jueves, 31 de enero de 2013

Carta Abierta a Cristina Fernández... De Alguna Manera...


Carta Abierta a Cristina Fernández

Represión y muerte de ciudadanos argentinos miembros del Pueblo Qom

 
Sra. Presidente de la Nación, Dra. Cristina Fernández

Sr. Ministro de Justicia y Derechos Humanos, Dr. Julio César Alak.

Sr. Presidente del INAI, Dr. Daniel Fernández

Viernes 18 de enero de 2013

Como es de público conocimiento, en los últimos tiempos se produjeron diversos hechos en los que resultaron muertos miembros del Pueblo Qom de las provincias de Chaco y Formosa, y que hasta hoy no han sido investigados satisfactoriamente.

Entre ellos, pueden citarse los casos de:

* Roberto López, muerto en la represión policial del 23 de noviembre de 2010 a la comunidad Potae Napocna Navogoh (La Primavera), Pcia. de Formosa.

* Mario López, dirigente pilagá de Colonia Alberdi y delegado del MoCaFor que se dirigía al día siguiente a expresar su solidaridad con Potae Napocna Navogoh, muerto tras ser atropellado por un policía.

* Alberto Galván, jornalero Qom perteneciente a la comunidad Paraje El Colchón, cercana a Villa Río Bermejito, Pcia. del Chaco, asesinado a tiros y arrojado a las pirañas el 21 de enero de 2011.

* Mártires López, dirigente de la Unión Campesina, muerto el 14 de junio de 2011 en circunstancias dudosas, luego de ser atropellado dos días antes por un vehículo mientras circulaba en su moto por la ruta en Libertador General San Martín, Pcia. del Chaco.

* Celestina Jara y su nieta Natalia Lila Coyipe de 11 meses, también miembros de Potae Napocna Navogoh, muertas el 10 de diciembre de 2012 tras ser atropelladas por un gendarme quien no sólo no las auxilió sino que junto con sus acompañantes golpeó a Ricardo Coyipe, dirigente Qom y esposo de Celestina, para impedir que, aun estando malherido, les prestara ayuda.

* Imer Flores, de 12 años, miembro de la comunidad Qompi Naqona’a de Villa Río Bermejito, Pcia. del Chaco, asesinado a golpes por una patota el 5 de enero de 2013.

* Daniel Asijak, 16 años, sobrino del qarashe Félix Díaz de La Primavera, muerto en circunstancias dudosas mientras circulaba por la ruta en su moto, el 9 de enero de 2013.

También resultaron víctimas de hechos violentos, siendo gravemente heridos aunque no fallecidos, el propio Félix Díaz, atropellado el 9 de agosto de 2012 por un vehículo 4 x 4 propiedad de la familia en conflicto con su comunidad; su hijo Abelardo Díaz a quien un grupo de matones intentó degollar el 28 de junio de 2012; Samuel Garcete, un hombre de 48 con 9 hijos, perteneciente a la misma comunidad de Formosa, quien aún no se repone de las graves heridas recibidas en la represión del 23/11/2010; en los últimos días (12 de enero de 2013) se conoció un nuevo ataque a otro joven, Gerardo Rodríguez, en el Paraje El Colchón, Villa Río Bermejito, Pcia. del Chaco y a Omar Ávalos, de la comunidad Potae Napocna Navogoh quien fue atacado por varios criollos en el pueblo Laguna Blanca de la Pcia. de Formosa.

Todos los fallecidos eran ciudadanos argentinos pertenecientes al Pueblo Qom y han muerto en circunstancias dudosas, o asesinados. Tres de estas personas eran niños: Natalia Lila de 11 meses, Daniel Asijak de 16 años e Imer Flores de 12 años.

A lo anterior deben sumarse las amenazas verbales y ataques permanentes que sufren los miembros de estas comunidades, la quema sistemática de sus documentos y pertenencias, y otras acciones destinadas a atemorizar y a potenciar la impunidad de los criminales. Hace tan sólo unas horas se conoció el ataque y las amenazas sufridas por Héctor Alonso, también miembro de Potae Napocna Navogoh.

En la mayoría de los casos se han visto involucrados miembros de las agencias de seguridad estatales, que debieran salvaguardar, no amenazar, la integridad de todos los argentinos.

