domingo, 5 de febrero de 2017

“Perdimos 400 mil puestos de trabajo”… @dealgunamanera...

“Perdimos 400 mil puestos de trabajo”…

Imagen: Leandro Teysseire

Schmid recomienda “no confundir prudencia con resignación”, responsabiliza al Gobierno por la caída económica y a los empresarios por incumplir el compromiso de frenar los despidos.

Secretario del gremio de Dragado y Balizamiento y cabeza de la poderosa Confederación Argentina Trabajadores del Transporte, Juan Carlos Schmid es uno de los secretarios generales de la Confederación del Trabajo junto con Carlos Acuña y Héctor Daer.

–El ministro de Hacienda Nicolás Dujovne opinó que el nivel de destrucción de empleos no es el que indica la CGT.
–El ministro puede decir lo que quiera. Pero lo que dice no surge de los datos que tenemos.

–¿De dónde surgen los datos y qué señalan?
–Son del propio Indec, difundidos a principios de año. Cayeron 127 mil empleos registrados.

–¿Y no registrados?
–Los economistas y los dirigentes sociales suelen explicar que cuando cae un empleo en blanco hay una onda expansiva en el empleo informal. No exageramos si hablamos de una pérdida de 400 mil puestos de trabajo. Es una locura.

–Cuando habló de los empleos caídos en la informática Bangho, el ministro de Producción Francisco Cabrera dijo que le dolían los trabajos perdidos. Dejó la idea de un costo inevitable.
–Hay una frase famosa: “Una muerte es una tragedia pero un millón es un dato estadístico”.

–El triunvirato de la CGT se retiró de las conversaciones con el Estado y los empresarios porque dijo que los despidos habían roto la confianza. Daniel Funes de Rioja, el directivo del sector alimentario y de la Unión Industrial Argentina, replicó que el compromiso era no efectuar despidos sin causa.
–Seamos prácticos. El problema  es la destrucción de trabajo. Hay despidos como consecuencia del derrumbe de la actividad económica y la caída del consumo.

–¿Y los empresarios?
–Su responsabilidad es la falta de cooperación. Lo que está intentando hacer la UIA es justificar su falta de colaboración. Y decir: “Si no hay venta ni consumo no puedo seguir manteniendo a la gente”. Pero ésa no era la idea del compromiso que tomamos todos. Para decirlo en lenguaje del fútbol, el espíritu era aguantar los trapos hasta marzo a ver si se ponía en marcha la economía. No lo hicieron. La ola de despidos se acentuó en diciembre y se puso peor en enero.

–Diciembre y enero son meses políticamente menos calientes que otros. ¿Ustedes creen que los despidos aumentaron en ese momento porque se enfrió todavía más la economía o por una programación para que se produjeran en un momento de menor conflictividad social?
–Es una combinación de ambas cosas. Las dos al mismo tiempo provocaron esta cantidad de despidos y suspensiones.

–¿O sea que los despidos son el producto de la caída económica pero no solamente?
–Tal cual. También hay una actitud especulativa y mezquina. El panorama es peor, incluso, si miramos otros fenómenos al margen de los despidos. Hay infinidad de lugares, entre ellos medios de comunicación, con pagos atrasados de sueldos y donde los trabajadores tampoco cobraron el aguinaldo. Son grandes dificultades en la relación laboral normal. Y al mismo tiempo hay hechos notorios de falta de colaboración y de falta de solidaridad con el momento económico que atraviesa el país. Pienso por ejemplo en los despidos en AGR, una de las plantas impresoras del Grupo Clarín.

–¿No puede ser que muchos empresarios incumplieron el compromiso porque vieron un movimiento obrero débil?
–No creo que haya sido así. En realidad nosotros hemos mantenido una actitud equilibrada y muy prudente. Pero ni el equilibrio ni la prudencia significan que abandonamos el reclamo y la firmeza. No hay que confundir prudencia con resignación. Observamos qué pasaba hasta el final de diciembre. Fuimos prudentes. Pero en enero claramente empezó otra historia. No solo cayó el empleo. También se dejó sin dinero en el bolsillo al pueblo trabajador. Eso se los dije a (uno de los vicejefes de Gabinete a cargo de la coordinación, Mario) Quintana y (al ministro de Trabajo, Jorge) Triaca.

