Mostrando las entradas con la etiqueta Corte Suprema. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Corte Suprema. Mostrar todas las entradas

domingo, 16 de diciembre de 2012

7D, 7 días después… De Alguna Manera...


7 días después…

Ley de medios: su aprobación y desaprobación cambia en proporción a la valoración de la Presidenta. Fuente:Carlos Fara & Asociados.

El gráfico que acompaña esta columna muestra una encuesta donde después de dos años de que hubiese más argentinos que aprobaban la Ley de Medios, de septiembre de 2010 al mismo mes de 2012, en noviembre comenzaron a ser mayoría quienes la desaprueban. La encuesta tiene cuarenta días y es anterior al fallo de la ampliación de la cautelar a favor de Clarín, producida por la Cámara Civil y Comercial el 6 de diciembre, al rechazo de la Corte Suprema del per saltum promovido por el Gobierno cuatro días después y al fallo de ayer del juez Alfonso declarando constitucional la Ley de Medios. Cuarenta días en la Argentina es una eternidad, por eso la empresa que realizó la encuesta, Carlos Fara & Asociados, deseaba no difundirla porque podría haber cambiado el ánimo de la sociedad. 

Pero igual resulta útil para comprender cómo la predisposición de la sociedad a determinadas medidas guarda una relación directa con la aprobación que tienen los gobernantes que las aplican. Así como la ponderación de una opinión o un análisis depende de la credibilidad del periodista o del medio que la difunde, y no pocas veces también la credibilidad de una información, para la opinión pública una iniciativa es buena o mala si el político que la promueve goza de su simpatía y valoración.

El efecto tijera de doble cruce de las líneas de aprobación y desaprobación de la Ley de Medios coincide en mucho con los índices de popularidad de la Presidenta publicado en la contratapa de PERFIL el domingo 18 de noviembre último. Fue en agosto de 2010 cuando Cristina Kirchner logró que la vuelva a aprobar mayor cantidad de personas que las que la desaprobaban. Y en agosto de 2012 fue cuando esas líneas se vuelven a invertir, siendo mayoría los que la desaprobaban, todo muy similar en los tiempos y las proporciones que muestran este gráfico respecto de estar de acuerdo o en desacuerdo con la Ley de Medios.

Obviamente, cuando las medidas se aplican, el ciudadano puede comprobar sus reales consecuencias y allí su valoración comienza a independizarse de su autor. Si la Ley de Medios termina afectando sólo a Clarín, y todos o casi todos los demás grupos de medios se adecuan dividiendo formalmente sus empresas entre familiares o distintas empresas del mismo grupo, la ley perderá legitimidad y la sensación de fraude irá creciendo.

Es evidente que aunque su diagnóstico haya podido ser razonablemente acertado, y valioso su espíritu pluralista, la Ley de Medios nació anacrónica y desprolija. Los problemas para dividir la red de Fibertel proveyendo conexión de internet y la de Cablevisión de televisión por cable, demuestra lo arcaico que resulta regular el mercado de medios sin hacer lo mismo con las telecomunicaciones.

Otro defecto de la ley, que precisará corrección en el futuro, es la imposibilidad de venta de los medios audiovisuales. Simplificando, se podría decir que quien es dueño de una casa, que no puede vender, esa propiedad valdrá mucho menos. Y los medios son empresas que requieren inversiones costosas más difíciles de realizar con esas limitaciones.

Queda pendiente, también, resolver las contradicciones que genera la prohibición a que un extranjero tenga más del 30% de una empresa de medios. Esta disposición ya constaba en la Ley de Preservación de Bienes Culturales sancionada en 2003 y después fue reafirmada en la Ley de Medios. Pero al haber exceptuado a las empresas de países donde no haya limitación a extranjeros de ser propietarios de medios, y dado que es posible mudar a cualquier país el domicilio de un holding de un grupo empresario, esa limitación es en la práctica abstracta.

Un próximo gobierno, con una legitimidad que incluya a todas las fuerzas políticas y ya sin el ánimo específico anti-Clarín, deberá modificar esta ley haciendo más restrictivo y más permisivo lo que la práctica ya comienza a demostrar que es inconsistente con lo funcional o con su espíritu.

El fallo de ayer de Alfonso es un hecho importante pero todo terminará en la Corte Suprema, donde algunos jueces no están hoy con el mismo ánimo hacia el Gobierno que hace algunos meses. Es probable que aún confirmando la constitucionalidad de la Ley de Medios, compensen a favor de Clarín otros aspectos (plazo de la desinversión y resarcimientos patrimoniales), lo que le impida al Gobierno utilizar electoralmente el resultado de su guerra contra Clarín.

Faltan algunas batallas más, pero siete días después del 7D, el Gobierno volvió a sonreír.

