sábado, 14 de marzo de 2015

El Papa del Fin del Mundo... De Alguna Manera...

El recuerdo de la histórica noche de Francisco, "el Papa del fin del mundo"…

Después de la fumata blanca llegó la sorpresa: hace dos años un argentino se convertía en Papa. Foto: Cedoc

Hace dos años, el jesuita argentino Jorge Bergoglio conquistaba el Vaticano. Las mejores postales de una jornada inesperada.

Hace exactamente dos años, la fumata blanca de la Basílica de San Pedro hizo que todo el mundo posara sus ojos en el Vaticano, donde el protodiácono Jean-Louis Tauran dio a conocer una de las noticias más importantes del último siglo: el arzobispo de Buenos Aires Jorge Mario Bergoglio había sido electo como el nuevo líder de la Iglesia Católica, tras otro momento no menos inesperado, la renuncia del cardenal alemán Joseph Ratzinger al trono de San Pedro.

La Plaza San Pedro miraba azorada al nuevo obispo de Roma, que asombró a todos por su austeridad desde su primera aparición, en la bendición "urbi et orbi" ("a la ciudad y al mundo").

“Comenzamos este camino con el pueblo, un camino de fraternidad y amor”, expresó, luego de las primeras oraciones en el balcón desde donde se presentó a los fieles. Después, ofreció uno de los títulos con los que sería recordado: “El objetivo del cónclave era darle un obispo a Roma, me parece que mis hermanos cardenales lo han ido a buscar casi al fin del mundo”.

Durante su primera semana como sucesor de Pedro, Francisco ya dejó a entrever lo que serían sus días en el mando de una de las instituciones más poderosas del planeta.

Durante su asunción, inició sus discursos de denuncia contra el poder del dinero, la guerra y la corrupción y conmovió a muchos cuando, entre otros gestos recordados, realizó el tradicional lavado de pies en un reformatorio de menores
en vez de en la tradicional Basílica de San Juan de Letrán
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© Publicado el viernes 13/03/2014 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.







Omar Bello, periodista. Q.E.P.D. De Alguna Manera...

Omar Bello, el filósofo que se animó a ver todo a pura originalidad y provocación

Fatalidad. Bello encontró la muerte el jueves al mediodía, cuando chocó su auto (foto) en el kilómetro 151 de la Ruta Nacional Nº 5. Foto: Gentileza La voz de Chivilcoy

También publicista y periodista, falleció en un accidente de tránsito. Fue un colaborador habitual de Perfil y Noticias. Hoy lo entierran.

Si había algo con lo que Omar Bello se llevaba muy bien, era la palabra. Filósofo, publicista, ensayista y periodista, tenía una habilidad para opinar con soltura y fundamentos sobre temas de la coyuntura de nuestro tiempo. El pasado jueves por la tarde, falleció en un accidente automovilístico en la Ruta Nacional Nº 5 y dejó así un sinnúmero de textos publicados, entre ellos El verdadero Francisco (2014), el libro donde se animó a contar el lado B de Jorge Bergoglio.

El periodista, colaborador permanente de revista Noticias y diario PERFIL, encontró la muerte luego de chocar contra un Audi A4 en el kilómetro 151 de la Ruta Nacional Nº 5, pasadas las 13.00, con su Volkswagen Vento, el cual quedó destruido. Bello fue trasladado en ambulancia al hospital municipal de Chivilcoy, pero falleció en el camino. Según trascendió, ingresó al hospital ya fallecido en una ambulancia del servicio de emergencias 107, con múltiples y graves traumatismos de cráneo, de acuerdo con el sitio Junín al Minuto.

Hoy se llevará a cabo el entierro en el Cementerio de la Recoleta.  

Carrera. Formado en la filosofía, Bello sobrevolaba el discurso publicitario y disfrutaba de diseccionar los temas de la realidad caliente. Fue en los años 80 cuando descubrió el terreno de la filosofía, carrera que pagó trabajando como cadete. Su primer empleo grande fue en la agencia Gowland, por entonces la segunda más importante del país, y la que en poco tiempo abrazó como vicepresidente. Fue pasando por otras agencias, entre ellas Savaglio TBWA, donde llegó a ser director en el año 2000. Así se convirtió en el primer argentino en la historia de la corporación que presidió la filial local de Leo Burnett Argentina.

En Junín fue director del diario La Verdad, donde tuvo que afrontar, el año pasado, un momento de escándalo por una acusación sobre su accionar por parte de los trabajadores del diario. Hace un tiempo, había creado su blog La Vida es Bello, donde despuntaba el vicio de seguir escribiendo sobre temas de actualidad.  

En el último tiempo, se hizo conocido por ser el amigo y confidente de Francisco. En sus épocas de arzobispo de Buenos Aires, estuvo cerca de Jorge Bergoglio. Fue así como se animó a develar su lado desconocido, que muchos preferían mantener oculto. “Las personas queremos creer en cuentos de hadas y en el largo plazo esa tendencia es un problema. Francisco es una personalidad enorme, pero es un hombre con virtudes y defectos como cualquiera. Se lo nombra ‘Hombre del Año’ antes de que el año termine, y esa mirada superficial sobre su figura y personalidad es lo que el libro trata de contrarrestar. La mejor manera de ayudarlo a hacer un buen papado es mirarlo con ojos de adulto”, dijo Bello en una entrevista reciente con Noticias, revista donde publicó una de sus últimas columnas. 

Se llamó “Psicópata de la seducción”, y allí detallaba la vida amorosa del economista Martín Redrado. “Parece sentirse cómodo al exhibir en los medios el rol de psicópata despreocupado del universo emocional, encima le dio a su conducta una vuelta de tuerca que, desde afuera, luce perversa”, analizó sobre el mediático ex director del Banco Central.

© Escrito por Agustín Gallardo el sábado 14/03/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.




Campanópolis: un oasis medieval en González Catán… De Alguna Manera...

Campanópolis: un oasis medieval en el conurbano…


Apenas 30 km la separan de la Capital Federal. Por año la visitan 5000 personas y es utilizada como escenario de diferentes eventos.

“Al contar la historia de la vida de mi padre es imposible distinguir entre los hechos y la ficción, entre el hombre y el mito”, reza un fragmento del film El Gran Pez donde el personaje Edward Bloom es rememorado por su hijo. Algo similar ocurre cuando uno quiere comprender el origen de Campanópolis.

Antonio Campana, hijo de inmigrantes, compró hace cuatro décadas un predio de 200 hectáreas con llanuras, bosques selváticos, cruzadas por ríos y arroyos. Esas tierras le fueron expropiadas para utilizarlas como un basural. Años más tarde las recupera y es cuando inicia su obra. No era arquitecto, no era albañil, de hecho sólo cursó hasta sexto grado, pero tenía una meta que podía parecer utópica: crear su propia ciudad. Y así lo hizo. Asiduo de los antiguos remates que había en la ciudad de Buenos Aires, adquirió verdaderas piezas históricas y de un enorme valor cultural para construir este lugar. Desde relojes de la estación ferroviaria de Retiro, adoquines de avenida La Plata, medidores eléctricos de la ex SEGBA (compañía estatal que proveía servicio eléctrico) y hasta una escalera que perteneció a la Basílica de Luján.

Construyó en un predio de La Matanza una urbe adoquinada que se convirtió en un sitio de interés para los 5000 visitantes que recibe al año. Al entrar se produce un impacto entre el presente tecnológico y el estilo antiguo que invita a un viaje en el tiempo. Campanópolis, que lleva ese nombre por su creador, es una aldea de estilo ecléctico ubicada en González Catán, a 30km de la Capital Federal.

Cuando se ingresa a pie parece que, de un momento a otro aparecerá por el camino ripiado un hombre enfundado en armadura, montado a un caballo o una aldeana en camino a la Iglesia o al mercado. El césped se asemeja a una alfombra sobre la que se puede andar descalzo sin temor a lastimarse. A este extremo llega la fantasía que recreó tal vez, sin quererlo, un hombre que pasó los últimos años de su vida dedicado a este proyecto.

Sergio es el guía más antiguo que trabaja ahí y relata algunas curiosidades vividas en el predio: “Susana Giménez grabó la apertura de una de sus temporadas, la banda Maná presentó un álbum, el director técnico Carlos Bianchi celebró un cumpleaños y hasta la tira juvenil Chiquititas grabó escenas aquí”. El lugar puede utilizarse para eventos, y recuerda que una vez “hubo un casamiento al aire libre, la novia llegó con una carroza y luego de la fiesta la pareja se fue del lugar en un globo aerostático”.

Según relatan, Antonio Campana no tenía como objetivo que el lugar fuera un paseo turístico o de recreación, sino que sólo deseaba esa obra como algo personal. Pero la vida suele jugar malas pasadas y le diagnosticaron cáncer. Falleció en 2008 y lo que quedó a medio construir, permanece tal cual lo dejó. Campana pudo al igual que el personaje de la película Edward Bloom descubrir que su destino “era llegar allí al final, después de todo, ningún hombre puede evitar llegar al fin de su vida”.

Para vivir este viaje al pasado por un rato debe realizarse una reserva para concurrir los sábados.Campanópolis es el sueño concretado de un hombre, y disfrutado por muchos.


© Escrito por Florencia de Sousa el viernes 13/03/2015 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

 Antonio Campana