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miércoles, 1 de enero de 2020

Cierra el año con una nueva frustración económica… @dealgunamanera...

Cierra el año con una nueva frustración económica… 


Desde los estudios de Radio Perfil, Gustavo González explica la crisis económica de los últimos 8 años y por qué el 2020 puede ser mejor de lo que muchos pronostican.


© Escrito por Gustavo Gonzáles el martes 31/12/2019 y emitido por Radio Perfil (101.9 Mhz) de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Repúclica Argentina.







jueves, 11 de enero de 2018

Nivel Socioecómico de la República Argentina. Diciembre 2017... @dealgunamanera...


Estimados usuarios 

Tenemos el agrado de dirigirnos a Uds. para informarles que a partir del miércoles 17 de enero se actualizarán las escalas de los niveles socioeconómicos (NSE) de los individuos y de los rangos de facturación estimada (FE) de las empresas. Estas actualizaciones se realizan periódicamente. 

Los límites de los niveles socioeconómicos se actualizarán de tal forma que se respete la distribución poblacional definida en la segunda columna del siguiente cuadro:


 © Fuente: Nosis Investigación y Desarrollo. 05 de Enero 2018



domingo, 31 de diciembre de 2017

Es la economía, estúpido… @dealgunamanera...

Es la economía, estúpido… 
Gráfico: Centro de Entrenamiento Ontológico y Profesional

El tema volvió largamente al tope de las preocupaciones. “Un viejo desafío ha regresado –sostiene Roberto Bacman– otra vez la maldita economía”. Es que si se mira la tabla de preocupaciones de los argentinos, la economía volvió a trepar, lejos, al primer puesto. Nada menos que el 71,3 por ciento de los encuestados afirma que es su principal preocupación.

© Publicado el domingo 31/12/2017 por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

“Desde mediados de diciembre se fue reinstalando como el gran problema de los argentinos –redondea el titular del CEOP–, con un crecimiento impactante mes tras mes. Y al menos, a la luz de estos resultados parece imparable. No debe sorprender a nadie que algo más de siete de cada diez argentinos terminan el año preocupados por la economía. 

Una mirada más profunda nos permite detectar que específicamente lo que más los desvela son tres factores: una percepción importante apunta a concluir que lo que se gana no alcanza para llegar a fin de mes, la inflación (otra vez la tan temida inflación) con fuerte tendencia al crecimiento y además una sensación de que la marcha de economía posee un rumbo impredecible. En síntesis, se han encendido todas las luces de alerta con respecto a la economía”.

Si se mira la tabla de preocupaciones, hoy la inseguridad está más de 30 puntos por debajo de la economía, cuando en épocas del kirchnerismo solía estar 20 puntos por arriba. Lo llamativo es que los índices delictivos no parecen haber cambiado para mejor, sino más bien lo contrario. Según los datos oficiales de la procuración bonaerense el delito subió cuatro por ciento en 2016.

Aún así, la economía está en el centro de la escena, sobre todo en base a lo señalado por Bacman, las dificultades para llegar a fin de mes. El brutal aumento en las tarifas y los aumentos de sueldos por debajo de la inflación son los ingredientes fundamentales. Pero, además, los jubilados (parte sustantiva en cualquier encuesta) terminan el año con gravísimas preocupaciones económicas, no sólo por el recorte que se avecina, sino por los aumentos desproporcionados en los medicamentos y la reducción en las prestaciones del PAMI. En ese marco, no es casualidad que la economía se haya disparado como principal problema.


lunes, 23 de noviembre de 2015

Presidente electo y el anticipo de sus primeras medidas... @dealgunamanera...

Las definiciones de Macri sobre el dólar, ganancias, inseguridad y política exterior…

Macri brinda precisiones sobre su futuro gobierno. Prensa PRO

El Presidente electo anticipó sus primeras medidas de Gobierno y la conformación de su gabinete.

Mauricio Macri brindó esta mañana en la Usina del Arte su primera conferencia de prensa como Presidente electo en la que arrojó algunas definiciones sobre la conformación de su gabinete y las primeras medidas que impulsará. A continuación sus expresiones más destacadas.

