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martes, 25 de febrero de 2014

Teoría de la Larga Cola... De Alguna Manera...

La teoría de la larga cola y la Ley de Medios...



Más allá del acierto o desacierto de quienes tomaron cada una de esas dos decisiones, que sólo podrán verse con el paso de los años, no habría que confundir WhatsApp o Facebook con internet, por un lado, ni a los diarios con el papel, por el otro. El mayor diario digital de Estados Unidos, www.huffingtonpost.com, también se vendió por poco más del 1% de WhatsApp.

Sea por internet o en papel, producir contenidos periodísticos es una actividad cada vez menos promisoria, mientras que las empresas que parecen lucir con un futuro infinito son las que comunican, tanto sea por internet (Google, YouTube, Facebook, Instagram o WhatsApp), por cable (Cablevisión, Fibertel), por satélite (DirecTV) o las telefónicas.

Una interface comunica, pero no enuncia, sólo es sujeto de enunciación aquel que produce contenidos. Y los que producen contenidos periodísticos profesionalmente y en gran escala, tanto sea en átomos o digitalmente, están en problemas.

Un caso emblemático es el del diario Libération, fundado por Sarte (sobre cuya inspiración se construyó Página/12), que directamente está a punto de cerrar después de ser durante más de cuatro décadas la más influyente voz de la izquierda en un país como Francia, donde la izquierda no es minoritaria. Pero el mejor ejemplo es que tres de los principales diarios en español del mundo, y el principal de Inglaterra, cambiaron al periodista que comanda sus redacciones durante el último mes. En El País de España, su director Javier Moreno le dejó su cargo al corresponsal en Washington, Antonio Caño. En El Mundo su director, el famoso Pedro J. Ramírez, dejó su cargo a Casimiro García-Abadillo, antes vicedirector del diario. Con un día de diferencia, Tony Gallagher editor en jefe del Daily Telegraph, dejó su puesto a su segundo, Chris Evans. Y en la Argentina, este jueves se anunció que Héctor D’Amico deja el puesto de Secretario General de Redacción, el principal sillón periodístico del diario La Nación, y lo reemplaza Carlos Guyot.

El caso de D’Amico merece un párrafo especial porque es el periodista que más ha mejorado una publicación existente. Sus 13 años al frente de la redacción de La Nación fueron los más exitosos en la historia contemporánea del diario. D’Amico continuará en un cargo corporativo en la empresa, pero la redacción pierde al más talentoso director de medios gráficos de las últimas décadas: previamente D’Amico había dirigido durante seis años la revista Noticias, durante otros dos, la revista Descubrir, y otros dos años fue subdirector de la revista La Semana, todas ellas de Editorial Perfil.

En el diario La Nación también asume un nuevo CEO, Guillermo Rivaben, ex CEO de Personal (Telecom), lo que para el diario El Cronista constituye un “enroque considerado estratégico del sector teniendo en cuenta que es la primera vez que un ejecutivo del mundo de las telecomunicaciones pasará a asumir funciones ejecutivas en un medio periodístico local”.

En cualquiera de los casos, queda claro que la producción de contenidos periodísticos ya no es lo que era, algo que en gran medida se explica con el gráfico que ilustra esta columna titulado Teoría de la Larga Cola. Es un concepto difundido por la revista Wired, especializada en vanguardia informática, que trata de explicar la microsegmentación que produce internet, donde sólo una mínima cantidad de jugadores (o contenidos) son verdaderamente masivos –en el gráfico representados por la cabeza y el cuerpo del animal–, y luego viene una infinita cantidad de productores o contenidos de los que cada uno obtiene apenas un pequeño fragmento de un atomizadísimo espectro representado por la larga cola. Con lo cual, casi nadie alcanza la masa crítica necesaria para construir estructuras profesionales de producción de contenidos –periodísticos en nuestro caso– del tamaño habitual de hace veinte años, cuando no existía la web.

