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domingo, 20 de enero de 2013

Mansa y tranquila… De Alguna Manera...


Mansa y tranquila…

PARA LA FOTO, CFK y Fidel. Dibujo: Pablo Temes.

CFK, de apacible viaje. Tras una semana de furia, la Presidenta disfrutó de una gira que la calmó. Aunque los problemas sigan.

Hubo menos furia presidencial en la semana que pasó. Eso se notó tanto, que hasta una encuesta habló de un freno en la caída de la imagen de Cristina Fernández de Kirchner por el solo hecho de no exhibirse a través de la Cadena Nacional de Radio y Televisión. Apenas si hubo un tuit desde los Emiratos Arabes con acusaciones contra el diario La Nación por la información que publicó sobre la parálisis de la flota de aviones de la Presidencia a la que intentó desmentir y que fue confirmada, una vez más, por la realidad. Seguramente, a su vuelta y en sus habituales “Aló Presidenta”, nos informará de los “grandes éxitos y logros de este viaje”. Por ahora, lo más trascendente ha sido su foto con los hermanos Fidel y Raúl Castro, su encuentro con Diego Armando Maradona –oficialista del gobierno de turno, de quien en el poder parecen haberse olvidado que supo llamarlo al entonces vicepresidente Julio Cobos para felicitarlo por su voto “no positivo” a la Resolución 125–, y la sorpresa por el regalo que le hicieron los empresarios argentinos de una muñeca que no se le parece en nada.

El dato proyectivo más preocupante de la semana lo dio, con todo, el presidente de la Unión Industrial Argentina, José Ignacio de Mendiguren. A De Mendiguren de ninguna manera se lo puede considerar un opositor. Por el contrario, se lo ve a menudo en las primeras filas de los “Aló Presidenta” como parte del elenco cuasi estable de los aplaudidores que deben acudir a la Casa Rosada a participar de actos sobre cuyos motivos la mayoría de las veces no tiene la más mínima idea y con los que su área de acción no tiene relación alguna. El titular de la UIA señaló que, si los gremios lograsen imponer su voluntad en las negociaciones paritarias y, por ende, alcanzaran aumentos salariales del 25%, el Rodrigazo estaría a la vuelta de la esquina. Los que recuerdan y saben lo que fue el Rodrigazo se estremecen, y con razón. Aquello fue un ajuste brutal de la economía del país, cuyos números reales venían siendo disfrazados y ocultados desde los orígenes de aquel gobierno que comenzó con Héctor Cámpora, siguió con el general Perón y terminó con el derrocamiento de su esposa.

Hay un dato no menor que ocurrió esta semana y que seguramente encendió las luces anaranjadas –nada que ver con Scioli– en los sectores empresariales. Ese dato fue la coincidencia manifestada por todas las centrales sindicales –incluidas obviamente las afines al Gobierno– en su reclamo no sólo de ese nivel de reajuste salarial, sino también de la elevación del mal llamado “mínimo no imponible”, al cual los puristas del lenguaje exigen se denomine “máximo no imponible”, ya que es el máximo sueldo que un trabajador puede alcanzar sin estar abarcado por el pago del Impuesto a las Ganancias. Esto se hace impostergable porque, con los nuevos aumentos que se acuerden en las negociaciones paritarias, la no modificación de los valores a partir de los que se tributa esa gabela hará que muchos trabajadores experimenten el doloroso proceso de apreciar cómo gran parte de su mejora va a parar a las arcas de la AFIP. A propósito del organismo recaudador de impuestos: ¡qué bien parece estar pasándola la familia de Ricardo Echegaray en Punta del Este! ¿Se les hará tan difícil como se les está haciendo a otros conciudadanos lograr que la AFIP les reintegre el recargo del 15% a los gastos con tarjeta de crédito realizados en el exterior?

La escapada del dólar blue trae la imagen de un país del pasado. Hasta aquí teníamos el dólar oficial y el blue, eufemismo con el que se denomina a la divisa adquirida en el mercado negro que,  a modo de muestra,  se ofrece a la vista y a los oídos de todos y de todas a lo largo de la calle Florida, en donde de tanto “arbolito” voceando la venta de dólares, reales y euros ya se forma a veces un verdadero bosque. A ese dólar ilegal –al que muchos empleados de la mismísima AFIP sugieren como solución a los atribulados ciudadanos que con fondos genuinamente acreditados necesitan comprar dólares para viajar al exterior– se le ha agregado ahora el dólar “implícito”.

