domingo, 14 de octubre de 2012

Destituyentes… De Alguna Manera...


Destituyentes…


Es difícil optar entre la ignorancia más pedestre y la mala fe deliberada. Tal vez se trate de ambas cosas. Pero optar, a la hora de las hipótesis, entre definirlos como brutos o diagnosticar pura y tóxica malicia se torna un dilema espinoso. Vocero oficioso del oficialismo más rústico y a la vez embajador honorario de los ayatolás en la Argentina, Luis D’Elía se apresuró, tras la victoria electoral de Hugo Chávez en Venezuela, a sentenciar que no debería haber “ningún impedimento legal” para que Cristina Fernández pueda postularse nuevamente como candidata a presidenta.

Pese a que se describe como “docente”, D’Elía procede como un troglodita, pero su deducción es extraordinariamente didáctica. Enseña cómo piensa la tropa oficial: “Si uno pensara en términos abstractos, no tendría que haber ningún límite leguleyo (según la RAE, “persona que aplica el derecho sin rigor y desenfadadamente”) para la voluntad popular. Si un pueblo quiere elegir, en cualquier país del mundo, al candidato que fuere las veces que crea necesario, no tendría que haber ningún impedimento legal para la voluntad popular”.

¿Leguleyo? Para el ensamblaje conceptual del oficialismo, las leyes y las normas sólo deben ser acatadas en tanto y en cuanto discurran en la dirección de las necesidades del Gobierno. Por eso la machacona insistencia de “adecuar” la ley máxima de la república a las necesidades coyunturales que alega tener el Gobierno. Dice D’Elía, hombre de conocimientos módicos: “Hay mucha hipocresía en la Argentina. Hay comunicadores hegemónicos que ven bien la re-reelección en Alemania o España y la ven mal en América latina. No se entiende”. Lo que él “no entiende” tiene que ver con su oscura y profunda ignorancia. Ilustrarlo puede servir al lector.

Desde la refundación de la democracia española, en 1982, ese país ha tenido cuatro presidentes de gobierno. España es una democracia constitucional y parlamentaria. La jefatura del Estado la ejerce el rey, y la titularidad del Poder Ejecutivo recae en el candidato elegido por el partido ganador de las elecciones legislativas. Ese diputado debe serlo primero, para que el Congreso lo designe presidente.

El socialista Felipe González fue elegido por cuatro legislaturas sucesivas, y ejerció la presidencia de España entre el 2 de diciembre de 1982 y el 4 de mayo de 1996. Su primer período fue de cuatro años (1982-1986), el segundo de tres (1986-1989), y el tercero otra vez de tres (1989-1993), al igual que el último (1993-1996). El conservador José María Aznar fue electo presidente en dos ocasiones (1996-2000 y 2000-2004). El socialista José Luis Rodríguez Zapatero ocupó el cargo entre 2004 y 2008, y entre ese año y 2011. El 21 de diciembre de 2011 asumió la presidencia de España el conservador Mariano Rajoy. Antes de Rajoy, los tres anteriores ocuparon más de un mandato, no como de una re-reelección derivada de una reforma hecha a medida sino en cumplimiento de lo estipulado por la Constitución española promulgada en 1978.

Algo parecido sucede en Alemania. Dividida hasta 1989, la nación alemana adoptó un régimen de democracia parlamentaria. El canciller federal es el jefe de gobierno y es elegido por el Bundestag (la cámara de diputados), para lo cual debe primero ganar una banca. La jefatura del Estado recae en un presidente con funciones honorarias.

Alemania Occidental tuvo seis cancilleres federales entre 1949 y 1990: Konrad Adenauer entre 1949 y 1963, Ludwig Erhard entre 1963 y 1966, Kurt Georg Kiesinger entre 1966 y 1969, Willy Brandt entre 1969 y 1974, Helmut Schmidt entre 1974 y 1982, y Helmut Kohl entre 1982 y 1990. Tras la unificación de ambos estados (Occidental y Oriental), Alemania eligió tres jefes de gobierno: Helmut Kohl de 1990 a 1998, y Gerhard Schröder de 1998 a 2005, año desde el cual gobierna Angela Merkel. Al igual que lo que sucede en España, no hay en Alemania tal cosa como “re-reelección”: las leyes constitucionales son las que determinan que el poder político deriva y emana del pueblo y que el pueblo se organiza en legislaturas, que tienen el derecho de nombrar y destituir al jefe del Ejecutivo. Se entiende, ¿no? Son parlamentos destituyentes, una paradoja que la elementalidad nacional y popular no podría entender jamás.

