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lunes, 4 de marzo de 2013

Los alumnos de Domingo Cavallo... De Alguna Manera...


Cuando Néstor era el mejor alumno de Cavallo...

Una recorrida por los archivos cuando no existía el megabuscador que domina el paradigma de Internet. Es uno de los punching balls preferidos de la Presidenta. También lo era de su esposo en los últimos años. Si la construcción de antagonistas es parte esencial del relato oficial, la década del 90 es la elegida como síntesis de todo lo malo hasta la llegada emancipadora del kirchnerismo. Pero no es cuestión de disparar a lo loco. Hay que moverse con tacto. Cuando fustiga a los 90, Cristina se cuida de mencionar a Carlos Menem. Se entiende: el riojano es hoy un aliado importante en el Senado. Mucho más fácil, en cambio, es pegarle a Domingo Cavallo, defenestrado del olimpo público desde el final catastrófico del gobierno de De la Rúa.

Hace unos meses lo comparó con el ministro de Economía español, Luis de Guindos, “el pelado ese” lo llamó Cristina, que le traía los peores recuerdos. El viernes pasado, en su discurso ante la Asamblea Legislativa, la Presidenta volvió a hacer blanco en Cavallo cuando recordó su actuación al frente del Banco Central durante la dictadura. “Yo puedo dar testimonio de que la Presidenta delira”, respondió el ex ministro de Economía desde su blog. Lo que es cierto es que nunca se le escuchó a Néstor ni a Cristina una autocrítica por haber acompañado al discípulo de la escuela de Chicago durante sus años de gloria menemista.

Acompañar quizá quede corto. Kirchner se esforzó en un comienzo por ser su mejor alumno. Así lo muestran las notas que a comienzos de los 90 publicaba Ámbito Financiero, en aquel tiempo entusiasta defensor de la convertibilidad y las privatizaciones y hoy, en otro giro curioso, cercano al gobierno.

El 11 de diciembre de 1991, Ambito saluda la llegada de Kirchner a la gobernación de Santa Cruz con un título contundente: “Juró otro seguidor de Cavallo”.La crónica cita a José Luis Manzano como “padrino” de Kirchner y afirma que el programa del flamante gobernador “se basará en el ajuste económico que Domingo Cavallo reclama a todas las provincias” en el que “la racionalización de la administración pública es crucial”.
Luego menciona a algunos de los colaboradores que asumían en el gabinete santacruceño de Kirchner: Carlos Zannini como ministro de Gobierno; Julio de Vido en Economía y Obras Públicas; Alicia Kirchner en Asuntos Sociales. Como secretario general de la Gobernación: Ricardo Jaime.

Cinco días después, el 16 de diciembre, Ambito publica otra columna celebrando las primeras medidas del gobernador: “Kirchner sí cumple”. Tan desconocido era por entonces el santacruceño que en el título, el epigrafe de la ilustración y la nota se lo llama “Ricardo Kichner” (sic). Tras enumerar las primeras medidas de ajuste en su administración, el artículo concluye informando que Kirchner “mañana tiene previsto reunirse con el presidente Carlos Menem y el ministro Domingo Cavallo para presentarle sus deberes. Espera recibir un visto bueno”.

"Ricardo Kichner". Así escribió Ámbito Financiero el nombre del hombre "que se dice admirador" de Cavallo.

© Escrito por Leonardo Mindez el lunes 04/03/2013 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.





martes, 15 de enero de 2013

Deje de mentir Señora Presidente... De Alguna Manera...


Deje de mentir...

Ser o no ser, esa es la cuestión. Darín - CFK. Dibujo: Pablo Temes.

Mensaje a Cristina. La Presidenta niega realidades y hace su relato. Bienes, Darín, Fragata y los derechos humanos.

