domingo, 30 de junio de 2013

¡¡¡Que difícil se me hace...!!! De Alguna Manera...


Bajo el influjo de las buenas ondas…

Los precandidatos de Juntos, de campaña en las calles porteñas. Elisa Carrió y Pino Solanas, precandidatos de la Coalición Sur. Imagen: DyN

Las cuatro listas del espacio que se enfrentarán en las primarias tienen la idea de apuntar sus críticas al kirchnerismo y el macrismo y evitar la confrontación interna. Al margen de las intenciones, no descartan que en algún momento haya cruces.

A diferencia del resto de los espacios políticos porteños, las cuatro listas que integran el frente UNEN tienen el desafío de combinar la disputa interna de cara a las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) y la disputa hacia afuera contra otras fuerzas potentes como el kirchnerismo y el macrismo. En una campaña que recién arranca, cada una de las listas comenzó a explotar su propio perfil, en una competencia que, aseguran, no será agresiva entre ellos. La Coalición Sur, de Elisa Carrió y Fernando “Pino” Solanas, se planta con una bandera anticorrupción y un discurso fuertemente anti-K; Juntos, de Alfonso Prat Gay, Victoria Donda y Ricardo Gil Lavedra, destaca la continuidad y el futuro de su proyecto político hacia 2015, mientras que desde Sumá+, Rodolfo Terragno y Martín Lousteau quieren enfocarse en “mirar al futuro y presentar propuestas”. En cuarto lugar, Leandro Illia y César Webe proponen una lista radical “pura” que rescate el “perfil progresista” del partido.

Más allá de la dinámica de lo impensado que se juega en cada elección, los distintos espacios que conforman UNEN coincidieron en apuntar sus balas contra el kirchnerismo en vez de enfocarse en una fuerte disputa interna. “Es difícil que nos podamos salir del discurso general, que en el caso de la Ciudad tiene que como adversario principal a Cristina Kirchner y como adversario secundario a Macri. Esa es la esencia de lo que hemos armado”, asegura el referente de Libres del Sur, Humberto Tumini, uno de los cerebros de la lista Juntos, que postula al diputado de la Coalición Cívica Alfonso Prat Gay, como senador y al radical Ricardo Gil Lavedra como primer diputado.

“Nosotros vamos a destacar las virtudes de nuestro proyecto en vez de descalificar a nuestros competidores. Sin dudas, no va a ser una campaña agresiva. Y vamos a hacer mucho hincapié en que lo nuestro tiene futuro, que somos un espacio más homogéneo, que tenemos los candidatos jóvenes y que si ganamos vamos a disputar la ciudad en 2015”, completa Tumini, en contraposición con las declaraciones de Solanas, que había afirmado que el frente UNEN “es una alianza táctica que no seguirá más allá de octubre”. Armado en octubre pasado, Juntos presentará sus candidatos este martes en el Paseo La Plaza, donde también podrá verse a dirigentes como la diputada Victoria Donda y el ex legislador Sergio Abrevaya. 

La idea de esta lista es “estrechar el vínculo” del espacio de la ciudad con un proyecto nacional que apunte a las presidenciales, algo que contemplan como una ventaja frente a sus adversarios internos.

Los tres espacios comenzaron ayer sus recorridas por los barrios con caminatas y diálogo con los vecinos. “Nuestro encuentro es muy bien recibido en toda la ciudad, desde distintos sectores agradecen nuestra unión por que con Lilita somos dos referentes de la lucha contra la corrupción”, aseguró ayer Solanas.

Desde el comité de campaña, contaron a Página/12 que no van a confrontar con los otros candidatos de UNEN, sino que trabajarán como si se tratara de las elecciones generales de octubre. “El eje central de la campaña va a ser en primer lugar enfrentar al kirchnerismo, luchar contra la corrupción, por la ética pública, y señalar que Pino y Lilita son los que mejor pueden representar y un límite al Gobierno”, relata Maximiliano Ferraro, titular de la CC porteña. El PRO no será el blanco principal de Coalición Sur, sino que buscarán disputarle al macrismo el rol de opositor al gobierno nacional. “Tanto Pino como Lilita son mejores garantías que Macri para enfrentar al kirchnerismo”, insisten desde Coalición Sur. Reflejando esa idea, ayer Carrió pidió que los tres senadores por la Capital “sean de la oposición”. “Pino y Fernanda Reyes son los mejores para ganarle a Daniel Filmus”, concluyó Carrió, que aspira a renovar su banca en Diputados.

