domingo, 4 de diciembre de 2016

“Una mala persona no llega nunca a ser buen profesional”... @dealgunamanra...

Científico de Harvard: “Una mala persona no llega nunca a ser buen profesional”...


Howard Gardner es un prominente neurocientífico estadounidense, psicólogo, profesor de Harvard y autor de la teoría de las inteligencias múltiples. Ha recibido innumerables reconocimientos por su trabajo entre ellos el Premio Príncipe de Asturias. Lo entrevistó el diario La Vanguardia de España sobre sus teorías y sus concluyentes planteamientos invitan a la reflexión.

“Aprender es el único antídoto contra la vejez y yo lo tomo cada día en Harvard con mis alumnos. Es tonto clasificar a los humanos en listos y tontos, porque cada uno de nosotros es único e inclasificable”, sostiene.

¿Por qué cuestiona que la inteligencia es lo que miden los test?
Porque yo soy un científico y hago experimentos y, cuando mido la inteligencia de las personas, descubro que algunas son muy buenas solucionando problemas pero malas explicándolos. Y a otras les pasa lo contrario. ¿Y si hay personas diversas es porque también tiene que haber diversos talentos?

Por eso he dedicado 400 páginas a describir siete tipos de inteligencia: lingüística, lógico-matemática, musical, espacial, cinético-corporal, interpersonal e intrapersonal.

¿Y por qué no muchas más: la culinaria o la mística o la teatral o la ecológica?
Porque no cumplen los requisitos que sí cumplen esas. Y espero acabar demostrando que además hay una inteligencia naturalista, otra pedagógica y otra existencial para plantearnos preguntas trascendentes. Pero no más.

Hoy los colegios ya plantean sus programas según esas inteligencias múltiples.
Y yo no me dirigía a los pedagogos, pero fueron ellos los primeros que adoptaron mis teorías.

Tipos de inteligencia
Hay siete tipos de inteligencia: lingüística, lógico-matemática, musical, espacial, cinético-corporal, interpersonal e intrapersonal.

¿Por qué?
Porque comprobaban cada día en las aulas que las categorías de tonto o listo no cubren la diversidad del talento humano. Y, por tanto, que los test de inteligencia no miden realmente nuestras capacidades, sino sólo la de resolverlos.

Su teoría, además, era cómoda para consolar a niños con malas notas y a sus papás.
Se abusó de ella al principio porque no se comprendió bien. En Australia, la administración la manipuló para explicar que había grupos étnicos que tenían inteligencias diferentes de otros.

¡Qué peligro!
En ese punto, empecé también a preguntarme por la ética de la inteligencia y por qué personas consideradas triunfadoras y geniales en la política, las finanzas, la ciencia, la medicina u otros campos hacían cosas malas para todos y, a menudo, ni siquiera buenas para ellas mismas.

Esa ya es una pregunta filosófica.
Pero yo soy un científico e inicié un experimento en Harvard, el Goodwork Project, para el que entrevisté a más de 1.200 individuos.

¿Por qué hay excelentes profesionales que son malas personas?
Descubrimos que no los hay. En realidad, las malas personas no puedan ser profesionales excelentes. No llegan a serlo nunca. Tal vez tengan pericia técnica, pero no son excelentes.

A mí se me ocurren algunas excepciones...
Lo que hemos comprobado es que los mejores profesionales son siempre E CE: excelentes, comprometidos y éticos.

¿No puedes ser excelente como profesional pero un mal bicho como persona?
No, porque no alcanzas la excelencia si no vas más allá de satisfacer tu ego, tu ambición o tu avaricia. Si no te comprometes, por tanto, con objetivos que van más allá de tus necesidades para servir las de todos. Y eso exige ética.

Para hacerte rico, a menudo estorba.
Pero sin principios éticos puedes llegar a ser rico, sí, o técnicamente bueno, pero no excelente.

Resulta tranquilizador saberlo.
Hoy no tanto, porque también hemos descubierto que los jóvenes aceptan la necesidad de ética, pero no al iniciar la carrera, porque creen que sin dar codazos no triunfarán. Ven la ética como el lujo de quienes ya han logrado el éxito.

