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jueves, 14 de febrero de 2013

Timerman, al pie de la letra… De Alguna Manera...


Al pie de la letra…

Timerman con su par iraní tras la firma del acuerdo.

Luego de un primer momento de confusión, incertidumbre y seguimiento ciego a las imposiciones del canciller Héctor Timerman, la AMIA en primer lugar y la DAIA en segundo lugar, volvieron sobre sus pasos y rectificaron las primeras reacciones benévolas que habían tenido para con el pacto argentino–iraní. Esto habla, primeramente, de una sensibilidad en las organizaciones, porque aunque instintivamente Guillermo Borger y Julio Schlosser parecieron avalar el acuerdo de Timerman con Irán, la reacción de los familiares de las víctimas del atentado, las encuestas de opinión en la calle judía y las reacciones de algunos columnistas, cambiaron rápidamente la bochornosa buena voluntad inicial de las dirigencias comunitarias.

En mi columna titulada “Aventura”, publicada en este diario el domingo 3 de febrero, yo había subrayado duramente la obsequiosa y lamentable predisposición de la DAIA a escuchar acríticamente el relato de Timerman justificando su pacto con Irán. Lo interesante es que esa columna mía en PERFIL suscitó airadas reacciones del vicepresidente de la DAIA, Waldo Wolff, y del secretario, Jorge Knoblovits, que en los más gruesos términos me acusaron en sendas cartas de trabajar contra la comunidad judía. Para Wolff, en particular, yo pretendía que la DAIA fuese “un instrumento al servicio de su posición opositora. Digo, la que ostenta hoy Señor Eliaschev”. Enseguida afirmaba que yo ando “saltando de corriente en corriente política a lo largo de su vida”.

Cuando, en marzo de 2011, Timerman me acusó de “pseudo-periodista” y dijo que el acuerdo con Irán era una patraña mía, lo más grave no fue eso que dijo de mí, sino que esa misma semana viajó a Israel a proferir la misma mentira (“no hay ningún acuerdo con Teherán”) al gobierno israelí. Dos años más tarde, la primicia en PERFIL se consumó, al pie de la letra.

Tomaré las palabras de Elisa Carrió, "Timerman es un traidor a su pueblo y un obsecuente de Cristina".

© Escrito por Pepe Eliaschev el sábado 09/02/13 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



martes, 12 de febrero de 2013

Del verbo mentir... De Alguna Manera...


Falsificaciones... 
  

Miente. Lanza cifras que nadie puede verificar en ese momento. Habla sin parar y avanza sin explicarse ni citar fuentes. Sigue de largo, como si nada. Sigue violando la verdad. Para defender su pacto secreto con Irán, la Presidenta hace lo de siempre. Hace poco, en su melancólico y desafortunado paso por Harvard, proclamó que era mentira la cifra de inflación que comunicaba oficialmente el gobierno de los Estados Unidos. ¿Cómo podíamos creerles que el costo de vida aumentaba sólo 1,7% por años en los Estados Unidos? Ahora habla de un aumento del comercio norteamericano con Irán. ¿Embargo? ¿Bloqueo? ¡Son mentiras! 

Casi sexagenaria, ella procede como si internet no existiera. Ignora que sus palabras son seguidas, verificadas y examinadas. Para edificar la endeble argucia de su acuerdo con el régimen de los ayatolás, se escuda en que los EE.UU. han aumentado “un tercio” (sic) su comercio con Irán. Ergo: ¿de qué nos acusan a nosotros? Descomunal ensimismamiento presidencial. Tiene la certeza de estar sola en el mundo, o de fingir estarlo, en pelea crónica con la transparencia, como si el mundo no existiera. Por eso, es necesario seguirla de cerca. Le pido ahora al lector de PERFIL un pequeño esfuerzo, total mañana y pasado seguimos de Carnaval.

En 2012, los Estados Unidos facturaron exportaciones por US$ 239,8 millones a Irán. Ese mismo año, le vendieron a la Argentina por US$ 9.488,9 millones. Aritmética: por cada dólar que le facturaron a Irán, a la Argentina le vendieron por 40. La otra parte: EE.UU. importó en 2012 dos (2) millones de dólares a los iraníes, contra US$ 4.078,1 millones de la Argentina. Por cada dólar de compras a los iraníes, a la Argentina les hicieron adquisiciones por 2.039.