Coalición Sur presentará sus candidatos este miércoles en el Palacio San Miguel, donde estarán otros dirigentes como Alcira Argumedo (Proyecto Sur), Fernando Sánchez (CC), Roy Cortina (Partido Socialista) y el titular de la Fundación La Alameda, Gustavo Vera, cercano al papa Francisco y que será primer candidato a legislador porteño.

Tratando de exprimir al máximo los tiempos de lo que denominan una campaña corta, los candidatos de Sumá+ se repartieron ayer en distintos puntos de la ciudad para abarcar más territorio. “Es un binomio muy fuerte con una sinergia positiva que suma muy bien”, se entusiasman en el comité de campaña de Terragno y Lousteau, a quienes definen como una propuesta “complementaria, homogénea y sin contradicciones”. Además, aspiran a plantarse como una alternativa con candidatos jóvenes y nuevos en la lista de diputados, que detrás de Lousteau lleva a los radicales Adrián Ramos, economista, y Carla Carrizo, politóloga. Sumá+ ya presentó formalmente sus candidatos la semana pasada y en los próximos días prevé realizar actividades conjuntas.

Hasta ahora en un clima de relativa armonía, fuentes de distintos espacios no descartaban que pueda subir de tono más adelante. “Con Carrió nunca se sabe cuándo te va a tirar una patada a la cintura”, decía, mitad en broma mitad en serio, uno de los armadores de una de las listas.

Estos tres espacios cuentan con posibilidades de llegar al piso del 22 por ciento, mientras que detrás corre la lista de Leandro Illia, hijo del ex presidente radical. De consolidarse ese escenario, la lista de diputados quedaría conformada de manera intercalada por los primeros de cada espacio. Es decir que de cara a octubre, UNEN podría llevar como candidatos a Carrió, Gil Lavedra y Lousteau. En cambio, la categoría de senadores será para el que más votos tenga Solanas/Fernanda Reyes, Prat Gay/Victoria Donda o Terragno/Mabel Bianco.

© Escrito por Sebastian Abrevaya el domingo 31/07/2013 y publicado por el Diario Página/12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



Rayuela: La novela que revolucionó la forma de leer cumple 50 años… De Alguna Manera...


“Rayuela”: La novela que revolucionó la forma de leer cumple 50 años…

Cortázar. Con un gato y una cámara de fotos, en París hacia fines de los 60. La década en la que escribió Rayuela.

La publicó Julio Cortázar en 1963, cuando estaba exiliado en París. Es una obra literaria clave del “boom” latinoamericano. Se tradujo a más de 30 lenguas.


Para que una novela se convierta en un clásico se requiere, ante todo, un comienzo definitivo, inolvidable, y Rayuela lo tiene: “¿Encontraría a la Maga?”. Pero como si fuera poco, el libro que acaba de cumplir 50 años se puede empezar y terminar de distintos modos. Basta abrir el libro para encontrar el emblemático “Tablero de dirección”, que advierte que “a su manera, este libro es muchos libros, pero sobre todo es dos libros”. Compuesta por 155 capítulos, el tablero propone dos formas de leer: como estamos acostumbrados, de principio a fin del libro, o saltando de una parte a la otra, siguiendo un orden discontinuo y prefijado por el autor.

Rayuela salió el 28 de junio de 1963, mientras los Beatles sacaban su primer disco y el mundo inauguraba oficialmente los años sesenta. Julio Cortázar no era ajeno a los aires de su época, pero su historia como escritor ya tenía varias batallas encima. Además de los poemas y las obras de teatro con seudónimo (Julio Denis), que Cortázar publicó bien de joven, fue Jorge L. Borges quien editó por primera vez el relato “Casa Tomada” en la revista Los anales de Buenos Aires, en 1946. 