De fondo, en esta conversación, se escucha un tema de Los Redondos, Nuestro amo juega al esclavo, en el que el Indio Solari canta, a modo de estribillo “violencia es mentir”. Usted, señora, dice que no miente, pero negar es una forma de mentirse a uno mismo y a los demás.

Por ejemplo, señora, su patrimonio. Si un ciudadano quiere que se lo explique, usted tiene que hacerlo. Se llame Darín o Clarín, si es un medio el que pregunta. Tiene, señora, tanta experiencia en la función pública –tanta que casi no trabajó en otro lugar que no sea el Estado– que seguro comprende los motivos. Y entiende, señora, que no basta con la declaración jurada, porque en esas planillas usted dice “qué” tiene en bienes y dinero pero no cuenta “cómo” logró semejante aumento, de seis millones a ochenta en sólo diez años. No hay otro empleado público en la historia que haya alcanzado semejante fortuna en tan poco tiempo. Ni Manzano ni Menem.

La duda es: ¿Por qué no revela los detalles y da una lección de trasparencia que sirva de ejemplo a todos los que la sucedan? ¿Por qué no, señora? En estos casos, señora, negar información es ocultar, y sólo oculta el que no quiere revelar la verdad. ¿Será que la verdad resulta indecible?

Y usted sabe, señora, que no alcanza con enojarse y remitirse a la Justicia cuando, por otra parte, es usted misma, señora, quien día por medio dice que la Justicia no responde a los intereses del “proyecto nacional y popular”. ¿Por qué, entonces, debería creer un ciudadano de a pie lo que dice un juez como Oyarbide sobre su patrimonio?

Le cuento otro caso, del que seguramente usted no está enterada, porque si no ya habría tomado medidas. Se trata de su vicepresidente, Amado Boudou. Al parecer, por su inexperiencia o por su formación en un partido de la “derecha”, el muchacho cometió, digamos, “algunas irregularidades” administrativas. Nada importante, según él, pero por las dudas hizo echar al jefe de los fiscales, al juez y al fiscal que lo investigaba, y el expediente pasó a manos más confiables.

Y así, señora, podría hacerle una larga lista de “contradicciones” con la verdad. Esta semana nos conmovió usted con el encendido discurso sobre la “liberación” de la fragata Libertad, pero no dedicó un párrafo a contarnos por qué arriesgamos el navío en un puerto que no debió incluirse en el recorrido, y por qué nadie pagó con su cargo por eso.

Ni por los 51 muertos en la estación de Once. El ministro responsable sigue ahí. Pero ahora, a casi un año de la tragedia y después de diez de gobierno, usted anuncia un plan de inversión para los trenes. ¿Comprende por qué resulta cada vez más difícil creerle?

Le doy un último ejemplo. Con la excusa de la “guerra” que estamos ganando a los fondos buitre, decía usted que padecimos dos períodos de endeudamiento provocado por ellos, con la ayuda de los “caranchos” de adentro. Recordó los años del ‘76 al ‘83, cuando los militares asaltaron el Estado, y luego los años del llamado “menemismo”, de 1991 a 2001, y de la convertibilidad, que concluyó con el estallido de la Alianza y de la sociedad.

Pues bien, señora, no quiero obligarla a negar o a mentir nuevamente, pero si alguien se lo preguntara, ¿podría decir dónde estaban usted, su marido y su cuñada Alicia, y qué hacían en cada uno de esos períodos? Fue su marido, señora, el que consagró a Menem como “el mejor presidente de la historia”. Fue su marido, señora, el que aprovechó para depositar a su nombre los mil millones de dólares que recibió Santa Cruz por la privatización de YPF y que ya se esfumaron. Era su marido, señora, el que compró dos millones de dólares una semana antes de que aumentara el precio.

El mal, señora, que contamina desde hace años al kirchnerismo , al menemismo y a todas las versiones de lo mismo, y lo que violenta, es la mentira sistemática desde el poder. Eso, al cabo de los años, es lo que indigna. El “relato”, escrito y sostenido por los fanáticos o beneficiarios de turno, o por los intelectuales del “proyecto”, capaces de envolverlo y protegerlo en el “espesor” de las palabras, no resiste la confrontación con los protagonistas y los hechos.

¿En qué “proyecto nacional y popular” se puede creer, señora, cuando el que lo quiere vender es Boudou? ¿En qué bandera de los “derechos humanos” se quiere envolver usted, señora, si se saca fotos con Gerardo Martínez, el secretario general de la Uocra que fue un comprobado informante de la dictadura? ¿En qué “defensa de los trabajadores” se puede confiar, señora, si sus aliados son Cavalieri, Lezcano y el resto de “los gordos” que se hicieron multimillonarios al frente de sus sindicatos? ¿De qué “juventud maravillosa” hablamos, señora, si los responsables políticos de los Montoneros que usted tiene de asesores no se hacen cargo de los pibes que mandaron a morir?

¿De qué “patria” habla, señora, en discursos que recuerdan a Galtieri? ¿Por qué citar en vano a próceres austeros y modestos, como Belgrano o San Martín, que se sentirían avergonzados frente a las fortunas personales que ostentan usted y sus ministros?

De eso se trata, tal vez, señora: de dejar de simular sacrificio. De dejar de hacer asados en la ESMA, conferencias en cadena para anunciar promesas, de pagar por los aplausos, y de ver, mirar, reconocer, aceptar, bajar el tono, callar, pensar, hacer un minuto de silencio y acompañar en el dolor a los que padecen y a los que sufren por sus muertos.

Y haga a la vez, señora, el esfuerzo para dejar de fumarse a los que ya se sabe quiénes son, de vender humo, de negar y de mentir.

© Escrito por Carlos Ares el domingo 13/01/2013 y publicado por el Diario Perfíl de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


sábado, 24 de noviembre de 2012

“Néstor” no es una película... De Alguna Manera...


“Néstor”, un documental indocumentado…


Una historia se desmorona cuando no puede contarse. El relato no se puede relatar: eso muestra Néstor, the movie , el trabajo de Paula de Luque sobre Néstor Kirchner, una extensa sucesión de hechos donde la Biblia, el calefón, Almendra, Fidel, el Cordobazo, los hippies, Chávez y Maradona se mezclan en un cóctel confuso que finaliza con varias decenas de militantes mirando el cielo, como en el final de ET o en la Resurrección de Cristo, da igual.

En su serie “La Traición de las imágenes” (1928-1929), René Magritte pinta debajo de una pipa “Esto no es una pipa”. Era, claro, la imagen de una pipa.

“Néstor” no es una película.

“Es un aviso largo, ideal para ser difundido en Fútbol para Todos”, sintetizó Osvaldo Bazán en los micrófonos de Radio Mitre.

Pero el aviso, de cumplir su esencia, duraría más que el partido mismo.

El relato no puede relatarse porque no hay mucho que relatar. Tal vez por eso “Néstor” sea un collage deliberadamente confuso montado con discursos y muy pocos testimonios . Comienza con la frase de Martin Luther King pasada por lavandina, “Vengo a proponerles un sueño”, y se compone de una especie de kermese de referencias vinculadas sólo por la edición por corte y la buena voluntad -la voluntad militante- de quien se siente en la butaca: 2001, Cámpora, Fidel, Almendra, Vox Dei, el Cordobazo, Vietnam, la asunción de Néstor, el signo de la paz en una bandera, un cartel buscando a los asesinos de Aramburu, Spinetta, Florencia K entrando a Casa de Gobierno, el hombre en la Luna, Kosteki-Santillán, niños jugando en cámara lenta, cielo del sur, ruta, ruta, ruta, ruta y Néstor que baja del cielo. El trabajo de la directora De Luque y el guión (?) de Carlos Polimeni evitan nombrar a quienes hablan a la cámara: es difícil saber si es una opción estética o se le cayeron los zócalos. Si Néstor se proyecta en cualquier otro país o su público es menor de treinta años, la mitad del trabajo resulta incomprensible: ¿quién habla? ¿por qué lo dice? ¿dónde está? ¿en qué año fue? ¿antes o después? ¿antes o después de qué? Si la omisión de referencias se entiende como una opción estética, es probable que De Luque haya intentado que todas las voces sean anónimas porque son parte de una sola, “la voz del pueblo” , que habla sobre Néstor. Hicimos eso hace treinta años en Radio Belgrano, cuando convocamos a los oyentes a que, por teléfono, contaran sus recuerdos de Eva Perón. La edición de aquel material en el que todos los que hablaban eran anónimos pero a la vez protagonistas, intentó ser eso: la historia contada por autor anónimo. Pero no se presentaba como un documental.