Todos estos casos han sido denunciados y están o debieran estar siendo investigados por los organismos correspondientes. Sin embargo, la reacción de los respectivos estados provinciales y de la justicia ha sido dispar, evidenciando lamentablemente en muchos casos llamativa indiferencia o incluso negligencia respecto de los crímenes cometidos contra indígenas en sus respectivos territorios.

A pesar de que existe un organismo específico, el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), que debiera poder intervenir en los casos señalados, nos encontramos ante una escalada de violencia donde se exhibe la poca o nula capacidad de acción del Estado para arbitrar adecuadamente estos conflictos, violencias y abuso de derechos que hoy sufren estos Pueblos.

Sabemos que la violencia hacia el Pueblo Qom no es un fenómeno reciente. Luego de las conquistas militares en la región las comunidades originarias de las actuales provincias de Chaco y Formosa fueron confinadas en territorios escasos y reducidos, en los cuales la violencia no se detuvo, y que en algunos casos, además, fueron escenario de nuevas represiones y masacres, ya no en tiempos de “conquista” sino de “paz”, vinculadas a la extrema explotación laboral y a las alianzas entre propietarios, fuerzas armadas y sectores políticos (por ejemplo, las llamadas masacres de Napalpí 1924, Pampa del Indio 1933-4, El Zapallar 1935, La Bomba 1947, entre muchas otras que además de estar documentadas, son resguardadas en la historia oral de las comunidades).

Hoy los tiempos han cambiado y los Qom, como otros Pueblos Originarios, participan de muchos de los derechos de los ciudadanos argentinos, y se les reconocen derechos específicos en su calidad de Pueblos Indígenas (erróneamente llamados a veces minorías étnicas), como los de participación y consulta sobre los “intereses que los afecten”. Sin embargo, y a contramano de estos reconocimientos, las comunidades son constantemente presionadas para que abandonen los reducidos terrenos en los que fueron confinadas tras la conquista militar.

Y aquí es donde queremos llamar especialmente la atención de la Presidencia, ya que se trata de un problema de extensión nacional y que se ha venido incrementando dramáticamente en tiempos recientes: Todas las víctimas pertenecen a una región que se ha convertido en los últimos años en una renovada frontera de expansión económica principalmente para grandes grupos económicos ligados a los agronegocios, el petróleo y aunque en menor medida, el turismo. Muchas de ellas habían denunciado amenazas y abusos de la gendarmería nacional y distintos grupos armados, tanto policiales como parapoliciales. Los accidentes dudosos y los asesinatos han recrudecido en los últimos tres años, período en que las denuncias hechas por integrantes del Pueblo Qom se han hecho más visibles. Esto se debe a que los grupos armados que obedecen a empresarios y terratenientes actúan con impunidad, sin ser sometidos a investigación alguna y sin ser condenados por sus crímenes.

En todos estos casos, además, tanto los sobrevivientes de ataques similares como los familiares de las personas fallecidas señalan elementos de odio racial y xenofobia como una constante en el marco de estos ataques. Obvia decirlo, el odio racial no es un elemento aislado y propio de los victimarios, sino que es parte, lamentablemente, de un contexto que precede y posibilita tanto la ejecución de los crímenes como su impunidad.

La realidad de estas provincias que en estos días nos preocupa especialmente, tiene puntos en común con la de otras partes del país. Esto se debe a las condiciones que estructuraron las relaciones entre los Pueblos Originarios en todo el territorio, y la sociedad no indígena. Los Pueblos Indígenas poblaban el país originalmente y sufrieron todas las consecuencias negativas,  durante la conquista y luego con la colonización, que sufren aquellos que pierden las guerras territoriales. Durante el siglo veinte perdieron los últimos rincones de sus territorios y fueron obligados a sedentarizarse, o a vivir en colonias y reservas, en la mayoría de los casos obligados a vender su mano de obra en los ingenios azucareros, en las plantaciones de algodón o en las estancias de la Patagonia. En adelante, cobraron y cobran los peores salarios, sufrieron y sufren toda clase de injusticias, se morían y se mueren de enfermedades evitables como la tuberculosis, la leishmaniasis y las derivadas de la desnutrición, y han estado por décadas completamente arrojados al capricho de las patronales y sus mediadores.