En los 50 lanzó tres libros de cuentos fundamentales, que son evidencia suficiente de su genio: Bestiario, Final de juego y Las armas secretas. En 1951, espantado del peronismo, se mudó a Francia y ahí vivió hasta su muerte, en 1984 -así, el año que viene se cumplen 30 años de su muerte y un siglo de su nacimiento. París fue una influencia central en su literatura, y él luego ayudaría a agigantar el mito de esa ciudad contemplada desde América Latina. En una época de grandes cambios y centralidad para la región, que encarnaba en los 60 la esperanza de una nueva izquierda, la literatura de Cortázar estuvo entre las que lideró el “boom”, esa apuesta editorial de la que salieron obras como Cien años de soledad, de Gabriel García Márquez ,y La ciudad y los perros, de Mario Vargas Llosa, y La muerte de Artemio Cruz, de Carlos Fuentes. El boom puso a la literatura latinoamericana en un lugar en el que nunca había estado, a la vista de todos. En el corazón de esa generación estuvo Rayuela, porque fue uno de los primeros y más arriesgados. Decenas de escritores han reconocido el efecto liberador de su lectura. En ese sentido, fue un libro fundante.

Es posible que esa cualidad anticipatoria haya contribuido para que la novela se convirtiera, con los años, en un manual de iniciación literaria. Para que este efecto funcione, la novela tiene que apelar a la identificación entre el lector y los personajes. Cuando sale Rayuela, la juventud, tal como la concebimos hoy, es un fenómeno cultural de invención reciente... El tiempo lo premió con la fidelidad de los jóvenes, que siguen siendo sus lectores más devotos. “Cuando lo terminé pensé que había escrito un libro de un hombre de mi edad para lectores de mi edad, y la gran maravilla es que encontró sus lectores en los jóvenes”, diría unos años después el escritor.

Pero no todo fue sencillo de entrada para Rayuela. En Argentina, un país con un campo literario tan activo e inclemente, donde hasta los escritores más geniales son discutidos, no esquivó esa coyuntura, y algunos de sus libros, sobre todo el Libro de Manuel, fueron idolatrados y destrozados. La novelista Sylvia Iparraguirre -próxima al grupo de la revista El escarabajo de oro, dirigida por Abelardo Castillo-, recordó: “Sigo pensando, más allá de mis objeciones personales, que es una muy respetable novela, una novela clave en la literatura argentina. También pienso que hay momentos que hoy resultan insoportables: cuando se reúnen a escuchar jazz en la casa de la Maga, cómo hablan y hablan y esos personajes, que son todos muy parecidos; el tono sensiblero de la carta al bebé Rocamadour. Esa es la vulnerabilidad de Cortázar: una retórica sobre la que pasó el tiempo. Hubo además una moda Rayuela, desastrosa para el propio Cortázar”.

En estos días de homenajes y semblanzas, el escritor y editor Damián Tabarovsky disparó: “Para mí, y para muchos de mi generación, Rayuela nació ya cursi, remanida, llena de recursos demagógicos, y, casi me animaría a decir, sociológica: encarna -igual que Sabato en otro extremo- el gusto de una clase media argentina que se imaginaba en ascenso social y suponía que, vía Cortázar y otros como él, accedía a la alta cultura, a la divulgación de la vanguardia francesa, al último grito de la moda de la novela moderna”.

Una de las posibilidades más seductoras que ofrece Rayuela es la de tratar de desentrañar cómo fue armando el propio autor ese prodigio de ensamblado y la técnica narrativa. En una entrevista, Cortázar precisó: “Sólo cuando tuve todos los papeles de Rayuela encima de una mesa, toda esa enorme cantidad de capítulos y fragmentos, sentí la necesidad de ponerle un orden relativo. Pero ese orden no estuvo nunca en mí antes o durante la ejecución de Rayuela. Escribía largos pasajes sin tener la menor idea de dónde se iban a ubicar y a qué respondían en el fondo”. Uno de los documentos más reveladores de ese proceso de escritura es el Cuaderno de bitácora, un cuaderno de 164 páginas que el autor le regaló a la lingüista Ana María Barrenechea, editado por Sudamericana y cuyos originales están en la Biblioteca Nacional. El crítico literario Juan José Mendoza lo describe así: “Aparecen frases sueltas del tipo: “París, enorme metáfora”. Se leen párrafos que, ampliados, aparecerán luego entre los capítulos definitivos. 