“Señor, hazme casto, pero no ahora”.
Como san Agustín, en efecto. Otra mirada estrecha lleva a estudiantes y profesionales comodones a ser lo que consideramos inerciales, es decir, a dejarse llevar por la inercia social e ir a la universidad, porque es lo que toca tras la secundaria; y a trabajar, porque es lo que toca tras la universidad..., pero sin darlo todo nunca.

Sin ilusión, la vida se queda en obligación.
Y otros son transaccional es: en clase cumplen lo mínimo y sólo estudian por el título; y después en su trabajo cumplen lo justo por el sueldo, pero sin interesarse de verdad limitan su interés y dedicación. Y son mediocres en todo.

¿No descubren algún día de su vida algo que les interese realmente?
Algunos no, y es uno de los motivos de las grandes crisis de la madurez, cuando se dan cuenta de que no hay una segunda juventud. Otra causa es la falta de estudios humanísticos: Filosofía, Literatura, Historia del Pensamiento...

¡Qué alegría! Alguien las cree necesarias...
Puedes vivir sin filosofía, pero peor. En un experimento con ingenieros del MIT descubrimos que quienes no habían estudiado humanidades, cuando llegaban a los 40 y 50, eran más propensos a sufrir crisis y depresiones.

¿Por qué?
Porque las ingenierías y estudios tecnológicos acaban dándote una sensación de control sobre tu vida en el fondo irreal: sólo te concentras en lo que tiene solución y en las preguntas con respuesta. Y durante años las hallas. Pero, cuando con la madurez descubres que en realidad es imposible controlarlo todo, te desorientas.

¿En qué país influyó más su teoría de las inteligencias múltiples?
En China editaron cientos de títulos sobre inteligencias, pero las entendieron a su modo: querían que su hijo único fuera el mejor en todas.

Pues no se trata exactamente de eso.

Cada sociedad y persona entiende lo que quiere entender. Cuanto mayor te haces, más difícil es adaptar tu vida a un descubrimiento y más fácil adaptar el descubrimiento a lo que ya creías que era la vida. Por eso, voy a clase a desaprender de mí y aprender de los jóvenes.


La Política que nos parió… @dealgunamanera...

No es chiste: Macri calificó con 8 (ocho) su año de gestión...


Este jueves, Mauricio Macri calificó con un ocho su primer año de gestión, al tiempo que negó que vaya a realizar modificaciones en el Gabinete.

© Escrito por Carlos Forte el jueves 01/12/2016 y publicado por Tribuna de Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

"¿Cuánto vale haber evitado la quinta crisis terminal de los últimos 50 años? ¿Cuánto califica haber bajado las tensiones? Los periodistas se expresan con absoluta libertad, el mundo nos abrió las puertas y quiere que al país le vaya bien. Yo me pondría para esta etapa una buena nota. Yo pondría un ocho", enfatizó Macri, al ser consultado sobre la calificación de su gestión.

En declaraciones al diario La Capital, rechazó que no esté conforme con la marcha de algunas áreas del Gobierno y se mostró "contento, en líneas generales, con el crecimiento que ha tenido el equipo, con el aprendizaje de los ministros" y puntualizó: "No he planteado ningún cambio trascendente".

¿Realmente Macri está conforme con la penosa gestión que viene llevando adelante? ¿Nadie le comenta nada sobre los índices de la economía que caen mes a mes?

Ayer mismo, se supo, según los datos difundidos por el INDEC, que la actividad tuvo una baja interanual de 19,2%, acumulando diez meses consecutivos de caída. ¿No significa nada eso para el presidente de la Nación?

No hay inversiones, el poder adquisitivo cayó estrepitosamente y los precios no dejan de subir. ¿Cómo es que merece un ocho? ¿Por qué?

Todavía no aparece el cambio tan pregonado por Macri, pero él cree que hace una gran gestión. Seguimos en Argenzuela, como siempre.



Huracán 1 vs. Colón de Santa Fe 3... @dealgunamanera...