Gobernabilidad: "La idea es gobernar para todos, ya probamos demasiados años enfrentados y queriendo focalizar más en las diferencias que en las coincidencias". Macri se mostró hoy confiado en tener "un buen diálogo" con el peronismo a partir del 10 de diciembre, aunque descartó que algún dirigente de ese sector integre el nuevo Gobierno al advertir que "van a ser parte de la oposición".

Economía: "No voy a designar ministro de Economía, va a haber Hacienda y Finanzas. Seis ministros que van a ser los integrantes del gabinete económico para que rápidamente tomen contacto y sepan cuál es la situación. Necesitan saber cuál es el estado real de las cuentas públicas, el estado real de la situación del Banco Central. El gabinete económico se conforma por un ministro de Trabajo, ministro de Hacienda y Finanzas, ministro de Energía, ministro de Transporte, y ministro de Agricultura".

Funcionarios militantes: "Espero que tengan la dignidad y la generosidad" de presentar la renuncia luego del traspaso de gobierno, entre ellos el titular del Banco Central, Alejandro Vanoli, y la procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó. "Lo que hemos dicho se mantiene vigente. Queremos realmente que tengan la dignidad y la generosidad de facilitarle el camino el nuevo gobierno, permitiéndole designar gente en la cual yo y todo mi equipo confiamos". "Son militantes de un partido antes que expertos técnicos en lo que están haciendo".

Relación con Cristina Kirchner: "Me llamó y me felicitó y me invitó mañana a la residencia de Olivos". "Dijo que estaba contenta porque había sido el primer balotaje en la historia de este país en una jornada democrática en que los argentinos eligieron un cambio".

Corrupción: "La Justicia va a tener toda la libertad que corresponde para que vayan a fondo" con "aquellos que cometieron actos que violan la ley" y prometió que no habrá "impunidad" en su gobierno. "Estoy comprometido en que en mi gobierno estarán todos a disposición de la Justicia. Debemos dar el ejemplo en lo que uno hace y que no haya ningún tipo de impunidad". "La Justicia va a tener toda la libertad que corresponde para que vayan a fondo".

Tres gabinetes para tres gobiernos: "Es un triple desafío, pero por suerte en Argentina hay mucha gente valiosa, vamos a tener la generosidad de convocarlos, y estamos haciéndolo. Se sorprenderán con mucha gente que no ha estado en política antes". Sin embargo, anunció que Ernesto Sanz no será parte del gabinete como ministro de Justicia, tal como se había anticipado meses atrás.

Política exterior: "Necesitamos estar en el mundo. Necesitamos ingresar en el siglo XXI con toda la fuerza que los argentinos somos capaces de tener". Hay que afianzar buenas relaciones con todos nuestros hermanos de Latinoamérica" y con el resto de los países, en tanto que subrayó que tiene "la mejor" relación con el Papa y que espera que visite la Argentina. Respecto de Venezuela y el Mercosur, anticipó que pedirá que se aplique "la cláusula democrática" para ese país, por "los abusos que está haciendo con los opositores y la libertad de expresión". En cuanto a las relaciones con la Unión Europea, adelantó que buscará lograr "convenios con la Unión Europea y avanzar en la Alianza del Pacífico". Respecto del Memorandum de Entendimiento con Irán: "Voy a proponerle al Congreso que lo deroguemos, es algo que no ayudó en unir a los argentinos y mostrarnos coherentes frente al mundo. Queremos que el mundo sepa que somos previsibles".

Dólar, tipo de cambio: Macri aseguró habrá "un único tipo de cambio" que contará con la intervención del Banco Central para que "esté administrado en franjas". "Cuando Argentina se ordene y genere las condiciones para que vuelva a crecer y vuelva la inversión, va a haber un único tipo de cambio, donde el Banco Central ordenadamente va a intervenir para que esté administrado en franjas".

Ganancias: Confirmó que cuando asuma a partir del 10 de diciembre va a "ajustar el mínimo no imponible" del impuesto a las Ganancias. Reiteró que está dispuesto a terminar con esa "estafa" que sufren "gran cantidad de trabajadores" que por la inflación terminan tributando pese a tener ingresos medios.

