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sábado, 5 de julio de 2014

El Ilusionista…De Alguna Manera...


El Ilusionista…


A través de C5N, el gobierno embistió duro contra Fontevecchia. Un informe durísimo contra el dueño de Editorial Perfil.

Hace un par de semanas, la ultra kirchnerista revista Veintitrés le dedicó una fuerte portada a Jorge Fontevecchia, a quien acusó de ser una suerte de testaferro del grupo Clarín.

“Su editorial lleva años con balances en rojo y conflictos laborales por ajuste y despidos, pero acaba de presentar una propuesta para comprar siete señales de tevé”, aseguró la publicación.

Allí, se hizo hincapié en el rol de “una discreta sociedad uruguaya, millones offshore y la hipótesis de un acuerdo encubierto” con Clarín.

Este fin de semana, esa acción se vio potenciada por canal C5N, también afín al gobierno. En ese medio, se presentó un informe titulado “El ilusionista”, donde se puntualizaron las mismas dudas que había planteado revista Veintitrés.

Ya en 2007 este portal reveló los detalles de cómo el gobierno había armado una operación similar contra el dueño de editorial Perfil, también sobre la base del "escrache".

A continuación, el video, gentileza de Medios y Opinión:



© Escrito por Alexis Montefiore el Lunes 23/06/2014 y publicado por Tribuna de Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


sábado, 14 de septiembre de 2013

Clarín 1... De Alguna Manera...

Clarín 1

Noble y Peron “vencieron al tiempo” con su organización. 

No sólo el peronismo se ha ido transformando en el sol de nuestro sistema planetario porque seis de cada diez argentinos votaron por un peronista en las últimas PASO: 27% kirchnerismo, 4% aliados K, 15% Massa, 4% De Narváez, 3% De la Sota, 2% Rodríguez Saá y 2% otros PJ. También Clarín, en su campo de acción, es tan excluyente como el peronismo: primero en diarios, primero en radio, primero en TV, primero en cable, primero en internet. Esto no era así en el pasado no lejano, ni para el peronismo ni para Clarín.


Por eso no dejan de resonar los ecos de la audiencia pública promovida por la Corte Suprema de Justicia antes de su sentencia sobre la Ley Medios y las declaraciones periodísticas posteriores de algunos de sus actores, como, entre otros, el reportaje al CEO de Cablevisión, Carlos Moltini, el sábado pasado en Perfil. Está claro que la política de medios del kirchnerismo es vergonzosa, la peor de cualquier gobierno posdictadura, y que la Ley de Medios fue un engendro mal planificado y peor instrumentado que sólo tuvo el acierto de diagnosticar que el tamaño de Clarín en la Argentina era demasiado peligroso (incluso para el propio Clarín, que, más diversificado internacionalmente o en otras actividades, estaría más cómodo). Y que el fallo de la Corte no terminará de resolver el problema de forma completa porque los jueces no legislan, por lo que volverá al Congreso después de 2015, cuando se logre consenso. Para entonces, todos deberemos aportar ideas para no volver al dilema de los debates previos a la sanción de la ley, cuando los legisladores de la oposición criticaban a los medios profesionales porque no proponíamos un modelo de ley alternativo al kirchnerista.  Por una cuestión de espacio, sobre ese tema me voy a referir en la contratapa de mañana –“Clarín 2”– para poder hoy dar respuesta a otra de las derivaciones de la audiencia pública.


La originada por la abogada María Angélica Gelli al decir que “Clarín es el único medio que puede hacer periodismo de investigación”; y una respuesta del presidente de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa), Carlos Jornet, que se puede leer completa en el Correo Central de la página 34 de esta edición, en la que disiente de lo que yo escribí el domingo pasado dentro de una columna sobre otro tema. Era sólo un párrafo que transcribo: “La abogada puede no saber de periodismo y no tener presente que entre 2003 y 2009 el periodismo de investigación en la Argentina precisamente no se hacía en el Grupo Clarín. Hasta el ingreso de Editorial Perfil al Consejo Ejecutivo de Adepa, había premios de periodismo ecológico, científico o universitario, pero no existía siquiera la categoría periodismo de investigación”.


