jueves, 18 de abril de 2013

Godoy Cruz 0 (5) vs. Huracán 0 (3)


Godoy Cruz dejó a Huracán fuera de la Copa Argentina...


Godoy Cruz venció por penales (5 a 3) a Huracán y paso a octavos de final de la Copa Argentina. El partido jugado en el estadio "Bicentenario" de San Juan había finalizado 0 a 0 durante los 90 minutos. Además de pasar de ronda, el conjunto de Martín Palermo se hizo acreedor de $ 360.000 por ganar el cotejo.

Impreciso y hasta aburrido por momentos, esta tarde Huracán y Godoy Cruz culminaron empatando sin tantos el encuentro por la Copa. Teniendo únicamente una situación clara cada uno, ambos se fueron conformando con el empate dejando en manos de la suerte la definición desde los doce pasos.

Convirtiendo los jugadores mendocinos todos los penales y logrando Torrico detenerle el 2º penal a Busse, el Tomba logró con una formación alternativa pasar de ronda y aguardar por Olimpo para el próximo enfrentamiento. Huracán ya sin chances por ascender a primera y eliminado de la Copa tendrá como único objetivo sacar la mayor cantidad de puntos posibles de acá al final del torneo.

Síntesis

Huracán 0 (3)

Gastón Monzón; Leonardo Zaragoza, Rodrigo Erramuspe, Alexis Ferrero, Guillermo Sotelo; Alexis Danelón, Hugo Barrientos, Lucas Villarruel, Matías Giménez; Leandro Kuszko y Daniel Vega

DT: Juan Manuel Llop

Suplentes: Daniel Islas, Federico Mancinelli, Walter Busse, Gonzalo Martínez, Cristian Espinoza, Mauro Milano y Jerónimo Barrales

Godoy Cruz 0 (5)

Sebastián Torrico; Lucas Ceballos, Nicolas Sigali, Jorge Curbelo, Leandro Grimi; Fernando Zuqui, Luís Jerez Silva, Sergio Sánchez, Eduardo Ledesma; Rodrigo Salinas y Siro Rius.

DT: Martín Palerno

Suplentes: Nelson Ibañez, Juan Garro, Fernando Camacho, Armando Cooper, Juan Manuel Olivares, Leonel Ríos y Fabricio Angileri.

Goles de Godoy Cruz: Jorge Curbelo, Leandro Grimmi, Rodrigo Salinas, Leonel Rios y Leonardo Sigal

Goles de Huracán: Matías Giménez, Rodrigo Erramuspe y Leandro Kuszko

Amonestados: Sotelo y Villaruel (Huracán); Zuqui y Grimi (Godoy Cruz)

Cambios: Fabricio Angileri por Lucas Ceballos; Juan Fernando Garro por Ciro Rius y Leonel Ríos por Eduardo Ledesma (GC). Walter Busse por Hugo Barrientos; Gonzalo Martínez por Alexis Danelón y Jerónimo Barrales por Daniel Vega (H)

Árbitro: Pedro Argañaraz

Líneas: José Farfor y Jorge Royano

© Escrito por Marcelo Salvio el jueves 18/04/2013 y publicado por Mundo Ascenso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Las fotos:

 
 
 
 
 

Los goles:


martes, 16 de abril de 2013

Galanes… De Alguna Manera...


Galanes…


Obediencia compacta y sin fisuras. No sólo eso: tiene que ser ya mismo, ahora, urgente, si fuera posible ayer.

Convertido en el equivalente criollo del Soviet Supremo, que transformaba en “ley” las órdenes del jefe máximo de la URSS hasta hace al menos 25 años, el Congreso argentino, por lo menos hasta octubre, está cerrado. La mayoría oficial no oculta su voluntario vasallaje.

Aníbal Fernández, con su siempre vigorosa falta de escrúpulos, explica por qué los proyectos de ley enviados por el Poder Ejecutivo para consumar la “reforma” judicial deben “salir” sin ninguna demora. “Ya está todo preparado, discutido, lo hemos chequeado todo y ha pasado por varios estamentos, por lo que uno puede estar tranquilo de que no debería haber ningún tipo de complicaciones”, esclarece. Listo, pues, sale con fritas. Maravillosa desmesura con mucha impudicia.

El oficialismo se concibe a sí mismo como tropa. Existe para acatar, funciona para servir, actúa para complacer a “la conducción”. Muy pocas horas después del temporal, con su más de medio centenar de muertos, no perdieron tiempo. Supremos ejecutores de un pragmatismo todo terreno, hacen lo que se les ordena, como en oportunidad del tratado con Irán, despachado a la velocidad de la luz, como si la vida de la Argentina se jugara en esa acción. La nación víctima le entregó al Irán victimario la prueba del amor el 28 de febrero. Seis semanas después, ese pacto no fue aún refrendado por la teocracia persa. Pero senadores y diputados oficialistas hicieron fila para certificar su rendición, atragantados algunos, a pedido de la Presidenta.

El mismo procedimiento vienen desplegando con los anuncios de modificar estructuras esenciales del sistema judicial argentino, con convicción de acero en su credo básico. Si en la vida mundana de la aldeana farándula local “billetera mata galán”, para el cristinismo, como antes para su predecesor, el kirchnerismo, “anuncio mata tragedia”. Lo ratificó el vicegobernador Gabriel Mariotto. En uno de los numerosos micrófonos del régimen estatal de medios (Radio 10), el comunicólogo se condolía de las muertes de La Plata y subrayaba la responsabilidad de “veinte años de gobierno”. Deslumbrante cinismo: el peronismo gobierna interrumpidamente la provincia de Buenos Aires desde hace 26 años y a la Argentina la han conducido peronistas durante 18 de los últimos veinte años. Ante la tragedia vivida en distritos manejados por el peronismo desde hace añares, la prescripción es más anuncios. Ya que no podemos cambiar la realidad, cambiemos de tema.

Horas después de la insufrible monserga presidencial sobre la “democratización” de la Justicia, una avalancha de anuncios propagandísticos nutrió las fornidas tesorerías de los medios al servicio del Gobierno. Idea manifiesta: borrar de la agenda las conclusiones inescapables de una hecatombe climática agudizada por décadas de corrupción, incompetencia o, al menos, inacción. Cambian de tema, veloces y disciplinados.

El Gobierno acredita, a lo largo de la década que lleva en el poder, inigualable capacidad de abrumar con retórica la vida cotidiana. ¿Quién se acuerda del programa “merluza para todos”, presentado por la Presidenta en diciembre de 2010? ¿Y del plan “milanesa para todos”, lanzado en febrero de 2011? Ahora le toca el turno a la “Justicia para todos”, tras la ofensiva en pos de “medios para todos”. Imposible dudar de que este régimen se considere permanente. No le hace mella la más mínima intención de contemplar un regreso al llano. Llegaron para quedarse, y su proyecto de re-reelección está fuera de toda duda: no existe la más mínima probabilidad de que el oficialismo se resigne a no perpetuarse. Procurarán, para ello, valerse de mecanismos, tretas o atajos sorpresivos y de súbita ejecución que deberían dejar al país congelado de asombro.

Han demostrado con tan expeditiva celeridad la ampliación de su efecto topadora que organizaron en la Cámara un homenaje a los ex diputados Rodolfo Ortega Peña, Diego Muñiz Barreto, Leonardo Bettanín, Miguel D. Zavala Rodríguez, Mario A. Amaya, Bernardo S. Villalba y Armando D. Croatto, descriptos como “víctimas” del terror de Estado. Aparecieron problemas. Ortega Peña fue asesinado en julio de 1974, poco después de la muerte de Perón, durante el gobierno justicialista. Croatto murió en combate durante la “contraofensiva” montonera en 1979. Sobre Bettanín, su viuda, María Inés Luchetti, le dijo al presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez, que “mi marido no fue víctima. Fue un militante y combatiente peronista y montonero que resistió hasta la muerte, en un combate desparejo”.

Al aludir a la Cámara a la que Bettanín renunció en 1974, dice que “cambiando fechas, contextos y nombres donde la historia ha dejado su huella, el comportamiento de la Cámara que usted preside, salvo honrosas excepciones, es el mismo que entonces (1974)”. Se pregunta: “¿Cómo calificar el ninguneo a los reclamos populares por debilidad, o por querer permanecer en un puesto que les reporta beneficios personales? ¿Cómo justifican el no atender el clamor de los familiares de la tragedia de Once, de Cromañón, ni de los qom, de las víctimas de la trata, del narcotráfico, de las bandas armadas que asuelan el territorio argentino, asesinando campesinos del Mocase en Santiago del Estero? El mejor homenaje a mi marido sería que los funcionarios no sigan confundiendo ambición personal con interés general”.

Todo preparado, todo discutido, todo chequeado, como explica Aníbal Fernández.

© Escrito por Pepe Eliaschev el domingo 14/04/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Poder impune… De Alguna Manera...


Poder impune…
 "LO MANDARON A CORTAR SUPREMAS..." Ricardo Lorenzetti. DIBUJO: PABLO TEMES.

Contra la justicia. El Gobierno va por todo ahora hacia el Poder Judicial. Relativismo moral ilimitado.

La así llamada “democratización de la Justicia” no es más que otro paso en su objetivo hacia el “vamos por todo” que puso en marcha la Presidenta no bien comenzó su segundo mandato. Este proceso –que no es otra cosa que un embate contra los jueces independientes– es emblemático del ADN del kirchnerismo. Estas acciones son siempre la consecuencia de circunstancias en las que el oficialismo se enfrenta a una adversidad que es contraria a sus proyectos de lograr la suma de los poderes públicos. El ejemplo más relevante es el de la Ley de Medios, cuya génesis estuvo en el conflicto entre el Gobierno y el campo por la 125. Este proceso al que asistimos por estos días es el producto de la frustración sufrida por el Gobierno el 7 de diciembre del año pasado, cuando se vio impedido por la Justicia de avanzar en su intención de destruir al Grupo Clarín.

Al igual que hizo con la Ley de Medios, en este caso el kirchnerismo enmascara sus reales intenciones con una hojarasca que, como tal, no es más que letra muerta. En la Ley de Medios, el propósito supuesto que se repetía a modo de eslogan era “más voces y más pluralidad”. Los hechos se encargaron de demostrar que ese eslogan no tenía nada que ver con lo que el Gobierno quería, que era –y es– “más medios oficialistas” para que haya cada vez menos lugar para las voces críticas e independientes.

Con este proyecto de “democratización de la Justicia” pasa lo mismo. Así, el kirchnerismo termina erigiéndose en una réplica del menemismo. Aquí hay que recordar que una de las primeras medidas que tomó Carlos Menem tras haber asumido la Presidencia por primera vez, fue la de aumentar el número de miembros de la Corte Suprema con el objeto de lograr la famosa “mayoría automática”. El proyecto de aumento del número de miembros del Consejo de la Magistratura es asimilable al aumento del número de miembros de la Corte con que Menem aseguró aquella “mayoría automática” que le dio vía libre a todos sus proyectos y que, fundamentalmente, dio cobertura y garantizó la impunidad de todos y cada uno de los hechos de corrupción de su gobierno. 

El fenómeno se repite a la manera de un calco. He ahí los casos del escandaloso enriquecimiento de la familia presidencial y el de la ex Ciccone, que compromete cada vez más seriamente a Amado Boudou. Además, con la modificación del sistema de remoción de los magistrados, para la que será suficiente una mayoría simple y no especial como es hasta ahora, su estabilidad se verá seriamente afectada. La ecuación habrá de ser muy simple: los jueces que osen contradecir la voluntad del Poder Ejecutivo podrán ser removidos de sus cargos de la noche a la mañana. Habrá estabilidad sólo para aquellos que digan amén a todas y cada uno de los abusos del Gobierno. Por si ello fuera poco, el método de elección de los candidatos, que estará ligado a la elección general, cierra cualquier posibilidad a la oposición de actuar en forma mancomunada a los fines de poder equilibrar la situación dominante que le da al oficialismo el uso de todos los recursos del Estado para imponer su voluntad.

El proyecto de “democratización de la Justicia” pone a la ciudadanía, además, en un pie de notable desigualdad y desprotección frente a las arbitrariedades del Estado. Hay un ejemplo que ilustra, el de los jubilados. Si hasta ahora el Gobierno no ha dudado en desobedecer fallos contundentes, confirmados en todas sus instancias, que reconocieron la legitimidad del reclamo por reajuste de haberes hechos por miles de ellos, ¡cuánto peor serán las cosas en el futuro de prosperar con esos y otros reclamos!

La Justicia es un factor de contrapoder. Ser un contrapoder no equivale a ser oposición. Ser un contrapoder significa controlar que en el ejercicio de sus funciones los otros dos poderes del Estado –el Ejecutivo y el Legislativo– lo hagan con observancia absoluta de la Constitución. Es esa tarea de control de constitucionalidad la que ha perturbado profundamente a la Presidenta. Es que la Constitución, que juró observar y hacer observar, representa hoy el principal escollo para la concreción de su anhelado sueño de permanencia eterna en el poder.

En el famoso discurso de junio de 2003, en el que Néstor Kirchner dio el puntapié inicial para la renovación de la Corte Suprema menemista, la crítica fundamental fue a la estructura de “mayoría automática” con que funcionaba el organismo. En aras de una mejor justicia, el entonces presidente abogó por la necesidad de conformar una Corte prestigiada por la calidad de sus integrantes y por su independencia de su gobierno y de los que vinieren. Esa postura gubernamental ya no corre más. Ahora lo que se busca es debilitar a la Corte lo más posible.

En 2006, la entonces senadora Cristina Fernández de Kirchner impulsó e impuso el proyecto de reforma del Consejo de la Magistratura consistente en la reducción del número de sus miembros. La razón para tal modificación era la de hacerlo más independiente de los otros poderes. Eso tampoco va más.

Así es el kirchnerismo: lo que hoy es bueno mañana es malo y viceversa; su relativismo moral no tiene límites. El fin justifica el uso de cualquier medio. Lo único importante es el ejercicio impune del poder.

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 14/04/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.