Derechos humanos y juicios a represores: Continuarán los juicios de lesa humanidad contra represores que actuaron durante la última dictadura militar. "La Justicia actuará independientemente para que haga su tarea, como también las políticas contra la violencia de género". "Por supuesto que me comprometo con ambas cosas", dijo Macri.

Inseguridad: Macri anunció que una vez que asuma el 10 de diciembre declarará la "emergencia" en seguridad y consideró "necesario tomar control del territorio" nacional. "Vamos a declarar la emergencia y poner en marcha la profesionalización de las fuerzas de Seguridad en el país. Lo que logramos con Metropolitana debemos lograrlo en todo el país".

Medios de comunicación: Tendrá "una política de diálogo y transparencia" con los medios de comunicación, y adelantó que "no debería haber conflictos". "Apostamos a una política de diálogo y transparencia. No debería haber conflictos", expresaron desde Cambiemos.

YPF: Aclaró que será "evaluada" la continuidad de Miguel Galuccio en la presidencia de YPF. Calificó su gestión como "profesional", por lo cual dijo que después de un análisis: "Ahí tomaremos la decisión".

Campo: Ratificó que la política para el campo que prometió en la campaña electoral, como la quita de retenciones al maíz y el trigo, "va a empezar a funcionar lo antes posible". "La sostenemos, lo que nos hemos comprometido va empezar a funcionar lo antes posible, creo yo desde el primer día. Queremos que el productor siembre, porque eso da trabajo", respondió Macri al ser consultado sobre la quita de retenciones en trigo y maíz, y una reducción por 90 días en la soja, para que pueda ser vendida en el corto plazo.

© Publicado el lunes 23/11/2015 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



lunes, 1 de abril de 2013

Reportaje a Martín Lousteau... De Alguna Manera...


"Nuestros problemas son mucho más profundos que el dólar"…

2008. Una de las imágenes que se convirtieron en la postal del enfrentamiento entre el entonces ministro y el secretario de Comercio. Foto: DyN

El economista y ex ministro carga contra el secretario de Comercio y explica por qué no se puede tratar la inflación con la Supercard. Galería de imágenes. Sinceramente no puedo dejar de recordar el rostro del entonces ministro de Economía Martín Lousteau cuando el secretario Guillermo Moreno (ante la mirada horrorizada del canciller Taiana y de Felipe Solá) ejecutaba ante la garganta del economista los gestos que suelen acompañar un degüello.

Hoy, Lousteau, se sonríe:

—¡Sí, fue en 2008! Todavía me acuerdo.

—¡Como para olvidarlo! Y hoy, cuando para detener un dólar a 8,75 vienen bien los feriados.

—Mire, yo creo que el dólar es como la epidermis de los problemas que tiene Argentina; creo que son mucho más profundos. El de la inflación va más allá, pero la acumulación de problemas de ese origen está generando una economía que siempre es cíclica (los ciclos pueden ser más largos o más cortos dependiendo de sus condiciones); así es que, cuando viene la fase del ciclo en la que las cosas son más difíciles, pasa algo que nos cambia el humor. La gente deja de pensar en cómo puede progresar y estar cada día mejor y comienza a pensar defensivamente. ¿Cómo hace para proteger lo que tiene ahora? Puede ser un trabajo, un sueldo con un determinado poder adquisitivo, haber podido comprar un aire acondicionado o llevar a la familia de vacaciones y comer afuera de vez en cuando. Antes éstas eran cosas mucho más comunes. Me refiero a los años 50 o 60, cuando un trabajador podía tener otro estándar de vida sin estar preocupado. Lo que ocurre ahora es que, de vez en cuando, con esta economía tan cíclica a todos nos toca preocuparnos. Y esto es malo desde varias perspectivas. En 2004 escribimos con Javier González Fraga Sin atajos, un libro en el que comentamos todas las consecuencias que tiene esta economía hipervolátil. Por ejemplo, en los últimos 36 años Argentina tuvo 14 recesiones. Esto quiere decir que una persona de 55 años que estuvo trabajando durante los últimos 35 (me refiero a alguien que empezó a los 20) vivió más o menos el 40% de su vida en recesión.

—Desde un punto de vista personal, quizás una de las cosas que más nos asustan es comprobar que lo que simbolizaba el gran ahorro y la sensatez, como la casa propia, hoy exhibe un mercado inmobiliario parado, inmóvil.

—Sí, hoy está absolutamente parado porque el cepo y el dólar paralelo generan percepciones distintas de cuánto vale el dólar para el que quiere comprar y para el que quiere vender. El que quiere vender tiene un inmueble que visualiza en dólares, y el que quiere comprar lo que tiene es su trabajo, que vale en pesos, y tiene que ahorrar esos dólares. Entonces, cuando la brecha es del 70% entre una cosa y la otra se paraliza el mercado porque los que quieren comprar desean hacerlo con un dólar más barato, ¡y los que quieren vender no quieren vender con ese dólar más barato! Pero también hay otro problema adicional en el mercado inmobiliario, y es que no existen ya préstamos hipotecarios. Y esto ocurre por una razón muy sencilla que tiene que ver con la volatilidad de la inflación. Si un banco –a mí me tocó dirigir el Banco Provincia de 2005 a 2007– quiere prestarle a una persona a un plazo de treinta años… bueno, hoy prestar a largo plazo es un negocio raro cuando hay volatilidad, y cuando hay inflación ocurre lo siguiente: tengo 25% de inflación, ¡y para ganar dinero con lo que presto debo cobrar el 30%! Más que la inflación. Y cuando comienzo a hacer la cuenta de cuántos intereses pago y tengo 20% o 30% de tasa (casi el doble del préstamo original), ese monto se multiplica y hace que hoy la cuota de ingreso sea altísima. Dentro de diez años, a medida que pase el tiempo, si tengo una cuota fija que hoy me pesa mucho, luego no significará nada. Hoy, en cambio, es un porcentaje de mi salario que no me permite acceder a un préstamo para la vivienda.

—Y eso también es grave por cómo incide en el área de la construcción.

—Los créditos son como la sangre o la savia del capitalismo. Si esa savia tiene algún problema, obviamente el cuerpo funcionará mal. La economía argentina trabaja sin crédito. Cuando vemos lo que se produce por año en un país, observamos cuánto es el crédito al sector privado y cuánto está empujando, y llegamos a la conclusión de que es apenas el 10 u 11%, cuando en países similares al nuestro puede ser del 30 o 40% y hasta 60%. Entonces, si no tenemos el mecanismo que permita al que ahorra ponerlo en un lugar en el que otro (que desea invertir) lo tenga disponible, obviamente se crece menos y las oportunidades que están dando vueltas por ahí no se pueden plasmar.

—¿Y cómo analiza el tema de hoy, esta tarjeta Supercard de Moreno?

—Mire… cada vez que analizo el quehacer de Moreno me parece estar frente a una suerte de mal médico o curandero, ¡que aplica siempre el remedio equivocado para la dolencia que está tratando! Si al paciente le duele la panza le receta un analgésico para la cabeza, ¡y si le duele la cabeza le da algo para la inflamación del tobillo! Entonces, la verdad es que durante un tiempo no molesta pero a medida que se va atiborrando un cuerpo con distintos medicamentos que no son apropiados también se generarán consecuencias adversas. Efectos colaterales. Entonces, vamos al mercado de tarjetas de crédito: si usted cree que están cobrando una comisión desmedida, lo que usted tiene que hacer es convertirse en el órgano de defensa de la competencia, mirar los costos, observar si hay beneficios extraordinarios, forzarlos a bajar las comisiones o imponerles una multa muy alta. También se pueden hacer las dos cosas, puesto que hay mecanismos disponibles para ello. Ahora bien, si lo que usted quiere es tratar la inflación creando una tarjeta de crédito nueva, ¡la verdad es que ésta no es la manera de resolverlo! Puede ser que los supermercados puedan competir si se ponen en conjunto porque tienen caja, tienen un producto que venden en escala masiva. Entonces puede ser que tengan su propia tarjeta. Hasta ahora no tuvieron esa iniciativa, y la verdad es que no se puede tratar la inflación con una tarjeta de crédito. En primer lugar, porque la comisión que tiene una tarjeta de crédito no es causante de inflación. La inflación es el aumento de precios. Entonces, si la comisión de la tarjeta de crédito fue siempre del 3% no se sumó a la inflación. Si pasó de 3% a 4, 5, 6 o 7%, sí. Pero si no, no está sumando al aumento de precios. No está sumando a la inflación. Entonces, esto es tratar un problema de no inflación (en el cual el Gobierno hace todo lo posible para tener más inflación) con un instrumento que es una tarjeta de crédito nueva emitida por supermercados y que es para otro fin.