La carta del colega, a quien estimo y respeto (además de presidente de Adepa es director del mayor diario del interior del país, La Voz del Interior, de Córdoba), permite profundizar más sobre el tema. Es cierto que hacer periodismo de investigación es caro, pero sería un error creer que sólo quienes cuenten con muchos recursos pueden hacerlo y, mucho peor, confundir tamaño de empresa con periodismo de investigación y, finalmente, con libertad de prensa, como fue la tesis de varios de los abogados de Clarín en la audiencia. Por el contrario, cuando la empresa llega a ser tan grande y tiene que defender múltiples intereses, muchos de ellos regulados por el Estado, lo habitual es que no se haga periodismo de investigación.


No es sólo el caso de Clarín, que entre 2003 y 2008 fue un aliado del kirchnerismo y excluyó el periodismo de investigación política; también lo mismo sucede en Brasil con Globo y en México con Televisa. Los grandes conglomerados de medios son generalmente oficialistas y más aún en países con democracias menos centenarias.


Ya alguna vez cité al fundador de Globo, Roberto Marinho, fallecido la década pasada, quien explicaba que Globo se había hecho grande no por lo que publicaba, sino por lo que dejaba de publicar.


Obviamente que el tamaño importa, pero la tendencia a no confrontar con el poder se dará tan marcadamente en un pequeñísimo diario de Río Gallegos, mientras Néstor Kirchner gobernaba Santa Cruz con mano de hierro, como en un enorme conglomerado como Clarín, que precisaba que el kirchnerismo le aprobase la fusión de Cablevisión con Multicanal porque si no, “la empresa no era sustentable en el largo plazo”, como confesó el CEO de Cablevisión en el reportaje de Perfil del sábado pasado. La colaboración de Google, Facebook y Yahoo! con la red de espionaje en internet de la Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos es otro ejemplo de cómo tamaño no es garantía de independencia.


Para hacer periodismo de investigación hay que tener voluntad de investigar y vocación de hacerlo soportando el costo de tener una empresa menor de lo que se podría si se siguiera el ejemplo del señor de Globo: dejando de publicar.
 
Obviamente, el periodismo de investigación no es sólo de política, lo hay en todas las temáticas, pero el relacionado con la libertad de expresión y con el contrapeso de las minorías en el sistema democrático es el periodismo de investigación política.


Por último, el Premio Adepa al Periodismo de Investigación no emergió como resultado de “la propia evolución del periodismo en democracia”. En el mandato anterior al de Jornet, cuando Adepa era presidida por Daniel Dessein, en representación de La Gaceta de Tucumán, en el contexto del conflicto del Gobierno con los medios se le pide a Editorial Perfil en 2010 que se comprometa participando del Consejo Ejecutivo de Adepa. 

La respuesta de Perfil fue: “Sí, pero queremos auspiciar un premio al periodismo de investigación”. Y se hizo, era necesaria la voluntad de hacerlo, la misma voluntad que hace falta para hacer periodismo de investigación.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el sábado 14 de Septiembre de 2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



domingo, 21 de abril de 2013

Periodismo de investigación… De Alguna Manera...

Periodismo de investigación… 

 
LANATA en el estudio de su programa Periodismo para todos.

Como otros cinco millones de argentinos me senté el domingo pasado a ver el programa de Lanata y, electrizado, no me pude levantar hasta el final, cuando fui a agarrar el celular para enviarle un mail que tenía como cuerpo sólo un título: “Sana envidia”.

Y durante toda la semana mi cabeza fue y vino, pero no sobre las desmentidas y sus derivaciones, sino que había quedado fijada en el programa del domingo, en las reflexiones que me disparaba sobre el pasado y el futuro del periodismo de investigación.

Lo primero, su costo: cómo financiarlo y quiénes podrían hacerlo. El programa de Lanata del domingo pasado no tuvo cortes comerciales y, aunque fuera sólo por tratarse del primero y el resto del año sea diferente, igualmente hay en esa ausencia de avisos un aviso de algo: que los anunciantes no quieren publicitar donde haya contenidos conflictivos. Y no es sólo de ahora con el kirchnerismo, también pasaba en la época de Menem y pasa en países muy desarrollados donde las empresas prefieren no quedar asociadas a temas políticos. El kirchnerismo lo que hizo fue llevar esta aprensión al cuadro emocional del terror.

Que el hacer periodismo de investigación no sea económicamente sustentable para un medio de comunicación no impide que el impacto del programa Periodismo para todos del domingo pasado hiciera también presente la ausencia de Lanata en televisión durante mucho tiempo. ¿Cómo alguien que consigue conmover a la opinión pública como Lanata estuvo sin trabajo en la televisión durante tantos años?

Además del problema de que los anunciantes prefieran orientar su publicidad al entretenimiento, el problema está también en que gran parte de la audiencia no siempre está dispuesta a digerir el periodismo de investigación. Todos lo disfrutan cuando la economía empeora y la popularidad del gobierno es mayoritariamente negativa. Pero en los primeros años de cualquier gobierno exitoso sólo un núcleo reducido de la audiencia sigue valorando el papel de fiscal del poder que realiza el periodismo de investigación.

En esos tiempos iniciales de luna de miel sólo los medios gráficos, y no todos, cumplen ese papel de perro guardián y críticos del oficialismo de turno, tolerados (lo que no quiere decir no castigados) por su menor alcance. Pasó con Kirchner, pero también con Menem.

Lanata no padeció exilio televisivo los primeros años del menemismo porque por entonces aún no se había dedicado a la televisión, pero habría sufrido las mismas consecuencias entre 1990 y 1995. Aquellos primeros años de Menem, sólo Página/12, cuando la dirigía Lanata, y la revista Noticias, de Editorial Perfil, fueron los arietes ante el menemismo. En los primeros años del kirchnerismo, nuevamente Lanata, esta vez desde PERFIL, además de los artículos de este diario y siempre la revista Noticias, denunciaban en papel y tinta lo que hoy se puede ver y escuchar por televisión. Lázaro Báez, el testaferro de Kirchner, con una foto de ambos juntos, fue una tapa por aquellos años.

Si la televisión se hubiera hecho eco de aquellas denuncias hace muchos años, ¿se habría evitado que los hechos siguieran sucediendo hasta hoy? Algo podría haber cambiado, pero no hay que dejar de prestar atención a que la sociedad no quería recibir esos mensajes porque, mientras un gobierno atraviesa un ciclo de progreso económico, muy pocos quieren escuchar críticas sobre él. La corrupción, como tantas cosas de la vida, no despierta siempre el mismo interés.

Si además de que a los anunciantes no les gusta mucho poner su publicidad donde se hace periodismo de investigación, tampoco la audiencia quiere prestarle atención, se entiende (aunque no  se justifica) por qué en los primeros años del kirchnerismo el periodismo de investigación estuvo ausente.

¿Volverá a suceder lo mismo durante los primeros años del gobierno que sustituya al kirchnerismo? Dependerá de una mayor educación democrática de todos: medios, anunciantes y audiencia, que la Argentina suba un escalón político como sociedad.

En gran medida, de la continuidad y la vitalidad del periodismo de investigación depende la calidad de la democracia que iremos consiguiendo. Al comienzo del kirchnerismo no había mucha conciencia de esta relación. La propia Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA), en sus tradicionales premios patrocinados por los principales diarios de todo el país, galardonaba 17 géneros periodísticos, desde periodismo político, deportivo, pasando por fotografía, infografía y digital, pero no existía ningún premio al periodismo de investigación. A partir de la reaparición del diario Perfil y su ingreso al Consejo Ejecutivo de Adepa, esa asociación distingue también la investigación periodística. Y, recientemente, Editorial Perfil firmó un convenio con la Universidad del Salvador, la primera que dictó la carrera de periodismo, para potenciar sus posgrados, que incluyen la única Maestría en Periodismo de Investigación.

