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domingo, 3 de febrero de 2013

Hipocresía de Estado… De Alguna Manera...


Hipocresía de Estado…

DANGER, CFK. Presidenta Cristina Fernández. Dibujo: Pablo Temes.

La traición del pacto con Irán. Otra vez el kirchnerismo dice una cosa y hace otra. La conveniencia, por encima de la búsqueda de justicia.

Cristina quiere una Argentina cada vez más parecida a Venezuela y menos a Alemania, como había sugerido en su momento. El giro hacia el fundamentalismo chavista se expresa con obscenidad en la claudicación ante Irán y en su intento de asfixiar toda voz disidente, como las de los gobernadores (Scioli, De la Sota, Macri, Bonfatti, Peralta y Colombi) y los dirigentes sindicales (de casi todas las centrales), incluso, los que hasta hace poco tiempo eran leales a su conducción o suavemente críticos.

En todos los casos, la Presidenta aplicó su manual para dividir y reinar. A las organizaciones judías logró fracturarlas, tal como hizo con los organismos de derechos humanos. Comenzó por los familiares de las víctimas del atentado a la AMIA y logró cooptar a un sector de dirigentes comunitarios, sobre todo de la DAIA. Aprovechó las fisuras internas entre religiosos y laicos, la inexperiencia política de algunos y la complicidad de otros y logró que un fragmento de la colectividad le diera su bendición al acuerdo que Héctor Timerman firmó en Etiopía. Un canciller no judío tal vez no se hubiera atrevido a tanto. Suele pasar. Carlos Menem no hubiera podido desguazar al Estado y dejar a miles de trabajadores en la calle sin la complicidad e incluso el empuje de jerarcas sindicales traidores que se pusieron el neoliberalismo al hombro y que hoy todavía merodean a CFK y aplauden en sus actos.

No es mi intención comparar la magnitud de los acontecimientos, pero el ADN conceptual de Ahmadinejad y el de Hitler es idéntico en cuanto a su objetivo de exterminar al pueblo judío. De hecho el líder iraní es repudiado mundialmente por negar la Shoa. La ignora porque no puede celebrarla como le gustaría. Vale recordar que en los campos de concentración se apeló a colaboracionistas, luego llamados “judenrat” (en la fonética alemana), para que facilitaran aún más la ejecución del genocidio.

La verdad dicha con toda crudeza es que el gobierno argentino abandonó el objetivo de buscar la verdad, el juicio y el castigo a los culpables del mayor atentado terrorista de la historia argentina que borró de la faz de la tierra a 85 personas. Tiene la necesidad política de realinear ideológica y comercialmente a su modelo. Hacer borrón y cuenta nueva. Para no gastar este año la friolera de 12 mil millones de dólares, necesita la energía que ofrecen Venezuela e Irán, de su rol en la OPEP (Organización de Países Productores de Petróleo) y de sus inversiones, incluso para que Pdvsa participe del proyecto de YPF en Vaca Muerta. Eso se llama fomentar negocios y no luchar contra la impunidad. En el volantazo argentino hay más conveniencia que convicciones.

Irán, aislado del planeta democrático por sus violaciones a los derechos humanos, su humillación a las mujeres y por su plan nuclear con fines militares, hace mucho que eligió América latina como cabecera de playa. Por eso, Cristina le ordenó a Timerman que les tirara este salvavidas llamado “Comisión de la Verdad”, una forma de disfrazar lo insultante del hecho para los muertos en la calle Pasteur que, como todo el mundo sabe, queda en nuestra patria, en el barrio del Once y no en Teherán.

