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lunes, 9 de febrero de 2015

Entrevista a Julio César Strassera... De Alguna Manera...

Strassera: “La muerte de Nisman es responsabilidad del Poder Ejecutivo”

En contra de la division de poderes. “La Presidenta jamás ha respetado la independencia del Poder Judicial, y la prueba está en que las medidas que envió para democratizar la Justicia trató de imponerlas”. Foto: Nestor Grassi

El histórico protagonista del juicio a las juntas asegura que el Gobierno debía haber protegido al fiscal. Críticas a Cristina Kirchner por victimizarse.

Miles de argentinos hemos seguido con enorme angustia los acontecimientos que culminan con la muerte del fiscal Nisman. En democracia no tenemos antecedentes de un hecho al que tanto los ciudadanos como sus familiares cercanos no dudan en calificar de asesinato.

En una tarde de esta semana de calores agobiantes no queríamos dejar de consultar a un hombre como el fiscal Julio César Strassera, que pronunció aquel “señores jueces, ¡nunca más!” que ha quedado en nuestros corazones.

Y mientras los diarios del día titulan a toda página “Se quedó sin juez la denuncia de Nisman contra la Presidenta”, nuestra pregunta a Strassera es si hay antecedentes de que esto haya ocurrido en otra oportunidad.
—Bueno, éstas son las así llamadas cuestiones de competencia, pero esto sólo debe ocurrir por un breve tiempo. Será la Cámara la que resolverá a quién le toca, en definitiva, es decir al juez Lijo o al juez Rafecas.

—En su larga experiencia, ¿usted había vivido circunstancias como ésta?
—No, no. Jamás –asegura con firmeza Strassera–. Y le digo también que ni en plena dictadura militar tuve problemas de este tipo. Hice varios dictámenes en contra. Incluso, un día me llamó el brigadier Alvarez Estrada, que era secretario de Justicia, y me dio una orden, a lo cual le contesté que no la iba a cumplir. Pensé que iban a echarme pero no fue así. Yo estaba acostumbrado a trabajar con más libertad, y lo que sucede en este momento es algo que hay que tener bien en claro: hay un fiscal que acusó a la Presidenta de la Nación y… ¡termina muerto! Este es un episodio más que grave…

—En un reportaje reciente usted señaló que la Presidenta nunca ha respetado la independencia del Poder Judicial…
¡Jamás! Y le diré también que la prueba está en que las medidas que envió para democratizar la Justicia trató de imponerlas. Pero, aparte de eso, me refiero a críticas abiertas de las que debería abstenerse. Por ejemplo, no acatar las decisiones de los jueces, ni oponerse a la división de poderes interviniendo en cosas en las que sólo debe intervenir la Justicia. Este es un hecho muy grave.

—Sin duda. Y la muerte de Nisman (sea suicidio o asesinato) tiene un responsable. Usted señaló al Poder Ejecutivo…
—Sí, creo que es el Poder Ejecutivo. Un hecho gravísimo se trate tanto de un suicidio como de un homicidio. No puedo dejar de tener mis sospechas… Soy partidario de la teoría del homicidio porque ¡alguien que deja una nota a su empleada para las compras del mercado del lunes siguiente es sorprendente que se mate el domingo! Todo esto me parece bastante… sin olvidar las expresiones de Nisman por televisión unos pocos días antes, ¿no? Pero de todas maneras la muerte de Nisman es responsabilidad del Poder Ejecutivo Nacional.
Algo increíble, y no solamente no la asumen ¡sino que la Presidenta no tuvo la decencia de enviar por lo menos una nota de pésame a la familia! Montó una escena vestida de blanco y en silla de ruedas para mostrar su debilidad. Una forma de victimizarse. No sé cómo puede haber gente que lo justifique.
Fíjese que comienza echándole las culpas a Stiuso y todo es un plan contra ella. ¡Pero hay una sola víctima que es Nisman! ¡Y de él, ni una palabra! Vamos a suponer que Nisman no hubiera dicho nada, que no hubiera pasado nada; ¡el encubrimiento es ya de tiempo atrás porque la sola firma de ese pacto nefasto con Irán (cosa que firman ella y Timerman) ya es encubrimiento! Como decía Patricia Bullrich el otro día: ¡es como si Obama hubiera llamado a Bin Laden para resolver el problema de las Torres Gemelas!