Quizá el mayor aporte de Lanata no sean sólo sus valiosas investigaciones, sino el ejemplo inspirador para futuras generaciones de periodistas que abracen este género en mayor número.

Pero la audiencia debe aprender que, si no le presta atención a estos temas cuando los gobiernos le gustan, más tarde le disgustarán más aún. Los anunciantes, que tienen una obligación republicana de apoyar con su publicidad ese tipo de programas. Y los medios, que si desertan de esa responsabilidad después podrían pagar costos aún mayores.

Hay que apoyar a quienes se arriesgan a hacer periodismo de investigación crítico de todos los gobiernos porque el costo, no sólo económico –a veces expresado en juicios–, sino emocional por campañas de difamaciones, y hasta físico, merece reconocimiento de toda la sociedad.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el domingo 21/04/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

jueves, 18 de octubre de 2012

El concepto de lo mental... De Alguna Manera...


Error categorial…

Héctor Magnetto y Gilbert Ryle. Medios, metafísica y 7D.

El libro El concepto de lo mental es un clásico de la filosofía moderna. En él se acuñó un concepto clave: el “error categorial”. Su autor, el célebre profesor de Metafísica de la Universidad de Oxford durante gran parte del siglo XX, Gilbert Ryle, bregaba por construir una “geografía lógica” que nos exorcisara de lo que él llamaba “el mito del fantasma de la máquina iniciado con Descartes”, e indirectamente de todos los mitos de fantasmas.

“Los errores categoriales teóricamente interesantes –escribió Ryle– son los cometidos por personas capaces de usar conceptos, por lo menos en situaciones que les son familiares, pero que, sin embargo, al pensar en abstracto pueden asignar dichos conceptos a tipos lógicos distintos de aquellos a los que pertenecen.”

Ernesto Laclau, otro célebre profesor, en su caso de Teoría Política, de otra universidad inglesa, la de Essex, me hizo pensar en Gilbert Ryle. Fue por el ciclo Debates y Combates, que terminó anteayer en Tecnópolis, donde Laclau asignó a la Ley de Medios el carácter de “batalla” y “absolutamente central” (ver página 14).

¿Será así?, me pregunté a mí mismo: ¿habré pasado tantos años dentro de la máquina periodística sin darme cuenta de que la habitaba el fantasma absolutamente central del país?
Para responderme, y evitar el error categorial de confundir distintos tipos lógicos, seguí el método de aceptar como cierto el argumento que se pretende rebatir y profundizarlo.

Durante los últimos años, desde el periodismo militante se realiza la misma crítica al periodismo: que durante los noventa nos llenábamos la boca diciendo que éramos independientes del poder y sacábamos pecho publicando informaciones críticas de los gobiernos pero que en realidad no éramos tan valientes como parecíamos porque el poder no estaba en los gobiernos o en el Estado sino que el verdadero poder eran los dueños del dinero, y que con ésos no nos metíamos.

Que a la Corpo, las corporaciones en su conjunto, todas dominadas por ese señor Don Dinero, no la tocábamos porque eran nuestros empleadores y nos podían echar, en el caso de los periodistas, o eran los dueños de las empresas que ponían avisos que sostenían a los medios, en el caso de los editores. En síntesis, que el poder era de los empresarios, “los dueños de la Argentina”.