Vertical y funcional con la conducción estratégica del bloque bolivariano a cargo de Hugo Chávez, Rafael Correa y los hermanos Fidel y Raúl Castro, el gobierno argentino tuvo que olvidar lo antes posible los reclamos que con valentía tanto Néstor como Cristina habían hecho en la ONU. Y recurrieron a la misma medicina de la hipocresía de estado que tan buen resultado les dio hasta ahora. Proclamar un objetivo retórico al que nadie puede oponerse (descongelar la causa AMIA, democratizar la comunicación, combatir la burocracia sindical, hacer un país más equitativo y tantos otros) para, en la práctica, hacer todo lo contrario. En cada caso y también en el del acuerdo con Irán, muchos sectores ingenuos apoyaron lo que el Gobierno “dijo” y luego se sintieron burlados en su buena fe por lo que el Gobierno “hizo”. Algunos colocan la trampa y otros la denuncian. Es verdad que con el actual estado de cosas, Irán jamás iba a entregar a los sospechosos y mucho menos a quien hoy es el jefe de la defensa y la seguridad del estado teocrático. Pero en poco tiempo vamos a comprender que por el camino del Pacto de Etiopía, la verdad y la Justicia estarán mucho más lejos todavía. ¿Creen algunos argentinos judíos o no, ingenuos o cómplices, que “el mejor regalo que recibí en mi vida”, como lo calificó Luis D’Elía el día de su cumpleaños, es bueno para combatir el terrorismo y el antisemitismo más repugnante resucitado por ciertos populismos que se dicen de izquierda con la excusa de combatir al imperialismo yanqui y al gendarme sionista de Israel?

¿Desde cuándo D’Elía, vocero fáctico iraní, celebra con euforia lo mismo que la DAIA? ¿Cristina y Timerman son estrategas tan brillantes que lograron semejante milagro? Es verdad que en el crimen masivo de la AMIA no murió ningún ciudadano israelí, pero sólo un ignorante o un malintencionado puede simular que no tienen nada que ver la institución judía víctima de la bomba (o la propia embajada) con Israel, el estado que dio cobijo en su exilio a Jacobo Timerman.

Los impunes que perpetraron la matanza caracterizan a la AMIA y a otras entidades judías de la diáspora como grupos de apoyo cultural y económico de Israel. ¿Qué quiso decir Cristina con su tuit: “Histórico, porque jamás permitiremos que la tragedia de la AMIA sea utilizada como pieza de ajedrez en el tablero de intereses geopolíticos ajenos”? ¿Ella también piensa –como Chávez, Fidel o D’Elía– que Israel y los EE.UU. ejercen el terrorismo de Estado contra los países árabes? Sería bueno que se expresaran al respecto. Porque no solamente compartimos el podio de la mayor inflación mundial con Venezuela. La Presidenta varias veces manifestó su hermandad con Chávez y fue una de las primeras en festejar su recontra-reelección: “Tu victoria también es la nuestra.” Ayer se reveló que el 14% de los seguidores de Cristina en Twitter son venezolanos y que comparte más de 523 mil followers con el comandante del que nada se sabe respecto de su salud. Ni la propia CFK que fue a Cuba pudo verlo.

Hasta en eso, cada día se parecen más los modelos de ambos países. Son construcciones unipersonales y caudillescas, con poco respeto por las instituciones republicanas y que necesitan reformar las Constituciones porque su talón de Aquiles es la ausencia de herederos políticos. “Danger” podría tuitear. Porque nadie es eterno. Ni siquiera Cristina. Always.

© Escrito por Alfredo Leuco el domingo 03/02/13 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.


La "Aventura" Argentina - Irán... De Alguna Manera...


Aventura...


Mentira, frivolidad ideológica, sumadas a algunas conjeturas chapuceras, son las claves del culebrón Argentina-Irán, que volvió a menear el Gobierno, cuya capacidad de manipulación (nobleza obliga) es inagotable. La “comisión de la verdad” anunciada por Teherán y Buenos Aires es un salto al vacío, una patraña vulgar y de corto vuelo. Tan superficial es la impronta del Gobierno, que cuando uno de los dubitativos dirigentes de la comunidad judía le cuestionó el nombre (¿acaso antes no se había buscado la verdad?), Timerman replicó “es sólo un nombre, a mí tampoco me gusta llamarme Héctor, pero es mi nombre”.