La mentira de Cristina, además de infantil e insostenible, se arma sobre un solo y peregrino pretexto: pretende venderle al país la idea de que los norteamericanos presionan para que países como la Argentina hagan lo que ellos, en cambio, no harían. Según ella, claro. En 1987, antes del embargo norteamericano, que comenzó a aplicarse en 1979, tras el copamiento de la embajada norteamericana en Teherán y el secuestro de sus 52 diplomáticos durante 444 días, los Estados Unidos exportaron por apenas US$ 54 millones a Irán, pero les compraron por valor de US$ 1.667,5 millones. Compárense esos US$ 1.667,5 millones de 1987 con los dos (2) millones de 2012. Para visualizar la importancia de estos números y comprender qué significa para los norteamericanos un comercio de US$ 240 millones, en 2012 los Estados Unidos tuvieron un comercio de US$ 597.400 millones con Canadá, US$ 503.200 con China y US$ 460.600 millones con México, sus tres socios principales. ¿De qué habla la Presidenta mientras sus aplaudidores siestean?

Mentir, exagerar, engañar, “mandar fruta” y descontextualizar son procedimientos habituales del modo de operación presidencial. Los ha usado, los usa y los seguirá usando. La intelectualidad y el mundo profesional clasemediero que simpatiza con ella no la molestarán. Creen ciegamente en ella. Han suspendido el juicio, han cancelado la curiosidad, han dejado de hacerse preguntas. Formateado como religión revelada e intocable, cristinismo es creer, no pensar. Por eso, lo de Irán sirve como matriz. Es un tema que sólo apasiona a una microminoría. Pero su importancia monumental, es que desnuda un sistema de toma de decisiones. Lo de Irán no es diferente a lo de Guillermo Moreno con el Indec. Mismo mecanismo y similar impudicia. Triste decirlo, pero quizás ella no se equivoque demasiado. A la Argentina la enamora tropezar con la misma piedra. Una y otra vez. Sociedad irremisiblemente circular, regresa al mismo punto de partida, en el cual la mentira más explícita es moneda de curso aceptado. Hace pocas semanas, la Presidenta descalificó por inservibles los acuerdos de precios, ahora los adopta para congelar precios.

Cristina le reprocha a Israel que no reclamó como correspondía por el ataque contra su embajada en 1992, y en cambio lo hace por el de 1994 en la AMIA. ¡Cómo se atreven! Audaz humillación de la verdad más elemental: los israelíes se cansaron de reclamar que se dilucidara ese feroz atentado de hace casi 23 años. Luego, ante la escandalosa impunidad argentina, se hicieron cargo ellos mismos del tema. Típica criatura del nacionalismo populista que la formateó cuando era joven, ella no entiende por qué los israelíes se preocupan por el destino de los judíos argentinos. ¿Por qué no le pregunta a su canciller, Mrs. President, qué país le dio refugio y nacionalidad al padre del inefable Héctor Timerman, cuando un presidente argentino echó en 1979 del país a su padre, Jacobo, no sin antes sacarle la nacionalidad argentina, porque había nacido en Ucrania? Esa nacionalidad se la devolvió Raúl Alfonsín.

Importa, pues, la filigrana profunda. Dicharachera y adicta a hablar mucho, la Presidenta supo anestesiar a una sociedad que, aunque se cree lista y veloz, es más incauta y lenta de lo que presume. La ecuación es simple y tiene desenlace inexorablemente desolador: si falsificar aviesamente la verdad de ciertos hechos es una praxis consolidada, ¿por qué serían verdad las innumerables promesas y anuncios que han convertido la acción de gobierno en una pesadilla de promesas incumplidas?

Lo de Irán empezó como mentira, y no podrá apartarse de esa condición. Es inviable. No acontecerá. Presume el Gobierno que la fiesta puede continuar con sólo extremar las picardías e insistir en los camuflajes. Funciona con muchos elementos comunes a la estrategia del ruido con Malvinas. Es evidente que tanto barullo es inversamente proporcional a la importancia verdadera que la cuestión tiene para el país. La mentira como política de Estado, además, no es la única antigualla a la que sigue adherida la Argentina. Atado a la noria de sus regresiones perpetuas, el país insiste en control de cambios y congelamiento de precios, atajos probados y fracasados hace ya cuarenta años.

