viernes, 11 de diciembre de 2015

Copa Sudamericana 2015. Independiente Santa Fe 0 vs. Huracán 0... @dealgunamanera...


El orgullo de ser hincha de Huracán…


Me tiembla la mano y me cuesta escribir. La mueca es de bronca y de tristeza. Se me vienen todos los momentos que viví junto a tu lado en mi vida. Descensos, goleadas en contra, idas de jugadores, de técnicos, lluvia, granizo, provincias, países. Quién hubiera dicho que íbamos a llegar hasta acá. Quién hubiera visto en el horizonte, una pequeña luz entre tanta oscuridad penando en una categoría que nos quedaba chica y contra rivales que ni tenían estadio con gradas. Quién y me repito quién podría haber adivinado que íbamos a jugar una final de Copa Sudamericana.

© Escrito el jueves 10/12/2015 por Rodrigo da Silva y publicado por el Departamento de Prensa del Club Atlético Huracán. Fotos: Télam

Ciento veinte minutos. Una guerra. Una batalla que tuvo a protagonistas que dejaron la sangre y más, que murieron de pie, que cayeron rendidos por la misma vía por la que hace poco más de un año, conseguían un título en San Juan. No hay más. Las medias bajas, el sudor corriendo por la frente, las piernas agotadas pero el corazón intacto. Desde aquella pelota a los diez segundos de juego, dónde Ramón Ábila apretó a Robinson Zapata y tuvo la chance de abrir el marcador hasta el último minuto del alargue, en el que exhaustos, los Quemeros forzaron los tiros del punto penal.

De fútbol, estas palabras tendrán poco. Huracán no aprovechó la rapidez de Cristian Espinoza, no pudo quebrar la defensa rival y no supo cómo doblegar a un rival también deslucido, que no mostró mejores armas y que exhibió muchos errores que hubieran concluido en otro final. Los penales, otra historia y para qué rememorar.

Para finalizar, el sentimiento puro. La sensación de insatisfacción, de enojo pero no de remordimiento. No habrá ni un reproche, ni un reclamo. Sólo queda el dulce sabor del veneno que me quema por dentro. Este veneno que me mata, día a día pero que por favor no nos saquen nunca. El veneno que corre como el orgullo que siento, gracias a mi viejo, el orgullo de ser hincha de Huracán.

Independiente Santa Fe (Colombia): 0 

Robinson Zapata; Almir Soto, Yerri Mina, Francisco Meza, Leyvin Balanta; Baldomero Perlaza, Jeison Gordillo, Sebastián Salazar; Luis Manuel Seijas; Wilson Morelo y Daniel Angulo. DT: Gerardo Pelusso.

Huracán: 0 

Marcos Díaz, José San Román, Federico Mancinelli, Martín Nervo, Luciano Balbi, Federico Vismara, Mauro Bogado, Daniel Montenegro, Patricio Toranzo, Cristian Espinoza y Ramón Ábila. DT: Eduardo Domínguez

Penales: Convirtieron Pérez, Seijas y Balanta para Independiente. En Huracán marcó Mancinelli y fallaron Bogado, Nervo y Toranzo.  








Mauricio Macri juró como presidente de todos los argentinos... @dealgunamanera...

“Prometo siempre decirles la verdad"…

Macri desde el balcón de la Casa de Gobierno. Foto: Dyn

En una corta ceremonia, el presidente electo recibió los atributos presidenciables de manos de Federico Pinedo en la Casa Rosada.

© Publicado el jueves 10/12/2015 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Mauricio Macri juró como presidente de todos los argentinos. Luego de participar esta mañana en la asunción de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires, el presidente electo se dirigió a su casa para prepararse para su propio acto.

Macri partió rumbo al Congreso de la Nación junto a su esposa, Juliana Awada, a las 11:00 hs. Una vez en el recinto, el acto de asunción inició a las 11:45. Luego de dar un discurso de 30 minutos en el que llamó a la unidad nacional, agradeciendo a sus contrincantes en la campaña: Sergio Massa, Daniel Scioli, Margarita Stolbizer, Adolfo Rodríguez Saá y Nicolás Del Caño.

Dado que la ex mandataria Cristina Fernández de Kirchner dio la orden al bloque del Frente Para la Victoria de no presentarse en la asunción, casi un tercio de los asientos del recinto estuvieron vacíos.

Luego de jurar ante la Asamblea Legislativa, el presidente electo partió rumbo a la Casa Rosada donde recibió los atributos de parte de Federico Pinedo, ya que la ex Presidenta no quiso asistir a la ceremonia.

