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viernes, 27 de enero de 2023

Cambiar los cigarrillos de tabaco por electrónicos no permite recuperar la salud... @dealgunamaneraok...

 Cambiar los cigarrillos de tabaco por electrónicos no permite recuperar la salud... 


Fotografía de archivo de una mujer fumando un cigarrillo electrónico. EFE/Sebastien Nogier 

Una investigación de la Universidad de California probó que, quienes comenzaron a usar esos dispositivos como alternativa para dejar de fumar, no logran restaurar su epitelio respiratorio, como si abandonaran el hábito por completo. 

© Publicado el sábado 28/01/2023 por el Diario Digital Infobae de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.


Universidad de California. Los Ángeles

Algunos estudios han revelado que los cigarrillos electrónicos (EC, por sus siglas en inglésson tan perjudiciales como el tabaco tradicional. Se trata de dispositivos que funcionan con baterías, que aerosolizan líquidos, ya sea nicotina o mezclas de sabores que no contienen nicotina, utilizando una bobina de calentamiento. 

Muchos fumadores de cigarrillos que se convirtieron en usuarios duales aseguraron haber reducido los síntomas respiratorios después de pasarse a los EC. Por el contrario, otros han informado que empeoran con el uso de estos últimos. Algunos estudios han sugerido que su uso puede ser una alternativa saludable a largo plazo al tabaquismo, que puede ayudar a revertir y prevenir la progresión de las enfermedades respiratorias relacionadas con el tabaco.

 No obstante, la ciencia no deja de emitir informes con fundamento investigativo de lo contraindicados que se encuentran los cigarrillos electrónicos. En esa línea se encuentra un nuevo documento que acaba de presentarse en la revista Toxics, donde científicos de la Universidad de California demostraron que cambiar de cigarrillos combustibles (AE, por sus siglas en inglés) a EC no restaura el epitelio nasal al de un no fumador.

Específicamente, los investigadores encontraron que los perfiles de expresión génica del epitelio de los usuarios de AE no vuelven a los perfiles de expresión génica del epitelio típicos de los no fumadores. 

La ciencia no deja de emitir informes con fundamento investigativo de lo contraindicados que se encuentran los cigarrillos electrónicos (Getty) 

“De hecho, en comparación con los no fumadores, el grupo de EC mostró alteraciones moleculares en sus perfiles de expresión génica que están asociadas con los fumadores de cigarrillos”, informó Giovanna Pozuelos, la primera autora del artículo, con un doctorado en biología celular, molecular y del desarrollo. “El grupo EC mostró alteración de genes asociados con un aumento en el estrés oxidativo, la respuesta inmune y la queratinización, así como evidencia de disfunción ciliar y disminución de la ciliogénesis”. El equipo de investigación, dirigido por Prue Talbot, profesora de biología celular, informó que las alteraciones que el equipo observó en los perfiles de expresión génica del epitelio de los usuarios de EC sugieren que los cigarrillos electrónicos pueden interferir con la recuperación del epitelio respiratorio de los exfumadores. 

“Los EC a menudo se postulan como una alternativa más saludable al tabaquismo —indicó Talbot—. Sin embargo, el uso continuo de EC puede contribuir al daño epitelial de las vías respiratorias y la progresión de enfermedades, como la metaplasia escamosa”. Esta dolencia implica cambios benignos en el epitelio, tejido que recubre órganos, como los pulmones, la garganta y la tiroides, y también se puede encontrar en la piel. Pozuelos explicó que la metaplasia escamosa “se observa en los pulmones en respuesta a la lesión tóxica que a menudo provoca el tabaquismo. Es reversible —continuó—, sin embargo, después de dejar de fumar”.

“En nuestro estudio, los marcadores moleculares asociados con la metaplasia escamosa aumentaron en los usuarios de EC, lo que sugiere que éstos podrían interferir con la recuperación en ex fumadores. También observamos un aumento del estrés oxidativo y la inflamación, lo que puede contribuir al daño epitelial de las vías respiratorias y a la progresión de otras enfermedades respiratorias”, agregó. 

Fotografía: Gettyimages

Los investigadores recolectaron biopsias nasales de tres grupos de participantes y compararon sus lecturas de expresión génica del epitelio. Los grupos estaban compuestos por tres exfumadores que cambiaron completamente a EC de segunda generación durante al menos 6 meses; tres fumadores de cigarrillos de tabaco; y tres no fumadores. Luego, los especialistas utilizaron la bioinformática para identificar procesos biológicos, vías celulares y enfermedades. 

“Alteraciones en los perfiles de expresión génica de los usuarios de EC sugieren que los cigarrillos electrónicos pueden convertirse en la recuperación del epitelio respiratorio de los ex fumadores. Se trata de un dato esencial a considerar para analizar correctamente el proceso de abandono del tabaco y sus consecuencias”, confirmó Pozuelos.

Recientemente la FDA anunció la prohibición de los EC mentolados después de que se probara su potencial adictivo. A la vez otras investigaciones han demostrado que Los usuarios de cigarrillos electrónicos están expuestos a niveles potencialmente dañinos de metal vinculados al daño del ADN y Los síntomas de lesión pulmonar por vapeo se han informado en línea durante al menos siete años.


   

martes, 22 de noviembre de 2022

Hebe de Bonafini: del coraje con el que enfrentó a la dictadura al desatino y la violencia del final… @dealgunamaneraok...

 Hebe de Bonafini: del coraje con el que enfrentó a la dictadura al desatino y la violencia del final…

Hebe de Bonafini. Fotografías: (NA).

A los 93 años, murió la presidenta de Madres de Plaza de Mayo. Fue una mujer que despertó fervores y rechazos. Le llamaban “La Roca” por su terquedad, su obstinación, su intransigencia, su franqueza, su lenguaje llano y brutal. Con ella muere parte de una época y de un estilo político que marcó en cierto modo la vida del país.

© Escrito por Alberto Amato el domingo 20/11/2022 y publicado por el Diario Digital Infobae de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

 

A los 93 años Hebe Pastor de Bonafini, titular de Madres de Plaza de Mayo, el organismo que le plantó cara a la última dictadura militar en pleno terrorismo de Estado, en 1977, y que reveló años más tarde los horrores del “proceso”; la asociación que le dio entidad internacional y valor de lenguaje cotidiano a una nueva y trágica figura del violento mundo político argentino, la del “desaparecido”; el grupo de mujeres que, con un pañuelo blanco en la cabeza, impidió en 1983 una retirada decorosa y sin estridencias del poder militar, que había dictado una ley de autoamnistía para ocultar y alejar de todo proceso judicial a sus miles de asesinatos.

 

Fue una mujer que despertó fervores y rechazos. Le llamaban “La Roca” por su terquedad, su obstinación, su intransigencia, sus desplantes, su franqueza, su lenguaje llano y brutal, sus arranques que la colocaban siempre al borde de la perturbación. Vivió una tragedia personal inmensa, la desaparición de sus dos hijos y la de su nuera, a manos de los centuriones de la dictadura; y convirtió ese dolor privado en un dolor colectivo, le dio a su drama y al del resto de las madres, una dimensión social como nunca antes tuvo un drama en la Argentina. 




La ronda de los jueves de las Madres de Plaza de Mayo (AGN).

 

Bonafini hizo incluso algo más: por propia decisión, y sin muchos más fundamentos que los que le dictaba su tragedia personal, quitó toda autoridad moral a los gobiernos democráticos del país en los últimos treinta años hasta que, seducida por el ex presidente Néstor Kirchner, adhirió a su gobierno con la furia de los conversos, mientras se ponía al frente del programa “Sueños compartidos”, un plan de viviendas que manejó al menos mil doscientos millones de pesos y por el que terminó acusada de corrupción y envuelta en un escándalo cuya investigación y aristas judiciales está aún en manos de la justicia federal.

Fue en estos últimos años en los que su figura perdió prestigio internacional y adhesión popular en el país. Coincidió también con sus exabruptos más violentos por los que llegó a valorizar la tremenda lucha armada de los años 70, a incitar a los adolescentes a “la rebeldía y al combate”, a celebrar el atentado contra las Torres Gemelas que dejó más de tres mil muertos, a ensalzar la guerrilla vasca ETA, la del mexicano Ejército Zapatista y la de las FARC de Colombia, a organizar un juicio popular a la prensa, a calificar de “turros” a los jueces de la Corte y a amenazar con tomar el Palacio de Justicia y a denigrar la elección del cardenal Bergoglio como Papa para luego, en coincidencia con el giro del Gobierno, enviarle una elogiosa carta personal en julio de 2013 y visitarlo para rogar su perdón en mayo de 2016.

 

Jorge y Raúl, los hijos desaparecidos de Hebe de Bonafini.

 

Impulsó, a su modo, la instauración de un estado revolucionario que sabía imposible, que borrara para siempre el sistema y las leyes que le daban cobijo a su prédica, a la organización que presidía y, con el kirchnerismo, a su propia cuota de poder personal. Encarnó también otro imposible: proyectó, proclamó y pretendió representar lo que, pensó, sería hoy la lógica y las ideas de sus hijos asesinados y las del resto de los “desaparecidos”.

 

Bonafini nació en Ensenada, en el barrio El Dique, el 4 de diciembre de 1928. Hija de un español planchador de sombreros y de una argentina ama de casa, creció en un hogar humilde del que habló siempre con inocultable orgullo. Casi sin educación formal más allá de la primaria, se ganó la vida desde muy joven confeccionando ponchos y otras prendas en unos telares que, solía decir, le hicieron conformar una especie de cooperativa junto a otras mujeres tejedoras. Muy joven también, a los 14 años, se puso de novia con Humberto Bonafini, que tenía 17 y sería su esposo durante treinta y tres años. Se casaron, después de seis años de noviazgo, el 12 de diciembre de 1949 en la iglesia San Francisco de La Plata, tuvieron tres hijos, Jorge, Raúl y Alejandra, y fueron un arquetipo del modelo del primer peronismo: ascenso social y económico de los sectores más humildes, posibilidad de ahorro y de compra de la casa propia, hijos en la universidad, con llegada a un nivel educativo que le había sido negado a sus padres.


Hebe de Bonafini en una marcha contra la Ley de Obediencia Debida del gobierno de Raúl Alfonsín (Télam).
 

Ya convertida en Hebe, la luchadora por los derechos humanos, Bonafini repetía que hubiese sido para siempre “Quica” Pastor, un ama de casa común, de no mediar la desaparición de sus hijos y de su nuera. Jorge Bonafini, un estudiante de física de 26 años, fue secuestrado el 8 de febrero de 1977. Durante semanas, su madre recorrió comisarías y cuarteles con algo de comida y una muda de ropa, sin imaginar la verdad, de la que supo luego en contacto con otras madres. El 30 de abril de 1977, ese todavía pequeño grupo de apenas catorce mujeres, con su fundadora Azucena Villaflor de De Vincenti a la cabeza, hizo su primera ronda en la Plaza de Mayo. Se juntaban porque querían que las recibiera el dictador Jorge Videla y como la policía las obligaba a “circular”, regía el estado de sitio, empezaron a dar vueltas alrededor de la Pirámide. Una semana después, Bonafini se unió a ellas. Marchaban los viernes hasta que una madre sugirió que ese era “día de brujas”. Y eligieron los jueves.

 


Hebe de Bonafini en uno de sus enérgicos discursos. Fotografía: (NA) Daniel Vides.

 

El 6 de diciembre de ese año, fue secuestrado su otro hijo varón, Raúl, estudiante de Ciencias Naturales de 24 años. Dos días después, un comando de la Armada secuestró a un grupo de madres en la Iglesia de la Santa Cruz y a dos religiosas francesas, Alice Domon y Leonie Duquet, y dos días después, en Avellaneda, fue arrebatada Azucena Villaflor: todas fueron asesinadas en la Escuela de Mecánica de la Armada.


Bonafini se convirtió entonces en titular de las Madres, que todavía no tenía entidad de asociación. Su carácter y su decisión la hicieron líder y le imprimieron su impronta a aquel puñado de mujeres desesperadas que, durante el Mundial 78, revelaron a la prensa extranjera parte de los horrores de la dictadura. Un mes antes del torneo, había sido secuestrada María Elena Bugnone, la mujer de su hijo Jorge. Poco a poco, las madres dejaron de ser “viejas locas”, como las había definido el poder militar; el nombre de la agrupación empezó a escribirse con mayúscula; los pañuelos blancos en la cabeza, que primero fueron pañales en una marcha a Luján en 1978, se convirtieron en un símbolo de la resistencia, y la asociación, con fuerte apoyo popular, pasó a ser cuestionadora del poder militar y, de alguna manera, su incómoda y pertinaz conciencia.

 



El expresidente Néstor Kirchner junto a la titular de Madres de Plaza de Mayo Hebe de Bonafini. Al santacruceño lo miraba de reojo al principio de su mandato, pero luego fue una firme aliada (NA).

 

Ya en democracia y bajo la mano férrea de Bonafini, las Madres se opusieron a dar testimonio ante la CONADEP, cuestionaron la política de derechos humanos del gobierno de Raúl Alfonsín y sus leyes de Punto Final y de Obediencia Debida, no aceptaron ninguna reparación económica estipulada por la Ley 24.411, rechazaron la instauración de la figura del “detenido desaparecido” que fijaba otra ley, la 24.231, reclamaron la aparición con vida de quienes sabían asesinados y renunciaron a recobrar sus cuerpos y darles sepultura.