El nombre de esa comisión es un espectacular triunfo diplomático y político-cultural de Irán. Timerman, en nombre de la Argentina, admite que tras casi 19 años de investigaciones y a siete años de las imputaciones formales de 2006, recién ahora se sabrá la verdad, pero en Teherán. En su sistemática tarea de romper puentes, la Argentina ahora se enfrenta a Israel. Cede de hecho un tramo decisivo de la jurisdicción argentina a Irán, pero acusa a Israel de entrometerse en cuestiones internas. Pretende ignorar Timerman que para Israel lo relevante y específico de su misión en el mundo es proteger los legítimos intereses de los judíos de todo el planeta. Por eso, participó activamente de la emigración de un millón de judíos de la hoy desaparecida Unión Soviética en los años noventa. Lo mismo sucedió con decenas de millares de judíos de Etiopía, aerotransportados de urgencia por Israel hace ya dos décadas. El propio padre de Héctor, Jacobo Timerman, fue recibido por Israel en 1977, cuando el régimen militar que lo secuestró y torturó, lo expulsó del país, tras quitarle la ciudadanía argentina. Ahora, Hector Timerman dice que Israel no debe meterse en asuntos argentinos, pero tras la matanza de 1994 socorristas israelíes y los servicios de inteligencia hebreos vinieron a dar una mano a la Argentina. La conexión israelí con el mundo judío es el dato relevante y específico de su razón de ser. ¿Si Israel hubiese existido entre 1933 y 1945, hubiera acaecido la Shoá?

Timerman actúa con una agenda ideológica que le encanta a Cristina y con la que ella simpatiza activamente. El triunfo histórico del régimen de Irán con la Argentina es haber pateado el tema para dentro de muchos años y liberarse de la pesada responsabilidad de estar sindicado como casa matriz de la matanza. Esa es la agenda secreta y profunda. El gobierno de la Argentina ha actuado conforme a su evidente empatía ideológica; quiere sacarse de encima el asunto, propiciando condiciones para que los vínculos con la teocracia de Irán se establezcan al nivel de plena normalidad. El gran logro de Irán, calificado de anuncio “histórico” por Cristina Kirchner, no debe subestimarse, como tampoco la destreza de Timerman para confundir a segmentos de la azorada y desconcertada comunidad judía argentina.

La grandilocuencia presidencial es inversamente proporcional a la verosimilitud de sus anuncios. ¿Dónde está lo histórico? ¿En que tras diecinueve años de impunidad, producto de la metálica negativa iraní a admitir los reclamos argentinos, ahora sea en Teherán que aceptarán ser entrevistados los requeridos por la Justicia argentina? Nunca antes este país se despeñó tanto en su autoestima.

Han mentido desde el primer día. Néstor Kirchner anunció triunfalmente en julio de 2004 la aparición de 45 casetes vinculados con el ataque terrorista de 1994 que podrían tener la clave de lo sucedido. Tuvo que rectificarse. Dichos casetes no eran tales. Pero como ese día recibía a dirigentes de la comunidad judía y necesitaba hacer un anuncio, “se mandó” con la patraña, sin pestañear. Mintieron de nuevo en marzo de 2011, cuando quien firma esta columna reveló aquí que Timerman ya había acordado (bajo patrocinio del sangriento dictador sirio Bashar Al Assad) un entendimiento con Irán. Deschavado y furioso, no sólo pretendió descalificarme, sino que le mintió a Israel.

El 26 de marzo de 2011 anuncié aquí que la Argentina e Irán negociaban en la clandestinidad, desde enero de 2011, con apoyo explícito del régimen de Siria, sostenido principalmente por Teherán. Di más detalles y nuevas revelaciones el 23 de junio de 2011. El Gobierno mintió también esa vez. Escribí que “las mentiras como herramienta de Estado han sido el método predilecto del Gobierno en su zigzagueante y turbia conducta para con la comunidad judía, Israel y los organismos internacionales”.

Han sido tantas y tan formidables esas mentiras, que se ya se ha olvidado que fue la Presidente quien en la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2012 proclamó que le gustaría aplicar con Irán lo que ella bautizó mentirosamente como supuesta e inexistente “doctrina Lockerbie”. Aludía con ligereza al pequeño pueblo escocés sobre el que cayó, el 21 de diciembre de 1988, un Boeing 747 de Pan Am, tras estallar a bordo una bomba colocada por terroristas envíados por el régimen libio de Muammar Gadafi, que mató a 270 personas. Gadafi entregó en abril de 1999 a dos agentes de sus servicios a la Justicia de Escocia, admitiendo la autoría libia de la matanza. Uno de ellos fue condenado a cadena perpetua en enero de 2001 por tres jueces escoceses. El juicio de Escocia a los terroristas libios se sustanció en un enclave holandés sólo para evitar peligros en una sede neutral, pero los magistrados eran escoceses y el único condenado fue encerrado en una cárcel de Escocia.

