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sábado, 8 de agosto de 2015

Yabrán 2… @dealgunamanera...

Yabrán 2…

LA DENUNCIA DE LANATA cambió la agenda de todos los medios. Foto: Captura de pantalla

La financiación de la política a través de actividades ilegales y otras coincidencias entre el empresario fallecido y la denuncia sobre Aníbal Fernández.

La denuncia sobre Aníbal Fernández tiene muchas  coincidencias con el caso Yabrán. En dos oportunidades durante el reportaje de Lanata, el condenado por el triple crimen menciona la palabra “susto”.  Primero dice: “Quien da la orden del susto de la muerte es Aníbal Fernández”. Más adelante vuelve a decir: “Si bien no titubeó en darle el susto de muerte a estos tres...”. Y “susto” fue lo que iban a producirle a José Luis Cabezas con la misma derivación, según Martín Lanatta, que tuvo el triple crimen.

Asumiendo que el hoy jefe de Gabinete hubiera sido el jefe de la banda que comercializaba efedrina, el triple crimen hizo que se visibilizara la falta de legislación sobre la efedrina “estropeándole el negocio”. Pero ese eventual tiro en los pies abre hoy algo mucho más grave aún: la caja de Pandora de un negocio infinitamente mayor, que es el de cobrar por proteger delitos usando las fuerzas legales para brindar protección a lo ilegal, de todo aquello que fuera rentable hacerlo.

Felipe Solá tendría de cuando fue gobernador pruebas contra Aníbal Fernández esperando el resultado de las PASO

Efedrina sería una de la tantísimas variantes de la financiación de la política. Aníbal Fernández fue ministro de Interior los cuatro años y medio de la presidencia de Néstor Kirchner y dos años después de Cristina Kirchner. Y ya es un mito nacional la versión sobre que al morir Néstor Kirchner se dejaron de llevar a la Casa Rosada las valijas con dinero que recaudarían distintas áreas de fuerzas de seguridad. Desde el chiquitaje de lo juntado por “agilizar” trámites de portación de armas en el Renar, como hacía Martín Lanatta, pasando por el juego, la droga y la compra lisa y llana de comisarías.

Valijas con plata a políticos generadas por la venta de protección a negocios ilegales, entre tantos otros facilitar el ingreso y egreso de mercaderías por la Aduana, eran parte de las actividades más lucrativas de Yabrán.

Aunque la denuncia de Martín Lanatta tenga móviles que lo lleven nuevamente a mentir, como dice haberlo hecho en el juicio, instala un tema con derivaciones similares al caso  Yabrán, que terminaron  extendiéndose a parte del Gobierno en su conjunto.

Martín Lanatta durante el reportaje mostró incongruencias que en un testimonio judicial con partes, contrapartes y fiscales repreguntando lo hubieran puesto aún más incómodo. Cuando el contador de tiempo del programa Periodismo para todos llega a 1:05:12, Lanata le dice: “Pensá que ahí del otro lado de la cámara está Aníbal Fernández, decile lo que quieras”. El responde: “Si va a salir en televisión no lo podría decir, él sabe bien que lo que estoy diciendo es verdad... (y sigue)”. Había dos cámaras profesionales filmándolo más una manual, ¿cómo no sabía que sí iba a salir por televisión? En un tribunal se pondría más nervioso y podría sacársele mucho más.

Por ejemplo Felipe Solá, competidor electoral de Aníbal Fernández, no aceptó un
reportaje profundo sobre el jefe de Gabinete y se especula que tiene una carpeta con acusaciones para sumar si tras las PASO quedara como candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires del Frente para la Victoria.

Cristina Kirchner, tras querer prescindir de Aníbal Fernández, quizás por la falta de colaboradores con sus capacidades operativas, volvió a convocarlo varias veces después de que dejara su puesto de ministro: primero  para secretario general de la Presidencia, luego para jefe de Gabinete y ahora como candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires.

Una investigación judicial sobre Aníbal Fernández será un proceso a los doce años de kirchnerismo. Y ése es el gran valor de la denuncia de Lanata, más allá de las discusiones sobre la operación política que la haya promovido. El momento en que se producen los testimonios contra Aníbal Fernández hace evidente la intencionalidad electoral por lo menos en algunos de los partícipes necesarios. Pero hay operaciones políticas con falsedades y otras con hechos verdaderos. Mínimamente es verdad que el condenado por el triple crimen acusa a Aníbal Fernández.

También es cierto que Lanata dio por cierta la acusación al abrir su programa diciendo: “Esta noche te vamos a contar que el autor ideológico de esas muertes fue el jefe de Gabinete”. Y no consideró necesario tomarse el trabajo de dar testimonio de quienes pusieran en duda lo dicho por el condenado, como su abogado o su esposa y madre de sus hijos, como hicieron luego en otros medios.

No sin algunos celos por el éxito de Lanata, colegas en redacciones, asociaciones de corresponsales extranjeros, la Academia y facultades de periodismo se preguntan si lo que hace Lanata en PPT es periodismo de investigación u otro género.

La perplejidad surge del hiperprotagonismo recurrente de Lanata y la inexistencia de otro ejemplo en el mundo donde un periodista ocupe tanta centralidad de la escena nacional. Con su denuncia sobre Aníbal Fernández, otra vez obligó a cambiar la agenda de todos los medios y no se habló de otra cosa la semana previa a las elecciones primarias nacionales.

Algunas críticas que recibe también reflejan envidia por las habilidades comunicativas de Lanata, en especial su histrionismo y desparpajo: llamar varias veces “imbécil” al jefe de Gabinete es algo que en el periodismo televisivo de la mayoría de los países resulta inimaginable y probablemente en la Argentina actual sea parte de las claves de su éxito.

Valijas con dinero por permitir negocios ilegales no podrían limitarse sólo al tráfico de Efedrina

En su monólogo, Lanata anticipó las críticas: “No estoy pensando cuándo carajo hay PASO, me importan un pomo las PASO... ¡Qué verso de las PASO! Si se las pasan por las pelotas el tema de los candidatos y la mitad de los partidos ya tienen elegidos sus candidatos”. Pero justo el caso del candidato a gobernador bonaerense es el mayor cargo en disputa de estas PASO.

También una semana antes de las elecciones presidenciales que perdió Duhalde, la revista Noticias publicó una tapa con una denuncia en su contra por el crimen de Cabezas. 

La diferencia está en los modos de Lanata, quien no necesita mostrar ecuanimidad ni atenerse a formas clásicas de los manuales para ser creíble ante la mayor audiencia que haya concitado nunca un periodista argentino.

Su estilo y su éxito también son una señal de una época hiperbólica.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el sábado 08/08/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


martes, 20 de enero de 2015

Cabezas y Nisman… De Alguna Manera...

Cabezas y Nisman…

La muerte de Nisman impregnará el recuerdo de la presidencia de Cristina Kirchner como el asesinato de Cabezas marcó al menemismo para siempre. Foto: Cedoc

Estoy en San Pablo. A las dos de la mañana (aquí es una hora más) me despertó un llamado que decía: “a Nisman lo suicidaron”. Viajé a Brasil el sábado a la noche después del cierre del diario Perfil y ya estoy volviendo a Buenos Aires. Escribo estas líneas desde un avión camino a Ezeiza sin haber podido tomar contacto con lo que se viene diciendo en Argentina: mi agenda de todo el día de hoy fue por las publicaciones de Perfil en Brasil y aquí el tema Nisman ocupó apenas un minuto en los medios audiovisuales, en los gráficos, por la hora de cierre, aún no se editó nada.

El sábado, Perfil publicó una columna donde yo decía que me molestaba el oportunismo de Nisman por denunciar recién ahora lo mismo que Pepe Eliaschev había escrito en Perfil a comienzos de 2011. Propuse a lector no creerle a los jueces y fiscales que ahora le imputan o procesan a los kirchneristas de todo junto. No creerles a ellos pero si creer lo que ellos denuncian. Que lo que dicen es verdad aunque ellos sean poco creíbles.

Al día siguiente de la denuncia de Eliaschev, Perfil entrevistó a Nisman, quien no sólo se mostró incrédulo o prudente respecto de la denuncia de Pepe sino que se expresó tan extrovertido como en sentido contrario la semana pasada en coincidencia tardía con él. Dijo Nisman en 2011 sobre el acuerdo de Argentina con Irán, intercambiando comercio por impunidad:

—El hecho y la nota (de Pepe en Perfil) me parecen absolutamente descabellados, absurdos y, además, de imposible cumplimiento. Hacía tiempo que no leía algo tan disparatado. Todo surge de un cable de la Cancillería iraní y tengo leído y conozco sus respuestas en la causa, tanto que por sus posturas no resultan creíbles en nada de lo que hacen y mucho menos en lo que dicen. Es todo muy poco serio.

—¿Por qué?

—Realmente, me parece algo que no tiene ni ton ni son porque estoy convencido de que el gobierno argentino no piensa nada de eso. Es absolutamente falso que está detrás de esto, porque me consta y por todo lo que ha hecho. Es de locos, no tiene ningún tipo de lógica.

—Pero eso dicen los cables secretos de la Cancillería iraní.

—Puede existir ese documento, porque piensan que todo eso forma parte de una negociación política, varias veces me lo sugirieron, incluso con otros gobiernos argentinos: si el presidente de Irán da una orden y el nuestro otra. Me lo han dicho públicamente en las reuniones de Interpol y se lo han expresado al secretario general, y así les ha ido, desastrosamente, en los planteos que han tenido. Creen que todo se maneja como lo hace su gobierno teocrático, donde el líder espiritual dice algo y todo el mundo obedece.

Hoy, tras su muerte, que sea cierto lo que denuncia Nisman aunque él mismo resultara poco creíble, pasa a ser secundario para muchos. Tras el asesinato de Cabezas, el suicidio de Yabrán resultó inverosímil para muchos. Aún hoy hay personas que descreen de la muerte misma de Yabrán, a quien imaginan disfrutan en un isla alejada.

Sea cual fuere la causa de la muerte de Nisman no cambia el grado de gravedad institucional que tiene. Porque aunque finalmente se comprobara que se trató de un suicidio, terminará siendo fuera un “suicidio inducido” o un asesinato. En cualquiera de los casos, se tratará siempre de una muerte política, porque tiene consecuencias políticas e impregnará el recuerdo de la presidencia de Cristina Kirchner como el asesinato de Cabezas marcó al menemismo para siempre.

Y también dejará otra estela negativa sobre la imagen argentina que se suma a décadas de anormalidades en tantos planos.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el lunes 19/01/2015 y publicado por el Diaro Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

domingo, 9 de marzo de 2014

Fotos, Retrato de un país: Alfredo Yabrán… De Alguna Manera...

Fotos, Retrato de un país: Alfredo Yabrán…


La TV Pública presenta una serie documental centrada en las fotos más emblemáticas del fotoperiodismo argentino de los últimos 35 años, a partir de las cuales se realiza un original recorrido por nuestra historia.

La foto a Yabrán en Pinamar, antes que Cabezas fuera asesinado. Foto: José Luis Cabezas

Capítulo: Alfredo Yabrán. 

Sinopsis: 

Lo que parece una simple imagen de un hombre caminando por la playa junto a su mujer es la foto más trágica del último cuarto de siglo en la argentina. Esconde por un lado la síntesis de lo que es la labor periodístico independiente, con el trabajo consecuente de un reportero gráfico en busca de la noticia; y por otro una trama de tinte mafioso que acaba con la vida del fotógrafo y con la del propio fotografiado. 

La historia de José Luis Cabezas y de Alfredo Yabrán, dos opuestos de un drama argentino. 

Video 1:


Video 2:



Entrevistados: Wenceslao Bunge, Hugo Ropero, Gabriel Micchi, Marita Soto, Antonio Valdez.