El diario también posee papeles intercalados. Dibujos, citas. Menciones al escritor Marcel Schwob y al pintor Paul Klee. Se leen cosas como “El tipo es más macho que la puta que lo parió”. A propósito de la Maga escribe: “Sentirse plus, sentirse gato, sentirse aire”.” La primera edición de la novela, por lo demás, agotó en un año la tirada precavida de cuatro mil ejemplares. El editor de aquella edición fue Paco Porrúa, además de su amigo, uno de sus mejores lectores. En un puñado de cartas (siempre fue un activo corresponsal; han sido editados cinco tomos de correspondencia personal), Cortázar le fue anticipando a su editor que estaba trabajando en un libro fuera de lo común: “El resultado será una especie de almanaque, no encuentro mejor palabra. Una narración hecha desde múltiples ángulos, con un lenguaje a veces tan brutal que a mí mismo me rechaza la relectura y dudo de que me atreva a mostrarlo a alguien, y otras veces tan puro, tan poco literario”. La rayuela es un juego de chicos, una especie de talismán que nos proyecta al paraíso lúdico de la infancia. 

Su título no es sólo una referencia a la complejidad formal de la estructura (esa posibilidad de ir para un lado o para el otro), sino también una clara alusión a lo lúdico y lo juvenil, dos pilares de lo que conocemos por cortazariano . A medida que pasó el tiempo, el libro nunca dejó de reimprimirse, y hoy es un sostenido long seller que vende 30 mil ejemplares por año en español. Traducido a más de veinte lenguas, es una máquina narrativa que no para. ¿Cómo lo leerán los japoneses? ¿Qué encontrarán ahí los checos o los rusos? No lo sabemos pero estamos seguros de que, como ninguna otra novela argentina, trascendió los límites de la literatura nacional. El escritor en lengua castellana más influyente de las últimas décadas, el chileno Roberto Bolaño, destacó que Cortázar fue su mayor inspiración para varios de sus libros, sobre todo en Los detectives salvajes, la novela que ahora leen muchos jóvenes.

El efecto Cortázar se multiplica.

© Escrito por Mauro Libertella el sábado 30/06/2013 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


A paso redoblado... De Alguna Manera...


Cristinismo en armas...

A paso redoblado, Cristina Fernández. Dibujo: Pablo Temes.

Con el nuevo jefe del Ejército, el Gobierno busca que las FF.AA. sean un aporte para construir más poder. La inspiración chavista. Cristina puso en marcha la última etapa de un peligroso plan para “cristinizar” a las Fuerzas Armadas y convertirlas en un instrumento más de su intento de eternizarse en el poder.

La sorpresiva designación del general César Milani como jefe del Ejército, confirma que la Presidenta no reconoce límites institucionales y está dispuesta a cumplir su promesa de ir por todo a tambor batiente y a paso redoblado.

Fiel a su lógica de construcción que implica fracturar cada institución para luego intentar cooptarla con tropa propia, la Presidenta tomó la inédita decisión de colocar en la cima de los uniformados a su militar preferido, peronista de cuna, admirador de Hugo Chávez y dueño del aparato de inteligencia más sofisticado y oneroso para el Estado después del que dispone la ex SIDE.

Milani construyó una íntima relación con la ex ministra de defensa Nilda Garré y con su asesor Horacio Verbitsky quien, curiosamente, también fue un experto en inteligencia pero de Montoneros. La mesa chica mas ideológica del kirchnerismo fomenta que los militares chavistas sirvan como espejo para nuestras fuerzas armadas. Involucrar a los hombres de armas en la política en general y en las internas partidarias en particular, es un proyecto inquietante y casi suicida. 

El terrorismo de estado debería haberles enseñado que la sociedad civil debe profesionalizar y mantener a los militares totalmente alejados de la política sectorial. Pero la generación de Cristina, Garré y Verbitsky nunca abandonó el delirio de contar con esos “ejércitos nacionales y populares” que hoy tienen en Venezuela a su máxima expresión. La condición militar de Juan Domingo Perón y las formaciones especiales de la guerrilla peronista abonaron aquella utopía durante lo que se llamó “Operativo Dorrego”. 