Aún desde esta realidad estructural, los Pueblos Originarios compartieron con el resto de los argentinos muchas de sus luchas por la justicia. Hacia la década de 1970 surgieron agrupaciones políticas formadas por militantes indígenas, muchos de ellos integrados con partidos políticos y organizaciones sociales y sindicales de orientación popular, que además reivindicaban sus derechos culturales, económicos y sociales como indígenas. La dictadura cívico-militar golpeó y desarticuló parcialmente el movimiento indígena, que también luchaba por un mundo mejor, y varios de sus referentes fueron detenidos, desaparecidos y/o partieron al exilio. Hoy y desde el regreso de la democracia a nuestro país, reconocemos importantes avances, a tono con los foros internacionales, porque los Pueblos Indígenas resurgieron como nuevos sujetos de derechos humanos, entre los que se encuentran, reconocidos por la Constitución de nuestro país, el derecho a permanecer en sus territorios tradicionales con títulos legales y a gestionar los mismos bajo sus normas y costumbres. Vale además anotar que los Pueblos Indígenas no sólo son objeto de referencia de estos derechos sino que su palabra, a través de sus intelectuales, dirigentes políticos y líderes religiosos, enriquece, interpela y ayuda al resto de la ciudadanía a construir una sociedad mejor.

Sin embargo, en el norte de la Patagonia, los grupos económicos líderes, ligados a la explotación minera y petrolera, provocan de modo directo (por la violencia) e indirecto (por la contaminación del medio, la desocupación y la ruptura del entramado social) la expulsión de las familias del Pueblo Mapuche, que llevan una larga lucha sin haber sido escuchadas. Más aún, sus reclamos son sistemáticamente criminalizados, y son numerosos los dirigentes que en los últimos años –por dar el último caso, la comunidad Winkul Newen, cercanos a Zapala, el 28 de diciembre próximo pasado- vienen siendo detenidos y/o procesados, cada vez que se resisten a ser desalojados de sus campos. Es evidente que hoy, la principal respuesta que está dando el Estado a los reclamos indígenas por la defensa de sus tierras es la violencia y la represión, y estas comunidades, las más activas y organizadas políticamente, las que más luchan por la vigencia de sus derechos constitucionalmente reconocidos, pasan a vivir en peligro permanente.

Así, la comunidad de Chuschagasta en la Pcia. de Tucumán continúa esperando justicia por el alevoso asesinato de Javier Chocobar el 12 de octubre de 2009 a manos de un  terrateniente.

También aquellas comunidades indígenas que reclaman por sus territorios en forma conjunta con organizaciones campesinas, como sucede con aquellas nucleadas en el Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE) o el Movimiento Campesino de Formosa (MOCAFOR), son hostigadas y periódicamente sacrificadas ante el avance de la propiedad privada (el mencionado Mario López del MOCAFOR, en 2010; y en Santiago del Estero, Sandra Juárez, fallecida de un  paro cardíaco frente a las topadoras el 13 de marzo de 2010; Cristian Ferreyra, campesino lule-vilela de San Antonio, asesinado el 16 de noviembre de 2011 a los 23 años; y Miguel Galván, campesino lule-vilela apuñalado en Simbol, en septiembre de 2012, estos últimos por sicarios reconocidos).

Lamentablemente, como Ud. sabrá, la lista de casos y víctimas en los Pueblos Indígenas es larga y no se agota en lo que aquí presentamos. Las incursiones armadas de particulares y parapoliciales en sus territorios, con intenciones de amedrentamiento, así como los ataques sexuales a sus jóvenes, niñas y niños, son moneda corriente en todo el país. Por eso apelamos a usted, para que utilice los recursos materiales y políticos de su gobierno para frenar esta situación. Si los gobiernos provinciales no pueden sacudir estas estructuras, debe ser el Estado nacional el que realice el cambio necesario. Si en un país como el nuestro, poblado por decenas de Pueblos Indígenas que son parte de la ciudadanía, se permite que se los siga asesinando, o que aparezcan muertos en situaciones altamente sospechosas y no se ponen todas las herramientas posibles a favor de la verdad, queda claramente afectada la política de derechos humanos que la mayor parte de la sociedad saluda, apoya y acompaña.

Por todo esto, si bien no ignoramos la complejidad y antigüedad de la situación, reclamamos hoy al gobierno nacional y a los provinciales la implementación de medidas urgentes y decididas para:

- Utilizar todos los elementos a su alcance para que se haga justicia, en todos estos casos; incluyendo que se adopten medidas de reparación concreta y simbólica y que se garantice el trato debidamente respetuoso hacia sus dirigentes. La reparación debe partir del reconocimiento del genocidio histórico cometido contra los Pueblos Originarios, cuyas consecuencias se prolongan hasta nuestros días.

- Intervenir en la estructura sociopolítica y socioeconómica en la que se insertan las comunidades, dado que está comprobada la relación entre la promoción de los agronegocios, la explotación minera y petrolera, las concesiones inmobiliarias y turísticas, etc. y el incremento de la violencia contra los Pueblos Originarios. Frente a esto, existe legislación suficiente que dispone la consulta previa a estos Pueblos, a través de sus autoridades tradicionales, toda vez que se propongan planes de estas características que afecten sus territorios. El Gobierno nacional, así como los provinciales, tienen la responsabilidad de garantizar el cumplimiento de la Constitución así como del Convenio 169 de OIT, entre otros acuerdos internacionales a los que la Nación adhiere, como un paso inicial en la evitación de la violencia económica y social.

- Intervenir en el contexto social para disminuir las acciones y discursos racistas, especialmente en los medios de comunicación, en la formación de las fuerzas de seguridad y en las expresiones de los representantes políticos, pues es imperioso reemplazar las ideas de superioridad racial y limpieza étnica que todavía perviven, por una pedagogía respetuosa de los derechos humanos y la vida.

- Por último, es urgente y necesario que el Gobierno Nacional condene moral y públicamente estos hechos aberrantes, para que no se repitan NUNCA MÁS. Para comenzar a revertir la violencia histórica y garantizar, en el marco de un Estado pluricultural, una política de Derechos Humanos que asuma, en relación con los Pueblos Indígenas, su responsabilidad en la búsqueda permanente de verdad y justicia.

La saludamos respetuosamente,

Diana Lenton, DNI 17901607, antropóloga, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, Buenos Aires.
Diego Escolar, DNI 18053150, antropólogo, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, Mendoza.
Gabriela Nacach, DNI 22302241, antropóloga, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, Buenos Aires. 
Lorena Cardin, DNI  22.110.057, antropóloga, Universidad de Buenos Aires. Valeria Mapelman, DNI 21482309, documentalista, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, Buenos Aires.
Luciana Mignoli, DNI 27.147.941, periodista, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, Buenos Aires.
Marcelo Musante, DNI 23467808, sociólogo, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, Buenos Aires.
Mariana Gómez, DNI 28170891, antropóloga, CONICET, Buenos Aires.
Ana Vivaldi, DNI 25188169, antropóloga, Universidad Columbia Británica, Vancouver, Canadá.
Alexis Papazian, DNI 25791317, historiador, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, Buenos Aires.
Gerardo Raschcovsky, DNI 11154312, estudiante de antropología, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, Buenos Aires.
Darío Aranda, DNI 25905483, periodista, Buenos Aires.
Osvaldo Bayer, DNI 4031317, historiador y periodista, Buenos Aires.
Ramón Navarro, DNI 12646312, músico, Asambleas Ciudadanas Riojanas, La Rioja.
Jorge Omar Steimbach, DNI 4579198, contador, Izquierda Socialista, Buenos Aires.
Luis Piaggi, DNI 13235403, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, Buenos Aires.
Claudia Salomón Tarquini, DNI 22.676.405, historiadora, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, La Pampa.
Luciano D’Addario, DNI 27727575, historiador, Red de Investigadores en Genocidio y Política Indígena, Buenos Aires.
Nilo Cayuqueo, DNI 5516237, consultor en Desarrollo, Comisión Mapuche La Azotea, Los Toldos, Buenos Aires.
Florencia Roulet, DNI 14015409, historiadora, Buenos Aires, Ginebra, Suiza.
Ramón Minieri, DNI 5511376, escritor independiente, Departamento de Río Colorado, Río Negro.
Armando Aligia, DNI 11632231, físico, junta interna de ATE del Centro Atómico Bariloche, Río Negro.
Carlos Paz, DNI 22985982, historiador, FCH-UNCPBA, Tandil, Buenos Aires.
José Luis Pope, DNI 13988121, periodista, Trelew, Chubut.
María de los Ángeles Vivardo, DNI 20499490, docente y antropóloga, GCBA, Ciudad de Buenos Aires.
Marcelo Giraud, DNI 20112286, geógrafo, Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza.
Karen Avenburg, DNI 28549080, antropóloga, Universidad Nacional de Avellaneda, Buenos Aires.
Mónica Padin, DNI 11220972, arquitecta, Bariloche, Río Negro. Marina Lenton, DNI 21480775, ingeniera forestal y docente, Lago Puelo.

