domingo, 5 de abril de 2015

Ataque del Al Shabab en la Universidad de Garissa, Kenia... @dealgunamanera

El grupo yihadista Al Shabab reivindica el ataque...


147 muertos en el asalto a una universidad de Kenia. Los agresores entraron en la universidad y dispararon indiscriminadamente. 'Hay muchos cuerpos sin vida de los cristianos en el interior del edificio', dice Al Shabab.

Al menos 147 personas, la mayoría estudiantes, murieron este jueves en el ataque islamista del comando Al Shabab en la Universidad de Garissa, en el este de Kenia, según un nuevo balance del Centro de Gestión de Desastres Nacional (NDOC).

La operación llevada a cabo por las fuerzas de seguridad kenianas para recuperar el control de la Universidad, "está terminada (y) los cuatro terroristas murieron", dijo el NDOC, casi 16 horas después del comienzo del ataque en este pueblo situado a 150 km de la frontera con Somalia. Un balance oficial anterior daba alrededor de 70 muertes. Hay más de 500 estudiantes rescatados del campus.

El Ministerio de Interior a través de su cuenta de Twitter ha informado que el Segundo Inspector General de la Policía de Kenia, Joseph Boinnet, impone toque de queda en 4 condados: Garissa, Wajir, Mandera y Tana River desde las 18:30 hasta las 6:30.


Hombres armados atacaron la mañana del jueves la Universidad. Los hombres tomaron a estudiantes como rehenes en una de las residencias del campus, según informó el Ministerio de Interior.

En un primer momento, el ministro del Interior de Kenia, Joseph Nkaissery, dijo que estaban localizando a los estudiantes de la universidad para contabilizar cuantos podrían estar retenidos y Cruz Roja afirmaba que había 17 personas fallecidas. Sin embargo, la cifra supera el centenar.

Un portavoz de Al Shabab citado por la BBC ha dicho: "hemos matado a mucha gente, los kenianos quedarán espantados cuando vengan dentro"

Los atacantes armados irrumpieron en la Universidad de Garissa disparando a los guardias, los cuales fallecieron, a las 5:30 de la mañana. Según explica un comunicado de la Oficina del Inspector General del Servicio de Policía de Nairobi, dispararon indiscriminadamente dentro del recinto.

Los atacantes habrían entrado donde se encuentran las habitaciones de los estudiantes, custodiadas por agentes de policía que "escucharon los disparos, respondieron rápidamente y se enfrentaron a los terroristas en un intenso tiroteo", explica el comunicado. "Se escucharon disparos intensos y fuertes explosiones", explicó una fuente de seguridad a la agencia AFP. Sin embargo, los atacantes consiguieron entrar en las habitaciones.

La mayoría de las víctimas han sido heridas por disparos, ha señalado la Cruz Roja keniana. El grupo terrorista somalí, Al Shabaab, ha reivindicado el ataque. "Hay muchos cuerpos sin vida de los cristianos en el interior del edificio. También mantenemos muchos cristianos con vida" ha indicado Al Shabab según Reuters.

Este grupo terrorista ya ha atacado en otras ocasiones en Garissa y otras zonas fronterizas con Kenia.

El 25 de marzo se habría mandado un aviso alertando que informes de la Inteligencia de Kenia indicaban que Al Shabab estaba planificando ataques en represalia "contra instalaciones vitales en Nairobi, incluyendo una universidad importante". La información se habría puesto a disposición de los organismos gubernamentales pertinentes con el objetivo de poner en marcha las medidas necesarias para frustrar cualquier intento de ataque.

La Universidad de Garissa cuenta con unos 900 estudiantes, en su mayoría procedentes de otras partes de Kenia, según explica la BBC. La Cruz Roja de Kenia ha habilitado varias líneas telefónicas para informar a los familiares.

El ataque más mortífero realizado por Al Shabab en Kenia fue el dirigido al centro comercial Westgate en septiembre de 2013, cuando 67 personas perdieron la vida.

Vinculado a Al Qaeda, Al Shabaab, ha prometido castigar a Kenia para el envío de tropas a Somalia junto a las fuerzas de paz de la Unión Africana para luchar contra el grupo. 

© Escrito por María Rodríguez el jueves 02/04/2015 y publicado por el Diario El Mundo de la Ciudad de Madrid, España.


Pilotos de la muerte... @dealgunamanera

“Vildoza fue piloto en los vuelos de la muerte”…


La historia de Javier Penino Viñas, hijo de desaparecidos apropiado por el Jefe del Grupo de Tareas de la ESMA, Jorge Vildoza.

Javier nació en la ESMA y fue criado por uno de los represores más importantes de ese centro clandestino, que estuvo prófugo durante más de veinte años y al parecer falleció en Sudáfrica. Pero antes de morir le contó a Javier sobre el aparato represivo, las torturas y los vuelos de la muerte.