Fue en 1973, con Héctor Cámpora como presidente y se realizaron acciones conjuntas entre la Juventud Peronista de las regionales que encabezaba el actual legislador Juan Carlos Dante Gullo y el Ejército a cargo del genocida llamado Albano Harguindeguy quien luego fue ministro del Interior de Jorge Videla. Marcharon y acamparon juntos para realizar tareas sociales. Hoy las versiones en lo más concentrado del poder dicen que el trabajo de La Cámpora durante las inundaciones en La Plata contó con gran colaboración logística del ejército argentino y que eso sólo fue un primer paso con la excusa de la integración definitiva de los militares a la democracia.

El plan empezó hace varios años con la excelente intención de extirpar a los militares nostálgicos de la dictadura. Luego se enrareció cuando empezaron a discriminar a varios oficiales por portación de apellido y, finalmente, todo terminó por ensuciarse definitivamente a la hora de ascender discrecionalmente, sólo a los amigos o a los que manifestaron a viva voz su pertenencia al proyecto cristinista. Esa actitud es antidemocrática pero además es letal para la eficiencia y fortaleza profesional de la fuerza. Genera resentimiento entre los militares cuyas carreras no progresan gracias a sus méritos, como debería ser.

Así como en los últimos tiempos el gobierno de Cristina intentó colonizar y domesticar a la Justicia y los medios de comunicación para evitar que los controlen, ahora intentan colocar al brazo armado de la Nación al servicio de sus intereses personales.

Fracasaron cuando lo quisieron hacer con la Gendarmería y la Prefectura quienes se insubordinaron por maltrato y mal pago. Hoy, están ubicando en los puestos más altos a los encargados de hacer inteligencia estratégica que, sin tener hipótesis de conflicto a la vista, cuentan con un presupuesto de 333 millones de pesos, tal como adelantó Perfil ayer. Hay un sector de los espías civiles que conducen Héctor Icazuriaga y Francisco Larcher que viene trabajando en forma mancomunada con los topos verde oliva, sobre todo en la búsqueda de mugre personal y de todo tipo, para erosionar la credibilidad de opositores, jueces y periodistas. Esto es más grave si recordamos que este gobierno aprobó la ley antiterrorista y mantuvo hasta que se descubrió el “Proyecto X” que tenía intenciones persecutorias y represoras de distintos referentes gremiales y sociales.

El general Milani no se mantuvo al margen en ninguna de las ocasiones en que la política atravesó en forma traumática al Ejército.

Ni durante la dictadura, con su tarea conspirativa en Tucumán; ni durante los nefastos levantamientos carapintadas de Aldo Rico y Mohamed Ali Seineldín. Precisamente durante el ataque institucional que comandó este último en 1994, Milani recibió una de las dos sanciones que registra su legajo: 8 días de arresto.

En Cosquín, en la calle Obispo Bustos, hay una Unidad Básica llamada César Milani. Es en homenaje a su padre que se llamaba igual. En su juventud, llegó a la capital nacional del folclore de una manera muy extraña. Había contraído tuberculosis durante la colimba y por ley, el Ejército debió hacerse cargo de su tratamiento en los legendarios sanatorios serranos dedicados a ese flagelo. Además tuvieron que darle el mínimo grado militar. Peronista de libro, César Milani integró la comisión que ideó el célebre festival coscoíno y fue un dirigente negociador si lo comparamos con Olga Pérez, su esposa, mucho más combativa y seguidora de Eva Perón.

Milani, el flamante jefe del Ejército, se llama César Santos Gerardo del Corazón de Jesús. Suele visitar en forma reservada a su hermano Rodolfo, un abogado que junto al intendente Marcelo Villanueva, lograron la ayuda de Julio de Vido para construir una importante obra vial que, como todas, fue con la designación de la empresa constructora amiga incluida. Sus vecinos, consideran a los Milani como buenos peronistas que alguna vez se encolumnaron con José Manuel de la Sota. El hijo de Rodolfo, que comparte nombre y profesión con su padre, en su twitter se auto titula hincha de Belgrano aunque exhibe la imagen del Che Guevara en la Plaza de la Revolución de Cuba y celebra a Hugo Chávez porque “dejó un pueblo lleno de fuerza para seguir con su revolución”. 

Tal vez el sobrino exprese en esos 140 caracteres las convicciones más arraigadas del flamante supe jefe del Ejército K. Ojalá no le guste jugar con fuego. Ya se sabe que a las armas las carga el diablo.

© Escrito por Alfredo Leuco el sábado 30/06/2013 y publicado por el Diario Clarín de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.