domingo, 7 de abril de 2013

Yo, yo, yo… De Alguna Manera...


Yo, yo, yo…

MACRI, SCIOLI Y CRISTINA ante la inundación: su primera reacción fue ponerse ellos mismos en víctima.

Una metáfora muy usada en economía es que cuando la marea baja (hay recesión) se ve quién no tenía traje de baño (estaba desnudo de recursos y quiebra). Las inundaciones en las ciudades de Buenos Aires y La Plata dejaron desnudos frente a la sociedad a Macri y a Scioli, nada menos que los hasta ahora dos principales candidatos a presidir el país en 2015, con consecuencias en su imagen pública, aún impredecibles, que van desde “no pasa nada y dentro de un mes todos se olvidaron” hasta “les pasará lo mismo que a Reutemann con la inundación en Santa Fe”, el comienzo de la decadencia política de ambos.

Cualquier pronóstico sobre qué quedará en la memoria social podría ser drásticamente modificado por otro cambio de humor social, pero, aun en el mejor de los casos, tanto para Macri como para Scioli, en el inconsciente colectivo de los votantes quedará algo que podría ser reactivado ante cualquier otra nueva decepción.

Lo que dejaron las inundaciones en Buenos Aires y La Plata, y en esto ya se incluye a Cristina Kirchner además de a Macri y a Scioli, es cierta forma de solipsismo, característico de los líderes políticos, que se podría adecuar de su traducción más o menos literal “solamente yo existo” (ego solus ipse en latín) a “sólo yo importo”.

En las primeras reflexiones públicas frente a las inundaciones, tanto Macri como Scioli y Cristina Kirchner, coincidieron en colocarse ellos mismos en víctimas. Macri, de la Presidenta, que no le aprueba los créditos para las obras; Scioli, de sectores del Gobierno nacional (nunca la Presidenta) que no entienden su mensaje gandhiano y lo castigan retaceando fondos a su provincia; y la Presidenta, contando que ella también había sufrido inundaciones tan graves cuando, de joven, era vecina de la misma zona.

Ser víctima es el papel preferido de todos los políticos argentinos: si no se puede ser víctima de otro político local que tenga más poder, se es víctima de las corporaciones y los poderes económicos internacionales, y si no, el caso más repetido de todos quienes acceden a la presidencia: víctima de los que gobernaron en el pasado y dejaron una pesada herencia.

Hay ego también en el sufrimiento: “Mi sufrimiento es el mayor de todos”. Scioli declaró días antes de la inundación: “Mientras algunos me atacan, la gente me dice ‘aguantá, Daniel’”.

No podría haber político exitoso sin una dosis muy importante de ego, pero el solipsismo es sólo ego, una carencia de otros recursos a los que apelar en los momentos difíciles. Es una gran desnudez de empatía, recurso fundamental para conquistar la aprobación de los otros.

En situaciones normales, los políticos sobreactúan la empatía y esconden su egocentrismo. La inundación los arrancó de su zona de confort haciendo caer su armadura y dejándolos emocionalmente expuestos.

“Yo”, “yo” y “yo” vinieron a decir la primera vez que hablaron Macri, Scioli y la Presidenta. Yo, sólo yo.

Pero no sólo de ellos tres: la inundación también dejó al desnudo el solipsismo de Alicia Kirchner, quien hasta la semana pasada era la principal candidata del kirchnerismo para las elecciones de octubre próximo, siendo cabeza de lista del principal distrito electoral del país. Alicia atribuyó los insultos que recibió al llegar a un centro de recepción de donaciones en La Plata a la acción de “agitadores y violentos que no quieren que se los ayude”. La víctima era ella.

Aunque la votación de octubre de 2013 está mucho más cerca que la de 2015, también es prematuro hacer pronósticos sobre las consecuencias electorales que la inundación tendrá de aquí a poco más de seis meses. Pero en algo afectará a Alicia Kirchner, la carta electoral más importante que tenía el Gobierno. En la provincia de Buenos Aires se concentra no mucho menos de la mitad de todos los votos del país, y la inundación hirió a la principal candidata de ese distrito.

Se atribuyó la desacostumbrada actitud de la Presidenta de ir a poner la cara y el cuerpo frente a los inundados y bancarse sus críticas a cuestiones emocionales porque en la zona afectada vive su madre, Ofelia. Pero no deben ser menores las causas electorales, ya que el futuro de su gobierno depende de los votos que el kirchnerismo consiga justo en la provincia inundada.