En el frente interno del peronismo las aguas se agitan cada día un poco más. La última víctima política de la Presidenta es el intendente de San Carlos de Bariloche, Omar Goye, que hasta hoy pertenecía al Frente para la Victoria, y quien a partir de hoy seguramente se habrá dado cuenta de la manera en que se actúa desde la Babel de Olivos. El intendente ahora suspendido no era precisamente un monumento a la virtud. No hacía falta investigar mucho para enterarse de eso. Con sólo caminar por las calles de la ciudad y hablar con la gente, bastaba para saberlo. Sin embargo, nada de ello le había importado al poder central. Goye pasó a ser mala palabra para el kirchnerismo después de los saqueos. Entonces vino la alusión a su responsabilidad en esos hechos que hizo Fernández de Kirchner en uno de los últimos “Aló Presidenta” del año pasado, y todos entendieron que, para el intendente de Bariloche, ello equivalía a una sentencia que dictaminaba su muerte política. A cualquier otro que hubiese osado desplazar así a un jefe comunal, el kirchnerismo lo hubiera descalificado aplicándole el mote de destituyente.

Continuando la navegación por las procelosas aguas del oficialismo, el desvelo mayor que allí se sigue viviendo lo representa Daniel Scioli. La desesperación va en aumento porque ninguna de las maniobras y de los ataques que en su contra se lanzan desde la Casa Rosada viene dando resultado. A esta altura, la Presidenta ya sabe que no podrá prescindir de la figura del gobernador si aspira a lograr una victoria en la provincia de Buenos Aires en las decisivas elecciones legislativas de octubre venidero. La contrafigura de Alicia Kirchner como contrincante de Scioli no funciona, y el proyecto de Máximo Kirchner como candidato a diputado nunca llegó a levantar a más de medio metro del suelo. La Presidenta sabe que hoy no tiene herederos y que si no logra continuar en el poder por, al menos, cuatro años más, el kirchnersimo será devorado por la línea interna del peronismo que logre tomar el poder. Es lo que les pasó a Menem y a Duhalde; al menemismo se lo llevó puesto el duhaldismo; y a este último, el kirchnerismo. ¿Y al kirchnerismo, quién?


Producción periodística: Guido Baistrocchi.

© Escrito por Nelson Castro el domingo 20/01/2013 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.




miércoles, 5 de diciembre de 2012

Mentirocracia... De Alguna Manera...


Mentirocracia...

Pepe Eliaschev

Prevalece en la Argentina una mezcla letal de mentira y chapucería. Farsantes, mitómanos y brutos mienten por diferentes razones, pero juntos son dinamita. Se ve todos los días en una sociedad delirante y turbo-recargada, ebria de fintas, plagada de imposturas y descompuesta de excesos. Los aparatos sindicales de docentes y empleados del subte son ejemplos vivientes. Son y actúan como lo hacen, gracias al marco político nacional que les permite hacerlo. Su casi total impunidad es avalada por el Gobierno. Docentes bonaerenses y empleados del subte porteño son funcionales a la Casa Rosada mientras les hagan daño a Daniel Scioli y a Mauricio Macri. En esa batalla, el Gobierno nacional se vale de lo que hay.

En la Capital, por ejemplo, el proyecto de ley elevado por Macri para hacerse cargo del subterráneo plantea que en caso de medidas de fuerza, los gremios deben garantizar el 90% de viajes en horas pico y 60% en horas normales. Para el ministro de Hacienda del GCBA, Néstor Grindetti, “no se pueden hacer cortes intempestivos sin avisar, sin dar tiempo para negociar. Cuando el transporte público se denomina esencial tiene algunos requisitos, que no eliminan el derecho de huelga. Hay que respetar y mantener bajo responsabilidad del concesionario y trabajadores un cierto nivel del servicio, sin cortarlo”. De inmediato, la réplica oficial no se hizo esperar. Expeditivo al servicio del Gobierno en el que resiste hace casi diez años, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, calificó de “amedrentamiento” antiobrero la iniciativa, porque “claramente es una intención de impedir el ejercicio de una huelga”. Para el jerarca, el subte “no es un servicio esencial en el sentido técnico que utiliza la Organización Internacional del Trabajo, porque hay otros medios alternativos para desplazarse”.

Por supuesto, no es así. España articuló en la reciente huelga general del 17 de septiembre, como en la previa del 29 de marzo, importantes servicios mínimos para metro (subte), tren y autobuses, garantizando entre 50% y 75% de los viajes en las horas punta y 20% el resto del día, con personal necesario para asegurar servicios mínimos y garantizar información y venta de pasajes. Nada del otro mundo; el trabajador tiene derecho a la huelga, pero el pueblo tiene derecho a viajar. El derecho a la huelga se garantiza en paralelo al derecho popular de circular y vivir. Los servicios de transporte son esenciales y no pueden ser dinamitados por reclamos sindicales.