—Usted cree (como, por otra parte, creemos muchos) que el fiscal Nisman estuvo desprotegido?
—Pienso que sí, que estuvo desprotegido, y la vez pasada conté una anécdota porque sé lo que son estas custodias. Le explico que jamás tuve custodia personal, pero tuve a un policía en la puerta de mi casa durante toda la época del Proceso. ¡Y para ejemplo le explico que la última amenaza que recibí fue a través del portero eléctrico! Así es que yo sé para lo que sirven estas custodias. Hay que organizarlas de otro modo. ¡Lo que hemos visto es una prueba de desprotección!

—Se podría pensar en una siniestra combinación entre el Gobierno, la custodia e incluso el edificio que carecía de suficientes cámaras…
—Hay mucha confusión: cámaras que no funcionan, custodios que se contradicen unos con otros no sólo con respecto a la hora sino a los lugares en los que se encontraban: ¡unos en la planta baja y otro en el subsuelo! Creo que hay que tomar las cosas de otro modo. Si yo soy un custodio y me han citado a una hora determinada (por ejemplo, a las 11), veo los diarios apilados en el piso y nadie me contesta el timbre… pues ¡hago romper la puerta! Esto es lo menos que se puede hacer…

—Yo recuerdo que cuando usted y el doctor Moreno Ocampo fueron fiscales en el juicio a los comandantes de la dictadura recibieron muchas amenazas…
—Sí, por carta, por teléfono. En la Fiscalía. Pero no les dábamos mayor importancia. No tuvimos grandes aprietes, y mucho menos desde el Poder Ejecutivo que se interesaba en el juicio. Mucho menos… Se nos dejó hacer lo que quisimos.

—Por eso aquel juicio ha quedado como un emblema del primer gobierno democrático…
—Juicio que, luego, fue lamentablemente ignorado por el presidente Néstor Kirchner en un discurso en la ESMA en el que dijo que como argentino se avergonzaba de que el país hubiera estado veinte años en deuda con los derechos humanos. Pero luego llamó a Raúl Alfonsín para pedirle disculpas. Lo que ocurre es que, en estos casos, las disculpas se piden públicamente y no en privado. En fin… a ellos nunca les interesaron los derechos humanos. Jamás. Pero, bueno, vieron que era negocio. El otro día me criticaron mucho porque yo dije, de acuerdo con Macri, que “el Gobierno está en el curro” ¡de los derechos humanos! Y de esto hace rato…

—Incluso yo recuerdo que usted subrayó que en el registro de hábeas corpus no había ninguno firmado ni por Néstor ni por Cristina, ¿es así?
—Es así. Nosotros pedíamos los hábeas corpus a los juzgados para anotar precisamente cuál era el trámite de cada hábeas corpus. Y, repito, no he visto ni uno solo firmado por Kirchner ni, porque se autotitula abogada, por Cristina Fernández de Kirchner. Le repito: ¡no vi ninguno! Ni siquiera del gobernador Cepernik, que era amigo de ellos.

—De acuerdo con su larga experiencia, ¿qué es lo más grave de lo que hemos vivido en estos días?
—Mire, Nisman era un fiscal que acusó a la Presidenta de la Nación, a su canciller, a otros personajes, ¡y a los pocos días aparece muerto! Esto no había ocurrido nunca en el país…

—Entonces, nuevamente de acuerdo con su experiencia, ¿cuál debería ser entonces la actitud de la Justicia en estos momentos?
—En primer término hay que tratar de investigar a fondo la muerte de Nisman, y creo que, dentro de lo normal, se está investigando. Es bastante difícil encontrar autores, ¡pero sobre todo hay que tratar la denuncia de Nisman! ¡Hay que tratarla!

—Entre otras cosas la Presidenta dijo que la Justicia debía reformarse…
—Bueno, esto ya lo ha dicho hace tiempo cuando envió esas famosas seis leyes para democratización de la Justicia y la reforma que pretende la Presidenta es precisamente poner a la Justicia como un apéndice del Poder Ejecutivo…
Lentamente, terminamos un café en el balcón de la casa del fiscal en el barrio de Palermo.