La larga cola explica también la televisión actual y futura, donde poquísimos programas tendrán rating masivos, pero habrá cada vez más programas y canales enteros de fracciones de punto de rating.

La larga cola no es aplicable exclusivamente a las transformaciones que internet genera en el mercado de masas de la era industrial, sirve también para graficar la regresiva distribución de la riqueza (una ínfima parte de la población concentra la mayor parte de la riqueza mundial y miles de millones se aglutinan en la cola), y es una exacerbación de la célebre teoría de Pareto, donde casi siempre el 20% de un total equis concentraba el 80% de ese mismo total, pero recargada en esta era digital, dónde ahora es sólo el 5% (y a veces hasta menos) lo que concentra el 80%.

En este contexto, la Afsca comenzó la aplicación efectiva de la Ley de Medios aceptando el lunes pasado la mayoría de los planes voluntarios de adecuación, lo que completaría (hay dudas sobre si lo hará este lunes, como estaba previsto) con los restantes, donde la expectativa estará colocada en su dictamen sobre Telefe. 

Respecto del Grupo Clarín, a quien la Afsca le aprobó la estructura de su división en seis partes, resta definir lo más importante: quiénes serán los accionistas de esas seis empresas. Es vox populi que no habría ninguna desinversión real y que las seis empresas se dividirán entre los mismos accionistas, por lo que al ser una separación meramente formal es difícil predecir sus consecuencias. Pero, en cualquiera de los casos, aun dividido en seis –en realidad, en dos áreas importantes y cuatro otras secundarias–, el Grupo Clarín será una de esas pocas excepciones que sobrevivirán la era de la microsegmentación. 

© Escrito por Jorge Fontevecchia el Sábado 22/02/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

jueves, 31 de octubre de 2013

Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual... De Alguna Manera...


Las desinversiones que no le importan al gobierno...


Ley de medios a medida. La posibilidad de "desinvertir" entre familiares, DirectTV y su única licencia para todo el país, y el curioso dueño de Telefé. Apostillas de una Ley diseñada a medida de ciertos grupos en cuanto a desinversión.

Finalmente, ayer martes la Corte Suprema de Justicia declaró la constitucionalidad de los cuatro artículos de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual que habían sido blanco de una presentación judicial del Grupo Clarín. Se trata del 45 y el 48, vinculados con las licencias, y el 41 y el 161, sobre el plazo de desinversión.

Allí se puntualiza acerca de la multiplicidad de licencias, su transferibilidad y los plazos de adecuación a la ley de medios, centro de disputa del Grupo Clarín en la Justicia por su eventual inconstitucionalidad —puja que ayer quedó trunca—.

¿Cómo sigue la historia del multimedios? Tendrá que desprenderse de varias señales de contenido audiovisual, dejar la TV por cable e Internet en 134 ciudades y debería optar entre Canal 13 y Cablevisión en la ciudad de Buenos Aires.

Más precisamente...

El artículo 161 establece en un año el plazo para que los grupos se adecúen a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual.

El 41 impide la transferencia de licencias, excepto si se realizan dentro del plan de adecuación a la ley de medios o si es inferior al 50% de las acciones, “luego de cinco años de transcurrido el plazo de la licencia y cuando tal operación fuera necesaria para la continuidad del servicio”, según figura en la ley.

El artículo 48 se refiere a los procesos de integración entre los medios audiovisuales; y establece que antes de otorgar licencias hay que verificar los vínculos societarios, para que no se produzcan “prácticas de concentración indebida”.

El artículo 45 establece la cantidad de licencias que puede tener un grupo de medios en total: el límite es de 24 licencias de TV por cable; otro límite de 10 licencias de radio y TV abierta; un operador de radio o TV sólo puede tener una señal audiovisual de generación propia; y es incompatible tener un canal de TV abierta y un operador de TV por cable en la misma ciudad.