El represor Jorge Raúl Vildoza, jefe del grupo de tareas de la ESMA, tuvo un confesor ante quien relató sus crímenes. Entre todas las personas de su confianza eligió a Javier Penino Viñas, el joven de quien se había apropiado cuando tenía apenas unos días de vida. Cuando Javier se convirtió en adulto, y después de que se escaparan de las citaciones judiciales, primero con una estadía en Paraguay y luego instalándose en Sudáfrica, el marino le habló de la “lucha antisubversiva”, de las torturas y hasta de los vuelos de la muerte: “Fue piloto en vuelos de la muerte. El volaba. Y tenía alto rango. Siempre cuando le tocó hacer el vuelo estaba a cargo del avión. Parece que hubo una cierta influencia religiosa. La idea era que ser tirados del avión vivos aunque dormidos era una forma humana y cristiana de llevar a cabo la ejecución. A mí me pareció un horror. Creo que se dio cuenta de que era algo difícil de explicar”, relata ahora Javier.

Javier Penino Viñas nació en el centro clandestino que funcionó en la ESMA durante la última dictadura militar. De allí se lo llevó Vildoza, lo anotó como su hijo y lo crió como tal. Las Abuelas de Plaza de Mayo lo ubicaron tempranamente, en 1984 y, para no entregarlo, los Vildoza se escaparon, primero a Paraguay y luego a Sudáfrica. Javier fue Javier Vildoza, pero luego fue Julio Sedano. Y, finalmente, en 1998 viajó a la Argentina para presentarse ante la jueza María Servini de Cubría, hacerse el estudio de ADN y ser Javier Penino Viñas, hijo de Cecilia y Hugo, secuestrados y desaparecidos durante la última dictadura. Conoció a su familia biológica, con la que tuvo y tiene una relación con altibajos, pero nunca cortó el vínculo con los Vildoza. Su apropiadora, Ana María Grimaldos, fue arrestada en 2012, en la Argentina. Durante las dos décadas que estuvieron prófugos, ella y Vildoza entraban y salían del país –aquí vivían sus dos hijos biológicos– con identidades falsas. Cuando la detuvieron, la mujer se declaró viuda. Según su relato, Vildoza murió en 2005 y fue cremado bajo uno de sus nombres falsos. No hay manera de comprobarlo.

Ana María Grimaldos está siendo juzgada. Javier no justifica el robo de niños, incluso habla del “plan sistemático de apropiación”, pero asegura que ella “no sabía” y descarga la culpa sobre Vildoza. Con el marino, cuenta, tuvo largas charlas. Javier comparte parte de esas conversaciones “de adultos”, de las que surgen grandes revelaciones.

– ¿Cuando eras chico y se escaparon a Paraguay qué te decían de la dictadura?
–No hablaban mucho. Decían que había sido una guerra muy... una guerra sucia. Que se habían cometido errores, en su opinión. Tenía una visión que no era, digamos, apologista. No defendía todo. Creo que él sentía que había tenido que hacer cosas de las cuales no estaba orgulloso. Y no le gustaron las decisiones que se tomaron. A él le constaba que en ningún momento iba a ser indultado, perdonado. Cuando empezaron los indultos se enojó mucho porque le parecía que había que blanquear lo que había pasado, que lo que habían hecho respondía a la orden de aniquilar a la subversión inicialmente de Isabel Perón y que luego el gobierno militar la profundizó. Y que la única forma de sanar, o, por lo menos, dejarlo claro en la historia, era blanqueando lo que pasó y asumiéndolo. El indulto le sonaba como que habían sido criminales indultados, en vez de presentarlo como que ellos hicieron lo que hicieron porque sintieron la necesidad de hacerlo. Pero bueno, es un tema muy complicado.

– ¿Leíste cosas sobre Vildoza?
–Un montón.

– ¿Y cuál es tu impresión?
–Es completamente consistente con lo que él me habló como adulto. El era un tipo de acción. Muy de acción. Muy de aventura. Aceptaba cualquier oferta rara que le tiraban. Se fue al Canal de Suez durante la guerra con Egipto como casco azul de Naciones Unidas. Se presentó al toque cuando tuvo que hacer vuelos raros al exterior para traer aviones, llevar aviones. El siempre se anotaba. Se anotó cuando le ofrecieron o le pidieron meterse en la guerra antisubversiva. Se anotó y se puso al frente en el sentido de que era el jefe de Operaciones del Grupo de Tareas 3.3.2. Actuaba en operativos, no era un tipo de oficina. ¡Por eso me da bronca! Veo que lo tildan de tesorero de (Emilio Eduardo) Massera, medio que manejaba fondos. Eso nada que ver. Creo que de todas las cosas que dijeron sobre él, lo que más le molestaba era el tema de los supuestos...

–No le molestaba que le dijeran asesino, pero sí que era ladrón.
–Si lo quieren plantear así, sí.

–Pero es así.
–Sí. Está bien. Podés plantearlo así.

–Es lo que se desprende de lo que decís.
–O sea, no le molestaba que lo acusaran de cosas que hizo, le molestaba que lo acusaran de cosas que no hizo, como cualquier persona.