Y, pensativo, Strassera agrega: “Cualquiera sea el valor que se le asigne a la denuncia de Nisman, el encubrimiento del atentado a la AMIA está probado con la sola firma del memorándum de entendimiento con Irán. Recordemos que se firmó en Aleppo, en secreto, en un país entonces gobernado por Ahmadinejad, un hombre antisemita furioso y negador del Holocausto. La prueba de que el objetivo era hacer caer las alertas rojas es que ambos países debían notificar a Interpol del acuerdo, cosa que no se hizo nunca.

—El doctor Rusconi, abogado defensor de Lagomarsino, dijo que la Presidenta debería declarar en la causa de la muerte de Nisman. ¿Usted concuerda con esta opinión?
—La Presidenta le retuvo el pasaporte a este hombre porque se le dio la gana, porque es ella. Hace lo que no debe y lo que no puede hacer. El respeto a la Justicia para ella es algo que está de más. Tendría que aportar datos a la Justicia sobre sus dichos sobre la muerte de Nisman pero no lo va a hacer ni creo que haya juez que se anime a llamarla.
En la famosa conferencia de prensa, la Presidenta (muy suelta de cuerpo) dijo que Nisman había dejado abandonada en el aeropuerto de Barajas a su hija de 13 años. Esto es rigurosamente cierto porque esperaba que llegara la madre que venía de Barcelona pero, ¿cómo lo sabía la Presidenta? Estaban espiando a Nisman. ¡Cuando bajó del avión en Ezeiza lo siguió una cámara continuamente! ¡Qué curioso, y todo a través de esos servicios que ella quiere reformar!

—Justamente, a propósito de servicios, ¿qué opina acerca de que las escuchas telefónicas sean supervisadas por la Corte?
—Yo creo que es lo que corresponde porque esta supervisión que se pretende sería a través de Gils Carbó, ¡que es el ariete del Poder Ejecutivo en la Justicia…! Esto, en cambio, a través de la Corte, es razonable.

—Y a propósito de la Corte, ¿qué piensa de la presunta candidatura del doctor Carlés como miembro de la Corte en reemplazo del doctor Fayt?
—¡Esa es, evidentemente, una cortina de humo! Están pretendiendo hacer algo parecido a lo que se hizo con Gils Carbó. Es decir: presentaron primero a Reposo, que es impresentable. A punto tal que los propios oficialistas tuvieron que retirar el pliego.

Encontraron finalmente apoyo en la oposición (para mí equivocado) para nombrar a otra persona: Gils Carbó. La única que se opuso (pero no podía influir por ser diputada y no senadora) fue Lilita Carrió, que reclamó que no había que darle acuerdo. La Corte puede seguir funcionando con sus tres miembros actuales. Es razonable la opinión de la oposición cuando dice que debe ser el próximo presidente constitucional quien nombre al nuevo miembro de la Corte Suprema. Hoy la embestida es contra Fayt. Al oficialismo le interesa que quede el menor número posible de integrantes de la Corte, y la respuesta del doctor Fayt esta mañana es clarísima.

© Escrito por Magdalena Ruíz Guinazú el domingo 08/02/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



domingo, 8 de febrero de 2015

Callejeros… De Alguna Manera...

Callejeros…

Reconocidos fiscales convocaron ayer desde el frente del edificio de los Tribunales porteños. DyN

El control de la calle ha sido clave para la permanencia de los gobiernos hasta la conclusión de su mandato. Todos los intentos para empujar a Cristina hacia la puerta de salida han fracasado porque a diferencia de Alfonsín, De la Rúa y el ex senador Duhalde, la presidente conserva niveles de adhesión en su propia base social que actúan como estabilizadores contra aquellos embates. Para anularlos, la histeria instalada en el último mes, con fuerte eco internacional, debería complementarse con la movilización de los indignados porteños.

