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domingo, 13 de noviembre de 2016

La “revancha” del Grupo… Clarín vuelve al fútbol… @dealgunamanera...

La “revancha” del Grupo… Clarín vuelve al fútbol…

Ya no más. Marín, coordinador del -Fútbol para Todos- del macrismo. La AFA y el Gobierno terminan su relación el 31 de diciembre. Foto: Cedoc

Detrás de Turner y Fox, los nuevos socios que ya hicieron una oferta para quedarse con los derechos de TV, está el grupo de medios, que había sido expulsado tras la pelea con el kirchnerismo. El peso de cablevisión.

© Escrito por Agustín Colombo el domingo 13/11/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Clarín vuelve. Pero vuelve escondido, al menos por ahora, detrás de los dos gigantes –Turner y Fox– que le presentaron la propuesta formal al Gobierno para quedarse con la televisación del fútbol argentino a partir de 2017. El multimedios regresará no como actor principal, sino como parte de un plan que incluirá varias empresas, entre las que se encuentra su ex socia y vieja conocida del negocio de la pelota: Torneos, sacudida en el último año por la causa que mandó a la cárcel a su ex CEO, Alejandro Burzaco, hoy en prisión domiciliaria, acusado por la Justicia de Estados Unidos de haber pagado sobornos en el marco del Fifagate.

Desde que el Gobierno reconoció que quería desprenderse de los derechos de tevé, distintos directivos del Grupo Clarín se reúnen casi sistemáticamente con sus futuros socios, con funcionarios y con dirigentes de la AFA. El último encuentro fue el lunes. La idea es avanzar en lo que pretenden que sea un desembarco cuidado.

Fútbol para Todos tiene fecha de vencimiento el 31 de diciembre y los clubes desean cerrar el acuerdo antes de fin de año, para asegurarse que empezarán 2017 cobrando el nuevo monto por las transmisiones. En ese sentido, dos fuentes le aseguraron a Perfil que la suma de $ 2.500 millones anuales no es inmodificable, y que el precio final dependerá de las negociaciones, que ya se pusieron en marcha. Lo mismo sucede con el plazo: si bien se informó que el ofrecimiento es por 15 años, aún no está definido. La oferta escrita fue realizada por Turner y, aunque no estaba mencionado, se descuenta que Fox entrará como asociado.

“Será un consorcio entre Turner y Fox. TyC se haría cargo de la producción, y Clarín y DirecTV son indispensables por los cables”, contó un directivo de un club que participó de las reuniones. Cablevisión, propiedad de Clarín, reúne el 40% del mercado del cable en la Argentina, lo que lo hace ineludible para cualquiera que quiera hacer pie en este nuevo escenario. Lo mismo sucede con DirecTV.

Buscando pantallas. Algunos aseguran que la escisión societaria que realizó Clarín en agosto tiene relación con su regreso al negocio del fútbol. Ese mes, el Grupo separó a sus empresas periodísticas (diarios, radios y canales de tevé) de las de telecomunicaciones (telefonía, internet y cable). A este último conglomerado –integrado por Cablevisión, Nextel y Fibertel– lo llamó Cablevisión Holding. Y esta semana lanzó Flow, una plataforma para teléfonos móviles y tabletas (Flow App) y un decodificador para agregarles funciones a los televisores (Flow Box). Desde el interior de la empresa aseguran que los partidos de fútbol, en un futuro cercano, podrían formar parte de ese menú.  

Los canales en los que se transmitirán los encuentros de Primera es otro de los puntos que podrían involucrar a Clarín. Fox cuenta con Fox Sports y sus señales adicionales; pero Turner tendría que buscar alternativas. Una posibilidad es la creación de AFA TV, una suerte de Netflix del fútbol, que tienta a varios clubes y tendría un precio diferencial para los clientes de Cablevisión y DirecTV.

La otra opción sería buscar canales tradicionales. En Turner evalúan la creación de una o dos señales para ese fin. Pero TyC Sports, cuyos dueños son Clarín y Torneos en partes iguales, ya ofreció televisar algunos partidos por fin de semana. Antes de eso tendrá que resolver qué hace con la televisación de la B Nacional y la Primera B, porque los dirigentes de esas categorías están pidiendo una mejora sustancial en el contrato. Si consigue televisar las tres divisiones, será como volver el tiempo atrás.



domingo, 2 de octubre de 2016

El fútbol argentino en crisis... @dalgunamanera...