Derrota frente a Colón en el Ducó…


Huracán perdió esta tarde por tres a uno ante Colón de Santa Fé en el estadio Tomás Adolfo Ducó por la décimo segunda fecha del torneo de Primera División.

© Escrito por Rodrigo Da Silva el sábado 03/12/2016 y publicado por el Departamento de Prensa del Club Atlético Huracán. Fotos: Daniel Méndez y Maximiliano Day.

El elenco de Parque Patricios comenzó con gran protagonismo el encuentro aunque se cayó con el correr de los minutos. A los veinticuatro, cuando Colón ya había amenzado con reiterados centros, Iván Torres castigó por el sector izquierdo del ataque con un remate al arco que se le coló a Marcos Díaz en el primer palo. Pasaron diez minutos y Alejandro Romero Gamarra, de cabeza, tuvo la posibilidad de empatar el encuentro pero Jorge Broun ahogó el grito de gol en la línea.

A los veinte segundos del complemento, el Globo consiguió la igualdad a partir de los dos cambios y la cara nueva en el ataque. Julio Angulo, de gran producción en los cuarenta y cinco minutos que jugó, recibió la habilitación de Lucas Chacana, otro que cambió la cara del Globo en el complemento. El ecuatoriano tiró un centro bajo que encontró a David Depetris en soledad para mandar la pelota adentro del arco.

Cuando se cumplían diecisiete minutos de la segunda etapa, Broun le cometió falta dentro del área a Chacana y Héctor Paletta sancionó penal. El juvenil, Javier Iritier, tomó la responsabilidad, se hizo cargo, demostró mucha personalidad pero no pudo convertir desde los doce pasos. Mientras pasaban los minutos el local desperdició un par de chances más -Angulo en el palo y antes con un tiro desvíado por arriba de los tres palos- y la visita encontró un gol a falta de nueve minutos que lo llevó a quedarse con los tres puntos tras el tercero en la última jugada del partido.

Huracán 1
Marcos Díaz, Carlos Araujo, Mario Risso, Martín Nervo, Luca Sosa, Matías Fritzler, Mariano González, Javier Iritier, Alejandro Romero Gamarra, Patricio Toranzo, David Depetris. DT: Ricardo Caruso Lombardi

Colón de Santa Fé 3

Jorge Broun; Lucas Ceballos, Germán Conti, Guillermo Ortiz, Iván Torres; Fidencio Oviedo, Gerónimo Poblete, Pablo Ledesma; Nicolás Silva, Ismael Blanco, Nicolás Leguizamón. DT: Paolo Montero.

Goles: 46′ D. Depetris (H); 24′ I. Torres; 81′ C. Bernardi; 93′ N. Leguizamon (C).

Cambios: Ingresaron Lucas Chacana, Julio Angulo y Germán Lesman, Toranzo, González y Depetris.

Árbitro: Héctor Palleta.








El boletín de Yrigoyen… @dealgunamanera...

El boletín de Yrigoyen… 
¡¿Cómo un 8...?! Mauricio Macri. Dibujo: Pablos Temes

Entre la autocalificación del Gobierno y la realidad hay distancias. Los pasos en falso.

“Me pongo un 8”, dijo sin pestañear el presidente Mauricio Macri al calificar el resultado de su primer año de gestión. Al poco tiempo, y en el mismo tren, el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, hizo referencia a dicha calificación, asegurando que “faltan sólo dos puntos para el 10 (sic)”. ¿De verdad creerán eso? Tras estas muestras de autoindulgencia, vino el “retiro espiritual” del Presidente junto a sus ministros y secretarios de Estado en Chapadmalal, durante el que les fue posible hablar más francamente sin el agobio que les producen cámaras y micrófonos. Es que los principales problemas por los que atraviesa la gestión del Gobierno corren al ritmo de los vaivenes que producen las penurias de una economía que no repunta. Los “brotes verdes” tienen el aire borgeano de “una pálida ceniza vaga que se parece al sueño y al olvido”.