© Publicado el lunes 28/01/2013 por plazademayo.com




martes, 29 de enero de 2013

Paren de mentir… De Alguna Manera...


Paren de mentir…

PUNCHING BALL HUMANO, 'VOLVEDOR' EMPEDERNIDO. Daniel Scioli. Dibujo: Pablo Temes.

Choque de realidad. El dislate devaluatorio de Moreno. La vieja receta de Cristina. Y la ausencia de república.

Fue una demostración de una impericia increíble. Pero así son las cosas en muchas áreas de la administración de Cristina Fernández de Kirchner. No crea el lector que estamos hablando del ministro de Defensa, Arturo Puricelli –a quien nadie respeta ya dentro del Gobierno– y el penoso episodio del Santísima Trinidad. Estamos hablando del inefable secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno. El hecho: su vaticinio de un dólar a fin de año de seis pesos. Es decir, habló de una devaluación. Alguien debería haberle dicho que una devaluación nunca se anuncia; se instrumenta. ¿Quién se va a desprender de un dólar que ahora vale cinco cuando sabe que a fin de año valdrá seis? ¿Piensa alguien en el Gobierno que los dólares de las exportaciones agrícolas se liquidarán así nomás sabiendo que quien lo haga ahora, o en los próximos meses, estará perdiendo dinero? Además, la declaración de Moreno implica un reconocimiento de que los números del Indek sobre la inflación son una mentira.

El problema que tiene la administración de Fernández de Kirchner con sus mentiras lo genera, como siempre, la realidad. He ahí, como botón de muestra, la discusión salarial. Es una espina que perturba al Gobierno. Y cada vez más, ya que desde un punto de vista político al Gobierno lo complica su relación no con Moyano u otros opositores –con quienes no la tiene ni la tendrá– sino con los que son de su mismo palo. Un ejemplo es la CGT Balcarce; otro, la actual conducción de la Unión Industrial Argentina; y un tercero, los gobernadores e intendentes K.

La CGT oficialista enfrenta una encrucijada, dado que hay allí quienes no quieren saber nada con cualquier cosa que signifique tener que compartir algo con Moyano. Sin embargo, la realidad los lleva a abordar una agenda con temas que no le permiten despegarse de la del camionero; ahí está, pues, el reclamo de aumento del mal llamado “mínimo no imponible”. Los aumentos en las paritarias no tienen sentido si ese techo no se eleva. Cualquier nuevo beneficio que reciban los trabajadores será devorado por la AFIP. “No sé cómo la Presidenta no se da cuenta de esto”, señala un hombre que comparte el mismo espacio gremial que Caló, y agrega: “Para la tribuna estamos obligados a decir que el Gobierno modificará esto, pero la verdad es que hasta ahora nadie nos dijo; estamos dibujados”.

El Aló Presidenta del viernes no ayudó a calmar mucho a las bases de muchos sindicatos. El consejo presidencial –de hacerles vacío a las empresas y a los comercios que aumentan los precios– tuvo olor a receta vieja. Lo han dicho mucho otros que pasaron por la Casa Rosada antes que Fernández de Kirchner. A ninguno le funcionó. Tampoco funcionará ahora. Si la Presidenta cree que ésa es la solución al problema de la inflación, se equivoca. La razón es muy simple: los aumentos no son exclusivos de un comercio o un rubro en particular, sino generalizados.

Las complicaciones no afectan sólo a los consumidores. También comprometen las cuentas fiscales, y eso es lo que muestran las economías de las provincias, cuyo deterioro es difícil de ocultar. Por eso el espinoso asunto de la coparticipación, ítem clave para la supervivencia de las gestiones de los gobiernos provinciales, hizo su aparición en la agenda. La propuesta de rediscutir los porcentajes que han hecho esta semana Scioli y Fellner surge de una necesidad cada vez más apremiante. Para paliar eso, a algunas –a cuyos mandatarios Fernández de Kirchner considera amigos– se les abre el chorro a través del cual distribuyen fondos extras con generosidad, alternativa que no comparten los que no gozan del privilegio de la simpatía presidencial. En consecuencia, en estas últimas los problemas se notan y mucho, algo que desde la Casa Rosada se encargan de resaltar. Un último ejemplo lo representa San Carlos de Bariloche. Al intendente removido le negaron hasta el saludo; a su reemplazante la recibió ni más ni menos que el jefe de Gabinete, quien le aseguró la ayuda que el destituido no tuvo.

Hasta ahora, esta situación de ahogo la venían expresando públicamente cuatro gobernadores: el cordobés De la Sota, el santacruceño Peralta, el correntino Colombi y el santafesino Bonfatti. Esta semana se les han agregado Scioli y Fellner. A Scioli salieron a “matarlo” su vice, Gabriel Mariotto, y Amado Boudou. Es para lo que están.

Es improbable que los gobernadores logren abrir la discusión por la coparticipación. En cuanto la Presidenta aceptara hacerlo, sabe que se queda sin caja y, por ende, sin poder para someter a los mandatarios. A propósito, en la semana se adoptó una decisión destinada a reducir al mínimo el poder de los ejecutivos provinciales. Fue la resolución por la que se habilitó a los intendentes a recibir fondos desde la Nación sin la participación de los gobernadores. Ha sido ésta la oficialización de una práctica que supo usar mucho Néstor Kirchner.

Más allá de las consecuencias prácticas que vaya a producir, esta determinación del Gobierno implica un avasallamiento no sólo de la autoridad de los gobernadores, sino también del concepto republicano y federal sobre el que descansa la estructura institucional de nuestro país. Con actitudes como éstas, la Presidenta no hace más que reafirmar el perfil absolutista de su gestión, que se asemeja más a un unicato que a una república.

Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro el sábado 26/01/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

lunes, 28 de enero de 2013

Piense en ellos Señora Presidente... De Alguna Manera...


Piense en ellos…

GOYESCO. Dibujo: Pablo Temes.

La Presidenta debería atender más los problemas de millones de jóvenes “ni ni” y marginados.

Piense, señora, como madre. Su hijo, aunque ya grande, en cierto modo también es un joven “ni ni”, porque “ni” estudia “ni” trabaja. No es una acusación, no lo tome así. Es más, no debería sentirse culpable por eso. Y si acaso le da “cosita”, como dice a veces, usted tiene una excusa formidable para justificarse. Es imposible estar a la vez “dejando la vida” en “salvar a la patria” y ocupándose de los hijos. El “osito” sabrá comprender. O lo verá con su analista, llegado el caso. Por otra parte, el nene, el “ni ni”, desde hace unos meses administra las cuentas, los depósitos, el patrimonio familiar, que no es poco.

En realidad, es un “ni ni ni”. Porque, como les sucede a todos los hijos del poder –político, económico– que ni estudian ni trabajan, tampoco “ni” siquiera les preocupa el tema. Les pasó a los hijos de De la Rúa, emblemáticos “ni ni” sobre los que siempre se sospechó cómo consiguieron sus títulos universitarios. Y a Zulemita Menem, otra “ni ni” que tuvo un problemita cuando estudiaba en la UADE –la echaron porque recibía “ayuda” en los exámenes– y al fin se quedó sin el título por el que había pagado.

Heredan una vida que viene hecha. Relaciones, influencias, cargos, negocios, fortunas. Nacieron adentro. Todo lo que tienen que hacer es cuidarse la silueta, seguir la huella y ordenar: “Mandame el avión, ponelo a éste, perseguilo a aquél, dale un puesto, contratá, arreglame esto, echá, organizame una reunión de La Cámpora, y así”. Al fin y al cabo, mandar no es como trabajar, pero lleva su tiempo y les ocupa el día.