¿Por qué aceptaría ahora la gobernante teocracia de los ayatolás que jueces argentinos indaguen libremente a los imputados iraníes? Un aparato blindado y experto como el del régimen iraní, de intransigencia total con los Estados Unidos y Europa, que ha dilatado sin interrupciones sus negociaciones nucleares con el mundo, ¿se allanaría ahora mansamente a abrirse ante una Argentina intrínsecamente débil e irrelevante? Hace falta mucha y muy aldeana ignorancia, además de una enervante cuota de soberbia, para suponer que la milenaria diplomacia persa será primereada por Timerman.

Asombra que sectores de la dirigencia judía consideren natural buscar “la verdad” en Teherán. Las explicaciones que balbucean dirigentes de la DAIA son increíbles y pedestres. Entrevistado por Julio Blanck en TN, Julio Schlosser, el titular de la DAIA, alineado con el Gobierno, se defendió infantilmente, “¿Con quién quieren que me siente a negociar, con Suecia? ¿De qué me sirve?”. La Argentina no saldrá indemne de esta aventura y los responsables, comunitarios y nacionales, de este fraude algún día deberán dar explicaciones.

© Escrito por Pepe Eliaschev (@peliaschev) el sábado 02/02/13 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.



lunes, 8 de octubre de 2012

Polvos... De Alguna Manera...


Polvos…


Nada de lo que sucedió esta semana era inconcebible. Era relativamente sencillo de prever. Dejada a su libre albedrío, la bestia del desorden y la ruptura deliberada de las normas tenía que volverse inexorablemente contra los mismos demiurgos que durante años abusaron de su cháchara engañosamente garantista. Cualquiera fuera el desenlace final de la rebelión de uniformados que esta semana estalló sorpresivamente en la Argentina, algo es indisputable: la destrucción del orden arrasa a los omnipotentes que se creían a salvo.

Desde hace ya muchos años en la Argentina el poder político encaramado en la cúspide del Estado estimula conscientemente el desarme de lo establecido. Cínica construcción retórica, es el travestismo de una transformación inexistente. Abroquelado en la construcción de un laberinto anti “represivo” vacío de veracidad, el gobierno kirchnerista se vino dedicando desde 2003 a levantar su ingeniería de tierra arrasada. Esta semana, cuando suboficiales de la Armada puteaban en la cara al jefe de su Estado Mayor, pasó lo que era lógico e ineluctable. 

¿Por qué no lo habrían hecho? En un escenario sobre el que se montó fríamente el diseño de una impostura libertaria (todos-tienen-derecho-a-todo-durante-todo-el-tiempo-y-en-todas-partes), los prefectos, gendarmes y suboficiales de varias fuerzas estimaron que era necesario visibilizarse. Esa ha sido la doctrina del Gobierno, aplicada a rajatabla mientras los castigados eran quienes el Poder Ejecutivo sindica como sus enemigos.

Todo era algo perfectamente anticipado, aunque esta semana se salió de madre. Deriva de un proceso que, una vez puesto en práctica, avanza irresistible. Con la disciplina estigmatizada como formalidad producida por un pasado repudiable, el desorden se despliega con coherencia lógica. Así, remolcada por una nomenclatura sindical docente que defiende sus prerrogativas, una ruidosa burguesía judicial le ordena a un ministro de Educación que “negocie” con estudiantes alzados que toman colegios y suspenden clases.

Por orden oficial, la calle es de todos. Como es de todos, no es de nadie, algo entendible entre 2003 y 2005, pero que a partir de entonces fue puro cinismo, negación deliberada de organizar la vida social. Bajo esa especulación latía la convicción tenebrosa de que, como el orden es antipopular, es mejor y hasta redituable tolerarlo. ¿No fue este gobierno el que admitió, fomentó y toleró el corte de la frontera internacional con Uruguay con el pretexto de la pastera de Fray Bentos?