“Terca”, le dijo Mujica a la Presidenta, además de “vieja”. La obstinación es una de las posibles consecuencias del solipsismo. Profecía: aunque no fuera por una inundación, Narciso también murió ahogado.

© Escrito por Jorge Fontevechia el viernes 05/04/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


No son gente… De Alguna Manera...


No son gente…
Catástrofe política. La inundación expone cómo hacen agua ciertos dirigentes. Ahora sí quieren aparecer todos. Una leyenda partidista y opositora aparecía pintada en los paredones porteños en tiempos del gobierno de Raúl Alfonsín a propósito de los viajes que, por sus funciones, realizaba el entonces canciller Dante Caputo: “Lo grave no es que se vaya, lo grave es que vuelve”. Esa reflexión callejera pudo encajar con menos humor y más justicia sobre ciertos funcionarios al ocurrir la catástrofe climática y social de esta semana: no por las circunstancias de sus paseos o tours, sino por las falacias infantiles con las que algunos pretendieron encubrir esos viajes. Ineptitud y desparpajo. Tan patéticas como la deliberada estrategia de otros, con el dinero de los contribuyentes, que se sirvieron de la tragedia para intentar hundir al rival político en la confianza de que esa miseria les permitiría ganar puntos en las encuestas. Otro refrán popular define esta actitud: hay gente buena y gente mala. Y hay quienes no son gente.

Quizás por las características de la tragedia, la protesta no se multiplique como ocurrió con Cromañón o el choque de Once, a pesar de que a todos estos desastres los reúne una común negligencia nacional, provincial y municipal. Aunque ahora se reconoce cierta imprevisibilidad de la naturaleza como descargo. Por lo tanto, tal vez en la semana comiencen a disiparse la desgracia y el luto, mientras se reserva una tardía atención para los parientes de las víctimas y una reparación para aquellos anegados que perdieron todo.

Se inicia, por lo tanto, otra competencia: la de los políticos que más ayudan, que se preocupan por los damnificados, que declaran ante los medios y se toman fotografías por mostrarse solidarios. Como si fuera el terremoto de San Juan para las aspiraciones, en los 40, de Juan Domingo Perón. Si hasta el Ejército asomó la cabeza por la instantánea de un soldado en la tapa de un diario que llevaba a un impedido en el medio de la inundación, cuando apenas si pudo poner 131 hombres y treinta camiones para ayudar en la catástrofe, ya que la mayoría del personal estaba en su casa dado que a los institutos no les alcanza para darles de comer (hay juicios al respecto; la provisión de comida también es un negocio).

Vendrán los coletazos limítrofes por las manifestaciones indecorosas de José Mujica, el mandatario uruguayo que calificó de “vieja” a Cristina sin que se conozca su insondable opinión respecto de su propia esposa, la añeja Lucía Topolansky, mucho más trajinada por la vida. O los anuncios reformatorios a la Justicia que el cristinismo piensa enviar al Parlamento –proyectos no natos por la catástrofe climática hace pocos días–, sin que se sepa si incluye el destino del nuevo Código Civil que había elaborado Ricardo Lorenzetti como si fuera Dalmacio Vélez Sarsfield, la versión corregida en más del 40% a esa iniciativa que desplegaba el oficialismo y una posterior revisión que seguramente se impuso el Gobierno desde que hay un papa argentino en Roma, no muy entusiasmado con los cambios inicialmente propuestos. Pero, como son tiempos de concordia, es posible que haya algún entendimiento conveniente, vista la nueva disposición de la Iglesia por satisfacer inquietudes de la Casa Rosada, como el comunicado aclaratorio de que Jorge Bergoglio nunca había pedido una entrevista con la Presidenta. Por esa declaración instruida, entonces, se debe desprender que por esa razón Ella nunca lo recibió, le cambió el domicilio al Tedeum y su gobierno se manifestó furibundo en contra de lo que opinaba el cardenal (por no mencionar otros estímulos al agravio). Parecía, en suma, un comunicado escrito por la impudicia del intendente platense Pablo Bruera.