–¿Qué les dijo exactamente?
–“No hay una moneda en el bolsillo de los trabajadores.”

–¿Qué contestaron?
–Que según los datos de ellos había un repunte en muchos sectores de la economía y que la inflación estaba declinando.

–¿No lo convencieron?
–No. Vamos a pensar por un momento que lo que dijeron refleja la realidad. Si es así, hay una demora en que el supuesto repunte traccione la economía. En el aquí y ahora la gente no tiene nada. Eso se ve en una temporada turística con menos veraneantes y menos consumo y en la reducción de gastos que hizo el gaucho de a pie. Bajó notablemente el poder de compra de los trabajadores. Y ni hablemos de los no registrados. Como lo denuncié  en la marcha al Congreso del 18 de noviembre, son cientos de miles los compatriotas que no saben si a la noche van a comer ni si tendrán algo que poner en la cena familiar.

–¿El triunvirato se arrepiente de haber ido a un brindis de fin de año con Mauricio Macri?
–Nosotros nunca dejamos de representar a los trabajadores. Hay que recordar qué le dijimos.

–¿Es secreto?
–No, no es un secreto. Puedo contar lo que le dije a Macri: “No se olvide, Presidente, de que cualquier medida que usted toma actúa sobre un país que ya es muy desigual y nosotros queremos que esa desigualdad se reduzca, no que aumente”. También le dijimos que la relación del movimiento obrero con el Gobierno es de respeto y de prudencia pero que actuamos desde lugares distintos. Nosotros representamos a los trabajadores. Le dijimos que a veces podíamos coincidir y a veces confrontar.

–Dujovne usó un tono condescendiente para criticar la movilización y el paro. Dijo que era lógico en un año electoral.
–Lo nuestro es político desde lo social, no desde lo partidario. No estamos discutiendo, como CGT, si en octubre hay que ir con Cristina, con Massa o con otras vertientes del peronismo. Carlos Acuña, del triunvirato, les contestó bien: “Si éste es un año electoral, que suspendan las elecciones”. ¿Sería ridículo, no? También sería ridículo suspender las protestas por la crisis económica porque estamos en un año de renovación legislativa. Siempre sufrimos el doble patrón de medida. Algunos personajes del establishment dicen: “Estamos frente a un sindicalismo desprestigiado, que no es el mismo de hace 12 o 15 años atrás, porque hoy los líderes son gente desconocida”. Después van a la cumbre de Davos y se asombran porque los empresarios extranjeros les preguntan cuál va a ser el comportamiento sindical en los próximos años. ¿Cómo es la historia? ¿Estamos desprestigiados y somos un peligro?

–¿Cómo resulta la experiencia del triunvirato?
–Está construyendo su liderazgo después de una etapa marcada por la presencia al frente de la CGT de una figura muy fuerte como la de Hugo Moyano. Creo que con manchones y todo, con todas las críticas que se nos puedan hacer desde dentro del movimiento obrero y desde afuera, vamos construyendo un lugar importante. Es una experiencia novedosa y muy desafiante. Tenemos que tratar de hablar más o menos el mismo lenguaje, usar el mismo enfoque, las mismas declaraciones, evitar que pueda haber lecturas equivocadas de lo que decimos, mantener el mismo nivel de información... A seis meses el triunvirato demostró madurez y se fue consolidando. Es importante porque no se trata de una conducción provisoria de la CGT. Fuimos elegidos por cuatro años.

–¿Qué le diría a un empresario de los que preguntan en Davos?
–Esto: “A nosotros nos preocupa el comportamiento de ustedes. Siete u ocho controlan la riqueza de todo el mundo. ¿Les parece que es una actitud equilibrada o que es un problema para el planeta?”.

–Usted estuvo el año pasado con el Papa. No hubo fotos.
–Tampoco quise hablar de la reunión. Yo no quise hacerlo porque sé que el Papa no quiere que se distorsione lo que se conversa con él. Solo le pedí que nos recibiera institucionalmente como CGT, cosa que como usted sabe parece que va a suceder. Es un hombre preocupado por lo que pasa en la Argentina. Si se atiende su postura pública sobre los temas del mundo, no creo que esté muy de acuerdo con lo que está sucediendo en materia social en nuestro país.