Sin embargo, la ley no ha sido planteada para que su cumplimiento sea igualitario..

Ese grupo basa su defensa en que la restricción de licencias no tiene antecedentes internacionales. "Los principales operadores de TV paga en el mundo tienen canales de TV abierta sin ningún problema, como Comcast y NBC Universal o DirecTV y Fox, en Estados Unidos; Sogecable y Cuatro, en España; Globo y Net, en Brasil; Cablevisión -sin relación con su homónima argentina- y Televisa, en México", asegura el multimedios.

No obstante, existe una suerte de desigualdad, ya que la empresa Cablevisión hoy requiere de 21 licencias para cubrir el área metropolitana de Buenos Aires, mientras que Telecentro lo hace con una sola licencia. Además, la TV satelital de DirecTV no tiene esa restricción y puede dar sus servicios en todo el país.

Como el acceso a Internet Clarín lo da sobre la red de TV por cable, las 134 ciudades que dejaría Cablevisión quedarían sin servicio, beneficiando a las empresas telefónicas, que controlan el 55% del mercado de acceso a Internet, a la vez que esta quedaría con un competidor menos.

La ley establece que por tener Canal 13 o Cablevisión sólo se puede quedarse con una sola señal de contenido. Sin embargo ese límite no rige para los que tienen operaciones de TV paga en el extranjero, como Time Warner, DirecTV, Comcast y Disney.

La ley también limita la participación de capital extranjero al 30% del total, e impide la participación de sociedades de medios extranjera y obliga a la propia autoridad de aplicación a revisar las sociedades controladas y vinculadas.

Para Martín Sabbatella, titular de la Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual (AFSCA), Telefé no tiene ningún vínculo con Telefónica Argentina ya que son dos empresas controladas. De acuerdo al sitio institucional de la compañía, curiosamente modificado tras las declaraciones de Sabbatella, Telefé pertenece “al  Grupo Telefónica desde el año 2000”. Y es que en un principio, la sociedad controlante era Telefónica Media de Argentina S.A., pero luego cambió de denominación y fue reemplazada por Telefónica de Contenidos S.A., sociedad unipersonal, controlada por Telefónica de España. Aún hay un vacío para determinar qué relación tienen las empresas.

Al mismo tiempo que en el que Telefé modificaba su sitio web, el Grupo Uno, encabezado por Daniel Vila y José Luis Manzano -y el que mayores incompatibilidades tiene después del Grupo Clarín-, propuso un plan voluntario de adecuación a la Ley que consiste en repartir entre sus socios y familiares las licencias en conflicto con la normativa.

Al parecer, el achicamiento de las empresas para reducir la posibilidad de que existan prácticas monopólicas puede quedar entre el círculo íntimo. Barbarita Vila, hija de Daniel, se quedará con una de las licencias del grupo, su tío Alfredo (hermano de Daniel), será beneficiado con otras. A su vez, el empresario santiagueño Néstor Ick, le dará parte de una empresa de servicios públicos a su hijo.

DirecTV tuvo algunos asuntos pendientes con la norma impulsada por el gobierno. No solo porque no posee dueño conocido- ya que cotiza en bolsa el 100% de su capital- y por su ordenamiento de la grilla - no tiene señales propias y emitir canales públicos- sino porque cubre todo el país con una sola licencia contra las 24 posibles que debería tener Cablevisión.

En mayo de este año, el servicio de televisión satelital favorito de la presidenta presentó su adecuación a la ley y fue aprobada por el AFSCA, si bien posterga hasta el día de hoy la de Vila-Manzano.

Cuatro años de disputa...

Vale recordar que La Ley 26.522, conocida como “ley de medios” fue aprobada en el Congreso en septiembre de 2009, pero a los pocos meses sufrió el primer traspié: el renunciado juez en lo civil y comercial federal, Edmundo Carbone, dictó la medida cautelar que suspendió la aplicación de la norma.