“Hay una gran diferencia cuando se pasa de los números prolijos en la planilla de cálculos al plano real, donde la variable gente y la variable política echan por tierra las estimaciones más optimistas”, reflexiona un economista de consulta del Gobierno. El ajuste llegó pero los resultados positivos de ese “sinceramiento” aún no están a la vista. La verdad es que, en materia económica, el Gobierno está dando señales contradictorias. Por un lado, mantuvo altas tasas de interés, pretendiendo que la gente consuma igual –los libros indican que cuando esto ocurre los resultados son exactamente los opuestos–; por el otro, realizó una apertura de importaciones para intentar dominar la escalada de precios. A esto debemos sumarle la continuidad del déficit fiscal debido a que el gasto público sigue alto porque no encuentran la forma políticamente viable de reducirlo. 

Los desencuentros en materia económica acentúan la división entre los hombres del PRO de paladar negro y aquellos que están más abiertos a la inclusión de figuras periféricas. Esa discusión sobrevoló el convite de 
Cambiemos en la costa argentina. Un hombre de confianza del círculo rojo lanzó una frase determinante por lo cruda y lo preocupante: “Hoy Mauricio, a un año de gobierno, tiene menos poder real que Cristina en el último mes de su mandato”. Es cierto que CFK tenía políticamente controladas ambas cámaras y un control férreo sobre los gobernadores, que le temían y a quienes sometía a sus enojos y caprichos, con todo lo malo que ello fue. Macri carece de ese poder casi absoluto que tuvo CFK. El ejemplo más crudo es la cachetada al proyecto de reforma política que naufragó por obra de los caciques provinciales, que son lo más viejo del Partido Justicialista. 

A este paso, la billetera de Cambiemos está soportando la inexperiencia política. Se juntan con los gobernadores y entregan dinero, con los gremios y entregan dinero, con organizaciones sociales y entregan más plata... La lista sigue. La obsesión por alcanzar un fin de año en paz se está saliendo de control. Dos intendentes del justicialismo describieron la situación a la perfección: “Estamos en el mejor de los mundos. No tenemos problemas para hablar con Vidal, nos mandan obras, nos mandan plata y encima no nos piden lugares en las listas”.

En este contexto, las internas políticas dentro del Gobierno ya han superado a las que se expusieron en materia económica entre Prat-Gay y el presidente del Banco Central, 
Federico Sturzenegger. Este último estuvo ausente en el encuentro en la costa para evitar cruces técnicos y discusiones de política económica con el ministro de Hacienda. En Chapadmalal hubo un claro pedido de Macri: “Que los ministros se focalicen a fondo y se mantengan al frente de la gestión”. Es la receta predilecta de Jaime Duran Barba. Hoy el único que parece tener conciencia de la situación es Emilio Monzó. Pide a gritos que se hagan esfuerzos por sumar aliados políticos entre tanta generosidad. Hasta ahora, no lo han escuchado. 

Entre quienes quieren profundizar el modelo amarillo puro, están a la cabeza el jefe de Gabinete, Marcos Peña, y Duran Barba. Consideran que, apoyándose en la gestión, podrán abrirse camino en la selva. En la otra vereda está la mayoría –Monzó, Federico Pinedo, Cristian Ritondo, Hernán Lombardi, Diego Santilli y los radicales–, quienes, a pesar de tener menor poder, pugnan por sumar aliados con el objetivo de abrir el juego y contener el avance de Sergio Massa. Un analista fue todavía más duro: “En el primer grupo, al cual hay que agregar a Horacio Rodríguez Larreta, a Federico Salvai y a Miguel de Godoy, siguen creyendo que ganaron porque son buenos, honestos, y porque hicieron una buena campaña de redes sociales que supo transmitir de manera simple la idea del cambio”. En el segundo grupo, por contrapartida, dicen otra cosa: “Muchachos –más allá de los aciertos de Duran Barba–, acá ganamos porque los demás se equivocaron. Así que: o abrimos el juego o nos complicamos”. Así están las cosas hoy, una verdadera discusión entre las opciones a seguir que se vio reflejada en el “retiro espiritual” a la hora de analizar la mejor forma de contener a los caciques del PJ y los gobernadores díscolos. Un problema que hasta el momento –en cuestiones claves– no ha tenido solución.