Posteriormente se dirigió junto a su mujer Juliana Awada, su hija Antonia y la vicepresidenta de la Nación, Gabriela Michetti al balcón para hablar desde allí a la multitud congregada en la Plaza de Mayo.

“Parece que fue ayer cuando nos animamos a soñar que los argentinos merecíamos vivir mejor y hoy estamos acá a punto de empezar una etapa maravillosa de nuestro país” afirmó entre cantos de los presentes de ‘sí se puede’.

“Prometo siempre decirles la verdad, siempre ser sincero y mostrarles cuáles son los problemas porque sé que ustedes son suficientemente capaces e inteligentes para trabajarlo juntos y resolverlo. Gracias por acompañarnos pero más les quiero agradecer porque tenemos que seguir juntos, esta argentina la construimos todos juntos”, manifestó con euforia.

Macri se animó a bromear tras varios cantos de las personas congregadas en el lugar: “Estoy complicado para bailar con la banda, hasta que no empiece la música”. “Crean en ustedes mismos porque yo estoy hoy acá porque creo en ustedes”, dijo tras lo cual realizó un pequeño baile hula-hula.

“Un beso grande para todos, los amo, amo este país, los amo a todos ustedes. Gracias, gracias, gracias, gracias. gracias”, finalizó en tono futbolero. Al culminar su discursó, el jefe de Estado se sacó la banda presidencial para realizar unos pasos de baile ante la multitud.

Luego, a las 19 horas, dará jura a los futuros integrantes del Gabinete de la Nación, acto que durará hora y media.

Finalmente, el presidente de la Nación asistirá a una función especial en el Teatro Colón a las 21:30 y luego ofrecerá, junto a la Primera dama, una recepción a los los asistentes, concluyendo así su primer día en actividad.



Chango Spasiuk. Chamamé, tradición.... @dealgunamanera...

“Es un lenguaje sonoro donde convergen años de historia”...

“Estéticamente la polca paraguaya siguió por su lado y el chamamé se definió por otro, pero quedó una lengua compartida.”
Imagen: Sandra Cartasso.

Para el Chango, el género que lo hizo célebre abarca mucho más que los sonidos del acordeón. Para este concierto unirá esfuerzos con Las Hermanas Vera de Corrientes, Los Hermanos Núñez de Misiones y Emiliano López, un pequeño virtuoso del instrumento. 

© Escrito por Karina Micheletto el viernes 11/12/2015 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Chamamé, tradición. El nombre, concreto y certero, define el nuevo gesto que Chango Spasiuk ha dado en una prolífica, brillante carrera, que lo ha llevado a expandirse hasta abarcar los más disímiles públicos y escenarios del mundo. Siempre con un punto de partida, que es este al cual ahora regresa: aquel en el que todo empezó, la raíz de este sonido que tiene nombres fundadores como los de Tránsito Cocomarola, Ernesto Montiel, Tarragó Ros, Isaco Abitbol, entre otros. Para apuntar a ese Chamamé, tradición, el acordeonista y compositor se rodeó de los sonidos y colores que admira dentro de esa raíz primera, puestos a sonar hoy: Las Hermanas Vera de Corrientes, Los Hermanos Núñez de Misiones, el pequeño Emiliano López de Buenos Aires pero de herencia provinciana. Y junto a su septeto –un seleccionado de talentosos en el que forman Marcos Villalba en cajón, percusión, guitarra y voz, Diego Arolfo y Sebastián Villalba en guitarra y voz, Pablo Farhat en violín, Alfredo Bogarín en guitarra, Heleng de Jong en cello y Juan Pablo Navarro en contrabajo– mostrará este Chamamé y esta Tradición hoy a las 21.30 en el teatro Opera (Corrientes 860).

“El chamamé no es solamente una música folclórica que se toca y baila en el nordeste de la Argentina, es un lenguaje sonoro donde convergen trescientos años de historia”, advierte Spasiuk en la presentación. “Un mundo sonoro sumamente complejo y misterioso en donde se funden muchos elementos, desde el encuentro de los jesuitas con el pueblo originario de los guaraníes, región de mestizos, criollos, afros, inmigrantes de Europa y su acordeón”, define. Este es, dice, “el lenguaje sobre el cual estamos parados, que amamos, respetamos, nos expresamos a través de él y nos expresa. Lenguaje de infinitos rostros que tiene una vigencia contundente y una inagotable transmisión oral, generación tras generación”.