Un bar en Chacarita, aunque podría ser Palermo: mesas anchas de madera, ofrecen brunch y limonada con jengibre. Javier pide un café y un tostado. Está en Buenos Aires por el juicio a Grimaldos. Está enojado porque cree que ella no debe ser responsabilizada por su apropiación, que era manejada por Vildoza. También se queja de la investigación de la Unidad de Información Financiera (UIF) que hizo que congelaran los bienes de la empresa del hijo y del yerno de Vildoza, porque se usó para financiar a los prófugos pero, además, porque se sospecha que desde allí podrían haberse blanqueado bienes robados por el grupo de tareas de la ESMA a víctimas de la dictadura. Javier dice que es una locura y, en este punto, señala al represor Jorge “El Tigre” Acosta. Vildoza, dice, “le tenía cero respeto. Era un tipo que estaba un poco loco, como un ser malvado. Como que se jactaba mucho de lo que hacía. Le gustaba. Y robaba. Había muchos rumores alrededor de él, que se había quedado con mucha guita, joyas”.

Tiene una chomba negra, es grandote, corpulento. Es serio pero a la vez cálido. Graba la conversación en su Ipad y atiende su teléfono en inglés, para resolver temas pendientes en Londres, donde vive y trabaja en un banco de inversiones. Está casado y tiene dos hijos. Durante la entrevista llama a su apropiadora por su nombre, por su apellido, le dice “mamá de crianza”, “adoptiva”. “¿Les molesta si para agilizar les digo mamá y papá?”, pregunta en un alto en la conversación, en referencia a Grimaldos y Vildoza. Su abuela materna, Cecilia Viñas, dijo en el juicio que Javier tiene los ojos de su madre y el pelo de su padre.

Vildoza lo eligió a Javier para descargarse y contar detalles de sus crímenes. No a su hija Mónica, ni a su hijo Jorge Ernesto, que trabajó en el Servicio de Informaciones de la Armada y ya eran grandes cuando Javier llegó a la casa. No a su mujer. Lo eligió a él, el bebé al que separó de su madre con la certeza de que ella sería asesinada. ¿Fue una forma de reforzar su cercanía, una forma de buscar el perdón, la expiación de sus pecados o fue la forma más elaborada del cinismo que se pueda pensar? Difícil saberlo. Vildoza murió. Se supone, aunque no hay forma de comprobarlo.

–Cuando creciste, ¿qué te contó Vildoza sobre la ESMA?
–Que había sido una unidad antisubversiva que había sido establecida con principios parecidos a los que operaría una unidad subversiva misma. Ese era el concepto.

– ¿Y qué significaba eso?
–Operativos vestidos de civil, usando autos no identificados, no decía secuestros probablemente, pero algo que sonaba como secuestros. De ir a buscar gente que se pensaba como terrorista, que muchas veces terminaban a los tiros y granadas y a veces no.

– ¿Te habló de las torturas?
–Me dijo que había picana. Que en realidad para él era como un poco de show para asustar a la gente.

–Les dejaron algunas marcas como para entenderlo como show.
–Pero me admitió que había gente que eso le gustaba. No sé si disfrutaban, pero lo usaban no como para asustar.

– ¿Te habló de los vuelos?
–Sí. El fue piloto. Y me contaba cómo era. A mí me pareció un horror. Creo que se dio cuenta en el momento de que era algo difícil de explicar. Creo que él en cierta forma se confesó conmigo, cosas que no pudo hablar nunca con nadie. No era el tipo de persona que hubiese ido a un psicólogo. Ahora le cuento a mi hermano o hermana cosas que no sabían.

– ¿Qué más dijo de los vuelos?
–Que en cierto momento se decidió la manera. Que había un argumento interno entre la gente de la cúpula sobre cómo se debía condenar y ejecutar a gente determinada que tenía un accionar terrorista. Y que hubiese sido preferido un juicio militar con un fusilamiento. Creo que eso es lo que él pensaba que era correcto. Parecería que en la idea de los vuelos hubo una cierta influencia religiosa. En el sentido de que no sé quién, si Acosta, Massera o alguien habló con curas castrenses sobre cuál sería una forma cristiana de efectuar estas ejecuciones sin que repercutan en la conciencia de la gente y, además, tenían miedo de lo que podía decir el Papa, porque aparentemente en esos tiempos el Papa había salido a criticar a Franco. La idea era que ser tirados del avión vivos aunque dormidos era una forma humana y cristiana de llevar a cabo la ejecución. Decían que a la gente que le pasaba eso no se daba cuenta. Y, para los que estaban involucrados, no era como ser un verdugo, alguien con un hacha o fusilarlo. Obviamente tenés que estar confundido o no pensarlo muy bien para creer que eso era sano o cristiano. El vuelo de la muerte es la figura horrorosa de lo que se hizo. Y con buena razón. Me imagino que desnudar cuerpos de gente dormida, y tirarlos vivos por una puerta...

– ¿Qué te contó?
–El volaba. Era piloto. Y tenía alto rango. Siempre, cuando le tocó hacer el vuelo, estaba a cargo de volar el avión. Pero es algo que a él le parecía muy extraño.

–Dijiste que para nadie debe ser natural desnudar los cuerpos en el vuelo. Eso indica que Vildoza te habló de los procedimientos, ¿Qué dijo?
–Que hacían eso. Y que empezaron a hacer eso porque inicialmente se habían encontrado en Uruguay cuerpos con ropa o cosas que permitieron identificar que venían de Argentina, por ejemplo. Que cambió el procedimiento de hacer eso. Me había dicho que iba un médico con ellos que mantenía dopada a la gente durante todo el procedimiento.

– ¿Qué aviones volaba?
–Creo que en ese momento eran Electra, pero voló de todo, pero que más que nada eran Electra.

– ¿Te dijo algo sobre cómo funcionaba la ESMA?
–Que tenían una independencia total. Que usaban sus autos. Robaban autos. Que tenían tipos que se especializaban en robar autos. Y después los usaban en operativos, a veces los guardaban, a veces los dejaban tirados. Y que era como una entidad que operaba... que estaba más allá de la ley. Que ellos le decían a la policía si tenían que hacer ciertos operativos, que eso pasaba a veces si pensaban que había una chance de enfrentamiento, que eso se planeaba con la policía. Que a veces se coordinaba con ellos para armar como un cordón.

– ¿De los vuelos algo más?
–No. Sobre todo me contó de los enfrentamientos con granadas, tiroteos. De que se elaboraban documentos falsos.

– ¿Le hicieron alguno?
–El único fue para ver una carrera de Fórmula 1. Le elaboraron una credencial para entrar a la PITs, una anécdota boluda. Muy de Argentina. Me contó que estaba mucho Massera en la ESMA. Por eso me parece que se tiene que asumir como el arquitecto de la forma de operar, pensar. La idea de combatir el fuego con fuego, aniquilar lo más eficientemente.

Jorge Raúl Vildoza fue en 1977 y 1978, con el grado de capitán de navío, jefe del Estado Mayor del Grupo de Tareas 3.3.2 de la ESMA. Los sobrevivientes lo mencionan como inmediatamente debajo del contraalmirante Rubén Jacinto Chamorro, entonces director de la ESMA. Pero el equipo de investigadores del Ministerio de Defensa que trabajó sobre los archivos de las Fuerzas Armadas lo piensan en una escala paralela, como jefe de la “unidad de combate” en la que se convirtió la ESMA a partir de 1975-1976. “Vildoza fue aviador, especializado en aviones de caza y ataque y con capacidad para pilotear Electra. Todos los marinos que pasaron por la ESMA fueron evaluados por él y en los informes no se limitaba a una declaración formal o a validar los conceptos de otros oficiales; él mismo agregaba información, lo que da cuenta de su conocimiento de todos y, lo que es más relevante, de las tareas desempeñadas por ellos. También calificaba a quienes llegaban en comisiones desde otros destinos o fuerzas. Sus apreciaciones incidían en la carrera de personal propio y ajeno a la Armada. Sin escatimar información Vildoza y Chamorro dejaron marcas que en sus días podían significar un pasaporte al ascenso y hoy en día solo conducen a la Justicia”, señala Laura Guembe, coordinadora del equipo de relevamiento documental del Ministerio de Seguridad.

Los secuestrados lo conocían como “Gastón” y bajo su mando estuvieron varios de los represores ya condenados en el juicio por delitos de lesa humanidad en la ESMA, como el capitán Jorge “El Tigre” Acosta, su jefe de Inteligencia, Adolfo Donda o Jorge Perren. El ex capitán Adolfo Scilingo, que cumple su condena en España, recordó a Vildoza como quien condujo desde la ESMA hasta Aeroparque, a los vehículos que trasladaban a un grupo de secuestrados que serían arrojados al Río de la Plata.

Varios ex detenidos declararon que el represor visitaba con frecuencia el cuarto de las embarazadas. Juan Gasparini, al dar su testimonio en el juicio sobre el plan sistemático de apropiación de bebés, aseguró que “había un militar a cargo, los jefes de las embarazadas que los llamaban, primero fue Vildoza y después fue (el prefecto fallecido Héctor) Febres”. Dijo que se encargaban de organizar los partos de las embarazadas en una pieza del 3er piso acondicionado a tal efecto y señaló “que ellos eran los encargados de llevarlas, traerlas, el momento del parto”. Gasparini dijo que vio a ambos trasladar a las mujeres luego de los partos, llevando ellos en sus brazos los niños recién nacidos. “La imagen que retiene mi memoria, son a Febres, alias ‘Selva’ y a Vildoza, vestidos de civil, llevando cada uno de ellos un niño en sus brazos”, luego aclaró que ambos vestían ropas veraniegas y que los casos no ocurrieron simultáneamente.

Miriam Lewin, Alicia Milia de Pirles y Graciela Daleo contaron que siempre iba vestido de civil y que le gustaban las armas, las motos y los coches. Ana María Martí afirmó que se angustió al enterarse que el hijo de Cecilia Viñas había sido apropiado por Vildoza. “Me daba la impresión de ser una especie de robot satánico, un tipo de una frialdad increíble, nunca se le movía un pelo, y me dio realmente mucho dolor y mucha preocupación que ese chico estuviera en los brazos de Vildoza.”

Hugo Reinaldo Penino y Cecilia Viñas Moreno de Penino eran de Mar del Plata, pero en julio de 1977 estaban en Buenos Aires. Los secuestraron el 13 de julio de 1977 en un departamento de la calle Corrientes y los llevaron a Mar del Plata, probablemente a Buzos Tácticos, pero como Cecilia estaba embarazada de cinco meses la trasladaron luego a la maternidad clandestina de la ESMA.

Sara Solarz de Osatinsky, que ayudó a parir a varias mujeres secuestradas en ese centro clandestino, también afirmó que Vildoza pasaba seguido por el cuarto de las embarazadas y que lo visitó mientras estaba Cecilia Viñas.

“Cecilia Viñas era una mujer muy especial, muy bonita, muy inteligente, tal vez un poco mayor que la media de las embarazadas. Y creo que tenía muy claro qué era lo que iba a pasar con ella, sabía que estaría viva mientras tuviera su bebé en la panza y sabía que luego... no sabía lo que iba a pasar, pero lo tenía clarísimo”, declaró Milia. Osatinsky contó que pocos días después del parto Cecilia fue trasladada sin su hijo y que el bebé fue llevado por personal de la ESMA pocas horas después de ser trasladada su madre.

El caso de Cecilia es particular (todos los son) porque su familia tiene grabaciones que indican que siguió viva aún después del regreso de la democracia. Hubo llamadas desgarradoras entre octubre de 1983 a marzo de 1984 en las que pedía que busquen a su hijo y en las que los captores reclamaban plata para dejarla en libertad. Fueron ocho comunicaciones. Luego, la nada.

– ¿Nunca te enojaste con Vildoza?
–Tuvimos momentos tensos. Pero él fue honesto conmigo. Entonces para mí era muy difícil enojarme. Por ahí si hubiese tenido algo que ver con el secuestro de mis padres ahí sí me hubiese costado más. Pero a ellos los habían seguido desde Mar del Plata, los de Buzos Tácticos.

–Pero Vildoza estuvo involucrado en el secuestro de muchas personas. Fue jefe de los que por ahí secuestraron a tus padres.
–El cómo ser humano nunca se jactó. Si se jactaba de algo era de los enfrentamientos a tiros. Una vez que le tiraron una granada y se tiró detrás de un auto. Eso es lo que le gustaba a él. Eso y la aviación. Lo demás le pareció... en el momento que lo hizo, lo hizo consciente, y eficientemente porque era la forma que le habían planteado de efectuar las órdenes que tenía, pero a la distancia creo que él le tenía mucha bronca a la Argentina. Por todo. Por lo que causó la subversión violenta. De la militarización de Montoneros, ERP, la reacción de los militares, la reacción primero política y después militar. A él le molestaba muchísimo el tema de los indultos. Le escribió una carta a Massera donde le dice que le conviene irse del país porque los indultos no van a servir para nada a largo plazo. Y tenía razón. El miró mucho como se hizo en Sudáfrica, como yo, la Comisión de la Reconciliación, donde se cometieron muchas barbaridades bajo el régimen del apartheid, no tantas como acá.

-– ¿Qué pensás de que hagan los juicios acá? Más allá del caso de Grimaldos, que se hagan los juicios por las violaciones a los derechos humanos.
–Me parece que por la forma que se dieron las cosas está bien que se hagan los juicios. Creo que lo de los indultos fue una guasada. La figura del desaparecido es una guasada. Creo que si se hubiese blanqueado en ese momento la lista de los desaparecidos, quién murió, quién decidió que muriera y se hubiese juzgado civilmente o militarmente a la gente en ese momento, ésta sería una sociedad más balanceada en la forma de mirar el pasado y el futuro.

–Decís que Grimaldos no es responsable, ¿no te parece que Vildoza se tendría que haber hecho cargo entonces? ¿No debería haber muerto en la cárcel?
–Creo que se hizo cargo moralmente. No creía en la Argentina. No creía en nada.

–Es medio cómodo hacerse cargo “moralmente”.
–Así es. Y ya murió. No queda otra. 

© Escrito por Alejandra Dandan y Victoria Ginzberg el domingo 05/04/2015 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

sábado, 4 de abril de 2015

Maximalistas… @dealgunamanera

Maximalistas…


Cualquiera podría decir que Máximo Kirchner es el candidato del Grupo Clarín si la afirmación no sonara tan absurda. Pero fue la corporación mediática la que lo sacó de su casa en Río Gallegos y lo convirtió en el centro de un revuelo de declaraciones y cadenas espontáneas de radios para reproducir su conversación con Víctor Hugo Morales. El plan mediático opositor buscaba el efecto contrario, querían usar la denuncia para profundizar el impacto del paro de transporte por el Impuesto a las Ganancias. Sin colectivos ni trenes, la ciudad quedó vacía. Y encima, el hijo de la Presidenta y referente de La Cámpora aparecía con una acusación de corrupción. Un escenario ideal para el fin de ciclo apocalíptico con el que se ilusiona la corporación mediática.

