domingo, 27 de abril de 2014

Reportaje a Anibal Fernández... De Alguna Manera...


Aníbal F.: "Me hago cargo, fue un error hablar de sensación de inseguridad"…

Delito. “¿Dónde está uno seguro? ¡Qué sé yo! Uno tiene que tomar todos los recaudos”, aseguró. “A partir de lo que pasó, ahora me veré obligado a tomar más precauciones”, agregó luego del robo que sufrió. Foto: Marcelo Aballay

En una entrevista con Magdalena Ruiz Guiñazú, el senador asegura que fue un error comentarlo. "Yo no inventé el término", insiste. Qué dijo sobre su su documentación patrimonial.

Lamentablemente debemos comenzar este reportaje con lo ocurrido esta semana al senador Aníbal Fernández. “¿Qué sintió cuando lo encañonaron?” es algo que no podemos dejar de preguntar.
Un breve silencio, y luego contesta: “Al principio, nada… Yo venía con unas tartas que acababa de comprar para comer ese día y estaba escuchando música mientras me detenía en un semáforo. De pronto, delante de mí paró un coche. Otro, detrás. Y en algún momento alguien empezó a golpearme el vidrio. Yo no entendía qué quería decirme, hasta que vi el caño del revólver. Mientras sacaba la palanca de cambios ya tenía a otro, también armado, del lado del volante. Abrí la puerta, me bajé y el que estaba a mi lado me metió la mano en el bolsillo para sacarme la llave. Pero se sabe que en estos coches no se pone llave. En cuanto vi un huequito en el tránsito crucé hacia la vereda. Eran pibes de unos 20 años y no dejaban de encañonarme. “Llevate todo”, le dije al más cercano, y cuando bajaron el arma me sentí más tranquilo.

—¿Era la primera vez que tenía un arma enfrente?
—Sí. Fue la primera vez que me pasó.

—Debe ser una sensación espantosa. Pero usted, que es una persona inteligente, ¿cómo pudo tener aquella famosa frase acerca de que la inseguridad era sólo “una sensación”?
—¡No vamos a discutir esto toda la vida! Me hago cargo: fue un error hablar de “sensación de inseguridad”, fue un error comentarlo. Es un tema que el diario La Nación ha tomado muchas veces. Según los recortes que he guardado desde el año 2008, es el título de la nota que dice “sensación de inseguridad”. Yo no debería haberlo comentado porque parecería que uno utiliza eso para bajarle el tono a la discusión por la seguridad. Una estupidez. Bueno, el error está cometido, así que es inútil llorar sobre la leche derramada. Lo que digo es que yo no inventé el término. Lo saqué de un medio serio y señalé que, a veces, cuando usted repite muchas veces una nota periodística pareciera que fueran varias, y esto puede estar en la cabeza del inconsciente colectivo, cuando en realidad estamos hablando de un mismo delito. Pero bueno, ya está. Como le decía, es un error mío que pagaré por un buen tiempo porque muchos de los desprevenidos van a seguir insistiendo sobre este tema como si fuera un invento mío.

—Lo triste es que, cuando usted lo dijo, la situación era menos grave que ahora. Acabo de leer que en Wilde han matado a otra persona para sacarle el auto. Es una escalada que va en aumento.
—Hay una forma de medir estas cosas: cuando se trabaja en ellas se elaboran promedios, y los promedios son injustos. Si yo digo que usted se comió dos pollos y yo no comí ninguno, el promedio da que nos comimos un pollo cada uno. Pero la realidad indica que usted se comió dos, y yo, ninguno. La misma injusticia se presenta cuando uno habla de los delitos teniendo a un señor a quien han matado. Su familia se va a sentir ofendida y agraviada porque pareciera que uno lo quiere transformar en un número y no debe hacerlo. Lo que debe mirarse es el todo, y en el todo, este país, como Uruguay o Chile, tiene índices públicos suministrados por los diarios que acabo de mencionarle: La Nación y Clarín. Y esto demuestra que, en Latinoamérica, uno de los países que cada cien mil habitantes tienen menos homicidios es Argentina. Ahora, quién le explica ese promedio a las familias a las que les han ocurrido estas cosas. Yo no pretendo minimizar esto y soy muy respetuoso de lo que sucedió. Tuve la suerte de que no me pasara nada. La realidad es que uno no tiene que contrastar el hecho formal, como estadística, al que está partido de dolor porque le han matado a un familiar. Pero en realidad, la Argentina, de acuerdo con las Naciones Unidas, no tiene un número que la ponga en una situación de riesgo.

—¿Le parece? Todos, aun inconscientemente, tomamos más precauciones hoy que un año atrás.
—Yo también las tomo y, a partir de lo que sucedió la semana pasada, me veré obligado a tomarlas mucho más. Infinitas veces le he dicho a mi mujer que transite por avenidas iluminadas, y usted ve lo que me ha ocurrido, en una avenida llena de gente, luces y coches. ¿Dónde está uno seguro? ¡Qué sé yo! Uno tiene que tomar todos los recaudos, y si damos un consejo, hay que tratar de hacerlo de la manera más quieta posible para que estas cosas no traigan una consecuencia posterior. Mientras los tres pibes me estaban apuntando... bueno, una vez que dejaron de apuntarme, desapareció mi preocupación.

—Y de acuerdo con su mirada de vigilancia, ¿cómo ve la situación del narco en el país? Se lo pregunto porque Berni y Rossi han disentido en este punto.
No estoy de acuerdo con lo que dijo Rossi. Me parece que Rossi está impregnado del microclima santafesino. En un momento feo, cuando a Bonfatti le pasó lo que le pasó, yo lo llamé inmediatamente. “Estoy a tu lado. Contá conmigo. ¿En qué puedo ayudarte?”. También me pareció muy bueno el trabajo que hicieron en conjunto las fuerzas federales y la policía de Santa Fe monitoreadas por Berni y por el propio gobernador. Hay que seguir trabajando en esto. Usted tiene que pensar que si Naciones Unidas considera a la Argentina como un país de tránsito es porque, entre otras cosas, es más negocio. La droga, en vez de pagar un peso aquí, paga veinte en España o en Estados Unidos. Es tal la cantidad de dinero para corromper que hay de por medio… Cuando ocurrió lo de la efedrina, si no me equivoco, se pasó de 2,9 toneladas de efedrina que entraban por año al país para elaborar remedios a 19 toneladas. En aquel momento nosotros insistimos en que si bien estaba el registro de precursores químicos en la Sedronar, la realidad es que el Congreso no tiene atribuciones para decidir quién es autoridad de aplicación, artículo 99, inciso 2 de la Constitución. Si es una atribución del Poder Ejecutivo, saquemos entonces un decreto y compartámoslo con la Anmat, que es quien tiene la responsabilidad respecto de los medicinales, y con la Policía Federal. De ese modo habrá un control mutuo que va a garantizar que solamente se pueda aceptar la importación de efedrina para los laboratorios que están fabricando estos medicamentos. Se puede hablar largo sobre este tema, pero le digo que el incremento, en Argentina, no es una cosa descontrolada. El trabajo que se ha hecho es muy fuerte y hay gente muy especializada trabajando en las fuerzas federales y provinciales. Es necesario seguir perfeccionándose y cuidando que no ingresen al país cosas novedosas que puedan permitir que se multipliquen esos negocios.

—A propósito de drogas, ¿por qué hay tan pocos radares en nuestro país? ¡Algunos hasta trabajan con horario! Constantemente hay denuncias en las zonas fronterizas.
—Se siguen construyendo, pero también con eso se comete un error: se cree que si tengo un radar y detecto un avión, el problema está resuelto. Me dijeron que, en Bolivia, habían sancionado una ley de derribo. Brasil la tiene. Pero esto no se hace en ningún lugar del mundo, porque es una condena a muerte sin procesos. Nosotros siempre insistimos en que el avión, y de hecho hay muchos aviones decomisados por fuerzas federales y provinciales, se baja con más facilidad a través de la inteligencia. Me refiero a escuchas, investigaciones, etc.

—Pero escúcheme, senador: el avión de los Juliá no solamente fue llenado de droga en Morón, donde el aeropuerto es de jurisdicción de la Aeronáutica, sino que pasó dos controles en Ezeiza hasta llegar a Barcelona, donde lo estaban esperando los españoles.
—Como ministro firmé un convenio con Alfredo Pérez Ubarcabal, entonces ministro del Interior de España, precisamente para intercambiarnos información entre la República Argentina y países como España, Portugal con quienes, reitero, tenemos convenios firmados. Le repito lo que dije antes: más que vender en Argentina, el objetivo de los narcos es vender allá. En el caso que usted menciona, seguramente habrá mucha gente que deberá dar explicaciones ante el juez.

—Pasando a otro tema, recuerdo que en el programa de radio de Lanata usted nos dijo que mañana lunes va a hacer pública su declaración jurada, ¿no es cierto?
—Lo que dije es que tuve siempre una declaración jurada pública. No voy a transformarla en privada. Cuando presenté mi declaración jurada en el Senado suponía que se hacía pública. Fue el 13 de mayo de 2012. Lo que voy a hacer ahora es la presentación de mi declaración jurada después de haber presentado mi declaración jurada de impuesto a las ganancias. Es un error pedirle al legislador o al funcionario que haga una presentación previa a la que va a presentar en Ganancias porque puede haber un ajuste, una corrección, algo que el contador entienda que conviene hacer presentándolo de una determinada manera y tiene que estar rectificando facturas. Dejen que termine Ganancias y se presentará la declaración jurada. Una vez que yo presente la declaración jurada de Ganancias que mi contadora tenga firmada y presentada, a partir de ese momento presento a la Oficina Anticorrupción mi declaración jurada porque yo no quiero que deje de ser pública.

—Legalmente no tiene obligación de hacerlo.
—Sí, pero yo quiero que siga siendo pública, porque si no me meten en un lío. Fíjese lo que dice hoy Clarín: “Tras el robo de su BMW, su patrimonio quedó bajo la lupa de la AFIP y en la AFIP figura como asesor de empresas y con ingresos de hasta 15 mil anuales”. Esa es la forma en que se inscribió. Yo no escribo estas cosas. Las escribe mi contador. El hecho imponible lo hace la actividad y no la inscripción. Pago conforme a la actividad que yo tengo. Y estoy pagando el máximo nivel. Todos los meses emito mis facturas, las envío a las empresas, me mandan los cheques y se depositan en mi cuenta corriente; tengo una sola cuenta, y además es muy fácil acceder al resumen de la cuenta corriente y advertir que todo está cumplido. No es lo que dice Clarín. Lo que pasa es que le tiran una papa caliente y arréglese usted. Pero yo no tengo nada que explicar.

—Salgamos de los números y dígame qué le pareció la reunión del Frente Amplio UNEN.
—En primer término, yo soy muy cuidadoso. Normalmente, no me meto a opinar sobre los partidos de oposición. Es un problema de ellos que solucionarán como les parezca. También, alguna consideración al respecto puede hacerse: lo que veo aquí es que es una alianza de la coyuntura buscando solamente un objetivo electoral. Y punto.

—Ellos tampoco lo esconden.
—No digo que lo escondan ni que sea deshonesto. En este caso tengo que mirar quiénes son los actores. Veo hombres a quienes les tengo mucho respeto, como Ernesto Sanz, Hermes Binner, quien no digo que sea amigo pero tiene una imagen personal muy buena. Ahora, la verdad es que ver a Sanz, Binner, Solanas, Carrió, Libres del Sur, Prat Gay, Lousteau… ¡no tienen nada que ver! ¿Que el objetivo es electoral? Bueno, sabrán hacerlo. ¿Cómo se trasunta después eso en términos del ejercicio de las políticas públicas? Y… el fracaso de la Alianza fue rotundo. Pasaban cosas terribles. Yo he visto funcionarios que ante la debilidad del presidente decían, por ejemplo: “Bueno, yo voy a plantear tal cosa y si no, ¡renuncio!”. A Raúl Alfonsín, a quien siempre respeté y respeto mucho y gocé de su afecto en los últimos años de su vida, a Néstor Kirchner, a Cristina, si alguien les presentaba la renuncia se la aceptaban en el mismo momento. Nadie iba a correrlos con la vaina ni por casualidad. En cambio, cuando aparecía de cada pueblo un amigo traía dolores de cabeza que no podían trasladar a una decisión de políticas públicas concretas en beneficio de la sociedad. Ahora tengo la sensación de que vamos a lo mismo. Lo mismo hubiera sucedido con la Unión Democrática sesenta años atrás. No quiero hacer chicanas, pero qué respuesta le hubieran dado al Partido Conservador, al radicalismo y al Partido Comunista, que en aquel momento eran todos la misma cosa compitiendo con Juan Domingo Perón.

—Las fotos de archivo muestran a Alfredo Palacios al frente.
—Estoy hablando de los que tenían una estructura distinta. Yo no dudo de que Tamborini y Mosca la tuvieran también. Pero allí había un montón de otras personas que, por más que tuvieran estatura, poseían otra visión de la política. No tenían una alternativa común para llevarla a la práctica. Lo de la Alianza, que fue poder, muestra a las claras los errores que se cometen cuando se privilegia el beneficio electoral. Pero es entrar en un tema que no me interesa. Fíjese que en Capital Federal, cuando se junta UNEN, es para un candidato como Pino Solanas. Cuando gana, todos nos preguntamos: ¿se cumplió la primera parte de las PASO, una herramienta estupenda? Ahora, la segunda, ¿hay fidelidad en el voto? Y bueno, veámoslo. Esperemos la elección. Y Solanas hoy es senador de la Nación. Son las reglas que uno pensaba que podían crear una nueva Argentina.

—Anoche, en el teatro Broadway, las piedras del escándalo eran dos: Macri y Massa.
—Sí, lo que pasa es que una buena parte de los participantes que estaban allí se ha derechizado. Sin pertenecer al sector a la derecha.

—¿Tumini también?
—¡A Tumini no le tengo ningún tipo de respeto! Mucho no me preocupa, pero en otros casos se han volcado y ya no lo ven tan lejos a Macri, que es un hombre coherente y con el cual tengo miles de diferencias, pero por lo menos es coherente. Como Federico Pinedo, a quien le tengo mucho respeto: también es coherente. Nunca ha variado su manera de pensar. Hoy lo ven como a un posible aliado a futuro. Algunos dicen que en el ballottage. Otros, en distinta situación, pero la verdad es que termina comulgando en una propuesta de derecha solapada, y me gustaría ver dónde termina una conclusión de esas características en un eventual ejercicio del poder.

—Pero en el caso de Massa, fue jefe de Gabinete K.
—Sí, un error que seguramente se debe estar pagando caro. El utilizó ese espacio para su propio beneficio traicionando a la Presidenta a ocho metros de su propio escritorio. Conozco las reuniones porque conozco a varios de los que él citaba y que se sorprendían de ser invitados al despacho del jefe de Gabinete en reuniones en las que se competía en contra de la Presidenta de la Nación.
¡Lo echaron por eso! ¡Por traidor! Después aparece Santiago O’Donnell con su libro, en el que exhibe expresiones respecto de lo que manifestaba en la embajada de Estados Unidos contra Néstor Kirchner. Expresiones que, supuestamente, nunca se darían a conocer pero que un día se publicaron y son la visión de una persona que fue despedida al año. Yo asumí después que él. Fui dos años jefe de Gabinete, y cuando terminé mis funciones, me ofrecieron encabezar la lista de senadores nacionales para la Provincia de Buenos Aires. Ahí queda marcada una diferencia muy grande entre uno y otro pensamiento.

Aclaración:
 
La entrevista que Magdalena le hizo a Aníbal Fernández se realizó antes de la investigación periodística que ayer se publicó en Perfil.

© Escrito por Magdalena Ruíz Guiñazú el Domingo 27/04/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


El viaje del caballo... De Alguna Manera...

El viaje del caballo...


El siguiente problema involucra un tablero de ajedrez y un caballo. Pero espere: no hace falta saber casi nada de ajedrez, o sea, no se deje intimidar. Es una propuesta muy bonita para tratar de elaborar una estrategia y, en función de lo que usted piense, poder dar una respuesta positiva o negativa. Dése una chance antes de decir que “esto no es para mí”. Lo único que hace falta es saber cómo “mueve” un caballo en el ajedrez. Si nunca prestó atención, un caballo puede hacer los siguientes movimientos:

a) dos casillas hacia adelante y una hacia la derecha
 
b) dos casillas hacia adelante y una hacia la izquierda
 
c) dos casillas hacia atrás y una hacia la derecha
 
d) dos casillas hacia atrás y una hacia la izquierda

Por supuesto, se trata de que el caballo no se “salga” del tablero, o sea, si en alguno de esos movimientos potenciales el caballo se “cae”, entonces ese movimiento no está permitido. Sé que es una obviedad, pero me interesa puntualizarlo. Pero hay más: faltan otros cuatro movimientos.

a) una casilla hacia adelante y dos hacia la derecha
 
b) una casilla hacia adelante y dos hacia la izquierda
 
c) una casilla hacia atrás y dos hacia la derecha
 
d) una casilla hacia atrás y dos hacia la izquierda

Como se ve, es todo muy simétrico. Por último, antes de plantear el problema, quiero dibujar acá abajo un tablero de ajedrez. Se trata de una grilla de 8 x 8 casillas (o sea, comprende 64 cuadrados).

La idea ahora es tratar de contestar esta pregunta: suponga que usted tiene un caballo puesto en este tablero ubicado en el extremo inferior izquierdo. ¿Se puede llevar el caballo desde este lugar hasta el extremo superior derecho pasando por cada casilla del tablero exactamente una sola vez?

Antes de avanzar: se trata de llegar con movimientos típicos de un caballo de ajedrez –como los que describí más arriba– desde la casilla que ocupa el extremo inferior izquierdo hasta la que está en el extremo superior derecho, pasando POR TODAS las casillas pero UNA SOLA VEZ.

Como se ve, no es un problema complicado. El enunciado es muy sencillo de entender (creo). 

Lo único que espero de usted es que no renuncie a pensar el problema muy rápido, dése una chance. Todo lo que hay que hacer es dedicarle un rato y tropezarse con las preguntas que le irán surgiendo a medida que lo vaya pensando.

¿Se podrá? Digo, ¿se podrá elaborar un camino para que el caballo pueda llegar de una punta a la otra del tablero pasando por todas los casilleros una sola vez?

Quiero dejar de escribir para que usted avance en soledad. Nos reencontramos más abajo.

Respuesta

Antes de avanzar, quiero proponerle que se fije una vez más en el tablero. Olvídese del caballo por ahora, mire el color de las casillas. La inferior izquierda es de color negro. La superior derecha es también de color negro. ¿Por qué quiero hacerla/hacerlo pensar en esto? Porque no quiero escribir la solución tan rápido, sino que prefiero elaborar algo junto a usted. Si no tiene ganas y/o paciencia, lea el último párrafo de este artículo y allí está todo explicado en forma resumida, pero créame que vale la pena que me acepte la propuesta.

Algunas preguntas:

a) Cuando el caballo hace un movimiento de una casilla hacia otra, ¿qué pasa con el color de las casillas inicial y final?

b) ¿Sucede siempre? Es decir, sin importar si la casilla de inicio es blanca o negra, ¿sucede siempre lo que usted descubrió recién?

Con este dato que ahora tenemos(1), fíjese en el color de la casilla inicial del problema y del casillero final. Como usted advierte, son ambas de color negro. Recuerde este dato.


Otras reflexiones más. Si la idea es tratar de ver si es posible elaborar un camino que cumpla con ir desde la casilla inferior izquierda hasta la superior derecha pero pasando solamente una vez por cada casilla, ¿cuántas movidas tiene permitido hacer el caballo? Es decir, como en total el tablero tiene 64 casillas, y el caballo ya está parado en una de ellas (la inferior izquierda), cada movimiento que haga tiene que llevarlo a un casillero distinto. Como no puede repetir casilleros, ¿cuántos movimientos terminará dando el caballo? Le propongo que piense usted la respuesta.

Como usted descubre, el caballo tendrá que hacer entonces exactamente 63 movidas. Cada movida debería llevarlo a una casilla distinta.

Ahora bien: cuando el caballo hace la primera movida (la movida uno) pasa de una casilla de color negro a una de color blanco (no importa cuál sea la movida). Y cuando haga la movida dos, pasará de una blanca a una negra otra vez. Y cuando haga la movida tres, pasará a una blanca. Y cuando haga la cuatro, pasará a una negra. Y así siguiendo: cada vez que hace una movida par, termina en una casilla de color negro, y cuando hace una movida impar, termina en una casilla de color blanco. Este dato también es importante.

¿Cómo hacer ahora para usar todo lo que averiguamos? ¿Recuerda cuántas movidas tenía que hacer el caballo si quería cumplir con el objetivo? Eran 63. O sea, un número impar de movidas. Pero como acabamos de ver recién, cada vez que hace una movida impar, termina en una casilla de color blanco. ¿Y de qué color es la casilla que está en el extremo derecho? Es de color negro. Por lo tanto, ¿cuál es la conclusión?

La conclusión es que el camino que uno quisiera poder diseñar para que el caballo pueda unir el extremo inferior izquierdo con el superior derecho ¡no puede existir! Inexorablemente tendrá que utilizar un número par de movimientos para llegar a una casilla de color negro. Pero si hace 62 no llegará a cubrir todo el tablero, y si hace 64 movimientos estará forzado a repetir alguna casilla.

La moraleja, entonces, es que el camino que uno quería elaborar no existe.

La matemática involucrada es muy sencilla. Todo lo que hay que hacer es observar lo que sucede con los movimientos de orden par o impar, y fijarse el color de la casilla en la que termina esa movida, pero lo extraordinario es que con este análisis uno está seguro de que no es que usted y/o yo no pudimos encontrar el camino pero podría venir alguna otra persona y sí 
encontrarlo. No. El camino ¡no existe! O mejor dicho, ¡no puede existir!

Y de eso se trata muchas veces. En lugar de estar penando y golpeándose la cabeza pensando en que es uno el que no puede encontrar la solución a un problema, un análisis de este tipo permite concluir que no depende ni de usted ni de mí: nadie va a poder. ¿Bonito, no? Ah, y antes de que me olvide: esto también es hacer matemática.

(1) El color de la casilla siempre cambia: si el caballo empieza en una casilla de color blanco, cualquiera sea el movimiento –permitido– que haga, termina en una negra. Y al revés: si empieza en una negra, termina en una blanca.

© Escrito por Adrián Paenza el Domingo 27/04/2014 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Retazos... De Alguna Manera...



Retazos... 


Cómo hacer, con los retazos políticos, una manta democrática? Es lo que me pregunto desde hace ya casi diez años, cuando me subí por primera vez a una tribuna electoral, favorecida por la ley que obliga elegir a una mujer cada tres candidatos hombres.

