domingo, 8 de diciembre de 2013

"Alto Saqueo"... De Alguna Manera...


La furia…

Córdoba. Los saqueos del miércoles impactaron al país. Foto: Cedoc Perfil
 
Nueva prueba, si es que faltaba alguna, de la eficacia de las redes sociales. Orgullosos del “alto saqueo”, varios postearon en Facebook las fotos de su botín. Esto prueba que algunos de los participantes en la fiesta violenta les otorgan a las redes un poder de comunicación que entusiasmará a quienes las estudian (y a los expertos policiales que pueden rastrearlas). Por allí pasa todo: el gesto satisfecho del saqueador, la condena, la investigación.

Algunos consideran que es un estereotipo llamar “vándalos” y “delincuentes” a quienes participaron en la noche furiosa de Córdoba. Todo nombre que se le dé a un hecho o a quien lo comete está cargado por el juicio que ese hecho y su responsable merecen a quien se refiere a ellos. También es un estereotipo llamar al dueño de un supermercadito “chino de mierda”, un estereotipo tan agresivo como llamar “villero de mierda” o “negro fisura” a quien entró allí a robarle. Dejemos los nombres, entonces, para no decir obviedades ni reclamar que el periodismo debió escuchar a los vecinos y, luego, traducir lo que decían con circunloquios políticamente correctos: “Muchachos entusiasmados frente a una oportunidad y suficientemente vivos para aprovecharla”.

Estos saqueos van a ser estudiados y, con el tiempo, sabremos más sobre sus causas y sobre el momento electrizante en que un grupo pequeño se convierte en un agresivo escuadrón volante. Por ahora, podemos decir algunas cosas.

La furia de los saqueos es una forma más de violencia a la que no estábamos acostumbrados hace dos décadas. Entonces, en aquel pasado socialmente remoto, podía recordarse la violencia de fracciones militares insurrectas (esa era una común experiencia argentina en el siglo XX); la violencia de Estado por parte de gobiernos terroristas; y la violencia delictiva in crescendo, pero clásica. En las dos décadas que pasaron, nos acostumbramos a hablar de violencia en el fútbol; de gatillo fácil policial; de golpizas en los locales nocturnos, donde un patovica asesina a un chico estigmatizado como “bolita” o donde varios asistentes castigan hasta la muerte a otro que les parece diferente y, en consecuencia, indeseable; de violencia en las escuelas, ejercida sin distinción de género. También consideramos previsible la violencia privada, especialmente contra las mujeres.

Pero hasta hace dos décadas habría sonado a devaneo proponer que se prohibiera el ingreso de hinchadas en las canchas o que las rivalidades entre sectores de las barras terminaran con asesinatos. Es nueva la violencia en las escuelas, cuando una chica es arrastrada de los pelos por el piso mientras la patean y sus compañeros registran el video con sus celulares. La solidaridad está ausente cuando un chico hace ese video en vez de intervenir.

Se ha roto un eslabón moral y social. No siempre estas violencias cotidianas, múltiples y graves tienen como contenido y origen una desigualdad de clase. Un chico fue asesinado en Palermo, por gente de Palermo, hace algunos años. Allí la desigualdad no jugaba ningún papel. Ese hecho, como el de las picadas asesinas corridas por jóvenes en autos importados, no tiene a la desigualdad en su origen. Se trata de violencia en su aspecto más ominoso. Es un crimen cuando la violencia la ejerce la policía, en los recitales, en las canchas, en las manifestaciones. Lo vimos en tomas de terrenos y en marchas sociales. Vimos también militantes asesinados por sicarios sindicales. El nombre de Mariano Ferreyra es emblemático de una clase de víctimas. Y ahora llega a territorio argentino lo que desde hace mucho se conoce en otros lugares de América la violencia del narcotráfico

Existe, sin embargo, en esta trama complicada de datos sociales, económicos y culturales, un factor casi indispensable para que se libere la furia de muchos y se prolongue durante horas. La ciudad, el pueblo, el barrio debe estar “liberado”, como se dice cuando la policía se ausenta. Esa fue la voz de orden que circuló con la multiplicadora lógica del rumor, para que se desencadenara lo que escandalizó a todos los que estábamos lejos y aterró a quienes lo vivieron directamente.

La desigualdad social, el desempleo, el subempleo, la marginalidad no explican por qué sucedió lo que sucedió esa noche. Tampoco hay que ser un partidario de la execrable “mano dura” para reconocer que la ausencia de policía fue la bandera verde.

¿Qué quiero decir? Una protesta social o sindical no se suspende porque haya policía ni se realiza porque no la haya. Lo que puede suceder es que se modifiquen sus tácticas, se cambien desplazamientos, los manifestantes se protejan de modos diferentes. El día que una manifestación social se suspenda porque hay policía cerca estaremos volviendo al espectral pasado de las dictaduras. Un saqueo, en cambio, tiene lugar cuando existe la percepción, la noticia, el trascendido o la seguridad de que no habrá policía cerca. El día en que haya un saqueo con policía cerca, habremos llegado al tope de la miseria y la necesidad.

Es interesante que nos entretengamos con el análisis de una cultura de la violencia. Pero sus rasgos por sí solos no explican el saqueo de Córdoba. También es interesante saber que en esa ciudad hay impostergables desigualdades. Pero eso no explica la furia del miércoles pasado. La explicación es en dos tiempos: condiciones precisas de un día o una noche; condiciones sociales y culturales de larga implantación. Cuando esas dos líneas se intersectan, pasa lo que pasó. Cuando hay territorio liberado, los núcleos de reacción violenta, la cultura cotidiana de la furia, toman el escenario.

Por eso fue irresponsable dejar que el gobierno de la provincia (no importa el juicio que se tenga sobre sus actos) llegara sólo a las 5 de la mañana, en medio de la furia, para negociar salarios. Mucho, seguramente, tendrá que anotarse en la cuenta de José Manuel de la Sota. Pero la Presidenta debe también pagar su parte.

© Escrito por Beatriz Sarlo el viernes 06/12/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Inmaculada Concepción de María... De Alguna Manera...

Inmaculada Concepción de María...


Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.

Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo.

El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.

Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin».

María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?»

El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios».

Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».

Y el ángel dejándola se fue.

© P. Sergio Cordova. Publicado en catholic.net

Pobreza e indigencia en América Latina... De Alguna Manera...


Se enlentece la reducción de la pobreza y la indigencia en América Latina...


Con datos proyectados al 2013, la pobreza estaría afectando a unos 164 millones de personas en la región, igual número que en 2012, consigna el estudio que aborda el fenómeno también desde una perspectiva multidimensional.

El número de latinoamericanos en situación de pobreza en 2013 asciende a unos 164 millones de personas (27,9 % de la población), de los cuales 68 millones se encuentran en la extrema pobreza o indigencia (11,5 % de los habitantes de la región), según proyecciones entregadas hoy por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Si bien se registró una caída en las tasas de pobreza e indigencia en la región en 2012 (de 1,4 y 0,3 puntos porcentuales, respectivamente, con respecto a 2011), se ha frenado el ritmo con el que estas se han venido reduciendo desde hace una década, indica el estudio Panorama Social de América Latina 2013 presentado en Santiago de Chile.

En términos absolutos, la pobreza se mantiene estable en 2013 con respecto a 2012, cuando los pobres también sumaron 164 millones de personas, aunque bajó levemente (en 0,3 puntos) el porcentaje de la población que se encuentra en esta situación. En cambio, los indigentes, que en 2012 totalizaron 66 millones, subieron a 68 millones en 2013 (un aumento de 0,2 puntos porcentuales).

Estos resultados están estrechamente relacionados con el desempeño macroeconómico de la región, sostiene el documento. El aumento en la indigencia, específicamente, ha sido causado por el incremento del costo de los alimentos por encima de la inflación general.

