sábado, 24 de mayo de 2014

Néstor Vicente... De Alguna Manera...


Néstor Vicente...


Néstor Vicente cuenta con una dilatada trayectoria como militante político. En sus inicios fue candidato a consejero estudiantil universitario y ocupó la vicepresidencia de la Acción Católica porteña. En 1961 se sumó a la Democracia Cristiana y en 1973, como parte del Frente Justicialista de Liberación (FREJULI), resultó electo concejal de la ciudad de Buenos Aires. 

El golpe militar del 24 de marzo de 1976 lo encontró en ejercicio de ese mandato y como secretario general del Partido Popular Cristiano. Meses después se incorporó a la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos. Junto con Augusto Conte, Enrique de Vedia y Carlos Auyero fue uno de 105 fundadores de la corriente Humanismo y Liberación de la Democracia Cristiana, que hizo punta en la lucha a favor de los derechos humanos y en el enfrentamiento a la dictadura militar.

Durante la reinstauración democrática de 1983 pugnó junto con Cante por que los derechos humanos llegaran al Parlamento. Viajaron juntos a Cuba y Nicaragua en 1984, invitados por el régimen sandinista. A pocos meses del regreso de esa importante experiencia dejó las filas de la Democracia Cristiana para incorporarse al Partido Intransigente.

Luego de fundar con Eduardo Luis Duhalde y el coronel Luis César Perlinger la Izquierda Democrática Popular (IDEPO), integró la alianza Izquierda Unida, de la que fue candidato a presidente de la Nación en 1989, luego de haber protagonizado la primera interna abierta que tuvo lugar en el país.

El 1º de mayo de 1990 fue junto con Luis Zamora orador principal en la denominada Plaza del No, en abierta oposición al proyecto menemista que comenzaba a desarrollarse.

Compartió con Oscar Alende, José María Rosa y Conrado Storani la autoría del libro El ocaso del Proceso, publicado en diciembre de 1981. Los reportajes que le hicieron Mona Moncalvillo (1985) y Juan José Salinas (1989) fueron publicados como libros.

Fue diputado de la Ciudad en 1999, y nunca dejó de expresar su predilección por el tango y su afición a la poesía. La pasión que puso en la actividad política también fue un signo singular de su quehacer como dirigente deportivo. Fue presidente de Huracán y escribió dos libros sobre la historia del club y otro sobre política deportiva, Puntapié inicial (2000), publicado por la editorial Galerna.

© Escrito por Augusto Conte, Padre de La Plaza, el Miércoles 14/04/2006 y publicado por http://www.rodolfowalsh.org

 

jueves, 22 de mayo de 2014

El secuestro de la verdad... De Alguna Manera...

El secuestro de la verdad...



Con el traspaso de la ESMA y otros centros clandestinos a la órbita nacional, el Gobierno se asegura ser la única voz autorizada sobre los años 70 y construir desde allí una versión oficial que deje afuera recuerdos incómodos

¿Se puede decir ex ESMA? Así se insiste en nombrar al edificio que fue campo de detención clandestina y que ahora ha sido convertido en moneda de intercambio entre el gobierno nacional y el de la Ciudad, que desistió de su responsabilidad sobre lo que les pertenece a los porteños por geografía y tragedia.

En efecto, cuando días atrás la Legislatura aprobó el traspaso al gobierno nacional de edificios porteños en los que funcionaron centros clandestinos de detención, incluido el de la ex ESMA, en el que desarrolla sus actividades el Instituto de Espacio para la Memoria (IEM) ahora disuelto, fuimos muchos los que vimos detrás de esa jugada el intento del Gobierno de “apropiarse” de la memoria para “resignificar” esos legados y ponerlos al servicio de la “causa nacional y popular”. Esto es: glorificar como heroísmo la militancia de los años setenta para eludir el gran debate sobre la responsabilidad de la dirigencia montonera en la violencia política que antecedió al golpe de 1976 y que tiene en la ESMA su expresión más perversa, la que “unió a los réprobos con sus demonios, al mártir con el que encendió la pira”, tal como escribió Jorge Luis Borges en una crónica memorable sobre una de las audiencias del Juicio a las juntas militares.

Aquel día de julio de 1985, escuchamos el testimonio de Víctor Basterra, un operario gráfico detenido al que obligaban a falsificar documentos, desde escrituras a partidas de defunción, y que fue liberado en 1984 bajo una amenaza que hoy se llena de sentido: “Te vas, pero no te hagas el tonto que la comunidad informativa siempre queda”. Víctor Basterra integraba el ahora desaparecido IEM, un organismo plural del que también formó parte el premio Nobel de la Paz Pérez Esquivel y organismos de derechos humanos no alineados con el kirchnerismo. 

Aun en contra de una sentencia judicial para no modificar el edificio de la ESMA, el Gobierno construirá un museo guionado por los relatores oficiales.

Los senadores kirchneristas que en abril pasado dictaminaron en el Congreso sobre el traslado de la ESMA se negaron a escuchar las objeciones de los integrantes del IEM. Entre ellos, los sobrevivientes Víctor Basterra y Carlos Lordkipanidse, quien narró: “Por el horror que ahí existía, Víctor solía exhalar: ¡Ay, Dios mío!’ Un compañero que tenía a su lado, en la capucha, le decía: En este lugar, capaz hay Dios, pero muy poquito’. De lo que sí estoy seguro es de que nunca vimos ahí adentro asados, murgas, recitales, payasos, ni mucho menos Sergio Berni”.

No hay dudas de que el Gobierno busca apropiarse de esos edificios simbólicos para erigirse en única voz autorizada sobre aquella tragedia nacional; busca construir desde allí una memoria oficial que deje afuera cualquier información incómoda sobre los años 70. Es sabido que en la ESMA se ensayó el más tenebroso experimento de perversión entre Massera y la dirigencia de Montoneros. Me llevó cuarenta años conocer el destino final de mis hermanos, Néstor y Cristina, presos desparecidos en ese centro clandestino. 

Por respeto a las víctimas, me he cuidado de no cometer la injusticia de juzgar las conductas personales bajo el terror, pero no se puede negar la complicidad que existió entre la dirigencia montonera y el comandante de la marina. Incluso el ya fallecido Juan Gelman, que fue parte de la conducción de Montoneros, escribió en Página 12 a principios de 2001: “En 1978 Firmenich y Cía. pactaron con Massera, el carnicero de la ESMA, un acuerdo preparatorio. Cada socio perseguía un objetivo propio: Massera, el de trabajar su camino hacia la presidencia del país; Montoneros, el de aparecer en los diarios para que no nos olviden’, ilustraba Roberto Cirilo Perdía”.

Se entiende por qué la memoria de la ESMA puede ser incómoda y por qué se hacen tantos esfuerzos por amordazar cualquier intento de trabajar por una memoria de los años 70 que no puede ser complaciente para nadie.

Tanto se busca silenciar las disidencias que hasta una víctima de los peores abusos de la represión ilegal puede volverse un testigo incómodo. “Soy una sobreviviente no apta para el gobierno actual, por lo tanto nunca fui convocada a ninguno de los megashows de la ESMA”, declaró María Luján Bertella, quien estuvo secuestrada en la ESMA a los 21 años y el 19 de marzo pasado dio su testimonio ante el Tribunal Oral y Federal N° 5. 

Bertella confesó que por influencia de su pareja, un dirigente montonero, había omitido en su declaración ante el CELS en 1984/85 la autocrítica que ella hace sobre su militancia de entonces (se cuestiona, por ejemplo, haber justificado con un ligero “Es la Guerra” el atentado contra la casa de Guillermo Walter Klein, donde había cuatro niños de entre cuatro y doce años). Amplía además el concepto de vítctima: “Las situaciones de víctima son muchas. 

En definitiva yo fui víctima en primer lugar, a los 15 años, de Montoneros, a los 21 años fui víctima de la ESMA y en el exilio, una vez que recuperé la libertad, fui víctima de muchos integrantes de organismos de derechos humanos que me hicieron vivir la dificultad de presentarme como sobreviviente de la ESMA”.

El testimonio de María Luján fue subido a YouTube por un abogado defensor en esa causa y fue visto por miles de usuarios en pocos días. Hoy ya nadie podrá verlo porque fue retirado de la Web y ya no está disponible en YouTube, se lo hizo “desaparecer”. Es una memoria incómoda.

Desde que trato de encontrar respuestas a la tragedia que nos atravesó, me pregunto por qué no hubo desaparecidos en Brasil, en Chile o en Uruguay, como sucedió en la Argentina, donde existió un plan sistemático desde el Estado para hacer desaparecer los cuerpos y así negar los crímenes. Hoy intuyo que entre nosotros siempre se hizo desaparecer desde el poder lo que molesta para construir la versión del relato oficial. La Revolución del 55 negó el nombre de Perón, los símbolos del peronismo y hasta secuestró el cuerpo de Eva Perón. Como si fuera posible eludir la opinión de alguien, la verdad de otro, con sólo negarla o dejar de nombrarla.

