Abel González, Ombudsman…
EL PRIMER ombudsman periodístico de la Argentina, el maestro Abel González,
en 1998 con PERFIL.
Murió el primer
ombudsman de un medio argentino. A los 81 años, el maestro de periodistas Abel
González se fue enojado y cansado con lo que sucede en nuestra profesión.
Frustrado al ver que el camino que abrió con los ombudsmen periodísticos en
1998 en PERFIL no prendió.
¿Cuántas noches recientes habrá pensado cómo habrían sido
distintas las coberturas de Clarín y en menor medida de La Nación sobre la
guerra entre el Gobierno y Clarín si estos dos diarios hubieran contado con un
ombudsman? ¿O con cuánta más autoridad se habrían defendido de las acusaciones
de ser medios hegemónicos?
Hay que confesar que tampoco PERFIL logró que el ombudsman
obtuviera el alcance que consiguió esa posición en las redacciones de otros
países. Son múltiples las causas, y están bien explicadas en el trabajo de
Flavia Pauwels titulado “El defensor del lector, ese gran ausente de los medios
argentinos” (que se puede leer en www.saladeprensa.org/art593.htm). Y en el
texto del propio Abel González titulado “La autopsia periodística para explicar
por qué no funcionó” (que se puede leer en
http://e.perfil.com/analisis-cierre). Personalmente agrego que también existen
trabas culturales en el interior de las redacciones remisas a aceptar críticas
internas, atribuibles a una mal entendida defensa corporativa y hasta sindical.
Abel González fue jefe de Redacción primero y director
después de la revista Siete Días en su época dorada, en los años 70, y jefe de
Información General del diario Clarín en los 80, además de subdirector de la
revista La Semana y prosecretario general de Redacción del diario La Razón,
cuando lo dirigió Jacobo Timerman, y recibió el premio Al Maestro con Cariño
como profesor de periodismo en TEA.
La desaparición de Abel González nos recuerda las deudas de
autocrítica que aún tenemos con los lectores, y es una buena oportunidad para
anticipar que a partir de febrero próximo Andrew Graham-Yooll, otro maestro de
redacciones (periodista de los diarios ingleses The Daily Telegraph y The
Guardian, profesor visitante de la Universidad de Londres y de la Universidad
de Cambridge y director del Buenos Aires Herald), tras cinco años como actual
ombudsman de PERFIL, cumplirá su mandato.
El próximo ombudsman será Julio Petrarca, actual editor jefe
de este diario desde su relanzamiento, en 2005, y quien anteriormente fue
secretario de Redacción de la revista La Semana, prosecretario general de
Redacción del diario La Razón durante las gestiones de Jacobo Timerman y Carlos
Juvenal, director editorial de la revista La Maga y veinte años profesor de
Periodismo en TEA. Andrew, a su vez, había sucedido a Nelson Castro, ombudsman
de PERFIL de 2005 a 2007.
A partir de febrero, Petrarca escribirá una columna en la
que se criticará al propio diario PERFIL, retomando el modelo de la época de
Abel González de un único texto semanal, pero más extenso. Y siguiendo el
modelo del primer diario inglés que tuvo ombudsman, The Guardian, irá frente a
las cartas de los lectores pero no habrá respuestas a ellas de Petrarca como sí
las hubo durante la gestión de Nelson Castro y las hay en la de Graham-Yooll.
Justamente el ombudsman de The Guardian, Ian Mayes, cuando visitó la Argentina
siendo presidente de la ONO (Organization of News Ombudsmen, invitado por Fopea
–Foro de Periodismo Argentino–), dos años antes de la sanción de la Ley de
Medios, se anticipó a lo que sería la batalla cultural entre el Gobierno y el
periodismo. Se preguntó: “Si las organizaciones periodísticas están pidiendo
que todos rindan cuentas, ¿por qué los periodistas no deberían hacerlo?”. Su
receta era crear más ombudsmen, y remarcaba que de los veinte mil medios de
comunicación de entonces, sólo ochenta tenían ombudsman. Desde 2006, la
cantidad de ombudsmen en el mundo ha aumentado pero no significativamente.
En su visita, Mayes también expuso en Adepa, donde sostuvo
que “hace falta educar sobre esta figura y el servicio público que significa el
ombudsman”. Pasaron seis años y los medios perdieron la gran oportunidad de
construir otro capital simbólico que tan útil habría sido frente a la campaña
de desprestigio a la que fueron sometidos.
Y Mayes advertía: “El ombudsman no debe ser una función
cosmética o de relaciones públicas; de lo que se trata es de mostrar respeto
por el lector”. Respeto que requiere, más allá de responder las cartas, ser más
severamente autocríticos.
El mejor homenaje que podremos hacerle a Abel González será
continuar aquel camino por él abierto en 1998.
© Escrito por Jorge
Fontevecchia y publicado en el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires el viernes 28 de Diciembre de 2012.