sábado, 19 de julio de 2014

AMIA.... 20 Años de impunidad... De Alguna Manera...


"Timerman quedará en la historia por este crimen de lesa impunidad"


Las palabras de Alfredo Leuco fueron de las más emotivas y fuertes en el acto frente a AMIA


El periodista Alfredo Leuco en su discurso en el acto de homenaje del 20º aniversario del atentado en la AMIA reclamó justicia para las 85 víctimas mortales de 1994. “La noche sigue porque la investigación no tiene luz, la noche sigue porque los muertos no tienen justicia y sus familiares siguen luchando”, empezó.

En un discurso emotivo el periodista recordó dos de las víctimas mortales de ese día de los que nos narra sus historias. Un nene de cinco años llamado Sebastián que ese 18 de julio de 1994 estaba dirigiéndose a la AMIA por una consulta médica y se quedó atrapado entre los escombros de la mano de su mama que sí sobrevivió. También relató la historia de Pablo, el más grande de los 85 muertos, quien se encontraba dentro de edificio buscando empleo.

Leuco calificó el atentado de la AMIA como “el acto terrorista más grave de la historia de la Argentina” y “el acto antisemita más grave desde la Segunda Guerra Mundial”.

Mostró su descontento ante la poca eficiencia de la justicia y fuerza policial argentina que no son capaces, después de 20 años, de averiguar quien fue la ayuda local que asistió a los terroristas iraníes para poder implantar la bomba en la mutual judía: “Es como si 85 hermanos murieran todos los días porque sus tumbas siguen abiertas, porque no pueden descansar en paz”, sentenció.

Finalmente, criticó la impunidad del país de Irán ante tal acto terrorista. “ Pedimos la muerte de la muerte, y la vida de la vida, hasta que se cierren las heridas que aún están abiertas, para que se cierren las tumbas y se sepa la verdad”.

A la hora de dar nombres, Leuco apuntó al canciller Timerman y a Luis D´Elía:  "Timerman es el mismo canciller que se sienta en primera fila y aplaude lo que dice Luis D'Elía, vocero iraní, fanático antisemita y promotor del fusilamiento de disidentes. Irán es un país que se enorgullece del uso bélico de la energía nuclear y quiere borrar a Israel de la faz de la tierra", aseguró.

"Héctor Timerman quedará grabado en la historia por haber sido el ejecutor de este crimen de lesa impunidad, esta alta traición al pueblo hebreo y al pueblo argentino. Como dijo su ex amiga Elisa Carrió, un canciller no judío no se hubiera atrevido a tanto", acusó. 

© Publicado el Viernes 18/07/2014 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma e Buenos Aires.


AMIA. José Alberto Pérez, de profesión espía... De Alguna Manera...


A 20 años del atentado a la AMIA, habla el espía infiltrado por la Federal...


José Alberto Pérez contó su ingreso al área de inteligencia de PFA y las tareas que realizaba.

A 20 años del atentado a la AMIA, un testimonio surge para aportar algo de claridad a un caso que sigue sin responsables, culpables ni condenas: el de José Alberto Pérez, agente de inteligencia de la Policía Federal Argentina, que se infiltró en la comunidad judía entre 1986 y 2000.


El testigo, que cambió su nombre a Iossi Pérez, tenía como misión evitar el "Plan Andinia", un viejo mito antisemita que hablaba de una supuesta operación israelí para conquistar la Patagonia. Y reveló al fiscal Alberto Nisman, a cargo de la Unidad Especial AMIA, que la PFA tenía planos del edificio de la institución judía antes del atentado, un dato que reforzaría la teoría de la "conexión local".

Pérez asegura haber mantenido reuniones con Nilda Garré cuando ocupaba el Ministerio de Seguridad, y dice que su testimonio no fue elevado a la Justicia. Ahora, en una entrevista con Gabriel Levinas de Plazademayo.com contó toda su historia. 

"Me llamo José Alberto Pérez. Nací en Flores en 1960. Fui a un colegio estatal, hice la secundaria en un industrial. Soy técnico en Óptica. Entre los años '78 y '80 quise entrar en la Fuerza Aérea, pero para eso debía viajar a Córdoba, y no lo quise hacer. Mi cuñado es de la Policía, y él me metió ahí", asegura el testigo en el video. 

Tras el ingreso a Inteligencia, cuenta el espía, "(le) hicieron hacer monografías sobre los grupos terroristas de Medio Oriente que tenían vínculos con los grupos argentinos". "Me pidieron que hiciera una monografía sobre sionismo. Funcionábamos en el edificio de Moreno y San José. En ese edificio de nueve pisos, el 90% del personal revista en Inteligencia, ahora se llama GEOF", detalló.

La versión de Pérez surgió en 2008 cuando Levinas editó su libro La ley bajo los escombros. Pero el testimonio completo en video aparece pocos días antes del vigésimo aniversario del atentado, que dejó 85 muertos.

"El Ministerio del Interior tenía conocimiento de las infiltraciones. Dentro del edificio de Moreno funcionan diversos departamentos. El mío respondía directamente al comisario general, que se encuentra con el jefe de Policía e informa sobre el funcionamiento de los distintos departamentos", siguió el ex policía. "Los informes de mi infiltración iban a mi superintendente, que los podía elevar al jefe de la Policía, que podía a su vez informarlo al ministro del Interior. En aquel momento pensé que era el único infiltrado en la comunidad judía. Pero cuando me indican que me desinfiltre, tuve la noción de que había más gente. Yo creo que aún hoy tienen informantes dentro", explicó el agente de inteligencia.

Para infiltrarse, Iossi estudió tres años de hebreo y asistió a cursos fingiendo ser un judío que pretendía regresar a Israel para recuperar sus orígenes. Su contacto en la Policía Federal era Laura, otra espía de 40 años que estaba encubierta como periodista. Según su testimonio, se encontraban en bares y se enamoró de ella.

Pérez tomó cursos de contra propaganda antisemita, cursos de seguridad con expertos israelíes y organizó actividades culturales comunitarias. Así conoció Alicia Letziki, con quien se casó en 1993. En 1992 llegó a secretario de actas de la Organización Sionista Argentina y responsable de seguridad, que también ejerció en la AMIA, cuando el edificio estaba en la calle Ayacucho. El espía contó a la Justicia que tuvo acceso a los planos de la AMIA en 1992 y 1993, por refacciones, y les remitió copias a sus superiores.

Ausencia 

En los recordatorios de la comunidad judía realizados hoy ni el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, ni la presidenta Cristina Fernández de Kirchnerasistieron al acto en memoria de las víctimas. Durante el acto de la mutual judía, el periodista Alfredo Leuco volvió a cuestionar al canciller Héctor Timerman por el pacto de entendimiento con Irán, que calificó como un "crimen de lesa impunidad".​

© Publicado el Viernes 18/07/2014 por el Diario Perfil de la Ciudad Autónoma e Buenos Aires.


jueves, 17 de julio de 2014

Jorge Carrascosa, el hombre que renunció a ser el Gran Capitán... De Alguna Manera...


Carrascosa, el hombre que renunció a ser el Gran Capitán...


Jorge Carrascosa era el líder elegido por César Menotti para el Mundial de 1978. Pero el defensor, figura de Rosario Central y de Huracán, desistió de integrar el equipo nacional. Estaba harto del ambiente del fútbol.

La Selección, en la antesala del Mundial 78, con Carrascosa como capitán.

Ese día fue un dolor a la distancia. Un golpe de Estado que se hizo golpe en el alma. En la oscuridad que nacía, había un espacio para un retazo de magia: René Houseman ya había mostrado, en el Huracán de 1973, que tenía todo para convertirse en un paradigma del wing derecho. Explosión, habilidad pura, fantasía y, sobre todo, esa audacia que le había valido el apodo de Loco. En aquel 24 de marzo de 1976, mientras la última dictadura daba su primer paso y deshacía sin vueltas las instituciones nacionales, en el estadio Slaski, de Chorzow, la Selección que dirigía César Menotti enfrentaba a Polonia, en el marco de una gira preparatoria para el Mundial de 1978. Houseman, entonces, le dio el triunfo a la Argentina del fútbol con un gol y detalles de su osadía. Todo para el aplauso de esos polacos asombrados ante el talento. Argentina venció 2-1 (el primer gol fue de Scotta) al equipo polaco que, en el Mundial anterior, había realizado su mejor campaña de la historia al terminar tercero (tras vencer al defensor del título, Brasil). La victoria argentina, además, había dejado un dato para enmarcar: en ese estadio inaugurado en 1953, Polonia nunca había perdido.

Aquella gira también fue una suerte de hito. Como siempre en ese tiempo, el capitán había sido Jorge Carrascosa, el lateral izquierdo que se divertía en las prácticas del Huracán de 1973 viendo y celebrando la magia de su admirado Loco René. Pero, a esa altura, al Lobo -ese apodo que no lo definía- ya no lo divertía casi nada dentro del ambiente del fútbol. Estaba harto. No quería saber nada de arreglos, de árbitros que cobraban penales a cambio de dinero, de la creciente industria del doping, de una violencia que ya parecía cotidiana... Para colmo, debía escuchar una barbaridad nacida de la ignorancia: que jugaba en la Selección porque era amigo de Menotti.


De aquellos desencantos había nacido una decisión. En esos días ya daba vueltas por su cabeza la idea de decir basta al fútbol. Incluso, no era una novedad para el entrenador. Los dos solían hablar en la intimidad del plantel. Allí, Carrascosa le sugería su deseo de abandonar la Selección; Menotti le pedía que revisara una idea que mucho se parecía a una cuestión juzgada.

La llegada de los militares al poder también generó inquietud en Carrascosa, siempre respetado por sus compañeros, siempre visto como un referente por su generosidad y por su coherencia. "Uno siempre estaba pendiente de que a la familia no le pasara nada. El único contacto que yo tenía era telefónico, pero el deseo de todos era regresar lo más rápido posible para estar con los suyos... Al peronismo le quedaba poco tiempo para terminar su gobierno, pero igualmente uno percibía que se venía gestando algo así...", contó Carrascosa en una entrevista concedida al diario Página/12.