La muerte de Nisman conseguiría así lo que no pudieron la crisis económica y su reflejo social, atenuado por las políticas oficiales. Este es el sentido de la marcha convocada por los fiscales, cuyos líderes son Ricardo Sáenz, Germán Moldes y Raúl Plee. Todos ellos tienen tremendos agravios contra la presidente y la Procuradora General Alejandra Gils Carbó. Cuando asumió su cargo, Gils Carbó recibió la visita de Moldes, el jefe de la célula de Comodoro Py, donde lo comisionó la SIDE pocos días después del atentado a la DAIA. Antes había sido el viceministro del Interior de José Luis Manzano e intervino en el irregular ingreso al país de los traficantes de armas y primos políticos de Menem, Monzer y Ghazan Al-Kassar. Sin alzar nunca la voz, Moldes le informó a la Procuradora: “Recuerde que Gustavo Beliz quiso fusionar el fuero federal con el de instrucción y tuvo que irse a vivir a otro país”.

A Sáenz, Gils Carbó le abrió un expediente disciplinario a raíz de las grabaciones ordenadas por el juez Juan Ramos Padilla sobre el teléfono de un comisario corrupto, en el que se recibieron numerosas llamadas del fiscal, quien le sugirió cómo aliviar su situación, con ayuda de uno de los tantos jueces federales que giran en la órbita de la Secretaría de Inteligencia, Luis Osvaldo Rodríguez, quien cumplió con la protección prometida, de modo que el procedimiento no avanzó. Como fiscal de Cámara, Sáenz tiene acceso al expediente por la muerte de Nisman que instruye Viviana Fein y es la más probable fuente de las filtraciones que abastecen las primicias de Clarín.

El episodio Capitanich muestra, entre otras cosas, que el gobierno vuela a ciegas. Coleccionista de souvenirs del nazismo, Rodríguez instruye la causa abierta por la denuncia de la exposa de Nisman a raíz de la marca en su frente en un ejemplar de la revista Noticias. En la Cámara Federal, Gils Carbó designó otros dos fiscales, que podrían moderar el poder absoluto de Moldes sobre los tribunales federales, pero una cautelar impidió que asumieran. A Plee, lo relevó de la ineficaz Unidad Fiscal para la Investigación del Lavado de Dinero (Ufilavdin), y lo reemplazó por Carlos Gonella, a cargo de la nueva Procuraduría de Criminalidad Económica y Lavado de Activos (Procelac), que en los primeros meses de actividad solicitó más embargos, secuestró más vehículos, inmuebles y dinero que Plee en años. Esa es también la razón de la ofensiva contra Gonella del juez Claudio Bonadío, cuya prohibición para salir del país ya fue revocada por la Cámara Federal. Moldes y Bonadío formaban parte del mismo grupo político que Manzano, Corach y Anzorreguy.

También es irónico que la marcha de los fiscales callejeros se escude en Nisman: tanto Plee como Moldes obstruyeron la investigación de los encubrimientos en la causa AMIA. En septiembre de 2012, el juez Ariel Lijo sobreseyó a Corach y Carlos Rückauf, a varios funcionarios del juzgado de Galeano y a policías federales y bonaerenses. Memoria Activa apeló, pero el fiscal Patricio Evers consintió esas decisiones. Cuando las víctimas recurrieron a Nisman, el fiscal especial les dijo que no podía hacer nada porque Moldes sostenía el sobreseimiento consentido por Evers. Por supuesto, Evers es otro de los convocantes a tomar las calles, igual que su colega Gerardo Pollicita, quien ahora está a cargo de investigar la denuncia de Nisman contra Cristina. Pollicita es el fiscal que cerró la causa abierta por la denuncia de Gustavo Beliz contra Antonio Stiusso, en una resolución en la que no se privó de llamar irresponsable al ex ministro. Otro vocero de la marcha de los fiscales es Guillermo Marijuan, el candidato de Sergio Massa a la Procuración General.

En una nota dirigida en mayo de 2013 a Gils Carbó, Memoria Activa señaló “como desaprensiva” la actuación de Plee, quien “no hizo nada durante tantos años para acelerar el trámite del expediente”. También reclamó ante la CIDH, porque los secretarios de la fiscalía no estaban presentes en las audiencias por el encubrimiento. Nisman les dijo que no contaban con la autorización de Moldes, a quien Hugo Anzorreguy designó en julio de 1994 fiscal ad hoc para el caso AMIA.

Ya entonces, Moldes instaló la pista iraní sugerida por la CIA y el Mosad y adoptada con entusiasmo por la SIDE. Moldes fue quien mostró ante las cámaras de televisión un fragmento de la supuesta Trafic bomba, cuya existencia está más que en duda. En mayo de 2013, Memoria Activa denunció a Gils Carbó que Nisman, Moldes, Plee y Evers no cumplían con el deber constitucional de promover la acción penal y defender los intereses de la sociedad. En el último aniversario del atentado, el 18 de julio de 2014, Diana Malamud dijo frente a la sede de la Corte Suprema que Nisman “ha demostrado su total incapacidad para investigar en esta causa” y que se desentendió del “encubrimiento porque ahí están procesados sus ex compañeros de trabajo”. En cambio prefirió limitarse a los acusados iraníes que “están a 13.778 kilómetros de distancia”.

En diciembre, cuando Nisman presentó su denuncia contra CFK y Timerman, Memoria Activa repudió “el uso y abuso que se ha hecho de la causa AMIA en estos 20 años, para dirimir cuestiones políticas que nada tienen que ver con la búsqueda de verdad y Justicia” y en forma categórica afirmó: “Al fiscal Nisman, responsable de las investigaciones, no le creemos nada. Hemos pedido en los últimos años, en reiteradas oportunidades, su remoción con claros y rotundos argumentos y nada ha sucedido.

Es público y notorio que ha utilizado los enormes recursos que ha tenido su fiscalía para fines que nada tienen que ver con el esclarecimiento de la masacre de nuestros familiares y amigos. Su presentación del día de ayer ante la justicia claramente refiere a una interna dentro de los servicios de inteligencia, a la que aparentemente le ha dedicado los últimos años”. Luego de la muerte del fiscal la entidad solicitó a la Procuradora que sancionara a Moldes y Plee. Cuando CFK relevó a Juan Félix Marteau como representante argentino ante el GAFI, este especialista en lavado de dinero pasó a colaborar con el Grupo Clarín, al que asesora en las causas que se le abrieron por ese delito. En su estudio trabaja María Celeste Plee, la hija del ex fiscal antilavado. La idea de que todos los problemas se resuelven con el apartamiento y la denuncia de Antonio Horacio Stiuso desdeña esta compleja trama que sólo puede conjurarse con una profunda reforma institucional.

© Escrito por Horacio Verbitsky el domingo 08/02/2015 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


sábado, 7 de febrero de 2015

Peligros... De Alguna Manera...

Peligros... 
Aunque la investigación concluyera de manera terminante que el fiscal Nisman se suicidó, muchos no lo creerían. Es una muerte que se prestará siempre para la especulación y el juego político. La manera en que el fiscal Ricardo Sáenz o su colega Carlos Rívolo usaron este suceso trágico para influir en su interna profesional es apenas una demostración. ¿Qué es más importante: dilucidar esa muerte o utilizarla para saldar cuentas con la procuradora Alejandra Gils Carbó y desgastar la figura presidencial?

La “amenaza” que recibió el polémico juez Claudio Bonadio subraya el sentido que se les quiere dar a estos hechos: “La yegua ya dio la orden de tu muerte”, dice el mensaje, escrito novelescamente con letras de diario recortadas. Este juez es el que lleva una investigación de la empresa Hotesur, de las que una de las propietarias es Cristina Kirchner. Justamente por esa razón, Cristina Kirchner es la más interesada en que no le pase nada. La misma situación se planteaba con Alberto Nisman, que había presentado una denuncia contra ella.

Las dos acusaciones tienen poca consistencia y forman parte de la ofensiva judicial contra el Gobierno en un año electoral. Sobre todo es endeble jurídicamente y sin pruebas la denuncia que presentó el fiscal Nisman. Por esa debilidad de la denuncia, el oficialismo necesitaba que el fiscal se presentara en el Congreso para ponerlo en evidencia. La falta de pruebas es tan obvia que su posición hubiera sido pulverizada en la reunión parlamentaria que se había convocado para el lunes posterior al hallazgo de su cuerpo. Con sus años como fiscal, Nisman tenía que saber el desastre al que se dirigía. El borrador que se encontró es todavía más flojo. Su muerte en esas circunstancias fue la peor noticia para el oficialismo, que ya consideraba que la reunión del lunes sería un paseo. Nadie fue más afectado por la muerte de Nisman en ese contexto que el Gobierno.