Perturba constatar que aquellos que fueron desaparecidos políticos de la dictadura hoy estén dispuestos a hacer desaparecer voces que los contradicen. Ésa fue la lógica que imperó a lo largo de nuestra autoritaria historia y que hoy se replica en nuestra cultura política. Como sucede con libros silenciados como el de Graciela Fernández Meijide, No eran héroes, o con El testamento, de Hector Leis, un ex montonero que hoy cuestiona la lucha armada en la que participó. 

O como sucedió hace diez años con las respuestas lapidarias que recibieron las reflexiones del filósofo cordobés Oscar del Barco, uno de los intelectuales que más influyeron en el pensamiento de izquierda y que asumió públicamente su responsabilidad no en tomar las armas sino en haber influido ideológicamente en los jóvenes que terminaron usándolas. Con una gran honestidad personal y valentía intelectual todos ellos nos ofrecen la oportunidad del debate que nos debemos en relación con la violencia política.

Yo misma debí esperar más de diez años para que una editorial se animara a publicar lo que todas habían rechazado, el libro De la culpa al perdón, escrito mucho antes de que se simplificara la revisión del pasado con el cuadro que se descuelga para hacer desaparecer a Videla de la pared. “El coraje es de otro orden -escribí y sostengo ahora-. Es ser capaces de mirar de frente todo lo que nos sucede, sentir el dolor por todo lo que no pudimos evitar. Le llamemos culpa o responsabilidad.”

En esta última decada, muchos dirigentes de derechos humanos salieron de la oscuridad, abandonaron la plaza y cruzaron al Palacio para recibir los favores políticos del poder. Sólo así se entiende la urgencia para congelar la memoria de lo que realmente sucedió en la ESMA.

Confío en que, pese a los comisarios políticos, la verdad se impondrá. No en beneficio nuestro sino a favor de lo que nos trasciende, el porvenir democrático. La ESMA nunca dejará de ser el más tenebroso de los experimentos de muerte y perversión política de nuestro país. La única “resignificación” posible es que la política erradique el autoritarismo y la educación saque las lecciones morales del pasado para que finalmente aprendamos a vivir en libertad con responsabilidad.

© Escrito por Norma Morandini el Miércoles 21/05/2014 y publicado en diario La Nación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


miércoles, 21 de mayo de 2014

Eduardo Sacheri... Papeles en el viento...


Papeles en el viento...


Alejandro, “El Mono”, ha muerto. Su hermano y sus amigos, un grupo de hierro desde la infancia, apenas se dan tiempo para el dolor. Les preocupa Guadalupe, la hija del Mono. 

Quieren darle todo el amor que sentían por su amigo y asegurarle un futuro. Pero en el banco no quedó un peso. El Mono invirtió todo el dinero que tenía en la compra de un jugador de fútbol, un muchacho que prometía pero se quedó en promesa. Ahora está a préstamo en un club zaparrastroso del Interior. Y los trescientos mil dólares que costó su pase, a punto de evaporarse.

¿Cómo vender a un delantero que no hace goles? ¿Cómo moverse en un mundo cuyas reglas se desconocen? ¿Cómo seguir siendo amigos si los fracasos van abriendo fisuras en las antiguas lealtades? Fernando, Mauricio y el Ruso, con las escasas herramientas que poseen, desplegarán una serie de estrategias nacidas del ingenio, la torpeza, el desconcierto o la inspiración, para conseguir su objetivo.

Eduardo Sacheri demuestra una vez más su capacidad para construir personajes entrañables y contar historias que llegan de inmediato al lector. Papeles en el viento es un canto a la amistad, y una prueba de que el amor y el humor pueden más que la melancolía. Una invitación a pensar sobre el poder de la vida para abrirse paso a través del dolor y poner otra vez en marcha la rueda de los días.

Nota: Hermosa historia fútbolera de amigos y otras yerbas... 



domingo, 18 de mayo de 2014

Huracán 3 vs. Sarmiento de Junín 1... De Alguna Manera...

Huracán le dio clases a Sarmiento…


Huracán venció esta mañana por 3 a 1 a Sarmiento de Junín en un partido correspondiente a la trigésimo novena fecha en el estadio Tomás Adolfo Ducó.

El conjunto dirigido por Frank Darío Kudelka llegaba a este encuentro tras no haber podido vencer a Villa San Carlos en la pasada fecha pero con la ilusión intacta. Por otra parte, Sarmiento venía con una racha de cuatro partidos sin lograr una victoria.

Apenas comenzado el cotejo, el elenco de Junín se pondría en ventaja tras un error en la salida local y una notable definición de Nicolás Sánchez por sobre Marcos Díaz. El globo con el resultado adverso, se vio obligado a ir en busca de la igualdad aunque le tomaría tiempo acomodarse en el campo de juego. 
Dos caras muy diferentes del fútbol se pudieron apreciar en el Ducó. Un equipo muy replegado atrás, con un sistemático juego de faltas y una tendencia a ensuciar el juego fingiendo dolores, obligando al árbitro Nicolás Lamolina a detener el encuentro en incontables ocasiones. La otra cara fue la de Huracán que a pesar de no tener claridad, mantuvo la paciencia y la serenidad para que Ramón Ábila, Cristian Espinoza y Gonzalo Martinez tuvieran ocasiones de gol que no pudieron aprovechar.

Si bien, finalmente el mal arbitraje de Lamolina no tuvo incidencia en el resultado final, tuvo su papel protagónico, cargando de amarillas al once quemero y no cobrando claras faltas. Los equipos se fueron al descanso tras una jugada en la que Espinoza se proyectó hasta el final de la banda derecha y Ábila no pudo conectar el centro ante la apresurada salida del arquero Michael Etulain.

En la segunda etapa, los goles del local aparecerían con el ingreso de Leandro Caruso que fue el mayor artífice de una nueva victoria. A los 10 minutos, tras un pase en profundidad del mismo Caruso, Germán Mandarino envió un centro que “Wanchope” Ábila, con una magnífica pirueta de media chilena, igualó las acciones. Así, Huracán tomó las riendas del partido, la figura de Patricio Toranzo apareció en escena y con ésta, el orden y el buen juego. A los 35, con Lucas Villafañez ya en cancha, el Globo tendría la oportunidad de pasar al frente en el marcador tras una falta en el área al recién nombrado Villafañez después de un pase mágico del “Pato” que Lamolina sancionó penal. Un silencio ensordecedor lleno de nervios y tensión, se vio callado por el grito de gol del estadio cuando Caruso definió de excelente manera y decretó el 2-1.

Cinco minutos mas tarde, cuando todo era fiesta y algarabía en Patricios, luego de un tiro libre muy bien ejecutado por Martinez que derivó en córner, el mismo “Pity” impactó la pelota desde la esquina y Caruso nuevamente convirtió y finalizó el trámite.

Huracán le dio clases a Sarmiento, no solo de buen fútbol sino de esfuerzo, de valentía, de grandeza y de coraje para remontar un resultado muy adverso desde el minuto inicial y con la presión que ejerce este final de campeonato.

Síntesis

Huracan 3

Marcos Díaz; Germán Mandarino, Federico Mancinelli, Eduardo Domínguez y Carlos Arano; Lucas Villarruel, Alejandro Capurro y Patricio Toranzo; Cristian Espinoza, Ramón Abila y Gonzalo Martínez.

DT: Frank Kudelka.


Sarmiento 1

Michael Etulain; Pablo Aguilar, Franco Coria, Daniel Delgado y Diego Martínez; Yamil Garnier, Renzo Spinaci, Damián Canuto y Nicolás Sánchez; Ignacio Cacheiro y Jorge Córdoba.

DT: Marcelo Fuentes.

Gol en el primer tiempo: 1m. Sánchez (S).

Goles en el el segundo tiempo: 10m. Abila (H), 35m. y 40m. Caruso (H), el primer de penal.

Cambio en el primer tiempo: 25m. Ramiro López por Cacheiro (S).

Cambios en el segundo tiempo: Leandro Caruso por Villarruel (H); 21m. Lucas Villafañez por Espinoza (H); 36m. Diego Diellos por Canuto (S) y 42m. Ezequiel Gallegos por Martinez (H).

Árbitro: Nicolas Lamolina

Estadio: Tomás Adolfo Ducó.

© Escrito por Rodrigo da Silva y Fotos de Daniel Méndez el Domingo 18 /05/2014 y publicado por el Departamento de Prensa del Club Atlético Huracán. 

Las fotos

 

Los goles



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