Falta, eso sí, continuando en la línea, el comunicado de Daniel Scioli para informar que nunca quiso reunirse con Cristina, que jamás en estos últimos cuatro meses intentó llamarla por teléfono, y que nunca demandó del Gobierno partidas especiales para solucionar la huelga docente, ordenada para muchos por el propio Gobierno. Más para la inventiva infantil de Bruera.

Ocurre que, en estos tiempos religiosos, una foto puede hacer milagros: sucedió luego de que Cristina viajara a La Plata por las inundaciones (para que nadie la imaginara en acechanzas menores y, de paso, pegarse al incombustible jefe provincial), le dijera “Daniel” y se fotografiaran juntos como si Ella también fuera los denostados Macri, Moyano, Lavagna o Cobos. Una más para la galería y el museo de La Ñata.

¿Este episodio hará que se vuelva a suspender el furioso mitín de intendentes y adictos K en contra de Scioli que naufragó la semana pasada? Difícil de prever por los intereses de los participantes y, sobre todo, porque Mujica no habrá acertado en la estética de sus opiniones, sí en la caracterización de la mandataria: es terca o, más suavemente, consecuente con sus propósitos. Igual, en estos casos de fuerte personalidad, la voluntad aguerrida depende de lo que digan las encuestas sobre el daño popular que a Cristina, Scioli y Macri les produjeron las copiosas lluvias y las muertes.

Injusto, en esta agenda informal, sería apartar como un cáliz a la oposición, si se reúnen o no figuras como De Narváez, Lavagna, Momo Venegas (más activo que Moyano en esta misión), De la Sota, Peralta, Graciela Camaño y otros para constituir un frente opositor en el peronismo y adyacencias, cumbre que también debió ser postergada por los aguaceros. Discuten candidaturas (Lavagna, ya cerrado su binomio con Gabriela Michetti, quiere al ex embajador Rodolfo Gil como aspirante a diputado en Capital), deciden tiempos (¿hasta cuándo esperarlo a Massa, o ya pasó el colectivo 60?), negocian con intendentes y se juramentan para ayudarse (con el resto de los partidos) para controlar el conteo de los votos en octubre, quizás una empresa superior en la provincia de Buenos Aires ahora que se incorporan jóvenes y extranjeros al padrón.

Mientras deliberan, se lamentan: no han podido disfrutar del mayor mazazo que recibió Cristina hace apenas una semana, cuando Peralta en Santa Cruz demolió en elecciones internas el aparato solventado por la Casa Rosada, con La Cámpora e hijo incluidos. Tan grato a ciertos paladares fue ese triunfo que el gobernador pasó de ser un sospechado de corrupción a un jinete de ángeles transparentes. Meritorio su triunfo porque además propone el fin de la reelección eterna y, sobre todo, la clausura de la Ley de Lemas que habilita la existencia del parasitismo político y rentado en la provincia.

El goce, sin embargo, duró poco: la brutal lluvia también les inundó la celebración.

© Escrito por Roberto García el sábado 06/04/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


 

miércoles, 3 de abril de 2013

Huracán 1 vs. Banfield 1... De Alguna Manera...

Huracán, Banfield y un empate que los dejó lejos a los dos…


En la previa, ambos conjuntos tenían la obligación de quedarse con los tres puntos para alimentar la ilusión -difícil pero cierta- de pelear hasta el final, sin embargo, no supieron aprovechar las falencias del otro y terminaron sumando un punto con sabor a poco.

El local, comenzó dominando las primeras acciones del juego, pero conforme al paso del tiempo, se quedó solo con insinuaciones de cara al arco de Pablo Santillo.

Por su parte la visita, recién encontró su mejor imagen en el último tramo del complemento, más por entrega y ganas que por rendimiento colectivo.

Huracán tomó la iniciativa del partido desde el primer minuto, ante un Banfield que intentó con un esquema de tres delanteros ser más agresivo que en la versión del ciclo de Daniel Garnero pero que en el arranque fue llevado por delante por el equipo del Juan Manuel Llop.

Lucas Villarreal, volante del Globo, abrió el marcador a los 12 minutos de juego, luego de un centro que entregó un rebote corto de la defensa de Banfield, y través de un remate cruzado al palo derecho de Santillo que solo acompañó la acción.

Pese a los embates del dueño de casa, el arco del Taladro no pasó mayores sobresaltos. Con el resultado a su favor, dispuso de la tenencia del balón pero falló en los metros finales.