Durante años se han reconfortado entre ellos meciéndose con el arrullo demagógico de la “transgresión”. Néstor Kirchner y Alberto Fernández, quienes le abrieron la Casa Rosada a la troupe de Marcelo Tinelli para que grabara, con la intervención de aquel presidente, escenas de un sketch destinado a burlarse de las autoridades que renunciaron en 2001. Se han manejado endiosando la ruptura impune de códigos, escalafones y jerarquías. Maradonizaron la vida de todos los argentinos. Escuadrones de sub 30 fueron rociados en los comandos del Estado, muchos de ellos sin antecedentes ni méritos.

La algarada reivindicativa de prefectos y gendarmes es, además, corolario lógico de una estrategia gélidamente aplicada. El kirchnerismo hizo del doble comando una herramienta sistemática, expresión orgánica de su metódico esfuerzo desestructurante. A las propias (y a menudo cuestionables) fuerzas de seguridad les aplicaron esa receta letal de comandos bifrontes, cuyo paradigma vergonzoso es el caso Garré/Berni en el Ministerio de Seguridad.

En la Argentina se ha ido dando un largo proceso de humillación deliberada de formas consagradas y trayectorias respetables. Sólo así puede entenderse que este país padezca a un canciller con los antecedentes y características de Héctor Timerman. También en ese marco se comprende por qué el matrimonio Kirchner se ha sentido servido con las prestaciones de sujetos como Ricardo Jaime o comisarios como Guillermo métanse-las-cacerolas-en-el-orto Moreno. 

Es parte de lo mismo. Como esos hombres que no castigan físicamente a sus parejas, pero las humillan de palabra y con gestos, a los argentinos se les ha ido naturalizando el maltrato. La empobrecida tropa de las fuerzas de seguridad escupe y empuja a sus jefes porque desde la máxima cátedra del Estado ésa ha sido la línea. ¿No fue Cristina Kirchner la que pateó malamente a Esteban Righi para reemplazarlo por el evanescente Daniel Reposo?

La mera noción de prudencia ante realidades previas fue esmerilada adrede por un oficialismo convencido de que nada es imposible y de que los límites no existen. Así, partieron a la CTA y crearon su Yasky conveniente. La misma receta se le aplicó a Moyano: ahí está ahora Antonio Caló hablando bien de “la señora”. Lo mismo con la Federación Universitaria Argentina (FUA), a la que le crearon una filial K paralela para pulverizar a una conducción no doblegada. 

Similar mecanismo usaron para destrozar fuerzas opositoras. La borocotización empezó con el macrismo y siguió con radicales y socialistas. Hasta a la AMIA le tocó el turno; necesitado de manejarse con propia tropa, el Gobierno hizo algo parecido a lo de Perón en los años 50, cuando quiso armar una DAIA propia. Eso significa hoy el desacreditado Sergio Burstein, servicial peón de la Casa Rosada para trabajos sucios en la comunidad judía.

Todo proviene del mismo molde y marcha hacia las mismas consecuencias. Pero lo que ha revelado esta semana la explícita insubordinación de las tropas de seguridad es de una gravedad más profunda que nunca antes. Los malabares con las cadenas de comando encuentran ahora un techo concreto y hostil. Cuando al presidente Raúl Alfonsín se le rebelaron fuerzas militares subversivas, careció de recursos para reprimirlas. 

Era 1986 y las Fuerzas Armadas eran básicamente las mismas que a él le tocaba comandar cuando dejaron el gobierno, en diciembre de 1983. Pero Alfonsín no descolgaba cuadros; él mandaba juzgar y condenar criminales. Tras ordenarle al inolvidable general Ernesto Alais que las tropas bajo su comando en el Litoral bajaran a la Capital para desactivar ese motín carapintada, esas tropas nunca llegaron. Los militares no le respondían al gobierno democrático. Esto de ahora, en cambio, no es ni remotamente una conjura fascista o un golpe antidemocrático; es el desenlace previsiblemente caótico y plebeyo de un descontento social inocultable. Dicho con un colosalmente eficaz lugar común: de aquellos polvos, estas tempestades.