Más problemas.


La prisión de Milagro Sala se ha convertido en un dolor de cabeza para el Gobierno, que, increíblemente, no lo advirtió. Las causas contra la líder de la Tupac Amaru abundan en evidencias. Las razones para su prisión preventiva indefinida, no.  

El decreto de necesidad y urgencia (DNU) por el cual el Presidente modificó un artículo fundamental de la ley que habilitó el blanqueo de capitales –medida moralmente siempre cuestionable– sigue produciendo revuelo. No es cualquier artículo. Es el que había dejado excluidos a los familiares de vínculo directo –padre, madre, hijo, cónyuge– de la persona que se desempeña en un cargo público. Con ver todo el entramado familiar de la corrupción del kirchnerismo –en el que abunda la participación de hijos, tíos, primos, cuñados–, no hacen falta demasiadas explicaciones para comprender la importancia del artículo de marras.  

¿A quién o a quiénes buscó beneficiar Macri con este DNU? ¿Por qué no lo hizo mediante un proyecto de ley, para que dicha modificación se hubiera discutido y tratado en ambas cámaras del Congreso? ¿Cómo evitar sospechar de la medida cuando el padre del jefe de Estado, Franco Macri, es investigado por el delito de evasión impositiva en el affaire de los Panamá Papers?

Estas cosas las hacía el kirchnerismo. Cambiemos prometió otra cosa. ¡Inquietante!


Producción periodística: Santiago Serra. 


sábado, 3 de diciembre de 2016

1º de Diciembre. Día Mundial de Lucha Contra el SIDA... @dealgunamanera...

Adolescentes y mayores de 50, los grupos en los que más aumenta el VIH…


Si bien Argentina reporta desde hace años un promedio de 6.500 nuevas infecciones anuales de VIH, existe un aumento de casos en los varones adolescentes y jóvenes y en las personas mayores de 50 años, reveló el nuevo Boletín Epidemiológico presentado hoy por el Ministerio de Salud de la Nación, mientras que los especialistas insistieron en la necesidad de aumentar los testeos para llegar al 30% de quienes desconocen que viven con el virus.

© Publicado el miércoles 30/11/2016 por Buena Vibra de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

por Los datos de este último Boletín, presentado en vísperas de conmemorarse mañana el Día Mundial de Lucha Contra el SIDA, muestran “una epidemia bastante estable; sin embargo, si comparamos las estadísticas con años anteriores encontramos que mientras la tasa por mil habitantes de la población de varones entre 15 y 24 era en 2006/2007 de 27,4, en el período 2013/2014 se incrementó a 37; en tanto en la franja de 50-54 pasaron de 20,8 a 23”, explicó Carlos Zala, responsable de la Dirección de Sida y Enfermedades de Transmisión Sexual del Ministerio de Salud de la Nación.

Desde el Ministerio advirtieron “que hay incremento en los nuevos diagnósticos en estos dos grupos (varones jóvenes y mayores de 50), incluso a medida que aumenta la edad. Esto puede indicar que son infecciones recientes o que son antiguas pero que recién se detectan”.

Si uno mira la epidemia se ha repartido en todos los grupos etarios y va dejando de estar concentrada en los adultos jóvenes

Isabel Cassetti, Directora Médica de la Fundación Helios e integrante del Consejo Asesor del Programa Nacional de Sida del Ministerio de Salud de Nación destacó que “tenemos dos poblaciones que nos preocupan hoy: los adolescentes y los mayores de 50 años, donde hay un incremento de los nuevos casos”.

El aumento de las personas mayores de 50 años con VIH es un fenómeno mundial: estadísticas oficiales de Australia, Reino Unido y Estados Unidos revelaron que esta población se duplicó entre 2001 y 2011.

Las causas de este fenómeno son múltiples: por un lado las personas mayores ven al sida como una enfermedad de los jóvenes, tienen menos cultura del uso del preservativo y tienen relaciones sexuales cada vez hasta edad más avanzada (en parte gracias a las medicaciones).