Esa postura afectó también a otros organismos de derechos humanos y llevó a la división de Madres: en 1986 nació Madres Línea Fundadora que llegó a cuestionar la “falta de democracia interna y el autoritarismo” de Bonafini en el manejo de la Asociación, que se prolongó durante más de tres décadas.

Con Cristina Fernández de Kirchner en la sede de Madres de Plaza de Mayo (NA).

 

En 2006, la política de derechos humanos de Néstor Kirchner, su decisión de derogar las leyes del perdón dictadas por Alfonsín, la reanudación de los juicios a los represores de los años 70, la instalación del Museo de la Memoria en la ex ESMA y el devenir de antiguos guerrilleros en funcionarios y legisladores, hizo que Bonafini expresara: “Ya no tenemos un enemigo en la Rosada”.

Ese año, Madres y Abuelas dejaron de celebrar la anual “Marcha de la Resistencia”, que nucleaba a miles de personas a lo largo de veinticuatro horas. Las altas torres que Bonafini alzó en 1977 fueron en cierto modo desmanteladas: “Estamos viejas”, dijo a modo de justificación. Su fervor resistente se trasladó a una defensa a ultranza del gobierno de Néstor Kirchner primero y de Cristina Fernández después, fervor del que quedaron como testimonio frases ya célebres con el sello inconfundible de su creadora, los millones de pesos del programa Sueños Compartidos, hasta que el Gobierno decidió quitar a las Madres su manejo en julio de 2011, y el decreto de junio de 2010 firmado por la Presidente que “autoriza la creación” de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, un proyecto que ya tenía diez años de vigencia y del que terminó haciéndose cargo el Estado.


 

Con el presidente Alberto Fernández pasó de un tibio amor a enfrentarlo (@alferdez).

 

En 2012, apoyó en forma abierta el ascenso a teniente general de César Milani, un militar cuestionado por los organismos de derechos humanos por su actuación durante la dictadura, cuando era un joven oficial. Bonafini reporteó a Milani para la revista “Ni un paso atrás”, de las Madres de Plaza de Mayo y desechó las críticas de sus pares, que la cuestionaron, con una frase terrible que hacía referencia al cobro de las indemnizaciones por los desaparecidos: “Ellas vendieron la sangre de sus hijos”. En esa entrevista llegó a sugerir lo impensado en otros tiempos: que el Ejército actuara en las villas miseria de Capital y de Gran Buenos Aires.

 


Sergio Schoklender fue su impensado socio en la Fundación Madres de Plaza de Mayo y en el escándalo de Sueños compartidos (Foto NA).

 

La entrevista, un tanto naif, al luego jefe del Ejército, fue el sello aprobatorio de Bonafini y de su entidad al ascenso de Milani. No fue, como podría haberse pensado, un intento de reconciliación de las Madres con parte de las Fuerzas Armadas, sino un deseo personal de Bonafini de seguir los dictados de la Presidente. Con el punto final al reportaje, el amplio arco moral que Bonafini exhibió a lo largo de su vida, quedó cerrado. Milani terminó por pedir el retiro del Ejército en junio de 2015, cercado por las denuncias por violación a los derechos humanos.



Con Estela de Carlotto, titular de Abuelas de Plaza de Mayo, tuvo fuertes cruces (NA). 

 

Fue también una feroz opositora al gobierno de Mauricio Macri a quien hizo blanco de sus críticas más furiosas e insultantes. Fue la asunción de Macri a la presidencia, en diciembre de 2015, que Bonafini vivió como una derrota personal, la que la despojó de los últimos vestigios de sensatez y de prudencia. En discursos y declaraciones cegados por la furia, llegó al insulto personal, a la afrenta pública, a proponer incluso el derrocamiento de Macri por cualquier medio. En el final de su vida, aquella luchadora contra los golpes de Estado, tornó a impulsarlos.

En mayo de 2016 visitó al Papa Francisco, contra quien había lanzado también una larga ristra de acusaciones e insultos en 2013, cuando el cardenal Bergoglio fue electo pontífice. El giro de Bonafini hacia la figura del Papa coincidió con la idéntica voltereta del entonces gobierno de Cristina Kirchner y se vistió luego con el traje de la devoción personal. Tras el abrazo en Roma con el Papa, y con la misma laxitud moral con la que cerró el círculo con Milani, Bonafini admitió: “Con Francisco nos equivocamos como nos equivocamos con Néstor”, por Kirchner. Es de suponer que el Papa juzgó conveniente creerle.