Este gesto de Spasiuk parece a priori el opuesto a aquel que quedó registrado en un disco y DVD en vivo grabado en el Colón, explorando los bordes entre lo popular y lo académico, junto a su sexteto, Rafael Gíntoli, Popi Spatocco y el Ensamble Estación Buenos Aires. Fue precisamente ahí, dice ahora Spasiuk, en el final de esa exploración, donde surgió este retorno hacia el inicio: “Cuando termina el DVD del Colón yo digo: ¿por dónde tendría que seguir con todo esto? ¿Qué podría hacer yo después de esto? Como una reflexión en voz alta. Y casi premonitoriamente estaba diciéndome: bueno, tal vez debería volver al principio, al inicio, al ABC”, evoca ahora el músico.

Así que, cuando fue invitado a dar un concierto en la Ballena Azul, la sala más importante del Centro Cultural Kirchner –una presentación que se concretó en septiembre pasado– lo primero que apareció fue aquello que sonó como una premonición. “Entonces uní un montón de piezas sueltas, acontecimientos que había vivido a lo largo de estos últimos tres años: que me había cruzado con las Hermanas Vera en el Festival del Chamamé, con Emilianito López en la fiesta del Taninero, en Puerto Tirol, Chaco, que de vez en cuando me venía encontrando con los Hermanos Núñez y hacíamos un toque, porque habíamos trabajado mucho juntos cuando hice Tarefero de mis pagos”, enumera el misionero.

“De golpe sentí que se había cerrado una etapa y que tenía que proponer otra cosa. ¿Qué otra cosa? La tradición. Y junté a todos estos exponentes que tienen que ver con lo que a mí me gusta de la tradición”, recuerda. Esa misma juntada que con tanto entusiasmo se celebró en el CCK, volverá a suceder ahora en el escenario del Opera. Como en una fiesta de patio de provincia, los sonidos y los clásicos chamameceros sonarán, esta vez a cargo de grandes intérpretes.

–Dice que está tocando con artistas que representan diferentes expresiones de la tradición. ¿Cuáles, en cada caso?
–Los Núñez tienen esa fuerza de bandoneón y guitarra, que representa una parte importante de la tradición del chamamé. Las Vera son la voz de chamamé, y además tienen algo muy particular, cantan en los dos idiomas, en guaraní y castellano. Y Emiliano, la transmisión ininterrumpida de la tradición oral del chamamé. Él es hijo de provincianos, pero nacido en el conurbano, y de alguna manera ha recibido todo ese conocimiento familiar, como si hubiese nacido allá. Tiene que ver con el futuro del chamamé, que está en esos hijos de provincianos que han nacido en Buenos Aires y que reciben una tradición, la tienen totalmente incorporada, pero tienen una visión y una búsqueda de conocimiento que hace al futuro, ese rol estético del chamamé. Me parece importante que en el rompecabezas de mi mirada de la tradición del chamamé, estén todos estos elementos. Igual no alcanzo a mostrar todos, ¡necesitás un concierto interminable para pasar por toda la tradición del chamamé! Es como hacer una comida con los ingredientes que más te gustan.

–Que parecen muy pensados. ¿Es también una manera de sentar postura sobre esa tradición?
–Nada es al azar, todo está absolutamente pensado. Primero porque son piezas que a mí me parecen importantes, y por sobre todas las cosas, me gustan. Hay un montón de mujeres cantando, un montón de dúos, un montón de bandoneonistas, bueno, a mí me gustan estos colores particularmente. Este es mi concepto, es mi manera de entender la tradición. No es la única, por supuesto, y la suma de todos esos conceptos posiblemente llegue a una visión más objetiva. Esta es mi elección estética y mi elección de repertorio. Me encanta cómo Emiliano toca el acordeón verdulera, entonces le pedí: toquemos chamamés como “La colonia”, compuestos en acordeón verdulera diatónica. Inclusive arranco yo tocando con ese acordeón de ocho bajos, porque es el inicio de las primeras composiciones de chamamé tradicional. No es mi instrumento más fluido, pero así arranco, después sigue Emiliano y yo me paso a mi acordeón. Todo está muy pensado y apunta a destacar la parte de la tradición que a mí me moviliza.