No se dirimen ideas, sólo poder…

La crisis de AFA: discusiones por poder o poco intercambio de ideas. Foto: Cedoc

No se discute qué fútbol queremos sino cómo salir del paso. Mientras el debate sea por cargos o cifras, nada cambiará profundamente.

© Escrito por Gonzalo Bonadeo el domingo 02/10/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

El panorama presente del fútbol argentino parece escrito por los guionistas de un pésimo teleteatro mexicano. O argentino: pasan las horas, los días y los meses y los conflictos siguen siendo los mismos. Los protagonistas se mueven circunstancialmente, como si quisieran ocupar torpemente un espacio distinto en el campo de juego y, de tal modo, no logran avanzar ni un milímetro en la solución del conflicto.

Nosotros, hombres de medios, vivimos aferrados a la lógica de los clicks –llámese así al equivalente al rating televisivo de las punto com– y así como nos colgamos de la ¿polémica? entre Carlos Tevez y Horacio Pagani mientras reducimos a la mínima expresión la proeza del seleccionado argentino de FUTSAL, seguimos haciéndole creer al mundo que lo trascendente para el futuro de nuestro fútbol pasa por Pérez, Moyano, Tinelli, Tapia o Marín.

La Superliga para unos y la AFA para otros solíamos decir hace poco menos de un año, como si el destino y la solución del conflicto pasara por una definición similar a la del “carne o pasta” arriba de un avión.

Hoy seguimos en la misma: siempre resulta más atractivo hablar de nombres notorios –no siempre por las mejores razones– que de ideas que sirvan para terminar con el dilema; si la AFA dejase de ser una vergüenza, deberíamos empezar a hablar de otras cosas.

El 29 de diciembre de 2015, poco después del empate más indecoroso de la historia de las elecciones, el diario La Nación tituló “Hubo acuerdo y las elecciones serán el 29 de junio”. De 2016, claro. Y agregó en el cuerpo de nota que, hasta esa fecha, Luis Segura seguiría a cargo de la presidencia. Ni hace falta que les aclare que nada de eso sucedió. Lo que sí valdría la pena es que los dueños de la pelota –o quienes creen serlo– nos explique a la millonada de hinchas qué fue lo que sucedió en el camino. ¿Por qué no hubo elecciones? ¿Por qué no siguió Segura? ¿Cuál fue la maravillosa variante que justificó que se deshiciera el acuerdo? ¿Hubo alguna vez tal acuerdo?

Durante la última semana de junio de este año, los medios nos llenamos de palabras explicando que, a partir de la intervención de la justicia, la FIFA desafiliaría a la AFA. De pronto, el lunes 27 de junio nos íbamos a quedar sin jugar ni la Copa América, ni los Juegos Olímpicos, ni las eliminatorias. Tampoco voy a recordarle qué pasó finalmente. Lo que sí les debo recordar es que, lejos de desafiliarnos, fue la propia FIFA la que se metió en la AFA y, de algún modo, fecundó in vitro la creación de la denominada Comisión Normalizadora que asumió apenas un mes después del anunciado apocalipsis que jamás llegó. Al menos, no ése.

No caeré en la ingenuidad de ignorar que detrás de los mensajes que le llega a la opinión pública hay una caterva de operadores. Voluntarios e involuntarios: en la Argentina de hoy, vendemos las joyas de la abuela, el cuadro de la abuela y las cenizas de la abuela a cambio de una entrevista mano a mano con el Patón Bauza.

Pero a veces el tedio supera cualquier capacidad de análisis. Y tanta mediocridad supera cualquier capacidad de resistencia al tedio.