La situación es tan extrema y compleja que induce al temor y a una fuerte inquietud, tanto porque se afecta la suerte de la República y sus instituciones como porque en ese cuadro destemplado pesa ahora la vida de una persona. ¿Cualquier fiscal puede deponer a un presidente con una acusación sin sustento? ¿Cualquier fiscal puede intervenir en el proceso electoral ciudadano con acusaciones insustentables que puedan incluir pedidos de allanamientos, de detención o de indagatorias? ¿Puede hacerlo si una buena parte de los funcionarios judiciales que intervendrían respalda esas acusaciones porque está contra de ese gobierno? Los mensajes de odio en Facebook contra Cristina Kirchner, por parte de la jueza Fabiana Palmaghini, producen escalofríos por sus augurios de parcialidad, y son apenas otra muestra de la actitud politizada y tan embanderada de gran parte de los miembros del Poder Judicial, como quedará demostrado también en el acto que se convocó para el próximo jueves. El peligro más grande de la investigación son estas presiones.

Toda la investigación que realizó Nisman del atentado a la AMIA fue alimentada por el director de Operaciones de la Secretaría de Inteligencia, Antonio “Jaime” Stiuso, quien, a su vez, recibía los aportes de la CIA y el Mossad. Los Servicios de Inteligencia descartaron otras pistas y eligieron la llamada pista iraní. Fue así durante la investigación del juez Juan José Galeano y se mantuvo después con la del fiscal Nisman. Pero hacía varios años que Nisman no aportaba nuevas pruebas. Como sucedió con el ex embajador de Irán en la Argentina, Hadi Soleimanpour, que fue detenido en Londres por Interpol y liberado por falta de pruebas, si otros acusados hubieran sido detenidos, habría sido muy difícil condenarlos con las pruebas que había reunido Nisman. ¿Por qué los Servicios de Inteligencia (SIDE, CIA, Mossad) no aportaron más pruebas a la investigación de Nisman? ¿Por qué lo dejaron solo con su acusación?

La denuncia del memorándum de acuerdo con Irán se produjo cuando el gobierno de Israel se manifestó en su contra. Dos periodistas argentinos dijeron bajo juramento que les habían mostrado una comunicación interna de la Cancillería iraní donde se afirmaba que el gobierno argentino podía dejar de perseguir a los acusados por el atentado a la AMIA a cambio de acuerdos económicos. Nadie más que algún funcionario de la embajada israelí o del Mossad podría haber mostrado un documento de esas características. Ese documento, que estaba escrito en inglés, cuando en Irán se habla el idioma farsi, fue una piedra basal de la denuncia contra el memorándum.

De ese documento, lo único que hay es la palabra de los dos periodistas, uno de los cuales reveló que supo de él por “fuentes oficiosas de la Cancillería de Israel que ni siquiera hubieran podido asegurar que no era falso. Nadie más lo vio. En todo caso, el Mossad nunca se lo facilitó a Nisman. Aunque nada de lo supuestamente acordado se verificó en la realidad, Nisman formuló su denuncia contra la Presidenta y el canciller sobre esa hipótesis. Está comprobado que nada de lo que dice es cierto. Los jefes de Interpol aclararon que el gobierno argentino insistió en que no se levantaran las alertas rojas, está demostrado que el comercio con Irán disminuyó en vez de aumentar y que el famoso petróleo iraní –que según Nisman fue el motivo de esta supuesta traición– no se puede refinar en la Argentina por su alto contenido de azufre.

La razón por la que Nisman creyó más en los Servicios de Inteligencia que en los hechos crudos todavía es una incógnita. Sobre esas patrañas pretendía acciones legales contra una presidenta de la República y un canciller. Pero los Servicios de Inteligencia no le proveyeron de prueba concreta, también lo dejaron solo, más interesados en las repercusiones políticas de la denuncia que en el esclarecimiento de las mismas. Es probable que el fiscal también persiguiera un efecto político, pero sin pruebas quedaba muy expuesto desde el punto de vista legal, y su trabajo como fiscal en las dos investigaciones –AMIA y memorándum– quedaba marcado por el fracaso, como sucedió. Entre las miles de versiones sobre estos sucesos, se habló de que al fiscal le habían prometido dos testigos para apuntalar su denuncia, y que a último momento le avisaron que no los tendría.