"Desde 2002 la pobreza en América Latina ha caído 15,7 puntos porcentuales y la indigencia 8,0 puntos, pero las cifras recientes muestran una desaceleración. El único número aceptable de personas viviendo en la pobreza es cero, por lo que llamamos a los países a llevar cabo un cambio estructural en sus economías para crecer de forma sostenida con mayor igualdad", dijo la Secretaria Ejecutiva de la CEPAL, Alicia Bárcena.

Seis de los 11 países con información disponible en 2012 registraron disminuciones en sus niveles de pobreza respecto a 2011. En Venezuela la tasa cayó 5,6 puntos porcentuales, de 29,5 % a 23,9 %, mientras en Ecuador pasó de 35,3 % a 32,2 %, en Brasil de 20,9 % a 18,6%, en Perú de 27,8 % a 25,8 %, en Argentina de 5,7 % a 4,3 % y en Colombia de 34,2 % a 32,9 % de los habitantes.

En Costa Rica, El Salvador, Uruguay y República Dominicana los valores se mantuvieron constantes en comparación con 2011, en tanto en México la pobreza aumentó levemente de 36,3% a 37,1%.

En esta versión del informe Panorama Social, la CEPAL aborda de forma exploratoria otros enfoques multidimensionales para evaluar la pobreza, que resultan complementarios a las mediciones convencionales basadas en los ingresos monetarios.

"Una medición multidimensional de la pobreza acotada a las necesidades básicas insatisfechas muestra que carencias tales como la falta de acceso al agua potable o a sistemas apropiados de saneamiento todavía afectan a un conjunto importante de personas en la región. Ello conduce a preguntarse si las políticas públicas destinadas a la superación de la pobreza están poniendo suficiente énfasis en el logro de estándares mínimos", plantea el informe, que también analiza la evolución de la pobreza infantil desde un enfoque de derechos (ver hoja informativa).

En esa misma línea, el estudio analiza tres dimensiones del bienestar -espacio, tiempo y convivencia-, soslayadas en las discusiones sobre el tema en América Latina. Se examinan problemas como la contaminación atmosférica y la alta tasa de homicidios, así como el uso del tiempo, entre otros aspectos.

En lo que respecta a la distribución del ingreso, si bien en 2012 se incrementó levemente el grado de concentración en algunos países, se confirma la tendencia a la baja que se registra hace un decenio. Pese a esto, la elevada desigualdad sigue caracterizando a la región en el contexto internacional.

En promedio, el quintil más pobre (20% de los hogares con menores ingresos) capta en promedio 5 % de los ingresos totales del país, con extremos que van desde menos de 4 % en Honduras, Paraguay y República Dominicana a 10 % en Uruguay. La participación del quintil más rico, en tanto, promedia 47 %, con un rango que va desde 35 % en Uruguay a 55 % en Brasil.

En materia de gasto público social, los datos de 2011 y los pocos disponibles de 2012 (mayormente presupuestos y no ejecuciones) insinúan una tendencia a la contracción relativa, que no significaría necesariamente una disminución absoluta de los recursos destinados a los sectores sociales, pero sí esfuerzos para moderar su expansión y a la vez consolidar las finanzas públicas.

El informe recuerda que el gasto social mostró un crecimiento acelerado en el segundo quinquenio de los años 2000 debido sobre todo a políticas aplicadas para contrapesar diversos choques externos.

Finalmente, la CEPAL constata que la afiliación a la salud y las pensiones de los asalariados ha crecido en la región (en distintas magnitudes y desde distintos puntos de partida), lo cual da cuenta de una dinámica positiva en el mercado laboral. No obstante, en algunos países continúa siendo muy baja y está relativamente estancada, y cuanto más baja es la afiliación promedio, más concentrada está por ingresos.


© Publicado el jueves 05/12/2013 por http://www.eclac.cl/argentina/default.asp