En Argentina, más del 20% de las personas con VIH tiene más de 50 años; y casi la mitad de ellos llegaron en forma tardía al diagnóstico, es decir, en estadios avanzados de la enfermedad.

Si bien es superior en los mayores de 50, el diagnóstico tardío también está presente en las otras franjas etarias: según el último Boletín, representa el 27,15% de las 6.500 notificaciones anuales.

El informe estimó que en Argentina hay unas 120 mil personas viviendo con VIH, de las cuales el 30% lo desconoce, cifras que se mantuvieron estables desde el año pasado. “Es indispensable llegar a este 30% y para eso debemos ofrecer el testeo a todo el mundo, tiene que ser parte de la rutina médica a cualquier persona de cualquier edad. Todavía tenemos cuatro personas que mueren por día a causa del Sida, en un país con acceso al tratamiento gratuito estos decesos son completamente evitables si llegamos a testear más personas”, sostuvo por su parte Pedro Cahn, responsable de infectología del Hospital Fernández y Presidente de la Fundación Huésped.

Caham destacó que “todavía queda mucho por hacer en cuanto a reducir el estigma y la discriminación porque por más que ofrezcamos testeos rápidos en cada esquina, si como sociedad seguimos discriminando a quienes tienen el virus, muchos van a tener temor de hacerse el test”.

Otro tema pendiente es la reducción de la transmisión vertical, es decir, la que se da de madre a hijo durante la gestación, el parto o la lactancia: “Encontramos que 5,2 de cada cien bebés de madres con VIH adquieren el virus y se debe reducir esa tasa”, afirmó Zala. “Esto sucede porque no tenemos una adecuada cobertura de las mujeres embarazadas; la OMS dice que se deben realizar al menos cinco visitas y nosotros todavía tenemos mujeres que llegan al parto sin haber ido nunca al médico porque Argentina, si bien no es un país pobre, tiene una distribución muy desigual de la riqueza”, opinó Cahn.

Por su parte, Cassetti explicó que “no basta con pedir el test a la mujer embarazada, debemos también solicitarlo a las parejas y esto es muy difícil porque el hombre tiene menos predisposición a realizar exámenes”.

Más allá de los controles, Zala identificó a la falta de adherencia a los tratamientos como otra causa de la transmisión vertical: “Éste es un problema no sólo de las mujeres embarazadas, sino de toda la población. Sólo el 60% de quienes comienzan el tratamiento sostienen una carga viral indetectable, es decir, que lo realizan y funciona de manera adecuada, el otro 40% queda en el camino”, sostuvo.

Para 2020, los países de América Latina y el Caribe se comprometieron a aumentar al 90% la proporción de personas con VIH que conocen su diagnóstico, a incrementar al 90% aquellas bajo tratamiento antirretroviral, y a que el 90% bajo tratamiento tenga carga viral indetectable. “No sólo Argentina sino todo el mundo se encuentra hoy lejos de estas metas, pero tenemos el compromiso de llegar y hemos aceptado el reto -destacó Zala-. Para ello tendremos que trabajar mucho e intensificar los esfuerzos, pero tenemos algunos ejemplos de zonas que lo han logrado, así que sabemos que es posible”.


El Líder… @dealgunamanera...

El Líder…


“¡Yo soy Fidel!” “¡Yo soy Fidel!” “¡Yo soy Fidel!” Se extendió de a poco, primero fue uno, después varios y al final el grito se apoderó de cientos de miles de gargantas el martes en la Plaza de la Revolución hasta convertirse en la consigna que ahora repite el pueblo al paso de la cureña que atraviesa Cuba con las cenizas de Fidel. Los oradores habían hablado de que muchos se preguntan en el mundo lo que pasará ahora en Cuba sin su enorme líder. Y la respuesta fue ese grito que bajó de la multitud y ahora se extiende de La Habana a Santiago.

© Escrito por Luis Bruschtein el sábado 03/12/2016 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La impresionante despedida del pueblo cubano, con el nombre de Fidel pintado en sus caras, en sus vinchas y en sus banderas, la tristeza, el respeto, no ocultan los problemas que pueda afrontar ese mismo pueblo y el gobierno cubano, pero al mismo tiempo se convierte en otra desmentida a la propaganda de Miami y sus medios. La revolución no puede ser inmutable y deberá encontrar el camino de sus transformaciones, pero el proceso revolucionario tiene raíces que los cubanos ya reconocen como parte de su acervo.

El argumento por el que Mauricio Macri no participó en las exequias del líder latinoamericano fue que solamente asistirían los presidentes que tenían una relación personal con Fidel. La canciller Susana Malcorra encabezó la delegación argentina y participó el martes en la impresionante despedida del pueblo habanero. Se dijo que se había retirado antes del final, lo que se desmintió. En cambio la vieron hablar largo y tendido con el canciller brasileño José Serra, un hombre que pasó de la ultraizquierda a la ultraderecha, aspirante frustrado a la presidencia de su país, siempre derrotado por la izquierda hasta que, gracias al golpe parlamentario que derrocó a Dilma Rousseff, se convirtió en canciller de Michel Temer, un presidente sin respaldo popular y de dudosa legitimidad.

Es difícil saber de qué hablaron, pero es conocido que los gobiernos derechistas de Argentina y Brasil se han convertido en piezas de la política exterior norteamericana para aislar y presionar al gobierno de Nicolás Maduro. El jueves se anunció que vencía el plazo de Venezuela para adaptarse a los requisitos técnicos establecidos por el Mercosur. Finalmente, se anunció ayer de manera oficial que habían suspendido su participación en el bloque  regional. Con el final de la Guerra Fría, la confrontación con la Revolución Cubana había dejado de figurar en las prioridades del Departamento de Estado, para ubicar en su lugar a la principal reserva de hidrocarburos del mundo, que además se había convertido en el principal aliado de Cuba. Susana Malcorra y José Serra, discutiendo los detalles de la ofensiva contra Caracas en La Habana, con el marco de la última despedida del pueblo cubano al líder de la revolución, aparece como una expresión de los nuevos tiempos.

Los cancilleres Malcorra y Serra, más los de Paraguay, Eladio Loizaga y Uruguay, Rodolfo Nin Novoa, firmaron el comunicado sobre la suspensión de Venezuela, dirigido a la canciller de ese país, Darcy Rodríguez, documento que no fue entregado en Caracas sino en la sede del Mercosur en Montevideo. Se pretendió ocultar detrás de argumentos tecnicistas una decisión  esencialmente política. El plazo se podría haber ampliado porque Venezuela ha demostrado su interés en el Mercosur y ha avanzado en el cumplimiento de la mayoría de esas normas. Con otros gobiernos en Argentina y Brasil, ese plazo se hubiera estirado, pero la derecha que gobierna ambos países, más que en la integración, está interesada en que Estados Unidos pueda controlar en el corto plazo la principal reserva de petróleo del planeta.

Si se echa a un país que tiene un gobierno de izquierda simplemente porque en los demás países, sobre todo en Argentina y Brasil, sus gobiernos son de derecha, el Mercosur no tiene destino. Aunque los gobiernos de Macri y Temer, a los que se sumó con entusiasmo el paraguayo Horacio Cartés y, un poco a desgano, el uruguayo Tabaré Vazquez, buscaron una excusa técnica para sostener esta decisión, han sentado un precedente letal para la integración latinoamericana a partir de esta suspensión por motivos políticos.

Los gobiernos populares y progresistas que durante la década pasada impulsaron ese camino subrayaron siempre que la coincidencia política de ese momento en la región era un factor favorable para la integración, pero que no debía convertirse en requisito indispensable. Esos gobiernos aceptaban el pluralismo, incluían la perspectiva de que participaran jugadores de derecha.

Los que ahora controlan el Mercosur demostraron que los gobiernos de derecha no toleran a otros gobiernos de izquierda y que anteponen la afinidad ideológica a la integración regional. La suspensión de Venezuela deja una conclusión peligrosa: si los gobiernos populares y de izquierda aceptan el pluralismo y los de derecha no, quiere decir que con la derecha la integración es imposible y que la única posibilidad de transitar ese camino será en la medida que haya gobiernos populares. Pero son razonamientos contagiados del que primó en la suspensión de Venezuela, y que terminan por habilitar la intervención foránea en los asuntos internos entre países vecinos. En vez de integrar, son líneas de acción que separan y aíslan. El único proceso de integración posible es desde el pluralismo, lo que debería ser aceptado por la derecha y defendido por el progresismo tibio que muchas veces no lo hace por temor a la confrontación o porque cede rápidamente a las presiones.