© Escrito por Pepe Eliaschev y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en sábado 6 de Octubre de 2012.


sábado, 24 de marzo de 2012

Los Antisemitas según CFK... De Alguna Manera.


Los “cara pálida” reflexionan por encargo...

 Comunicado de la DAIA.

Pequeño relato de una nueva claudicación de la dirigencia comunitaria judía.

El lunes, Cristina Fernández encontró “cierto tufillo antisemita” en el editorial que Carlos Pagni escribió en La Nación sobre el vice Ministro de Economía, Axel Kicilloff. Durante su discurso, la presidenta se refirió a una nota en la que el periodista emparentaba el dogmatismo del funcionario con sus orígenes marxistas y su ascendencia rabínica.

El miércoles un “comunicado oficial de la DAIA”, que repudiaba el artículo de Pagni fue difundido por la agencia estatal TELAM .

Como ese comunicado no había sido distribuído por la DAIA en ningún otro medio, me puse en contacto con un dirigente de la DAIA, quien aseguró que no había existido dicho documento y que, suponía que podía tratarse de una declaración que algunos referentes de la organización habrían hecho a un periodista. Agregó que un comunicado de la DAIA requiere el concenso de la mesa directiva y lleva la firma de varios de sus máximos dirigentes. Todo lo demás son opiniones personales.

Mario Comisarenco, tesorero de la DAIA, fue quien junto a Aldo Donzis, presidente de la entidad, habrían formado parte de esa conversación.  El tesorero me confirmó que en un conversación donde se habló sobre el antisemitismo en Argentina, les habían preguntado sobre el escrito de Pagni, pero afirmó que en ningún momento la entidad emitió un comunicado, ni pensaba hacerlo. Comisarenco se mostró terminante en sus declaraciones, incluso cuando le pregunté si la DAIA no daría marcha atrás públicamente, él me aseguró que no. No hubo ni iba a haber ningún comunicado.

La entrevista periodística no estaba únicamente enfocada en este episodio: se hablaron entre otras cosas de la dictadura militar, de la falta de puestos jerárquicos para judíos en el Ministerio de Relaciones Exteriores en épocas anteriores,y de cómo esa situación parecía revertirse en el presente. Sin embargo, el punto más sobresaliente de la conversación fue las opiniones, entre ambiguas y hasta contradictorias, que las autoridades de la Delegación de Asociaciones Israelitas dieron acerca de los malos recuerdos que evocaban términos  como “marxista”, “rabino” y “dogmático”, como reminiscencias de un pasado en el que se condenaban esas filiaciones. No todos coincidieron en el pretendido antisemitismo del editorial, y en todo caso, se trataba de declaraciones a título personal; de ninguna manera de un comunicado oficial.

En un derrotero de incomunicación , el autor de la nota le había hecho llegar a Santiago Álvarez, presidente de Télam y militante de La Cámpora esta información y la agencia obedeció sin más en publicarla como “comunicado”, según Beto Emaldi, gerente de noticias. Sin embargo, Emaldi no pareció acusar recibo cuando le expliqué la situación y lo insté a un rectificación:  “¿Qué es lo que tengo que arreglar?, ¿Cuál es la diferencia?”, fue su respuesta. Un comunicado oficial involucra a todos los miembros de la organización, lo cual no puede equipararse a una opinión, aunque se trate de un miembro de la Comisión Directiva. Esa fue la última conversación que tuve con Télam.

Al día siguiente, después de una charla telefónica entre Aldo Donzis y Fernán Saguier, en la que el presidente de la DAIA aseguró la inexistencia de comunicado oficial alguno condenando la nota, La Nación publicó esa declaración. A pesar de  esto el jueves temprano el presidente de la DAIA en un impredecible giro que dejó en offside a varios periodistas, decidió rectificar sus dichos en el programa radial de Víctor Hugo Morales, manifestando que si bien no existió un comunicado, sí hubo una “reflexión” escrita que se había publicado y distribuido con membrete de la DAIA. Ante la insistencia del periodista que quería saber por qué no se había emitido directamente un comunicado,  Donzis salió del paso argumentando que solo se trataba de una diferencia de “formato”.