–También los movimientos sociales tienen una relación fluida con el Papa. 
–A mediados de enero, con poca gente en Buenos Aires, tuve una reunión con Emilio Pérsico y con otros dirigentes. Estuvo también Juan Grabois, de la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular. Charlamos mucho. Vamos a profundizar el mantenimiento de los contactos profundos y el modo de conservar una metodología de participación entre los movimientos sociales y el movimiento obrero organizado. El objetivo es que todos los esfuerzos no queden como un fósforo que se enciende un segundo y se apaga con el viento.

–¿Qué dijeron?
–Que van a acompañar las medidas de fuerza y las protestas. Con la marcha del 7 de marzo a la Secretaría de Industria seguramente el resto de los sectores irá calentando los motores para desembocar en una protesta de mayor envergadura a finales de marzo.

–El paro general.
–Paro y movilización.
  
–¿Movilización adónde?
–El 29 de abril del año pasado protagonizamos una gran movilización en el Monumento al Trabajo, por el 1° de Mayo. Después nos concentramos en el Congreso junto con los movimientos sociales. El 7 iremos a Industria. Veremos cuál es el destino de la movilización el día del paro.

–¿Y si la economía mejora de aquí a un mes?
–Yo no veo que las cosas mejoren de aquí a finales de marzo. Más observo que hay una tendencia a agravarse. La inflación se vio incrementada por el aumento en la salud, en los peajes, en los impuestos municipales en todo el país, en las tarifas de luz y gas, en el agua, en la suba de los alimentos... Hay un combo que parece no responder a las intenciones que dice tener el Gobierno. Ojalá me equivoque.

–¿Por qué movilización a Industria dentro de un mes y un paro más tarde?
–Estamos en el medio de las vacaciones. Cualquier medida en medio de las vacaciones siempre es dificultosa. El riesgo es que la gente no responda igual hasta que todos terminen de volver y los que pudieron irse regresen y vean la realidad en su conjunto. En cuanto a la medida, hay que prepararla.

–¿Qué significa preparar un paro general?
–Hablar con los distintos sectores. Incluso con sectores no sindicales que se ven agredidos por esta situación.

–¿Con el Gobierno no hay más negociación?
–El Gobierno ha sido votado para cuatro años y como no estamos en una guerra habrá que seguir hablando. Si hay conversaciones en el más alto nivel uno no puede pegar un portazo. Pero sí puede establecer qué quiere y por qué desconfía de un compromiso que los empresarios no cumplieron, y protestar. Cada uno tiene una situación distinta y diferentes son también los niveles de organización. Los sectores industriales están sufriendo un impacto muy grande. Una parte de los de servicios también. Otros de servicios tienen una situación que merece preocupación o crítica pero no sufren los mismos efectos que los primeros. En el sector informal también hay diferentes. Nos encontramos con gente que tiene ganas de reaccionar pero carece del nivel de organización del sector registrado. Cuento esto para que se entienda la complejidad de cada medida. Acá se creen que uno se sube a un escenario, dice “Vamos al paro” y ya está. Pero hay que hablar con todos y ver cómo están. Con los estatales, con los trabajadores del sector privado, con cada rama industrial, con los informales, con las pymes... Y hay que discutir el empleo y la industria, y la necesidad de una administración inteligente del comercio exterior.
No es lo mismo la situación en el sector ceramista, en crisis profunda, que el debate en el sector automotriz, sobre el porcentaje de componentes nacionales. El dato común es el enfriamiento de la economía y la caída del consumo. El año pasado hubo solo dos medidas oficiales que tuvieron otra dirección: el cambio en ganancias y la emergencia social. En las dos estuvo la gestión de la CGT. Creo que merecemos un crédito. Hasta paralizamos el transporte e hicimos gestiones importantes en el Senado. Hubo otro hecho que quedó muy atrás pero en mi opinión fue importante: trabajamos fuerte para evitar los despidos. El Presidente vetó la ley que sancionaron las dos cámaras y por eso estamos de nuevo con el conflicto. El que pagó el costo político fue el Gobierno con el veto. Lo pagará de nuevo. No vamos a entregar ni los convenios ni los salarios. Miramos todo, no tenemos la cabeza en un balde.


Tóxico asedio de lenguaraces… @dealgunamanera...