Pero reinciden al dejar que esa ilusión obnubile su visión de la realidad. La información periodística ya no discurre con el halo de palabra santa con que la adornaron los que abusaron del discurso de los “independientes”. La sociedad, el ciudadano, va recuperando criterios propios de verificación y decodificación. Los medios y los periodistas han sido desmitificados, por lo menos por una parte de la sociedad –tanto opositores como oficialistas–, salvo por aquellos de ambas trincheras que prefieren todavía creer sólo en la información que les conviene.

La denuncia pretendía contribuir a lo que había iniciado el paro, pero estaba tan floja de papeles que disipó esos vapores tóxicos para el Gobierno e instaló una posible candidatura de Máximo Kirchner, algo que por lo menos hasta ese momento no se había planteado. Al día siguiente del paro, nadie hablaba de sus efectos porque la sociedad estaba enfocada en el discurso de un Máximo Kirchner al que no le significó gran esfuerzo desmentir la acusación ante un auditorio masivo y espontáneo que le envidiaron todos los candidatos presidenciales.

Quisieron hundirlo, pero lo promovieron. El dispositivo de las corporaciones mediáticas de la oposición no funcionó como otras veces. No hubo impunidad para una denuncia inconsistente. Tampoco la hubo antes para la inconsistencia de Alberto Nisman, aunque su muerte inoculó una dosis de dramatismo que suplió la falta de pruebas. El 18F fue por la conmoción que produjo la muerte del fiscal y no por una denuncia cuya mala fe quedó rápidamente demostrada.

El acto fallido del Grupo Clarín en el ataque a Máximo Kirchner reveló una fractura en la capacidad de manipulación mediática que el mismo grupo todavía no acierta a asumir y esa ceguera lo lleva a reincidir. La maniobra puso en evidencia otros mecanismos que la completan. Apenas se publicó la denuncia y antes de que se comprobara su veracidad, la diputada Patricia Bullrich presentó un pedido de informes y sus colegas de la Coalición Cívica, Fernando Sánchez y Paula Oliveto, pidieron al fiscal Pollicita que la incorpore a una causa. Es un mecanismo sincronizado. Un medio opositor hace una denuncia sin pruebas, y por lo tanto puramente difamatoria y en esencia mentirosa, y hay diputados que trabajan en el inodoro de la política, para amplificarla y darle entidad judicial con la complicidad de algún fiscal o juez amigo. Forma parte del juego político concebido como un escenario donde se ganan y se pierden puntos.

Para muchos, la política es nada más que eso, un juego sin moral. Pero este mecanismo se convierte en una bomba de profundidad para el sistema democrático. Los periodistas, los medios, los políticos y los funcionarios judiciales que coadyuvan en este mecanismo invierten el concepto constitucional sobre el que se basa el funcionamiento de la Justicia. No solamente por la difamación como práctica inmoral, sino también porque al aceptar como veraces y dar curso a denuncias que no tienen pruebas obligan al acusado a ponerse en el plano de demostrar su inocencia, cuando la definición constituyente, el corazón de la justicia democrática, es justamente la contraria: el sistema está obligado a demostrar la culpabilidad del acusado y no éste su inocencia. No se lo puede dar por culpable sin pruebas y sólo por conveniencia política como hacen estos políticos que degradan su actividad con una práctica que es propia de las dictaduras y los autoritarios.

La lógica de los medios es igual de perversa. Si alguien que es acusado de ladrón sale a responder, entonces los medios que originaron esa acusación sin pruebas reales, publican: “Fulano de tal dice que no es ladrón”. Diga lo que diga está condenado de antemano.

Además de su inconsistencia, en este caso la denuncia contra Máximo Kirchner coincide con una campaña contra la Argentina sobre cuentas en el exterior que vienen de-sarrollando los fondos buitre a través de su Task Force. Es una combinación temática de cuentas en el exterior con complicidades iraníes. Toda la novela, en clave supuestamente erótica entre Chávez y la entonces embajadora Nilda Garré, con espionaje bolivariano-iraní en el medio, cuyo objetivo era descubrir secretos atómicos argentinos, para lo cual se depositaban sumas millonarias en dólares desde el año 2005 en bancos norteamericanos, iraníes y de las islas Caimán, puede ser creíble para lectores malintencionados de la revista Veja, pero en la Argentina resulta periodismo escatológico. Leonardo Coutinho, de la revista Veja, viene publicando artículos cuyas fuentes son “ex altos funcionarios chavistas arrepentidos” o “un investigador financiero norteamericano” a los que nunca identifica. Estas fuentes le confirman desde conspiraciones para matar a Nisman hasta las cuentas de Nilda Garré y Máximo Kirchner en el exterior.