–Sorprende la capacidad técnica de Emiliano López, siendo tan pequeño. ¿Cómo lo conoció?
–Hace mucho, en Puerto Tirol. Uno está acostumbrado a ver en YouTube la niña china que toca el violín, ¡pareciera que solamente están en China los niños virtuosos! Y de golpe, en cualquier festival, ves un niño que te llena la cara de notas y que toca cosas sumamente complejas, con mucha naturalidad. Eso me pasó con Emilianito, y he visto a muchos chicos que me sorprendieron con el acordeón, en particular los alumnos de Tilo Escobar.

–Se mueve con naturalidad desde la tradición hasta expandirse a otros colores y sonidos. ¿Es algo buscado?
–Quien busca un desarrollo estético de algo es alguien que está profundamente enamorado de la tradición. No es algo antagónico: quien quiere ser contemporáneo y desarrollar su propia estética no va nunca contra la tradición. Al contrario, está parado sobre esa tradición, tiene un profundo respeto, está totalmente enamorado, pero no puede evitar dar su propia voz dentro de esa tradición. Por eso en cualquier concierto no me genera ningún conflicto volver a Cocomarola o Isaco Abitbol, no es que digo “ahora tengo que desprogramar mi cabeza y volver a programarme para tocar lo tradicional”. Porque lo contemporáneo que estoy haciendo, está parado sobre la tradición. Por eso el pasaje es espontáneo y sin conflictos. Sólo que hay proyectos, momentos, espacios y en cada uno tratás de elegir lo que creés que tenés ganas de hacer o sentís que hay que decir.

–Pero no sólo van a verlo los chamameceros. ¿Qué cree que convoca a los que no son seguidores de ese folklore?
–Para los que conocemos el chamamé, es un cóctel poderoso, y para los que no lo conocen, es un buen lugar para entender todas las variables dentro de la tradición. Inclusive las influencias, los límites, porque uno no puede negar que la construcción de lo que llamamos tradición hay muchos elementos, como la hermandad con el Paraguay, y ahí aparecen las Hermanas Vera cantando “Mocoy Guiraí”. Y uno puede ver cómo después del 1900, estéticamente la polca paraguaya siguió por su lado y el chamamé se definió por otro lado, pero quedó una lengua compartida. Cuando hablás de tradición no es que decís: soy esto y me alejo de lo que me rodea. Cuando yo hablo de tradición, al revés, busco todos los vasos comunicantes que hay con las fronteras. Por más que seas chamamecero, cuando escuchás algo como el canto llorado del Paraguay –el “puraheí jaheó”–, de inmediato te toca intensamente.

– ¿Tiene idea entonces de cómo se compone su público, más allá del estrictamente chamamecero?
–Supongo que es muy amplio, hay gente a la que le gusta el chamamé, a otra le gustará el acordeón, a otros el folklore, a otros la música, a otros el jazz y la improvisación que se da dentro de ese tipo de estética... hay de todo. Pero yo no estoy viendo quién es el que viene y el que no viene, ¡no me da la cabeza para estar escaneando todo! (risas). Apenas me da para llevar adelante mis proyectos artesanalmente, y tratar de hacerlos lo mejor posible. El estudio del mercado me excede.

– ¿Cómo evalúa, con el paso del tiempo, el concierto que dio en el Colón?
–De algún modo me parece natural haber llegado al Colón, porque desde Tarefero de mis pagos hasta entonces, mi música se volvió cada vez más camarística. Si me hubiesen invitado en la época de Chamamé crudo, a fines de los 90, principios del 2000, hubiese sido más raro, tocando con batería y todo eléctrico. Pero después yo empecé con un proceso camarístico, las percusiones, el contrabajo, cada vez más acústico, hasta llegar a Pynandí, Los descalzos. Así que cuando llegamos al Colón, no modificamos nada. No necesitamos montar sonido, estábamos acostumbrados a tocar acústico, entonces era natural tocar en ese escenario, no es que tuvimos que adaptarnos a esa sala. La sala era la caja de resonancia perfecta para el momento al cual había llegado.

– ¿Y lo vivió como “haber llegado a”, o como un escenario más en el cual su música y el chamamé pueden expresarse?
–Es que uno no puede negar que hay algo simbólico, por la histórica marginación sobre el género, y esos aspectos están a la hora en que subís a tocar. Entonces sentís ese plus, eso pesa. Decís: qué bello momento, qué lindo que es compartir esta música en este contexto, que venga gente a este teatro por primera vez, a conocer su propia sala. Se dan un montón de cosas que, cuando estás ahí, no estás señalando con el dedo, pero sabés que mientras estás tocando, todo eso está ahí, y lo vuelve más interesante y más intenso. Por suerte pudimos grabar ese disco.