Tóxico asedio de lenguaraces…


No habíamos terminado de reponernos de los exabruptos de Juan José Gómez Centurión -su insólita negación del plan sistemático de la dictadura para desaparecer personas-, cuando el ex juez de la Corte Suprema de Justicia Raúl Zaffaroni arremetió, durante dos días consecutivos, con que habría "ahorcado" al fiscal Alberto Nisman en represalia por lo que él considera una pésima denuncia contra Cristina Kirchner por su alocado acuerdo con Irán.

© Escrito por Pablo Sirvén el domingo 05/02/2017 y publicado por el Diario La Nación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El primero es un alto funcionario del actual gobierno que discute sucesivas sentencias judiciales, desafía el más básico sentido común e ironiza respecto del siempre discutido número de desaparecidos; el segundo, que actualmente es miembro de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, carece de la más elemental sensibilidad para darse cuenta de que tampoco está nada bueno juguetear con sorna en torno a otra muerte violenta aún no aclarada y de oscurísimas proyecciones sobre el gobierno que Zaffaroni defiende tan incondicionalmente.

Indigna que gente adulta, con altas responsabilidades institucionales a nivel nacional e internacional, se lance al ruedo con provocaciones absurdas y gratuitas. Inquieta estar en manos de individuos que deciden cuestiones trascendentales, y que pierden el equilibrio con tanta facilidad, sólo por la vanidad de trascender con vergonzosas incorrecciones.

La incontinencia de Gómez Centurión llegó justo cuando empezaba a amainar otra polémica, al volver el presidente Mauricio Macri sobre sus pasos y reponer la inamovilidad del feriado del 24 de marzo, que en una primera instancia el mandatario había dispuesto hacer móvil.

La agitación de aguas tan estancadas sirvió, al menos, para una incipiente ampliación de ese debate en la TV y en otros medios. Desde que los fundadores del kirchnerismo, en 2003, se abrazaron al tema como cruzados contra el terrorismo estatal, como jamás se habían interesado antes, las nuevas generaciones accedieron a un relato incompleto y sesgado. Aunque siempre será mucho peor un terrorismo desatado desde el Estado, detrás de esa excusa se escondió con premeditación el contexto de una feroz violencia política escalada en los años 70 por organizaciones armadas de izquierda que provocaron un sinnúmero de víctimas.

El énfasis sólo puesto en la represión y, peor todavía, su aviesa utilización para hacer política y "maquillar" pasados nada heroicos de la propia tropa -como el de Alicia Kirchner, funcionaria de la dictadura en Santa Cruz o el del mismísimo Zaffaroni, que juró como juez por el estatuto del Proceso de Reorganización Nacional y rechazó hábeas corpus en esos tiempos, sólo por mencionar dos casos- distorsionan hasta hoy la comprensión integral de la tragedia setentista. Con el argumento de no caer en la improcedente "teoría de los dos demonios", que intenta equiparar la violencia guerrillera con la represión castrense, se alimentaron odios indebidos y se manipularon procesos y detenciones que se extienden en el tiempo sin sentencia.

Pero nadie se hace cargo de los asesinados por las "formaciones especiales". Hasta en un reciente artículo en Clarín, Julio Bárbaro esquiva el bulto. "Los peronistas somos una historia -escribió-, los violentos fueron otra." Si Gómez Centurión es negacionista con la represión castrense, Bárbaro lo es con la grave responsabilidad que le cabe al peronismo por haber fogoneado la violencia, no sólo en dictadura, sino también en democracia, a izquierda (Montoneros, FAR, FAP) y derecha (Triple A, Comando de Organizaciones, tiroteos sindicales). Y sigue pendiente la autocrítica que el justicialismo debe a la sociedad por haber construido los monstruosos cimientos del terrorismo de Estado, entre 1974 y 1976, cuando estaba a cargo del poder.

Sólo el presidente Raúl Alfonsín, corriendo grandes riesgos institucionales como los que debió soportar, y que lo obligaron a revisar el plan original de su cruzada justiciera, dispuso el juicio a las juntas y luego dictó órdenes de captura para los cabecillas de la guerrilla peronista, y también del ERP, e incluso para José López Rega, autor intelectual de la abominable Triple A. Su sucesor, Carlos Menem, deshizo todo de un plumazo con los indultos, y los Kirchner se dedicaron sólo al capítulo de la represión, más con sed de venganza que con ánimo verdaderamente reparatorio, que reactivaron divisiones en la opinión pública que habían empezado a quedar atrás.

Una pena que Macri al reponer la inamovilidad del feriado del 24 de marzo no haya dispuesto consagrar uno nuevo: el del 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos y del triunfo de la democracia sobre la dictadura. No costaba absolutamente nada ya que este año caerá en domingo. Ojalá que lo haga en algún momento y que el año que viene se anime a dar definitivamente de baja el absurdo feriado del 24 de marzo. Será un momento más que oportuno ya que caerá en sábado y quienes quieran seguir atando el Día de la Memoria al de la asunción de Videla podrán manifestarse sin ocasionar grandes trastornos ciudadanos (tampoco en 2019, ya que caerá en domingo).


sábado, 4 de febrero de 2017

Premio Goya a la película El Ciudadano Ilustre… @dealgunamanera…

“El ciudadano ilustre” gana el Goya a la mejor película iberoamericana…. 


Es el tercer Goya consecutivo para la cinematografía argentina tras los logrados por “Relatos salvajes”, de Damián Szifrón, y “El clan” de Pablo Trapero.

© Publicado el sábado 04/02/2017 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

La argentina “El ciudadano ilustre”, dirigida por Gastón Duprat y Mariano Cohn, y protagonizada por Oscar Martínez, ganó hoy el Goya a mejor película iberoamericana de la 31 edición de estos premios al imponerse a “Desde allá” (Venezuela), “Las elegidas” (México) y “Anna” (Colombia).

Es el tercer Goya consecutivo para la cinematografía argentina tras los logrados por “Relatos salvajes”, de Damián Szifrón, y “El clan” de Pablo Trapero.

La película, que cuenta el regreso de Daniel Mantovani, Premio Nobel de Literatura, a su pueblo natal tras más de 30 años de ausencia, se presentó por primera vez en la sección oficial de la 73.ª edición del Festival de Venecia, donde Martínez ganó la Copa Volpi al mejor actor.

Además, ganó el premio de la audiencia del Festival de Tesalónica (Grecia), el de mejor cinta internacional en el de Haifa (Israel), el de la Espiga de Plata y el premio al mejor guión en la Seminci de Valladolid.

Fue seleccionada para representar a Argentina en la categoría de Mejor película de habla no inglesa de la 89.ª edición de los Premios Oscar.


miércoles, 1 de febrero de 2017

Los Panamá Papers de Franco y Mauricio... @dealgunamanera...

Por qué investigan a Mauricio y Franco Macri por los Panamá Papers…

Maurico y Franco Macri.

El fiscal Federico Delgado quiere saber si hubo “maniobras de lavado de dinero” en dos empresas offshore, Fleg Trading y Kagemusha.

© Publicado el miércoles 01/02/2017 por la Revista Noticias de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El fiscal federal Federico Delgado pidió hoy que se ahonde la investigación al presidente de la Nación, Mauricio Macri, y a su padre, Franco Macri, para determinar si fueron parte de operaciones de lavado de dinero. Macri fue imputado por el fiscal por presunta omisión maliciosa en su declaración jurada de dos sociedades en las que era director, Fleg Trading, en Bahamas, y Kagemusha, en Panamá.

En abril pasado, Franco Macri se presentó ante la justicia civil en abril pasado en un intento por deslindar a su hijo. Además lo hizo ante Casanello, el juez federal que también investiga el escándalo de Panamá Papers, revitalizado después de que el 21 de septiembre aparecieran los Bahamas Leaks.

El propio presidente había pedido en la justicia civil que su padre aclarara la propiedad de Fleg. Allí el octogenario empresario presentó un documento que indica que en octubre de 1998, siete meses después de constituir la empresa offshore, él y sus hijos Mauricio y Mariano, en su calidad de directores, nombraron a otras personas en su reemplazo. También presentó sus declaraciones juradas de impuestos entre 1998 y 2005, en las que reconoce como propias 1.950 de las 5.000 acciones de Fleg, con un valor de un dólar cada una, y en la que agrega que Mauricio y Mariano tuvieron 1.525 cada uno al constituirse la compañía pero ya no a partir del 31 de diciembre de 1998. El presidente sostiene que carecía de la obligación de mencionar esta sociedad en sus declaraciones juradas como jefe de Gobierno porteño (2007-2015) porque no era su accionista.

El diputado y contador neuquino del Frente para la Victoria Darío Martínez, que viene impulsando la causa,  amplió en octubre su denuncia con el argumento de que “las pruebas que muestra” el padre de Macri “no lo eximen sino que por el contrario lo comprometen”. Por un lado, el diputado se pregunta: “¿Si Francisco (nombre legal de Franco) Macri tiene el 39% de las acciones (de Fleg), quién tiene el restante 61%?”. Y recuerda que esta sociedad de Bahamas, como es habitual en las offshore, tiene acciones al portador, sin necesidad de registrarlas ante las autoridades, como sucede en la Argentina y en los demás países que no son paraísos fiscales. Por otra parte, el diputado señala que Mauricio Macri era director de Fleg cuando en septiembre de 1998 se cometió lo que él presume una maniobra de lavado de dinero por 9,3 millones de dólares en Brasil. Esta operatoria también está siendo investigada por el fiscal Delgado.

Socma en Bahamas

Según información recabada por Martínez en registros públicos de Sâo Paulo, la sociedad Socma Americana le vendió el 21 de septiembre de 1998 a Fleg, que tenía un patrimonio inicial de 5.000 dólares, su parte en una empresa llamada Owners do Brasil por 9,3 millones de dólares. Nueve días después, Fleg y el otro accionista de Owners, otra empresa llamada Socma SA, redujeron el capital de la firma en común a 1,4 millón y retiraron 8,5 millones. El fiscal Delgado quiere saber si todo esto ha sido registrado por Socma en la Argentina y por eso ha pedido que auditen sus cuentas peritos de la Corte Suprema y además ha solicitado información a Brasil.

Los Bahamas Leaks revelaron la existencia de una nueva sociedad de Socma en Bahamas, viajeya.com, en la que no figuran ni Franco ni Mauricio Macri. En el grupo afirman que la operatoria de la empresa en cuestión estaba declarada ante las autoridades tributarias de la Argentina. “Por ahora en los Bahamas Leaks no detectamos nada llamativo”, comentan en el despacho del diputado Martínez.

En la Casa Rosada insisten con que la culpa de los Panamá Papers “es de Franco”.



martes, 31 de enero de 2017

Ricardo Gil Lavedra: "Negar lo ocurrido causa estupor"… @dealgunamanera...

Gil Lavedra: "Negar lo ocurrido causa estupor"…

Lavedra señaló que los dichos de Gómez Centurión "no contribuyen a unir a los argentinos".

El ex integrante del tribunal del Juicio a las Juntas dijo que las expresiones del titular de la Aduana le causaron dolor, porque fueron realizadas por "un funcionario de un gobierno democrático".

© Publicado el lunes 30/01/2017 por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El referente del radicalismo y ex integrante del tribunal del Juicio a las Juntas Ricardo Gil Lavedra aseguró que le causaron "dolor" las declaraciones del titular de la Aduana y ex carapintada, Juan José Gómez Centurión, sobre la última dictadura cívico-militar, porque "a esta altura de la democracia es algo que ya no puede ser negado".

"Me provoca dolor porque viene de un funcionario de un gobierno democrático", agregó el abogado cercano a la alianza de gobierno.  

"Cuando se habla de negacionismo, cuando se alude a tratar de negar la realidad para evadir algo que resulta incómodo o doloroso, para tratar de no enfrentarlo. A esta altura de la Argentina negar lo ocurrido causa estupor, no es opinable", afirmó Gil Lavedra tras la afirmación de Gómez Centurión sobre que la cúpula militar de la dictadura no tuvo un plan sistemático de extermino sino que se trató de "un modelo caótico de dirigir una guerra".   

Consultado sobre la responsabilidad políticas de los dichos de Gómez Centurión y los pedidos de renuncia que surgieron desde los organismos de derechos humanos, el ex camarista federal indicó que "está bien la divergencia de opiniones", pero consideró que  "no se puede tener posiciones divergentes" respecto de lo ocurrido durante el proceso militar y las palabras del titular de la Aduana no pueden "tocar ningún núcleo de valor y principios básicos compartidos" hacia el interior del Ejecutivo.  

"No son declaraciones que ayuden o contribuyan a unir a los argentinos, que era uno de los objetivos básicos del gobierno", apuntó.



lunes, 30 de enero de 2017

Abuso en el Distrito Fashion de Palermo... @dealgunamenera...

“Vení, putita”: un intento de abuso en el pasillo de Juan B. Justo, en primera persona…


Un domingo por la tarde, en pleno Palermo, y un tenebroso episodio a metros de un shopping a cielo abierto. El crudo relato de una víctima.

© Escrito por Manuela Fernández Mendy el lunes 30/01/2017 y publicado por Big Bang News de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El 
paso a nivel de Soler tiene, tal vez, uno de los murales más lindos que vi en Buenos Aires. 
“Es tiempo de brillar”, reza la frase, adornada con venecitas de colores, que supe retratar y elegir hace casi un año como foto de portada de Facebook. Es uno de los accesos al nuevo “distrito fashion” de Palermo, el “Bronx”, para los adiestrados agentes inmobiliarios de la zona. Un shopping que alberga las marcas más exclusivas, el moderno polo científico y su nueva plaza aledaña, a la que suelo llevar con frecuencia a mi sobrina de tres años: el combo que acompañó la “lavada de cara” del viejo corredor ferroviario abandonado de Juan B. Justo.

Todos los días, cuando vuelvo de la redacción, cruzo el colorido paso a nivel de Soler, a veces custodiado por un efectivo de seguridad privada que cuida el estacionamiento emplazado en paralelo a las vías del tren, otras desolado.

Aunque mi cabeza esté inmersa en un océano de dilemas existenciales, o simplemente perdida en alguna canción que tarareo mientras camino,todos los días miro de reojo y con cierta complicidad ese mural. Mi mural.

Un “liviano” episodio de inseguridad, en el que un hombre me corrió a las cinco y media de la mañana por tres cuadras al grito de “sos mía”, me había obligado hace un año a abandonar mi habitual caminata matutina y reemplazarla por un fugaz viaje en taxi, de sólo seis cuadras y por el que pago la no tan módica suma de $40 diarios. Entro a trabajar a las seis de la mañana, horario en el que durante gran parte del año la penumbra invade las callecitas de adoquines. 

“Mejor prevenir, que curar”, suelo excusarme ante los tacheros, en cuyos rostros se puede ver con claridad la decepción de haber aceptado un viaje tan corto. El negocio, claro, son las salidas de los boliches que ofrecen, además, personajes mucho más pintorescos que quien escribe estas palabras.

Ayer a la tarde apagué la computadora. La misma en la que estoy escribiendo ahora. Me despedí de mis compañeros y, a diferencia de mi habitual saludo dominical en el que suelo maldecir con ironía a algún personaje impuesto por la agenda mediática, les dije: “Me voy a vivir”. Esas frasecitas que, parafraseando una respuesta que Julio Cortázar le dio al gran Osvaldo Soriano, terminan convirtiéndose en “proféticas”. “Después, retrospectivamente, te das cuenta de lo que contenían”.

Salí de la redacción, ubicada en el corazón de Palermo, y me fui a vivir. Encendí un cigarrillo en la vereda, acomodé mi cartera y emprendí la misma ruta de todos los días. El destino: el mural, mi mural. Hacía calor, había bandas tocando en la plaza del Polo. Minutos antes, mi mejor amiga me había mandado un mensaje diciéndome que estaba con su hija disfrutando del espectáculo. Pero no llegué a entrar. Un tirón, una navaja y un “vení, putita”, me lo impidieron.

Desaparecí de la faz de la tierra. Estaba a diez metros del lugar en el que decenas de personas participaban de un festival al aire libre. Sólo otros cinco me separaban de una de las avenidas más transitadas de la ciudad.

Pero ese domingo, a las siete y diez de la tarde, desaparecí de un tirón de la faz de la tierra. Un hombre me tomó con abrupta violencia de un brazo, el otro me levantó de la cintura y llevó su mano a mi boca. Todavía siento impregnado el olor a óxido que emanaba. Fueron dos precisos movimientos que me sacaron de mi mural y me acorralaron en “el pasillo de Juan B. Justo”.

Sentí la navaja rozar mis costillas e instalarse con comodidad en mi cintura. El de gorrita, el mismo que me había deslizado al oído ese repulsivo “putita”, sostenía la punzante amenaza contra mi cuerpo, mientras procuraba taparme la boca con firmeza –otra vez, el olor a óxido- y respirarme al oído.


El otro, con la perversión impregnada en sus apagados ojos, me miraba de arriba abajo. “Mamita”, se regodeó, mientras comenzó a masturbarse. Se mas-tur-bó: no pienso utilizar un sinónimo suave. Comenzó a deslizar su mano con velocidad sobre su miembro y le pidió a su colega que me sacara las calzas. “Rápido boludo, rápido que acabo”.

Nunca me sentí más sola, ni vulnerada en mi vida. Mi cuerpo temblaba, mis manos no me respondían y mis piernas comenzaban a aflojarse. Estaba en tranceSólo podía pensar en una persona, en lo que necesitaba a esa persona en ese momento. Un escape “feliz” al horror que estaba viviendo.

“Se me cae, se me cae”, gritaba el otro, lastimándome con la navaja para que me quedara quieta. Y fue ese filo, el mismo con el que pretendía dominarme y someterme, el que me activó.

Mordí su oxidada mano con el odio condensado de 28 años de abusos de género. Mordí sus dedos, que ahora impregnaban de sabor a óxido mi boca, como si les estuviera devolviendo gentilezas a todos los hombres que, a su manera, me habían sodomizado o sometido. Jefes, ex parejas, compañeros de trabajo, de colegio, de facultad, profesores. Los mordí a todos. Vi sus rostros en mi cabeza y clavé con fuerza toda mi dentadura.

“Puta de mierda”, dijo y me soltó con violencia al piso. Empecé a arrastrarme por el corredor de tierra, repleto de preservativos y chapitas de cerveza que me lastimaban las rodillas. El otro, todavía con el miembro al aire, atinó a agarrarme de una pierna y lo logró. Pero grité. Grité fuerte. Su mano, la misma con la que minutos antes se había masturbado, no logró llegar a mi boca. Grité tan fuerte que todavía siento ardor en mi garganta.

Estaba a media cuadra de la salida del pasillo. A media cuadra del mural que todas las tardes me invitaba a “brillar”. Escuchaba la música de fondo. Pasó el tren. Seguía arrastrándome y gritando. Ahora eran dos los que, reincorporados, volvían por su presa. Pero hubo un valiente. Hubo un hombre que se metió en el pasaje y los amedrentó con su sola presencia. Y los compadritos, los machos cabríos que se creían invencibles frente a la “debilidad física” de una mujer, corrieron como ratas. Los cagones, salvajes e hijos de puta se escaparon por el pasillo y se refugiaron en el asentamiento ubicado a pocos metros. El mismo al que nadie se anima a entrar, ni la policía que, alertada por los cientos de denuncias que los vecinos presentan a diario, elige mirar para otro lado.

No sé el nombre de la persona que me rescató. Espero que estas líneas le acerquen mi profundo agradecimiento. Tampoco recuerdo bien cómo llegué a mi casa. Sé que me bañé durante casi dos horas para sacarme el olor a óxido que, sentía, se había impregnado en cada centímetro de mi piel. No hice la denuncia. De nada sirve. La complicidad de la comisaría de la zona con las “banditas del pasillo” es conocida en el barrio.

Pero elegí dar batalla desde mi lugar. Elegí convertir mi pluma, o en este caso mi teclado, en un misil. Para que todos recordemos que esos cobardes no sólo son producto de las políticas de Estado que excluyen año a año a miles de personas y a las que como sociedad tenemos la obligación de darles una respuesta, sino que también son hijos, hermanos y nietos. Alguien los crió. Con alguien brindan en Año Nuevo. 



Esta mañana volví a caminar la zona, elegí que el temor no me paralizara. Me compré el café de todos los días y vine a trabajar. Ninguno de mis compañeros sabe qué es lo que estoy escribiendo, salvo mi jefe. Elegí dar pelea y, por sobre todas las cosas, seguir brillando, porque no soy, ni pienso ser la puta de nadie.