En las últimas horas, el gran debate fue el del ascenso y una huelga que se levantó sin tiempo suficiente para que los hinchas vean a sus equipos durante este fin de semana. El tema, como siempre, es el dinero. Tu dinero. Mi dinero. Cada vez que atestigüemos esta batalla berreta por un botín que ni siquiera alcanza para tapar ni mínimamente la irresponsabilidad dirigencial, recordemos que esa plata es nuestra. Y que el fútbol se lleva dinero que debería ser para cloacas, para rutas, para jubilados, para pibes, para maestros, para médicos. O para deportes que necesitan y merecen.

Desde un lado del debate te hablan de que el denominado ascenso usa mal lo que recibe. Del otro, que los de Primera se cortan solos y no quieren que el ascenso exista. Ambos lados prescinden de la lógica del deporte: no sólo podés pasar de ser de un bando a ser del otro en cualquier momento, sino que venimos de atestiguar el bochorno de diez ascensos. De tal modo, muchos de los que hoy se amontonan en un bando pueden mañana mismo pasar del otro. Nada grave. La naturaleza de muchos de estos dirigentes convierte tal mutación en algo menos complicado que cambiarse de calzoncillo.

No faltan los que aprietan cuanto pueden porque consideran que la Comisión Normalizadora actúa de acuerdo con indicaciones directas del gobierno central. Y tampoco faltan quienes advierten que los “amuchados de la B” sólo persiguen ventajas individuales y que el espíritu de cuerpo dura la nada misma. El falso concepto de federalización que tiene el fútbol argentino no ayuda a desmentirlos.

Tómese un minuto para digerir los números de las distintas competencias oficiales, siempre teniendo en cuenta que Buenos Aires y “el Interior” tienen certámenes específicos y bien diferenciados camino al mismo objetivo de ascenso.

La Primera B, en la que juegan veinte equipos, es equivalente al Torneo Federal A, en el que juegan 35. La Primera C, en la que juegan veinte equipos, es equivalente al Torneo Federal B, en el que juegan 61. Y la Primera D, en la que juegan 16 equipos, equivalente al Torneo Federal C, en el que juegan… ¡¡¡266!!!

Un auténtico federalismo de facinerosos. ¿Alguien puede creer, entonces, en el concepto de Ascenso como una sola cosa? El asunto no es de ahora.

Hace apenas 15 años, Instituto y Quilmes fueron los mejores equipos de un Nacional B de treinta equipos –¿les suena?– divididos en una zona “Metropolitana” y una del “Interior”.

Si bien ambos equipos tuvieron el mismo destino –perdieron la promoción ante quienes aspiraban a quedarse en Primera–, el recorrido de ambos fue obscenamente beneficioso para el equipo del Sur del Conurbano.

No sólo Quilmes jugó 28 partidos contra 36 de Instituto, sino que, para cumplir con su calendario, debió recorrer como visitante poco más de 1200 kilómetros en total contra casi 16 mil del conjunto cordobés. Súmenle al desgaste físico, cuánto más cara resulto la campaña de uno respecto del otro.

Hace pocos días, un dirigente del Ascenso reflotó la idea de regionalizar la competencia para abaratar los costos de traslado de los equipos. Ojalá la idea incluya abaratar los costos para todos y no solamente para los de la Capital y el Conurbano. Es saludable pensar en que a Nueva Chicago, Chacarita o Ferro se le eviten los costos de viajar hasta Santiago del Estero. Ojalá alguien piense lo mismo para que Gimnasia y Esgrima de Jujuy, San Martín de Tucumán o Crucero del Norte eviten los costos de enfrentar a Guillermo Brown, de Puerto Madryn.

En la AFA no se dirimen ideas. Sólo poder. No se discute cómo adecentar tanta indecencia sino ver cómo ampliar la porción en la torta de influencia de cada uno. No se debate qué fútbol queremos sino cómo salir del paso después de la cagada que uno mismo se ha mandado.

No pregunten más qué nos parecen la Superliga, la Comisión Normalizadora o la herencia de Grondona.

Nada cambiará profundamente si antes no terminamos con dos asuntos de una profundidad infinitamente mayor que cualquier debate por cargos o cifras.

Por un lado, la financiación del circo por parte del Estado. No tiene ninguna explicación que en un país con un tercio de la población debajo de la línea de la pobreza se destine dinero para solventar los gastos del equipo de fútbol de un club (no digamos más que se financian a los clubes, porque es mentira).