Lo mismo sucede con la educación. Los paros eternos del gremio en la provincia de Buenos Aires ya son una plaga. Esencialmente castigan al pueblo, porque la educación estatal es la agredida y devaluada. Actúan con tanto cinismo como para armarse un obsceno puente turístico de cinco días. Pararon jueves y viernes, descansaron del paro sábado y domingo, y siguieron de largo el lunes, cuando –para peor– el país entero se paralizó para recordar una fecha histórica de seis días antes. ¿Estos argumentos son neoliberalismo puro y duro? ¿Tesis reaccionarias, gorilas y antiobreras? Buenas preguntas. Responderlas permite impugnar la mentirocracia asfixiante en que vivimos.

La nueva Constitución Nacional del Ecuador, de inspiración claramente socialista, fue aprobada con el 64% de los votos en el referendo del 28 de septiembre de 2008 y entró en vigor en octubre de ese año. El texto constitucional promovido por el presidente Rafael Correa fue redactado por una asamblea constituyente controlada por el oficialismo. En sus 444 artículos, la Constitución ecuatoriana sancionó reformas económicas socialistas y habilitó la reelección inmediata de Correa, reforzando el control estatal sobre la economía y otorgando más poderes al presidente. Correa ganó las elecciones de 2006 con casi el 57% de los votos y asumió en enero de 2007, proponiendo luchar “por una Revolución Ciudadana, consistente en el cambio radical, profundo y rápido del sistema político, económico y social vigente”. Fue reelecto en las elecciones de 2009, en las que recogió en la primera vuelta el 52% de los votos (porcentaje más alto de la historia ecuatoriana). Asumió su segundo mandato en agosto de 2009, flanqueado por Cristina Fernández, Evo Morales, Raúl Castro y Hugo Chávez.

En su Constitución, el Ecuador revolucionario proclama que el gobierno de Correa es “heredero de las luchas sociales de liberación frente a todas las formas de dominación y colonialismo” y declara su decisión de construir “un país democrático, comprometido con la integración latinoamericana –sueño de Bolívar y Alfaro–, la paz y la solidaridad con todos los pueblos de la tierra”. Pero en la Sección IIIª (Formas de trabajo y su retribución), el artículo 326 de la vanguardista Constitución ecuatoriana estipula explícitamente (numeral 15) que “se prohíbe la paralización de los servicios públicos de salud y saneamiento ambiental, educación, justicia, bomberos, seguridad social, energía eléctrica, agua potable y alcantarillado, producción hidrocarburífera, procesamiento, transporte y distribución de combustibles, transportación pública, correos y telecomunicaciones. La ley establecerá límites que aseguren el funcionamiento de dichos servicios”. Tienen prohibido hacer huelga médicos, enfermeros, recolectores de basura, maestros, personal judicial, bomberos, trabajadores de la energía eléctrica, agua y alcantarillado, petroleros, camioneros que distribuyen combustible, operarios del transporte público, y empleados de correo y telecomunicaciones.

Subrayo el verbo al que apelan los revolucionarios ecuatorianos: “se prohíbe”. Pero la Argentina cristinista está a la izquierda de todo eso: la Casa Rosada pregona huelga para todos y para todas, todo el tiempo, sin servicios mínimos de ningún tipo. Clasismo hiperburgués de la peor calaña: el “huelguismo” serial, ideología a la que adhieren estas conducciones sindicales de vanguardia avaladas por el Gobierno, sólo castiga a los chicos que se quedan sin clase y a sus padres. Es una praxis eminentemente reaccionaria y corporativa, al servicio de causas inconfundiblemente antipopulares. Dirán que el marco en el que se ejerce el derecho de huelga en España es posible porque a la derecha de Mariano Rajoy sólo está la pared. Vale, pero ¿y el Ecuador de Correa? Aliado principal de Chávez, no dudó en prohibir paralizaciones de tareas que en la asombrosa Argentina son rutina cotidiana. Chapoteamos en mentiras.

© Escrito por Pepe Eliaschev y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 1º de Diciembre de 2012.



lunes, 2 de abril de 2012

Benedicto XVI en Cuba... De Alguna Manera...

La visita del Papa a Cuba...
  

El papa Benedicto XVI se reunió este miércoles con el líder cubano Fidel Castro y ofició una misa ante cientos de miles de personas en la Plaza de la Revolución de La Habana, en la que instó a las autoridades comunistas a “seguir adelante” con la libertad religiosa.

El encuentro entre el líder máximo cubano y el pontífice tuvo lugar –por pedido de éste, según destacó el Vaticano– poco después del mediodía en la Nunciatura Apostólica, en el barrio diplomático de Miramar, oeste de La Habana, y duró media hora, dijo el portavoz de la Santa Sede, padre Federico Lombardi.

“Fidel hizo preguntas al papa para saber su pensamiento sobre diversos temas”, “fue un “diálogo intenso, cordial y sereno” con la ayuda de intérpretes, dijo Lombardi.

Esta fue la primera entrevista entre el líder comunista, de 85 años, y el papa alemán, de 84, que combatió a la teología de la liberación, una corriente de la Iglesia latinoamericana que profesa la “opción preferencial por los pobres” y muchos de sus seguidores, sacerdotes y laicos, se integraran a los grupos guerrilleros apoyados por La Habana, en las décadas del 70 y del 80.

Fidel Castro se había reunido dos veces con Juan Pablo II, en 1996 en el Vaticano, y luego en su histórica visita a Cuba, en 1998.

Horas antes de su encuentro con Fidel Castro, Benedicto XVI ofició una misa ante cerca de 500.000 personas en la Plaza de la Revolución, en la que llamó a “seguir adelante” con la libertad religiosa en Cuba.

“Es de reconocer con alegría que en Cuba se han ido dando pasos para que la Iglesia lleve a cabo su misión insoslayable de expresar pública y abiertamente su fe”, dijo en su homilía, en presencia del presidente Raúl Castro, el canciller Bruno Rodríguez y la jerarquía católica cubana.

“Para poder ejercer esta tarea, (la Iglesia) ha de contar con la esencial libertad religiosa”, dijo. El Estado cubano era ateo hasta 1991, ahora es laico.

“Es preciso seguir adelante, y deseo animar a las instancias gubernamentales de la nación a reforzar lo ya alcanzado y a avanzar por este camino de genuino servicio al bien común de toda la sociedad cubana”, añadió el Papa en la Plaza, sitio de grandes manifestaciones comunistas.

Benedicto XVI pidió que la Iglesia pueda dar su “testimonio” no sólo en la catequesis, sino también en el ámbito de la educación. Las escuelas católicas y todos los colegios privados fueron “nacionalizados” tras la llegada al poder de Fidel Castro, en 1959.

En 1998, en ese mismo lugar y en presencia de Fidel Castro, Juan Pablo II, el único papa que visitó la isla antes de Benedicto, celebró una histórica misa con un millón de asistentes, en que pidió que “Cuba se abra al mundo para que el mundo se abra a Cuba”. Esa visita marcó el deshielo en las relaciones Iglesia-Estado.

Benedicto XVI fue escuchado bajo el sol radiante de la mañana por católicos, comunistas, ateos y adeptos a la santería, rito afrocubano que mezcla el espiritualismo africano con el catolicismo.

El cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, hizo un llamado por la “paz y la reconciliación” entre los cubanos al comenzar la misa, a la que en un hecho inédito asistieron cientos de peregrinos cubanos procedentes de Miami, bastión del anticastrismo.

“Nuestro pueblo implora a su Santidad incluya en su oración esos dones de lo alto necesarios para que reine entre todos los cubanos el amor y el perdón y se haga verdad la reconciliación y la paz”, dijo Ortega, impulsor de un diálogo iniciado en 2010 con el gobierno de Raúl Castro.

Benedicto XVI se reunió el martes en privado durante 40 minutos con Raúl Castro, unas horas después que un alto funcionario de la isla afirmara que “no va a haber una reforma política” en Cuba y un día después de que el Papa llamara a los cubanos a construir “una sociedad abierta y renovada”.

En ese encuentro privado, el Papa pidió a Raúl Castro un mayor espacio para la Iglesia y sugirió que el Viernes Santo, día de la crucifixión de Cristo, sea feriado en la isla. Juan Pablo II obtuvo de Fidel Castro que el día de Navidad fuera declarado festivo.

La mañana del martes, el Papa había orado ante la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona nacional, en Santiago de Cuba (sureste de la isla), rogándole por “los cubanos privados de libertad”.

Los opositores denunciaron al menos 150 arrestos para evitar protestas, lo que fue criticado por Amnistía Internacional.

El Vaticano no programó ninguna reunión con sus familiares, una gran decepción para los círculos opositores.

© Publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el sábado 31 de Marzo de 2012.