– ¿Y qué encontró cuando escuchó esa grabación en vivo, después de un concierto tan especial?

–Me encanta el sonido, el audio que me devolvió el teatro es increíble. De todos los discos, este es el que más me gusta mi sonido de acordeón. Las reverb que hay en el disco, es la sala del teatro. Cuando grabás tenés los micrófonos que están tomando los instrumentos, y además en el techo, colgados, otro montón de micrófonos, que toman la sala. Y después cuando volcás todo eso en la mesa de audio, decís: vamos a escuchar la sala. Abrís esos micrófonos y ahí están todos esos armónicos, toda esa reverb natural del teatro, es súper linda. Haber vivido ese concierto y haber podido guardar y mostrar esa grabación es una de las cosas lindas que puede hacer en la música.




Carta de despedida a la Señora Presidente... @dealgunamanera...

Carta de despedida de Mario Markic a la Presidenta...


Señora Presidenta:

Pase lo que pase el domingo, estamos a horas del comienzo de su inevitable y acaso tan temida despedida del poder. Pase lo que pase, el domingo o será uno consagrado por el voto de los argentinos, o habrá que elegir entre dos opciones unos días más tarde pero todo está allí, a la vuelta de la esquina.

O sea, Presidenta, ya aparece el otro. Será una bisagra histórica. Recuerde que usted lleva casi ocho años ejerciendo el poder, "empoderada", como le gusta decir. Y por eso, nos imaginamos claramente su tristeza por estas horas frente al hecho consumado: la certeza de la ausencia de poder.

Usted señora, mostró en un tweet algo así como que lo que se viene es el fin del principio. Siempre fue rápida de reflejos señora, como para que nadie le diga 'esto es el principio del fin y bla, bla... Y está bien, y era lo esperable, confrontativa hasta el fin, siempre redoblando la apuesta.

Como cuando en aquel acto en Rosario frente al monumento a la Bandera Nacional usted dijo sin decir, pero todos lo entendimos, aquel propósito: el más antirrepublicano que se recuerde, por lo menos de un gobernante civil.

Y ese "vamos por todo" estruendoso fue, aunque todo puede discutirse, el principio del fin. Porque, señora, no pudo con todo. De hecho debe ser raro para usted sentir que no está en el lugar de los candidatos ahora, que no compite.

Esta vez, si o si señora Presidenta, se tiene que ir. Y lo que son las cosas: ahí lo tendrá a Massa compitiendo por la banda y el bastón. El mismo que le cerró la puerta a su propósito de reelección.

Y estará Scioli, el hombre paciente al que usted humilló sin contemplaciones. Y usted sabe, lo sospecha, lo malicia: si gana y si aflora su gen peronista de la auto preservación es muy probable que, más temprano que tarde, la deje de lado, se olvide de usted. Que la traicione, en una palabra.

Y Macri, que viene desde otro palo y otra condición, y que empezó su aventura política desde la capital Federal: imagine si fuera él el elegido. Por eso, se viene el largo adiós, la melancólica retirada. Porque así de ingrata es la cosa: usted, señora Presidenta, a partir del 11 de diciembre volverá a ser una persona común y corriente. Una ciudadana más de a pie.

O sea, no habrá Tango 01 a su disposición, tanto como para ir a buscar a su hijo o a su hija en cualquier momento que quiera hacerlo, o llevar a bordo los regalos para su pequeño nieto.

¿Se acuerda que hasta se rompió la cabeza precisamente cuando estaba en esos menesteres domésticos? Porque si quiere hacerlo deberá pagar su pasaje como cualquiera de nosotros. Y podrá viajar gratis, claro, si acumula millaje como cualquiera de nosotros.

¿Cuánto de difícil será acostumbrarse a ser una ciudadana común? No la primera ciudadana, sino una entre tantas. Y extrañará seguramente que nadie esté obligado a escuchar lo que piensa sobre política, economía, deporte y sus vidas pasadas.

Con seguridad señora Presidenta, ahora que tiene la certeza de que comienza su melancólico retiro de la escena, sabe que ya no habrá cámaras que registren sus alegres pasos de baile, que acaso sigan, pero con la salvedad de que quedarán reservados para la intimidad de las fiestas familiares.