Ya en el segundo tiempo, Rodrigo Erramuspe vio la segunda tarjeta amarilla de su cuenta personal -a los 8 minutos- y debió irse temprano a las duchas. De esta manera, fue Banfield quien comenzó a crecer en busca del empate, impulsado más por la obligación de saber que el último tren del campeonato pasaba de largo que producto de una sintonía futbolística fina.

A partir de allí, los de Llop se replegaron en campo propio, mientras el conjunto del Sur del Gran Buenos Aires tomó posesión de pelota y se adelantó unos metros de cara al arco de Daniel Islas.

Cuatro minutos después de la pronta salida de Erramuspe, Banfield tuvo una clara chance en los pies de Andrés Chávez, cuando Gustavo Toledo envío un centro que el delantero nacido en Salto definió de manera defectuosa ante certera salida de Islas.

El plato fuerte del encuentro llegaría en los últimos 10 minutos del cotejo, ya con Matías Díaz sobre el andarivel izquierdo del mediocampo y con Nicolás Bauchet luchando entre los centrales de Huracán.

Primero, con la expulsión de Favio Segovia, quien tontamente vio la segunda amonestación por una mano en la mitad de la cancha y dejaba el partido con 10 hombres por lado.

Luego a los 38 minutos, cuando Díaz corrió unos 35 metros sobre la banda con pelota dominada y envío un certero centro al corazón del área que encontró muy bien posicionado a Bauchet. Acto seguido, clara infracción sobre el juvenil delantero dentro del área y penal para Banfield.

Allí las pulsaciones se aceleraron. El Taladro tenía la chance de emparejar las acciones y pensar en doblegar a su rival en el epílogo del partido. Sin embargo, y pese a una doble ejecución de la pena máxima -Islas se adelantó claramente en ambos remates-, la tibia ejecución de Iván Pérez lo privó del empate transitorio. Primero pateando hacia la derecha y luego hacia la izquierda, en las dos ocasiones, sin fuerza y a media altura.

Un minuto después, Matías Defederico -había ingresado a los 22´ por Gonzalo Martínez- se durmió en una acción ofensiva que generó un contragolpe perfecto de Banfield, que nuevamente con la velocidad de Díaz, aprovechó para doblegar el arco rival con un cabezazo de Bauchet.

Los últimos instantes en el Ducó se repitieron en jugadas de ataque de Banfield y un Huracán esperando alguna contra que dejara los tres puntos en casa.

Dividieron y se alejaron. Ahora quedará barajar y dar nuevo pensando en la próxima temporada, que los tendrá como manda la historia, intentando volver a la máxima categoría.

El conjunto de Llop visitará en la próxima fecha a Nueva Chicago, mientras que Banfield tendrá el debut de Matías Almeyda como DT, en el partido en el que reciba a Instituto de Córdoba.

Síntesis

Huracán 1

Daniel Islas; Federico Mancinelli, Rodrigo Erramuspe, Alexis Ferrero, Guillermo Sotelo; Hugo Barrientos, Lucas Villarruel, Mauro Milano, Cristian Sánchez Prette; Gonzalo Martínez y Jerónimo Barrales. DT: Juan Manuel Llop.

Banfield 1

Pablo Santillo; Favio Segovia, Fabián Noguera, Marcelo Bustamante; Omar Zarif, Roberto Brum, Iván Pérez, Gustavo Toledo; Lihué Prichoda, Andrés Chávez y Andrés Silvera. DT: Miguel Robinson Hernández.

Goles: 12m. (PT) Lucas Villarruel (H); 41m. (ST) Nicolás Bauchet (B).

Cambios: Todos en el segundo tiempo, 10m. Leandro Correale por Milano (H), 13m. Nicolás Bauchet por Silvera (B) y Matías Díaz por Toledo (B), 22m. Matías Defederico por Martínez (H), 28m. Sergio Casais por Villarruel (H) y 29m. Ricardo Noir por Prichoda (B).

Incidencias: Todas en el segundo tiempo, 9m. expulsado Rodrigo Erramuspe (H) y 30m. Favio Segovia (B). A los 38m. Daniel Islas le atajó un tiro penal a Iván Pérez.

Arbitro: Jorge Baliño

Cancha: Huracán.

© Escrito por Javier Masseroni y publicado miércoles 03/04/2012 por Mundo Ascenso de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Las fotos:


Los goles:




Las estadísticas: