¿Déficit comercial en 2015?
De acuerdo a los datos de la Base Usuaria provista por el INDEC, que
incluye todas las operaciones de comercio exterior de bienes registrado en
aduanas, el saldo comercial acumuló en los primeros nueve meses del año un rojo
de US$ 1.716 millones. Este déficit contrasta con el superávit de US$ 1.800
millones observado en dicho período de 2014.
Más aún, las cifras de la BU difieren con los datos divulgadas también por
el INDEC a través del informe del Intercambio Comercial Argentino (ICA). Según
este comunicado hubo un claro deterioro del resultado comercial, pero el saldo
se mantuvo en el terreno positivo (alcanzó un superávit de US$ 1.552 millones
en los primeros nueve meses del año, contra un excedente de US$ 5.616 millones
en dicho período de 2014).
La discrepancia entre las dos fuentes del INDEC no es sorpresiva: desde
hace casi tres años se registran diferencias significativas entre los datos del
ICA y la Base Usuaria. Por caso, en 2013 la primera fuente informó un superávit
comercial de US$ 8.000 millones mientras que la segunda mostró un excedente que
rozó los US$ 3.000 millones. El año pasado se registró otra diferencia
sustantiva: según el ICA el superávit alcanzó US$ 6.654 millones mientras que
el saldo fue positivo en sólo US$ 2.100 millones según la Base Usuaria. Es
decir, una diferencia de US$ 9.580 millones acumulado en esos dos años.
Hay diversos indicios de que la Base Usuaria refleja correctamente la
performance de las exportaciones, lo que implica que el informe del ICA habría
sobrestimado significativamente las ventas externas desde 2013 y, por ende,
abultando artificialmente el resultado de la balanza comercial. Probablemente,
la razón para aplicar este “maquillaje” responde a las crecientes presiones
cambiarias: en un contexto de escaso financiamiento externo, el ingreso de
dólares del país depende mayormente del intercambio comercial, que ya muestra
un rojo.
Déficit comercial por
primera vez desde fines de la Convertibilidad
De los datos de la Base Usuaria se deriva que en los primeros nueve meses
del año las exportaciones profundizaron su caída. Más aún, en lo que va del
2015, las ventas externas acumularon un total de US$ 43.995 millones (-16%
i.a.), el menor nivel desde la crisis internacional de 2009.
Si bien este año hubo una caída generalizada del precio internacional de
los commodities y una menor demanda internacional (especialmente de Brasil),
los problemas locales explican en mayor medida la magra performance de nuestras
exportaciones desde la instauración del cepo. El atraso cambiario, la falta de
insumos importados para llevar adelante la producción, las represalias
comerciales ante las trabas impuestas por nuestro país y los problemas de
infraestructura, son algunas problemáticas internas que desincentivan la
producción con destino al resto del mundo.
Prueba de los escollos que atraviesa el sector exportador es que en un
mundo en el que, según la Organización Mundial del Comercio Mundial (OMC) el
volumen de comercio internacional crecerá casi 3% en 2015, las ventas externas
de nuestro país no crecen. Más aún, de acuerdo a las estadísticas de la OMC que
toman las exportaciones de 70 países del mundo (representativas del 90% del
comercio global), en el acumulado a agosto de este año se observa una reducción
de 6,2% i.a. de la participación de las ventas de Argentina dentro del comercio
internacional. Y como se observa en el gráfico, tras alcanzar un pico en 2011
la participación de las exportaciones argentinas entraron en una fase de franco
deterioro.
Más allá de la caída de los precios de los productos que vendemos al
exterior, las cantidades tampoco muestran una clara expansión pese a una
cosecha agrícola récord: según el ICA, en los primeros nueve meses del año estas
habría trepado sólo 1%. Además, en lo que va del año las exportaciones de
Manufacturas de Origen Industrial (el grupo más sensible a los problemas
locales mencionados y a la menor demanda brasileña) caen 16% i.a. en volumen.
Asimismo, también se observa una caída del valor de las importaciones,
insumos claves para dinamizar la producción interna. La situación del sector
externo no deja de ser paradójica, el cepo cambiario instaurado en 2011 (último
año de crecimiento de las exportaciones) tuvo como objetivo contener la demanda
de dólares, pero también terminó contrayendo la oferta, disminuyendo su
efectividad para frenar la contracción de las reservas internacionales.
De todas formas, el desplome de las exportaciones explica el déficit
comercial registrado en lo que va del año, ya que el valor de las importaciones
mantuvo la misma tendencia decreciente observada a lo largo de 2014.
Vale destacar, que la caída en el valor de las compras externas se explica
exclusivamente por la reducción de los precios de las importaciones (-10,4%
i.a. promedio entre enero y septiembre) ya que en volumen estas crecieron
levemente (+2% i.a. en lo que va del año).
Más aún, cabe aclarar que entre junio y septiembre las cantidades
importadas mostraron una fuerte expansión (+10% i.a.) respecto de la caída
registrada en los primeros cinco meses del año (-6% i.a.). Esto revela que la
relajación de los controles sobre las compras al exterior estuvo concentrada en
los meses pre-electorales. Las diferencias son notorias en algunos rubros como
piezas y accesorios (los volúmenes pasaron de caer 21% i.a. en los primeros
meses del año, a crecer casi 5% en los últimos cuatro meses) y bienes
intermedios (tras crecer 5,6% i.a. en cantidades a principios de año, la
expansión se aceleró a 15% en los meses preelectorales).
Para lo que resta de 2015 consideramos que la dinámica actual del frente
comercial lejos de revertirse, corre el riesgo de profundizarse. Con mira a una
posible devaluación y quita de retenciones que podría aplicar la próxima
administración, las ventas al exterior pueden dilatarse forzando al gobierno
actual a reforzar aún más las trabas sobre importadores (el BCRA habría
reducido el giro automático de divisas para ventas externas).
De esta manera, no esperamos una mejora del intercambio comercial en el
último trimestre del año. Esto implica que (utilizando la información de la
Base Usuaria del INDEC) la balanza de bienes cerrará 2015 con déficit.
Superávit comercial en el
base caja
Pese al deterioro del saldo comercial, cuando se analiza su evolución desde
el criterio base caja (dólares que efectivamente entraron y salieron de las
arcas del BCRA), se observa que en los primeros meses del año hubo un ingreso
neto de divisas por este canal. Conforme a los datos del Banco Central del
Mercado Único y Libre de Cambios, en el primer semestre del año se registró un
superávit de US$ 4.100 millones, contra un mínimo rojo según la Base Usuaria
(casi US$ 700 millones).
Esta diferencia de casi US$ 4.800 millones entre las transacciones que se
contabilizaron y lo que efectivamente entró a las arcas del Banco Central
estuvo explicada en parte porque se adelantaron pagos de exportaciones, pero
también porque se retrasaron los de las compras al exterior (en la primer mitad
del año sólo se canceló el 92% de las importaciones, contra el promedio de 98%
de igual período de los últimos tres años).
En el tercer trimestre esta dinámica se habría relajado ya que el gobierno
anunció la ampliación del cupo de venta de divisas para importadores en julio,
lo cual explicaría parcialmente la fuerte posición vendedora del Banco Central
en el tercer trimestre. Sin embargo, es muy probable que ello se revierta en
los últimos meses de 2015: tras las PASO el relajamiento de las importaciones
anunciado se revirtió y esta semana el gobierno anunció la reducción del monto
máximo que tienen las empresas para comprar dólares sin la autorización previa
del Banco Central (de US$ 150.000 a US$ 75.000), lo cual da indicio de los
esfuerzos orientados una vez más a restringir los pagos de importaciones.
La estrategia de aprobar importaciones (DJAI´s) pero luego trabar el pago
acordado entre privados para morigerar la caída de las reservas del BCRA, tiene
patas cortas. No sólo implica cambiar condiciones de pago pautadas, sino
afectar el normal funcionamiento de la actividad de aquellas empresas que
necesitan insumos importados para producir localmente.
En este sentido, el próximo gobierno no sólo deberá revertir el deterioro
del saldo comercial, sino también resolver rápidamente la creciente deuda
flotante acumulada con importadores.