Pero esa lógica la destruyó el propio kirchnerismo con su éxito disciplinador porque ya no queda ningún empresario que se anime a levantar mínimamente la voz. Paolo Rocca tuvo que disculparse por carta con la Presidenta por una modestísima crítica a ciertas inconsistencias macroeconómicas. Y Alfredo Coto, después de haber sido el primer empresario públicamente atacado por Néstor Kirchner en 2006 por decir que la inflación del año siguiente iba a ser del 14% (veníamos del 6%), en el reportaje que publicó este diario hace un mes dijo que prefiere una inflación mayor al 20% a una recesión, y que la inflación actual tiene una tendencia a la baja. ¿Qué empresario se anima a levantar la voz con algo que contradiga la economía oficial? Evidentemente, el verdadero poder no está en los empresarios argentinos porque si así fuera no serían tan timoratos ni a veces hasta obsecuentes.

O sea, poder y dinero son tipos lógicos familiares pero no idénticos en la Argentina actual. Y aun concediendo que antes podría haber sido diferente, si gracias al kirchnerismo el Estado y el Gobierno recuperaron el dominio, dado que el periodismo tiene que ser crítico del poder, entonces, nuevamente, el buen periodismo, para cumplir su papel de crítico del poder, debe volver a ser el crítico de cada gobierno, incluyendo éste.

Otro error categorial, que el éxito del kirchnerismo viene a evidenciar, es que empresas y medios tampoco son el mismo tipo lógico. Los medios son empresas pero no son sólo eso. Si fueran lo mismo, alguno de los empresarios amigos del Gobierno que compraron o crearon medios habría alcanzado éxito de audiencia, más aún contando con los gigantescos recursos materiales e inmateriales del Estado, los que crean una barrera para los medios críticos que debería aumentar las ventajas de los medios oficialistas generando un círculo virtuoso. Pero eso no se produce.

Otra luz que el kirchnerismo con su éxito aportó fue sobre el mito “medio=sólo intereses comerciales”, y surge de observar que ningún empresario se atreve a mostrarse en conflicto con el Gobierno. ¿Por qué entonces Clarín, La Nación, Editorial Perfil y otros medios críticos del Gobierno no se acomodan al modelo para maximizar su beneficio aumentando sus ganancias como lo haría cualquier empresa?

Probablemente la explicación resida en que las empresas periodísticas, a diferencia de las empresas a secas, tienen en su constitución el gen del periodismo, cuyo mandato primigenio (aunque muchas veces sofocado) es el de ser crítico. ¿Crítico de quién? O sea, ¿dónde está el verdadero poder? Eso también lo elegirá la audiencia que le dará vida a cada medio.

Para finalizar, siguiendo el método de dar por cierto el argumento que se sospecha equivocado para ver si recorriendo su camino se puede probar su falla, si no hubiera ningún error categorial y Clarín fuera la oposición y no un conglomerado de medios sino una verdadera y poderosa organización política, ganada la batalla contra Clarín, quedará el espacio de la oposición vacío. Entonces, podría surgir una oposición partidaria que hasta ahora estuvo opacada por Clarín y que a diferencia de éste podría ser votada en las urnas y eventualmente ganar elecciones.

¿Será más “hegemónico” (en realidad, será una mayor amenaza a la hegemonía que desea imponer el kirchnerismo) un conglomerado de medios fuerte que un partido opositor fuerte que realmente pueda disputar el gobierno?

Si la hegemonía del peronismo obedeció a que en el pasado quienes no se sintieron representados por los políticos iban a golpear la puerta de los cuarteles y ahora la puerta de los “generales mediáticos”, y a partir de la aplicación plena de la Ley de Medios tendrán obligadamente que militar en política partidaria, obviamente surgiría una Argentina más democrática.

Lamentablemente, creo que hay un error categorial en ese razonamiento. El mismo que se percibe en la publicidad oficial sobre el 7D cuando se refiere a “un puñado de familias” que deberán devolver licencias como si se tratara de latifundios en una reforma agraria hace un siglo.

© Escrito por Jorge Fontevecchia y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 13 de octubre de 2012.

domingo, 29 de julio de 2012

Cadena nacional del desánimo... De Alguna Manera...

Cadena nacional del desánimo...

Cadena Nacional de Parola...

“No sé si les pasó desapercibido un articulito que salió ayer en La Nación –yo que soy lectora leo todo últimamente– de una reunión de la Rural con empresarios periodísticos. ‘Pucha’, dije yo, vamos a ver qué es esto: ‘La mesa directiva de la Sociedad Rural le planteó a un grupo de empresarios periodísticos su preocupación por la falta de diálogo con el Gobierno y el desencanto que enfrenta la actividad agropecuaria’. ¿Se acuerdan de aquella película de Luis Buñuel, El discreto encanto de la burguesía? Yo decía: ‘¿Cuál es el desencanto de la actividad agropecuaria?’ Números que no se pueden creer, una actividad en expansión. Voy a seguir leyendo: ‘Así lo indicó la agencia DyN’, agencia obviamente del monopolio. Yo creo que los pescaron en reunión y la blanquearon antes de que los escracharan, como les pasó cuando fueron a la Corte, ¿se acuerdan, no? Y sigue así: ‘El presidente de la Sociedad Rural, Hugo Luis Biolcati, tras el almuerzo que compartió con José Aranda de Clarín, Jorge Fontevecchia de PERFIL, Julio y Fernán Saguier y José Claudio Escribano de La Nación, en el predio de Palermo’. Como se ve, el comando en jefe de (risas) de la cadena nacional del miedo y del desánimo (aplausos) estaban reunidos; ¿de qué estarían hablando? Después sigue: ‘En el encuentro se analizaron cuestiones vinculadas con el precio de las commodities, la intervención en los mercados de granos y carnes, y también sobre la falta de contactos que mantiene el sector con el Gobierno nacional’. ¿Ustedes se acuerdan de ese dibujo animado que estaba el perro Pulgoso que se reía ‘jijijiji’, así? Y la verdad que si Pulgoso lee esto, estaría igual, riéndose. Estaban hablando seguramente de qué título nos iban a enchufar mañana, con qué nos van a salir pasado mañana, pero bueno, es un poco la prueba de cómo se manejan las cosas, de cómo la coordinación es perfecta, de cómo sale una cosa en un lado, de cómo sale otra cosa en otro. Si no te tomás esto con humor... (aplausos).”

(Cristina Kirchner, cadena nacional del miércoles 27 de julio)

* * *

Tiene razón la Presidenta: hay una cadena del desánimo. No es nacional, pero igualmente muy importante. Es cierto que existe una mirada sesgada donde el Gobierno siempre hace –y le sale– todo mal, donde por la estatización de YPF la Argentina sería condenada al infierno internacional, donde Macri siempre es una víctima, donde Moyano pasa a ser bueno por el solo hecho de oponerse al Gobierno, donde Scioli es un estratega genial y supera a la Presidenta, o donde, hasta cuando sube la soja, se rescata que no será muy importante este año porque parte de la cosecha ya fue vendida, y donde se supone todo el tiempo que estamos cerca de la implosión económica.

Pero la Presidenta se equivoca al decir que Editorial Perfil integra esa cadena, demostrando que no es verdad que lea todo, como sostuvo. Porque si leyera el diario PERFIL sabría que compartimos muchas de las mismas acusaciones a Repsol, criticamos al PRO no menos que al Frente para la Victoria, Moyano no redimió las sospechas de corrupción que le pesan por pasarse a la oposición, Scioli no salió airoso del enfrentamiento con el Gobierno nacional, y fuimos los primeros hace un mes en gritar en la tapa que el aumento del precio de la soja podía llegar a cambiar las perspectivas económicas de la Argentina. También habíamos dicho que se iba camino a la recesión y que la intervención de Moreno en comercio exterior es desastrosa pero, a pesar de todos los costos que paga el país por eso, nunca creímos en una cercana implosión de la economía.

