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sábado, 1 de noviembre de 2014

Pizzería Google, buenas noches... De Alguna Manera...


Las TIC y la Ley de Medios…

Google baja su tarifa de avisos y vende más por más clics. Foto: Sergio Ucedo 

—Pizzería Google, buenas noches.
—Pero, ¿este... no era el teléfono de la pizzería Don Corleone?
—Sí, era..., pero Google compró la pizzería y ahora el servicio es más completo y eficiente.
—Bueno, ¿puede tomar mi pedido, por favor?
—Cómo no, señor Gómez. ¿Desea lo de siempre?
—¿Lo de siempre? ¿Sabe mi nombre? ¿De dónde me conoce?
—Por el identificador de llamadas. De acuerdo con su número de teléfono, sabemos que las últimas 53 veces que llamó pidió pizza y solicitó los gustos cuatro quesos y calabresa con doble mozzarella.
—Ah, bueno. Sí, quiero eso mismo.
—¿Puedo hacerle una sugerencia?
—Sí, claro: ¿tiene una pizza nueva en el menú?
—No, pero me gustaría sugerirle la de ricota y la de rúcula.
—¿Ricota? ¿Rúcula? Odio esas cosas.
—Pero es bueno para su salud, y su colesterol no anda bien.
—¿Cómo?
—Es que tenemos acceso a la base de datos del laboratorio donde hace sus análisis. Cruzamos el número de teléfono con su nombre y DNI y nos surge que usted tiene alto el colesterol.
—No quiero pizza de ricota, ni de ensalada. Para eso tomo mis medicamentos para el colesterol y entonces como lo que quiero.
—¿Está seguro? Aquí me surge que usted no ha tomado su medicina últimamente.
—¿Usted es de la pizzería o de la SIDE?
—Tenemos una base de datos de las farmacias de la ciudad. La última vez que compró su medicamento para el colesterol fue hace tres meses. Y la caja tiene treinta comprimidos.
—¿Cómo usted sabe esto?
—Por su tarjeta de crédito. Usted siempre compra sus medicamentos en la farmacia Sorrento, que le ofrece descuentos si paga con tarjeta de crédito del Banco HSBC. Según nuestra base de datos de sus gastos con la tarjeta, desde hace tres meses no ha comprado nada allí.
—Cancele mi pizza.
—Muy bien, pero una cosa más...
—¿Y ahora qué?
—Quiero recordarle que su pasaporte está vencido.

(Ironía futurista que circula por la web)

* * *
A las tecnologías de la información y comunicación se las abrevia como TIC pero hasta no hace mucho se llamaban NTIC porque se agregaba la palabra “nuevas”. La convergencia ha hecho que ya no sean más nuevas porque las anteriores tecnologías de comunicación también se digitalizaron.

Quienes hace cinco años decían que la Ley de Medios nacía vieja porque no tenía en cuenta las TIC tenían razón. Si ya era posible recibir servicio telefónico, de televisión interactiva y acceso a internet, todo a través de una misma conexión, no tenía lógica duplicar las redes en determinados casos, o impedirle al consumidor y a los productores de contenidos beneficiarse por la competencia entre más prestadores de esos servicios. La ley debía poner foco en que esos proveedores no se cartelizaran para impedir a los consumidores finales recibir más por menos o para discriminar y censurar a los productores de contenidos que abusaran de una posición dominante.

Hay dos variables a controlar: que la captura de renta (ganancias) sea la suficiente para hacer crecer empresas eficientes pero no tanta como para que dejen de innovar, competir y trasladar a los consumidores mejoras de precio y calidad. Y que su control de la conectividad no se traslade a ventajas en la producción de contenidos que las haga dueñas no ya de la canalización de los mensajes sino de los mensajes mismos.

El gráfico que acompaña esta columna muestra la variación de la tarifa de publicidad de Google que pudo aumentar sus siderales ventas (en muchos países concentran más de la mitad de toda la publicidad en internet y sin gastar en la producción de contenidos en Argentina venden más publicidad que Canal 13 o Telefé) y simultáneamente bajar año a año su tarifa de publicidad, en su caso medida en clicks.