© Publicado el Lunes 11/03/2013 por http://www.tvpublica.com.ar



jueves, 24 de enero de 2013

No se olviden de Cabezas... De Alguna Manera...


Un nuevo Aniversario de un Crimen Mafioso…


Eran las 4:30 del sábado 25 de enero. Oscar Andreani gozaba del éxito de su cumpleaños. Las cámaras fotográficas lo eternizaban posando sobre la escenografía que armó en el quincho de su casa y que pretendía imitar a un buque. Los invitados eran más de 200 y Pinamar se encontraba con su capacidad hotelera al máximo. Sus ciudadanos se preparan para la gran noche de los fuegos de artificio del desfile de Roberto Giordano. La avenida Bunge estaba más que resplandeciente. Andreani disfrutaba al máximo mientras esperaba la llegada del basquetbolista "Magic" Johnson. Y José Luis Cabezas, el reportero gráfico de la revista Noticias, levantaba su cámara Nikon F-4 para hacer la última foto de su vida.

El fotógrafo había llegado al cumpleaños de Andreani a las 23:40 junto con el periodista Gabriel Michi. Dejaron el Ford Fiesta blanco, patente AUD396, a 100 metros de la puerta lateral de la casa. Michi estuvo en lo de Andreani hasta las 4 de la mañana. Luego se había ido con Carlos Alfano, fotógrafo de la revista Para Ti, que lo llevó hasta el departamento que Noticias alquilaba en la avenida Bunge.

A las 5 de la mañana José Luis Cabezas decidió que era hora de volver a su casa. Aparte de Candela, su hija de cinco meses, lo esperaban Juan Ignacio y María Agustina, los hijos de su primer matrimonio. Ese día, habían llegado a la casa de Gabriel Michi tres amigos para festejar el cumpleaños del periodista, el cual iba a ser al día siguiente. A las 5:10, Cabezas se despidió del fotógrafo Eduardo Lerke, de la revista Caras. Salió a la calle por la puerta principal y hasta allí lo acompañó Marcelo, productor del programa radial de Juan Alberto Badía. Diana, quien vive a cuarenta metros de la puerta lateral de la mansión de Oscar Andreani, esa noche se convirtió en una testigo clave en el caso. A un costado de su propiedad estaba estacionado un Fiat Uno blanco, de cinco puertas. En el interior del Fiat -que estaba chocado en su frente- había dos hombres. Diana ingresó a su casa y su madre le dijo que esos hombres estaban ahí dese las 0:30. En realidad, los hombres eran tres, uno de ellos –que tenía una campera de cuero negra- recorría la calle en donde estaba estacionado el auto alquilado por Noticias. Los hombres se reemplazaban entre sí y se intercambiaban la campera. Diana, de pronto, decidió salir, golpeó la ventanilla del conductor y un hombre gordo de 1,80 de estatura salió del auto.

-“¿Qué hacen acá?, ¿Ustedes quiénes son?”

-“Somos custodios.”

-“¿Custodios de quién?”

-“Ya te vas a enterar.”

El gordo solo atinó a reirse y llamó a su compañero que estaba haciendo guardia. Diana cruzó y le contó todo lo ocurrido al custodio de la fiesta de Andreani. El guardia salió a su encuentro y habló con los hombres del auto. Luego, volvió para prevenir a Diana: "-Métase adentro que lo que pasa acá es muy raro".

-“Si ustedes no llaman a la policía, la llamo yo”.

-“Deje, nosotros nos encargamos”.

Según Diana, a 30 metros, sobre la otra calle, aguardaba un Duna blanco con más sujetos.

El martes por la noche, después de los tres nuevos identikits que aportó Diana a la causa, reconoció, entre mil fotos de prontuario, a uno de los hombres que vio y que estaba como acompañante en el Fiat en cuatro de las imágenes.