De todos modos, no fue una sino varias razones las que impulsaron la negativa de Jorge Carrascosa a participar del Mundial de 1978. Aquel fue el "no" más comentado de la historia del fútbol argentino. El hombre que dejó recuerdos de los imborrables en Banfield, Rosario Central y Huracán fue, entonces, el eje y la víctima de mil conjeturas incomprobables, de suposiciones verosímiles y de las otras, de mentiras intencionadas... Se dijo de todo con relación a su "no": que tenía miedo, que estaba en contra de la Dictadura, que era comunista y por eso boicoteaba el Mundial, que era un vendepatria... Nada de eso. "El Mundo del fútbol, en el que yo estaba, no era el mejor de los mundos. Me empecé a sentir mal cuando vi el tema de los incentivos, la droga. ¿Te parece lindo saber que vas a salir campeón porque el árbitro te va a dar un penal?", expresó alguna vez.

La raíz profunda del "no" tenía un antecedente más lejano. El 23 de junio de 1974, en el Mundial de Alemania Federal, Argentina necesitaba dos cosas para clasificarse a la segunda ronda: vencer a la débil formación de Haití y que la Polonia de Grzegorz Lato y Kazimierz Deyna venciera a Italia, entonces subcampeón mundial. Lo primero se parecía mucho a un trámite simple. Lo otro -con Polonia ya clasificada a la siguiente ronda-, casi todo lo contrario. Entonces, en esa Selección en la que jugaba Carrascosa (con un curioso número 7 en la espalda) se adoptó una decisión: incentivar al plantel polaco para que "fuera para adelante" contra Italia. 

Argentina, previsiblemente, goleó 4-1 a los caribeños y Polonia venció 2-1 a los vestidos de azul. Así, por el patio de atrás y a oscuras, la Selección albiceleste accedió a la siguiente ronda. A Carrascosa le costó digerir aquella decisión colectiva de incentivar. Le dolió. Pensaba: "Mirá si alguien va a jugar mejor porque le den más plata... Uno juega por la gloria..." 
Luego crecieron las dudas y la incertidumbre. Carrascosa se cuestionaba esa maquinaria creciente que impulsaba al fútbol como negocio y se devoraba su condición deportiva y lúdica. Hablaba frecuentemente con Menotti. Pero el entrenador le insistía con que continuara, con que era importante para el grupo, con que era un espejo para todos, con que lo necesitaba... Aguantó. Toleró. Mientras, masticaba la bronca por tantas preguntas razonables sin respuesta.

Un día antes de dar la lista, Menotti ya sabía de la negativa. Pero lo llamó. Y el lateral izquierdo, el capitán, dijo lo que le salió de adentro: "No va más, César..." Un día después, se dieron a conocer los 22 nombres para el Mundial de Argentina. Y no estaba Carrascosa. A esa altura, ya se había recluido en Mar del Plata. Hizo silencio, escuchó su voz interior. Se sintió conforme con su decisión.

Después, ya en el Mundial, fue sólo una vez a la cancha: en la derrota 1-0 frente a Italia, en la primera ronda. Y, cuando después del 3-1 ante Holanda, Daniel Passarella levantó la Copa en su condición de capitán, a Carrascosa no lo habitó ninguna contradicción. Esa escena no lo hizo arrepentir. Nada lo hizo arrepentir. Lo explicó, ya más tarde, ante la consulta de los periodistas Fabián Casas y Gonzalo Aziz, en la revista Mística: "No es necesaria una dictadura militar para dejar el fútbol. Hay muchas cosas que pasan en este sistema de vida que te hacen dejar, perder las ilusiones. 

Si yo hubiera tenido que jugar el Mundial de España mientras estábamos en guerra con Inglaterra, también habría renunciado. ¿Va a estar un vecino, un amigo en guerra y yo voy a estar jugando un Mundial? Cuando un pibe te pide algo para comer se acabaron los planes. ¿Vos podés comer un sandwich de jamón crudo cuando hay un nene pidiéndote comida? Y el mundo del fútbol, donde yo estaba, no era el mejor de los mundos. Yo me empecé a sentir mal en el medio. Cuando vi el tema del incentivo, de la droga. ¿Te parece lindo saber que vas a salir campeón porque el árbitro te va a dar un penal? ¿Podés festejar algo que ganaste con arreglo? Si un tipo, en cambio, te gana con talento, hay que aceptarlo. Pero, ¿por qué hay que ganar siempre? Sucede que uno está en una sociedad donde uno vale por lo que gana y no por lo que realmente es. Y fuera del fútbol, la cosa es igual, superficial..." El hombre que no quiso ser el Gran Capitán volvía a ofrecer su mirada irreprochable.

© Escrito por Waldemar Iglesias el Martes 16/07/2014 y publicado por Planeta Redondo de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.