Por el otro, los barras bravas.

Y aquí no hay mucho más que aclarar. Todo está dicho. Justamente porque nadie desde el poder quiere hablar del asunto.


 

jueves, 5 de mayo de 2016

Robo a Huracán. José Argote nació en Colombia... @dealgunamanera...

José Argote nació en Colombia...


La vergonzosa eliminación de Huracán en los octavos de final de la Copa Bridgestone Libertadores -a manos de Atlético Nacional de Medellín, pero muy especialmente del árbitro José Argote– puso en evidencia que la trama de corrupción en el fútbol mundial lejos está de agotarse. Ni el FIFAgate ni los escándalos que enchastran de mugre a la CONMEBOL y la AFA pusieron freno a la impunidad de los dirigentes sudamericanos. Otra vez, cuando no, la víctima fue Huracán.

© Escrito por Marcelo Benini el jueves 05/05/2016 y publicado por el Periódico El Barrio de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, República Argentina.

La vergonzosa eliminación de Huracán en los octavos de final de la Copa Bridgestone Libertadores -a manos de Atlético Nacional de Medellín, pero muy especialmente del árbitro José Argote– puso en evidencia que la trama de corrupción en el fútbol mundial lejos está de agotarse. Ni el FIFAgate ni los escándalos que enchastran de mugre a la CONMEBOL y la AFA pusieron freno a la impunidad de los dirigentes sudamericanos. Otra vez, cuando no, la víctima fue Huracán.

Ayer trascendió que el árbitro José Argote no era venezolano sino que en realidad había nacido en Colombia. Concretamente, la Revista Digital Árbitros publicó el 13 de junio de 2015 una nota inofensiva que dejó en offside al juez del partido más vergonzoso que se recuerde en años. “José Argote nació en Colombia el 17 de octubre de 1980 y se radicó en La Concepción, Venezuela. Desde que llegó al vecino país ha trabajado duro para conseguir un puesto importante en el referato venezolano y de hecho lo logró”, comienza el artículo dedicado a uno de los réferis designados para dirigir nada menos que en la Copa América del Centenario.

Este dato se da de bruces contra la ética deportiva y deja viciado de nulidad el desarrollo y resultado del partido que Huracán “perdió” en Medellín, donde el Globo fue perjudicado no sólo por tres fallos insólitos sino por la prepotencia de la máxima autoridad de ese encuentro. Ahora bien, lo importante: ¿puede comprobarse que Argote es colombiano?

Sí y acá están las pruebas, que debo agradecer a un anónimo hincha de América de Cali que me siguió por Twitter. La Registraduría Nacional de Colombia es el ente oficial que registra a los niños cuando nacen y más adelante otorga documentos como la tarjeta de identidad y luego la cédula de ciudadanía al cumplir los 18 años. Ingresando allí los datos de José Ramón Argote Vega (tal es el nombre completo del energúmeno que robó los sueños de todos los hinchas de Huracán), nacido el 17 de octubre de 1980, surge elocuente su partida de nacimiento, con el número de tarjeta de identidad y su lugar de inscripción: San Juan del César, municipio de La Guajira, uno de los 32 departamentos en que se constituye Colombia. Está situado al noreste del país y pertenece al grupo de departamentos de la Región Caribe colombiana.


Argote fue inscripto el 21 de julio de 1983, cuando ya andaba cerca de los tres años de edad, o sea que no fue un ave de paso en Colombia. Falta confirmar hasta cuando vivió allí, pero extraoficialmente sabemos que tiene familiares en el país. “Acá en Colombia antiguamente se registraban los niños no el día en que nacían sino cuando le daba la gana a los padres. En mi caso, por ejemplo, me registraron un año después de haber nacido”, me explicó mi buen contacto colombiano. Y agregó un dato importante: “Obviamente en la CONMEBOL él aparece como venezolano, porque allá sacó documentos, eso es algo muy común. 

En Venezuela hay millones de colombianos con cédula venezolana”. Mi desde ahora nuevo amigo me recordó que Argote “también pitó el partido Santa Fe – Independiente en 2015, por Copa Sudamericana, y se le notó favoreciendo al equipo colombiano, aunque no de una manera tan obvia”.

Ahora bien, el reglamento de la Copa Bridgestone Libertadores 2016 es bastante taxativo. En su artículo 13, inciso 13.2, dice que “cuando se enfrenten dos clubes de una misma Asociación Nacional, la Comisión de Árbitros de la CONMEBOL designará una terna de árbitros de un país neutral, de la lista internacional de FIFA”. Si bien Argote pertenece a la federación venezolana, está probado que nació en Colombia y no pertenece a un país neutral. Más adelante, el inciso 13.9 se refiere a la posibilidad de que deba intervenir un cuarto árbitro: “Si un árbitro designado no pudiese continuar el partido por causa de alguna lesión, ocupará su sitio el Cuarto Árbitro,siempre y cuando éste último sea de nacionalidad distinta a la de los equipos”. Por carácter transitivo, e independientemente de la federación a la que pertenezca, ningún árbitro sudamericano puede ser compatriota de un equipo al que esté dirigiendo. Esta irregularidad habilita automáticamente a Huracán pedir la anulación del partido y su eventual clasificación a cuartos de final.

Según publicó ayer el diario La Nación, tras la muerte de Julio Grondona la AFA perdió poder en la CONMEBOL: “El principal responsable de las designaciones en la entidad continental es el paraguayo Carlos Alarcón Ríos, que sobrevivió al FIFAgate y las escuchas, pero derivaron en la renuncia del representante argentino en el comité arbitral, Abel Gnecco, por pedido de Luis Segura”. Sin embargo, ese poder se acaba bajo el peso de los reglamentos. Y si la CONMEBOL hace caso omiso al reclamo de Huracán, entonces deberá darse intervención urgente a la FIFA.

La máxima ambición de José Argote es ser designado para el Mundial de Rusia 2018. “Quiero ser el primer venezolano de pura cepa en llegar. Es mi sueño y trabajaré todos los días por hacerlo realidad”, declaró el juez el año pasado. Habría que recordarle que nació en Colombia y que su cepa es mixta, como en algunos vinos baratos.

Marcelo Benini 
Director del periódico El Barrio
www.periodicoelbarrio.com.ar






jueves, 18 de febrero de 2016

Huracán y un evento que permite observar al fútbol… @dealgunamanera...

Huracán y un evento que permite observar al fútbol…

El accidente de Huracán en Venezuela. Foto: AP

El terrible accidente que sufrió el plantel en Venezuela mostró el trato que recibió el Globo por parte de la AFA, la CONMEBOL y los rivales.

© Escrito por Juan Manuel Herbella el jueves 18/02/2016 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Nadie está preparado para pasar una cosa así y menos nosotros. Por el lugar que ocupamos como futbolistas en esta sociedad, uno piensa que es intocable, que siempre está en el mejor lugar y con las mejores condiciones. Aquí hubo negligencia, por algo pasan las cosas. No sé de quién es la culpa pero podría haber sido una catástrofe”. Ramón Ábila, delantero de Huracán, sobre el accidente.

Huracán viajó a jugar un partido de fútbol definitorio y volvió como si hubiese ido a la guerra. El extenso parte médico presentado en la Asociación del Fútbol Argentino, firmado por el Dr. Fernando Locaso, detalla la situación de los futbolistas afectados. El vuelco del ómnibus que trasladaba al equipo rumbo al Aeropuerto de Maiquetía, en la autopista de montaña que atraviesa el Parque Nacional El Avila (hoy llamado Waraira Repano), dejó un tendal de heridos y obligó a cancelar el partido por la segunda fecha ante Tigre.

Digna de resaltar, fue la actitud de Aldosivi que debía visitar a Huracán por la tercera jornada, en un encuentro a disputarse entre semana, apenas un par de días después del accidente. Sin esperar las determinaciones de AFA, su entrenador Teté Quiroz sentó clara su postura: “El partido no se tiene que jugar, aunque nos adaptaremos a lo que ellos prefieran. Es desleal competir así”.