Crimen por encargo

El reloj "Tag Heuer" de José Luis Cabezas se había parado a las 5:43. El auto estaba íntegramente quemado. No explotó. Los vidrios del sector derecho se hallaban casi derretidos. Las ópticas delanteras quedaron en el suelo, rozando el Ford Fiesta, que había sido bajado hasta una cava de 2 metros de profundidad, 14 de largo y 7 de ancho. "Se utilizó alcohol metílico", dijo un informe preliminar de los Bomberos. Sus manos estaban esposadas.

Una bala calibre 32 -después se determinó que eran dos- quedó dentro de su cráneo. Los peritajes no pudieron precisar si murió en el acto. Había mucho hollín en sus pulmones. La opinión de los especialistas es que dada la forma en que se halló el cuerpo, quemado en un 80 por ciento, el humo pudo haber entrado después del fallecimiento.

El sábado 25 A las 13hs., Gabriel Michi esperaba junto a su mujer Luz a José Luis Cabezas. Tenían planeado hacer una recorrida por la playa en busca de las modelos de Roberto Giordano. Luego de esperar un poco llamó a la casa de José Luis, desde donde atiende su suegra y le dice que el fotógrafo no había llegado aún. De inmediato, Michi mandó un radiomensaje al número 5425056 de la empresa Skytel, perteneciente a Cabezas. Al no obtener respuesta emprendió una larga cadena de llamados telefónicos: los balnearios, la casa de Andreani, el comisario Alberto Gómez de Pinamar y nuevamente a la casa de Cabezas. Sin ninguna respuesta positiva, Michi decidió ir a la comisaría.

El comisario Gómez lo atendió en su casa que da a los fondos de la dependencia policial y le preguntó sobre la marca del auto en que circulaba Cabezas. -“Es un Ford Fiesta blanco, patente AUD396”, responde Michi. A lo que Gómez alerta: -"Creo que tengo una mala noticia para darte". De ahí fueron hasta la ruta 11 y recorrieron unos 8 kilómetros, doblaron a la izquierda y anduvieron 5 kilómetros más por el camino de tierra que conduce a la laguna Salada Grande. Llegaron a una cava que había sido hecha 15 días antes por la Municipalidad de Madariaga para nivelar el camino de tierra y le preguntaron si reconocía el auto. Gabriel Michi recordó en ese momento que el Ford tenía un golpe en el guardabarro derecho y pidió que lo dejen descender a la cava para comprobarlo. Lo que quedaba del auto tenía un golpe en ese lugar. El periodista, entonces, levantó la vista y vió el cadáver de su compañero que aún permanecía en el Ford. El mismo cadaver que conocimos todos por las terribles fotos que circularon luego de ese fatídico 25 de enero.

La policía le muestra unas llaves, un trozo de una bota texana, un masacote de plástico y dos cartuchos de película. Michi no lo podía creer. Quedó paralizado. En febrero de 1996, José Luis Cabezas había hecho fotos del narcoempresario postal Alfredo Yabrán y de su mujer caminando por la playa. Era la primera vez que un fotógrafo podía capturar la imagen del empresario en esas circunstancias. La foto de Yabrán fue la tapa de la edición del 3 de marzo de 1996 de Noticias. Cuando se enteró de la existencia de esa foto, el empresario telepostal ardió de furia. En otra oportunidad había dicho: "Sacarme una foto a mí es como pegarme un tiro en la frente". A partir de la publicación de esa nota, José Luis Cabezas y su mujer, María Cristina Robledo, empezaron a recibir advertencias y amenazas telefónicas que se sucedieron durante todo 1996.

No era casual que esto les pasara. El 20 de diciembre de 1996, Noticias había comenzado la cobertura del verano en Pinamar. A los dos días de iniciada, Cabezas dijo que uno de los hombres más cercanos al intendente Altieri le había hecho una confesión bajo estricto secreto: -"Gente vinculada a Yabrán estuvo tratando de averiguar tu dirección".

Alfredo Yabrán odiaba dar reportajes. Odiaba también que lo retrataran. Prueba de eso es la cantidad frustrada de veces en las que se lo intentó entrevistar o simplemente hablar.