—A esto viene a sumarse también la veda de la publicidad en los diarios.

—Antes, la publicidad de los supermercados en los diarios lo que hacía era alertar a la gente y hacerle conocer las ofertas de precios que diferían de lo que los supermercados tienen como lista oficial de precios. A veces, de la lista interna que ellos tienen salían cosas en oferta y esto generaba una suerte de competencia. De hecho, a mí me encantaría ver que otros sectores de la Economía se pelearan por darme créditos así. Que me llamaran, “¡venga aquí que es más barato!”. Pero a medida que lo que hacemos es oscurecer esa información, se vuelve mucho más difícil saber dónde comprar bien, poder cotejar precios y buscar oportunidades, que es parte de lo que tiene como mecanismo de control interno una economía competitiva.

—Bueno, ahora iríamos a un congelamiento de precios por alrededor de sesenta días más.

—Mire, haber acordado precios por dos meses es un indicador obvio de cuál es la magnitud del problema inflacionario, porque si tenemos que acordar precios por dos meses quiere decir que es un reconocimiento implícito de la gravedad del problema. Y también de la reducción de nuestras expectativas. Al principio de 2007, en sus discursos Cristina Kirchner quería emular a Alemania y llegar a un gran acuerdo social en el que se pusieran de acuerdo gobierno, sindicatos, empresarios… Ahora esos acuerdos son por dos meses, y de precios con cadenas minoristas. ¡Eso es una deflación de expectativas fenomenal! Ahora bien, una vez que uno hace un acuerdo, el problema es: ¿cómo se sale? Con lo cual es natural que se extienda por unos meses más, en particular teniendo en cuenta que hay elecciones. ¿Cuál es entonces el problema del acuerdo? El problema no es que no se cumpla en lo inmediato si no tiene mecanismos de control, y la sociedad hoy tiene cada vez más mecanismos para controlar estas cosas. Uno puede ponerles un tope a los precios. Lo que pasa es que es como poner un tope a una olla que está acumulando presión desde abajo. Entonces, lo primero que pasa es que, al principio, los precios se contienen y yo mantengo la olla, pero luego, en la cadena de cualquier producto (por ejemplo, esta taza que tengo en la mano), si yo le digo que no puede venderla a más de este precio y sus costos van aumentando, ¡llega un momento en el que esta taza ya no es rentable! ¿Qué comienza a ocurrir entonces? No hay desabastecimiento inmediato, pero a medida que pasa el tiempo los que eligen producir también eligen aquellas cosas cuyo control de precios es más laxo, y a aquellas cuya acumulación de presiones en los costos hace que dejen de ser rentables las dejan de lado, de manera tal que ciertas cosas que antes estaban en el supermercado han dejado de estar allí. Pero esto lleva un tiempo, y cuando se acomoda, lo que empezamos a tener es desabastecimiento de algunos productos, suba de precios en aquellos más difíciles de controlar, y finalmente el acuerdo de precios deja de funcionar.

—¿Y qué pasa con la fuga de ahorros, Lousteau?

—Ese es un proceso mucho más profundo. Hay varias maneras de otorgarle confianza a un país. Se emite un sufragio, se va a elecciones, etcétera. Uno puede elegir, por ejemplo, ahorrar. En la Argentina, aquellos que tienen la oportunidad de ahorrar eligen automáticamente ahorrar en otra moneda o ahorrar en otros países. Este es un indicador muy profundo de algunas de las patologías que padecemos. Está muy relacionado con la volatilidad, porque hemos aceptado (producto de nuestra visión más cortoplacista) ciertas cosas, ciertos cambios que habría que ver de dónde vienen y por qué aceptarlos.

—Por ejemplo, ¿qué cambios?