Fue coherente que el correveidile entre el Gobierno e Irán haya sido desde siempre Luis D’Elía. No sólo nunca fue desautorizado por la Casa Rosada, sino que termina como padrino del acercamiento a Teherán. En marzo de 2011, Cristina Kirchner envió un video de cálida bienvenida al lanzamiento del partido Miles, creado por D’Elía. Participaron del acto en el Luna Park el ministro de Trabajo, Carlos Tomada; el secretario de Cultura, Jorge Coscia, y el vicegobernador bonaerense, Gabriel Mariotto. Hubo un invitado especial: Seyed Alí Pakdaman, encargado de negocios de Irán en la Argentina. Todo se repite. Mentir es muy barato, sobre todo cuando lo hace la Casa Rosada.

© Escrito por Pepe Eliaschev el sábado 09/02/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



martes, 2 de octubre de 2012

Simbiosis... De Alguna Manera...


Simbiosis...


Si la Presidenta es capaz de decirle a un estudiante norteamericano de 20 años que ella tiene contacto frecuente y abierto con los periodistas de este país es porque la mentira es incontenible y sistémica. Lo hizo al pasar por lo que la seduce, las aulas universitarias norteamericanas, justo ella, que ni de casualidad pisaría como presidenta una facultad en la Argentina para someterse a preguntas de los estudiantes. Si le miente a un chico y en la cara, ¿por qué no podría decirse que en eso consiste su metodología cotidiana, en todo y para todo?

El Gobierno mintió descaradamente cuando yo revelé en este diario que Cristina Fernández de Kirchner autorizaba y propiciaba un armisticio con la República Islámica de Irán. En estas mismas páginas conté la historia con lujo de detalles. Vale la pena reproducirlas, porque allí di detalles de lo que la Casa Rosada desmintió una y otra vez. La nota del 26 de marzo de 2011 (http://www.radiojai.com.ar/online/notiDetalle.asp?id_Noticia=54402), revelaba que la Argentina y el régimen de Irán negociaban en la clandestinidad, por lo menos desde enero de 2011, con apoyo explícito del régimen de Siria, sostenido principalmente entonces y ahora por Teherán. Más detalles y revelaciones aporté en mi segundo informe, el 23 de junio de 2011 (http://www.perfil.com/ediciones/2011/7/edicion_592/contenidos/noticia_0014.html
Al blanquear ahora que, efectivamente, quiere “dialogar” con Irán, la Presidenta vuelve a violar groseramente la verdad, como si presumiera estar protegida por una eterna indulgencia. Héctor Timerman pretendió, con su gruesa torpeza, desasociarse de mi revelación de marzo de 2011, acusándome de “seudoperiodista”.

Inútil detallar aquí su triste peripecia por los medios de comunicación. Aquel informe mío fue puro periodismo. Entonces, como ahora, el Gobierno mintió. Sencillo e incontrovertible, tan evidente como el aval presidencial al embajador criollo de Irán en la Argentina, Luis D’Elía, cuando presentó a su partido Miles en el Luna Park acompañado del encargado de negocios y máxima autoridad de la representación de Irán en Buenos Aires, Sayed Alí Pakdaman (http://www.infobae.com/notas/571910-El-piquetero-DElia-lanzo-su-partido-politico-junto-a-representantes-iranies.html), junto a Carlos Tomada, Martín Sabbatella, Hugo Yasky, Jorge Coscia, Juan Carlos Dante Gullo y Gabriel Mariotto, entre otros (http://www.partidomiles.org/2011_03_01_archive.html).

Las mentiras como herramienta de Estado son el método predilecto del Gobierno en su zigzagueante y turbia conducta para con la comunidad judía, Israel y los organismos internacionales. Este diario ha revelado que el embajador argentino en Siria desde 2009, Roberto Ahuad, había declarado en 2008 que “Israel es un Estado terrorista y genocida” y que en enero de ese año participó de una marcha de repudio frente a la delegación israelí en Buenos Aires, junto a Luis D’Elía, de quien Ahuad dijo estar “orgulloso” porque tuvo “la valentía de desafiar al lobby sionista”. En medio de la guerra entre Hezbollah e Israel en 2006, Ahuad dijo que “el Estado de Israel aplica el terrorismo de Estado como lo hacía la dictadura argentina” (Facundo F. Barrio, “Roberto Ahuad, embajador en Damasco: con Al Assad, Siria impulsó una línea de apertura y tuvo un gran desarrollo”, PERFIL, 6 de agosto de 2011).