Gabriel Michi y José Luis Cabezas trataron, durante todo enero, de acercarse al empresario para proponerle un reportaje. Yabrán  utilizaba para sus desplazamientos en Pinamar una camioneta Land Cruiser bordó, patente AKR282. Con ella llegó al balneario Bacota a mediados de enero. Cuando los periodistas quisieron estacionar su Ford Fiesta, un empleado del balneario se los impidió. Los periodistas tuvieron que irse inmediatamente. Yabrán había abandonado su camioneta y ya estaba lejos.

En otra oportunidad, El sábado 18 de enero, el empresario, siempre rodeado por una temible custodia personal, estaba cenando en la parrilla "Martín Fierro" de Valeria del Mar. Michi iba solo en su auto y al descubrir la presencia de Yabrán trató de ingresar al restaurant. Dos hombres de seguridad se lo impidieron. Ante la mirada atenta de los guardaespaldas, el periodista debió abordar su Ford y retirarse del lugar.

En enero de 1995 los periodistas de Noticias cubrían el verano en Pinamar y encontraron los dos autos de alquiler que utilizaban para movilizarse despedazados con una precisión admirable. Los dos Volkswagen Gol tenían los vidrios rotos y los neumáticos destrozados. El día anterior, la revista había publicado por primera vez la foto de Alfredo Yabrán. Hasta ese momento, su rostro era un enigma.

Testigo indiscreto

José Luis Cabezas era una persona extrovertida. A lo largo de cinco temporadas en Pinamar había logrado concentrar una importante cantidad de fuentes informativas. Una de ellas era Rafael El Rafa De Vito, dueño, entre otros negocios, del más importante corralón de materiales de la zona y del balneario Cocodrilo. El Rafa mantiene una excelente relación con Eduardo Duhalde y fue el principal artífice para que el gobernador comprara una casa en Pinamar por 60.000 dólares que ahora está tasada en 150.000: De Vito le hizo un precio especial por los materiales que utilizó el gobernador para refaccionar su casa. A menos de 100 metros del chalet, rodeado de guardaespaldas, fue visto por última vez José Luis Cabezas con vida. Hoy, Rafael De Vito suena como el sucesor de Blas Altieri en la conducción de la Municipalidad de Pinamar.

Cristina y Candela, la mujer y la hija menor del fotógrafo, ocuparon durante enero una carpa en Cocodrilo. Cuando Cabezas quiso pagar el alquiler,El Rafa le contestó: "Yo no te puedo cobrar. ¿O vos no sabés lo que te quiero?". Después del homicidio, Rafael De Vito dice otra cosa.

Desde el mismo momento en el que mataron a José Luis Cabezas, muchos de los policías que investigaban el caso hicieron notables esfuerzos para intentar demostrar que el homicidio tenía que ver con la vida personal del fotógrafo y no con su actividad profesional. De ese tenor fueron las primeras preguntas que recibieron los compañeros del fotógrafo en la noche del sábado, cuatro horas antes de que se presentara el juez José Luis Macchi en la comisaría de Madariaga. Esa línea también recibió refuerzos inesperados. Un ex comisario de la Policía Bonaerense vinculado a la SIDE informalmente, hizo cuatro llamadas en dos días a la redacción de Noticias insistiendo en la cuestión de que "hay que investigar a la víctima".

Blas Altieri es el intendente de Pinamar y tenía una relación muy particular con Alfredo Yabrán. Sospechado de pertenecer al círculo íntimo del empresario, el martes 28 de enero hizo verdaderos esfuerzos por demostrar su amistad y su consternación por el destino de Cabezas y se apuró a lanzar una definición muy elocuente: "Yabrán no tiene nada que ver con el caso".

El miércoles 29, una persona le acercó a un periodista de Canal 13 una caja vacía de esposas. "Yo trabajo en el edificio 'Marinas II' y encontré esto en las cocheras", dijo el hombre -morocho, de 1,85 y pelo crespo- antes de salir corriendo. Ese era el edificio donde se había alojado Gabriel Michi durante su estada en Pinamar. La caja resultó ser el envoltorio de unas esposas de juguete.

El domingo 26, un productor del programa de Juan Alberto Badía encontro un teléfono celular Miniphone. Luego de hacerlo llegar a la redacción de revista Noticias, fue entregado al comisario inspector Carlos Rossi, jefe del grupo operativo de la investigación. Los policías alentaron en ese momento esperanzas alrededor del teléfono y algunos llegaron a sostener ante los medios que pertenecía a Cabezas, a pesar de que el fotógrafo nunca tuvo celular. El aparato fue descubierto semienterrado en las cercanías de la casa de Oscar Andreani, en el mismo lugar donde estaba el Ford Fiesta.

Más allá de todo lo que se pueda decir acerca de José Luis Cabezas, no hay que olvidar ni siquiera por un momento, la manera en la que fue asesinado.  Su muerte es y será el eterno fantasma de un pasado que nunca más debe ser parte de nuestras vidas...

© Escrito por Christian Sanz (Parte del libro "La larga sombra de Yabrán", de Christian Sanz (Sudamericana, 1998)) y publicado el jueves 24/01/ 2013 por Tribuna de Periodistas.



domingo, 5 de febrero de 2012

José Luis Cabezas... De Alguna Manera...

No entrar en el juego...

 José Luis Cabezas. Dibujo: Pablo Temes.  

Quince años del asesinato de Cabezas. Vi por la Web el fragmento del programa 6,7,8 en el que Orlando Barone habla de José Luis Cabezas. Desde mi punto de vista, el periodista toca un punto sensible de la labor periodística en la Argentina. Se trata de la relación de la prensa con el entramado mafioso del poder. No me pareció que Barone degradara la labor de Cabezas, sino que sostenía que el fotógrafo era una parte menor de un engranaje mediático con piezas de mayor importancia en las llamadas investigaciones sobre ciertos personajes públicos.

Decir que no murió en Afganistán, como afirmó Barone, no parece contribuir a la buena fe de sus dichos, pero nuevamente creo que no se puede soslayar un tema, y su correspondiente debate, por una desgraciada expresión o una supuesta mala intención del autor de ésta.

Estamos ya adiestrados en calificar las expresiones de acuerdo con quien las emite. Identificamos a nuestros adversarios como si fuéramos burócratas al servicio de una causa sagrada y hacemos lo posible para desestimar, cuando no distorsionar, sus dichos.

Hoy, la prensa oficial y opositora, en general, no parece tener otro modo de acción que el de mostrar la perversión de los de la vereda de enfrente, y en este mundo de perversiones globales, la información no existe; el análisis, menos, mientras se multiplican las acusaciones a los difamadores que siempre están en la vereda de enfrente.

Yabrán era un intocable, e invisible. Por supuesto que nadie podía suponer que la publicación de su foto en un medio masivo iba a provocar su asesinato con dos tiros en la cabeza, y menos aún, que sus asesinos estén en libertad. Nadie lo esperaba ni podía suponerlo, pero esto no significa que no se estuviera consciente de que sí podía suceder, en un país en el que el Estado y sus servicios han llevado a cabo crímenes de todo tipo cuando se descubre una verdad que desnuda su estructura de poder, y que en los llamados gobiernos democráticos este dispositivo no ha sido desmantelado. Ni en tiempos de Menem ni ahora.

Muchos recordarán que en la misma época, en una entrevista a un poderoso dirigente gremial, por la molestia que le causaban las preguntas del cronista, le preguntó sin inmutarse si no quería terminar en el Riachuelo. O la epopeya dolorosa que padecían periodistas y fotógrafos cuando querían conseguir alguna primicia de María Julia, cuando lucía sus pieles, y la funcionaria mandaba a su custodia a que apaleara a los entrometidos paparazzi.

El crimen de Cabezas no sólo está impune, sino que confirma que hay límites por todos conocidos que nos obligan a preguntarnos sobre la protección que reciben o que deberían recibir cronistas, periodistas, fotógrafos, camarógrafos, etc., en investigaciones en las cuales sus espaldas no están cubiertas y la impunidad de los poderosos es la regla.