Esto fue posible porque aumentan los clicks, pero como el total de dinero que las empresas invierten en publicidad no es infinito, como tampoco lo es el tiempo de la audiencia, los medios tradicionales que financian la producción de contenidos con publicidad, ya sea totalmente (radio y televisión abierta) o parcialmente (diarios, revistas y señales de televisión por cable), enfrentan nuevos desafíos.

También Netflix es un desafío para empresas como Cablevisión en Argentina o a nivel mundial HBO. Es decir: todo está en continuo cambio o en “proceso de destrucción creadora”, como decía el economista austríaco Joseph Schumpeter en su clásico libro Capitalismo, socialismo y democracia.

El triple play era inevitable (vale reconocer que faltó en la Ley de Medios no por omisión del oficialismo sino por pedido de partidos hoy de oposición). Pero no puede Clarín, por la Ley de Medios, estar impedido de tener simultáneamente Cablevisión y Canal 13, mientras que por la nueva Ley de Telecomunicaciones, que se envió ahora al Congreso, Telefónica puede mantener su empresa de conectividad junto con Telefe.

Lo ideal sería que todos los proveedores de conectividad pudieran conectar todo tipo de servicios pero no pudieran producir contenidos (y viceversa los productores de contenidos), para no terminar como en el irónico ejemplo de la pizzería Google y que los canales de televisión argentinos no fueran el Canal Telefónica, el Canal Telecom, el Canal Claro y el canal cuarto operador telefónico.

© Escrito por Jorge Fontevecchia el Viernes 31/10/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Todo el contenido publicado es de exclusiva propiedad de la persona que firma, así como las responsabilidades derivadas.







martes, 25 de febrero de 2014

Teoría de la Larga Cola... De Alguna Manera...

La teoría de la larga cola y la Ley de Medios...



Más allá del acierto o desacierto de quienes tomaron cada una de esas dos decisiones, que sólo podrán verse con el paso de los años, no habría que confundir WhatsApp o Facebook con internet, por un lado, ni a los diarios con el papel, por el otro. El mayor diario digital de Estados Unidos, www.huffingtonpost.com, también se vendió por poco más del 1% de WhatsApp.

Sea por internet o en papel, producir contenidos periodísticos es una actividad cada vez menos promisoria, mientras que las empresas que parecen lucir con un futuro infinito son las que comunican, tanto sea por internet (Google, YouTube, Facebook, Instagram o WhatsApp), por cable (Cablevisión, Fibertel), por satélite (DirecTV) o las telefónicas.

Una interface comunica, pero no enuncia, sólo es sujeto de enunciación aquel que produce contenidos. Y los que producen contenidos periodísticos profesionalmente y en gran escala, tanto sea en átomos o digitalmente, están en problemas.

Un caso emblemático es el del diario Libération, fundado por Sarte (sobre cuya inspiración se construyó Página/12), que directamente está a punto de cerrar después de ser durante más de cuatro décadas la más influyente voz de la izquierda en un país como Francia, donde la izquierda no es minoritaria. Pero el mejor ejemplo es que tres de los principales diarios en español del mundo, y el principal de Inglaterra, cambiaron al periodista que comanda sus redacciones durante el último mes. En El País de España, su director Javier Moreno le dejó su cargo al corresponsal en Washington, Antonio Caño. En El Mundo su director, el famoso Pedro J. Ramírez, dejó su cargo a Casimiro García-Abadillo, antes vicedirector del diario. Con un día de diferencia, Tony Gallagher editor en jefe del Daily Telegraph, dejó su puesto a su segundo, Chris Evans. Y en la Argentina, este jueves se anunció que Héctor D’Amico deja el puesto de Secretario General de Redacción, el principal sillón periodístico del diario La Nación, y lo reemplaza Carlos Guyot.

El caso de D’Amico merece un párrafo especial porque es el periodista que más ha mejorado una publicación existente. Sus 13 años al frente de la redacción de La Nación fueron los más exitosos en la historia contemporánea del diario. D’Amico continuará en un cargo corporativo en la empresa, pero la redacción pierde al más talentoso director de medios gráficos de las últimas décadas: previamente D’Amico había dirigido durante seis años la revista Noticias, durante otros dos, la revista Descubrir, y otros dos años fue subdirector de la revista La Semana, todas ellas de Editorial Perfil.

En el diario La Nación también asume un nuevo CEO, Guillermo Rivaben, ex CEO de Personal (Telecom), lo que para el diario El Cronista constituye un “enroque considerado estratégico del sector teniendo en cuenta que es la primera vez que un ejecutivo del mundo de las telecomunicaciones pasará a asumir funciones ejecutivas en un medio periodístico local”.

En cualquiera de los casos, queda claro que la producción de contenidos periodísticos ya no es lo que era, algo que en gran medida se explica con el gráfico que ilustra esta columna titulado Teoría de la Larga Cola. Es un concepto difundido por la revista Wired, especializada en vanguardia informática, que trata de explicar la microsegmentación que produce internet, donde sólo una mínima cantidad de jugadores (o contenidos) son verdaderamente masivos –en el gráfico representados por la cabeza y el cuerpo del animal–, y luego viene una infinita cantidad de productores o contenidos de los que cada uno obtiene apenas un pequeño fragmento de un atomizadísimo espectro representado por la larga cola. Con lo cual, casi nadie alcanza la masa crítica necesaria para construir estructuras profesionales de producción de contenidos –periodísticos en nuestro caso– del tamaño habitual de hace veinte años, cuando no existía la web.

La larga cola explica también la televisión actual y futura, donde poquísimos programas tendrán rating masivos, pero habrá cada vez más programas y canales enteros de fracciones de punto de rating.

La larga cola no es aplicable exclusivamente a las transformaciones que internet genera en el mercado de masas de la era industrial, sirve también para graficar la regresiva distribución de la riqueza (una ínfima parte de la población concentra la mayor parte de la riqueza mundial y miles de millones se aglutinan en la cola), y es una exacerbación de la célebre teoría de Pareto, donde casi siempre el 20% de un total equis concentraba el 80% de ese mismo total, pero recargada en esta era digital, dónde ahora es sólo el 5% (y a veces hasta menos) lo que concentra el 80%.

En este contexto, la Afsca comenzó la aplicación efectiva de la Ley de Medios aceptando el lunes pasado la mayoría de los planes voluntarios de adecuación, lo que completaría (hay dudas sobre si lo hará este lunes, como estaba previsto) con los restantes, donde la expectativa estará colocada en su dictamen sobre Telefe. 

Respecto del Grupo Clarín, a quien la Afsca le aprobó la estructura de su división en seis partes, resta definir lo más importante: quiénes serán los accionistas de esas seis empresas. Es vox populi que no habría ninguna desinversión real y que las seis empresas se dividirán entre los mismos accionistas, por lo que al ser una separación meramente formal es difícil predecir sus consecuencias. Pero, en cualquiera de los casos, aun dividido en seis –en realidad, en dos áreas importantes y cuatro otras secundarias–, el Grupo Clarín será una de esas pocas excepciones que sobrevivirán la era de la microsegmentación. 

© Escrito por Jorge Fontevecchia el Sábado 22/02/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

domingo, 22 de septiembre de 2013

DirecTV y la ignorancia de Cristina… De Alguna Manera...

DirecTV y la ignorancia de Cristina…


Lo que no contó la presidenta. Podríamos hacerle a la presidenta las críticas más obvias por la barbaridad que acaba de decir este martes 17 de septiembre.

Son tantas y tan seguidas sus manifestaciones de ignorancia que las aclaraciones llevarían más espacio que sus propios dichos.

Dijo Cristina que es "abonada" de DirecTV porque "tiene el mejor servicio de televisión".

"Yo soy abonada de DirecTV. No es por nada, pero tienen el mejor servicio de televisión. No digo nada pero para mí es el mejor", aseguró.

Y luego, increíblemente, dijo que la empresa respeta la ley de medios y la puso como ejemplo.

Antes de refutar este punto, recordemos que CFK valoró que en las villas de emergencia se ven antenas de DirecTV.

Cualquiera que viva o conozca este tipo de asentamientos sabe que Telecentro, Cablevisión o los cables locales temen llevar sus señales e ingresar en este tipo de urbanizaciones debido a que la gente se engancha y el servicio se vuelve caótico y de pésima calidad para el que paga.