Toda la guerra contra el gobierno argentino por el memorándum de acuerdo con Irán partió de los Servicios de Inteligencia, en especial el israelí, que aportó ese famoso documento interno de la Cancillería iraní, nunca presentado en la causa y cuyo contenido se demostró que era falso. Una operación del servicio secreto de un país extranjero pudo movilizar a la oposición interna contra el memorándum. Todas las instancias por las que transitan estos gravísimos hechos –el atentado a la AMIA y la muerte del fiscal que lo investigaba– están conmocionadas a su vez por problemáticas concretas de los que tratan de usarlos en provecho propio: los sectores más conservadores del estamento judicial se resisten a introducir los cambios propuestos por el oficialismo; la corporación mediática se resiste a la desmonopolización que requiere la nueva ley de medios; los Servicios de Inteligencia buscan venganza por los desplazamientos internos y la reorganización que se impulsa desde el Congreso; y la oposición está en un año electoral. Para todos ellos, el Gobierno es el único responsable de todos sus males. No es la mejor combinación para esclarecer ninguno de los hechos investigados.

Los Servicios de Inteligencia y la corporación de medios están tan mezclados con estos hechos, que es inevitable que el acto que se anuncia para el próximo jueves en homenaje al fiscal sea usado políticamente como se hizo con la ceremonia de su entierro. No por la actitud de la familia, que en todo momento trató de preservar el sentido de ese acto en un marco respetuoso, sino por la intervención de grupos de activistas que provocaron los desmanes. Desde el punto de vista granmediático, estos desmanes constituyeron lo más trascendente de la ceremonia. Y a los activistas los pusieron los servicios.

El jueves también estarán los que, al igual que en el entierro, tratarán de usar en provecho propio la muerte del fiscal. Estarán los dirigentes de la oposición como Elisa Carrió, que ya trató de opacar al fiscal Nisman con su propia denuncia contra la Presidenta. A cada quien le interesa su parte del botín sin que les importen mucho los 85 asesinados en la AMIA o el mismo fiscal homenajeado. La demagogia es más visible y ruidosa que la discreción de los que están más preocupados por el esclarecimiento de esas muertes. Son situaciones en las que la política muestra su costado más oscuro, donde la vida de las personas se convierte en meras fichas de un juego de poder que circula por rincones que nunca salen a la luz.

© Escrito por Luis Bruschtein el sábado 07/02/2015 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.






lunes, 19 de enero de 2015

Asís: "Esto fue desde el Gobierno o en contra del Gobierno"… De Alguna Manera...

Asís: "Esto fue desde el Gobierno o en contra del Gobierno"…


"Acá tenemos que hablar de un asesinato", analizó el periodista. Fiel a su estilo, el periodista Jorge Asís se refirió a la muerte de Alberto Nisman en una entrevista con Marcelo Longobardi en radio Mitre. En esta nota, la transcripción de las palabras de Asís.

Los noto a todos muy prudentes. Esto o tiene que ver con alguna línea del Gobierno o es una operación de inteligencia clara contra el Gobierno. Con este hecho, el Gobierno internacionalmente se va a dar cuenta en un par de horas que quedó vacío de toda legitimidad moral. Esto es mucho más que un crimen.

Comprendo lo que puede padecer hoy la pobre fiscal que le toque este tema. Nadie puede pensar en un suicidio. Nadie lo veía al doctor Nisman con deseos de suicidarse. Acá lo que tenemos que hablar es de un asesinato. El comunicado del Ministerio de Seguridad habla del lugar del crimen. Si estamos hablando de un crimen, es un crimen absolutamente político. Y por el artículo excelente que leí en Infobae, el muchacho sabía que con esto se jugaba la vida.