© Escrito por Jorge Fontevecchia y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 15 de Diciembre de 2012.



sábado, 15 de diciembre de 2012

Néstor Kirchner, legados y desafíos... De Alguna Manera...


Néstor Kirchner, legados y desafíos...

Néstor Kirchner y Cristina Fernández.

Es indiscutible que la inesperada y prematura desaparición de Néstor Kirchner tendrá un enorme impacto sobre la vida política argentina. Sucintamente podría decirse, primero, que con él desaparece el político más influyente de la Argentina, el que marcaba la agenda de la discusión pública y el ritmo de la vida política nacional.

Segundo, que durante su gestión como presidente cambió el rumbo por el que venía transitando la Argentina -muy especialmente en materia de derechos humanos y política internacional, pero también con una ejemplar renovación de la Corte Suprema, reparando las vejaciones que en este rubro, como en tantos otros, había cometido el menemismo.

Tercero: desaparece con su muerte el único que reunía las condiciones requeridas para contener, como ningún otro, la compleja y turbulenta realidad del peronismo, cuyas pugnas internas en épocas pasadas sumieron al país en gravísimas crisis institucionales. Éste tal vez sea el más serio desafío con el que tendrá que lidiar la presidenta.

Cuarto, su muerte la priva de una compañía irreemplazable: durante décadas Néstor Kirchner no sólo militó codo a codo con ella, sino que también fue su consejero, aliado y confidente. Su desaparición deja un vacío muy grande en la Casa Rosada. Pero, contrariamente a muchas malintencionadas especulaciones expresadas en estas horas, la presidenta es una política hecha y derecha y, además, una mujer de mucho temple y carácter y que seguramente sabrá sobreponerse a su inmenso dolor y honrar la memoria del ex presidente manteniendo con firmeza en sus manos el timón del Estado y evitando que al interior del PJ se desencadene una feroz pelea por la sucesión.

Nada autoriza a pensar en un paralelismo entre su situación y la de Isabel Martínez de Perón ante la muerte de su esposo, en 1974. Ésta no reunía las menores condiciones para gobernar la Argentina, no tenía trayectoria política alguna y el país se hallaba en una situación incomparablemente distinta a la actual, donde la presencia de militares fascistas era el dato más significativo de aquella coyuntura. La de hoy es completamente distinta en todas y cada una de aquellas dimensiones. De todos modos, para responder a los desafíos del momento Cristina Fernández tendrá que contar con mucho apoyo, reforzar su articulación con las clases y capas populares mediante la rápida implementación de políticas sociales y económicas más efectivas (y, en algunos casos, largamente demoradas) y, sobre todo, mantener a raya a los aparatos que se arrogan una representación popular que en realidad no tienen y que pueden interferir negativamente en el crucial último año de su mandato y en sus perspectivas electorales. La Argentina se asoma a una nueva etapa signada por la ausencia del ex presidente: el asesinato de Mariano Ferreyra ya había iniciado este proceso; la muerte de Néstor Kirchner lo acelera y profundiza aún más. 

Escrito por Atlio Borón y publicado en http://www.atilioboron.com el jueves 28 de Octubre de 2010. 

De Alguna Manera ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

 

domingo, 16 de septiembre de 2012

Ella lo hizo… De Alguna Manera...


Ella lo hizo…

¡¡¡Ay¡¡¡ espejito, espejito... Dibujo: Pablo Temes.
 
Cristina lo hizo. El cacerolazo no fue espontáneo. La Presidenta fue la impulsora de la gran convocatoria. Ella se encargó personalmente, y por cadena nacional, de humillar a cada uno de los sectores que se expresó. 

Fue Cristina la que les mojó la oreja a los abuelos amarretes que querían comprar diez dólares para su nieto abanderado; a los docentes vagos; a los empleados de las inmobiliarias que hacen crucigramas esperando un cliente; a los trabajadores del Banco Ciudad que fueron atacados gratuitamente; a los jóvenes puntocom que ganan 5.500 pesos por mes y pagan impuesto a las ganancias; a los jubilados que –para proteger el ahorro de toda su vida– ponen un plazo fijo y son obligados a perder entre el 10 y el 15% por año; a los directores de cine que necesitan dólares; a los enemigos de las barras bravas del fútbol o permitiendo que alguien que le prendió fuego a su esposa y la mató participe de los actos del oficialismo.

Cristina fue una militante permanente y esforzada. Se tomó su tiempo y en cada aparición pública fue indignando a un grupo distinto. Logró así la mayor concentración social opositora desde 2003 en Plaza de Mayo. En infinidad de ciudades, pueblos y pueblitos también hubo candombe cacerolero. La diversidad de los reclamos apeló a cada uno de los rubros que la Presidenta ignora. Por eso concurrieron a su llamado a movilizarse los familiares de los muertos en el siniestro de la estación Once, los estafados por la malversación de las estadísticas del Indec que vomitan ante la provocación de que se puede comer con menos de seis pesos por día. Hubo mucho llanto y pancartas por las víctimas de la inseguridad, en su mayoría de los barrios más humildes. Cientos de carteles caseros expresaron con toda claridad que la gente no soporta a los corruptos que “Ella” tiene a su lado ni que haya el mínimo intento de autorizar la reelección de la única persona que actualmente lo tiene prohibido por la Constitución: Cristina Fernández de Kirchner.

Fue Cristina la gran organizadora de la rebelión de los maltratados. El principal cantito fue: “Y ya lo ve, es para Cristina que lo mira por tevé”. Demasiados enemigos reales tiene cualquier gobierno para que todos los días invente uno nuevo. Y es Cristina la que está planificando una marcha todavía mucho más numerosa con las órdenes que le dio a Juan Manuel Abal Medina. Decir que ese sector minoritario está más preocupado por Miami que por San Juan fue echar nafta al fuego. Es potenciar un plan de provocación que fractura socialmente al país como en los peores momentos.

Las chicanas, como los chistes, según Freud, son expresión del inconsciente que vio sólo manifestantes rubios, opulentos, bien vestidos y tan caretas que no se atrevieron a pisar el pasto. Es difícil sostener eso con cierta credibilidad. No hubo presidenta vestida con ropa y accesorios más caros que Cristina. Ni con tantos millones en el banco o que haya vivido primero en Recoleta y luego haya comprado dos propiedades en Puerto Madero, como varios de sus colaboradores. Es Cristina la que representa la codicia. Cuesta descalificar a la clase media desde la clase alta. Y mucho más si la guardia de hierro que la protege, los muchachos de La Cámpora, son cualquier cosa menos morochos, sudorosos y proletarios.

¿Desde cuándo ser de clase media es estar apestado? ¿Ya no corre más eso de “piquete y cacerola, la lucha es una sola”? ¿Qué es la movilidad social ascendente, entonces? Lula se enorgullece de decir que ayudó a que 20 millones de pobres llegaran a la clase media.

Es cierto que hubo algunos manifestantes que se expresaron con un odio que envenena la convivencia social. Pero eso también es responsabilidad de quienes gobernaron en la década del rencor. Así como jerarquizaron la Corte Suprema, descubrieron los derechos humanos, implementaron la asignación universal, apostaron a un modelo productivo y al mercado interno con generación de empleo; de esa misma manera sembraron el odio desde la altanería y el autoritarismo.

Cuando los presidentes no escuchan, los ciudadanos gritan más fuerte y más cerca. Con su política, la Presidenta favoreció a muchos sectores y por eso tuvo tanto apoyo electoral. Pero también hirió a grandes conglomerados que no son “las corporaciones ni la oligarquía”. ¿Qué pasó? ¿Qué fue lo que provocó que tanta gente abandonara su casa a la misma hora y con la misma destinataria de las quejas? No hubo una sola publicidad televisiva o radial que invitara al acto. Ni un aviso ni una nota previa en ningún diario. Algo nuevo apareció. Estalló en mil pedazos esa convicción jurásica del cristinismo de que los compatriotas son tontos llevados de las narices por los grandes medios. Es de un paternalismo y una subestimación tal que no se compadece con el peronismo, que sabe que la gente reacciona de acuerdo a su propia experiencia.

¿No habrá llegado la hora de declarar de interés público y sujeto a expropiación a las redes sociales? Esa comunicación horizontal y plural es la contracara de lo que propone el Gobierno con medios de comunicación que ocultaron vergonzosamente los cacerolazos.

Con la soja volando, Brasil en proceso de recuperación y menos vencimientos externos, Cristina tiene otra vez la gran oportunidad de recuperarse. En un ejercicio de imaginación, ella podría decir: “Argentinos y argentinas, voy a redoblar el esfuerzo para solucionar las demandas que me plantearon. Trabajaré para bajar la inflación y combatir la inseguridad. Convocaré a todas las centrales sindicales y todos los partidos para escuchar sus propuestas. Dejaré de atacar a los que piensan distinto y les doy mi palabra de que jamás se me ocurrirá modificar la Constitución en mi propio beneficio”. ¿Qué pasaría si la Presidenta dijera algo parecido en cadena nacional? Desinflaría la crispación y recuperaría parte de su imagen positiva. Pero dejaría de ser Cristina. Sería Bachellet, Dilma, Lula o el Pepe Mujica, duros luchadores de los 70, austeros en sus cuentas bancarias y vestimenta, humildes y pluralistas de tiempo completo, combatientes de la corrupción y grandes referentes de los tiempos que vienen porque no dividieron a la sociedad en la que viven.

No son ni se creen dioses que deben ser temidos. Pero para muchos, son ángeles democráticos constructores de una sociedad igualitaria.

© Escrito por Alfredo Leuco  y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el domingo16  de Septiembre de 2012.