Con un muñeco de Mauricio Macri, al que llamó a derrocar cuando era presidente.

 

En marzo de 2017, un día antes del 41 aniversario del golpe de Estado de 1976, Bonafini selló el destino de Madres de Plaza de Mayo y, en gran medida del prestigio internacional del que gozaba la entidad: “Somos –dijo– una organización política y nuestro partido es el kirchnerismo”. Si al kirchnerismo se le critica el uso político de los derechos humanos, no lo es menos el paso a la política partidaria de aquella agrupación emblemática de esos mismos derechos. En ese mismo acto criticó a Estela de Carlotto por firmar un acuerdo con la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, a quien calificó de “asesina”.

 

Ese mismo año, en medio de una polémica entre las autoridades nacionales, provinciales y porteñas encargadas de la seguridad, que debatían el uso de pistolas Taser, propuso que se probara la efectividad de esas armas eléctricas, destinadas a paralizar en forma momentánea a los delincuentes, en la hija del entonces presidente Macri, de seis años, o en los hijos de la gobernadora de Buenos Aires.

 


Su entrevista a César Milani marcó un quiebre: Las Madres de Plaza de Mayo pasaron de ser una organización de Derechos Humanos para convertirse en parte del kirchnerismo, lo que ella admitió.

 

El regreso del peronismo al poder en 2019 volvió a darle alas que resultaron de vuelo muy corto: se decepcionó enseguida del presidente Alberto Fernández, lo vituperó con diferentes tonos y maneras, afirmó que el presidente tenía nada que ver con el kirchnerismo, le criticó ir a “canales de mierda” por alguna de las presentaciones televisivas del Presidente, le exigió: “Hable lo menos posible porque cuando lo hace es una desilusión”, convocó a una pueblada destinada a evitar una eventual condena de Cristina Fernández en alguna de sus causas judiciales, expuso sus deseos de “trompear” al entonces ministro de Economía, Martín Guzmán, insultó a toda la oposición, convocó a una marcha, otra más, contra los jueces de la Corte, “Tenemos que ser muchos, que se note y que les duela que les moleste”, llamó a un paro general contra el gobierno kirchnerista en protesta contra la inflación y mantuvo inquebrantable su adhesión con la vicepresidente Cristina Fernández.

 

Con el Papa Francisco en 2016.

 

Contradictoria, extravagante, polémica, admirada y detestada casi por igual, absurda a veces, osada siempre, con Hebe Bonafini muere parte de una época y de un estilo políticos que marcó en cierto modo la vida del país. Si en los últimos años lo hizo a través del desatino y de la violencia, que fueron siempre su sello distintivo, en aquellos duros años de la dictadura Bonafini enfrentó al terror sin más armas que su ingenuidad y su coraje.

 

Tal vez sea esa la imagen que de ella atesore la historia.



   

domingo, 23 de octubre de 2022

Las peligrosísimas imprecisiones y vaguedades de Mauricio Macri... @dealgunamaneraok...

 Las peligrosísimas imprecisiones y vaguedades de Mauricio Macri...



El ex presidente Mauricio Macri. Fotografía: Nicolás Stulberg.

En todas sus intervenciones, el ex presidente es muy enfático cuando se trata de despotricar contra el kirchnerismo y el populismo. Pero, ¿qué va a hacer cuando llegue al poder, si es que le toca? ¿Cuáles serán las medidas concretas?

© Escrito por Ernesto Tenembaum el domingo 23/10/2022 y publicado por el Diario Digital Infobae de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina. 

Hace muy poquito tiempo, apenas siete años, la sociedad argentina -o una enorme parte de ella- estaba cansada de 
Cristina Kirchner. En todos los estudios de opinión se expresaba una mayoritaria voluntad de cambio. Luego de un trabajo constante, valiente y muy esforzado, Mauricio Macri logró transformarse en la expresión política de ese deseo. Así, llegó a Presidente de la Nación. Algo parecido intenta ahora. En cada una de sus apariciones vocifera en contra del actual estado de cosas. Se trata de un método que ya le funcionó hace unos años. ¿Por qué no iría a funcionarle ahora que la voluntad de cambio es mucho más fuerte?

En aquel 2015, Macri también era bastante 
ambiguo respecto de lo que haría cuando llegara al poder. Casi nadie le preguntaba demasiado, porque la sociedad privilegiaba su necesidad de cambio. Y a él no le convenía ser muy preciso. Al fin y al cabo, el deseo de cambio unía desde Hugo Moyano hasta Elisa Carrió. Las precisiones, en cambio, podían dividirle al electorado. Sin embargo, había algo que tenía en claro: eliminaría el control de cambios -el famoso cepo- apenas asumiera. El “cepo” era un símbolo rechazado por los argentinos y el candidato se aprovechaba de eso para consolidar votos.

Mucha gente seria le advirtió que no lo hiciera. Los escépticos tenían argumentos muy razonables. Existía una demanda de 
dólares que había sido reprimida durante cuatro años. Si levantaba el cepo los dólares volarían y él tendría que tomar deuda a corto plazo y alto interés para cubrir el bache. Ese escenario sería explosivo. Ante cualquier inconveniente, habría una corrida. Macri respondía que él generaría la confianza necesaria para que eso no ocurriera.

Se confirmaron los peores vaticinios. No fue casualidad. Fue una 
catástrofe muy previsible. Había mucho material escrito sobre qué ocurre cuando se elimina livianamente un régimen de control de cambios. Solo era cuestión de escuchar a economistas diferentes a aquellos que creen que todo se resuelve con un “presupuesto equilibrado”, esos que el prestigioso director de Fiel, Fernando Navajas, describe como “monetaristas de una sola neurona”.

Dado ese antecedente, la pregunta es obvia: ¿la Argentina no estará por 
repetir esa experiencia? ¿Hay algún elemento que permita deducir que, esta vez, las cosas se están pensando con más seriedad?

Alfonso Prat-Gay, ministro de Economía de Cambiemos, juntos al ex presidente Mauricio Macri y al ex jefe de Gabinete Marcos Peña (AP)

En todas sus intervenciones, Macri es muy enfático cuando se trata de despotricar contra el kirchnerismo, denunciar la falacia de las ideas progresistas, luchar por lo que él define como libertad y contra el populismo. De esta manera, intenta interpretar, como en aquel entonces, el espíritu de la época. Pero, ¿qué va a hacer cuando llegue al poder, si es que le toca? ¿Cuáles serán las medidas concretas? ¿Cómo lo va a hacer?

En la gira mediática que hizo para presentar su libro, el ex presidente ofreció indicios preocupantes. En una entrevista con Jonatan Viale, Macri explicaba con soltura que la Argentina no puede vivir con tantos tipos de cambio, que así nadie va a invertir nunca y que en un país normal hay un solo tipo de cambio.

Cierto.

Viale entonces le preguntó:

-Si unificás el tipo de cambio quiere decir que vas a devaluar el oficial. O sea: si ustedes son Gobierno, ¿eso quiere decir que va a haber una devaluación?

Era una pregunta sencilla para un hombre con tanta experiencia. Se trataba apenas de responder con un monosílabo: sí o no. Tal vez con una aclaración posterior. La respuesta completa de Macri es muy ilustrativa de que algunos temas centrales no están resueltos.

-Primero hay que restablecer la confianza con una idea clara de lo que vamos a hacer…

Así arrancó: de la devaluación, nada.

--…Por eso el “para qué” (muestra la tapa de su libro titulado de esa manera)…¿Para qué vas a usar el poder? Para que se sepa que vamos a lograr en la Argentina tener un presupuesto sano. Eso significa que no vamos a gastar más de lo que ingresa…

¿Y el dólar, ingeniero? ¿Qué va a hacer con el dólar?

Para qué, el segundo libro de Mauricio Macri 

Sigue Macri:

--…Vamos a cobrar impuestos razonables. Vamos a hacer una emergencia laboral para que la gente pueda entrar al mercado en blanco. Hoy más de la mitad de la gente está en negro…

Eso, sin duda, es un problema. Pero no era la pregunta.

Continúa el candidato:

--…Acá siguen defendiendo el privilegio de unos poquitos dejando afuera a una mayoría de argentinos. Y vamos a tratar de tener una justicia ordenada porque nadie va a invertir en un país si un juez laboral saca un fallo que hunde a una Pyme. Y eso pasa todos los días. Entonces todas esas cosas las tenemos que arreglar…

A estas alturas ya era inútil tener la esperanza de que Macri iba a aclarar cómo unificaría el tipo de cambio.

Pero él seguía:

--…Dejame decirte una cosa. De vuelta, para la positividad. He viajado mucho por Medio Oriente. He viajado por los Estados Unidos, por Europa, en China mantengo las relaciones…

Ajá.

--…Todos siguen pensando, más después de la guerra, que una zona de paz como América Latina para proveerse de alimentos y energías es estratégica. Ahora: no están dispuestos a darnos más plata para que despilfarremos el dinero en corruptelas, no están dispuestos a poner plata en un país donde ellos, sus ciudadanos se ajustan el cinturón y nosotros no estamos dispuestos a pagar las tarifas que corresponden. Están dispuestos a financiar a un país con gente normal…

Macri hizo, como quien dice, un gran firulete pero evitó responder un planteo sencillo y definitorio. Si el cepo está mal, ¿va a 
unificar? ¿eso significa que va a devaluar? Es un problema complejísimo: si no unifica deberá seguir conviviendo con múltiples tipos de cambio; si lo hace la inflación puede ser tremenda. Por eso son necesarias más explicaciones. Algo más que eso al menos. Un pequeño esfuerzo que aclare, al menos, que entiende el problema, que reconozca que no basta con principios generales para gobernar.

-El levantamiento del cepo: ¿inmediato? ¿A mediano plazo?
—le preguntó Diego Shenkman unos días después.

Macri hizo una pausa.

-Va a depender de…de qué…de cuál es la situación de partida, de cuál es el apoyo externo que se va a tener, que va a ser poco…y además, de cuan profundo sea el…el…el…el vértice…o la fuerza fiscal, ¿no? Nosotros tenemos que lograr el equilibrio fiscal en el momento cero. No puede esperarse gradualmente. Eso tiene que ser desde el momento cero. Nosotros tenemos que decirle al mundo que nos curamos. No somos más borrachos.

Recorrida de Mauricio Macri junto al diputado Cristian Ritondo por San Nicolás

Pareciera ser, entonces, que si no hay dólares, Macri no levantaría el cepo. Pero, entonces, sería necesario explicar cómo se conseguirían esos dólares y en cuánto tiempo. Las cosas, como se ve, se empiezan a complejizar. No son tan sencillas. Al parecer, además, Macri vincula el levantamiento del cepo con el equilibrio fiscal. Si no hay déficit, eso generaría confianza y eso permitiría levantar el cepo. ¿Será así? Hay economistas muy serios que no ven una relación tan lineal entre ambas cosas. ¿No sería mejor explicarlo mejor?

Hay otro problema con las propuestas generales de Macri. Esta misma semana, el mundo se estremeció con la renuncia de 
Elizabet Truss como primera ministra británica, apenas 45 días después de haber asumido el cargo. Para conseguir su nombramiento, Truss propuso una drástica reducción de los impuestos, entre ellos, de los impuestos a las personas más ricas (“impuestos razonables”, en la jerga de Macri) y un “presupuesto equilibrado”. En un célebre debate, su competidor -el ex ministro de Finanzas conservador, Rishi Sunak- se burló: “Pero Liz, si haces eso, van a subir las tasas de interés y vas a mandar a la quiebra a miles de familia”. Liz no escuchó, como Macri en el 2015 al levantar el cepo y, al mismo tiempo, reducir las retenciones. Los mercados reaccionaron violentamente cuando percibieron los efectos fiscales del recorte de impuestos. Subió la tasa de interés. La libra se devaluó. Truss renunció.

Lograr un 
presupuesto equilibrado –mucho más en un marco de reducción de impuestos- es una operación muy sofisticada, que puede salir mal. Truss ahora, como Macri entonces, asumieron con una retórica pro mercado pero fueron abandonados, justamente, por los mercados. Si un gobierno recorta gastos puede ocurrir que provoque una recesión y que eso reduzca la recaudación. Así las cosas, no se reduciría el déficit: sería una medida dolorosa e inútil a la vez. Macri propone en su último libro abrir la economía y que las empresas que no puedan competir cierren. “Ya les dimos demasiado tiempo”, advirtió. “No puede ser que los argentinos paguen precios más altos porque las industrias son ineficientes”. Eso significaría que habría que importar lo que se dejaría de producir acá. Pero no hay dólares. ¿Y entonces?

Las 
imprecisiones vaguedades de Macri además, aparecen en todos los ámbitos. Macri explicó, por ejemplo, que hay que darles más facultades a las Fuerzas Armadas para que los “pseudomapuches” no interfieran con el desarrollo de Vaca Muerta. Es confuso: Vaca Muerta está viviendo en estos meses un proceso de crecimiento explosivo. Nadie está frenando eso. O sea, que mandaría militares para solucionar a tiros un conflicto que, al menos en los términos en que lo plantea, no existe.

Macri dijo que se pone a llorar cada vez que ve cómo los jóvenes argentinos se van al exterior. “Antes del 2019 se iban los narcos, ahora se van ellos”, dijo. Desde la dirección de Migraciones le respondieron con estadísticas concretas. Antes del 2015, emigraban 50 personas por día, ahora solo 18.

Tal vez esos números estén fraguados.

Puede ser que Macri tenga razón.

O no.

Pero, ¿Cuáles son sus números concretos?

Ninguno.

El libro que acaba de publicar Macri es un ejemplo muy elocuente de esas limitaciones. En la anteúltima página (258) se lee textualmente: “He dejado para el final el tema de la 
educación porque es el más importante de todos”. Pero le dedica apenas un párrafo de 10 líneas. Su experiencia en la presidencia de Boca Juniors, en cambio, mereció 80 páginas. Apenas diez páginas, en cambio, alcanzan para que Macri explique todo lo que hay que hacer en el país. En ningún lugar el libro da cuenta de las dificultades, de la complejidad de cada medida, de las posibilidades de que, aún con las mejores intenciones, todo termine con más inflación y más pobreza, como sucedió en su mandato anterior. Tal vez no tuvo ganas de dedicarle mayor esfuerzo. Seguramente le resultaban más atractivas las anécdotas que compartió con Riquelme, Palermo, Bianchi o el eterno ajuste de cuentas con su padre ya fallecido. Las páginas pasan y pasan. Macri está siempre en el centro de la escena como un líder inteligente, tolerante, humano, con capacidad de aprendizaje. Pero en ese recorrido el país, sus problemas, sus desafíos aparecen apenas como telón de fondo.

Mauricio Macri, ex presidente de la Nación

En este contexto, hay una oración que ubica a Macri en uno de los lugares más extremos de la historia del pensamiento capitalista. Javier Milei aún no llegó tan lejos. Los debates serios acerca de la participación del Estado en la economía han sido siempre muy complejos porque las economías capitalistas, en general, son mixtas. El ejemplo clásico para disuadir a las concepciones más opuestas a la participación estatal es el chileno, donde el Estado es el principal exportador de cobre. Sin embargo, es cierto que algunos teóricos consideran que el Estado solo debería tener cuatro funciones: salud, seguridad, justicia y educación. Macri va aún más allá que ellos. Escribe textualmente: “Pasar de la lógica de un Estado paternalista a uno que se ocupe solo de sus funciones esenciales como son la seguridad, la educación y la justicia requiere un apoyo profundo y un compromiso explícito por parte de los ciudadanos”. ¿No falta una de las funciones esenciales? ¿No se olvidó de la salud pública? ¿Cuál sería la propuesta concreta? ¿Qué se desmantelen todos los servicios de salud que brinda el Estado? ¿No merece un poquito más de desarrollo una idea tan novedosa? ¿Lo haría el primer día como sugiere que hay que hacer todo?

Durante una campaña electoral, es sencillo evitar respuestas complicadas y reemplazarlas por esloganes y banderas ideológicas. Si se quiere, es una de los elementos que se le atribuyen habitualmente al 
populismo, sea de derecha –como en este caso- o de izquierda. Se elige un enemigo real o ficticio y se lo ataca. Eso llena páginas y páginas de libros y minutos y minutos de entrevistas. El enemigo tal cosa y tal otra. Pero, después, llega el momento de gobernar y pasan cosas. Ahora, ¿no será al revés? ¿No ocurrirá que esas heroicas banderas se levantan como una cortina de humo para no tener que explicar demasiado lo que va a hacer?

En las últimas décadas, la Argentina ha pagado un costo muy alto por votar a personas que llegaban con discursos a favor de la justicia social y la distribución del ingreso, pero no sabían cómo alcanzar esos objetivos y provocaban un desastre. Y a otras que llegaban proponiendo construir una economía normal que asegurara la estabilidad y el crecimiento, pero tampoco tenían idea de cómo llegar hasta allí y provocaban otro desastre. Cada tantos años, los argentinos votamos a unos para sacarse de encima a los otros, o viceversa. Siempre con el mismo resultado.

Macri quiere volver al poder envuelto en banderas antipopulistas.

Pero cuando le preguntan qué va hacer con el dólar responde que ha viajado mucho por Medio Oriente.

Qué tranquilidad.