O para Bailando por un sueño: experiencia acumula. Porque aquel baile de los días felices traspasó las fronteras. ¿Se acuerda de Angola y del tractor de Moreno? Ya nadie se acuerda de Angola. Y cualquiera podrá imaginarse que recordará con infinita nostalgia esos discursos que estaban obligados a seguir millones de argentinos y que calurosamente aplaudían sus fieles acólitos entre el agitar de las banderas en la Casa Rosada y las desentonaciones jingleras de Ignacio Copani.

¿Quién usará, si así lo decide, -¿por algo será presidente no?- su balcón señora? ¿Y qué pasará con el Salón de las Mujeres? Imagine que el próximo inquilino, con todo derecho por otra parte, lo deje de lado. Y peor aún, que a instancias de la primera dama se haga, por ejemplo, un salón de los estables de la patria para las cadenas nacionales.

Y ya como algo pesadillesco que el señor presidente decida terminar con el peregrinaje de Cristóbal Colón para devolverlo a su emplazamiento original.

Señora Presidenta, usted sabe que cosas así pasarán por su cabeza cuando deba despojarse del poder. Y tal vez el nuevo presidente decida cambiar el protocolo también y "ellos y ellas" o el "para todos y para todas" sea dejado olímpicamente de lado.

Y acaso en poco tiempo más, porque en Argentina el olvido no necesita tiempo, ya los slogans que acompañaron sus años de gestión como "tenemos patria", "no fue magia", "ni un paso atrás"; y sobretodo el temerario y agresivo "vamos por todo", tan poco digno de usted señora, pasen al limbo de las cosas descartables.


No podrá ya modelar ni formatear la vida ni la conducta de los argentinos. Podrá cambiar cosas en su vida o cercanas a usted, elegir también cambiar cosas en su lugar en el mundo, en el lugar que elija para vivir, tal vez pueda incidir en el dibujo de su jardín. Pero su revolución tendrá los límites de su vereda.

Porque señora, usted volverá a ser una persona común y silvestre, como se dice.

Y como pasaron al olvido cosas de Alfonsín y de Menem, uno se pregunta, y tal vez usted ya empezó a hacerlo, ¿qué pasará con Tecnópolis, nuestra feria tecnológica permanente? ¿Y con Zamba, el personaje para niños con su particular visión de la historia argentina totalmente repartida entre héroes y villanos, cipayos y patriotas, blancos o negros, buenos y malos? Visión que se parece tanto a su propio modo de entender la vida.

¿Y 678, el club de los amigos de la revolución nacional y popular seguirá en la misma pantalla o buscará refugio en las pantallas de los empresarios amigos? ¿Seguirá carta abierta exaltando las acciones de su gobierno? ¿O se encolumnarán como buenos soldados militantes con el mismo fervor de los que cambian de creencia religiosa de un día para otro?

Por ahora no señora, las tropas son leales. Ahí apareció Horacio González, el de la Biblioteca Nacional, diciendo que ellos van a votar a Scioli desgarrados, pero lo van a votar. ¿Y con Milani no estaban desgarrados-? ¿Y con Boudou tampoco estaban desgarrados? ¿Y con Jaime?

Usted se preguntará qué destino le espera a la Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional -¿qué titulazo no?- que capitanea el intelectual del modelo Ricardo Forster.

¿Qué harán los artistas militantes frente a su inevitable ausencia? ¿Irán en busca de un nuevo productor? La palabra clave del tiempo que se avecina es "ex". Usted señora, será una ex con todo lo que ello significa y connota porque el poder será de otro.

Será inevitable, pero así son las cosas del poder: almíbar y amargura. Como "ex" usted vivirá de recuerdos. Y en esa caravana desfilarán los fastos del Bicentenario. ¿Se acuerda de la Vuelta de Obligado y de todos los actos militantes perfectamente armaditos como una gran película de Hollywood?

Y regresará también el recuerdo del regreso triunfal de la Fragata Libertad a Mar del Plata, y de su repentina amistad con el odiado Jorge Bergoglio.

Y toda esta película no es el principio del fin, pero tampoco es el principio de algo que continuará en el tiempo tal como usted lo dejó.

Señora: tampoco nos vamos a pasar la vida hablando de los buitres habiendo otros pájaros tan bonitos para ver.

No hay a la vista "Cristina parte 2". Todo se olvida rápido por aquí ¿Vio? Y volver al llano a algunos les cuesta mucho más que a otros. Depende de cómo se haya ejercido el poder.

Con toda humildad, no quisiera estar en sus zapatos señora Presidenta...


© Escrito por Mario Markic el viernes 23/10/2015 y publicado en http://tn.com.ar de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina