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martes, 2 de julio de 2013

Chevron, Chevron... ¡¡¡Que Grande Sos!!!... De Alguna Manera...


“El fallo de la Corte a favor de Chevron es funesto para los pueblos de América Latina”…

Indígenas ecuatorianos acusan a la petrolera por desastre ambiental. El gobierno impulsó que se retire un embargo multimillonario.

 “Escuchamos a Cristina acusar a los jueces de que siempre toman decisiones para favorecer a las corporaciones… Parece un poco contradictorio el discurso, ¿no?”. Julio Prieto es abogado y vive en Ecuador, pero en poco menos de una semana, el lapso que pasó entre Buenos Aires y Neuquén, parece haber comprendido uno de los temas centrales planteados por el gobierno nacional durante los últimos meses: el rol de la Justicia y su relación con el poder político y económico del país. Sin embargo, su opinión no es la de alguien lejano a la cuestión. Prieto es uno de los abogados de los 30 mil pobladores originarios de la Amazonia ecuatoriana que fueron perjudicados, en la década del ’90, por la contaminación con petróleo que provocó la empresa petrolera Texaco, luego adquirida por Chevron, en ríos y reservas de agua subterráneas.

“Los campesinos extraen el agua de pozo con olor a combustible, o cavan un metro y sacan la mano con petróleo. Así están viviendo”, relató Prieto a Plazademayo.com.

En 2011, luego de casi 20 años de litigio, dos instancias judiciales en Ecuador condenaron a la compañía petrolera a pagar a las víctimas 19 mil millones de dólares en concepto de resarcimiento, y para garantizar la efectividad del fallo embargó sus activos en todo el mundo. A pesar de este pesado antecedente, que aparecía como una sentencia definitiva para la concreción de futuros negocios, Chevron, por medio de su representación en el país, selló en poco tiempo un acuerdo con YPF un acuerdo inicial de inversión por 1.500 millones de dólares para explorar en forma conjunta el yacimiento de hidrocarburos no convencional neuquino Vaca Muerta, o “Vaca Viva”, según el último pedido realizado por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

El convenio fue firmado por el CEO de YPF, Miguel Galuccio, y su par de Chevron para América Latina y África, Ali Moshiri. Según la compañía nacional, “Vaca Muerta” produciría unos 7.000 barriles de petróleo por día. El acuerdo entre las empresas, sin embargo, fue posible gracias a la rapidez de dos resoluciones legales que favorecieron claramente a los intereses de Chevron y le permitió operar en el país pese al embargo internacional emitido desde Ecuador. Primero fue la procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó, referente de la agrupación oficialista “Justicia legítima”, quien aseguró que la medida judicial, en caso de aplicarse en el país, podía “producir agravios de carácter irreparable a (los) intereses esenciales de la Nación vinculados con la política energética y el desarrollo económico. Así el caso involucra una cuestión de gravedad institucional”, consideró la jefa de los fiscales.

Tras la aseveración, pidió a la Corte Suprema de Justicia, por medio de un recurso extraordinario, que suspendiera la aplicación del embargo. En pocos días, el máximo tribunal que preside Ricardo Lorenzetti avaló la petición y dejó sin efecto el fallo dictado en Ecuador al opinar que Chevron Argentina, subsidiaria de la compañía estadounidense, no había tenido derecho a defensa y que el dictamen, de ese modo, “afectaba los principios que integran el orden público internacional argentino”. La determinación fue firmada por todos los jueces de la Corte aunque Carlos Fayt se expresó en disidencia parcial y votó por rechazar el recurso de la procuradora. En seguida, la Presidenta, llamándolo “el casi centenario miembro de la Corte, que pertenece al histórico y también centenario Partido Socialista”, recordó por Twitter que el magistrado, de 95 años, superó en dos décadas el plazo legal para que un juez se mantenga en funciones.

“Entendemos que el acuerdo con Chevron tiene la apariencia de un buen negocio para la economía argentina, pero el fallo de la Corte Suprema viene provocado por razones políticas y es un precedente funesto para los pueblos latinos, que no van a poder demandar nunca ni a Chevron ni a otra multinacional porque todas operan bajo estos sistemas corporativos basados en múltiples niveles de subsidiarias. Es imposible enjuiciar a todas, por eso está garantizada la impunidad de cualquier multinacional que haga extractivismo”, señaló Prieto. El abogado ecuatoriano, además, expresó su sospecha acerca de los verdaderos intereses de Chevron en “Vaca Muerta”, un yacimiento que, a su criterio, “no le interesó a nadie más”. “Qué casualidad que a Chevron le resulta atractivo invertir en Argentina recién después que le confirmaron el embargo. Por eso dijo ‘si me lo levantan, invierto’. Yo desconfío de cómo el Estado argentino hará cumplir esa promesa”, sostuvo.

Prieto llegó al país para participar de un encuentro organizado en la ciudad de Neuquén por el Observatorio de Derechos Humanos para los Pueblos Indígenas (ODHPI). No lo hizo solo, sino que estuvo acompañado por su compatriota Luis Yanza, líder de las poblaciones originarias que fueron damnificadas en Ecuador por la contaminación petrolera. Yanza, como Prieto, también duda del vínculo entre YPF y Chevron. “Creo que después de que consiguió el objetivo de evitar el embargo, Chevron va a ir disminuyendo el interés en el yacimiento y finalmente no hará ninguna inversión”, indicó. Yanza es uno de los fundadores del Frente de Defensa de la Amazonia, y en 2008 fue reconocido con el Premio Goldman, uno de los galardones más importantes del mundo para luchadores por el medioambiente. En 2012, la distinción fue para Sofía Gatica, integrante de la agrupación Madres de Ituzaingó, que denunció los efectos contaminantes de los agrotóxicos arrojados desde avionetas en los campos de soja cercanos al Barrio Ituzaingó Anexo, en Córdoba.

En Neuquén, Yanza y Prieto explicaron su experiencia a los pobladores originarios de la Patagonia, especialmente los habitantes de zonas cercanas a Vaca Muerta. “Les contamos cómo fue que Chevron llegó a la Amazaonia, la saqueó, la destruyo y luego nos abandonó. Aquí en Argentina quién dice que la cosa va a ser diferente, si ya la Corte Suprema les entregó impunidad. Nosotros decimos que no sólo están en juego los derechos de los 30 mil ecuatorianos que fuimos afectados, sino que han entrado en riesgo los derechos de los argentinos. Esperamos – dijo Yanza- que los jueces recapaciten”.

© Escrito por Gabriel Tuñez el lunes 01/07/2013 y publicado por Plazademayo.com de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

jueves, 31 de enero de 2013

Corporaciones y modelo K… De Alguna Manera...


Corporaciones y modelo K…


Los comienzos de año suelen ser agitados en nuestro país. Hace un año se producía la pueblada de Famatina, en La Rioja, la cual visibilizaba a nivel nacional las luchas contra la megaminería que desde 2003 vienen disputando las poblaciones, de cara a las grandes corporaciones, avaladas por los gobiernos provinciales. Poco después, la presidenta Cristina Fernández dejaría en claro la posición del Gobierno nacional sobre el tema: con argumentos muy débiles y denigratorios, fustigaría al ambientalismo, evocaría una vacua idea de “sustentabilidad”, apoyaría a rajatabla a los gobernadores promineros y reafirmaría su alianza estratégica con las corporaciones mineras. Después de este claro alineamiento con las empresas transnacionales, las luchas se tornaron aún más desiguales, pero el Famatinazo tuvo un efecto político y simbólico mayor, pues desnudó uno de los grandes puntos ciegos del discurso épico del oficialismo, a la hora de hablar de las corporaciones.

Algo similar sucedió con la tragedia ferroviaria de Once: el hecho, que costó la vida de 51 ciudadanos, puso de manifiesto que la precariedad no es un tema del pasado neoliberal y que los subsidios millonarios no hacen más que apuntalar las ganancias de  los empresarios, con total desprecio por la vida de los usuarios. Esta semana, al cumplirse once meses de la tragedia, los familiares y amigos de las víctimas anunciaron una gran movilización hacia Plaza de Mayo para el mes próximo. Los familiares leyeron un duro documento donde expresaban su satisfacción por el avance de la causa penal, y subrayaban “el silencio del Poder Ejecutivo”. Pocos días antes, el Gobierno había acordado la compra directa de 409 vagones a la empresa china CRS y un programa de mejoramiento de la infraestructura ferroviaria para municipios. El anuncio, que no hizo alusión alguna a las víctimas de la tragedia de Once, vino a refrendar también la convicción de que el Gobierno no está pensando el sistema ferroviario en clave de reconstrucción de la industria nacional.

Otro punto de actualidad donde naufraga el discurso oficial sobre las corporaciones aparece cuando hablamos de la expansión de la frontera agropecuaria. Este proceso ha significado mayor acaparamiento de tierras en manos de agentes económicos poderosos, más desforestación, más criminalización, más desalojos rurales y asesinatos de campesinos e indígenas. Este verano, por ejemplo, los qom, que mantienen un largo litigio por la titularidad de sus tierras en Chaco y Formosa, volvieron a ser noticia fúnebre: entre diciembre de 2012 y enero de 2013, cuatro integrantes de esta comunidad fueron muertos en circunstancias más que sospechosas, frente a la indiferencia del Gobierno nacional. A raíz de ello, están circulando declaraciones de repudio y cartas abiertas a la Presidenta, de parte de la comunidad académica, que demandan, además de la implementación de medidas urgentes, que el Gobierno nacional condene moral y públicamente estos hechos aberrantes.

Un último ejemplo del rol cada vez mayor que asumen las corporaciones es la llegada del fracking, a partir de la expansión de la frontera hidrocarburífera. Recordemos que la estatización de YPF reverdeció el discurso épico del Gobierno, que venía en baja, luego de lo sucedido con la megaminería y la tragedia de Once. Lo cierto es que, más allá de los anuncios ditirámbicos, la YPF Modelo 2012 apuesta a la asociación con grandes empresas extranjeras, como la americana Chevron (que, a través de Texaco, fue condenada por graves delitos ambientales y violación de derechos indígenas, en Ecuador).

YPF apunta a la explotación del gas no convencional (shale gas), a través de una metodología muy cuestionada en el mundo, la fractura hidráulica, más conocida como fracking. Es una técnica que consiste en el bombeo de fluido (grandes cantidades de agua y sustancias químicas) y arena, a elevada presión, a fin de producir microfracturas en la roca madre que almacena los hidrocarburos. Los riesgos ambientales son muchos y de corto plazo: contaminación de aguas subterráneas y superficiales, lubricación de fallas geológicas que originan movimientos sísmicos y utilización intensiva del territorio. Por ello, el fracking ya fue prohibido en varios estados de Estados Unidos, en Francia, Bulgaria e Irlanda del Norte.

La geógrafa Silvia Leanza, de la Fundación Ecosur, habla de “geocoincidencias” entre cuencas gasíferas y cuencas hídricas, “ya que los proyectos más avanzados coinciden con importantes fuentes de agua potable (y el agua es el insumo de mayor importancia para la “eficiencia” en la explotación de gas no convencional)”. Argentina cuenta con varias geocoincidencias, entre ellas, la Cuenca Neuquina, donde está Vaca Muerta (acuífero Zapala y cuencas de ríos norpatagónicos), la del Chaco-Paraná (acuífero Guaraní y ríos de la Cuenca del Plata), el golfo San Jorge (cuenca del río Senguer). Más claro, imposible…

Nada indica que el Gobierno abrirá la discusión sobre el fracking; todo lo contrario, como ya sucedió con la soja y la megaminería. Argentina se apresta así a sumar nuevos conflictos socio-ambientales que preanuncian un enfrentamiento directo, ya no sólo con las transnacionales, sino con una empresa nacional, YPF Modelo 2012. Pero la acumulación de luchas en defensa del agua es tal que la población ya comienza a movilizarse: esto sucede en Entre Ríos, provincia en la cual distintas organizaciones promueven una ley que prohíba el fracking; en el Alto Valle de Río Negro y Neuquén, donde se han organizado en asambleas –siendo Allen la localidad más amenazada–, y donde la ciudad de Cinco Saltos acaba de convertirse en el primer municipio en el país  en prohibir el fracking; por último, están las luchas de las comunidades mapuches en el norte neuquino, cerca de Zapala y en Loma de la Lata.

En fin, enero de 2013 nos recibe con nuevas bofetadas de realidad que reafirman cuál es verdadero rol que el modelo kirchnerista asigna a las corporaciones y a los grandes actores económicos en el esquema del extractivismo dependiente.

© Escrito por Maristella Svampa, socióloga y escritora, miembro de Plataforma 2012, publicado el sábado 26/01/2013 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


domingo, 18 de noviembre de 2012

Reportaje a Alieto Guadagni... De Auna Manera...


"El que bajó la palanca en el apagón fue De Vido"…

Cortes. "Que no funcione la electricidad no es una cosa puntual: aquí lo que hay es un problema estructural."

Ex secretario de Energía y director del Banco Mundial, habla de los “sabotajes” y los cortes de luz de la semana pasada, y advierte sobre el estado deplorable del sector y la situación de YPF.

El doctor Alieto Guadagni ha sido secretario de Energía, secretario de Industria, embajador en Brasil y, entre otras ocupaciones, director del Banco Mundial en representación del Cono Sur. Esta noche, entonces (ya con la energía eléctrica recobrada), observamos cómo anochece sobre Buenos Aires y nuestras preguntas van hacia los orígenes de la crisis energética que nos agobia.

—Mire, a mí esto no me sorprendió. –explica Guadagni–. No conozco los detalles, pero le repito que no me sorprendió por una razón muy sencilla: el sistema de distribución de electricidad del Gran Buenos Aires que está a cargo de Edenor y de Edesur está totalmente mal mantenido y sin inversiones. La propia información oficial lo demuestra: el ENRE (que es el ente regulador) publica información sobre varias cosas. Por ejemplo: la cantidad de reclamos de los usuarios entre 2007 y 2011 aumentó un 32%. El tiempo promedio en resolver los reclamos aumentó un 70%. Estos son, entonces, indicadores claros que muestran un deterioro evidente (estamos hablando de 2007 a 2011) de servicio Si hay más interrupciones y se tarda más tiempo en repararlas resulta claro que algo no anda bien. Entonces, la pregunta de rigor es ¿qué es lo que no anda bien? Y… se cayó la inversión. Para poder mantener un buen nivel de servicio (sin cortes ni interrupciones) estas empresas deberían invertir más de 200 millones de dólares por año. En cambio, han invertido 120 millones por año. O sea, 80 millones menos. Y esto durante diez años El total nos da 800 millones de dólares. Si usted tiene un auto y no le efectúa los arreglos que corresponden, si no lo mantiene… bueno, en algún momento va a tener problemas. Entonces, cuando el ministro De Vido dice que alguien bajó la palanca yo digo: “Sí, tiene razón. Alguien la bajó: la bajó el propio ministro”. Y la razón es que condujo una política energética que provocó la descapitalización del sector. Así que no hay que sorprenderse frente a estos eventos.

—Pero usted, como ex secretario de Energía, cómo analiza la posibilidad de un sabotaje?
—Bueno, la información oficial de Cammesa dos horas después del evento afirma que “…se desconocen las causas…”. Luego están las declaraciones de Oscar Lescano (secretario general de Luz y Fuerza), que atribuye el episodio a la interferencia de unos álamos. Cosa que yo desconozco. No lo sé. Pero aquí hay algo muy importante y es lo que Lescano había dicho antes: “Si hubiera habido sabotaje, yo me hubiera enterado”.

—Bueno, él conoce bien el escenario.
—A un hombre que dirige ese gremio desde hace cuarenta años no se le puede decir que hay un sabotaje y que él no lo sepa.

—También hay algo que llama la atención. Si recorremos los diarios del lunes 12 observamos que otro ex secretario de Energía, como el doctor Lapeña, señala que el ministro De Vido dio una conferencia de prensa recién 18 horas después del corte. Es decir que transcurren casi dos días sin que, oficialmente, se nos explique lo que ha pasado.
—Evidente. Además lo del sabotaje y de bajar la palanca ya lo había dicho en 2004. En 2004 hubo, en efecto, una interrupción, y él dijo lo mismo. Pero eso forma parte de una política que es no hacerse cargo ni ser responsable de nada. Pero, vuelvo a repetir: todos los indicadores oficiales muestran de una manera incontrastable que el servicio se viene deteriorando desde hace cinco, seis o siete años Y, también, que las empresas no han invertido lo requerido para mantener un buen servicio. Reitero que han invertido 120 millones de dólares por año cuando deberían haber invertido 200.

—¿Usted coincide con algunos de sus colegas que sostienen que las empresas de servicios públicos de electricidad están, en muchos casos, al borde de la cesación de pagos y que el público debería saberlo?
—Están en cesación de pagos. ¿Y cómo funciona la cesación de pagos? Le explico: estas empresas no producen electricidad. La distribuyen. ¿A quién le compran? Le compran a un “pool” manejado por el Estado que se llama Cammesa y que es una especie de caja centralizada. Ahí compran la electricidad de alta tensión. ¡Pero después no le pagan al “pool”! No le pagan a Cammesa. Entonces, técnicamente, están en cesación de pagos. Pero le explico algo más: la crisis energética en Argentina es mucho más grave que los cortes de luz. Los cortes son sólo una parte de la crisis energética que tiene que ver con la distribución de electricidad. Pero aquí hay una crisis mucho más profunda, y que es toda la descapitalización del sector. Desde el año 2003 el sector viene cayendo en producción, en inversiones, en exploraciones y en reservas. Que no funcione la electricidad  no es una cosa puntual: aquí lo que hay es un problema estructural.

—Sigamos entonces en el campo energético. ¿Y en cuanto a la expropiación de YPF?
 Guadagni suspira y luego responde:
—Bueno, vamos a los resultados que tenemos hasta ahora. En primer término, el Estado expropia YPF haciéndole un cargo a Repsol en el cual el Estado tiene razón: en los últimos años la política de Repsol fue vaciar YPF. ¿Y qué quiere decir esto? Técnicamente “vaciar” significa que toda la ganancia se reparte entre los accionistas y no se invierte. Eso es un vaciamiento. Pero de lo que el Gobierno se olvida es de que el Estado argentino es socio de ese vaciamiento. Este es un punto muy importante. Mire, cuando Repsol le vende la cuarta parte de la empresa más grande de la Argentina a un consorcio que no era argentino sino español-australiano constituido jurídicamente en Australia, incluye una cláusula por la cual se iban a repartir todas las ganancias en efectivo. Usted comprenderá que si todas las ganancias se reparten en efectivo (más del 90%) claramente no hay inversión. Usted me podrá decir que siendo éste un negocio entre privados ¿qué tiene que ver ahí el Estado? Pero no. El Estado fue socio de esto. Fjese usted –Guadagni exhibe la fotocopia de un documento– que en la cláusula resolutoria dice: “La compraventa queda sujeta a la siguiente condición resolutoria: la no obtención dentro del plazo de 12 meses de la fecha de este contrato de la autorización a la compra-venta por parte de la Comisión Nacional de dicha competencia o la Secretaría de Comercio Interior…”

—El Estado interviene entonces.
—A través de Moreno. Está probado. Pero, como si esto fuera poco, en ninguna empresa petrolera argentina hay un director nombrado por el Estado. ¡Sólo en YPF! A pesar de la privatización, siempre un señor se sentaba en el directorio con instrucciones del gobierno argentino El señor ministro de Infraestructura De Vido, en los balances 2007, 2008, 2009 y 2010, da instrucciones de votar a favor del vaciamiento de YPF. Esta es una cosa increíble: en el mundo las empresas petroleras reparten. Por ejemplo, Petrobrás reparte el 41%, el 30%, el 46%; Total, la francesa, el 38%; Chevron, 31%; Exxon, 25%; Shell, 41%, etc. El promedio mundial petrolero es de 26%, pero aquí hay una empresa que repartió en el primer año el 255% de las ganancias. Y piense que YPF en 2008 ganó 3.640 millones de pesos y repartió, en efectivo, 9.287 millones. O sea que aumentó los dividendos en un 235%. ¡Algo increíble! Es un vaciamiento total. Pero lo grave, repito, es que no son negocios entre los españoles de la Caja de Cataluña (que es el mayoritario) y un grupo no argentino, es decir español-australiano, sino que el Estado argentino lo bendice. Y lo bendice porque la cláusula resolutoria 5.1 del contrato del 21 de febrero de 2008 es bien clara: Repsol-YPF con el grupo Petersen. Además, si usted mira atentamente este contrato hasta suena como una tomadura de pelo. ¿Cómo Repsol le vende la cuarta parte de la compañía a una empresa que no sabe nada de petróleo? Porque fíjese que la define como “empresa de nacionalidad española especializada en inversión, gestión, administración de valores, títulos, bonos y acciones”. Ciertamente no es una empresa petrolera. Entonces lo que quiero subrayar es que hemos perdido el autoabastecimiento petrolero, entre otras cosas porque se vació YPF con el apoyo y la participación del Estado argentino.

—Hace unas horas se conoció en París el Informe de la Agencia Internacional de Energía (AIE) que señala que Estados Unidos va a superar a Rusia y a Arabia Saudita como productor de gas y petróleo y que en 2030 se convertirá en exportador de crudo gracias al inesperado aporte de los llamados hidrocarburos no tradicionales y que la Argentina también debería resultar beneficiada con ese fenómeno porque su producción de gas natural podría llegar a 66 mil millones de metros cúbicos en 2035… Sin embargo, el informe de AIE también añade: “… a pesar de las reales perspectivas de Argentina de aumentar su producción de gas líquido natural gracias a la emergencia de una industria del shale gas, el deterioro del clima propicio a las inversiones provocado por la decisión del Gobierno de nacionalizar YPF podría frustrar estas esperanzas…”. ¿Esto es así, doctor Guadagni?
—Sería necesaria otra política y con otra gente. Porque ¿qué pasó con el gas natural? La producción de gas natural viene cayendo desde 2004, pero lo más grave es que las reservas de gas natural han caído… Hay menos reservas de gas hoy que en el año ’90. Y nosotros, en el año ’90, no consumíamos gas. No había ningún vehículo a GNC, no estaba el polo petroquímico de Bahía Blanca… Lo que dice el informe de AIE es cierto, pero allí hablan de recursos y no de reservas. Recursos es un concepto genérico. Más bien de carácter físico. Para que sea reserva tiene que ser aprovechable y sustentable con respecto al medio ambiente. Por supuesto que allí también debe haber alicientes a la inversión. Esto no ha ocurrido y, hasta ahora, YPF no ha podido dar vuelta la cuestión. Tengo en la mano el último balance de YPF que se presentó el 30 de septiembre de este año, y si comparamos el tercer trimestre de este año con el mismo del año pasado el balance nos dice que la producción de petróleo crudo subió 0,6% y la producción de gas licuado cayó 8,4% y la producción de gas cayó 1,7%. La producción de gas sigue cayendo. Y no creo que YPF pueda revertir esta tendencia decreciente porque no tiene fondos para invertir.

—Perdón, pero ¿por qué no tenemos inversores interesados en el yacimiento de shale gas de Vaca Muerta?
—Le devuelvo la pregunta: ¿y por qué vamos a tenerlos? No están dadas las condiciones. El posible inversor no puede pasar, como ejecutivo de esa empresa, un test de su asesor jurídico. ¿Por qué? Pues porque su asesor jurídico le va a preguntar algunas cosas. Supongamos que usted es el presidente de una compañía y quiere hacer un contrato con YPF, el asesor jurídico le preguntará: “Y si después de hacer este contrato ponen un impuesto nuevo ¿qué pasa?”. Porque por ahí ponen otro impuesto. “Y si después de hacer este contrato nos prohíben mandar los dividendos al exterior, ¿qué pasa?”. Y… no sé lo que va a pasar, etc., etc. El asesor jurídico terminará por preguntarle “¿Y usted quiere invertir con esa gente?”. En fin, le estoy dando ejemplos, pero la Argentina no tiene previsibilidad jurídica, y si usted no tiene previsibilidad jurídica es muy difícil tener inversores en esta área. Algunos dicen que no es así porque hay países que están en guerra civil y, sin embargo, tienen inversores en petróleo. Pero hay una diferencia: son países que pueden estar en guerra civil, y hay inversores en petróleo, pero no van a explorar y a buscar. Van a sacar lo que ya está. Ponen un pozo y a los 12 meses lo amortizan. Aquí usted necesita inversores que no vengan a producir petróleo o gas sino que los vengan a buscar, a explorar. Que lo busquen y lo encuentren.

—¿Sería el caso de un yacimiento importante como Vaca Muerta?
—Sí, es muy importante, pero hay que probar muchas cosas. Que sea técnicamente viable; que el agua necesaria no sea excesiva. Le explico: este tipo de exploraciones y explotaciones requieren un uso intensivo de agua. Hay que efectuar estudios técnicos que demuestren que no hay contaminación, que hay agua suficiente, etc., etc. Sintetizando: nosotros tenemos la posibilidad. Hay un recurso que es Vaca Muerta. Un recurso positivo pero, reitero, hasta ahora no tenemos las condiciones de confiabilidad necesarias, desde el punto de vista institucional y político, como para convocar inversiones de envergadura.

—¿Quiere decir que el nombramiento de un profesional tan respetado como el ingeniero Galuccio no ha provocado la confianza internacional que se esperaba?
—Lo que ocurre es que no es el presidente de YPF el que debe inspirar la confianza de los inversores sino el Estado argentino. Galuccio no puede contestar las preguntas que yo formulaba recién. ¿Puede señalar acaso que no vamos a trabar las exportaciones? Ciertamente no. Tampoco puede contestar acerca de si se va a autorizar el giro de los dividendos porque él no es el presidente del Banco Central. Y con respecto a YPF, ya no es una empresa grande. Aquí hay una confusión: dejó de ser la empresa líder. Por ejemplo, en cuanto a gas sólo produce el 23% del total. La empresa más grande es Total (francesa). En cuanto a petróleo, YPF es la primera pero con el 34% de la producción. También hay que saber qué hace el resto de las compañías. YPF no va a arreglar todo esto. Muchos compatriotas aún la ven con la imagen de los años 70 o 80. Aun a comienzos de los 90 YPF producía alrededor del 95% del total. Pero hoy ya no es la empresa líder. Desgraciadamente, después del vaciamiento ha perdido muchas reservas.

—Usted mencionaba recién el liderazgo de la francesa Total. Ellos, al menos, parecen no haber perdido confianza en el país.
—Bueno, están sacando lo que tienen ya en su reserva. La confianza no se mide por lo que están produciendo sino por lo que invierten en exploración. Y, en Argentina, la exploración ha venido cayendo. Una vez que los pozos están descubiertos el negocio es sacar. Le reitero que la confianza es crucial para la exploración, que es una ruleta Y como toda ruleta tiene riesgo propio. Técnicamente se llama “riesgo geológico”. No se le puede añadir, entonces, un riesgo institucional-político porque se convierte en un doble riesgo.

—También, como ex secretario de Industria, usted habrá visto que en la conferencia anual de FIEL una de las cosas que se subrayan es que el gasto público no cesa de crecer.
—Sí. Está a niveles muy altos y, en el caso del sector de energía, esto es grave porque en vez de ir el gasto público energético a la inversión (centrales hidroeléctricas, nucleares, exploración etc.) está dirigido a los subsidios. Y los subsidios energéticos son cuatro puntos del PBI. Para que usted lo entienda y se dé una idea, le explico que cuatro puntos del PBI son 20 mil millones de dólares. Y ésos son los dólares que necesitamos para mejorar el servicio eléctrico; para construir nuevas centrales tanto nucleares como hidroeléctricas; explorar, etc. Por ejemplo deberíamos ir al Mar Continental. Aquí se creó por ley una empresa que se llama Enarsa y cuyo único objetivo es ir al Mar Continental y… ¿qué pasa?, pues que los únicos que están en el Mar Continental son los ingleses. También son los únicos que están haciendo exploración. A mí me molesta mucho que los ingleses se metan en Malvinas, donde no se tienen que meter. Pero me preocupa más que los argentinos no se metan donde deben hacerlo: es decir, en todo el Mar Continental. Ahí tenemos un problema muy serio: con 20 mil millones de dólares anuales, en vez de dedicarlos a la expansión, la inversión y la producción, los estamos dedicando al subsidio de manera indiscriminada. Y esto, ahora, es un monstruo muy difícil de desmontar.

—El informe de FIEL señala que el gasto en educación es flojo y, en cambio, el empleo público ha crecido notablemente.
—Muchísimo. Sobre todo en las provincias. Por ejemplo, en Santa Cruz más del 40% de los trabajadores son empleados del gobierno. En cambio, en Salta son alrededor del 20%.

—¿Cómo estima el crecimiento del PBI?
—Este año puede crecer hasta un uno y medio por ciento... Mire, lo que se acabaron son las tasas chinas. Entonces en el futuro el pronóstico más razonable es que, quizás crezcamos, pero al uno, dos o tres por ciento. Ahora bien, con esos niveles de crecimiento no solucionamos ningún problema social ni tampoco ningún problema de empleo porque a esos niveles no hay generación de empleo. Lamentablemente ya ha quedado atrás una etapa muy próspera como era aquella en la que teníamos los superávit gemelos. Teníamos superávit en cuentas corrientes y superávit fiscal.

—¿En qué año exactamente?
—Esto no es brusco. Comienza a deteriorarse a partir de 2007. Yo diría que coincide bastante con la salida de Lavagna, y si tuviera que sintetizar el tema energético le diría (como en el tango) “que veinte años no es nada…”. Terminó un ciclo histórico de dos décadas de energía abundante, barata y exportada y comenzó un nuevo ciclo largo de energía escasa, importada y cara. Y esto lo venimos diciendo (el grupo de los ocho ex secretarios de Energía) desde hace muchos años.

© Escrito por Magdalena Ruíz Guinazú y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 17 de Noviembre de 2012.



domingo, 6 de mayo de 2012

El Ingeniero Miguel Galuccio... De Alguna Manera...

Ahora, lo difícil…

 'Pepe Premium' Miguel Galuccio. Dibujo:Pablo Temes.

Pasada la épica expropiadora, llega el momento de conducir la petrolera. ¿Podrá o lo dejarán a Galuccio?

Crónica de una épica que no fue. Así podría titularse todo el proceso que culminó con la nacionalización del 51% de las acciones de YPF que estaban en manos de Repsol. Por eso, la puesta en escena del debate en la Cámara de Diputados formó parte de esta necesidad permanente del Gobierno de hacer del relato casi la esencia misma de su gestión. Y, paradójicamente, es la exposición de ese relato la que deja a la intemperie las indiscutibles contradicciones del kirchnerismo. El Gobierno tiene todo el derecho de decidir la expropiación de una empresa cuando entiende que hay tras de ello una cuestión de interés público. Hacía muchos años que había razones objetivas para proceder a la nacionalización de YPF. El accionar de Repsol fue devastador. El artículo 17 de la Constitución Nacional contempla esta circunstancia y expresa claramente cómo proceder en situaciones como éstas. Y es en esa inobservancia de lo establecido por la Constitución donde la Presidenta ha cometido un error cuyas consecuencias no serán gratuitas.

La Argentina nunca debió haber privatizado una empresa de la importancia estratégica de YPF. La complicidad de Néstor y Cristina Kirchner con ese modelo no necesita ya de mayor comprobación. Por eso, el lienzo con el rostro de Néstor Kirchner que, tras la aprobación de la ley de expropiación hizo caer La Cámpora desde los palcos de la Cámara de Diputados, no se corresponde con la verdad histórica.

La renacionalización de YPF, disfrazada de ideología, tuvo una causa fundamental: la imposibilidad de hacer frente a los costos que el creciente déficit energético hoy le significan al país.

Viene ahora lo más difícil: la gestión. La designación al frente de YPF del ingeniero Miguel Galuccio, una luminaria del mundo del petróleo, ha generado elogios unánimes. He ahí un acierto de la Presidenta. Para la gestión de Galuccio la incógnita tiene que ver con el nivel de apoyo político con que contará. Se sabe que el nuevo funcionario ha puesto condiciones exigentes para dotar de independencia a sus decisiones. Ojalá se las respeten. Galuccio debe remontar una cuesta empinada. Por estas horas, hay ansiedad en el Gobierno por cerrar acuerdos con algunas de las grandes petroleras internacionales que puedan ser anunciados con bombos y platillos. Ello no será fácil.

Con todo, el principal problema energético que tiene la Argentina es el gas, que es el elemento del cual se nutre la industria y por cuya falta muchas plantas quedan expuestas a una realidad, ya crónica, de cortes en los meses de otoño y de invierno. De ahí la expectativa que genera la existencia del pozo de gas shale de Vaca Muerta, considerado el tercero en importancia en el mundo después de los existentes en China y en los Estados Unidos. La real posibilidad de explotación de este recurso va a depender de tres factores primordiales: el impacto ambiental, la necesidad de utilizar grandes volúmenes de agua y el requerimiento de grandes inversiones.

Un capítulo aparte de todo este proceso de renacionalización de YPF lo merece la oposición, que parece empecinada en su derrotero de declinación imparable. En la Argentina hay opositores pero no hay oposición. Nadie allí acierta a encontrar la fórmula que permita anudar algún tipo de consenso mínimo sin el cual les será imposible construir una estructura con capacidad de oponerse al Gobierno, no ya por el hecho mismo de enfrentarlo sino por el de la necesidad que tiene toda democracia de generar alternativas. Hasta el mismo Gobierno se beneficiaría con ello. La crisis que la nacionalización de YPF ha producido en la UCR es la que corresponde a un partido carente de figuras con capacidad de liderazgo.

Por todo esto es que el Gobierno se siente imbatible. “Podemos hacer lo que queremos”, se ufana una voz que habita en las entrañas del poder que, con algún grado de sensatez, agrega que “esa falta de límites es, a la vez, un problema, por las tentaciones que genera”.

En medio de esta euforia, comienzan a aflorar los números de la economía, los que marcan que las señales de alerta se vienen incrementando. El cerrojo que, con acuerdo de la Presidenta, Guillermo Moreno mantiene sobre las importaciones, ha empezando a horadar la fortaleza de la economía argentina. Por otra parte, las dificultades que las provincias van teniendo para lograr financiamiento ha vuelto a poner en vigencia la idea de las cuasimonedas –en buen criollo, bonos– como instrumento de pago. Habrá que ver cómo se maneja esta delicada situación. El Gobierno cubre el rojo de sus cuentas fiscales sacando plata de cuanta caja puede. Es una potestad que las provincias no tienen. Los gobernadores despotrican pero lo hacen en la voz más baja posible. Saben que si son escuchados por la Presidenta, serán sujeto de represalias y se quedarán sin fondos, sin gestión, sin presente y sin futuro político.

Estas cosas aún no son percibidas por una gran parte de la sociedad. Por lo tanto, el Gobierno sigue de fiesta. Para corroborarlo ahí está Amado Boudou, el hombre que, a pesar del escándalo de la ex Ciccone, siempre ríe. A propósito de esto: dos relevantes figuras del mundo del derecho, que supieron ocupar cargos de relevancia en la magistratura, fueron lapidarias al decir que con los elementos que son del dominio público, la situación del vicepresidente es, desde el punto de vista del proceso judicial, de una gran endeblez; con jueces verdaderamente independientes su citación a declaración indagatoria sería un hecho.

Como parte de la fiesta está el nuevo chisporroteo con Gran Bretaña por la disputa de soberanía sobre las islas Malvinas. Ahí están pues, el entredicho entre la embajadora Alicia Castro y el ministro de Relaciones Exteriores británico William Hague, sumado al resonante impacto producido por la publicidad filmada por el capitán del equipo argentino de hockey sobre césped, Fernando Zylberberg. En el Gobierno están exultantes con la repercusión interna de estos episodios. Increíblemente, nadie allí parece darse cuenta de que, en los hechos, con estas acciones se logrará sólo una cosa: que las Malvinas estén cada día un poco más lejos.

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado de Mayo de 2012.