De
Tinelli a Hebe y Báez…
A
medida que se aproxima su final constitucional, el camino en zigzag del
Gobierno luce más evidente que nunca. Raros voceros.
- “Este gobierno instaló la violencia verbal: si no pensás igual, sos un enemigo a atacar,
destruir y si es posible matar.” (Marcelo Tinelli)
- “Los opositores, para mí, son enemigos.” (Hebe de Bonafini)
- “Lázaro no es socio de Cristina, es su empleado, lo
maneja por teléfono.” (Eduardo Arnold,
ex vicegobernador de Néstor Kirchner)
Detrás de las noticias sobre Marcelo Tinelli, Hebe de
Bonafini y Lázaro Báez se pueden descubrir las claves de la decadencia de un
gobierno que potencia y multiplica sus peores actitudes a medida que se acerca
su final constitucional. Cristina mantiene su iniciativa política mediante volantazos espasmódicos que confunden a
su propia tropa, pero sigue firme en su irracionalidad de gestión económica y
su vocación de aislamiento autoritario. Es autodestructiva, avanza un paso, pero
retrocede dos.
Nada explica cuál es su conveniencia en desatar una
guerra contra Marcelo Tinelli. ¿Quién salió herido de estas refriegas?
Cristina, sin dudas. Confrontar contra el personaje más popular de la Argentina
sólo es necesario si se trata de un opositor acérrimo y golpista. Tinelli nunca
lo fue. Todo lo contrario. Además de su militancia histórica en el
“tinellismo”, el conductor televisivo tuvo una excelente relación con Néstor Kirchner, al que lloró abrazado a su viuda
el día de su muerte. El matrimonio presidencial cerró la campaña de Cristina
2007 en Bolívar jugando a que jugaban al vóley con Tinelli. Hasta hace apenas
nueve meses el Gobierno estuvo a punto de cerrar un trato con él para hacer un Fútbol para
Todos más profesional y menos panfletario. Máximo Kirchner le
bajó el pulgar, y esa fue la señal para la que la jauría injuriadora de Diego
Gvirtz se dedicara, junto con el grupo de tareas de los blogueros K, a masacrar al cuervo Tinelli. Menemista,
ladrón y cosificador de la mujer fue lo menos que le dijeron a
quien hasta media hora antes era el simpático jefe de la televisión popular del
entretenimiento. Bonafini lo crucificó. Luis D’Elía lo acusó de ser responsable
de la violencia juvenil. La reacción del astro de los 20 puntos de rating (más
de 25 estadios como los que llenó La Cámpora) fue contundente. Sacó como
conclusión que Cristina está de acuerdo con lo que dicen
sus voceros más desprestigiados, que fue elegido como enemigo y
aunque descalificó al piquetero y habitual vocero iraní como “negador del
Holocausto” y violento, aprovechó su programa para fustigar a un gobierno con
la demoledora frase con la que comienza esta columna.
Con la estatización de la Universidad de las
Madres de Plaza de Mayo, los Kirchner
cierran uno de los círculos más viciosos de su vida política. Jamás movieron un
dedo por los organismos de derechos humanos mientras fueron patrones de Santa
Cruz. A Hebe Bonafini no la ayudaron nunca ni con un pasaje de avión para que
hicieran algún acto en Río Gallegos. Tanto
Néstor como Cristina se lavaron las manos y se enriquecieron mientras otros
abogados se jugaban la vida presentando habeas corpus durante la dictadura.
Pero ni siquiera en democracia, con Néstor como intendente y gobernador, fueron
capaces de tener un gesto de ayuda a las Madres cuando las Madres no tenían
camiseta partidaria y eran un ícono de la lucha pacífica por la verdad y la
justicia, y en contra de la impunidad del terrorismo de Estado.
Después, los Kirchner hicieron todo lo contrario. Se
dieron cuenta de que podían
utilizar a las Madres y Abuelas como escudos para ocultar su falta de
compromiso en esos temas y para tapar la matriz corrupta del
Estado que instalaron. Descargaron una lluvia de dinero sobre las Madres y eso
ensució sus pañuelos blancos, envileció su lucha titánica y heroica, y la
redujo a una fundación que más que Sueños Compartidos se transformó en una
pesadilla para los verdaderos luchadores honrados. Con Hebe como autora
intelectual y Sergio Schoklender como autor material, se malversaron fondos, se
evadieron impuestos de todo tipo y se hicieron estafas que la Justicia castigará
más temprano que tarde.
Las Madres de Plaza de Mayo que nunca habían tocado un
peso, que no aceptaron ni la indemnización del Estado por la desaparición de
sus hijos, de pronto se convirtieron en un lugar oscuro, que interactuaba con
cuevas financieras que cambiaban cheques y con un manejo que las hundió en la
lógica de los políticos malandras. Como
los Kirchner nunca lograron llegar a la estatura moral de lo que fueron las
Madres de Plaza de Mayo, de a poco lograron bajarlas a su altura ramplona de
usureros del toma y daca, y los negocios oscuros.
Sólo faltaba igualarlas al caso Ciccone. Estatizar la
universidad para limpiar las huellas de la vergüenza. Hebe Bonafini cambió los amigos que la
ayudaron desinteresadamente por compromisos políticos que la hundieron
interesadamente. Abandonó y hasta fustigó a Vicente Zito Lema,
Osvaldo Bayer y Magdalena Ruiz Guiñazú, entre otros, y se abrazó a Sergio
Schoklender, Amado Boudou y Luis D’Elía. Está todo dicho: cambió la honradez
por la mano en la lata.
Liberada de esas buenas relaciones, apeló a su tosudez
autoritaria y se convirtió en una máquina de sectarismo. Celebró el genocidio
de 5 mil personas en las Torres Gemelas, acusó de turros a los miembros de la Corte
Suprema y convocó a tomar por asalto los Tribunales, elogió a la
ETA y tuvo conceptos antisemitas. Consultada por una radio amiga, Hebe confirmó
lo obvio: para ella, no hay oposición. Son todos enemigos.
La empresa de demolición y profanación de emblemas
ecuménicos de los Kirchner cometió el peor de los pecados. Enterró en el barro
a los relucientes pañuelos blancos. El sentimiento de culpa por no haber
contribuido en nada a construir el edificio ético de las Madres los llevó a
dinamitarlo a la vista de todos y con el voto de 132 diputados.
Finalmente, la operación de los fondos buitre para
quebrar a Cristina se hace cada vez más compleja e inquietante. La extorsión es
un delito repudiable, pero nadie que no tenga nada que ocultar puede ser
extorsionado. Ahora las versiones incluyen no sólo las cuentas de la familia
Kirchner en complicidad con Lázaro Báez. Hay un fantasma que se agita sobre los
tristemente célebres fondos de Santa Cruz. Una fortuna que Néstor fugó al
exterior de la que nunca hubo un dato cierto o un papel membretado. Ese dinero
que les permitió hacer política y llegar a tres presidencias Kirchner podría convertirse en la llave que
cierre para siempre este ciclo histórico.
© Escrito
por Alfredo Leuco el Sábado 25/10/2014 y publicado por el Diario Perfil de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires.