domingo, 22 de junio de 2014

Alegría… De Alguna Manera...


Alegría…



Tal vez exista una alternativa a la mera, y fugaz, indignación. Tiene que haber una manera de admitir la ira, pero sin que las efusiones del odio terminen envenenando a quien reacciona con más que justificada molestia. Sucede que delante de los ojos de los argentinos va rotando, de día y de noche, un caleidoscopio que revela toda la desfachatez, impunidad y prepotencia de quienes exhiben sus privilegios y grotescas preferencias ante una sociedad cruzada por precariedades e injusticias.

El Mundial de Brasil ofreció una nueva oportunidad de ejercer ese exhibicionismo soez que consiste en acentuar unos lujos y desigualdades que, paradójicamente, son aceptados como naturales por una platea que –tal vez– envidie a esas celebridades, pero jamás cuestionaría la catadura cloacal de sus gustos y aspiraciones. Los partidos de la Argentina en Brasil 2014 se convirtieron en la vidriera obligatoria para que empresarios, políticos oficialistas y opositores, periodistas, “panelistas”, modelos y “conductores” se desplazaran masivamente a fin de estar y ser vistos. Esa es la misión principal: si no saben que estuve, no existo. Impresiona que no adviertan la fricción hiriente entre realidades humanas y sociales que no se ensamblan. No se trata de ricos que pretenden opacar su fama mediante dispositivos de mesura o, al menos, desplazamientos hacia el costado. 

No, todo lo contrario. Famosos conductores de TV, por ejemplo, viajan en avión privado a ver el partido, se llevan a toda su familia, amigos y favorecedores, y además se matan por mostrar que todos se alojan en un divino cinco estrellas de Río. Si hay opulencia, que se vea y se conozca. Pero no es el único, ni tal vez el más significativo de los casos. La fauna de las celebridades mediáticas del módico circo argentino padece de una voracidad insaciable por exhibir hasta sus miserias más despreciables. Adicciones denunciadas como actos criminales, hijos no debidamente reconocidos, descalificaciones atroces descerrajando todo tipo de estereotipos, el muestrario de la TV, la radio y las revistas no cesa de disparar proyectiles de estiércol.

Hay una pérdida poderosa de esencialidad, una inversión de los sentidos, al menos de aquellos que durante largos años fueron asumidos como baluartes éticos poderosos e irrenunciables. Ese circo mediático opera desde un cinismo desaforado. Del mismo modo que resulta no sólo aceptable, sino hasta obligatorio, mostrar pertenencias terrenales y enrostrar suntuosidades, también se ha legitimado el uso más desaprensivo de intrincadas intimidades familiares. Reina un regocijado y ruidoso festejo con lo bien que le va a cada participante de esta feria de la alegría, pero también un funesto relativismo moral para acudir a cualquier herramienta que produzca notoriedad. 

Los hijos, por ejemplo, sean o no reconocidos, sean biológicos o adoptados. La técnica del pixelado para protegerlos (supuestamente) es inmunda: ¿por qué, en vez de hacerlos pixelar, no protegen de manera amorosa su privacidad? Reclamo ingenuo y hasta arcaico el mío: se trata de hacerse ver, y no hay precios que no se paguen para que empresa tan deleznable se lleve a cabo.

Pero no hay posibilidad de que esta montaña rusa de indignidades funcione aceitadamente sin el involucramiento deliberado e intenso de los propios medios convencionales, que han resuelto nutrirse de esta escatología. Es una decisión editorial, inconfundible e innegable. El mundo del teatro, del cine, de la música, ha sido arrinconado, tolerado como evocación melancólica de tiempos menos salvajes. Los “cruces” de gentes desagradables que intercambian las atrocidades más crudas son lo que priorizan gran parte de los medios, que han asumido que la cuestión de los valores es una pieza de museo inservible y hasta despreciable. Podrían funcionar de otra manera, desvincularse de esa mugre cotidiana, al menos ignorarla, para no darle visibilidad. 

Pero cuando el énfasis de esos medios sigue invariablemente atornillado a los supuestos “escándalos” de los que viven, es porque algo muy serio y profundo se ha descompuesto en la sociedad. ¿Crisis de creatividad? ¿Mero producto de la ignorancia iletrada que se instaló como referente central en la televisión y en la radio de mayor impacto? No lo veo así; en todo caso es apenas una parte de la foto.

Sin avalar miradas conspirativas que pretendan atribuir este penoso escenario de mediocridad y exhibicionismo a una conjura, me consta que mucho de lo aquí descripto es obra de seres humanos de carne y hueso, cuyas limitaciones intelectuales y renunciamientos morales los convierten en ejecutores voluntarios de estas tristezas. Queda, para sociólogos tal vez, la desconcertante pregunta por las razones de la deliberada decisión de los poderosos de seguir mostrándose en sus antojos más groseros, tal vez convencidos de que una impenetrable costra de impunidad los defiende de todo.

¿Caminan acaso por esos senderos de negación para no confrontar una indigencia, que ya no es “marginalidad”, y de esa manera no verle la cara a la miseria de millones? Cuando se hacen fotografiar zambulléndose en playas deliciosas a poco de bajar de sus jets privados, ¿se les ocurre pensar que esos actos de grosería son un veneno explícito a los ojos de muchedumbres arrumbadas? ¿Por qué lo hacen? ¿Y por qué son celebrados por seguidores y fans que parecieran deleitarse con la fiesta permanente de esos pocos? ¿Será que tal vez esos alegres y juguetones viajeros de la prosperidad imaginan que alardeando de su actual fortuna les será más sencillo seguir viviéndola a ojos de una gruesa mayoría que jamás podría acercarse a estas bacanales? 

Como consigna Javier Marías, “los ricos siempre quisieron serlo más, pero no precisaron que el resto fuera muy pobre, ni desde luego aspiraron a ser venerados por éste” (“Como antes de la Revolución Francesa”, El País Semanal, mayo 18, 2014). No pasa aquí: los argentinos nos la bancamos y la fiesta continúa.

© Escrito por Pepe Eliaschev el Domingo 22/06/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.




Club Atlético Huracán, La Quemita... De Alguna Manera...


Se firmó el convenio entre Huracán y el GCBA para La Quemita...


El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la Asociación Civil Club Atlético Huracán suscribieron un Convenio de Gestión y Colaboración con el objetivo implementar medidas de inclusión social y brindar acceso al deporte a la población en general y, en particular, a los socios y simpatizantes de la Institución y a la comunidad educativa de la Comuna 7.

La firma se llevó a cabo en el campo de deportes Jorge Newbery – La Quemita con presencia de los Sres. Horacio Rodríguez Larreta Jefe de Gabinete de Ministros, Eduardo Macchiavelli Secretario de Gestión Comunal y Atención Ciudadana, Guillermo Martín Peña Presidente de la Junta Comunal N° 7, Hernán Folchi -socio del club que junto a su hermano Fernando Folchi llevó a cabo la obra del Paredón de La Quemita acompañado por un grupo de socios y que fuera quien iniciaran las primeras conversaciones con el Sub Secretario de Gestión Comunal y Atención Ciudadana Sergio Constantino- y Alejandro Nadur Presidente y Secretario del Club Atlético Huracán.

También estuvieron presentes el Vice 1ro Luis Sasso, el Secretario Fernando Moroni, el Pro Secretario Walter Santoro como así también medios, socios y simpatizantes de la Institución.
 

Finalizada la firma del convenio Rodriguez Larreta recorrió las instalaciones del predio y saludo a los juveniles y profesores del club que se encontraban entrenando en el mismo.

El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se comprometió a acondicionar el entorno del Campo de Deportes “Jorge Newbery” para que los vecinos, socios y simpatizantes del club puedan realizar allí actividades deportivas y recreativas, gratuitamente.


© Publicado el Jueves 19/06/2014 por el Club Atlético Huracán de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



Las fotos:






Los videos: 






 

Ángel Cappa: Mezclar y dar de nuevo... De Alguna Manera...

Cappa: "Es el momento de recomponernos y pensar a futuro"...


Gerardo me pide una opinión sobre la actual situación de Huracán después del partido frente a Independiente, y me animo a hacerla desde mi carácter de hincha y socio del Globo. De ninguna manera en mi condición de entrenador. Entre otras cosas porque yo creo que mi tiempo de entrenador ya se agotó, al menos en Argentina. Además, también, por respeto al actual entrenador de Huracán y su cuerpo técnico, que me merecen la mayor consideración.

Aclarados esos aspectos, empiezo por decir que después de la bronca no tanto por la derrota sino por la forma, ya que nos volvieron a robar- es inadmisible desde la posición del  juez de línea, anular el gol que le anularon a Huracán, ya que el autor estaba claramente habilitado- y después también de la tristeza porque nos volvieron a destruir impunemente una nueva ilusión, me parece que es el momento de recomponernos y pensar en el futuro.


-Yo creo que es necesario un proyecto deportivo que tenga como eje la identidad futbolística de Huracán para saber por qué camino hay que ir y dónde queremos llegar. Y que abarque desde el primer equipo hasta el último para los pibes que ingresen a la entidad. No se puede seguir apostando a la casualidad pasando de un estilo a otro con la esperanza de ganar el partido que viene. Es preciso tener una visión más amplia para sentirnos seguros siendo lo que somos, un club que disfruta del buen juego, de una herencia que nos dejaron grandes jugadores y grandes equipos a lo largo de la historia.

Ese proyecto debe encabezarlo el cuerpo técnico de la primera división, en un trabajo coordinado y coherente con los demás entrenadores de la entidad, debidamente preparados y seleccionados según nuestros criterios futbolísticos.

-Hay que conseguir el correspondiente respaldo económico para hacer un equipo que no solo pelee con fundamentos el próximo ascenso, sino que sea la base para una continuidad en primera división. No volvamos a caer en el error de incorporar a 40 jugadores en lugar de 5 o 6 de jerarquía que sean útiles para construir el futuro a su alrededor.

-No destruir la estructura que exista ni dejar ir a jugadores importantes, como ha ocurrido sistemáticamente hasta ahora.

-Elegir un cuerpo técnico adecuado -que bien puede ser el actual- y darle el respaldo de la continuidad para un trabajo que aspire a solucionar el presente, pero también con aspiraciones a más largo plazo.

-Pensar en dirigentes capaces de entender la grandeza de Huracán, con la inteligencia y la sensibilidad imprescindibles para conducir un proyecto ambicioso que supere las urgencias del momento, y que tenga, insisto en este aspecto fundamental, la posibilidad de reunir o conseguir el respaldo económico que garantice la ejecución de esta idea.

-No podemos seguir pensando en otra cosa que no sea un trabajo planificado, inteligente, que respete a mediano y largo plazo la grandeza de Huracán como única manera de consolidar al club entre los más grandes del futbol argentino.

-Me he referido solamente al aspecto futbolístico, y no a otras cuestiones institucionales que deben tenerse en cuenta, naturalmente, porque solo una institución solida, puede sostener un proyecto como este. Y no al revés, que el equipo sostenga al club, como viene ocurriendo últimamente.

-Llegar a esos objetivos no es nunca cuestión de suerte, sino de un trabajo elaborado y de tiempo.

-De ese único modo, podemos superar arbitrajes nefastos y otras cuestiones no muy claras, y ganarnos el respeto, como institución, de todos los demás.
 
En fin, me gustaría que se tome como una opinión más de los hinchas del Globo de las que actualmente se pueden leer y escuchar en los distintos medios partidarios. No pretendo dar lecciones a nadie, no soy nadie para eso, sino aportar un pensamiento más. 
 
Muchas gracias, y un gran abrazo quemero. Que no nos venza ni la tristeza, ni la derrota, ni las maniobras turbias que pretenden frustrarnos. Dicen que a los hombres no se los mide no por las veces que se caen, sino por las veces que son capaces de levantarse.
 
© Escrito por Ángel Cappa el Viernes 13/06/2014 y publicado por Patria Quemera de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



La carta de Domingo Cavallo a CFK... De Alguna Manera...

La carta de Domingo Cavallo a CFK...


El ex ministro de Economía acusó a la mandataria de mantener un discurso “plagado de mentiras e hipocresía” en cuanto a cómo se gestó la deuda.

El ex ministro de Economía Domingo Cavallo acusó hoy a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner de haber dado anoche un discurso “plagado de mentiras e hipocresia” respecto a la convertibilidad, el blindaje y el megacanje.

Fue luego de que anoche la mandataria hizo su dercargo tras conocerse la decisión de la Corte Suprema de los Estados Unidos de no tomar la causa respecto a los fondo buitre.

Obviamente no prestó ninguna atención al esfuerzo que hice para sacarla del errado relato sobre la deuda en el que ha caído, error en el que ella y Nestor Kirchner no habían caído en los noventas ni en el que estaban a principios de 2002. Yo explique la verdadera relación entre la convertibilidad, el blindaje y el megacanje con el default en mi artículo “La lucha por evitar el default y  la devaluación” , que presenté ante el juez Ballesteros en abril de 2002. A este artículo lo publiqué como apéndice en mi libro “Estanflación” y volví a referirme a él en “Camino a la estabilidad””, apuntó.

Cavallo advirtió que la mandataria es “refractaria a cualquier intento de ayudarla a salir de la telaraña en la que ha quedado enredada”. El ex funcionario adjuntó a su post una carta que envió a la Presidenta el pasado 5 de junio:

Estimada Señora Presidente,

Me dirijo de esta forma a Usted y no a través del “Querida Cristina”, como lo hubiera hecho antes de que asumiera sus altas funciones, no porque mis sentimientos hacia Usted sean diferentes a los de entonces, sino por respeto a su investidura.

Le hago llegar un ejemplar de mi nuevo libro “Camino a la estabilidad”, que escribí pensando precisamente en los problemas que Usted tiene que enfrentar de aquí al final de su mandato. Y en los problemas que deberá resolver quien sea elegido para sucederla. Se trata del mismo propósito que me animó a escribir “Estanflación” en el año 2008.

Como Usted verá, dedico el primer capítulo a explicar los errores conceptuales y de evaluación de la realidad del libro de Alfredo Zaiat, titulado “Economía a contramano”. Decidí hacerlo porque luego de escuchar sus elogios y constatar la semejanza de los razonamientos del autor a los del Ministro Axel Kicillof, me preocupa que esos errores puedan llevarla a Usted a adoptar medidas que agraven la situación inflacionaria y recesiva que estamos viviendo.

Se trata de la misma razón por la que dedico el segundo capítulo a criticar la interpretación de la inflación y de lo que se necesita hacer para derrotarla, que presenta mi amigo Federico Sturzenegger en su libro “Yo no me quiero ir”. Me preocupó escuchar a Mauricio Macri sostener que resolver el problema de la inflación  es sólo cuestión de “hacer un poco de austeridad” y que no es un problema muy difícil. Ojalá el Jefe de Gobierno de la Ciudad salga de este error, porque si no lo hace y llega a ser elegido Presidente de la Nación, va a reducir en gran medida sus posibilidades de éxito.

También dedico un capítulo a explicar por qué Duhalde y Lavagna son, incluso, más responsables que Usted y que Axel Kicillof y sus anteriores Ministros de Economía de muchos de los problemas que estamos padeciendo. En este sentido quiero destacar que Usted estaba en lo cierto cuando sostuvo en la Cámara de Diputados de la Nación, al tratarse la derogación de la ley de Convertibilidad, que se trataba de un grave error, por lo que se abstuvo de apoyar esa propuesta de Duhalde.

Fue la pesificación forzosa y la gran devaluación que se produjo como consecuencia de esa decisión, la que creó todos los desajustes de precios relativos que explican la crisis energética y muchos otros problemas que hoy le adjudican a su gestión, precisamente algunos de los que inspiraron aquellas decisiones equivocadas.

En el capítulo dedicado a la historia de la inflación, me extiendo en detalle sobre la experiencia de los años 2001 y 2002. Si Usted lee esta historia, advertirá que tanto Néstor Kirchner como Usted, no estaban equivocados cuando valoraban la convertibilidad, brindaban apoyo a la reestructuración y privatización de YPF y criticaban, como recuerdo lo hacía Néstor con énfasis, el excesivo gasto y endeudamiento de las provincias a partir de que Duhalde y Menem comenzaron a competir por la candidatura presidencial del Justicialismo entre 1997 y 1999.

Mis únicas críticas sobre las decisiones de Néstor en aquellos años son dos:

Primero, que no haya utilizado los 700 millones de dólares que, siguiendo mi consejo, había podido ahorrar luego de cobrar las regalías que la Nación debía a la Provincia de Santa Cruz, para formar un consorcio con empresarios petroleros locales que compraran el paquete de acciones de YPF que el Presidente Menem decidió vender por licitación en 1999. De haber promovido la Provincia de Santa Cruz ese consorcio,  aprovechando que ya tenía un buen porcentaje de acciones de la petrolera, en lugar de venderlas a Repsol, Ustedes, junto a empresarios petroleros argentinos, podrían haber pasado a controlar YPF.
 
Segundo, que cuando le propuse a Néstor, en julio de 2001, que la Provincia de Santa Cruz aportara sus 700 millones de Dólares para integrar un Fondo Monetario Interprovincial que receptaría además una cantidad equivalente de la Nación y 1.600 millones de dólares del paquete que estaba aprobando el FMI, cuyo consejo de administración presidiría Néstor Kirchner, él me dijo que no confiaba en los gobernadores de las provincias que necesitaban asistencia financiera y que prefería dejar los fondos de Santa Cruz en el exterior.

Por supuesto, mis críticas a la gestión económica desde el 25 de mayo de 2003 hasta la actualidad son muchas más, tal como lo destaco en mi libro, pero no las hago para adherirme a los ataques que Usted está recibiendo de parte de muchos de los que son más responsables que Usted de los errores cometidos, sino para ayudarla y ayudar a quienes se postulan para gobernar a la Nación desde el 10 de diciembre de 2015, a encontrar soluciones.

El Presidente Menem, a quien entre 1996 y 1999 yo critiqué con la misma intención con la que ahora lo hago a su gestión, me ha reconocido que mi actitud fue mucho más leal y constructiva que la de aquellos que entonces se desvivían por aplaudirlo y elogiarlo y que, tan pronto perdió el poder, se dedicaron a denostarlo. Lamentablemente vi y sigo viendo a muchos de esos personajes, tener hacia Usted la misma actitud que tenían hacia Menem. No me gustaría que cuando Usted ya no esté en el poder, hagan leña del árbol caído, como lo siguen haciendo con el Presidente Menem.

Mis libros fueron, son y serán, o al menos procurarán ser, aportes a la construcción de una Argentina estable, con desarrollo económico y progreso social. No me anima ningún otro propósito.
 

La saludo con la mayor consideración y le deseo éxito en el final de su gestión.

Afectuosamente,
 
Domingo F. Cavallo.

© Escrito por Domingo F. Cavallo el Martes 17/06/2014 y publicado por el Diario El Cronista de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.