Fue la necesidad de programar la cuarta fecha, la que hizo trastabillar a la AFA que durante un tiempo no supo bien qué hacer con Huracán. Sinceramente, no era necesario esperar a que el club pidiese formalmente la postergación para vislumbrar cual es el camino correcto: a diez días del accidente y con una veintena de lesionados. La decisión inicial de haber pautado el partido frente a Argentinos Juniors en el fin de semana, forzando los tiempos, es una actitud bastante cuestionable. Afortunadamente, primó el sentido común y la buena predisposición.

Increíblemente, la determinación de la Asociación del Fútbol Argentino que termina siendo más polémica, es la de hacer público (por sus canales de comunicación) el parte médico de los veinticinco jugadores. Es probable que haya sido con buena intención y pensando en dar a conocer los motivos de la nueva postergación (que no necesitaban ser de público conocimiento), pero divulgó (de manera innecesaria) información personal y vulneró la confidencialidad del secreto médico.

El club determinó que la vuelta a las canchas sea el próximo martes 23 de febrero, por Copa Libertadores, en el Palacio Tomás Adolfo Ducó, ante Atlético Nacional de Medellín. Cuando se supo que el partido se jugaba, se corrió el rumor de que el conjunto colombiano no había aceptado la reprogramación, lo que hubiese sido en una decisión repudiable. En realidad, fue Huracán el que no pidió la postergación, a sabiendas de que en algún momento deberán retomar la actividad: con cuatro futbolistas descartados por unas cuantas fechas y con alguno más que podría sumárseles.

En este estado de necesidad, el entrenador Eduardo Domínguez, junto con su ayudante de campo Gustavo Mhamed y sin el profe Santella (convaleciente de una fractura) deberá: recuperarse de los golpes, levantar la moral del plantel y rearmar el rompecabezas futbolístico de un equipo diezmado.

En el grupo de los descartados para el martes y que tendrán para un mes de recuperación, están el zaguero Martín Nervo con una fisura de la apófisis transversa de la columna y el mediocampista Lucas Villarruel con una lesión en la rodilla izquierda. Los otros dos ausentes, con lesiones más graves, no está claro cuándo volverán. Diego Mendoza con pérdida de sustancia ósea en el talón y Patricio Toranzo con un traumatismo grave en el antepie: con resección de falanges en el segundo, tercero, cuarto y quinto dedo, y una herida importante en el hallux (“dedo gordo”).

Para Huracán, el viaje a Caracas y la clasificación agónica a la Libertadores 2016, con gol de Mendoza en el último minuto, quedará en la historia como una experiencia traumática que, por fortuna y de milagro, no terminó en tragedia. Las vivencias y sensaciones de la loca carrera por la autopista que une Caracas con La Guaira, en descenso libre, sin frenos ni caja de cambio y a más de 150km por hora, jamás desaparecerá de la memoria. El futbolista está acostumbrado a viajar mucho pero nadie jamás imagina que, por un partido, puede perder la vida. Cada uno de ellos, procesará la situación a su modo y en su debido tiempo. En un fútbol donde es habitual aprovecharse del más débil, es importante no permanecer indiferente, destacar al generoso y denunciar al ventajero.


domingo, 9 de noviembre de 2014

Dejemos al mundo chorear en paz... De Alguna Manera...


Dejemos al mundo chorear en paz...


Sin el Prode Bancado, el mamarracho del torneo de 30 equipos tiene fecha de inicio aunque nadie sepa bien cómo se va a jugar. ¿Por qué no dar marcha atrás con ese esperpento?

El asunto no es demostrar lo contrario, sino exigir pruebas al otro. Ese es el ejercicio del negador, del señor que, por distintas razones –van desde el soborno hasta la imbecilidad ad honórem–, antepone el reclamo de la investigación inviable –no hay recibos para la coima– a la necesidad de defender el dinero que es de todos. Es más, desde los medios, el mejor ejercicio es el de decir que no existen pruebas del robo, aunque las pruebas estén impresas en libros, exhibidas en la tele o hayan sido publicadas por el Boletín Oficial. A los alcahuetes no les basta ni que el chorro confiese en público.