Cuando se habla de calidad institucional, no es sólo una remisión a una treta de campaña electoral ni un artilugio de republicanos cesantes; se habla de vida y muerte, y cuando esta calidad –para llamarla de un modo poco adecuado– no sólo está ausente; más aún, cuando se la descuida con sorna, hay que tener cuidado.

La paranoia –por no decir la prudencia–, en nuestro país, es un mecanismo de defensa necesario y urgente ante un poder impune con pretensiones de expansión a cualquier costo.

Responsabilizar a editores o dueños de medios de aquel crimen es de cobardes, y una muestra de la degradación, esta vez sí, a la que ha llegado la tarea periodística en la Argentina. Se usa cualquier información con total impudicia con el objeto de denostar a quien se declara enemigo. Pero no por eso hay que entrar en el juego, aunque más no fuere para no colaborar con la decadencia general y avalarla con procedimientos sino similares, con el riesgo de ser confirmatorios, a pesar de las intenciones, de la situación comunicacional que vivimos. Por el contrario, es mayor la exigencia que debemos tener con nosotros mismos para no dejarnos mimetizar por la mediocridad de un periodismo degradado.

Segundo tema. En estos días hemos presenciado una discusión con varios personajes acerca de la identidad política e ideológica de Jorge Abelardo Ramos. Sin entrar en la búsqueda de situaciones, palabras, gestos y cartas personales, que rectifican o ratifican su adhesión menemista, no resulta claro en qué puede llamar la atención que un hombre clave del revisionismo histórico haya apoyado a Menem, a su política de privatizaciones, a sus relaciones carnales con los EE.UU, a su abrazo con el almirante Rojas, los ositos de peluche a los kelpers, porque no sólo fue el único, sino uno más de tantos peronistas que lo hicieron con entusiasmo, lirismo y argumentos. El riojano con patillas, repatriador de Rosas, evocador de las montoneras, representaba lo más noble de la tradición nacional y popular.

Había derrotado a esa especie de socialdemocracia peronista que era el movimiento de la renovación que imitaba al alfonsinismo, y su simbología permitía que se volviera a las fuentes que hicierona la patria grande antes de la integración en el mercado mundial y del aluvión inmigratorio que produjo a la Argentina gringa.

La política de Menem estaba subordinada en importancia a su ideología con sus referentes históricos alabados por la tradición a la que pertenecía. La realidad mundial podía obligarlo a tomar medidas en apariencia no acordes con el nacionalismo de otras épocas, pero a nadie se le ocurría que por eso era un traidor; todo lo contrario, lo consideraban fiel en su amor al pueblo peronista y a los héroes epónimos de la nostalgia colonial y al caudillismo de chiripá, poncho y facón. Sus medidas políticas tan admiradas no hacían más que reflejar su visión de estadista. Veía el horizonte.

Puede recorrer quien disfrute de este tipo de hallazgos las frases de los discursos y declaraciones de políticos y de gente de la cultura nacional y popular, para detectar todas las veces que emplearon la palabra “estadista” cuando se refirieron al ex presidente.

Hoy no sucede algo muy diferente. Lo que importa es la ideología –llamada por los avances de la República de las Letras “relato”– que ha sumado a la epifanía nacional a la juventud maravillosa de la década del setenta y a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, lo que subordina a esta fe política cualquier medida que pueda ser cuestionable por quien no profese la religión de la argentinidad. Ni los glaciares ni la explotación minera ni los negocios energéticos ni los secretos de Caja ni Sueños Compartidos ni los esfumados fondos de Santa Cruz, nada de una larga lista de objeciones, podrán hacer mella en el credo nacional y popular.

La palabra “estadista” también ha recuperado vigor en la figura esta vez de Néstor Kirchner para trasladarla de acuerdo con el vértigo de los acontecimientos a la actual figura presidencial. Nada cambia, la variación de los factores conserva el producto.

© Escrito por Tomás Abraham (*) y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 4 de Febrero de 2012.

(*) Filósofo. (www.tomasabraham.com.ar).