y el desinterés por su conocimiento”.

El “conocimiento acumulado y probado durante varias décadas no ha dejado de recibir, desde diciembre de 2015, las más diversas formas de descalificación, negación o relativización por parte de importantes funcionarios del nuevo gobierno”, expresaron. Y advirtieron que “el cuestionamiento de la cifra de 30.000 desaparecidos y la idea de que ese número es un mero ardid se articula con la afirmación por parte de funcionarios del gobierno en actividad acerca de la inexistencia de un plan sistemático represivo”.

“Estas afirmaciones no buscan convocar a la investigación académica, sino que forman parte de una estrategia destinada a relativizar el crimen y normalizar aquella experiencia histórica, de manera de diluir su especificidad y ocultar con ello las responsabilidades criminales, políticas y judiciales de sus impulsores, ejecutores y cómplices. Son las Fuerzas Armadas y de seguridad las que deben entregar esa información, y es el Estado el que debe arbitrar todos los medios para que la lista completa de asesinados y desaparecidos se torne pública”, señalaron los cientistas sociales.

Tras declaraciones como las del presidente del Banco Nación, Javier González Fraga ("Donde tengo el campo ofrecían 500 pesos y choripanes a los que fueran a la marcha del 24"), los firmantes denunciaron la “descalificación trivial y provocativa de la movilización de centenares de miles de personas en ocasión de la conmemoración del 41º Aniversario del golpe de Estado de 1976” y resaltaron la violación de Derechos Humanos en las actuales políticas de Cambiemos como el desmantelamiento de programas abocados a la Memoria, la Verdad y la Justicia, así como la detención ilegal de Milagro Sala; el decreto presidencial que desconoce la ley migratoria vigente; la intención de bajar la edad de imputabilidad para delitos comunes vulnerando tratados internacionales de los que la Argentina forma parte, entre otras cosas.

El texto completo:

FRENTE A LA BANALIZACIÓN DEL TERRORISMO DE ESTADO Y LOS DERECHOS HUMANOS.

En la Argentina se ha establecido fehacientemente, como resultado de la lucha del movimiento de derechos humanos, de la acción de la justicia, de las políticas públicas de distintos gobiernos constitucionales y de la investigación académica, la trágica singularidad de los crímenes cometidos por la última dictadura militar, que procuró eliminar toda forma de la disidencia política con el orden social establecido.

Eliminar la disidencia política significó la voluntad de exterminar —a través del asesinato, la desaparición, la cárcel o el exilio—toda palabra, actitud o gesto críticos sobre las desigualdades sociales existentes y que propusiera su transformación a través de diferentes vías. Las políticas de exterminio abarcaron a un amplio conjunto de activistas y militantes, y no se ciñeron a los miembros de organizaciones armadas.

Esa política de exterminio se ejecutó por medio de un plan sistemático que involucró un modo represivo (el secuestro y tortura, los asesinatos clandestinos, la desaparición forzada y la apropiación de niños y niñas) de alcances inéditos por su profundidad en la fractura y reconfiguración de los más básicos vínculos sociales. Si bien existieron grados relativos de autonomía en los modos específicos en que cada fuerza en cada región llevó a cabo las acciones represivas, resulta indudable el carácter centralizado del extenso plan represivo que asoló a la Argentina en los años dictatoriales. La violencia extrema, la deshumanización de las víctimas, la generación de un clima de terror extendido, fueron todos aspectos de un mismo dispositivo represivo que se autojustificaba en la supuesta existencia de una “guerra sucia” o antisubversiva.

El carácter regional de las prácticas represivas implementadas a través del “Plan Cóndor” demuestra claramente que el objetivo era la supresión de una cultura política radicalizada y de un estado de movilización social que comprendía pero excedía ampliamente a los grupos guerrilleros, y que buscaba el disciplinamiento de los movimientos populares en la Argentina, pero también en el resto del Cono Sur.

Ese crimen no ha cesado, en la medida en que los represores guardaron silencio (incluso cuando las “leyes del perdón” los eximían de persecución legal), y siguen haciéndolo, sobre el destino de centenares de niños, ahora adultos, apropiados violentamente, ni tampoco han dado informaciones relativas al paradero de los miles de asesinados y desaparecidos. Tanto la negativa a brindar informaciones o documentación, como el silencio mantenido aún hoy día por los represores, prolongan la violencia ejercida hace cuatro décadas, ya que —como en toda política de exterminio—el borramiento de sus huellas forma parte de las políticas criminales.

Este conocimiento acumulado y probado durante varias décadas no ha dejado de recibir, desde diciembre de 2015, las más diversas formas de descalificación, negación o relativización por parte de importantes funcionarios del nuevo gobierno. A su vez, esto facilitó la emergencia de voces que a través de distintos medios defienden y reivindican el terrorismo de estado.

El cuestionamiento de la cifra de 30.000 desaparecidos y la idea de que ese número es un mero ardid se articula con la afirmación por parte de funcionarios del gobierno en actividad acerca de la inexistencia de un plan sistemático represivo. Es decir, estas afirmaciones no buscan convocar a la investigación académica, sino que forman parte de una estrategia destinada a relativizar el crimen y normalizar aquella experiencia histórica, de manera de diluir su especificidad y ocultar con ello las responsabilidades criminales, políticas y judiciales de sus impulsores, ejecutores y cómplices. Son las Fuerzas Armadas y de seguridad las que deben entregar esa información, y es el Estado el que debe arbitrar todos los medios para que la lista completa de asesinados y desaparecidos se torne pública.

A ello se suma una marcada banalización del discurso sobre la historia reciente, expresado en las respuestas del presidente Macri sobre la cantidad de desaparecidos, el recurrente llamado a mirar hacia el futuro dejando atrás un pasado al que consideran un lastre, o el desprecio por la cuestión, evidenciado en frases como “el curro de los derechos humanos”. En el marco de declaraciones y gestos gubernamentales signados por la ¿ignorancia? sobre los aspectos más elementales de la historia argentina y el desinterés por su conocimiento, esta banalización busca cerrar los debates sobre el terrorismo de Estado, dejando en penumbras, entre otros factores, las responsabilidades de otros actores civiles (económicos, eclesiásticos, sindicales, intelectuales, etc.) en el proceso histórico abierto en 1976, y que aún no se han esclarecido en plenitud.

Expresiones como la del ministro de Cultura Pablo Avelluto, cuando sostiene que el actual gobierno se ocupa “de los derechos humanos de los vivos”, son terminantemente desmentidas por las propias acciones gubernamentales: la detención ilegal de Milagro Sala y otros activistas en Jujuy y el consecuente desconocimiento de las resoluciones del Grupo de Trabajo de Naciones Unidas sobre Detenciones Arbitrarias y de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que ordenaron su liberación inmediata; el decreto presidencial que desconoce la ley migratoria vigente y viola el debido proceso, el cual ya ha sido objetado por la CIDH; la intención de bajar la edad de imputabilidad para delitos comunes, vulnerando tratados internacionales de los que la Argentina forma parte; la “cacería” represiva que tuviera lugar en la movilización de las mujeres el pasado 8 de marzo; la búsqueda constante por criminalizar la protesta social y limitar los derechos de los trabajadores; la descalificación trivial y provocativa de la movilización de centenares de miles de personas en ocasión de la conmemoración del 41º Aniversario del golpe de Estado de 1976, la omisión de las obligaciones legales del gobierno —como en la negativa a convocar la paritaria nacional docente— son sólo algunos de los muchos casos que refutan aquellas expresiones.

Precisamente en este marco, desde su asunción, el gobierno de Mauricio Macri ha desplegado una serie de medidas que, miradas en conjunto, constituyen una política estratégica de desarticulación de las instancias que han posibilitado el conocimiento fundado y preciso de las prácticas represivas y de las luchas populares de la historia reciente de nuestro país. De tal modo, el desmantelamiento total o parcial de áreas que investigaban las responsabilidades corporativas en los crímenes dictatoriales y que aportaban pruebas a los juicios y/o asistían a las víctimas —como el Grupo Especial de Relevamiento Documental, los Equipos de Relevamiento y Análisis de los Archivos de las Fuerzas Armadas, el Programa Verdad y Justicia, el Centro de Asistencia a Víctimas de Violaciones de Derechos Humanos Dr. Fernando Ulloa, la Subgerencia de Promoción de los Derechos Humanos del Banco Central, la asignación de personal militar para dirigir el Programa Nacional de Protección de Testigos— han ido a la par con la limitación de los programas destinados a la difusión y reflexión sobre el terrorismo de Estado en instituciones educativas y de la sociedad civil, como el Programa Educación y Memoria del Ministerio de Educación de la Nación, la Red Nacional de Educación y Memoria y los diversos programas provinciales que conformaban parte de la misma.


Los profesores, investigadores y estudiantes de distintos campos de las ciencias sociales y las humanidades, reiteramos nuestro compromiso con las banderas de Memoria, Verdad y Justicia, y expresamos nuestro repudio frente a las declaraciones negacionistas y relativizadoras emitidas por diversos funcionarios del gobierno de Mauricio Macri. Estas expresiones acompañan el desmantelamiento de las políticas públicas que contribuyeron a la construcción de un conocimiento basado en pruebas irrefutables sobre el pasado reciente, a su difusión y a la consecución de juicios contra los responsables y ejecutores del terrorismo de Estado.