Es abominable imaginar que esta agresión a Caracas se haya empollado en el homenaje a Fidel. La gran figura del jefe revolucionario se convirtió en el paradigma de liderazgo en procesos populares. Es quizás el más sobresaliente por su proyección mundial, pero todos los movimientos emancipadores han proyectado referentes similares que son despreciados, temidos y combatidos por la derecha y muy cuestionados por cierto progresismo que lo visualiza como una suerte de alienación del individuo ante la figura del líder.

Perón, el gran líder de masas en Argentina, dijo que “la organización vence al tiempo”. Parece un contrasentido porque el fuerte del peronismo no había sido tanto su organización como su liderazgo. Y no tanto por el contenido que también aporta su carga, sino porque la figura de ese liderazgo constituye una herramienta de unidad y confluencia popular que es la única fuerza que tienen.

La gran disputa en el campo de lo cultural y lo simbólico está dada entre un discurso que tiende a segmentar y aislar, nada de asociación vecinal, de sindicatos, de participación política, nada de pueblo, sólo individuos, nada de Nación, nada de Latinoamérica o integración regional. Frente a otro discurso que busca defender, recrear, y construir identidades desde la del vecino a la del trabajador, identidad de pueblo, de Nación y latinoamericanismo, generar conciencias colectivas, de solidaridad y comunitarias. El primero es el discurso que busca la opresión, desarmar intereses populares, dividir y aislar para prevalecer. Uno que aísla frente a otro que integra, uno que hace recelar del vecino o del compañero y del extranjero, y otro que los incorpora. Uno que divide y excluye frente a otro que unifica e incluye.

El discurso que profundiza en la fragmentación de la sociedad, que es el discurso del poder económico, es hegemónico a través de los grandes medios de comunicación que han instalado el desprecio por la política, los gremios y la militancia juvenil, que han estimulado el egoísmo para dividir y enfrentar a la sociedad en castas, estamentos, jerarquías y categorías fantásmicas, y han tratado de destruir los liderazgos populares con persecución y difamación. Ha sido así en la historia. El arma principal de los movimientos populares es su resistencia  a la fragmentación, su masividad y su convocatoria, un rasgo que ha sido más fluctuante que permanente. Son los lenguajes que movimientos emancipadores y sectores del privilegio han enfrentado en la historia. El liderazgo que surge en esos movimientos con sobrecarga de identificación y afecto, más respeto y agradecimiento, surge de esa necesidad de convocar y unir por encima de particularidades y diferencias instaladas y agrandadas por el discurso fragmentador, disgregador y desculturizante. No es un fenómeno “primitivo” como lo desprecia un sector del progresismo tibio, sino que por el contrario ha sido la herramienta popular más importante para desnivelar esa relación de fuerzas tan desfavorable.

En los doce años de gobiernos kirchneristas surgieron liderazgos populares en todo América Latina: Lula, Evo, Correa y Chávez, que en Argentina estuvieron referenciados por Néstor y Cristina Kirchner.

Cada uno de ellos tiene su particular relación con las clases y personas que representan y mecanismos propios y diferentes de articulación de esos liderazgos. Pero representan fuerzas movimientistas. Son referentes de un magma social lleno de diferencias y particularidades que son capaces de diluir por la convocatoria de ese liderazgo. Aunque en la historia de los pueblos estos liderazgos, que se constituyen en grandes motorizadores del progreso, no se producen fácilmente ni son tan comunes. La historia siempre tiene la última palabra. Pero lo que ha demostrado hasta ahora es que la figura de estos liderazgos como grandes emergentes de los movimientos sociales han prevalecido sobre los ataques más destructivos e incluso sobre quienes no los entendieron.