Antes, debí vencer los prejuicios con los que carga la política y los juicios de los amigos que me criticaron duramente por aceptar una candidatura, sin entender que en democracia la participación ciudadana es fundamental para domesticar el autoritarismo, que nos atraviesa como cultura política. Entonces, todavía vivíamos los estertores del estallido de 2001, que desnudó los pies de barro de los partidos tradicionales, nos zarandeó con ese grito de furia del “que se vayan todos” y nos obligó a participar, ya sea como asambleístas o desde una banca en el Congreso. Pero rápido entendí que no se trata de que lleguen caras nuevas a los partidos si no se cambian las reglas de juego de la política, reducida entre nosotros a su estadio más primitivo, el del trueque.

Ese cambio de votos por favores que está en el corazón de una concepción del poder antidemocrática, ya que reduce la democracia a las elecciones y fortalece los individualismos, al extremo de que entre nosotros sobreviven los “ismos” como expresión de la personalización del poder.

A treinta años de la democratización, el Nunca más fue el mayor consenso que supimos construir. Sin embargo, a la luz de la incultura cívica, la cancelación del diálogo institucional, la imposición de la mayoría, el oscurantismo en el manejo de las cuestiones públicas y la exaltación del poder como un fin en sí mismo demuestran que el diálogo está entrecortado, no tanto por las características de los gobernantes sino por el malentendido en torno al sistema democrático. No se trata, como en el mundo desarrollado, del debate en torno a los nuevos problemas de la democracia, sino de la cancelación misma de la idea democrática.

Se confunden elecciones con plebiscitos, consenso con unanimidad, deliberación con obediencia, información con propaganda, derechos con dádivas y presidentes con monarcas. Tal vez porque no reparamos en que el gran cadáver que nos dejó la dictadura fue el de la política, ya que sin libertad no hay política, pero sin política no hay democracia. Sin embargo, es la primera vez en tres décadas que comenzamos a entender que lo que debería ser la solución a los conflictos que dinamizan la libertad y la puja de intereses se ha convertido en un problema: nuestra cultura política.

El kirchnerismo actuó como un catalizador, puso en evidencia lo que anidamos como vicio y práctica en el manejo de las cuestiones de todos. Hizo de las elecciones una legitimación del poder, pero no democratizó la práctica administrativa del Estado. Canceló los mecanismos de control, la información como derecho, domesticó al Parlamento y subordinó a la Justicia. La dominación del gobierno y la economía vació el sentido democrático de la soberanía popular.

Por eso, no sólo estamos en las vísperas de un cambio de gobierno sino ante una bisagra cultural: o perpetuamos esa concepción de poder, basada en los personalismos y la confusión de hacer del Estado un botín partidario que está en la base de nuestras crisis recurrentes, o definitivamente encaramos la construcción de lo único que nos resta probar: el respeto a la ley y el gobierno de las instituciones. Y aun cuando la igualdad ante la ley se invalide con la desigualdad social, la democracia sigue siendo un emblema de la sociedad moderna. El único sistema que cambia con el tiempo, en el que el ejercicio de un derecho abre las puertas a otras conquistas.

Nuestros retazos históricos, para seguir con la metáfora inicial, como todos los retazos, alguna vez fueron nuevos. Como lo fueron lo mejor del ideario radical, la República, lo mejor del peronismo, la justicia social, o lo mejor del socialismo, los derechos. Si los vivimos como continuidad y los unimos, bien podríamos hacer una manta. Siempre y cuando no utilicemos el hilván que, como hilo vano, puede rasgarse al primer tironeo.

En cambio, si intentamos coser los pedazos de la fragmentada historia de nuestro tiempo con los hilos firmes de los valores constitucionales, tal vez finalmente consigamos la gran frazada democrática que cobije a esa pluralidad de voces e intereses que es la compleja y contradictoria sociedad de nuestros días.

© Escrito por Norma Morandini, Senadora de la Nación, el Domingo 27/04/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.