La pretensión ridícula de querer naturalizar las transgresiones constitucionales criollas tratando de equiparar el consuetudinario hábito argentino de cambiar las normas todo el tiempo con el cuerpo de la praxis constitucional europea configura una mezcla perfecta de inescrupulosidad y analfabetismo. Los autores de estas tramoyas dialécticas circulan lubricadamente por el escenario doméstico, porque perpetran con frescura disparates que raramente son interpelados desde medios que habitualmente padecen una penuria que conspira contra la excelencia informativa.

El problema, empero, no es sólo uno de ignorancia y cinismo. Es también una cuestión de desesperación. La temática de la reforma constitucional auspiciada desde el oficialismo, artificial, estéril e inútil, sólo revela el vacío existencial del cristinismo. Como ya es evidente, ostensible y cada vez más acuciante, Cristina Fernández no tiene sucesores ni delfines. Que así sea es un mérito de ella y de nadie más. Por eso, tras las elecciones legislativas de 2013, la opción por saber quién viene luego de ella es de vida o muerte para el Gobierno. Sólo puede ser ella. Cuando D’Elía habla, además de verbalizar su pasmosa rusticidad muestra dónde aprieta el cinturón en el esqueleto presidencial. Es una vivencia dolorosa.

© Escrito por Pepe Eliaschev y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires  el domingo 14 de Octubre de 2012.

¿Todos complotan?... De Alguna Manera...


Los complots que ve el Gobierno en su contra...


La política se enfrasca y se aleja de los problemas reales. Hay momentos en los que la dirigencia política se enfrasca en su propia lógica, que por cierto no suele ser aplicable a los problemas reales de los ciudadanos. Éste parece ser, justamente, uno de esos pasajes de la historia argentina en los que se materializa la existencia de "mundos paralelos".

Las ásperas discusiones que se desarrollan en el Consejo de la Magistratura, un organismo desconocido por la gran mayoría de los argentinos, son tal vez el ejemplo más claro de que la política comenzó a transitar por un carril que se va bifurcando de las cuestiones cotidianas de las personas que habitan este país.

Sin embargo, en ese ámbito reducido se está incubando un escenario político que incidirá en la vida social en un plazo no demasiado extenso. Y que desembocará en una polarización no sólo en torno a la figura de Cristina Kirchner, algo que ya existe, sino que también dividirá las aguas ante una concepción más amplia vinculada con la forma de ejercer el poder.

Por eso las fuerzas políticas ya se lanzaron al debate en temas abarcativos como la vigencia de la Constitución. Claro que cada uno echa luz donde más le conviene: la oposición advierte que el kirchnerismo buscará forzarla para mantenerse en el gobierno más tiempo que el debido. Y el oficialismo acusa a grupos económicos de no tener empacho en violarla para mantener sus privilegios.

La semana que termina estuvo dominada por esta lógica irreductible, que dinamita cualquier puente que se pueda tender entre ambos sectores y multiplica pronósticos agoreros para la convivencia política. Aunque el Gobierno recuperó algo de aire con la victoria de Hugo Chávez en Venezuela y la descompresión del conflicto salarial de las fuerzas de seguridad.

El kichnerismo se siente acosado

Un funcionario de perfil bajo pero muy influyente en la mesa chica de la Casa Rosada, Carlos Zannini, acaba de resumir en dos comentarios el estado de ánimo que invade al kirchnerismo: dijo que la reelección de Chávez resultó un alivio frente a cierto reverdecer "neoliberal". Y sostuvo que el Grupo Clarín "tratará de voltear al Gobierno antes que cumplir con la ley".

Se refirió, así, a la instrumentación de la Ley de Medios sancionada hace tres años por el Congreso y cuyo artículo más polémico, el que establece la desinversión de las empresas que excedan la normativa antimonopólica, es motivo de una virulenta guerra judicial que deja al desnudo las peores prácticas para conseguir que los magistrados fallen en un sentido determinado.

Tanto importa al Gobierno que Clarín tenga que desprenderse de unos cuantos medios —sobre todo de la señal de cable TN—, que la Presidenta reapareció esta semana luego de varios días de ausencia en actos públicos y utilizó la cadena nacional tras casi un mes de que sus asesores decidieran desactivarla en medio de una ola de protestas que incluyó escraches y cacerolazos.

Junto a la Presidenta estuvo Martín Sabbatella, el diputado —ahora en uso de licencia— que fue elegido por el Gobierno para llevar adelante la instrumentación de la Ley de Medios, con la mira puesta en el 7 de diciembre, tras la caída en desgracia de Gabriel Mariotto, el impulsor de la normativa que a esta altura no parece ser absolutamente confiable para el kirchnerismo.