Criticamos también su mirada militar de la economía y de casi todo en la vida: siempre la fuerza, siempre enemigos. Aprovecho: ¡qué obsesión castrense, señora! Ya en el pasado se refirió a los dueños de medios como “generales mediáticos”, y en el discurso citado se refirió al “comando en jefe de la cadena nacional del desánimo”. Sigo su ejemplo y también lo tomo con humor, preguntándome si Clarín sería el Ejército, por ser más poderoso; La Nación la Marina, por ser más conservadora; y PERFIL la Fuerza Aérea, por ser más joven y progresista.

Se equivoca también al decir sobre el encuentro en la Rural que “los pescaron y la blanquearon (...) como les pasó cuando fueron a la Corte”. La reunión fue un almuerzo en el restaurante de la Rural, donde había varias centenas de personas comiendo y nuestra mesa estaba en el centro, o sea, más público y oficial, imposible. Y respecto de “cuando los pescaron al ir a la Corte”, se refiere a la reunión con Lorenzetti de la Asociación de Empresarios Argentinos (AEA) que integran Magnetto y Saguier, pero quien “los pescó” y difundió fue precisamente Perfil.com porque uno de sus periodistas estaba en Tribunales en ese momento.
Decidí ir este año a ese almuerzo oficial de la Rural –al que por formalidad invitan a Perfil todos los años, como a otros medios, pero nunca fui personalmente–, interesado especialmente en el aumento de la soja y sus consecuencias políticas en el mediano plazo. Me quedé con la sensación de que yo le asigno más importancia al tema que la propia dirigencia rural, quizás por aquello de “en casa de herrero, cuchillo de palo” o porque no se quieren ilusionar o porque prefieren disimularlo.

A mí me parece el tema más estratégico del país. En noviembre de 2003, a poco de asumir Néstor Kirchner y cuando la soja se acercaba a los 300 dólares por tonelada, casi el doble que dos años antes, cuando la Argentina había tenido que declarar el default, escribí un texto en la revista Noticias titulado “La ‘culpa’ de todo la tiene Malthus”, por el economista inglés del siglo XIX que escribió en su Primer ensayo sobre población que “la capacidad de crecimiento de la población es infinitamente mayor que la capacidad de la tierra para producir alimentos”, algo que se verificó hasta comienzos del siglo XX, no así la última mitad del siglo pasado, pero regresó con más fuerza que nunca la última década, permitiéndole a la Argentina volver a soñar con ser la Arabia Saudita de los cereales en lugar del petróleo.

Ayer, el título principal de tapa del diario PERFIL fue “Prevén que la soja seguirá subiendo. Además de la sequía, causas estructurales empujan el precio”, sobre la base de una entrevista a uno de los mayores expertos mundiales, Jim Rogers, apodado “la leyenda de las commodities”, quien sostiene que la soja (y otros alimentos) no tiene techo y que en el mediano plazo podría alcanzar hasta los dos mil dólares la tonelada. No quiso comprometerse con la cantidad de años, pero es lógico suponer que mediano plazo sea menos de diez años y más de tres: el próximo período presidencial. En la nota de ayer se realizaron simulaciones de lo que sería la economía en 2013-2015 con una soja a 513 dólares, a 600, a 800 y a 1.000.

Lo opuesto al desánimo, entonces. Lo que no quita que las políticas de comercio exterior de Moreno sean muchas veces calamitosas, y la inflación, un serio problema para la economía.

* * *

Debe ser útil pintar el panorama de blanco y negro, confundir a los que critican en ciertas ocasiones con los que critican siempre. Triste en la Presidenta, quien debería saber que la política es crítica continua de la realidad. La política es un mecanismo de cambio y no de conservación. Si una sociedad se considerara perfecta, no habría lugar para la política.

La crítica es necesaria. Por eso, los periodistas, también.

© Escrito por Jorge Fontevecchia  y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 28 de Julio de 2012.