—Por ejemplo, ¿desde cuándo la vida en Argentina no vale nada? ¿Desde cuándo se puede hacer rica una persona de la noche a la mañana? ¿Desde cuándo una persona se puede volver pobre también de la noche a la mañana y que esto parezca normal? ¿Cómo es lógico y aceptable que los funcionarios sean corruptos? ¡Que los políticos sean corruptos! ¿Desde cuándo esto es normal en un país que todavía debe desarrollarse y tiene muchas oportunidades y donde vemos que es mejor dedicarse a lo financiero, a lo especulativo y no a lo productivo? ¿De dónde vienen estas cosas?

—Es una especie de timba…

—Sí, es una timba, pero además hay muchos valores que se fueron degradando desde que el trabajo no es un orgullo, desde que el esfuerzo y el mérito no son parte de los valores aceptados y consagrados como forma de poder progresar en una sociedad… Esto es raro… raro porque podemos discutir del dólar y de la inflación pero, si no entendemos por qué, recurrentemente terminaremos sólo discutiendo cosas como el dólar y la inflación, que el mundo ya no discute. ¡Argentina discute los mismos problemas que hace tres décadas! Y esto no tiene que ver con la política económica sino con “la política”.

—Usted está señalando que nos hemos quedado en otra década…

—¡Peor! Nos hemos degradado. Creo que hay procesos que tienen lugar globalmente pero que en Argentina, como nos hemos fagocitado las instituciones, ciertos procesos se notan mucho más. Creo que la degradación política (incluso dentro del período democrático que comienza en 1983) es llamativa, ¡y no hago más que comparar a los funcionarios públicos de Alfonsín con los funcionarios públicos actuales! Comparemos los partidos que hay detrás y el funcionamiento del sistema político donde antes los partidos políticos tenían una cosmovisión, una plataforma, y las ponían a disposición de la sociedad, que a su vez, si estaba de acuerdo, los votaba. Además, el presidente de cada partido tenía que estar sujeto a ciertas normas del propio partido. Hoy lo que tenemos es como una política de vidriera, donde no hay partidos. Sólo un partido: el del Estado que tiene recursos para la gente. Que es capaz de cooptar. Que tiene mecanismos para transmitir mensajes a la sociedad y anclaje territorial. Es el único. Luego, lo otro es una suma de pequeños gerentes territoriales en busca de candidatos que aparezcan “bien” en los medios.

—No deja de llamar la atención, es cierto, que con tragedias como la de Once (con los cuantiosos subsidios que recibe el ferrocarril) todavía no se haya puesto tras las rejas a los responsables de 51 personas fallecidas, o que el martes la propia Presidenta ponderara el gerenciamiento de Aerolíneas Argentinas, que pierde (según los números publicados y no desmentidos) dos millones de dólares diarios…

—Frente a esto, la pregunta que yo me hago –subraya Lousteau– es no sólo por qué el Gobierno toma medidas que generan estos problemas que los argentinos vivimos muchas veces, sino por qué la política y la sociedad permiten que un gobierno que maneja así las cosas haga que la oposición no reaccione y no pueda presentar un sueño alternativo… Entonces, esto es mucho más profundo que la inflación o que el dólar. ¿Qué estamos discutiendo? ¿Cuál es el nivel de inflación? ¿Si conviene o no tener inflación? ¿Por qué discutimos un dólar paralelo o cómo debe ser el juicio por la tragedia de Once? O también, ¿por qué no tenemos trenes de media y alta velocidad que interconecten el país? ¿Por qué no discutimos si la Presidenta puede viajar en su avión porque si no se lo embargan? ¿Por qué, otra vez, discutir moratorias? Esta es una falencia política en la que el sistema (no sólo el Gobierno) no pudo aprovechar una circunstancia muy grande que tiene que ver (poniéndola en términos numéricos) con el presupuesto nacional, que hoy es dos veces mayor por habitante que en 2003. O sea que hoy el Estado tiene dos veces y medio más recursos por cada persona que habita la Argentina para proveerla de otra cosa. Y a mí me gustaría preguntar, si ésas son las circunstancias, ¿otra vez tenemos déficit?

—¿Cuál sería la razón?