Llama la atención que el único medio que tuvo acceso a dicho texto haya sido Télam. Su publicación en la página oficial de la DAIA, si bien tenía como fecha el 13 de marzo, fue en realidad publicada posteriormente, cuando la cuestión ya había tomado vuelo propio. Esto fue comprobado incluso por algunos seguidores de Twitter, como Leandro Fernández que, tras conocer mi versión de la historia e intentar desmentirme, pudo tener acceso al caché de la página de la Delegación en la que constaba que la publicación de la ¨Reflexión política”, había ocurrido con, por lo menos, un día de retraso a la fecha de publicación que se intenta sustentar.

Por otra parte, esas reflexiones no son el mecanismo usado por la DAIA para expresar sus habituales repudios a los hechos de antisemitismo. Difícilmente las reflexiones reemplazan los comunicados  institucionales.

El “Comunicado/reflexión política” decía, entre otras cosas, que “la comunidad judía argentina observa con preocupación la utilización, por parte del periodista Carlos Pagni, del …usual de la tradición hebrea” y concluía que “el artículo de Pagni referido al parentesco rabínico de Kicillof, aparece como mínimo equivoco o participe de un posible desliz discriminatorio”. Por otra parte, el texto hablaba en nombre de “toda la comunidad judía argentina”, pero ni siquiera un comunicado oficial puede arrogarse ese derecho. En última instancia, se puede hablar en nombre de toda la comunidad judía organizada.

Cabe preguntarse qué fue lo que movilizó a la DAIA a este manotazo de ahogado que, no hizo sino dejar en una situación confusa y ambigua a sus referentes. Mi última comunicación con Mario Comisarenco aclaró mis sospechas. Al preguntarle si esa declaración existía con anterioridad a que comenzara el conflicto, me respondió que no veía la diferencia. Entre excusas y justificaciones, me explicó que su posición como dirigente es muy distinta a la mía que “yo tengo que defender una situación que va más allá. Vos sabés que los teléfonos están pinchados, que esta conversación puede estar siendo escuchada”.

-        ¿Me estás diciendo que te obligaron a decir esto?

-        Te estoy diciendo que lo hablemos personalmente.

-        Pero esa comunicación por vía de una reflexión, ¿existió o no?

-        Ahora existe.


Parece que la reunión mantenida el miércoles en el Ministerio de Defensa rindió los frutos buscados y la presidenta , que habló el miércoles por la tarde del comunicado de repudio de la DAIA a La Nación, cuando aún no existía , tuvo merced a este acto de genuflexión su comunicado.

Cristina Fernández de Kirchner y Aldo Donzi.

Cuando terminé la conversación con Comisarenco, hablé con varios dirigentes y amigos relacionados a la comunidad y finalmente me acordé de Félix Díaz, otro líder de su comunidad, los qom.

Félix representa sólo a 850 familias libradas a la buena de dios, sin el más mínimo poder, padeciendo privaciones básicas como la falta de agua y el acceso a la salud. Son presionados permanentemente por autoridades nacionales, provinciales y locales. En una oportunidad acompañé a Félix en su lucha en Buenos Aires durante el acampe y presencié los aprietes de la Cámpora que fueron insistentemente desmentidos. El propio Félix prefirió sabiamente callar para lograr su cometido, que era llegar a la mesa de negociaciones.

En esa oportunidad le pregunté si yo debía hacer otro tanto para no interferir sus planes y Félix me dijo: “vos hacé tu trabajo que yo voy a hacer el mío, yo voy a esperar a después de la reunión para hablar, vos seguí haciendo lo que hacés.”

Félix jamás me desmintió y jamas  se doblegó. Los qom no tienen premios Nóbel, no tienen empresas, poder, no hay nada equivalente para ellos al inmenso poder de fuego de la comunidad judía internacional, sin embargo, su dignidad y fortaleza hace ver a los dirigentes de la DAIA como verdaderos Caras Pálidas. Un Apriete el día miercoles en el Ministerio de Defensa terminó con la poca dignidad que les quedaba, y el falso comunicado al que aludió Cristina el miércoles a la tarde , se convirtió post facto en verdadero.

© Publicado por plazademayo.com el viernes 16 de Marzo de 2012.

domingo, 18 de marzo de 2012

DAIA... De Alguna Manera...