Menos, luego de que elogiara la decisión del gobernador del Chaco, Jorge Capitanich, de cancelar en pesos argentinos un bono de deuda provincial, lo que provocó intranquilidad en los mercados ante la posibilidad de que una provincia de la importancia de Buenos Aires tuviera problemas para afrontar el pago de sus vencimientos dadas las restricciones para conseguir dólares.

Cuando el Gabinete de Daniel Scioli ya evaluaba la necesidad de aclarar los dichos de Mariotto, el Banco Central emitió un comunicado en el que sostuvo que todo aquel acreedor que recibió bonos en dólares, recibirá su pago en la misma moneda. Pero quedó flotando en el ambiente la sensación de que la Argentina aún sigue pagando los costos de aquel aciago default de 2001.

Vuelven los fondos buitre

Tanto es así que la tripulación de la emblemática Fragata Libertad se encuentra varada desde hace muchos días en un puerto de la remota Ghana por acción de los llamados "fondos buitre", que lograron que un juez de aquella nación africana la retuviera al acceder a una demanda por más de 370 millones de dólares.

Hasta allí llegarán en las próximas horas enviados del Ministerio de Defensa y la Cancillería, que deberán dejar a un lado sus habituales rencillas internas para intentar destrabar la causa y lograr que la Fragata pueda abandonar el puerto ghanés.

El episodio no contribuye, por cierto, a mejorar el clima que predomina en las Fuerzas Armadas y de Seguridad, pese a que el Gobierno logró descomprimir el conflicto de los prefectos y gendarmes, para lo cual la ministra Nilda Garré debió entregar la cabeza de su hermano Raúl Garré, a quien atribuyeron la autoría del decreto que provocó la inédita escalada de tensión.

Es que a la cartera de Defensa se destina nada menos que la mitad de la grilla salarial de 8.000 millones de pesos anuales "en negro" que paga el Estado nacional, por sumas no remunerativas que luego no cuentan a la hora de la jubilación. Por eso el ministro Arturo Puricelli tuvo que manejarse con precaución para lograr que la situación no se le desmadrara como a su colega Garré.

Menos nervios hubo esta semana en el Congreso, donde la Cámara de Diputados aprobó el Presupuesto para 2013. Y donde el titular del cuerpo, Julián Domínguez, recompuso el entredicho con el radicalismo al reconocer a Leandro Despouy al frente de la Auditoría General de la Nación, un puesto que le corresponde al principal partido de oposición.

El Senado, por su parte, avanzará con la aprobación del voto optativo desde los 16 años, justo cuando se festejará un nuevo aniversario del 17 de Octubre de 1945, en un escenario en el que el kirchnerismo muta a cristinismo y en el que el peronismo se encuentra tanto en las filas del oficialismo como de la oposición, a la espera del momento adecuado para la renovación.

© Escrito por Mariano Spezzapria y publicado por Tribuna de Periodistas  el sábado 14 de Octubre de 2012.


Presiones K a la justicia... De Alguna Manera...


El instrumento del miedo...

Corto supremas. Juez Juan Lorenzetti. Dibujo: Pablo Temes.



Presiones K a la justicia. El Gobierno ha comenzado a ir sin disimulo ni límites contra aquellos jueces que no fallen a su gusto. Instituciones en riesgo.

La presencia del ministro de Justicia, Julio Alak, en la tarde del jueves en la sede del Consejo de la Magistratura será, por lo lamentable, para recordar. El ministro, a la manera de un mandadero, irrumpió en ese ámbito para dar una conferencia de prensa en la que descalificó a quienes se oponen a que la postulante María Lorena Glagliardi sea nombrada en el juzgado que debe resolver la controversia por los artículos 161 de la Ley de Medios. Alak no podía ni debía estar dando una conferencia de prensa ahí, ya que el Consejo de la Magistratura es un organismo absolutamente independiente del Poder Ejecutivo. El ministro actuó, ni más ni menos, como un usurpador. He ahí, pues, el significado de esa presencia: el del avasallamiento.

Es que el Gobierno siente que es en la Justicia donde queda uno de los pocos espacios institucionales de oposición a su ahora desembozada y desesperada necesidad de lograr la suma del poder público. Por eso, el “Aló Presidenta” del miércoles pasado tuvo un objetivo claro: el de presionar al Poder Judicial para convalidar el intento final del Gobierno destinado a destruir al grupo Clarín. Con eso, la Presidenta busca acallar las voces de la prensa libre a través de las que se expresan las ponencias críticas de la sociedad. De lograrlo, el oficialismo habrá dado un paso decisivo en su afán de consolidar un modelo chavista que, después del categórico triunfo de Hugo Chávez en las elecciones de Venezuela, representa para el Gobierno el ejemplo a seguir.