En nuestras villas —que se han duplicado durante la década kirchnerista, sumando más de mil solamente entre Capital y el conurbano—, el déficit de cloacas es del 75 por ciento (con lo que esto significa para la salud), dos de cada tres calles internas no están pavimentadas, 7 de cada 10 casas no tienen desagües pluviales, más del ochenta por ciento está colgado a los postes de luz y el ochenta por ciento no tiene gas natural y debe pagar costosísimas garrafas.

Pero, volvamos a la imbecilidad referida a la ley de medios. ¿Cómo se puede ser tan ignorante?

Cualquier habitante del interior del país sabe que desde hace más de veinte años DirecTV incumple las leyes del ex Comfer y hoy el AFSCA en forma ininterrumpida.

Desde los años noventa, ninguna señal de televisión abierta o de cable del interior es tomada por DirecTV.

¿De qué estamos hablando? Anote:

Los rosarinos que tienen el servicio satelital no pueden ver Canal 5 y Canal 3 local, ni ninguna propuesta noticiosa de los cables.

Los cordobeses de la "pantallita" redonda no ven el 8, ni el 10, ni el 12, ni los noticieros del cable.

Para hacerla corta, esta es una lista de las ciudades que se han quedado sin señales de aire y tv paga locales porque esta empresa ha "omitido" a lo largo del último cuarto de siglo todas las disposiciones vigentes.

Coronel Pringles, San Luis, Formosa, Santa Rosa de La Pampa, Posadas, Mendoza capital, San Rafael, Esquel, Bariloche, Bahía Blanca, Jujuy, Salta, Mar del Plata, Tucumán, Venado Tuerto, Villa María, Río Cuarto, Villa Mercedes San Luis, Paraná, Corrientes, Resistencia, La Rioja, Comodoro Rivadavia, Usuhaia, Rio Grande, Santiago del Estero, Neuquén, Viedma, Rio Gallegos, Caleta Olivia, Catamarca, Junín, Pergamino, San Nicolás, Trenque Lauquen y cien ciudades más de las distintas provincias argentinas.

Aún recuerdo con resentimiento a una promotora de DirecTV que estaba ofreciendo el servicio en la Galería Paseo del Siglo de Rosario a principio de los noventa.

Yo trabajaba en Canal 5 de Rosario y, con inocencia, le pregunté: "¿Y cómo toman la señal de nuestro canal, si nosotros emitimos con antenas terrestres y no por satélite?"

Con suficiencia, la chica repitió la instrucción que le bajaban desde la central porteña: "Canal 3 y Canal 5 son repetidoras de los canales de Buenos Aires. Mire Telefé o Canal 13, directamente".

Me acuerdo que le mostré el micrófono del canal, con el cubo que tenía los cinco puntos del logo que identificaban a la tele emisora rosarina, y le retruqué "si somos una mera repetidora... ¿Cómo puede ser que yo trabaje en un noticiero que se hace desde Rosario? ¿Para quién trabajo yo, entonces?".

Decir que la televisión satelital argentina respeta la ley de medios es la mayor hijaputez que he escuchado en los últimos tiempos (y eso que el kirchnerismo nos da tela cada día sobre todos los temas imaginables).


En Brasil, por ejemplo, las cadenas Bandeirantes, Manchete, O Globo o SBT están obligadas a pasar programación y publicidad local, para que la gente pueda conocer las noticias de su región. DirecTV no permite eso.

Quién tiene su servicio no tiene la menor idea qué temperatura o sensación térmica hay en su terruño o qué ha pasado en su pago chico.

No conocen qué pasa con sus clubes deportivos ni con la cartelera de espectáculos local.

Aún peor, no tienen la menor idea qué se está debatiendo en la política vernácula.

Sólo las radios locales les prestan esa información.

Están condenados a ver los choques y policiales del Gran Buenos Aires.

Desde DirecTV están planeando, para el futuro cercano, una solución que consistiría en integrar la llegada satelital, donde se ven las ultraoficialistas señales de CN23, 360 o Telesur con la TDA o televisión con codificadores, donde los K mantienen una férrea censura y no permiten ninguna voz opositora.

El mundo ideal de Cristina y este monstruo norteamericano: la alcahuetería llevada hasta el paroxismo.

© Escrito por Marcelo López Masia el miércoles 18/09/2013 y publicado por Tribuna de Periodistas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.