El 14 de mayo de 2010 la Sala I de la Cámara en lo Civil y  Comercial Federal confirmó la medida cautelar de Carbone, en donde suspende la aplicación del artículo 161, el cual establece el plazo de un año para que las empresas de medios se adecuen a la nueva regulación; y revocó la suspensión del 41 sobre la cantidad de licencias.

El 5 de octubre de ese año, la Corte evitó intervenir, pero fijó que la cautelar no podía tener una duración extensa y que el Tribunal debía fallar sobre el fondo de la cuestión, esto es si eso no constitucional los cuatro artículos cuestionados de la ley.

En mayo de 2011 la Sala I de la Cámara Civil y Comercial fijó en 36 meses la vigencia de la cautelar, y un año después el Máximo Tribunal fijó que ese plazo vencía el 7 de diciembre, tan  promovido por el Gobierno como la fecha límite en que se caía la  cautelar.

En noviembre de 2012 la Corte instó al magistrado de primera instancia que dicte el fallo sobre la cuestión de fondo, y es así que el 14 de diciembre de ese año el juez Horacio Alfonso rechazó el pedido de inconstitucionalidad de la Ley solicitado por el Grupo Clarín.

Tras el fallo, el Gobierno interpuso un per saltum para que la Corte falle directamente y evitar así que intervenga la Sala I de la Cámara que le había fallado en contra años atrás; pero el 27 de diciembre el Máximo Tribunal lo rechazó por unanimidad.

El 17 de abril de 2013, nuevamente, la Sala I de la Cámara Civil y Comercial vuelve a fallar pero esta vez sobre el fondo de la cuestión.

Los jueces declararon inconstitucional en forma parcial el artículo 45 de la Ley de Medios que fija límites a la concentración de licencias, esto es, el referido al tope de licencias que puede tener un medio; pero decretaron constitucional el 161 y el 41; el primero referido al plazo de un año de desinversión y el segundo la potestad del estado en distribuir el espacio radioeléctrico.

A su vez, el artículo 48 que la Cámara decretó inconstitucional es referido a la "concentración indebida", declarándolo inaplicable para el grupo Clarín.

© Publicado el miércoles 30/10/2013 por Tribuna de Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.




domingo, 22 de septiembre de 2013

DirecTV y la ignorancia de Cristina… De Alguna Manera...

DirecTV y la ignorancia de Cristina…


Lo que no contó la presidenta. Podríamos hacerle a la presidenta las críticas más obvias por la barbaridad que acaba de decir este martes 17 de septiembre.

Son tantas y tan seguidas sus manifestaciones de ignorancia que las aclaraciones llevarían más espacio que sus propios dichos.

Dijo Cristina que es "abonada" de DirecTV porque "tiene el mejor servicio de televisión".

"Yo soy abonada de DirecTV. No es por nada, pero tienen el mejor servicio de televisión. No digo nada pero para mí es el mejor", aseguró.

Y luego, increíblemente, dijo que la empresa respeta la ley de medios y la puso como ejemplo.

Antes de refutar este punto, recordemos que CFK valoró que en las villas de emergencia se ven antenas de DirecTV.

Cualquiera que viva o conozca este tipo de asentamientos sabe que Telecentro, Cablevisión o los cables locales temen llevar sus señales e ingresar en este tipo de urbanizaciones debido a que la gente se engancha y el servicio se vuelve caótico y de pésima calidad para el que paga.

En nuestras villas —que se han duplicado durante la década kirchnerista, sumando más de mil solamente entre Capital y el conurbano—, el déficit de cloacas es del 75 por ciento (con lo que esto significa para la salud), dos de cada tres calles internas no están pavimentadas, 7 de cada 10 casas no tienen desagües pluviales, más del ochenta por ciento está colgado a los postes de luz y el ochenta por ciento no tiene gas natural y debe pagar costosísimas garrafas.