El drama, la verdadera tragedia, señora, sucede fuera del sistema, en los arrabales de las ciudades, en los pueblos, en las sombras del “modelo”, en el contraluz del “relato”, allí donde el “espesor” de las palabras que le confeccionan a medida en la sastrería Foster & González no alcanza a disfrazar la realidad desnuda, ni ocultan ni abrigan del dato frío que estremece: hay un millón de jóvenes “ni ni”, señora, trescientos cincuenta mil más que hace diez años. Y la mitad ya ni lo intenta. Terminar la primaria o la secundaria, aprender un oficio, salir a buscar trabajo, “¿para qué?”, preguntan.

Si dejaran de ser un número y se los presentaran, señora, y le tuviera que dar la mano a cada uno, le sería imposible, cara a cara, explicarles el “modelo”. No hay conexión entre el discurso y los hechos. Esa es la “patria” de carne y hueso, señora. Nombres, voces, dientes, pelos, olores, tonadas, hermanos, tatuajes, miradas. Más de la mitad son pobres, hijos de pobres o de indigentes, de pobres de siempre, segunda, tercera generación de villeros o de barrios parecidos. Y no hubo, ni hay, “proyecto” para ellos ni para sus familias.

Juegan, fuman, beben, joden, bardean, salen de “caño”, buscan, pelean, provocan, transan, aguantan el día. Nada que hacer, nada que esperar. A veces “pintan” changas. “Trapitos” de los “barras”, cartonear, llevar, traer, se venden, se entregan. Salvo algunas ONG, las Madres contra el Paco, ciertos héroes anónimos, los curas que trabajan en las villas, nadie los escucha ni los contiene. “El” Estado  es, para ellos, un “puntero” que tira, reparte o consigue, por pintar paredes, ir a marchas, saquear, hacer “favores”.

Los que mejoran la oferta son los “narcos”: en Rosario pagan 150 pesos al que acepte ser “soldado” de la causa. Pero ahí, a veces, toca pagar también. No todos los casos de violencia con heridos graves se denuncian, pero aun así el año pasado se contaron182 homicidios. En lo que va de éste, ya son 18. Asesinos y víctimas son jóvenes, la mayoría.

Diez años de gobierno, señora. Crecimiento a “tasas chinas”. Miles de millones de dólares. ¿Quedó algo para ellos? Tenían siete, ocho, diez años en 2003, y tienen diez más ahora. ¿Qué pasó?, ¿qué cambió? Si un gobierno no garantiza la vida sana de los chicos, no genera expectativas de vida creativa para los jóvenes y no asegura la vida tranquila de los adultos y ancianos, todo lo demás que se atribuya como éxito no encubre el fracaso.

La “juventud maravillosa” de peronistas de su generación, hoy en el poder, entre los que hay varios asesores, funcionarios, diputados, ex menemistas, ex aliancistas, ex montoneros (que nunca se autocriticaron, como responsables políticos, por los militantes que mandaron a morir, pero sí hicieron uso y bandera de ellos), ¿va a seguir condenando jóvenes al olvido y a la desaparición? ¿Es posible que sólo les importe reescribir el pasado y venderse como próceres?   

¿Qué tiene usted para ofrecerles, señora, además del voto a los 16 años para que la ayuden a reformar la Constitución, pueda ser reelecta y seguir “sufriendo” por todos nosotros? ¿Qué?

Están en la plenitud del deseo, cargados de ganas, de furia, necesitan riesgo, aventura, ideales, y son perseguidos, castigados, ninguneados, a su alrededor se levantan muros, de piedras, palos y prejuicios.

Aún le quedan tres años, señora. Mucho tiempo cuando tantas vidas están en riesgo cada día. Paco, alcohol, fierros, pelear, zafar, chorear, coger, odiar, matar, morir, algo más tiene que haber, señora.

Piense, pida ayuda, llame a los expertos, a los líderes de la oposición, a quienes tarde o temprano la van a suceder, discutan un plan para que en diez, veinte años, algo cambie, diseñen eso que les gusta llamar “política de Estado”. Algo más tiene que poder hacer, señora. Para bien o para mal, usted ya está en la historia, sus hijos, y los amigos “unidos, organizados y salvados”, ya están adentro. Ellos no.

Y ellos son “la patria”, el país que será.

© Escrito por Carlos Ares el sábado 26/01/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.