Los “anónimos” de De Luque no son tales: dicen lo que dicen pero importa quiénes son y por qué lo dicen, y Néstor no lo muestra. Son sólo voces que se pierden en el contexto como si fueran verdades reveladas cuando son solamente opiniones . Como el río en Apocalipsis Now (basado en el río de El corazón de las tinieblas , de Joseph Conrad), el trabajo de De Luque y Polimeni está cruzado por eternas imágenes de un travelling delante de ruta, ruta y ruta que jamás termina ni llega a ningún lugar (¿la ruta es el tiempo, el camino o un aviso del Automóvil Club? Es imposible saberlo).

Es difícil construir un mito cuando quienes lo relatan no ayudan: “Nació en el año de San Martín”, dice la mamá de Néstor, como si aquello hubiera marcado su destino, aunque nacer aquel año le debe haber sucedido a unos cuantos cientos de miles de argentinos. “Era travieso”, dice una señora que parece la mamá de Cristina. “Yo era rebelde, quería usar tacos altos a los quince”, dice Alicia Kirchner.

“Anotaba los días que estuvo detenido por la dictadura”, dice una voz. Curioso: sólo fueron dos días , según su compañero de celda, Rafa Flores. Se ve que mucho no anotó.

La producción del “Topo” Devoto y del “Chino” Navarro costó, aseguran, seis millones y medio de pesos: es difícil imaginar en qué se gastaron para un trabajo basado en un noventa por ciento en archivo y en diez o doce jornadas de cámara para lograr la misma cantidad de testimonios. Casi tan difícil como explicar la presencia de José Luis Gioja, eterno gobernador de San Juan, el único político que aparece en medio de una larga lista de quienes, se adivina, son familiares de El.

El relato del relato relata, en paralelo, la historia de algunos “anónimos” que fueron tocados por la varita mágica de Néstor : el chico al que le compró un violín y llora, la chica que dejó de vender flores en la calle, el tipo que iba a irse del país, etc. Son protagonistas de lo que luego se convirtió en la oficina de Documentación de la Presidencia, que el propio Néstor armó con Devoto. T odos, hoy, cuentan cómo cambió su vida después de Néstor: todos son funcionarios del Estado . Nadie más generoso que El con el dinero ajeno. El dinero, claro, no está presente, ya que éste intenta ser un relato épico, pero se lo adivina viendo las imágenes documentales de Néstor y Cristina en súper ocho en la casita de City Bell: fue muy corto el camino que llevó al matrimonio de la casita de material al avión privado.

Hay en “Néstor, the movie” efectos especiales: Máximo habla . Al verlo, uno se explica por qué no lo hizo antes, ya que el don de la palabra no le ha sido dado: treinta y cuatro años, ocupación desconocida, sonrisa franca y bigote incipiente, Máximo se maneja con monosílabos.