La renuncia-denuncia del juez Raúl Tettamanti al Juzgado Civil y Comercial N°1, que debe entender en la causa Clarín en la que se discute el artículo 161 de la Ley de Medios, es de una enorme gravedad. El juez había sido convocado en cumplimiento de las disposiciones de la legislación vigente que, entre otras cosas, obliga a los jueces jubilados a hacerse cargo de juzgados vacantes cuando esto es dispuesto por la Cámara del fuero o por la Corte. La obligación es tan fuerte que los jueces convocados a esta tarea sólo pueden rechazar su nombramiento en caso de causales que deben estar muy bien justificadas. De no hacerlo así, el magistrado en cuestión puede llegar a ser sancionado hasta con la pérdida de su jubilación. La misma ley establece que los jueces jubilados no pierden el acuerdo del Senado por el que fueron designados. Por lo tanto, gozan de todas las garantías que ese acuerdo otorga a los magistrados.

En relación con el tema específico, además, el doctor Tettamanti tiene en su haber dos fallos adversos al Grupo Clarín: uno por Fibertel y otro vinculado a un supuesto incumplimiento de la cautelar por parte de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación (Afsca). Lo que ocurrió con el juez representa un ejemplo claro del avasallamiento institucional que practica el kirchnerismo. Los fundamentos de la recusación presentados por el ministro Alak hablan de una voluntad de impedir cualquier posibilidad de que un juez falle en contra de los deseos del Gobierno. Si eso es grave, lo que ocurrió en la trastienda fue mucho peor. Lo que hubo directamente allí fue un apriete sobre el hermano del magistrado, el almirante Rodolfo Tettamanti, retirado en 1988 tras la sublevación de los carapintada. Por eso el juez habló de una situación de “violencia familiar”. ¿Es éste el modelo de país que pretende construir la doctora Fernández de Kirchner?

Pero volvamos al “Aló Presidenta” del miércoles. Allí dijo la doctora Fernández de Kirchner que no existe ningún cepo cambiario, sino que existe un cepo a la democracia en relación con la actitud de Clarín de discutir en sede judicial la validez o no del artículo 161 de la Ley de Medios. Lo primero es mentira; lo segundo, también. No hace falta explicarles a los lectores la existencia del cepo cambiario. Muchos de ellos ya lo han padecido. Con respecto a lo segundo, hay que decir que sería ominoso para el país que Clarín o cualquier otra empresa no cumpliera con la ley (tan ominoso como eso es que un gobierno no cumpla con la ley, cosa que hace el actual cuando les paga a los gendarmes y prefectos en negro, cuando no acata las resoluciones de la Corte para reponer al procurador de Santa Cruz o cuando no paga las sentencias de los jubilados).

Lo que sí puede ocurrir –y ello es perfectamente legal y legítimo– es que una ley contenga artículos controvertidos que puedan vulnerar derechos consagrados por la Constitución Nacional, por lo que quienes se sientan damnificados acudan a la Justicia para que ella defina la constitucionalidad o no de tales artículos. Eso es lo que está ocurriendo ahora. El control de constitucionalidad de una ley es una tarea que le corresponde a la Justicia. Esto, que es un concepto elemental que conoce cualquier estudiante de primer año de la Facultad de Derecho, es lo que está en discusión ahora. Por ello es que el Gobierno quiere desesperadamente nombrar en el Juzgado Civil y Comercial N° 1 a la doctora María Lorena Gagliardi, funcionaria del Gobierno que se desempeña en el Onabe bajo la dependencia directa del jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina.

Embarga a la Corte Suprema un sentimiento de creciente preocupación por esta embestida furibunda de la Presidenta contra la Justicia. Tanto allí como en otros estamentos de la magistratura hay conciencia de que lo que está en juego en esta causa originada por la guerra del Gobierno contra Clarín trasciende el caso en sí y se expande hasta afectar el verdadero concepto de República. Es el “vamos por todo y por todos”, resumen de una concepción profundamente antidemocrática del ejercicio del poder. Eso se vive también al interior de un Gobierno en el que la posibilidad de que las voces autocríticas sean escuchadas es nula. El miedo como instrumento de gestión es malo para cualquier gobierno. La discrepancia no es un factor destituyente sino constituyente de las sociedades democráticas y libres en las que “ninguna fuerza doma, ningún tiempo consume, ningún mérito iguala, el nombre de la libertad” (Nicolás Maquiavelo).

Producción periodística: Guido Baistrocchi

© Escrito por Nelson Castro y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el jueves 11 de Octubre de 2012.