Usando la misma fuente sin identificar, Clarín se limitó a publicar lo de las cuentas, sin la novela soez de Coutinho porque acá sería aún más increíble. En 2005, Argentina estaba resolviendo la deuda externa. Néstor Kirchner creaba la Unidad Fiscal AMIA y se dedicaba, de allí en adelante, a denunciar en los foros internacionales a los acusados iraníes que, según esa información, venían depositando sumas millonarias en cuentas del hijo del presidente que los denunciaba en forma sistemática. La novela grotesca de Coutinho es incongruente con lo que sucedía en Argentina. Los medios opositores argentinos suelen levantar las publicaciones de este personaje, que parece más un mercenario a sueldo de los fondos buitre que periodista (o las dos cosas), para darles entidad local a estos exabruptos amarillistas. Ya lo hicieron con el fabuloso comando bolivariano-iraní entrenado por cubanos que habría asesinado a Nisman con pasmoso sigilo y prolijidad. Así como el fondo Elliot Management de Paul Singer invierte fortunas para comprar voluntades de congresistas y jueces norteamericanos, es evidente que en el reparto hay también para los medios de comunicación. Publicó solicitadas sólo en los medios opositores locales y convocó a conferencias de prensa, operó con información falsa sobre cuentas de funcionarios en el exterior y ahora utiliza este sistema para lograr un rebote local.

La presidenta Cristina Kirchner ha pedido a la Justicia norteamericana que publique los nombres de los titulares de esas cuentas. Pero la información que llega a los medios no proviene de fuentes oficiales, sino de fuentes turbias que nunca se identifican, ni en Clarín ni en Veja.

Esta semana falleció una querida compañera del gremio y de Página/12, la periodista Lilia Ferreyra, viuda de Rodolfo Walsh, una figura emblemática del periodismo de investigación. No está de más, como homenaje a Lilia, recordar que, al igual que ella, Walsh siempre se definió como un periodista comprometido, no como uno “independiente”. Y que las investigaciones de Walsh nunca fueron publicadas por los medios de las grandes corporaciones que hasta fines de los ’80 no daban lugar a este género del periodismo. Lo tomaron sólo para convertirlo en su propia herramienta. Las grandes corporaciones nunca van a publicar nada que comprometa a sus intereses y a los que representan. Para Lilia, que también fue lectora lúcida y correctora exigente de los trabajos de su compañero, la idea de periodismo comprometido de Walsh lo llevaba a ser extremadamente riguroso. En cambio, cuando el periodismo de investigación se convierte en la herramienta de intereses poderosos, no tiene la exigencia tan fuerte de rigurosidad, porque se la reemplaza en parte con una gran cantidad de artilugios que provienen de una fuente inagotable de recursos para construir una falsa credibilidad.

© Escrito por Luis Bruschtein el sábado 004/04/2015 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


Candidatos... Bifurcación o integración... @dealgunamanera

Bifurcación o integración...


Detrás del rol de la Presidenta, de su hijo Máximo y otros candidatos posibles está la definición de la relación del poder K con el peronismo.

La Presidenta transmite señales de que espera tener un futuro en la política nacional. Estos días también ha sido noticia la aparición mediática de su hijo Máximo, quien hasta ahora parecía preferir un bajo perfil, aunque las circunstancias llevaron a levantarlo, pero no por su propia iniciativa.

Todo eso es absolutamente esperable. Todos nuestros ex presidentes han imaginado y buscado su permanencia en posiciones de protagonismo político. Alfonsín inicialmente coqueteó con una reforma constitucional que finalmente consiguió años después, en beneficio del presidente Menem.

Desde el llano, Alfonsín buscó incansablemente posiciones de influencia en su partido y en la política nacional. Menem todavía es senador nacional, y últimamente se ha oído hablar de sus supuestas aspiraciones a la gobernación de su provincia. Duhalde insiste en buscar protagonismo aun cuando sus posibilidades de influir son mínimas. La resistencia de los líderes políticos a aceptar que su ciclo concluye es un dato casi constante de la política argentina. ¿Por qué Cristina Fernández de Kirchner habría de ser diferente?

Es bastante claro en casos como los mencionados que los dirigentes que buscaron permanecer en posiciones de poder no tomaron demasiado en cuenta sus efectivas posibilidades de lograr la influencia que buscaban. Y tampoco midieron las consecuencias negativas –aun desde la perspectiva de los intereses de sus propios grupos políticos– que esas acciones podían acarrear. No hay fundamento alguno para pensar que eso podría ser distinto ahora.

Otra cosa es preguntarse cómo la Presidenta traza la línea demarcatoria entre el “nosotros” y los otros. La actividad política contiene siempre una tensión que se agudiza cuando un liderazgo ha cumplido un ciclo: el líder tiende a imaginar que su lugar seguirá siendo ése, el de líder o conductor, pero parte de sus seguidores considera que el futuro de su grupo requiere que el liderazgo sea renovado.

Los seguidores deben manejar esa difícil tensión entre, por un lado, su percepción de lo que más conviene al grupo –y a sí mismos, por cierto, porque cada uno está donde está movido por una combinación de aspiraciones colectivas y aspiraciones personales–, y por otro lado, su lealtad al líder.

El peronismo ha contenido, desde sus orígenes, dos líneas contrapuestas: una “verticalista”, otra “pluralista”. En el balance de sus 12 años de protagonismo en la política nacional, los años de Néstor Kirchner dieron al kirchnerismo el vigor de lo plural y los años de Cristina lo llevaron a la consistencia de lo vertical. Aunque rara vez lo expresen abiertamente, muchos cuadros de la primera y la segunda línea del actual gobierno provienen de un peronismo con raíces históricas más diversas que el kirchnerismo, vieron la luz antes que éste hiciera su aparición en la historia reciente. Hoy, la candidatura de Scioli encarna a esa tradición plural; es una opción para avanzar hacia la reabsorción del kirchnerismo en la tradición peronista.

El futuro que la Presidenta está persiguiendo ¿a quienes incluye, más allá de su círculo más estrecho de seguidores? A veces actúa en nombre de lo que hoy ella misma representa, a veces en nombre de una acepción más amplia de lo que es el “kirchnerismo”, y a veces en nombre del peronismo, como quiera que se lo defina. No está del todo claro si la entrada en escena de Máximo busca reforzar el círculo estrecho o es más bien un camino para hacerlo parte de una corriente más amplia que reinserte al kirchnerismo en el peronismo.

O, en otros términos, si se trata de un desafío a parte de la tropa que hoy se siente cercana al Gobierno o es más bien un intento de sumarlo a ella, si va a competir por un lugar al que aspiran peronistas de vieja data que hoy se sienten parte del oficialismo o si va a integrarse a ellos y acompañarlos respetando títulos y trayectorias.

Todo eso se expresa en el interrogante que muchos análisis expresan diariamente. ¿Apoyará la Presidenta a Scioli si éste mantiene posibilidades ciertas de ganar la elección presidencial, o preferirá más bien a un candidato perdedor surgido de entre quienes carecen de un posicionamiento propio?

Disyuntiva. Se están configurando dos escenarios del futuro político inmediato con respecto a la relación entre el actual kirchnerismo y el tradicional peronismo: en un escenario se mantienen separados, en el otro vuelven a integrarse.

Por otra parte, la política es siempre una mezcla de poder y de representación. En la actual coyuntura, en el kirchnerismo Scioli es el más acabado producto de la capacidad de representar. La candidatura de Recalde –para tomar un caso opuesto– es un típico producto de la verticalidad, de ejercicio del poder.

En esos términos, tal vez estemos en un buen momento: la representación, como fenómeno espontáneo de la sociedad, está generando límites al ejercicio del poder. Scioli es candidato, y representa a quienes representa –tanto a votantes como a dirigentes a lo largo y ancho del país– por gravitación propia. También Massa, a quien nadie ungió candidato haciendo uso del poder. También Macri.

Y con Macri sucede algo más: con algo de asombro y bastante de curiosidad, el público sigue estos días la saga de Gabriela Michetti, que desafía a su líder con el capital de sus propios votos. Al menos en este momento, la tradición argentina de candidatos seleccionados a dedo está siendo bastante neutralizada. Habrá que ver, entonces, cuál es la suerte que correrán los que se ganaron un lugar a la sombra del poder y de la militancia organizada, como La Cámpora y su inspirador, Máximo.

Disponen de poder, pero en materia de acumular representación todavía no han mostrado demasiado; pero es cierto que es temprano para llegar a una conclusión.

Otra cosa es Cristina de Kirchner. Aunque se habla mucho de su poder y su vocación verticalista, lo cierto es que ella se respalda tanto en sus recursos y capacidades de ejercer el poder como en su bastante notable capacidad representativa.

© Escrito por Manuel Mora y Araujo, sociólogo, el sábado 004/04/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


viernes, 3 de abril de 2015

Vos me espías... Yo te hackeo... @dealgunamanera...

Anonymous hackeó sitios de Malvinas y puso el himno argentino…

Libero, activista de Anonymous, hackeó sitios oficiales de Malvinas. Foto: Cedoc

La página oficial de las islas quedó con la pantalla en negro y la bandera celeste y blanco.

Al conmemorarse 33 años del inicio de la guerra de las Islas Malvinas, el conocido grupo de hackers Anonymous intervino distintos sitios webs de los isleños para colocar el himno nacional argentino e inscribir la leyenda “Las Malvinas son argentinas”.

Se trata de una de las páginas oficiales del gobierno kelper, http://www.falklands2014.org.fk/, que durante la madrugada fue hackeado por un informático que se apoda Libero. “Viva Argentina carajo”, se lee desde la madrugada en la web, que tiene URL oficial de Falkland Islands, denominación británica a Islas Malvinas.


Lo mismo hizo en el activista de Anonymous en el sitio web de la principal radio de las islas: First. Allí, ahora, en lugar de las noticias en inglés, se escucha el himno nacional. La canción patria se ilustra con fotos de militares argentinos durante la guerra de Malvinas en pleno combate.

Contenido relacionado


© Publicado el viernes 03/04/2015 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.