La hipótesis (?) del final es extraña: Néstor murió de tristeza por el asesinato de Mariano Ferreyra (el Gobierno debería llevar al cine al ministro de Trabajo Carlos Tomada, íntimo amigo de Pedraza). Para esa secuencia, la directora eligió la “metáfora” del sonido de un tren, que recuerda vagamente a Sueños , la película de Akira Kurosawa en la que un tren “suena” en la cabeza de Van Gogh. Pero así son las cosas: de ruta, ruta, ruta se pasa a vía, vía, vía, lágrimas, multitud, velorio y protagonistas de “Néstor” mirando al cielo (¿Esperarán que baje?).

Títulos, final. Ojalá cuando tenga que filmar Cristina, Paula de Luque, de tanto practicar, ya haya aprendido a hacer documentales.

© Escrito por Jorge Lanata y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 23 de Noviembre de 2012.






martes, 1 de mayo de 2012

Cristina, Hadad, Eskenazi y Scioli... De Alguna Manera...

Expropiar rivales…

 No hagan olas Daniel Scioli. Dibujo: Pablo Temes.

Cristina quiere blindar ya el escenario electoral. La salida de Hadad y los próximos Eskenazi.

El plan sistemático para serrucharle el piso al gobernador de Buenos Aires es de una magnitud impactante. No solamente por lo simbólico, con Gabriel Mariotto y José Ottavis sentados en el palco de Vélez en primera fila, dándole la espalda a Daniel Scioli. También porque han logrado esterilizar todos los proyectos legislativos del gobernador y bombardear al ministro de Seguridad Ricardo Casal desde la agrupación La Verbitsky, en la que milita Nilda Garré. El que más claramente expresó el pensamiento de Cristina fue Martín Sabbatella, que también tuvo una butaca muy cerca de la conductora: “Scioli se disfraza de kirchnerista para heredar el proceso político y torcer el rumbo tomado en 2003”. 

El golpe más duro contra Scioli fue que Cristina haya obligado a huir de los medios audiovisuales a Daniel Hadad. No logró que se fuera sin un peso, pero estuvo cerca. Fue como quebrarle el espinazo mediático a Scioli. El gran pecado de Hadad fue no sumarse a la ofensiva contra el gobernador. Esta es la medida del cambio que representa Cristina respecto de Néstor. El ex presidente tuvo a Moyano, Scioli, Hadad y los Eskenazi (y hasta a Clarín en un primer momento) como aliados en su trepada para construir la legitimidad que Menem le había negado. Cristina no los necesita más. Por el contrario, está dispuesta a combatir contra ellos a los que identifica con el pasado.

“Unidos y organizados”, fue el lema del acto multitudinario. “Unidos y organizados contra Moyano y Scioli”, dijo con sorna a PERFIL uno de los organizadores. A Hugo Moyano ya le rodearon la manzana. Todos los días le comen un dirigente. Pero Cristina no confía ni en Antonio Caló. Les gustaría consagrar a Hugo Yasky, que ni siquiera pudo liderar la totalidad de la CTA. El cuestonamiento de la legalidad y del quórum conseguido por el jefe cegetista es la excusa que pronto parirá dos CGT como hay dos CTA.

En Vélez, Cristina marcó la cancha del futuro político. Trazó la raya que divide claramente a los amigos de los enemigos. Mostró el primer fotograma de la próxima película titulada: “Vamos por todo” o “Tarjeta roja para los tibios”. Por eso expropió tanto los restos de la Justicia independiente, como el Grupo Hadad y el 51% de las acciones de YPF. Lo sufrieron en carne propia kirchneristas no suficientemente fanatizados como Esteban Righi, Daniel Rafecas, Daniel Hadad y la familia Eskenazi. Pero es sólo el comienzo. Después de empujar a Edenor y Edesur al abismo y el cuasi default, seguramente le espera la misma medicina a Marcelo Mindlin, el primo del canciller Timerman, que probablemente sea el próximo Eskenazi.