Caída libre de la DAIA kirchnerizada...


El nuevo y ruidoso papelón que acaba de protagonizar la conducción de la DAIA ratifica el daño casi irreparable que ha sufrido en estos años la entidad, sometida al implacable esmerilamiento y colonización que le impuso el Gobierno ya desde 2003.

El penoso minué de silencios, aclaraciones y desmentidas en el que se vio envuelto Aldo Donzis, el presidente de la entidad que vive admitiendo por lo bajo que es instrumento de presiones, aprietes y operaciones, corona una larga serie de bloopers, errores y exhibiciones de obsecuencia para con el Gobierno. En esta oportunidad, un artículo del periodista Carlos Pagni en La Nación en el que, al describir la familia del viceministro de Economía Axel Kicillof, cuenta que tiene formación académica marxista y es bisnieto de un rabino originariamente radicado en Coronel Pringles (dos hechos indesmentibles), desató una furiosa y compacta ofensiva oficial, para estigmatizar como “antisemita” a Pagni.

Con torpeza y celeridad asombrosas, ni bien Cristina Fernández salió a comentar la columna de Pagni, acusándolo de tener “tufillo antisemita”, la DAIA de Donzis se plegó velozmente al operativo oficial, destinado a lo que más le importa al Gobierno, deslegitimar, desprestigiar y aniquilar el valor de los contenidos de los medios que no controla.

La DAIA está desde hace años virtualmente vaciada de verdadera significación funcional, e incluso desde la propia comunidad judía mantiene un litigio jamás saldado con la AMIA, la mutual judía cuya sede fue pulverizada por el ataque de julio de 1994. Si la AMIA mantiene una intensa acción educacional, social y religiosa y sus directivos surgen del voto de los afiliados, la DAIA es sólo un ente súper estructural. De hecho, desprovista de recursos propios, subsiste con subsidios estatales.

La propia AMIA tampoco goza de buena salud política. Las últimas elecciones en las que votaron unos diez mil de los más de 200 mil judíos argentinos, terminaron en un empate entre el sector religioso ortodoxo y el grupo de difuso progresismo que simpatiza con el kirchnerismo. Así, el saliente presidente de la AMIA, el híper tradicionalista Guillermo Borger, permanece en su lugar hasta el año que viene, sólo para evitar la acefalía. Pero aún cuando la DAIA y la AMIA arrastran desde añares la absurda e inconducente bicefalia de la comunidad judía, algo tienen en común Donzis y Borger: son hombres de extraordinaria maleabilidad e infinita tolerancia para ser manipulados groseramente por el poder político.

Nunca la comunidad judía estuvo tan controlada y manejada por el poder político secular como en estos años. De hecho, con mucha frecuencia ha aceptado que en sus tratos con el Gobierno haya operado invariablemente como intermediario el American Jewish Committee, que es exactamente lo que los Kirchner han pretendido y han logrado, asociar a la comunidad judía argentina en la relación con los Estados Unidos. En este sentido, Donzis, cuyo desfile por los medios kirchneristas esta semana fue bastante patético, hasta aceptó hablar por radio con Víctor Hugo Morales, interesado ahora en la comunidad judía.

La penosa parábola de estos hechos es que la DAIA acepta ser funcional al Gobierno para denigrar a un medio y a un periodista que molestan profundamente en la Casa Rosada, mientras la Presidenta, inesperadamente angustiada por el antisemitismo, no dice una palabra de condena pública sobre la barbarie nazi de la barrabrava de Chacarita y sus ataques reales a “los judíos de Atlanta”. Sin dientes y sin uñas, entregada al poder político sin chistar, a la DAIA no la asombra que el mismo Gobierno que sigue castigando al periodismo, se calle la boca ante episodios fehacientes de antisemitismo.

Constatación dolorosa, pero inexorable: conquistada con malos y buenos modales, la DAIA ha caído en la pendiente de una deslegitimación profunda y casi irreversible, piloteada por una dirigencia timorata, asustada, confusa, y muy dispuesta a acatar las órdenes que los poderosos le dictan en sus oídos.

© Escrito por Pepe Eliaschev y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el viernes 16 de Marzo de 2012.