Siempre me provocó entre curiosidad e indignación no poder explicar cómo hace cierta gente para vivir de cierto modo. De cabrón –y envidioso, seguramente–, más que necesitar pruebas que expliquen la corrupción, trato de sumar y restar para ver cómo se llega a tener un patrimonio millonario siendo monotributista. Me pasa con ciertos políticos, con ciertos gremialistas y con ciertos dirigentes deportivos. También con algunos hombres de prensa. Lo más probable es que mi prejuicio tenga que ver con mis malos modos. Y con mi escasa capacidad de ahorro.

A veces, cuando uno se enoja con el corrupto no sabe si lo que le molesta es la corrupción o no animar a corromperse. Tal vez, no tener ofertas tentadoras.

Del mismo universo de los negadores seriales forman parte los que se indignan cuando se critica a un muerto. “Es de cobarde criticar a quien no puede defenderse”, se enojan al mismo tiempo que no paran de ensalzar al finado, lo que no deja de ser parte de lo mismo. Muchas veces, ambas características conviven bajo un mismo DNI.

Es imposible hablar del fútbol argentino sin remitir a Julio Grondona. Para bien o para mal, sus 35 años entronizado en el sillón de Viamonte 1366 lo convierten en omnipresente, cosa que, por cierto, cualquier persona que lo haya tratado mano a mano más de cinco minutos sabe que es algo que Julio disfrutó y fomentó.

Como para bajar la histeria de sus viudas conceptuales –si acaso la palabra concepto tuviese acceso al edificio madre de nuestro fútbol–, tampoco se podría hablar de peronismo sin citar a Perón, ni de kirchnerismo sin citar a Néstor, ni de Paka Paka sin citar a Sarmiento. Se trata, básicamente, de un lugar común más del medio pelo autóctono que, en lo que a fútbol se refiere, compite con brillanteces del estilo de “2 a 0 es el peor resultado”, “no hay mejor ataque que una buena defensa”, “nunca hay que cerrar para adentro” o “el hincha paga y puede hacer lo que se le antoje”.

Dudo mucho de que la misma dirigencia de nuestro fútbol no hable de Don Julio todo el tiempo. Y no siempre con la nostalgia de los buenos recuerdos.

La estructura del fútbol argentino cruje de la mano de los nudos que sólo el más notorio de los Grondona sabe cómo se ataron. A esta altura, cabe sospechar que se llevó la solución dentro del cofre de sus más entrañables recuerdos.

Nadie tiene la menor idea de cómo solucionar el mamarracho del torneo de treinta equipos. 

A menos de tres meses del comienzo, ni siquiera se sabe fehacientemente cómo se va a 
jugar. Lo que todos saben es que el argumento madre con que se apuró a los dirigentes –si quieren más plata, será a través de un negocio de apuestas que exige un torneo de treinta equipos– hoy ya no existe: el asunto del Prode Bancado tiene la consistencia del AFA Plus.

¿Por qué no dar marcha atrás con ese esperpento? El argumento más frecuente es que no se puede defraudar a quienes sueñan con el ascenso masivo. Especialmente a los gobernadores e intendentes que aportaron a la causa. Al fútbol argentino le importa un carajo la infamia de que un dirigente de alto rango gaste el dinero del agua potable, los jubilados, los maestros o las cloacas, en comprar un puntero derecho o sobornar a un árbitro. Genial. Un ejemplo. Me pregunto si los dirigentes que avalan asuntos como éstos no son los mismos que, para sus emprendimientos privados, exigen honradez y reglas claras.

Para contrarrestar la versión de las apuestas –y cuidar la memoria de Grondona, lo que, insisto, también es hablar de alguien que ya no está físicamente entre nosotros–, Miguel Silva, secretario general de la AFA (en este tipo de organismos, ningún cargo que no sea el de presidente influye más que el de secretario general), habla de federalización del fútbol y de contar con un torneo más competitivo. Respecto de la federalización, en el mejor de los casos el nuevo torneo tendría representada a menos de la mitad de los distritos provinciales. Por cierto, no sería un ejemplo de federalización que la final de la Copa Argentina no se transmitiese por televisión abierta.

Respecto de la competitividad, es como si en los mundiales, después de la fase de grupos, se pasara de 32 equipos a 64. En ningún deporte, ampliar la cantidad de participantes garantiza mejorar el nivel competitivo. Por lo general, es al revés.

No lo culpo a Silva. Es noble de su parte defender los trapos que quedaron colgados de la azotea. Pero de estas cosas se trata la herencia que quedó en la AFA. 

De torneos llenos de asteriscos. 

De partidos que se suspenden por lluvia y se juegan dos semanas después en vez de hacerlo al día siguiente. 

De partidos que se juegan bajo el agua y otros que nadie sabe por qué se suspenden (Aldosivi-Argentinos). 

De espectáculos sin visitantes que se frustran porque se matan a tiros los locales. 

De dirigentes desesperados por viajar con un seleccionado al cual, al mismo tiempo, le niegan jugadores. 

De cotejos que, por el torneo doméstico, se juegan sólo con público local, mientras por la Copa Argentina van todos y por la Sudamericana no se sabe. 

De estadios con molinetes fantasma por los que pasan los mismos barrabravas que, en on, los dirigentes pretenden que otros condenen. 

De entrenadores y futbolistas huyendo como delincuentes de los estadios porque cometen el pecado mortal de perder partidos o patear mal una pelota mientras son agredidos por barrabravas que jamás harían nada bueno por un club. 

De clubes que soportaron el desguace de administraciones incalificables –especialmente, la privada, la de Blanquiceleste– pero que su clase dirigente no aprende la lección y no consigue presentar lícitamente los avales que le permitan participar de una elección. 

De clubes de los mejores, como Vélez, a cuyos padrones la justicia electoral acaba de detectarle una enorme cantidad de socios mayores de cien años o ya fallecidos, suficientes como para, con ellos solos, ganar una elección. 

De árbitros que no pueden explicar ciertas decisiones que toman y, en vez de aclarárselo a la opinión pública, la opción es hacerlos descansar una semana, castigarlos con un partido de ascenso o mandarlos a algún curso de la FIFA.

Entiendan la tolerancia de hablar, apenas, de cosas sucedidas dentro de la última semana. 

El repaso de tan sólo siete días sobra para entender de qué se trata esta mierda.

Lo más triste es que tienen razón quienes argumentan que buena parte de lo mencionado le importa poco y nada no sólo al hincha de fútbol sino al mismísimo socio de los clubes a los que pocos cuidan. El espectáculo deportivo que más amamos es el peor tratado de todos. Y el hincha que paga y banca el negocio –incluido el de muchos barras y algunos dirigentes– soporta cuando va a la cancha lo que no toleraría en ninguna otra circunstancia.

Fue en la cancha de Boca, pero podría haber sido en cualquier otra con convocatoria importante. Cada una de las miles de personas que esperaban pacientemente –hacinadas, observadas con fastidio por los muchachos de la policía– dejó en el primer cacheo encendedores, paraguas, botellas de plástico, hasta lapiceras.

Esas mismas personas acababan de ver, a diez cuadras de allí, cómo se cortó el tránsito para que, escoltados por patrulleros y a contramano, avanzaran un colectivo con gente colgada hasta de la rueda de auxilio y cuatro autos particulares –una cuatro por cuatro incluida– con una parte de la barra brava boquense.

La misma policía que ayudó a que los miserables llegasen sin complicaciones a su feudo de droga, robo y estafa a la pasión prohibió entrar en la cancha con elementos prohibidos por culpa de los que ellos mismos acompañaban como si se tratase de la Guardia Suiza y el papa Francisco.

No pretendo sorprender a nadie con el relato de algo tan común en nuestras canchas. Sólo quiero que el contrasentido quede impreso.

Nadie se tome el trabajo de discutir presuntas honradeces a partir de la falta de pruebas del robo. Dejemos al mundo chorear en paz.

Al fin y al cabo, basta con hechos concretos, vacíos de teoría y repletos de imágenes, para dejar en claro que, aun si nadie se llevase nada que no le correspondiese, vivimos en una sociedad infectada de personas que ocupan lugares que son incapaces de honrar.

© Escrito por Gonzalo Bonadeo el Domingo 11/11/2014 y publicado por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Todo el contenido publicado es de exclusiva propiedad de la persona que firma, así como las responsabilidades derivadas.