El formulario está escrito y sólo hay que agregarle los destinatarios. Dice así: “No hicieron las inversiones, se llenaron de dinero y vaciaron la empresa. Por lo tanto hay que recuperar la soberanía”. Se le puede agregar el nombre que la Presidenta decida. ¿Gerardo Werthein será el Eskenazi de Telecom? ¿O ser el socio oculto de Cristóbal López lo blinda por ahora? Estela Carlotto le dijo al diario El País que ahora van por las mineras. Es difícil establecer si fue una expresión de deseo, un anticipo informativo o una mera confusión.

La Presidenta ya eligió su estado mayor. Máximo, su hijo, es el verdadero jefe del gabinete que integran Carlos Zannini, Héctor Icazuriaga, Guillermo Moreno y Axel Kicillof. La articulación de la militancia cristinista quedó a cargo del grupo de los cuatro: Andrés Larroque, Edgardo Depetri, Emilio Pérsico y Agustín Rossi, según el orden de afecto y confianza que les dispensa Cristina.

Esta fractura expuesta, cargada de odios que atraviesa toda la sociedad y a sus organizaciones, levanta dos trincheras de las que resulta difícil correrse. Los que intentan caminar por el medio pueden morir en el intento sin saber de qué lado salió la bala. Por ahora, el ejército cristinista tiene una conductora férrea e inteligente, mucho dinero e iniciativa y se lleva por delante a todos los que intenten ponerle algún límite. Eso, claramente, erosiona la calidad institucional de la democracia. ¿Existe algún atisbo de construcción no kirchnerista que equilibre los tantos con alguna chance de alternancia? Allí es donde el gremialismo peronista tradicional que lidera Moyano,  la mayoría de los intendentes bonaerenses con Sergio Massa a la cabeza, las estructuras históricas del Partido Justicialista, que han sido desactivadas, confluyen en un rezo cotidiano a Scioli. 

No tienen otra posibilidad a la vista. Es su única esperanza. Necesitan un jefe que demuestre más autonomía y que esté dispuesto a jugar con una imagen positiva cercana a la de Cristina. Daniel Scioli siempre se mostró leal al matrimonio Kirchner pero nunca antes sintió como ahora que le comen los garrones. No es la primera vez que la gente que lo rodea promete que, esta vez sí, Daniel Scioli va a pegar un puñetazo sobre la mesa y se va a decidir a liderar el peronismo marginado, que sufre incluso que ni siquiera se haya cantado la marchita en Vélez. Ver para creer. La falta de fondos para las intendencias, la parálisis de muchas obras públicas porque los cheques no llegan y los privilegios en todo el territorio para La Cámpora incrementaron el clima de bronca. ¿Se pondrá Scioli al frente de ese movimiento? Peronista náutico acostumbrado a flotar y ajedrecista por vocación, siempre manejó sus tiempos y no le fue nada mal.

Cristina es la única argentina que tiene prohibido ser candidata en las próximas presidenciales. La Constitución nacional es, por ahora, un impedimiento. El cristinismo no tiene, y difícilmente tenga, otro candidato. Su apuesta a los jóvenes que apenas son conocidos, el deterioro definitivo de Amado Boudou, aunque judicialmente lo salven, y el temor que el verticalismo les produce a los dirigentes para largarse solos, hace muy difícil la aparición de cuadros relevantes.

Este es el principal desafío que Cristina deberá resolver después de los comicios de medio tiempo. Con la posible candidatura de Alicia Kirchner en la provincia no alcanza. La malversación de las estadísticas públicas del Indec ha empezado a convertirse en fantasma que acecha la economía real. No hay nadie sobre la tierra que crea que en la Argentina la pobreza es sólo del 6,5% y que la indigencia casi no existe. Es una ficción que se autodestruye cuando aparece la realidad que existe fuera de la cancha de Vélez y lejos de la Unidad Básica Madero Center.

© Escrito por Alfredo Leuco y publicado el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 29 de Abril de 2012.