Pero, volvamos a la imbecilidad referida a la ley de medios. ¿Cómo se puede ser tan ignorante?

Cualquier habitante del interior del país sabe que desde hace más de veinte años DirecTV incumple las leyes del ex Comfer y hoy el AFSCA en forma ininterrumpida.

Desde los años noventa, ninguna señal de televisión abierta o de cable del interior es tomada por DirecTV.

¿De qué estamos hablando? Anote:

Los rosarinos que tienen el servicio satelital no pueden ver Canal 5 y Canal 3 local, ni ninguna propuesta noticiosa de los cables.

Los cordobeses de la "pantallita" redonda no ven el 8, ni el 10, ni el 12, ni los noticieros del cable.

Para hacerla corta, esta es una lista de las ciudades que se han quedado sin señales de aire y tv paga locales porque esta empresa ha "omitido" a lo largo del último cuarto de siglo todas las disposiciones vigentes.

Coronel Pringles, San Luis, Formosa, Santa Rosa de La Pampa, Posadas, Mendoza capital, San Rafael, Esquel, Bariloche, Bahía Blanca, Jujuy, Salta, Mar del Plata, Tucumán, Venado Tuerto, Villa María, Río Cuarto, Villa Mercedes San Luis, Paraná, Corrientes, Resistencia, La Rioja, Comodoro Rivadavia, Usuhaia, Rio Grande, Santiago del Estero, Neuquén, Viedma, Rio Gallegos, Caleta Olivia, Catamarca, Junín, Pergamino, San Nicolás, Trenque Lauquen y cien ciudades más de las distintas provincias argentinas.

Aún recuerdo con resentimiento a una promotora de DirecTV que estaba ofreciendo el servicio en la Galería Paseo del Siglo de Rosario a principio de los noventa.

Yo trabajaba en Canal 5 de Rosario y, con inocencia, le pregunté: "¿Y cómo toman la señal de nuestro canal, si nosotros emitimos con antenas terrestres y no por satélite?"

Con suficiencia, la chica repitió la instrucción que le bajaban desde la central porteña: "Canal 3 y Canal 5 son repetidoras de los canales de Buenos Aires. Mire Telefé o Canal 13, directamente".

Me acuerdo que le mostré el micrófono del canal, con el cubo que tenía los cinco puntos del logo que identificaban a la tele emisora rosarina, y le retruqué "si somos una mera repetidora... ¿Cómo puede ser que yo trabaje en un noticiero que se hace desde Rosario? ¿Para quién trabajo yo, entonces?".

Decir que la televisión satelital argentina respeta la ley de medios es la mayor hijaputez que he escuchado en los últimos tiempos (y eso que el kirchnerismo nos da tela cada día sobre todos los temas imaginables).


En Brasil, por ejemplo, las cadenas Bandeirantes, Manchete, O Globo o SBT están obligadas a pasar programación y publicidad local, para que la gente pueda conocer las noticias de su región. DirecTV no permite eso.

Quién tiene su servicio no tiene la menor idea qué temperatura o sensación térmica hay en su terruño o qué ha pasado en su pago chico.

No conocen qué pasa con sus clubes deportivos ni con la cartelera de espectáculos local.

Aún peor, no tienen la menor idea qué se está debatiendo en la política vernácula.

Sólo las radios locales les prestan esa información.

Están condenados a ver los choques y policiales del Gran Buenos Aires.

Desde DirecTV están planeando, para el futuro cercano, una solución que consistiría en integrar la llegada satelital, donde se ven las ultraoficialistas señales de CN23, 360 o Telesur con la TDA o televisión con codificadores, donde los K mantienen una férrea censura y no permiten ninguna voz opositora.

El mundo ideal de Cristina y este monstruo norteamericano: la alcahuetería llevada hasta el paroxismo.

© Escrito por Marcelo López Masia el miércoles 18/09/2013 y publicado por Tribuna de Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.