—Esto viene por un proceso de crecimiento muy arduo. A la Presidenta le gusta decir que estos años han sido los del crecimiento más importante de nuestra historia. Y no es así: estamos en tercer lugar. Hay dos períodos previos: a comienzos del siglo XX, con un precio muy alto para los bienes que exportábamos, y en 1918, cuando finalizó la Primera Guerra Mundial, hubo un rebote por el mismo motivo. Hoy tenemos un contexto internacional más un rebote luego de la peor crisis de Argentina. Entonces, éste es un problema más del cortoplacismo. Tuvimos una crisis. Luego recuperamos lo que habíamos perdido, lo que implica un crecimiento muy rápido y fácil al principio, y los que están a cargo creen que hallaron la receta. Luego se dan contra la pared. Crecer no es tan fácil. Si fuera así, ¡todos los países del mundo serían ricos! Nuestros gobernantes se enamoran de la receta que proporciona un crecimiento, que es consecuencia de un montón de circunstancias. ¡Luego chocan y volvemos a tener una crisis! Argentina dejó de crecer en 1998, cuando comenzó a tener una depresión económica que terminó con la crisis de 2001. A partir de ahí crecimos muy rápido. Ahora bien, si en lugar de haber caído en una crisis hubiéramos crecido al 3% desde 1998 hasta aquí, el ingreso por habitante sería 8% más alto que ahora. Entonces uno se enamora del rebote y no ve que, en realidad, parte del rebote es haber tenido una crisis anterior, y que lo que uno personalmente desea como sociedad es poder vivir y planificar la propia vida y la de los seres queridos sin pensar en crisis. Y creo que la inmediatez del sistema político (buscando candidatos en una vidriera) impide que pensemos en estas cosas. Después nos preguntamos: ¿por qué no se arma la oposición si son vanidades? ¡Cómo no va a ser vanidad si, en realidad, los partidos buscan a alguien que “mida bien”! Eso es ir a buscar una vanidad.

—Estos son temas apasionantes, pero también hay urgencias: ¿qué ocurrirá con la disposición de la Corte de Estados Unidos con respecto a los fondos buitre?

—Argentina va a tener que hacer una oferta y presentarla ahora. Esto se puede ver como un problema o como una oportunidad. Si Argentina hace una oferta y la Corte norteamericana la acepta, también es una señal para los holdouts que, litigando, tendrán una situación mucho más difícil. Si Argentina logra esto, debería poder normalizar otras cuestiones como, por ejemplo, terminar de cerrar el tema entre YPF y Repsol. Creo que aquí hay una oportunidad para volver a cerrarlo dejando, al menos, ¡heridas cicatrizadas! Esta es la habilidad que tienen, en general, los estadistas. Como dice el doctor Larriqueta, los estadistas “escuchan lo que la gente no dice”. Lo que dice la gente aparece en las encuestas, pero lo que la sociedad no está reclamando es lo que un buen estadista debe saber escuchar. No soy un estadista, pero creo que la sociedad argentina está pidiendo tranquilidad, justicia, educación y salud. Si cada uno agrega su propio mérito y trabajo, debe tener la certeza de que sus hijos van a estar mejor que él. Y los hijos de sus hijos también.

—Usted fue ministro de Economía en 2007 y 2008. ¿Por qué renunció?

—Porque, cuando fueron a buscarme, yo tenía un diagnóstico claro que ellos también conocían y, a medida que pasó el tiempo, también me resultó cada vez más claro que el diagnóstico de las cosas con las que había que lidiar iba a ser imposible de cumplir porque el Gobierno no quería reconocerlas. Eran los mismos problemas que tenemos ahora, pero agravados: la inflación y los subsidios. Y para eliminar la inflación hay que corregir el tema de los subsidios. Le dejé a Cristina por escrito lo que me parecía que había que hacer (un plan de corrección de subsidios y de política antiinflacionaria), y cuando me di cuenta de que no importaba cuánto yo me quedara como ministro enfrentando pesadas luchas internas e incluso bancando otras cosas, me pareció que la agenda que como ministro había llevado iba a ser imposible de cumplir. Entonces decidí irme.

© Escrito por Magdalena Ruiz Guiñazú el domingo 31/03/2013 y publicado por el Diario Peril de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.