Similar receta de mentiras le sirvió a la Presidenta para enunciar en la Asamblea General de las Naciones Unidas que le gustaría aplicar con Irán lo que bautizó inopinadamente como “doctrina Lockerbie”. Se refería la pequeña localidad escocesa sobre la que el 21 de diciembre de 1988 cayó un gigantesco Boeing 747 de Pan Am, tras estallar a bordo una poderosa bomba colocada por terroristas enviados por el régimen de Muamar Kadafi, con un saldo de 270 muertes. En abril de 1990, Kadafi entregó a dos agentes de sus servicios a la Justicia de Escocia, asumiendo la responsabilidad de Libia. Uno de ellos fue condenado a cadena perpetua en enero de 2001 por tres jueces escoceses. Lo que la Presidenta llama “la doctrina Lockerbie” no existe. El juicio de Escocia contra los terroristas se desarrolló en Holanda sólo para apaciguar los ánimos en una sede neutral, pero los magistrados eran escoceses y el único condenado (Abdelbaset al-Megrahi, jefe de seguridad de Libyan Arab Airlines) permaneció ocho años y medio en una cárcel de Escocia. Murió este año, tras ser liberado en 2009 cuando se le diagnosticó cáncer.

¿Qué “doctrina” Lockerbie? ¿Cuándo reconoció Irán su responsabilidad en el ataque a la AMIA de 1994? ¿Aceptaría la teocracia de los ayatolás que jueces argentinos juzgaran a los imputados iraníes y que la condena fuera servida en una cárcel argentina? ¿Qué significa y para qué sirve “dialogar” con un país que explícitamente niega toda responsabilidad en aquella matanza en suelo argentino? ¿De qué “dialogan” el gobierno de un país que acusa a funcionarios de otro gobierno de un crimen atroz, si los imputados se niegan a asumir su responsabilidad? ¿Dialogar con un régimen de esa calaña no es una forma explícita de tender un manto de impunidad definitiva sobre aquellos 85 crímenes de 1994?

Pero al margen de esta impunidad, lo relevante es la mentira como concepto, la praxis ya habitual de destrozar la veracidad con falsedades, ya sean sobre el costo de vida, la negociación con Irán o las supuestas conferencias de prensa que dice dar una presidenta que sólo habla, y a duras penas, ante auditorios extranjeros. Richard M. Nixon fue el único presidente norteamericano que renunció a su cargo acusado de mentiroso. Watergate fue eso. Tras ganar las elecciones de 1972, en las que el republicano obtuvo 60,7% de los votos contra el 37,5 % del demócrata George McGovern, se fue humillado dos años después. La famosa investigación periodística demostró que Nixon mandó a hacer espionaje en el Comité Nacional del Partido Demócrata durante la campaña de 1972. Tras negar su responsabilidad, la Corte Suprema lo obligó a entregar grabaciones que comprobaban que él había sido quien decidió encubrir y desviar la investigación. Renunció el 8 de agosto de 1974, antes que someterse a un “impeachment” (juicio político).

A Nixon, que era el hombre más poderoso del mundo y aseguraba que “la mentira forma parte del arte de la diplomacia”, su país lo condenó por mentir. ¿Sería factible en la Argentina que una colosal carrera política fuese tronchada por mitomanía incurable? Difícil, en un país cuyo juego de naipes esencial es el truco. Pero quién sabe.

© Escrito por Pepe Eliaschev y publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo 30 de Septiembre de 2012.



¿Que es Simbiosis?

Simbiosis: Interrelación continua de diferentes organismos. De manera primaria para beneficio de uno de los individuos se describe como parasitismo, una interrelación en la que el huésped otorga el beneficio principal al parásito

Simbiosis: Relación entre dos o más organismos en la que hay un beneficio mutuo

Simbiosis: Relación mutuamente reforzante entre dos personas dependientes entre sí

Simbiosis: Forma de vida caracterizada por una estrecha asociación entre organismos de diferentes especies, habitualmente en una relación mutuamente beneficiosa.

Simbiosis: Asociación de individuos animales o vegetales de diferentes especies, en la que ambos asociados o simbiontes sacan provecho de la vida en común.

Simbiosis, otra manera de ver las dependencias y coodependencias que tenemos hacia objetos y/o personas, buenas o malas, aceptadas por unos y tachadas por otros; algunas un tanto obsesivas o viciosas... 

Simbiosis es, repito, una visión personal de ver esto que se llama Sociedad.