A la distancia, yo no tengo por qué ser prudente. Esto es algo operado por algún sector del Gobierno que podía ser absolutamente perjudicado. Yo ayer escribí algunos tuits en los que lo nominaba Musimundo, porque tenía grabaciones de todos. Lo habían capitalizado con grabaciones hasta de la soprano mayor de la Argentina. Musimundo hoy iba al Congreso y el Cristinismo lo esperaba en una trampera. Patricia Bullrich y los opositores querían una reunión reservada, en la que por supuesto se puede hablar de otra manera. Pero si los cristinistas lo esperaban con televisores y todos los medios, cualquier cosa que él dijera podía ser muy perjuiciosa.

Esto o fue desde el Gobierno o fue contra el Gobierno. En cualquiera de los dos campos, el Gobierno carece de legitimidad moral. El ficcionista Capitanich hoy va a estar en un problema, porque carece de toda credibilidad.

La denuncia para mí era verosímil. Porque en realidad él tenía algunos teléfonos a partir de una evidencia que él tenía. Él sabía que Gils Carbó se lo quería cargar por una instrucción de la doctora mayor. Una orden para rebanarlo al fiscal Nisman. Ahí se precipita y larga todo lo que tiene.

Hoy el Gobierno lo que necesita es esclarecer inmediatamente el caso. Que no sea otra AMIA este crimen. Porque con este crimen, tiene que tomar conciencia que los despoja de cualquier viso de credibilidad o legitimidad.

Sería muy osado de mi parte arriesgar algo. Apelo a los sensatos de este Gobierno: Aníbal Fernández, la doctora, Julio de Vido, los que más o menos quedan con un poco de credibilidad y alguna idea concreta. Lo único que tienen que hacer es resolver esto rápido. No te diría con la rapidez de los franceses, pero con una buena rapidez. Que apelen a todos los medios, a todos los conocimientos que atañen a cada uno de los que rodeaba a Nisman, de los que tenían acceso a Nisman.

Acá no hay ningún suicidio. Mandaron para arriba a un tipo que generó una gran conmoción y que tenía pendiente al país. Tal vez fue un exceso de tapones de punta.

© Publicado el lunes 19/01/2015 por http://www.infobae.com de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


sábado, 19 de julio de 2014

"Ni la dictadura se atrevió" a tanto… De Alguna Manera...


Strassera y la restitución de Campagnoli: "Ni la dictadura se atrevió" a tanto…

Julio César Strassera conocido por ser el fiscal federal a cargo del juicio contra las juntas militares que gobernaron la Argentina entre 1976 y 1983. Foto: DyN 

El ex fiscal criticó la intención del jurado de reanudar el juicio político. "No se puede juzgar dos veces a una persona por un mismo hecho".

El ex fiscal Julio Strassera opinó sobre la situación que ha vivido el fiscal José María Campagnoli y consideró que ni siquiera "la dictadura se atrevió a echar" a un funcionario judicial por "cumplir con su deber". Por ello, acusó a la agrupación Justicia Legítima de ser una "banda" destinada a "favorecer la impunidad de los funcionarios".

El fiscal federal del histórico juicio a las juntas militares aplaudió la decisión de reincorporar a Campagnoli al frente de la Fiscalía de Saavedra. En esa línea, criticó la intención del jurado de reanudar el juicio político a Campagnoli en las próximas semanas. "Hay un principio que dice que no se puede juzgar dos veces a una persona por un mismo hecho", sentenció el exfuncionario del Ministerio Público, en declaraciones a radio Mitre.

Strassera volvió a cargar contra la procuradora General, Alejandra Gils Carbó, impulsora del enjuiciamiento político de Campagnoli por presuntas irregularidades en la investigación al empresario kirchnerista Lázaro Báez. También consideró que el entorno de la funcionaria podría “obstaculizar” la reincorporación del equipo de Campagnoli cuanto éste retome su cargo el lunes en la Fiscalía del distrito de Saavedra-Nuñez. "Ojalá se le permita asumir con su personal", deseó.

En opinión de Strassera, el proceso impulsado contra Campagnoli "no tiene antecedentes". Y añadió que en "la dictadura jamás se animó a echar a un fiscal por cumplir con su deber". "Esa banda de Justicia Legítima están nada más que para favorecer la impunidad de los funcionarios", soltó, en alusión a la agrupación a la que pertenece Gils Carbó junto a jueces, fiscales y abogados cercanos al Gobierno nacional.

© Publicado el Sábado 19/07/2014 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.